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EL PENSAMIENTO ALGUNAS C A R A C T E R Í S T I C A S DEL A N Á L I S I S TRANSACCIONAL DAR UNA DEFINICIÓN S i quisiéramos identificar u n a «fecha de nacimiento» p a r a l a escuela del análisis transaccional ( T A , del inglés Transactional Analysis)> podríamos elegir l a de 1949/ D e hecho, desde aquel año, E r i c Berne empezó a publicar u n a serie de artículos sobre el problema de l a intuición^ lanzando las bases p a r a esta nueva escuela psicológica. H a s t a aquel momento, l a formación de Berne tuvo lugar en el surco del psicoanálisis' freudiano t rad i - cional. Siguió su training previsto por l a A P A (American Psycho- logical Assoc iat ion) r se sometió a análisis (interrumpiéndolo solo durante los años del servicio mi l i tar en l a Segunda G u e r r a Mundia l ) y pronto estuvo dispuesto a presentar su propia solici- tud p a r a entrar oficialmente en l a asociación. Pero el rechazo de su candidatura (en 1956) lo llevó a desarrollar u n recorrido autónomo y original . E l objetivo que se puso fue el de levantar a los pacientes del tradicional diván. L a persona tiene necesida- 22 ERIC BERNE des específicas que se identifican y se contextualizan adecuada- mente, y no podemos fijarnos en modelos «preconfeccionados». v. L a formulación a l a que quiere llegar trata de conciliar l a histo- |¡ r i a indiv idual de cada paciente con l a concepción (de matr iz § típicamente psicoanalítica) de l a personalidad como unión d i - námica de los sisteiíias que interactúan. entre ellos, sobre el " modelos de los tópicos freudianos. L a personalidad busca su estabilidad entre las exigencias del mundo exterior y los impulsos internos, entre los acontecimientos personales y l a estructu- ración de l a psique. T a l y como h a n señalado algunos investi- gadores que se h a n ocupado del pensamiento de Berne , nos encontramos frente a u n intento de colocar a l sujeto en el centro de u n cruce en el que convergen algunos de los temas «clásicos» i de l a psicología: el conocimiento de uno mismo, el comporta- miento social y el destino individual . E l ensayo Transactional analysis today, publicado en 1987 por los psicólogos estadounidenses I a n Stewart y V a n n Joines, uno de los principales textos divulgativos sobre el pensamiento de Berne y sobre su evolución, empieza con l a definición citada en el encabezado de cada número del Transactional Analysis Journal, revista científica que nació con el objetivo de difundir las teo- f^rías de l a nueva escuela psicológica: «El análisis transaccional !| es u n a teoría de l a personalidad y u n a psicoterapia sistemática i L p a r a el crecimiento y el cambio de las personas». E n resumidas f~cuentas, ¿de qué estamos hablando? Nos encontramos frente a ;; u n a teoría de la personalidad, u n a «fórmula» que expresa nuestra estructuración en el plano psicológico y, por lo tanto, l a manera • _ w en l a , que funciona nuestra psique. E s t a nos ofrece u n modelo p a r a anal izar las interacciones sociales y p a r a organizar l a co- municación; u n a clave p a r a entender el desarrollo infant i l y el origen de los esquemas de comportamientos que utilizamos como ALGUNAS C A R A C T E R Í S T I C A S DEL A N Á L I S I S TRANSACCIONAL 23 adultos y, por consiguiente, l a raíz de las patologías, considera- das como l a repetición errónea de esquemas y a aprendidos que l levan a resultados dolorosos; u n sistema terapéutico que no funciona solo p a r a el individuo entendido de forma indiv idual , sino también p a r a el individuo culto en sus dinámicas sociales, desde l a pareja hasta los grupos de los que forma parte. E n l a concepción de su creador y de sus sucesores, l a T A es u n ins t ru - mento versátil p a r a entender a l a persona. CONCEPTOS BÁSICOS E n este punto, podemos identificar tres tesis básicas sobre las que estructurar las características de esta nueva escuela psicoló- gica: cada uno de nosotros está bien; cada uno de nosotros es responsable; cada uno de nosotros decide su propio destino. L a pr imera afirmación puede parecer cuanto menos simplista, optimista. E n real idad, ahonda en consideraciones mucho más profundas. Partiendo de esta afirmación, el análisis transaccional considera que cada individuo está dotado de sentido, de significado, de importan- cia , simplemente como ser humano. C a d a uno de nosotros es u n a persona y, como ta l , tiene su valor intrínseco, recursos p a r a ' explorar y riquezas que compartir. Y aceptarse a sí mismo sig- ni f i ca , a l mismo tiempo, aceptar a los demás. A v e c e s , podemos no aceptar su comportamiento. Pero de todos modos somos y seguimos siendo seres humanos; no hay «sanos», no hay «enfer- mos» y las distinciones cíe sexo, edad, etnia y afines son detalles casuales, insignificantes. Todo tiene que part i r de u n a profun- da aceptación de uno mismo. Entender y aceptar esta humanidad , este potencial funda- mental que cada uno de nSsotros encierra, también significa entender que cada uno ele nosotros es perfectamente libre y ca - paz de pensar, de ut i l izar autónomamente su propia razón p a r a decidir lo que quiere de su v ida . L a responsabilidad es ind iv i - dual. No podemos esperar que los demás decidan por nosotros o que nos proporcionen respuestas. Nos autodeterminamos: so- mos libres de ut i l izar de l a mejor manera posible nuestras capa- cidades de pensamiento, sabiendo que llevaremos con nosotros las consecuencias de nuestras elecciones y de nuestras acciones, y que podemos extraer enseñanzas valiosas de cualquiera que sea nuestra experiencia, aunque sea negativa. 8888 S i estamos «bien», si tenemos u n potencial y le sacamos pro- vecho libremente con nuestro pensamiento y con nuestras accio- nes, también tenemos l a posibilidad de cambiar las decisiones que hemos tomado. N i n g u n a persona y n inguna fuerza externa pueden obligarnos a mantener constantes elecciones y compor- tamientos. A lgunas acciones que nos h a n parecido perfectas en u n determinado contexto pueden mostrarse t equivocadas en otros. Elecciones inicialmente funcionales pueden resultar contraproducentes. Decisiones tomadas p a r a complacer las necesidades provenientes del entorno exterior se pueden trans- formar en opciones dañinas p a r a nosotros y p a r a nuestra es- tabilidad. E n estos casos, nadie puede prohibirnos recular y remodelar lo que estamos haciendo. L a elección es nuestra, l a responsabilidad es nuestra, pero también es nuestra l a l ibertad. S i quisiéramos encontrar u n a metáfora que explicase mejor este concepto, podríamos imaginarnos a cada uno de nosotros com- prometido en cavar u n pozo p a r a encontrar u n a fuente de agua de l a que beneficiarnos. S i , a l permanecer en u n punto fijo, no encontramos n i rastro de l a fuente, probablemente no tendría- mos que insistir y cavar más profundo. Tenemos que desplazar- nos y cavar en otra parte. L o mismo sirve p a r a las elecciones de ALGUNAS CARACTERISTICAS DEL A N Á L I S I S TRANSACCIONAL 25 l a v ida . Guando algo se muestra ineficaz o dañino, somos l i - bres, como individuos de «bien» y dotados de capacidad de pensamiento y de decisión, de real izar u n a elección diferente. E l mundo externo puede hacer que sintamos toda su presión, pero nunca puede vincularnos realmente. Y en este caso pode- mos cambiar. UNA RsELACIÓN RECÍPROCA E n este contexto, ¿cómo se produce l a relación entre el terapeu- ta y el paciente? S i cada uno de nosotros es u n individuo dotado con estas capacidades y con l a l ibertad de hacer el uso que crea, ¿cuándo y cómo interviene el analista? También hemos dicho que entre ellos, los seres humanos se relacionan en condiciones de perfecta paridad. S i n embargo, si pensamos en las imágenes tradicionales de l a relación entre el paciente y el terapeuta du- rante l a sesión psicoanalítica, del diván de Freud a l terapeuta de L a c a n que char la pero no actúa, l a relación pareceser des- igual . Y entonces, ¿cómo se resuelve l a relación en el análisis transaccional si las condiciones de part ida son iguales? E l obje- tivo es el de poner en práctica el cambio que se considere más productivo y útil p a r a el individuo, y se basa precisamente en esta suposición. U n o no puede imponerle a l otro el hacer o no algo, n i puede pedirle que decida algo en su lugar. E n t r e los dos sujetos, involucrados, entre el paciente y el analista, se establece u n contrato. E l primero tiene l a responsabilidad de ser l a parte contraria activa y reactiva del segundo: no se dirige a él p a r a pedirle que le resuelva los problemas que le afligen, sino p a - r a preguntarle a u n a persona que pueda ayudarle a entender los motivos por los que se h a metido en esos problemas y por qué 26 ERIC BERNE no es capaz de resolverlos de manera autónoma. Este es el p u n - to de part ida. L a práctica h a desarrollado después dos tipos diferentes de contrato: el de «control social» y el de «auto- nomía». L a pr imera tipología concierne sustancialmente a te- rapias breves que tienen el objetivo de resolver u n problema específico, bien identificado, a través de u n cambio en el com- portamiento. E n cambio, l a segunda tipología concierne a te- rapias mucho más largas en las que se quiere intervenir en l a personalidad del sujeto, en su p lan de v i d a (el que, ta l y como veremos, Berne define como «guión»). P a r a explicar lo que sig- n i f i ca cambiar l a propia v ida , Berne recurre a u n a metáfora que extrae de los cuentos. C a d a uno de nosotros es u n príncipe o u n a princesa cuyas patologías, a l igual que las antiguas m a l - diciones de las historias, los h a n transformado en ranas. D e hecho, el contrato de control social nos ayuda a mejorar u n a situación contingente, pero nos hace seguir siendo ranas. E n cambio, el contrato de autonomía nos permite intervenir de manera más rad ica l y llegar a transformarnos, de nuevo, en l a princesa o en el príncipe que fuimos y que podemos ser. A N Á L I S I S TRANSACCIONAL Teoría de La personalidad y psicoterapia sistemática con fines de crecimiento y de cambio l | ~ Tiene tres principios: CADA UNO DE NOSOTROS ESTÁ BIEN Cada individuo tiene sentido, valor y potencial como ser humano Importancia de la aceptación de uno mismo CADA UNO DE NOSOTROS ES RESPONSABLE Somos libres y capaces de autodeterminarnos aprendiendo de las consecuencias de nuestras acciones CADA UNO DE NOSOTROS DECIDE SU PROPIO DESTINO , .• Tenemos la posibilidad de cambiar las decisiones que hemos tomado La relación entre paciente y terapeuta es un CONTRATO Relación recíproca y responsable para compartir un recorrido de cambio Dos tipos; i CONTROL SOCIAL AUTONOMÍA Terapias breves para la resolución de un problema • específico mediante un cambio del comportamiento Terapias largas que intervienen en la personalidad y en el plan de vida de la persona (guión) LOS ESTADOS DEL YO PARTIR DE UN MODELO Después de haber trazado resumidamente las premisas sobre las que se orienta el análisis transaccional y sus supuestos filosóficos básicos, podemos proceder a ver cuáles son los puntos clave de l a escuela patológica creada por Berne. E l punto fundamental del que partir, el que lo distingue de las otras escuelas psicológicas, es jel concepto de estados del yo. Berne formuló esta parte de su pensamiento a part ir de algunos artículos de l a década de 1950 (La imagen del yo, publicado en The Psychiatric Quarterly n° 31 en 1957) y además lo aclara en uno de sus libros de mayor éxito, Juegos en que jugamos, publicado en Nueva York en 1964. Observémonos mientras estamos involucrados en las norma- les y diarias actividades sociales, cuando interactuamos con las demás personas. N u n c a tenemos el mismo comportamiento. D e - pendiendo del contexto, de las personas y de las dinámicas, cam- biamos «algo». Gomo si u n a parte de nuestra personalidad se
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