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RECOMENDACIONES NUTRICIONALES INTRODUCCIÓN Se entiende por recomendaciones nutricionales las cantidades de energía y nutrientes biodisponibles que debe contener la dieta consumida para satisfacer los requerimientos fisiológicos de casi todos los individuos de una población sana. Además de cubrirse la variabilidad individual, en algunos nutrientes se agrega una cantidad adicional para establecer un margen de seguridad. Biodisponibilidad es la proporción de un nutriente que puede ser absorbida y estar disponible para su uso o almacenamiento; o más abreviado, la proporción de un nutriente que puede ser utilizada. Para algunos nutrientes esenciales se ha establecido la categoría de ingestiones seguras y adecuadas, porque aún no existen resultados concluyentes sobre sus requerimientos fisiológicos. El objetivo fundamental de las recomendaciones nutricionales es controlar las deficiencias o los excesos en la alimentación y reducir el riesgo a enfermedades relacionadas con la nutrición. Pueden ser utilizadas como normas para la planificación y la evaluación de la ingestión dietética en grupos de población sana, lo cual les confiere un carácter normativo y preventivo. Son, además, una guía básica de trabajo para la elaboración de programas de educación nutricional. Las cifras expresadas constituyen recomendaciones de ingestión diaria promedio. La ingestión real de un nutriente puede presentar cierta variabilidad diaria con respecto a la recomendación, lo cual es compensado por ajustes metabólicos transitorios y por las reservas corporales. En algunos nutrientes se ofrecen indicaciones prácticas que podrían ayudar a alcanzar las cifras recomendadas. Peso deseable de la población El peso corporal y el estado de salud se encuentran en estrecha relación. Tener un peso deseable disminuye los riesgos para la salud, que se presentan tanto en el bajo peso como en el sobrepeso. El peso, además de la actividad física y la edad, constituye el principal determinante en las necesidades nutricionales, especialmente en energía y proteínas, por lo que se hace necesario utilizar un peso corporal deseable, para calcular las recomendaciones nutricionales con fines normativos. Se ha señalado que a partir de los 10 años de edad sería más conveniente relacionar las necesidades de energía con el peso para la estatura y no con el peso para la edad. Se sugiere que, para el sexo femenino, se utilicen preferentemente las cifras de peso para la estatura, correspondientes al intervalo entre el límite inferior y la mediana. Para el masculino se sugiere utilizar la cifra correspondiente a la mediana. En ambos casos se persigue obtener recomendaciones de ingestión de energía con un valor normativo. El empleo de las recomendaciones nutricionales en la evaluación de la ingestión dietética de individuos aislados, requiere de un análisis integral de todos los factores necesarios para una adecuación individual. Clasificación de acuerdo con la intensidad de la actividad física La mayoría de los estudios realizados indican que el gasto de energía en la actividad física exigida por el trabajo es la variable más importante para determinar el gasto energético total del día. Sin embargo, debe señalarse que existe un gran margen de variación en las actividades ocupacionales, y mayor aún en las denominadas discrecionales, que incluyen las tareas domésticas adicionales, las actividades socialmente deseables y las actividades para la aptitud física y el fomento de la salud. El Comité de Expertos FAO/OMS/UNU, 1985, consideró que un trabajo es ligero cuando se permanece el 75% del tiempo sentado o de pie y el 25% del tiempo restante de pie y moviéndose; moderado cuando se permanece el 40% del tiempo sentado o de pie y el 60% del tiempo restante en la actividad ocupacional específica; e intenso cuando se permanece el 25% del tiempo sentado o de pie y el 75% del tiempo restante en la actividad ocupacional específica. Recomendaciones para la ingestión diaria de energía Las necesidades de energía de un individuo se definen como la “dosis de energía alimentaria ingerida que compensa el gasto de energía, cuando el tamaño y composición del organismo y el grado de actividad física de ese individuo son compatibles con un estado duradero de buena salud, y que permite, además el mantenimiento de la actividad física que sea económicamente necesaria y socialmente deseable. En los niños y mujeres embarazadas o que lactan, las necesidades de energía dietaria incluyen las asociadas con la formación de tejidos o la secreción de leche a un ritmo compatible con una buena salud” . Las recomendaciones de energía se deben basar principalmente en estimaciones del gasto de energía, ya que determinar las necesidades a partir de ingestiones observadas no equivale necesariamente a las ingestiones de energía que mantienen el peso corporal deseable, nivels óptimos de actividad física y la salud en general. Se debe tener en cuenta que los individuos y las poblaciones pueden adaptarse a deficiencias en la ingestión de alimentos, pero solo a costa de disminuir la actividad física, el peso corporal y, en los niños, una afectación del crecimiento. Estas adaptaciones no son deseables. El descriptor que se utiliza para establecer las recomendaciones de energía es el promedio estimado de necesidades del grupo. Como unidad de expresión de energía se recomienda utilizar el joule en lugar de la caloría, de acuerdo con el Sistema Internacional de Unidades (SI): 1 kcal = 4,184 kJ 1000 kcal = 4,184 MJ 1 KJ = 0,239 kcal 1 MJ = 239 kcal = 10 a la 6 Lactantes Cuando la madre está bien nutrida, la leche materna es suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de niños normales hasta los 4 o 6 meses de edad. Después de esta edad hay que introducir una alimentación más variada, aunque la lactancia debe continuar como fuente importante de nutrientes. La reducción de la recomendación de energía entre el tercero y el noveno mes de vida se considera normal por corresponderse con una etapa en la cual disminuye la elevada tasa de crecimiento típica de los tres primeros meses de vida y que no ha sido compensada aún por el aumento de la actividad física del niño. Niños y adolescentes Para los niños mayores de 10 años, las recomendaciones de energía se basaron en estimaciones del gasto energético, para el cual la tasa metabólica basal (TMB) es el principal contribuyente. Los factores a tener en cuenta en el cálculo de la TMB son el peso corporal, la edad y el sexo, utilizándose para ello las siguientes ecuaciones propuestas por el Comité de Expertos FAO/OMS/UNU, 1985: Varones de 10-18 años TMB = 17,5 P + 651 Hembras de 10 – 18 años TMB = 12,2 + 746 P: peso corporal Total en kg TMB: kcal/24 h Es necesario señalar que el niño hasta los 10 años de edad (y especialmente el lactante) debe consumir toda la comida necesaria para desarrollar su potencial genético de crecimiento. Un retraso en este debido a deficiencias nutricionales está relacionado con trastornos en el aprendizaje, menor capacidad funcional y mayores tasas de morbi-mortalidad. Por lo tanto, el mejor indicador de si se satisfacen las necesidades nutricionales en el niño pequeño es el crecimiento satisfactorio. Adultos Tanto en los hombres como en las mujeres se tomaron los factores de TMB de 1,6; 1,8; 2 y 2,2; cifras que multiplicadas por la TMB representan las necesidades medias de energía para el día, en los sujetos con actividad física ligera, moderada, intensa y muy intensa, respectivamente. Para la estimación de la TMB se utilizaron las ecuaciones propuestas por el Comité de Expertos FAO/OMS/UNU, 1985: Hombres: 18-30 años TMB = 15,3 P + 679 30-60 años TMB = 11,6P + 879 >60 años TMB = 13,5 P+ 487 Mujeres: 18-30 años TMB = 14,7 + 496 30-60 años TMB = 8,7 + 829 > 60 años TMB = 10,5 + 596 P: peso corporal total en Kg TMB: kcal/24 h Para el cálculo de las recomendaciones de energía del grupo de actividad excepcionalmente intensa (cortadores de caña de alta productividad), debe utilizarse un factor de TMB de 2,7. Recomendaciones para la ingestión de energía durante el embarazo y la lactancia Embarazo Durante el embarazo se requiere energía suplementaria para el crecimiento del feto, la placenta y los tejidos maternos asociados. El costo energético adicional medio de un embarazo se ha calculado en unas 80 000 kcal (335 MJ), para un período de 9 meses. Se considera apropiado adicionar 285 kcal/día (1200 kJ/día) desde el inicio y durante toda la gestación, ya que la embarazada puede acumular energía y, tal vez proteínas, durante las primeras etapas para utilizarlas después. Cuando se trate de mujeres sanas que reducen su actividad, se considera razonable una adición de solo 200 kcal (840 kJ) diarias. Lactancia El costo energético de la lactancia es la suma de la energía contenida en la leche secretada más la energía necesaria para producirla. Si se han cumplido las recomendaciones nutricionales durante el embarazo, la mujer comenzará a amamantar con unas 36 000 kcal (150 MJ) de reservas de grasa, necesarias para la lactancia. En este caso, las necesidades de energía alimentaria adicional durante los seis primeros meses de lactancia serían, por término medio, de unas 500 kcal (2 090 kJ) diarias. Recomendaciones para la distribución diaria de la ingestión de energía alimentaria En la utilización metabólica de la energía de los alimentos no sólo es de importancia la cantidad que se ingiere, sino también la distribución que de ella se hace en las diferentes comidas del día. Esta distribución mantiene íntima asociación con el mantenimiento de un buen estado nutricional y con un rendimiento físico y mental adecuados. De forma general, se presenta una estrecha relación entre el hábito de ingerir pocas comidas al día y el sobrepeso, la hipercolesterolemia, la tolerancia a la glucosa disminuida y las enfermedades cardiovasculares. De forma general se recomienda distribuir la ingestión de alimentos en una frecuencia de cinco veces al día, con una distribución de la energía total del 20% en el desayuno, 10% en cada merienda, 30% en el almuerzo y 30% en la comida. El desayuno debe constituir una de las comidas principales, ya que brinda al organismo la energía necesaria para comenzar las actividades del día. Un desayuno correcto estimula la capacidad de concentración, el nivel de comprensión y la capacidad física. La comida de la noche no debe sobrepasar el 30% de la energía, ya que una ingestión excesiva en este horario favorece el desarrollo de la obesidad y puede constituir un factor de riesgo a la ateroesclerosis y a los accidentes vasculares. Para personas de más de 50 años de edad o con tendencia al sobrepeso, se recomienda disminuir la comida de la noche a menos de un 25% de la energía total del día. El análisis de la productividad por horas en las fábricas señala que, por lo regular, al final de la cuarta hora laboral la capacidad de trabajo de los obreros disminuye a un 70% de la que ellos poseían en la tercera hora, y disminuiría aún más si después de 4 horas no recibieran almuerzo. De ahí la importancia que tiene mantener en la alimentación de los trabajadores un ritmo adecuado. Este aspecto se debe también tener en cuenta en los trabajadores que realizan labores nocturnas, para los que se recomienda un 25% de la energía en la comida y un 10% en una merienda posterior a esta, durante la jornada laboral nocturna. Densidad energética de los alimentos La densidad energética de los alimentos es un factor de gran importancia para el cumplimiento de las recomendaciones nutricionales. En los niños, principalmente los lactantes, la densidad energética de los alimentos es un factor esencial, debido a la capacidad gástrica limitada característica de estas edades. Si la concentración de energía es baja, el niño no podrá ingerir las cantidades necesarias, por lo que se recomienda que los alimentos líquidos para estas etapas tengan una densidad energética de 0,60 a 0,75 kcal/mL, y los sólidos y semisólidos de 2 kcal/g. Las leches descremadas y semidescremadas tienen una densidad energética baja, de apenas 0,4 kcal/mLm por ello se aconseja no sean utilizadas en los niños de corta edad, y muy en particular en los lactantes, cuya única fuente de alimentos es la leche. Estas consideraciones reafirman la importancia de la lactancia materna como la forma óptima de alimentación para el lactante. Recomendaciones para la ingestión de proteínas "Las necesidades proteínicas de un individuo se definen como la dosis más baja de proteínas ingeridas en la dieta que compensa las pérdidas orgánicas de nitrógeno en personas que mantienen el balance de energía a niveles moderados de actividad física. En los niños y en las mujeres embarazadas o que lactan, se considera que las necesidades de proteínas comprenden aquellas necesidades asociadas con la formación de tejidos o la secreción de leche a un ritmo compatible con la buena salud" (Comité de Expertos FAO/OMS/UNU, 1985). La necesidad de proteínas tiene dos componentes principales: los requerimientos totales de nitrógeno y los de aminoácidos esenciales, de manera que una dieta puede ser deficiente en la cantidad total de proteínas, en su calidad o en ambas. Dentro de un intervalo determinado de edad, las necesidades de proteínas por unidad de peso corporal se consideran constantes. Por lo tanto, la expresión primaria de las necesidades proteínicas está dada en gramos de proteínas/kilogramo de peso corporal. Se considera que las necesidades proteínicas de los adultos por kilogramo de peso corporal son las mismas para ambos sexos, en todas las edades y pesos corporales que se encuentren dentro de un margen admisible. El valor aceptado como dosis inocua para adultos es de 0,75 g/kg de peso corporal/día. La ingestión de proteínas por kilogramo de peso corporal estimada como la dosis inocua, se refiere a proteínas por kilogramo de peso corporal estimada como la dosis inocua, se refiere a proteínas muy digestibles y que proporcionan cantidades suficientes de aminoácidos esenciales, como son las proteínas presentes en el huevo de gallina, la leche de vaca, la carne y el pescado. Cuando se consumen dietas que contienen proteínas diferentes a las utilizadas como referencia, es necesario considerar su digestibilidad y combinación de aminoácidos esenciales, lo que puede hacer necesario, en algunos casos, un incremento en las recomendaciones de proteínas. Las recomendaciones para la ingestión diaria de proteínas se calculan en un 12% dela ingestión total de energía (1 g de proteína aporta, como promedio, 4kcal/16,7 kJ). Para el niño de hasta un año de edad, se establecen las recomendaciones a partir del cálculo de un 10% de la energía total, ya que la mayor fuente de proteínas en estas edades es la leche, alimento que se utiliza como referencia para establecer las dosis inocuas. Para garantizar un suministro adecuado de todos los aminoácidos esenciales, se recomienda que las proteínas de origen animal aporten el 50% del total de proteínas. En el niño menor de 1 año, el aporte e las proteínas de origen animal será el 70% del total de proteínas. Mezclas de proteínas y su capacidad para abastecer las necesidades del ser humano Las necesidades de proteínas del organismo humano están determinadas por la obligatoriedad del aporte exógeno de los 11 aminoácidos esenciales, que no pueden sintetizarse en el organismo, y por una necesidad adicional de nitrógeno no esencial que puede asimilarse en formade aminoácidos o también por otras fuentes nitrogenadas no aminoacídicas. La calidad de una dieta para abastecer las necesidades de proteínas está determinada por el grado de semejanza que exista entre la composición aminoacídica de la dieta mixta y los requerimientos de aminoácidos y de nitrógeno del organismo. De hecho sucede que mediante la combinación de proteínas suelen lograrse mezclas aminoacídicas de más calidad, por ejemplo, la combinación de las leguminosas y oleaginosas con los cereales. Relaciones entre las necesidades de energía y proteínas Un exceso en la ingestión relativa de proteínas en una dieta baja en energía empeora el balance energético del organismo, por la demanda adicional de energía que requieren los procesos de síntesis y catabolismo de las proteínas. En consecuencia, el balance energético del organismo es un factor importante para determinar el balance de nitrógeno e influye en la utilización de las proteínas dietéticas. Recomendaciones para la ingestión de proteínas durante el embarazo y la lactancia Las recomendaciones de ingestión diaria de proteínas para la embarazada y para la madre que lacta se calcularon a partir del 12% de la ingestión de energía adicional recomendada para estos estados fisiológicos. En la embarazada con actividad normal se recomienda una adición de 9 gramos de proteínas al día, mientras que aquella con una actividad reducida se le adicionan 6 gramos/día. Para la madre que lacta, durante todo ese período se recomienda una adición de 15 gramos de proteína al día. Recomendaciones para la ingestión de grasas La importancia de las grasas en la dieta radica en que poseen una alta densidad energética (9 kcal/g o 37,66 kJ/g), aportan ácidos grasos esenciales, formana parte de los fosfolípidos de las membranas celulares, y participan en la síntesis de prostaglandinas, prostaciclinas, tromboxanos, etc. Actúan, además, como vehículo para algunas vitaminas liposolubles. Cuando se cubren las necesidades de energía y nutrientes esenciales, la ingestión de grasas puede oscilar en un amplio margen. No obstante, se considera conveniente guardar una proporción adecuada de las grasas en la dieta para la prevención de la obesidad, la aterosclerosis, las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer. Con este fin, se recomienda mantener la ingestión de grasas entre un 15% y un 30% de la energía total. El niño amamantado ingiere diariamente con la leche materna de 5 a 7 gramos de grasas por kilogramo de peso corporal, lo que corresponde aproximadamente al 50% de la energía total, por lo que se sugiere, cuando se utilice alimentación artificial, una ingestión de grasas equivalente al 40% de la energía total. Con el aumento de la edad es aconsejable una disminución de la participación de las grasas en la dieta. A partir del segundo semestre de vida y hasta los 2 años de edad se recomienda una ingestión de grasas equivalente a un 30% de la energía total. A partir de los 3 años se recomienda un 28%, como valor medio. Un factor muy importante a tener en cuenta con la ingestión de grasas es proporcionar un adecuado suministro de ácidos grasos esenciales, especialmente de la serie del ácido linoleico (n-6) y del ácido α-linolénico (n-3), que no pueden derivarse uno del otro. El consumo óptimo en el adulto de estos ácidos grasos esenciales debe representar el 3% de la energía alimentaria total. Como durante la gestación y la lactancia las necesidades de ácidos grasos son mayores, este valor se eleva al 4,5% y del 5 al 7% de la energía total, respectivamente. En los lactantes, los requerimientos de estos ácidos grasos se encuentran también alrededor del 5% de la energía alimentaria total De forma general, se sugiere guardar en la alimentación una distribución en partes aproximadamente iguales de ácidos grasos saturados, moninsaturados y poliinsaturados. Debe evitarse la ingestión de ácidos grasos saturados por encima del 10% de la energía total, Recientemente se ha sugerido para la ingestión de ácidos grasos poliinsaturados una cifra que no exceda el 7% de la energía total. Ya que estos pueden peroxidarse fácilmente y constituir compuestos cancerígenos. El cumplimiento de las recomendaciones anteriores puede lograrse con una ingestión de grasas de origen vegetal de por lo menos el 50% de la ingestión total de grasas. Las fuentes principales de grasas son las llamadas grasas visibles de la dieta, entre las que se encuentran: la manteca, los aceites, la mantequilla, la mayonesa, etc. También son fuentes indirectas de grasas (grasas invisibles) diversos alimentos de origen animal como las carnes, los embutidos, el tocino, los quesos, la leche entera, entre otros. Colesterol El colesterol tiene funciones estructurales importantes en las membranas celulares, y es precursor de varias hormonas esteroides. No hay un requerimiento fisiológico que avale una recomendación de ingestión específica para el mismo, ya que este es sintetizado por el organismo en cantidades suficientes. Existen evidencias epidemiológicas que asocian la mortalidad por enfermedad coronaria con los niveles de ingestión dietética de colesterol, por lo cual se recomienda limitar su ingestión a menos de 300 mg/día, en los adultos. Recomendaciones para la ingestión de carbohidratos Los carbohidratos de los alimentos son principalmente proveedores de energía. Como la participación de estos en la formación de tejidos es pobre y, además, es fácil que se transformen en grasas, su suministro dependerá de los valores fijados para la ingestión total de energía, proteínas y grasas. Por consiguiente, los carbohidratos deben aportar entre el 55% y el 75% de la energía total de la dieta (1 g de carbohidratos aporta, como promedio, 4 kcal/16,7 kJ). En estas recomendaciones se sugiere una ingestión de carbohidratos equivalente al 60% de la energía total, a partir de los 3 años de edad. Se recomienda ingerir entre el 50% y el 70% de la energía total de carbohidratos complejos digeribles en lugar de azúcares refinados, ya que los primeros aportan también fibra, minerales y vitaminas, mientras que los azúcares refinados solamente aportan energía (calorías vacías). En general se recomienda que los carbohidratos refinados deben mantenerse por debajo del 10% de la energía total, aunque en estas recomendaciones se acepta hasta un 15%. Fibra La fibra alimentaria está constituida por compuestos orgánicos no digeribles en el tracto digestivo humano y se derivan, fundamentalmente, de los vegetales. Es reconocido que cierta cantidad de fibra es necesaria para garantizar un buen funcionamiento gastrointestinal y para la prevención de numerosas afecciones como el cáncer de colon, la diverticulosis, la constipación y la ateroesclerosis. Sin embargo, cuando se consumen altas cantidades de esta, puede crearse una interferencia en la ingestión de energía y de algunos nutrientes, principalmente minerales y oligoelementos. No existe información sobre una recomendación precisa de fibra dietética. Se estima que la dieta debe aportar entre 25-30 g diarios de fibra total. A pesar de todos los beneficios de la fibra alimentaria, se objeta su incremento en el niño menor de un año de edad. Estos tienen muy poca capacidad gástrica, además de que las dietas con alto contenido de fibra tienen baja densidad energética. Es conveniente ser prudente al respecto en tanto no se dispongan de estudios que establezcan una recomendación de fibra para estas edades. Recomendaciones para la ingestión de vitaminas Las vitaminas son compuestos orgánicos de bajo peso molecular que se requieren obligatoriamente para el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento del organismo humano, pero que el hombre necesita adquirir a través de los alimentos, ya que durante la evolución este perdió la capacidad de sintetizarlos. Muchas vitaminas funcionan como coenzimasy cofactores de reacciones del metabolismo. La capacidad de síntesis de los precursores metabólicos de las vitaminas es menor en los animales que en las plantas, por consiguiente, son estas la principal fuente de vitaminas para el hombre, aunque el suministro inmediato pueda producirse mediante un alimento de origen animal. Los requerimientos de vitaminas no son independientes de la composición de nutrientes de la dieta ni de las condiciones de vida del sujeto. Se encuentran bioquímicamente bien fundamentadas las interrelaciones que existen entre el suministro de tiamina y carbohidratos, niacina y triptófano o niacina y donantes de grupos metilo. Las pérdidas de vitaminas se produce por el sudor pueden alcanzar cifras importantes en países tropicales. Para algunas vitaminas se produce una elevación de los requerimientos en casos de actividad física intensa, fiebre y en algunas enfermedades. Es necesario enfatizar que algunas vitaminas como A, C, folatos y B12 son sensibles al calor, a la luz y al aire, por lo que se hace necesario, con el objetivo de aprovechar al máximo la biodisponibilidad de estas vitaminas en los alimentos, llevar a cabo una manipulación adecuada para que se destruya la menor cantidad posible de vitaminas. De acuerdo con las características de nuestro clima y con las prácticas alimentarias más extendidas en nuestro país, que no son las más adecuadas, las cifras establecidas en estas recomendaciones brindan un margen de seguridad más amplio que las recomendaciones presentadas en años recientes por los comités de expertos y algunas instituciones internacionales y normas nacionales de otros países. Vitamina A (retinol) La vitamina A es esencial para una visión normal, el crecimiento, la diferenciación de los tejidos corporales, la reproducción y la integridad del sistema inmunológico. Los requerimientos de vitamina A se expresan en equivalentes de retinol (ER), lo que permite considerar en los cálculos los diferentes contenidos en los alimentos del retinol (vitamina A preformada) y de los carotenos (provitamina A), que muestran diferente actividad vitamínica. La absorción y la utilización promedio de los β-carotenos es, aproximadamente, 1/6 de la cantidad ingerida. El contenido de vitamina A de la dieta expresado como ER puede ser calculado de la forma siguiente. 1 ER = 1μg de retinol = 6μg de β-caroteno = 12 μg de otros carotenos = 3,33UI* de vitamina A = 10UI de actividad vitamínica de carotenoides • UI – unidades internacionales Ingestiones diarias de 300 a 600 ER resultan suficientes para curar o mejorar los signos clínicos de la deficiencia de vitamina A, así como para mantener las reservas hepáticas a niveles superiores a los 20μg/g (0,07μmol/g). Las últimas cifras sugeridas establecen un margen de seguridad e un 40% y permiten reservas de vitamina A que pueden alcanzar hasta períodos de 4 meses de baja ingestión. No se ha demostrado que estas cifras reducidas, así como las reservas corporales resultantes de ellas, sean incompatibles con una buena salud. Las reservas maternas de vitamina A en el hígado resultan fundamentales durante la lactancia. El aporte de esta vitamina a la leche puede llegar a representar entre el 26 y el 46% de las reservas hepáticas , para un período de 6 meses de lactancia, en mujeres bien nutridas. Durante el embarazo, solamente se requiere de un 9% de las reservas hepáticas maternas, especialmente en el último trimestre, período de mayor crecimiento intrauterino y de mayor aumento en el contenido de vitamina A en el hígado fetal. El aporte de dicha vitamina en la leche materna se encuentra entre 300 y 525 μg/día, en mujeres bien nutridas de EE.UU. y Europa, con concentraciones entre 40 y 70 μg retinol/dL; tomando una concentración media de 50 μg de retinol/dL y 750 mL de leche materna, cantidad diaria aceptada como adecuada para el lactante, se obtiene una cifra de 375 μg de retinol, la cual ha sido sugerida como recomendación de ingestión diaria para los niños menores de un año de EE.UU. Se recomiendan cifras de ingestión diaria de vitamina A de 800ER para los hombres y de 700 ER para las mujeres; 400 ER para niños menores de un año de edad; valores entre 500 y 800 ER para los varones y entre 500 y 700ER para las hembras, hasta los 18 años de edad; una adición de 200 ER para la mujer embarazada, especialmente en el tercer trimestre de la gestación, y una adición de 400 ER a la dieta de la madre que lacta. En los lactantes alimentados de forma artificial, y cuya única fuente de nutrientes es la leche, se debe evitar el empleo de leches descremadas, por encontrarse en esta la vitamina A de la leche. El exceso de esta vitamina es tóxico, tanto para los niños como para los adultos. Ingestiones superiores a 3000 ER/día en forma regular para niños deben tener lugar solamente bajo supervisión médica. Para los adultos, niveles de ingestión superiores a 7500 ER/día no son deseables. En el caso de mujeres embarazadas se han descrito efectos teratogénicos asociados tanto a una deficiencia como a una sobredosis en la ingestión de vitamina A. Aunque los efectos asociados a la sobreingestión solamente han sido observados a dosis muy altas, se recomienda considerar con cautela una suplementación medicamentosa, especialmente durante los primeros meses del embarazo. Vitamina D (calciferol) La vitamina D es esencial para un buen desarrollo y funcionamiento del sistema oteomioarticular. El raquitismo es la enfermedad más característica de la deficiencia de calciferol. El organismo puede sintetizar suficiente vitamina D gracias a la radiación solar, por lo cual, en nuestro medio una deficiencia de esta vitamina es excepcional. Las mayores cifras relativas de recomendaciones de esta vitamina están dadas para lactantes, y en cifras absolutas, para las embarazadas y las madres que lactan. Dosis elevadas de calciferol y de sus derivados conducen a un aumento de los niveles de calcio plasmático, de lo cual resultan una serie de trastornos ocasionados por calcificaciones de los vasos sanguíneos, los riñones y otros órganos. La sobredosis aguda ocasiona malestar general, pérdida del apetito y vómitos. Vitamina E (d-α-tocoferol) La vitamina E es un potente agente antioxidante de la fase lipídica del organismo. Su función principal es prevenir la oxidación de los ácidos grasos poliinsaturados, por lo cual la ingestión de esta vitamina guarda estrecha relación con la cantidad de estos ácidos grasos en la dieta. Por lo general se recomienda que cuando se eleve la ingestión de ácidos grasos poliinsaturados, se eleven en correspondencia los niveles de ingestión de tocoferoles. Se ha estimado el intervalo de ingestión de dicha vitamina entre 3,0 y 15,4 mg/día. Vitamina K (naftoquinonas) Compuestos con actividad de vitamina K son esenciales para la formación de protrombina y otras proteínas involucradas en la coagulación sanguínea. Además, es necesaria para la síntesis de otras proteínas que se encuentran en el plasma, huesos y riñón. Los más importantes síntomas de deficiencia de esta vitamina son los trastornos de la coagulación. Las recomendaciones de ingestión diaria de esta vitamina pueden fijarse en 65 y 55 μg/kg/día para hombres y mujeres, respectivamente. Para los niños durante el primer semestre de vida se recomiendan 5 μg/día y, durante el segundo semestre 10 μg/día. Vitamina B1 (tiamina) La vitamina B1 es esencial para un buen funcionamiento de los sistemas muscular y nervioso. El beri-beri es la enfermedad característica de la deficiencia de tiamina. El requerimiento diario de esta vitamina se encuentra en estrecha relación conla intensidad del metabolismo energético. El consumo de alcohol, al parecer, produce un incremento en los requerimientos de dicha vitamina. Una recomendación de 0,5 mg/1000 kcal (4200 kJ) garantiza un estado nutricional adecuado para la tiamina. En el adulto la ingestión no debe ser inferior a 1 mg diario, si se consumen menos de 200 kcal (8400 kJ) día. Durante el embarazo y la lactancia se recomienda 0,6 mg/1000 kcal (4200 kJ), lo que se corresponde con una adición de 0,4 y 0,5 mg/día, respectivamente. Vitamina B2 (riboflavina) En el humano, la carencia exclusiva de riboflavina constituye un hecho poco frecuente. Se encuentran deficiencias secundarias de esta vitamina en enfermos con pelagra y en grupos que consumen dietas excesivamente pobres en proteínas. La piel y el sistema nervioso son particularmente afectados por la deficiencia de la vitamina B2. Como en el caso de la tiamina, la riboflavina se encuentra en estrecha relación con la intensidad del metabolismo energético. Una recomendación de 0,6 mg/ 1000 kcal (4200 kJ) ofrece un margen de seguridad adecuado. En el adulto se recomienda una ingestión mínima diaria de 1,2 mg. Durante el embarazo se recomienda una adición de 0,3 mg/día, y para las madres que lactan 0,5 mg/día. Niacina (ácido nicotínico) La niacina es una vitamina de acción amplia en correspondencia con las funciones que realiza en el metabolismo, principalmente en el tracto gastrointestinal, la piel y el sistema nervioso. La pelagra es la enfermedad característica de la deficiencia de ácido nicotínico. Una interrelación especial existe entre el metabolismo proteico y el metabolismo de la niacina. Por conversión del triptófano dietético y gracias a la presencia de otras vitaminas como riboflavina y piridoxina, puede sintetizarse niacina en el organismo; 60 mg del triptófano dietético aportan como promedio 1 mg de niacina. A partir de esta relación se establece el equivalente de niacina (EN): 1EN = 1 mg de niacina = 60 mg de triptófano dietético. Es usual que las recomendaciones de niacina se expresen en función del aporte calórico, como consecuencia de la participación de los cofactores NAD y NADP en las funciones de las enzimas respiratorias. Para niños de hasta 6 meses de edad la recomendación de niacina es de 8 EN/1000 kcal (4200 kJ). Para niños mayores de 6 meses, adolescentes y adultos, se recomiendan 7 EN/1000 kcal. Durante el embarazo y la lactancia se recomiendan 2 y 5 EN diarios adicionales, respectivamente. Las dosis excesivas de niacina (aproximadamente 50 mg) desencadenan efectos farmacológicos independientes de su función fisiológica, dentro de los que se encuentran la vasodilatación de los vasos sanguíneos periféricos. Vitamina B6 (piridoxina) En raras ocasiones se presentan deficiencias aisladas de esta vitamina en el hombre. Los trastornos más importantes inducidos por una deficiencia de la vitamina B6 se producen en la piel, y pueden presentarse también otras alteraciones como astenia, anorexia y neuritis. Los requerimientos diarios de piridoxina del hombre se encuentran alrededor de 2 mg, cantidad esta que, habitualmente, puede ser cubierta con la dieta normal. Estos requerimientos se elevan con el esfuerzo físico y durante el crecimiento rápido. Existe una correlación positiva entre requerimientos proteicos y de esta vitamina. Basándose en datos de encuestas dietéticas ha sido posible establecer una cifra tentativa de recomendación de 0,02 mg de vitamina B6 por gramo de ingestión proteica. Aunque se ha informado sobre cifras bajas de piridoxina seguidas a la ingestión continuada de contraceptivos orales, aún no existen evidencias suficientemente fundamentadas que pudieran justificar una elevación de las cifras de recomendación de vitamina B6 para esta situación particular. Vitamina B12 (cobalamina) La anemia perniciosa es la enfermedad característica de la deficiencia de cobalamina. Para el desarrollo de esta enfermedad se establece una estrecha relación entre la vitamina, denominada factor extrínseco, y un factor intrínseco que consiste en una mucoproteína gástrica que enlaza la cobalamina para su absorción. La vitamina B12 producida por la flora bacteriana gastrointestinal aparentemente no está a la disposición del metabolismo, por lo cual existe una dependencia del aporte exógeno. La anemia por deficiencia de vitamina B12 es más frecuente en países con una media de ingestión per cápita menor que 0,5 μg/día, y se encuentra raramente en regiones donde este valor es superior a 0,7 μg/día. Acido fólico (folatos) El ácido fólico tiene particular importancia para la división celular y el crecimiento. La ingestión media observada de ácido fólico en varios estudios realizados en países desarrollados muestra cifras de alrededor de 170 μg/día. Para un hombre adulto se estima un requerimiento basal de folatos de 60μg/día. Se considera que el estado nutricional específico para esta vitamina es adecuado cuando no existen evidencias hematológicas ni bioquímicas de su carencia. Una cifra de 3,1 μg/kg/día puede mantener reservas corporales que previenen la deficiencia de esta vitamina durante períodos de 3 – 4 meses sin ingestión de la misma. Debido a las pérdidas de esta vitamina que ocurren durante la cocción de los alimentos, se decidió dar un mayor margen de seguridad a las cantidades propuestas por el Comité de Expertos FAO/OMS, 1988. Durante el embarazo y la lactancia las necesidades de folatos suben considerablemente, a cifras que no pueden ser prácticamente cubiertas con la dieta habitual, por lo que se recomienda una suplementación medicamentosa con folatos de 200 a 300 μg/día durante el embarazo y de 100 a 200 μg/día durante la lactancia. Vitamina C (ácido ascórbico) La vitamina C está relacionada con la síntesis del colágeno y participa en el metabolismo de la norepinefrina, el triptófano, la tirosina, el ácido fólico, la histamina, las hormonas esteroides y los ácidos biliares. Al parecer, por su capacidad reductora, la vitamina C es capaz de proteger a algunas enzimas muy lábiles. Además de estas funciones en el metabolismo intermediario, favorece la absorción intestinal del hierro no hemínico, siempre que se ingiera de manera simultánea. Ingestiones diarias de 25 a 100 mg pueden incrementar entre dos y cuatro veces la absorción de hierro. La ingestión diaria mínima de esta vitamina capaz de prevenir la aparición de los signos clínicos del escorbuto se encuentra entre 6,5 y 12 mg, tanto para adultos como para lactantes. La utilización tisular de ácido ascórbico marcado ha sido calculado en 21,5 ± 8,1 mg/día. Para garantizar una función adecuada del organismo humano, incluyendo la posible influencia de factores que puedan aumentar la demanda de vitamina C, como el estrés y la actividad física intensa, y teniendo en cuenta la importancia de esta vitamina en el mejoramiento de la absorción intestinal del hierro no hemínico y las pérdidas considerables que pueden presentarse en la preparación de los alimentos, se recomienda para nuestra población una ingestión diaria de vitamina C de 60 mg para adultos de ambos sexos. Ingestiones más altas comienzan a exceder el umbral de reabsorción tubular de esta vitamina en el riñón. Los fumadores podrían necesitar hasta quizás el doble de ingestión de vitamina C para mantener reservas similares a las de los no fumadores. Se recomienda una adición de 20 mg/día en el embarazo y de 40 mg/día en la madre que lacta. Ha sido observado que suplementaciones muy elevadas en la embarazada pueden provocar hipoascorbemia en el recién nacido. Por otra parte, ingestiones diarias mayores que 90 mg/día no incrementan la concentración de esta vitamina en la leche materna. Botina y ácido pantoténico Hasta el presente no existen resultados concluyentes sobre los requerimientos de estas vitaminas que justifiquen el establecimiento de una recomendación.Los niveles de ingestión seguros y adecuados propuestos en las recomendaciones RDA, 10ma. Edición, 1989, para la biotina y el ácido pantoténico son las siguientes: Edad (años) Biotina (μg) Acido Pantoténico (mg) 0 – 0,5 10 2 0,5 - 1 15 3 1 - 3 20 3 4 – 6 25 3 – 4 Niños 7 – 10 30 4 – 5 Adolescentes 11 30 - 100 4 – 7 Adultos 18 30 - 100 4 – 7 Tomado de : National Research Council. Recommended Dietary Allowances. 10ma. Ed., National Academy Press, Washington, D:C:, 1989, p. 284 Los casos de deficiencias de estas vitaminas son extremadamente raros, ya que la dieta habitual suele cubrir, con un amplio margen de seguridad, los niveles de ingestión propuestos. La biotina es un compuesto vitamínico que contiene azufre, y constituye parte integral de algunas enzimas trasportadoras de grupos carboxilos. Es sintetizada por la flora intestinal, pero el alcance de su biodisponiblidad a través de la absorción no ha sido establecido. El ácido pantoténico es componente de la molécula de acetil- CoA, la cual desempeña un papel fundamental en el metabolismo intermediario. Recomendaciones para la ingestión de minerales y oligoelementos Los minerales son elementos químicos fundamentales para el buen estado de salud y funcionamiento del organismo humano y deben formar parte obligatoria de la dieta. Desde el punto de vista de su distribución y de los requerimientos del organismo se acostumbra a diferenciarlos en dos grupos: minerales propiamente dichos y oligoelementos o elementos trazas. Recomendaciones para la ingestión de minerales Sodio, potasio y cloruro Para estos minerales se han estimado requerimientos mínimos para personas sanas, ya que aún no se disponen de elementos suficientes para establecer recomendaciones o justificar ingestiones seguras y adecuadas. El metabolismo del sodio y el potasio se discute habitualmente en conjunto, como consecuencia de sus interrelaciones en la nutrición y en el metabolismo. Ambos son esenciales para el adecuado funcionamiento del organismo humano, a causa de su participación en el mantenimiento de la presión osmótica de los líquidos corporales y su efecto fisiológico en la excitabilidad de nervios y músculos. El consumo promedio de estos elementos es muy variable, ya que depende, no solo de factores climáticos, sino también de costumbres nacionales y personales. En las regiones tropicales y en condiciones de trabajo a temperaturas elevadas, las grandes pérdidas por el sudor condicionan un requerimiento más elevado. Existen además, interrelaciones particulares entre el suministro de sodio y potasio. Un exceso de potasio condiciona un aumento en la excreción de sodio y potasio. Un exceso de potasio condiciona un aumento en la excreción de sodio y con ello una elevación de los requerimientos. La relación contraria también ha sido demostrada aunque la misma carece de significado práctico de índole nutricional. El cloruro es el principal anión inorgánico del líquido extracelular y proviene principalmente del cloruro de sodio y, en menor proporción, del cloruro de potasio. Las pérdidas de este mineral están por lo general asociadas a las pérdidas de sodio por sudoración, diarreas, vómitos o trastornos renales. Aunque la relación entre el sodio y la hipertensión es compleja y no se ha llegado a un acuerdo general, debido a la interacción de otros factores, se estima prudente recomendar que la ingestión de sal común no sobrepase los 6 g/día. La alimentación habitual garantiza un suministro de sodio, potasio y cloruro varias veces superior a los requerimientos mínimos. Requerimientos mínimos estimados de sodio, cloruro y potasio para personas sanas Edad (años) Sodio (mg) Cloruro (mg) Potasio(mg) 0 – 0,5 120 180 500 0,5 - 1 200 300 700 1 225 350 1000 2 - 5 300 500 1400 Niños 6 - 9 400 600 1600 Adolescentes 10 - 18 500 750 2000 Adultos 18 500 750 2000 Tomado de: National Research Council. Recommended Dietary Allowances. 10ma. Ed., National Academy Press, Waqshington, D.C. 1989, p. 253. Calcio El calcio es un elemento fundamental del metabolismo del sistema óseo, influye sobre la excitabilidad de nervios y músculos, sobre el metabolismo de diferentes células, la permeabilidad de membranas biológicas y la coagulación sanguínea. El mantenimiento de las cifras normales de calcio en plasma es el resultado de las interacciones entre tejido óseo y el líquido extracelular, el efecto de hormonas y vitamina D, y el suministro exógeno. El requerimiento nutricional de calcio puede considerarse una de las magnitudes más importantes de la nutrición práctica, ya que la carencia de calcio a nivel mundial aparece con bastante frecuencia. La recomendación de calcio se establece a un nivel de 800 mg/día para adultos y de 800 a 1200 mg/día para niños y adolescentes. Para embarazadas y madres que lactan se recomiendan 400 mg adicionales. La carencia de calcio en la nutrición conduce a una insuficiente calcificación del tejido óseo, a un desarrollo anormal del esqueleto y a la osteoporosis, así como a una capacidad disminuida del organismo para mantener constante los niveles de calcio en los líquidos extracelulares, lo cual a larga conduce a la hipocalcemia y la tetania. Fósforo El 80% de las reservas de fósforo del organismo se encuentra en forma inorgánica en el tejido óseo o localizado a nivel intramolecular en forma de ésteres de fosfato. Los niveles de fosfato en sangre muestran una considerable dependencia de la edad del ser humano y sus niveles sanguíneos se encuentran bajo la influencia de las glándulas tiroides y paratiroides, del calciferol y de la función renal. Los requerimientos de fosfato dietético se calculan a un nivel de 800 mg diarios y solo en animales de laboratorio se han obtenido manifestaciones de raquitismo asociada a la carencia de fosfato cuando coexiste una deficiencia de vitamina D. En la nutrición humana la carencia de fosfato no desempeña un papel de importancia. Para los lactantes la relación Ca:P de la dieta debe ser de 1,5:1, disminuyendo hasta un valor de 1:1 al año de edad. Esta relación en la leche materna es de 2:1 mientras que en la leche de vaca es sólo de 1,2:1, por lo tanto debe tenerse presente que el suministro de fósforo mediante la leche de vaca durante la primera semana de vida puede desencadenar una tetania hipocalcémica. Magnesio La mayor parte del magnesio del organismo humano se encuentra en el tejido óseo y en el interior de las células musculares. Los niveles de magnesio plasmático son mucho más variables que los de calcio. La ingestión promedio de magnesio en el ser humano es de 300 mg diarios. Producto de que el magnesio se encuentra prácticamente en todos los alimentos naturales resulta aún desconocido un estado carencial de origen exógeno para este elemento. Recomendaciones para la ingestión de oligoelementos Se consideran oligoelementos aquellos minerales que se encuentran en el organismo humano en cantidades que representan menos del 0,01% del peso corporal total. Aunque pueden considerarse como oligoelementos a más de 30 elementos químicos encontrados en los tejidos del ser humano con estas concentraciones, sólo 16 de ellos desarrollan un papel importante en el metabolismo y en la nutrición. Se consideran como esenciales: hierro, cinc, yodo, cobre, manganeso, selenio, cromo, molibdeno y cobalto (componente de la vitamina B12) y como probablemente esenciales: vanadio, silicio, flúor, níquel, litio, estaño y arsénico. Hasta el momento, de los esenciales solo se han establecido recomendaciones nutricionales para el hierro, el cinc, el yodo y el selenio; para los cinco restantes se han propuesto niveles tentativos de ingestión segura y adecuada, que constituyenla mejor propuesta disponible para adecuar los niveles de ingestión de estos nutrientes. Como el desarrollo de la investigación nutricional hasta el presente no permite aún hablar de una ingestión óptima diaria de estos elementos, se establecen niveles de ingestión que son con los cuales el organismo humano podría mantener un nivel aceptable de las funciones que de ellos dependen. Ingestiones diarias seguras y adecuadas de algunos oligoelementos Edad (años) Cobre (mg) Manganeso (mg) Flúor (mg) Cromo (μg) Molibdeno (μg) 0 – 0,5 0,4- 0,6 0,3-0,6 0,1-0,5 10-40 15-30 0,5-1 0,6-0,0,7 0,6-1,0 0,2-1,0 20-60 20-40 1-3 0,7-1,0 1,0-1,5 0,5-1,5 20-80 25-50 4-6 1,0-1,5 1,5-2,0 1,0-2,5 30-120 30-75 Niños 7-10 1,0-2,0 2,0-3,0 1,5-2,5 50-200 50-150 Adolescentes 11 1,5-2,5 2,5-5,0 1,5-2,5 50-200 75-250 Adultos 1,5-3,0 2,5-5,0 1,5-4,0 50-20 75-250 Hierro En el organismo animal el hierro se encuentra fundamentalmente formando parte de los grupos hemínicos de la hemoglobina y la mioglobina, aunque también forma parte de la transferrina, ferritina o hemosiderina. Actúa como coenzima en una gran cantidad de reacciones en el organismo, especialmente en procesos de oxidación-reducción. La anemia por deficiencia de hierro es el problema nutricional que más prevalece en la actualidad, afectando a más de 700 millones de personas. Dicha deficiencia de hierro ocurre cuando la cantidad de hierro absorbido a nivel intestinal es insuficiente para cubrir los requerimientos. Las necesidades de hierro varían con la edad, el sexo, el estado nutricional del hierro y sus reservas. Para cubrir dichas necesidades es necesario considerar la biodisponibilidad del mismo en la dieta. Los requerimientos diarios de hierro son relativamente bajos, debido principalmente a la intensa economía interna del metabolismo para este mineral. A pesar de que diariamente se liberan alrededor de 250 mg de hierro procedentes de la lisis de los eritrocitos, las cifras de excreción suelen ser inferiores a 1 mg diario. Las pérdidas basales de hierro en el adulto son de aproximadamente 14 μg/kg de peso corporal por día, lo que significa cifras de 0,9 y 0,8 mg/día para un hombre y una mujer de referencia con peso corporal de 65 y 55 kg, respectivamente. Como la mujer en edad reproductiva puede perder, debido a la menstruación, un promedio diario de 0,4-0,5 mg, las pérdidas totales ascienden a 1,25 mg/día. Sin embargo, debe tenerse presente que un 25% de las mujeres pierden con la menstruación más de 0,8 mg de hierro por día, un 10% más de 1,3 mg/día y un 5% más de 1,6 mg/día, lo cual incrementa las pérdidas totales de hierro. Los contraceptivos orales pueden reducir las pérdidas menstruales hasta en un 50%, mientras que los dispositivos intrauterinos las pueden incrementar hasta en más de un 100%. Los requerimientos de hierro durante todo el embarazo están alrededor de 1000 mg. En el primer trimestre son pequeños, de 0,8 mg/día, pero crecen considerablemente durante el segundo y tercer trimestres hasta alcanzar cifras de 6,3 mg. Parte de estos incrementos en los requerimientos pueden ser cubiertos por las reservas maternas y por un aumento adaptativo en la absorción intestinal de hierro. Sin embargo, cuando las mujeres inician el embarazo con reservas bajas de hierro, o este se encuentra poco biodisponible en la dieta, es fundamental el uso de alimentos fortificados con hierro o preparaciones farmacológicas que suministren entre 30 y 60 mg/día. Durante la lactancia, la madre presenta pérdidas de hierro a través de la leche de alrededor de 0,3 mg/día que se ven compensadas por la ausencia de las pérdidas menstruales, de forma tal que no hay diferencias importantes en el requerimiento de hierro. Sin embargo, con vistas a restaurar las reseras depletadas durante el embarazo, es recomendable dar suplementación continua durante 2 o 3 meses después del parto. El niño, durante los tres primeros meses de vida, satisface sus necesidades de hiero a partir de sus reservas corporales y del aporte de la leche materna, en la cual el hierro presente es altamente biodisponible, ya que se absorbe entre el 40 y 50%. A partir de los 4 meses de edad comienzan a disminuir las reservas de hierro, por lo que el aporte dietético del mismo debe aumentar. Debe tenerse presente que el hierro de la leche de vaca se absorbe sólo en un 10-15%. La absorción del hierro a nivel intestinal está influenciada por la cantidad y la forma química del hierro en la dieta, por el consumo simultáneo de agentes inhibidores o estimuladores, por el estado nutricional de hierro y por el estado de salud en general. El hierro hemínico, que se encuentra en cantidades relativamente grandes en el hígado, productos de sangre y carne de res y, en menor proporción, en las aves y mariscos, es altamente biodisponible, se absorbe en un 20 – 30%. Su biodisponibilidad es poco afectada por otros constituyentes de la dieta. El hierro no hemínico proveniente de los cereales, las leguminosas y las verduras es menos biodisponible, se absorbe en menos de un 5% y su absorción está en dependencia de la influencia de otros constituyentes de la dieta, así como algunos medicamentos. Se conoce que la ingestión de vitamina C, carne de res, aves y pescado son capaces de incrementar la absorción de este hierro no hemínico, pero sólo si se encuentran presentes en la misma comida. Por otra parte, sustancias como fitatos, polifenoles (como el tanino presente en el té y, en menor cantidad, en el café) y antiácidos, pueden reducir su absorción. El consumo diario de estas sustancias debe evitarse cuando el estado nutricional de hierro está comprometido. La absorción de hierro también es influenciada por la concentración de hemoglobina y las reservas corporales de este mineral. El grado de absorción del hierro aumenta proporcionalmente a la severidad de la deficiencia de hierro. Todos los factores anteriormente mencionados deben tenerse en cuenta al analizar la biodisponibilidad de las diferentes fuentes alimentarias de hierro. De acuerdo con esto, el Comité de Expertos FAO/OMS, 1988, sugiere – con vistas a poder cubrir los requerimientos- , recomendaciones para la ingestión de hierro que tienen en cuenta la biodisponibilidad de dicho mineral en las comidas usuales de distintas partes del mundo: biodisponibilidad baja (5%), intermedia (10%) y alta (15%). En el mismo se establecen dos criterios para las recomendaciones: para prevenir la anemia y para cubrir las necesidades basales. El primero representa los niveles de ingestión dietética de hiero necesarios para prevenir un descenso en la hemoglobina por debajo de las cifras propuestas por la OMS como sugerentes de anemia. El segundo criterio representa la cantidad dietética de hierro requerida para mantener un suministro normal a los tejidos y preservar todas las funciones clínicamente detectables. A pesar de que no disponemos de estudios propios sobre biodisponibilidad de hierro, para establecer estas recomendaciones se asumió tener una biodisponibilidad de un 10% para la absorción de hierro en las dietas habituales. Se adoptó esta cifra teniendo como base que la deficiencia de este oligoelemento en nuestro medio es bastante frecuente, principalmente en los cuatro períodos críticos para este nutriente: niños de corta edad, adolescentes hembras, mujeres en edad reproductiva, y embarazadas. Es muy posible que en estos grupos las dietas con baja biodisponibilidad de hierro no sean capaces de cubrir los requerimientos con una cantidad de alimentos adecuada a las necesidades energéticas, por lo que se recomienda el uso de alimentos fortificados con hierro y las preparaciones farmacológicas, como en el caso de las embarazadas. La medida más importante para mejorar la absorción del hierro dietético y farmacológico (hierro no hemínico) es la ingestión simultánea de vitamina C. Zinc Elcinc es un componente de diferentes sistemas enzimáticos, que desempeña un importante papel en la estabilización de las membranas, del crecimiento y de la división celular. Las cifras de recomendación aceptadas de cinc a partir de los 10 años de edad son de 15 mg/día. Durante el embarazo y la lactancia se requieren 5 y 10 mg/día, adicionales. Durante el primero y segundo semestres de vida estas cifras son de 3 y 5 mg/día, respectivamente. Estas recomendaciones son apropiadas cuando se consumen dietas mixtas. Si el cinc proviene principalmente de la ingestión de productos vegetales, las cifras que aquí se presentan pueden resultar insuficientes. Yodo El yodo es un elemento de singular importancia en la regulación del ritmo del metabolismo oxidativo tisular como consecuencia de su esencial participación en la síntesis de las hormonas tiroides. El cuerpo humano contiene alrededor de 50 mg de yodo. De ellos aproximadamente de 10-15 mg se encuentran en la glándula tiroides. El requerimiento diario de yodo es de aproximadamente 150μg/día, el cual se eleva durante el crecimiento, la gestación y el frío. Selenio El selenio fue recientemente incluido entre los oligoelementos con recomendaciones nutricionales específicas. Se le reconoce una estrecha función antioxidante en conjunto con la vitamina E. RECOMENDACIONES NUTRICIONALES Peso deseable de la población El peso corporal y el estado de salud se encuentran en estrecha relación. Tener un peso deseable disminuye los riesgos para la salud, que se presentan tanto en el bajo peso como en el sobrepeso. Clasificación de acuerdo con la intensidad de la actividad física Recomendaciones para la ingestión diaria de energía Lactantes Mezclas de proteínas y su capacidad para abastecer las necesidades del ser humano Relaciones entre las necesidades de energía y proteínas Recomendaciones para la ingestión de proteínas durante el embarazo y la lactancia Recomendaciones para la ingestión de grasas Colesterol Fibra La fibra alimentaria está constituida por compuestos orgánicos no digeribles en el tracto digestivo humano y se derivan, fundamentalmente, de los vegetales. Recomendaciones para la ingestión de vitaminas Botina y ácido pantoténico Recomendaciones para la ingestión de minerales y oligoelementos Recomendaciones para la ingestión de minerales Requerimientos mínimos estimados de sodio, cloruro y potasio para personas sanas Calcio Fósforo Magnesio Recomendaciones para la ingestión de oligoelementos Ingestiones diarias seguras y adecuadas de algunos oligoelementos Hierro Zinc Selenio
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