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Cap 4 y 5 Definiendo-Musicoterapia

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KENNETH E . BRUSCIA 
 
 
 
 
 
 
 TRADUCIDO POR LORETO VIEJO 
 
Transcripción Antonio J Asiáin 
 
 
 
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CAPITULO 4. 
En los capítulos previos se examinaron los problemas al definir la música y la 
terapia, y las definiciones que existen de musicoterapia se repasaron para posibles 
análisis. El propósito de este capítulo es ofrecer una definición de musicoterapia que 
contenga los temas varios que han surgido. Detrás de la definición hay explicaciones y 
discusiones de cada palabra o frase. 
 
Se debería recalcar que la definición actual es teórica. Su propósito es capacitar a 
profesionales y estudiantes de musicoterapia para que analicen y examinen los temas 
teóricos que tienen que ver con su práctica e investigación. No está, por consiguiente, 
dirigido a público no metido en el tema y no se debería utilizar para explicar a alguien la 
musicoterapia por primera vez 
TRABAJANDO LA DEFINICION 
La musicoterapia es un proceso sistemático de intervención en donde el 
terapeuta ayuda al cliente a conseguir llegar a la salud, utilizando experiencias 
musicales y las relaciones que evolucionan por medio de ellas como fuerzas 
dinámicas de cambio. 
PROCESO SISTEMÁTICO 
Sistemático 
La musicoterapia es un proceso sistemático. Tiene intencionalidad, organización y 
regularidad. No es una serie al boleo, experiencias sin planear que demuestran ser de 
ayuda o beneficiosas para una persona. El terapeuta establece objetivos, sigue un curso 
de acción basado en estos objetivos y funciona de acuerdo a un programa planeado de 
sesiones. Siempre que sea posible, el terapeuta implica al cliente para organizar y 
planear el curso de la terapia, y en algunos casos el terapeuta y el cliente pueden incluso 
establecer un "contrato". Un contrato normalmente estipula objetivos y métodos de 
tratamiento por un periodo asignado de tiempo y los roles y responsabilidades de cada 
parte. 
 
Desde un punto de vista de procedimiento, la terapia consiste en tres frases: 
valoración, tratamiento y evaluación. La valoración es el proceso por el cual el terapeuta 
estudia al cliente y su condición, formula objetivos y desarrolla un plan de tratamiento. 
Tratamiento es el proceso por el cual el terapeuta emplea métodos varios y técnicas de 
intervención para inducir al cliente al cambio. Evaluación es el proceso por el cual el 
terapeuta determina si el cliente o condición del mismo ha cambiado en realidad como 
resultado del tratamiento. 
Proceso 
La musicoterapia es un proceso. Es una secuencia de sucesos que tienen lugar 
en el tiempo para el cliente y el terapeuta, y en las áreas musicales y no musicales. No es 
una intervención terapéutica aislada o una única experiencia musical que lleva a una 
espontánea cura repentina. Para el cliente, la terapia es un proceso de cambio gradual 
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que conduce a un estado deseado. Para el terapeuta, es una secuencia sistemática de 
intervenciones que lleven a cambios específicos en el cliente. 
 
El proceso de musicoterapia se ha descrito de muy diferentes maneras. Se 
describe como "Evolutivo" cuando la secuencia de los cambios o intervenciones recorre a 
la par niveles normales de crecimiento, maduración o desarrollo. Para el cliente, esto 
significa que los cambios que se dan tanto musicales como no musicales durante la 
terapia se relacionan con la edad en el desarrollo y los niveles correspondientes de las 
habilidades cognitivas, habilidades motrices, motivación, madurez emocional. Para el 
terapeuta, esto significa que los objetivos de la terapia se dirigen a ayudar al cliente a 
conseguir marcas apropiadas de desarrollo, y que los procedimientos de tratamiento 
diseñan tareas de desarrollo típicas del periodo. Cuando la terapia sigue un plan tan 
desarrollado, el proceso se puede describir en términos de orientaciones teóricas varias 
(Freudiana, Pitagoriana) y el enfoque puede ser emocional, cognitivo, moral, social o 
musical. 
 
El proceso de la musicoterapia es "educativo" cuando la secuencia de los 
cambios o intervenciones es propia al asunto de materia curricular o habilidad que se 
aprende, bien sea musical como no musical. Para el cliente esto significa aprender cosas 
a pasitos de acuerdo a los niveles de dificultad, empezando por los aspectos más simples 
del material o tarea y progresando hacia otros más complejos. Para el terapeuta esto 
significa seguir los objetivos y actividades de aprendizaje de un curriculum o curso de 
estudios 
 
El proceso es "interpersonal" cuando la secuencia se basa en "stages" 
(seminarios) desarrollando relaciones con gente. Para el cliente y el terapeuta esto 
significa establecer una comunicación, haciendo contactos, explorando límites, ganando 
confianza, definiendo roles, resolviendo conflictos, ayudando, separando, etc... Todos 
ellos se llevan a cabo a través de las interacciones musicales y no musicales. Los 
procesos interpersonales de la terapia se han descrito de acuerdo a teorías varias de 
tratamiento que se pueden aplicar a la musicoterapia (psicoanalíticas, humanistas). 
 
Puesto que la musicoterapia es una fusión de música y terapia, el proceso se 
puede describir como artístico, creativo y científico. Como un proceso artístico la 
musicoterapia tiene que ver con las secuencias que implican actuación, composición e 
interpretación de música, así como improvisación. Para el cliente, este puede ser stages 
en el manejo y dominio de un instrumento, aprender a cantar o tocar, creando una 
improvisación, escribiendo una composición, encontrando una forma de expresar algo a 
través de la música, etc... Para el terapeuta, es el proceso artístico de llevar música al 
cliente, de involucrar al cliente en la escucha y elaboración de la música, y de interactuar 
musicalmente con el cliente. Es el arte de escuchar la música del cliente y entenderla en 
el contexto de su vida. Es también el arte de ser terapeuta y de hacer que la experiencia 
terapéutica sea una experiencia estética para el cliente. 
 
Como proceso “creativo”, la musicoterapia se preocupa de las etapas que 
identifican, exploran, prueban y seleccionan alternativas. Para el cliente, esto significa 
resolver problemas y encontrar las propias necesidades de cada uno a través de formas 
creativas nuevas. Es también el proceso de crear una vida nueva, libre de conflictos 
anteriores y abierta a retos nuevos. Para el terapeuta, esto significa encontrar formas 
creativas de tratar con los clientes y sus problemas, viendo alternativas frescas para cada 
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cliente en busca de nuevos y creativos métodos de valoración, tratamiento y evaluación y 
estar abierto a cambios creativos en uno mismo como terapeuta. 
 
Como un "proceso científico" la terapia implica los pasos secuenciales de un 
experimento, definiendo y controlando variables, recogiendo información, analizándola 
para descubrir relaciones entre las variables e interpretando los resultados. Para el 
cliente, esto significa ganar más confianza al observarse a uno mismo y al mundo y 
haciendo interpretaciones más validas. Es el proceso de ganar más objetividad sobre la 
propia vida y las fuerzas que la influencian. Para el terapeuta, el proceso científico implica 
asegurar que las observaciones e interpretaciones del cliente son de fiar y válidas, y 
continuamente evaluando los efectos de la terapia en el proceso del cliente por medios 
objetivos. 
 
Es importante darse cuenta que estos procesos diferentes, a menudo, se 
superponen en musicoterapia y ,por consiguiente, no son mutuamente excluyentes. 
También cada proceso se presta a varias orientaciones teóricas o teorías de tratamiento. 
INTERVENCIÓN 
 Criterios 
La musicoterapia es un proceso sistemático que implica la intervención de un 
terapeuta. Para que se dé la terapia, el terapeuta debe actuar de alguna manera sobre el 
cliente para que se produzca un efecto o cambio de algún tipo. Es decir, la terapia, sin 
tener en cuenta su orientacióny nivel de directividad, siempre implica una intervención 
sistemática e intencional por un terapeuta que resultan en unos cambios graduales, 
secuenciales en el cliente. 
 
Así, las manipulaciones no dirigidas o desorganizadas no se consideran 
intervenciones terapéuticas, y especialmente cuando las hacen personas que no están 
actuando con la capacidad de un terapeuta. De la misma manera, las curas espontáneas, 
efectos placebo, desapariciones repentinas de un síntoma y otros fenómenos tales en 
clientes, no se consideran cambios terapéuticos, especialmente cuando no se pueden 
unir a intervenciones terapéuticas. Además, siempre que los clientes atraviesan un 
cambio de desarrollo natural, crecimiento madurativo o curación normal que no se puede 
atribuir a la intervención de un terapeuta, al proceso no se le considera terapia. 
 
Para resumir, para que se califique como terapia, debe ser: (1) una intervención, 
(2) llevada por un terapeuta, (3) para inducir en el cliente cambios, (9) que se pueden 
casualmente asociar a los esfuerzos del terapeuta. 
¿ Terapeuta o Música ? 
En musicoterapia, el terapeuta no es sólo el único agente que actúa sobre el 
cliente. La música juega un rol integral en el proceso de intervención, a veces sirviendo 
como compañera del terapeuta, a veces facilitando o induciendo al cambio en el cliente 
con poca o no ayuda del terapeuta. 
 
Una distinción útil se ha hecho entre música como terapia y música en terapia. En 
la música como terapia, la música tiene una influencia directa en el cliente y sirve como 
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agente primario de cambio terapéutico. En este abordaje, el objetivo principal del 
terapeuta es ayudar al cliente a relacionarse directamente con la música, sirviendo como 
guía o facilitador, el terapeuta tiene el conocimiento que se necesita para aportar la 
música o la experiencia musical para el cliente. 
 
En la música en la terapia, la música se utiliza no sólo por sus propias 
propiedades sanadoras sino también para realizar los efectos de la relación terapeuta-
cliente u otras modalidades de tratamiento (ej. discusión verbal). Aquí la música no es el 
único agente primario de cambio y su utilización depende del terapeuta. 
 
En términos de la presente discusión, esta distinción clarifica que la música 
puede ser naturalmente curativa sin la ayuda de un terapeuta. La musicoterapia requiere 
de la aplicación habilidosa de la música por un terapeuta. El terapeuta que elija utilizar la 
música como terapia o la música en la terapia, sin embargo en los dos casos, el proceso 
implica la intervención por parte de un terapeuta. 
 
Resumiendo, la definición actual estipula que por cada proceso de intervención 
que se considere musicoterapia tiene que implicar a la música y a un terapeuta. La 
musicoterapia no es completa sin un agente externo. Así, cualquier uso de la música para 
un beneficio terapéutico que no implique un terapeuta no se considera musicoterapia, y 
cualquier método de intervención que no incluya la música en una u otra valoración, 
tratamiento o evaluación, no se considera musicoterapia. 
Tipos de intervención 
El hecho de que la música pueda servir de compañera del terapeuta en el 
proceso de intervención revela mucho sobre la naturaleza esencial de la musicoterapia. Si 
el terapeuta puede utilizar la música para conseguir fines terapéuticos, bien por sí misma 
o pareja con intervenciones personales, entonces debe de haber muchas similitudes en 
las funciones del terapeuta y la música. Es decir, que la manera en la que un terapeuta 
interviene debe de ser parecida a la manera en que interviene la música. 
 
¿Cuáles son entonces los diversos tipos de intervenciones que caracterizan a la 
musicoterapia? ¿Cómo actúan la música y el terapeuta en el cliente en formas similares? 
 
Los musicoterapeutas tienen a su disposición diez tipos principales de 
intervención. Cada uno puede ser implementado musicalmente (Ejem: actuando, 
improvisando, componiendo, escuchando o hablando de la música o a través de 
interacciones verbales y no verbales con el cliente. Así, el terapeuta puede que utilice la 
intervención musical como terapia o en la terapia, cambiando alternativamente las 
intervenciones cuando procede. 
 
Una intervención se puede enfocar en aspectos físicos, emocionales, mentales, 
conductuales, sociales o espirituales de la experiencia del cliente. Puede utilizar 
cualquiera de todos los elementos de la música como agente de inducción así como 
cualquier aspecto del terapeuta mismo. Por ejemplo, la intervención puede centrarse en 
el cuerpo del cliente, en su nivel de energía, percepción, esquema de movimiento, estado 
de ánimo, sentimiento, sensaciones o proceso de pensamiento, mientras que el agente 
de intervención puede ser una melodía, un ritmo, un tempo o la armonía de la música, o 
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puede ser una interacción con el terapeuta que sea conductista, cognitiva o afectiva por 
naturaleza. 
 
Los tres tipos principales de intervención son : 
 
Empatía: cualquier forma de intervención en donde la experiencia del cliente va, 
engancha o resuena con la música o al experimentar, sincroniza o refleja con el 
terapeuta. 
 
Reajuste: cualquier forma de intervención que aspira a llenar las necesidades 
físicas, mentales, conductuales, sociales o espirituales, bien a través de la música o por 
medio de interacciones verbales o no verbales con otros. 
 
Conexión: Cualquier forma de intervención en donde la música o el terapeuta 
aporta una oportunidad para que el cliente asocie o relacione experiencias variadas en su 
mundo interno y externo. Esto podría implicar el hacer conexiones entre sensaciones 
corporales, sentimientos, emociones, imágenes, recuerdos, pensamientos, actitudes, 
creencias, comportamientos, gente, sucesos, entornos, situaciones, etc... 
 
Expresión: cualquier intervención donde la música o terapeuta aporta un 
vehículo para que el cliente exteriorice, libere, ventile, represente, proyecte experiencias 
internas. Los medios pueden ser musicales, no musicales, verbales o no verbales. 
 
Comunicación: cualquier forma de intervención donde la música o el terapeuta le 
da la oportunidad al cliente de compartir o intercambiar ideas o sentimientos con otra 
persona. Incluye cualquier técnica que dé al cliente un medio, compañero o contexto para 
comunicarse con alguien o intercambiar mensajes de algún tipo. Los medios pueden ser 
materiales, verbales, no verbales, musicales o no musicales. 
 
Interacción: cualquier forma de intervención donde la música o el terapeuta 
aporta al cliente la oportunidad de actuar sobre el entorno (gente u objetos) de una 
manera recíproca. Aquí también la intervención puede implicar el darle al cliente los 
medios-contexto para que interactiven o intercambien influencias de algún tipo. Los 
medios pueden ser verbales, no verbales, musicales o no musicales. 
 
Exploración: cualquier forma de intervención donde la música o el terapeuta 
aporte una oportunidad para que el cliente investigue problemas, descubra recursos, 
evalúe alternativas o elija soluciones. Esto puede involucrar tareas, actividades o 
experiencias musicales, no musicales, verbales o no verbales. 
 
Influencia: cualquier forma de intervención donde la música o el terapeuta afecta 
al cliente directamente o induce a cualquier tipo de cambio en el estado del cliente. Los 
ejemplos incluyen cualquier intervención musical o personal que estimule, calme, dirija, 
guíe, sugiera, manipule, persuada, estructure o refuerce respuestas específicas del 
cliente. 
 
Motivación: cualquier forma de intervención en donde la música o el terapeuta 
incremente la probabilidad de que el cliente se enganche o participe en el proceso 
terapéutico (o musical). 
 
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Validación: cualquier forma de intervención en donde la música o el terapeuta 
apoya, alaba, acepta o anima al cliente. 
EL TERAPEUTA AYUDA AL CLIENTE 
La musicoterapiaes un proceso en donde el terapeuta ayuda al cliente de alguna 
manera. Comprender la naturaleza de este proceso de ayuda es importante para definir 
los términos, terapeuta y cliente, y clarificar cómo se relacionan entre sí. 
Terapeuta 
Según Bolch (1982) "la persona que se hace disponible como terapeuta es en 
efecto un sanador sancionado socialmente, que así se le ha designado por virtud de su 
formación y destrezas. El terapeuta es un profesional que establece un compromiso par 
ayudar a otros que necesitan de su saber." (p. 4). 
 
Hay varios elementos de esta definición que justifican una consideración aparte. 
Primero: un terapeuta es alguien que se compromete a ayudar a otra persona y 
estar disponible (como necesario y apropiado) siempre que la persona necesite o busque 
sus servicios profesionales. Como se discutirá más tarde, la relación cliente-terapeuta 
opera sobre la premisa básica de que el terapeuta es la persona que proporciona ayuda y 
el cliente es la persona a la que se ayuda. 
 
Segundo: la terapia no es simplemente cualquier tipo de ayuda. Un terapeuta 
ofrece al cliente ayuda sólo en lo concerniente a temas o asuntos de salud. Otros tipos de 
ayuda que un terapeuta pudiera aportar a un cliente no se consideran terapia. Se tendría 
que anotar también que la ayuda es profesional más que personal por naturaleza. Es 
decir, el terapeuta ayuda al cliente por medio de tipos de servicios profesionales, 
dependiendo del área de conocimiento del terapeuta. 
 
Esto nos lleva a la tercera consideración: un terapeuta por definición tiene un 
conocimiento específico y habilidades, y ofrece su saber y experiencia que se requiere 
para asumir las responsabilidades del rol que se necesitan para una forma particular de 
terapia que se ofrece y la población de clientes que se sirvan, y entonces se ponen de 
acuerdo para ofrecer servicios con el fin de ayudar al cliente a curarse. En musicoterapia 
el terapeuta tiene que tener el conocimiento y experiencia musical y clínica necesarias 
para ayudar a los clientes con un amplio espectro de problemas de salud. 
 
Cuarto: no sólo debe tener un terapeuta el conocimiento y destrezas necesarias, 
también se le debe designar como tal una autoridad apropiada. Esto es, que un 
musicoterapeuta tiene que ser reconocido como un profesional formado por medio de un 
mecanismo oficial o autoridad (certificación, matriculación por una asociación profesional 
). Esto sirve para asegurar a futuros clientes de que el terapeuta está cualificado para 
practicar la musicoterapia. Por supuesto, el cliente puede y debería evaluar si un 
terapeuta tiene el conocimiento y la habilidad para ayudar, sin tener en cuenta la situación 
profesional del terapeuta. 
 
Quinto: si el terapeuta tiene que ser un profesional con conocimientos técnicos en 
el área designada, entonces obviamente no va más allá de su área de conocimientos al 
ayudar al cliente. Es decir, por definición, un musicoterapeuta no es, por ejemplo, un 
terapeuta del habla o psicoterapeuta a no ser que esté específicamente formado y 
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oficialmente designado como tal. De esta manera, un musicoterapeuta no utiliza la 
valoración, tratamiento o evaluación como procedimientos de otras disciplinas sin la 
formación necesaria ni los conocimientos técnicos necesarios, y no ofrece a los clientes 
ningún tipo o nivel de servicio relacionado con la salud que va más allá de su área 
específica. 
 
Relacionado con este tema está la capacidad del musicoterapeuta para servir 
como terapeuta principal. Cuando se sirve con una capacidad de subordinación y auxiliar, 
el musicoterapeuta se queda dentro de los límites de la música, y trabaja con una 
consulta en equipo o supervisado por un terapeuta principal. Cuando se sirve como 
terapeuta principal, el musicoterapeuta puede dirigir objetivos de otras DISCIPLINAS 
dentro de los límites de su competencia y conocimientos y consultas apropiadas. 
Entonces, obviamente, la formación educativa, formación como tal y competencia, son 
determinantes importantes de los límites de rol de un musicoterapeuta. 
 
Todas estas condiciones apuntan al tema más importante al definir a un 
terapeuta. Ética profesional, un terapeuta es por definición un experto que utiliza 
principios de ética profesional y personal para guiar su trabajo con los clientes. En 
musicoterapia estos principios tienen que ver con asuntos tales como la competencia, la 
conducta profesional, los derechos del cliente, investigación, etc... 
Ayudas 
La musicoterapia es un proceso en donde el terapeuta ayuda al cliente a 
conseguir la salud. Aunque pueda parecer obvio que la terapia implica ayuda de algún 
tipo, hay varios temas sutiles que se desprenden del estilo y en los términos en esta parte 
de la definición. 
 
Lo primero y ante todo, la fase designa al terapeuta como ayudante y al cliente 
como ayudado. O más francamente, el propósito de la terapia es que el terapeuta ayude 
al cliente no para que el cliente ayude al terapeuta. La relación de ayuda en la terapia no 
es mutua o recíproca, como puede ser como familia o amigos. A pesar de la 
remuneración financiera por los sevicios, el terapeuta no puede esperar que el cliente le 
devuelva con la misma moneda cualquier ayuda que esté ofreciendo como parte de la 
terapia. Por ejemplo, si el cliente se queja al terapeuta de sus problemas o le da la 
pataleta, el terapeuta no tiene el derecho de hacer lo mismo. 
 
Aunque la relación cliente-terapeuta es esencialmente parcial en este particular, 
se reconoce generalmente que el mismo acto de hacer terapia aporta muchas 
oportunidades para que los terapeutas cubran sus propias necesidades (o ayudarse a sí 
mismos) a menudo a un nivel inconsciente. El término que se usa comúnmente en este 
fenómeno es la contratransferencia. 
 
Hablando abiertamente, la contratransferencia es el estudio de cómo las 
necesidades del cliente y el terapeuta se entremezclan. Como un fenómeno en terapia, 
puede tener tanto un efecto positivo como negativo. La contratransferencia tiene un 
efecto positivo cuando el terapeuta puede utilizar similitudes personales con el cliente 
para ganar una mayor comprensión e información. Tiene una influencia negativa cuando 
las necesidades inconscientes del terapeuta interfieren en una intervención efectiva. El 
resultado es que el terapeuta cubre sus propias necesidades en vez de, o a costa de, 
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cubrir las necesidades del cliente. Los ejemplos más comunes son: cuando el terapeuta 
proyecta sus propias necesidades en el cliente y entonces trata al cliente por esas 
necesidades más que por las necesidades reales del cliente. Cuando el terapeuta 
distorsiona o malinterpreta la información sobre el cliente para que concuerde con sus 
propias creencias, cuando el terapeuta se involucra en exceso en los problemas del 
cliente y pierde sus límites personales; o cuando el terapeuta maltrata o descuida al 
cliente por sentimientos inconscientes de rabia o rencor a gente significativa en su propia 
vida. 
 
Sobra decir que cada terapeuta, al margen de la orientación filosófica o área de 
práctica, tiene una responsabilidad continua para tomar las precauciones necesarias y 
evitar la contratransparencia negativa. Verdaderamente, ésta es una de las 
responsabilidades éticas más importantes que cada terapeuta tiene. 
 
El segundo punto es que la ayuda es lo que más puede hacer por el cliente. Es el 
cliente quien tiene que hacer los cambios necesarios para llegar a la salud. El terapeuta 
no puede hacer estos cambios por el cliente, ni puede el terapeuta forzar al cliente a 
hacerlos. El terapeuta puede ayudar al cliente a estar sano e incluso inducir al proceso de 
sanción, pero en última instancia la responsabilidad para llegar a la salud y manternerla 
estriba en el paciente. 
El cliente 
Ahora que el término "terapeuta" y "ayuda" están definidos, es necesario clarificar 
más lo que es " el cliente ". ¿Quién va alal terapeuta a pedir ayuda ?¿ Qué condiciones 
de rol se necesitan para que alguien sea un "cliente" ?¿ Qué caracteriza a la persona que 
va a recibir la terapia? 
 
En esta definición un cliente es una persona que necesita o pide ayuda a otra 
persona por una amenaza presente, imaginada o potencial a su salud, bien sea física, 
emocional, mental, conductual, social o espiritual por naturaleza. 
 
La persona que va en busca de un terapeuta, bien sea directa o indirectamente, 
lo hace seguramente por alguna necesidad desbordante. Podría ser para reducir el 
sufrimiento y aflicción o descubrir cómo llevar, o de una mejor manera, las demandas de 
la vida o aprender más sobre lo mismo para vivir de una forma más creativa y plena. A 
veces la necesidad no es nada clara y puede que sea sólo una acumulación de una 
sensación general de insatisfacción. Pero no importa cómo están cubiertos los 
problemas, el punto esencial es que un individuo se ve y encuentra a sí mismo con 
necesidad de ayuda y elige a alguien que ha sido socialmente sancionado como capaz de 
aportar esa ayuda (Bloch, 1982, p. 4-5). 
 
Claro que no todos lo clientes buscan la ayuda activamente a pesar de sus obvias 
necesidades. Los individuos que no tienen la capacidad mental para reconocer sus 
propios problemas de salud o buscar ayuda de un terapeuta también se califican como 
clientes. En estos casos, las agencias clínicas o las instituciones actúan en nombre de los 
clientes al contratar los servicios terapéuticos necesarios. 
 
Las amenazas a la salud pueden ser leves, moderadas o graves y piden variados 
niveles de tratamiento. Un cliente también puede ser alguien que esté esencialmente 
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bien, pero necesite ayuda a la hora de prevenir que se den cualquiera de estos 
problemas de salud. 
 
Las siguientes amenazas a la salud son indicadores normales de la necesidad de 
terapia y son las razones más comunes para buscar la ayuda de un terapeuta. 
 
Trauma: cualquier suceso del entorno o condición que trae una herida o daño. 
 
Déficit: la falta de algo necesario o esencial para una integridad estructural o 
adecuación funcional. 
 
Enfermedad: la pérdida de la salud debido al colapso, malfuncionamiento o 
deterioro de estructuras orgánicas, cualquier malestar o enfermedad de mente o espíritu. 
 
Daño: cualquier pérdida o desorganización en las funciones vitales humanas o 
cualquier alteración, disfunción que resulten de un trauma, déficit o enfermedad. 
 
Incapacidad: cualquier pérdida de la capacidad para realizar ciertos actos, que 
resultan de un daño. 
 
Minusvalía: cualquier restricción en la realización completa o experiencia de una 
actividad, cualquier limitación en el potencial para llevar a cabo una tarea por completo. 
 
Excepcionalidad: un término amplio para cualquier excepción a la norma, o 
estándar del funcionamiento humano incluyendo los dos parámetros, el superior y el 
inferior (ej. anormalidad, desviación). 
 
Anormalidad: cualquier irregularidad estructural o funcional, o cualquier 
desviación de las expectativas normales o prescripciones. 
 
Problema para vivir: cualquier dificultad en la vida de cada día que parta de 
cualquiera de las anteriores señaladas. 
 
Antes de cerrar esta discusión, es importante señalar que la definición de un 
"cliente" parte directamente del concepto de la salud y enfermedad. Si como se explica 
abajo, uno entiende la salud como una condición de homeostasis donde la persona 
entera está en armonía y equilibrio, entonces a un cliente se le puede definir como 
cualquier persona que (1) necesita la ayuda de un terapeuta para (2) restaurar, mantener 
o mejorar esta condición. 
ALCANZAR LA SALUD 
Naturaleza del Objetivo 
El propósito principal de la terapia es ayudar a los clientes a alcanzar la salud. La 
cuestión es ¿qué es la salud? Webster la define como una condición de estar sano en 
cuerpo, mente o espíritu. Es una condición saludable de bienestar que está libre de 
enfermedad o dolor. Estar libre de la enfermedad o dolor es un estado de armonía y 
equilibrio en y entre los varios elementos de la vida de una persona - física, mental, 
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emocional, de comportamiento, social y espiritual. Como tal, la salud es una manera de 
relacionarse armoniosamente con la vida o un conjunto de relaciones equilibradas en el 
mundo de una persona. 
 
Ayudar a un cliente a alcanzar la salud implica dos objetivos que se 
entremezclan. El primero es ayudar al cliente a tratar con una amenaza de salud 
específica que está experimentando (sea un trauma, déficit, enfermedad, daño, etc...). 
Para hacer esto, el terapeuta podría centrarse en la causa, la condición misma, los 
síntomas, los efectos que cualquiera de ellos tienen en la vida diaria del cliente, o al 
cliente en su totalidad. El objetivo puede ser que esté por el remedio de moderar, sanar, 
paliar, corregir o erradicar la amenaza a la salud. O el terapeuta podría apoyar al cliente 
durante el proceso de curación o de recuperación o ayudar al cliente a adaptarse a las 
amenazas a la salud que no son susceptibles de tratamiento. 
 
El segundo objetivo es establecer las condiciones necesarias para que el cliente 
permanezca con buena salud. Esto implica ayudar al cliente a prevenir la aparición de 
cualquier amenaza a la salud completa. Por último, el objetivo del terapeuta es que el 
cliente asuma una mayor independencia y responsabilidad de cuidar su propia salud. 
Distinciones 
Dadas las múltiples maneras que un terapeuta podría ayudar a un cliente a 
conseguir la salud, la terapia a menudo coincide con la curación, la educación, la auto-
mejora y el crecimiento evolutivo. Ya que esto puede fácilmente desdibujar los límites de 
la terapia, es importante hacer varias distinciones: 
 
Curación: puesto que el organismo humano esta construido para cuidarse a sí 
mismo, la curación es a menudo un proceso natural. Las enfermedades a menudo van 
por su cuenta a pesar de las intervenciones terapéuticas y los daños que resultan de una 
enfermedad con frecuencia se curan por sí mísmas como resultado de una capacidad 
inherente del organismo para restaurar la salud. En algunas circunstancias, la curación 
tiene lugar sin esfuerzos conscientes; en otras requiere un compromiso activo para 
curarse a sí mismo. Además, a veces, una persona tiene la capacidad de autocuración 
sin ayuda externa, y en otros casos necesita una intervención sistemática por parte de 
otro individuo. 
 
La terapia y la curación no se distinguen cuando una persona ayuda a la curación 
de otra, o siempre que la curación requiere de una intervención sistemática. La terapia y 
la curación no son la misma cosa, aun cuando la autocuración se da sin la ayuda o 
intervención de otra persona. 
 
Educación: la educación y la terapia se asemejan en que ambas ayudan a la 
persona a adquirir conocimiento y destreza. No obstante, toda la educación no es terapia, 
y toda la terapia no es educación. Se pueden hacer distinciones importantes. 
 
La primera y más importante es que los objetivos son diferentes. En la educación, 
la adquisición de conocimientos y destrezas es el objetivo primordial, mientras que en 
terapia es sólo un medio para llegar a la salud. Así, el educación se centra en la 
adquisición de conocimientos y destrezas en sí misma y en su propio beneficio, mientras 
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que la terapia trabaja para orientar déficits educativos o el aprendizaje de problemas que 
directamente afectan a la salud o el bienestar de la persona. 
 
Segundo: en educación la materia que se aprende es general y universal; en 
terapia la materia es únicamente personal o autobiográfica. Es decir, la educación da a un 
estudiante el conocimiento sobre el universo o el mundo de los seres humanos, mientras 
que la terapia provée al cliente el acceso o la introspección a su propio mundo personal. 
La educación construye destrezas que todos los seres humanos necesitan para laadaptación, mientras que la terapia pone remedios a problemas específicos que un 
individuo experimenta en relación a la adaptación. 
 
Tercero: Bloch (1982) señala que el aprendizaje en la terapia es único, es tanto 
auto-reflexiva como experiencial. Es experiencial porque el cliente experiencia varias 
facetas del yo (cuerpo, mente, comportamiento) de formas varias (intelectualmente, 
perceptualmente, física y emocionalmente). Es autoreflexiva ya que "el paciente padece 
una experiencia intensa en el curso de una sesión", se le anima a que se sumerja 
completamente en ella sin inhibición y, cuando la intensidad de la experiencia se ha 
desvanecido, el circuito auto-reflexivo entra a funcionar. El paciente ahora trata de dar un 
paso atrás, de alguna manera, de lo que acaba de atravesar para poder intentar dar 
sentido a la experiencia” (p. 11-12). Esto es cierto en todos los tipos de terapia y curación, 
incluyendo aquellos que tienen que ver con objetivos educativos, médicos o 
psicoterapéuticos. El cliente debe atravesar el proceso del tratamiento para llegar a la 
salud, y luego reflexionar sobre ella para comprender mejor cómo conservarla de forma 
más independiente. 
 
Cuarto: la relación estudiante-profesor es sustancialmente diferente a la de 
cliente-terapeuta, en las responsabilidades del rol, nivel de intimidad, dinámica y 
contenidos. Un estudiante no trae al profesor problemas personales o de salud a no ser 
que afecten al aprendizaje de una materia en concreto. Un profesor no investiga en la 
naturaleza precisa de la salud del estudiante o con problemas personales, especialmente 
si no afectan a la realización de la materia en cuestión; un terapeuta así lo hace, sin tener 
en cuenta las implicaciones educativas. Un profesor hace que un estudiante conozca un 
tema, o maneje o domine una destreza. Un terapeuta ayuda a un cliente a conseguir la 
salud, a veces impartiendo conocimientos o destrezas. 
 
En relación a la educación musical y la Musicoterapia, las distinciones son las 
mísmas. En la educación musical, el aprendizaje musical es la meta última; en 
Musicoterapia es un medio para un fin. En la educación musical, las metas u objetivos 
son primero estéticos o musicales y funcionales después; en Musicoterapia, los objetivos 
o metas están relacionados primero a la salud y son estéticos o musicales después. En la 
educación musical, el énfasis se pone en el mundo musical privado de la persona, y la 
relación estudiante-profesor está limitada a preocupaciones e intereses musicales; en 
Musicoterapia, la relación cliente-terapeuta se dirige a asuntos relacionados con la salud 
que se pueden orientar a través de la música. 
 
Crecimiento: otra discusión que hay que hacer es entre la terapia y la auto-
evaluación, la auto-actualización o crecimiento personal. Dos consideraciones 
importantes son relevantes. Primero, en terapia, la motivación básica es orientar un 
problema de salud; en el crecimiento personal, la motivación puede ser el placer, un 
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logro, una conquista, la prevención de la salud. Así, en la primera, hay una amenaza a la 
salud y en la segunda no la hay. 
 
Segundo: la terapia siempre implica la intervención dentro de una relación cliente-
terapeuta. En la auto-actualización y crecimiento personal puede que haya o no una 
intervención por parte de otra persona, y cuando la hay la persona no es necesariamente 
un/a terapeuta. 
 
Así, cualquier forma de crecimiento que no implique la intervención dentro de un 
contexto en relación al cliente-terapeuta, y todas las responsabilidades de rol a este 
respecto, no se considera una forma de terapia. 
 
La importancia de estas distinciones se elaborarán más adelante en el siguiente 
capítulo, donde se definen y comparan las diversas aplicaciones clínicas y no clínicas de 
la música. 
UTILIZANDO EXPERIENCIAS MUSICALES 
La Musicoterapia es un proceso de intervención por la cual el terapeuta utiliza las 
experiencias musicales para estimular cambios en el cliente. De hecho, la Musicoterapia 
se distingue de otras modalidades de tratamiento por su confianza en la experiencia 
musical como agente, contexto o catalizador de la experiencia terapéutica. Por 
consiguiente, es crucial tener una comprensión exhaustiva de las variadas dimensiones 
de la experiencia musical y cómo se convierten en terapéuticas por naturaleza. 
Activa y receptiva 
Como se ha comentado anteriormente, cuando se ve desde una perspectiva 
terapéutica, la música se define muy ampliamente, y se dan, más bien, límites amplios. 
En terapia, la experiencia musical se puede concebir en términos de los dos aspectos, 
tanto receptivo como activo. 
 
Cuando la experiencia es activa, la terapia tiene lugar dentro y a través de los 
esfuerzos del cliente para actuar, improvisar o crear música, bien sea sólo o con otros. 
Aquí, la experiencia activa, bien provée directamente beneficios terapéuticos como 
estímulo principal de cambio, o lleva un proceso de respuesta o desencadena un proceso 
terapéutico de cambio. 
 
Cuando la experiencia es receptiva, la terapia tiene lugar como resultado de la 
escucha del cliente, entrando en ella, o recibiendo la música misma. Las experiencias 
receptivas pueden influir la escucha de música en vivo o música grabada, que puede ser 
improvisada o pre-compuesta por el cliente, terapeuta u otros. La música actúa 
directamente en el cliente, bien aportando estímulo que facilita respuestas terapéuticas 
inmediatas o estimulando un proceso terapéutico para que se dé un cambio. El proceso 
del cambio terapéutico puede tener lugar durante o después de la experiencia de la 
escucha, y puede implicar respuestas no musicales o musicales a la música. 
 
Es necesario mencionar que los Musicoterapeutas se han cuestionado el lugar de 
las experiencias musicales receptivas en Musicoterapia. Hace varios años, Geston 
investigó en el tema explorando las diferencias entre los Musicoterapeutas 
"expresionales" e "impresionales". Más recientemente, Odell y algunos de sus colegas 
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británicos han apostado por el uso de la música en vivo, hacer música interactiva más 
que por el uso de la música grabada, pre-compuesta, por lo menos en sus propias áreas 
de práctica. De hecho, incluso, han definido la Musicoterapia como la "utilización de la 
música improvisada predominantemente en la realización y cumplimiento de objetivos 
terapéuticos del cliente". 
 
El argumento del autor es que la escucha de la música, a la cual incluye 
experiencias musicales "receptivas" de todo tipo, se puede incluir como parte integral de 
la Musicoterapia. Cada modo de experiencia musical (como actuar, improvisar, componer, 
escuchar, moverse) tiene sus propias aplicaciones y beneficios únicos. De esta manera, 
limitar la Musicoterapia excluyendo cualquiera de ellos es privar a los clientes de las 
fuentes y recursos completos de la disciplina. En todos los casos, las necesidades del 
cliente tienen que estar por delante de las posturas técnicas y preferencias de los 
terapeutas. Así, la Musicoterapia se debe definir en términos amplios que puedan abarcar 
prácticas diversas y filosofías en variados encuadres clínicos. 
Estímulo y respuesta 
Es importante señalar que tanto las experiencias receptivas como activas, la 
música puede bien, proveer un estímulo que actúe, obre y obtenga resultados e influencie 
al cliente directamente, o puede aportar un medio de respuesta para que se dé un 
proceso de cambio terapéutico. Así, cualquier descripción de las experiencias musicales 
que se utilizan en terapia deben incluir tanto estímulos musicales como respuestas 
musicales a esos estímulos. 
 
Un estímulo musical es cualquier cosa que pertenezca a la música que afecta o 
actúa sobre el cliente como parte de la terapia. Esto incluye estimulación musical que 
parte de fuentes que están fuera de la situación de terapia (ejemplo: grabaciones hechas 
por personas que no son participantes de la sesión)o estimulación musical el terapeuta 
y/o el cliente como parte de la sesión. 
 
Una respuesta musical es cualquier acto musical o reacción a la música que el 
cliente pudiera mostrar dentro del contexto de terapia. Las respuestas pueden ser 
encubiertas, disimuladas (internas, manifiestas y directamente observables). Las 
respuestas encubiertas pueden ser sensomotrices, perceptuales, cognitivas, afectivas, 
sociales o espirituales por naturaleza, y procesadas a través de entradas auditivas, 
visuales, táctiles o cinestésicas. Las respuestas evidentes se pueden realizar en variadas 
modalidades de salida o por medios expresivos, incluyendo la voz, los instrumentos o el 
cuerpo. 
Niveles de la experiencia musical 
Para los propósitos de esta definición se han identificado varios niveles de 
experiencia musical, basados en si son intrínsecamente "musicales" los estímulos o 
respuestas dentro de un encuadre musicoterapéutico. Los niveles son: premusicales, 
musicales, extramusicales, paramusicales y no-musicales. 
 
Estos niveles se basan en varios criterios: 
1- Si los estímulos o las respuestas son humanas o no humanas, al azar o en orden, y 
controladas intencionalmente o sin intencionalidad. 
2- Si los estímulos o respuestas son auditivos, vibracionales o visuales. 
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3- Si están organizadas o secuenciadas de acuerdo a parámetros del sonido u otros 
parámetros (patrones motrices, patrones del habla). 
4- Si los sonidos realizados son significantes. 
5- Si las formas sonoras se han creado con propósitos de expresión personal o artística. 
6- Si las formas coinciden con niveles artísticos vigentes y criterios estéticos. 
 
Premusical: El estímulo premusical es aquél que está insuficientemente 
desarrollado, organizado o completo para que se le considere intrínsecamente musical o 
que funciona como señal comunicativa más que como expresión musical con tal 
propósito. Los ejemplos incluyen: vibraciones al azar, formas vibracionales, vibraciones 
musicales, señales eléctricas musicales, ritmos motrices, ritmos visuales, sonidos 
naturales ambientales, sonidos de animales, sonidos instrumentales, vocalizaciones 
casuales, aleatorias, balbuceo musical o del habla y métrica. 
 
Las respuestas premusicales son aquellas reacciones a la música que tienen 
una intencionalidad insuficiente para ser calificadas como musicales. Los ejemplos 
incluyen las respuestas autónomas y reflexivas a la música, cambios a nivel de 
consciencia o despertar debido a la música y esquemas sensomotrices provocados por la 
música. 
 
Musical: Los estímulos musicales son sonidos que están suficientemente 
controlados u organizados y crean relaciones que son intrínsecamente significativas. 
Aunque los sonidos pueden representar o referirse a algo que va más allá de ellos 
mismos, su significado original o significación estriba en las relaciones musicales que 
existen entre ellas. Los ejemplos incluyen: 
1-Los elementos musicales (pulso, ritmo, escalas, tonalidad, melodía, armonía, 
textura, timbre ). 
2- Formas musicales (motivos, frases, improvisaciones, composiciones, 
actuaciones) 
3- Objetos musicales (instrumentos, voz, cuerpo, partituras, grabaciones, etc...) 
 
Respuestas musicales: son esfuerzos intencionales para escuchar o hacer 
música. Los sonidos se manipulan intencionalmente y organizan para producir relaciones 
significativas entre sí y a veces en referencia a otra cosa. El propósito de tales esfuerzos 
es artístico o expresión personal o apreciación estética. 
 
Las respuestas musicales encubiertas son aquellos aspectos de la escucha o del 
hacer musical que se presuponen estar operando pero no son directamente observables. 
Estos incluyen actividades mentales o estrategias internas que se incluyen al atender, 
percibir, discriminar, analizar, recordar, evaluar, interpretar, sentir, preferir, producir, 
secuenciar, controlar, manipular, planear, decidir, representar, coordinar, sincronizar, 
variar, contrastar o imitar sonidos. 
 
Las respuestas musicales evidentes son cualquier comportamiento o conducta 
que se puede observar cuando una persona escucha, actúa, improvisa, dirige, compone o 
cualquiera de las actividades arriba mencionadas. 
 
Extramusical: Los estímulos extramusicales son esencialmente aspectos no 
musicales de la música o experiencias musicales que se originan, afectan o derivan su 
significado, de la música. Tales estímulos pueden ser significativos por y en sí mismos, o 
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pueden depender de la música para su significado. La música, por otro lado, es 
independiente de tal estímulo extramusical para ser significado esencial, además se 
realiza y se hace más significativa a causa de ellos. Es decir, los sonidos en sí mismos no 
son menos significativos o relacionados desde una postura musical; además, estos 
significados y relaciones se iluminan de alguna manera o realzan por sus connotaciones 
extramusicales. 
 
A causa de la dualidad de los materiales básicos y de los significados que portan 
por separado o juntos, los componentes musicales pueden ser primarios o secundarios a 
los extramusicales. Quiere decirse que los estímulos extramusicales pueden servir, bien 
como fondo o primer plano, en relación a la música. 
 
Los ejemplos de estímulos extramusicales incluyen: líricos, programas (ejemplos: 
historias, juego dramático, obras de artes plásticas adaptadas a la música), imágenes y 
fantasías con la música, gestos y posturas musicales y movimientos, mimo con música, 
objetos y actividades asociadas a la música, recuerdos que se evocan por la música, 
metáforas musicales y debates sobre la música. 
 
Respuestas extramusicales: son esencialmente reacciones o comportamientos 
no musicales que se estimulan escuchando o haciendo música y derivan su significado 
de su relación con la música. Aquí, también, las respuestas extramusicales pueden estar 
en segundo plano o en primer plano de la experiencia musical de la persona. 
 
Los ejemplos de respuestas musicales encubiertas incluyen actividades interna o 
mentales, tales como asociar, conectar, evocar, imaginar, fantasear, meditar, contemplar, 
etc... al hacer o escuchar música. Los ejemplos de respuestas extramusicales 
encubiertas incluyen responder a la música, moviendose uno, gesticulando, 
dramatizando, dibujando, pintando, esculpiendo, charlando, escribiendo, etc... 
 
Paramusical: Los estímulos paramusicales son aquellos aspectos del entorno 
musical que afectan al individuo al escuchar o hacer música, pero no están 
intrínsecamente relacionados con la música y no dependen de la música para su 
significado. Los estímulos paramusicales puede que se den independientemente de la 
música aunque coincida con ella, o se puedan estimular con la música de alguna manera 
tangencial. Los estímulos paramusicales sirven para primer plano para la experiencia del 
cliente con música de fondo, y por consiguiente pueden incluir todos los estímulos no 
musicales que se dan en conjunción con los estímulos musicales. 
 
Los ejemplos de estímulos paramusicales incluyen: 1/ gentes, objetos, muebles, 
luces, accesorios del entorno musical, y 2/ danza, drama, obras de arte, poesía etc... 
acompañada por música de fondo. 
 
Respuestas paramusicales: son comportamientos o reacciones que se dan 
dentro del contexto de la actividad musical pero no son musicales en su contenido. Tales 
respuestas pueden emerger o partir de la música, entorno musical, aunque no están 
intrínsecamente relacionadas o controladas por la música y no dependen de ella para su 
significado. Los ejemplos incluyen el soñar despierto, estar distraído, charlando o 
enzarzado en otra actividad artística con música en el ambiente. 
 
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No musicales. Los estímulos no musicales son aquellos aspectos del entorno de 
la Musicoterapia que afectan al cliente pero que no surgen, afectan, derivan el significado 
de cualquiera de los previos tipos de estímulo o respuestas.Respuestas no musicales: son aquellos comportamientos o reacciones que no 
tienen una intencionalidad o significación musical y que no parten, surgen, afectan o 
derivan su significado de alguna actividad musical. 
 
Es típico que las sesiones de Musicoterapia contengan muchos niveles de 
estímulo y respuesta. La actual proporción depende de muchos factores: los fines u 
objetivos de la terapia, la orientación del terapeuta, el nivel funcional del cliente, etc... Es 
importante darse cuenta a estas alturas de que la música es una experiencia 
omnipresente que no siempre se ajusta en los confines o límites de los esquemas 
mentales tradicionales, y que además su uso en terapia se realza aprovechando por 
completo su amplitud. 
Y RELACIONES QUE EVOLUCIONAN POR MEDIO DE ELLAS 
En Musicoterapia, el terapeuta utiliza tanto las experiencias musicales y las 
relaciones que evolucionan por medio de ellas como agentes terapéuticos. Esta parte de 
la definición sugiere que, además de sus efectos terapéuticos directos, la música también 
ayuda al cliente a desarrollar tipos variados de relaciones y que estas relaciones tienen 
sus propios efectos terapéuticos. Así, tanto la música y las relaciones son partes 
integrales e interdependientes del proceso de intervención. 
 
Las relaciones que emergen dentro de la Musicoterapia tienen muchas facetas. 
Pueden ser entre los elementos de una persona, entre la gente, entre una persona y un 
objeto o entre objetos. Cada uno de éstos se puede manifestar y experienciar 
físicamente, musicalmente, mentalmente, socialmente o espiritualmente. Así, por 
ejemplo, las relaciones se podrían explorar entre dos sentimientos opuestos que tiene un 
cliente, entre las diferentes partes del cuerpo del cliente y los sentimientos sobre un otro 
significante; o las relaciones en terapias se podrían examinar entre los sentimientos del 
cliente y los sentimientos del terapeuta o entre los pensamientos del cliente y los 
sentimientos de otro cliente. 
 
Estas relaciones pueden servir como importantes funciones en la terapia. Si la 
salud se concibe como un estado de armonía y equilibrio, entonces la terapia es un 
proceso por el cual se exploran y desarrollan relaciones armoniosas y equilibradas en el 
mundo del cliente. Así, las relaciones que se forman a través de la experiencia musical 
pueden ayudar a dar al cliente la consciencia de cuáles de las relaciones anteriores son 
armoniosas y equilibradas y cuales no, a la vez que aportan la motivación y apoyo 
necesarios para hacer algo por ellas. De este modo, las relaciones pueden ser un 
indicativo de cambio o condición necesaria para el cambio. 
 
De todas la relaciones que se pueden desarrollar en Musicoterapia, dos son de 
gran significación para el proceso de cambio: la relación cliente-música y la relación 
cliente-terapeuta. El relativo énfasis que se le da a cada una depende de si la música se 
utiliza como terapia o en terapia, y de la orientación teórica del terapeuta. 
 
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Ambas relaciones se caracterizan en términos de dos tipos: una relación de 
"transferencia", por la cual el cliente se relaciona con la música o el terapeuta como una 
persona del pasado (normalmente los padres). Este tipo se ve motivado por asuntos 
incompletos con esa persona y puede ser afectada tanto positiva como negativamente. 
Una relación "autentica" es aquella en la cual el cliente se relaciona con la música o el 
terapeuta por lo que son y por lo que ofrecen en el presente. 
 
Aunque estos tipos de relaciones parecen los más relevantes para los abordajes 
psicoterapéuticos, tienen amplias implicaciones para otros abordajes en terapia. La razón 
es que en cada aplicación de Musicoterapia, la música y el terapeuta están ayudando al 
cliente de alguna manera y una relación de ayuda de estas características parece 
provocar este tipo de temas sobre relaciones parentales e interpersonales sin tener en 
cuenta si el objetivo de la terapia es la salud física, emocional, mental o espiritual. 
 
Cuando la música se utiliza como terapia, la relación cliente-música sirve como 
vehículo primordial o agente terapéutico del cambio y se facilita la relación cliente-
terapeuta para ese fin. Aquí está el rol principal del terapeuta, que es musical por 
naturaleza, y su identidad es más "músico como terapeuta". En este caso, la relación 
cliente-terapeuta se puede caracterizar esencialmente como musical o actividad basada 
en la música. 
 
Cuando la música se utiliza en terapia, la relación cliente-terapeuta sirve como 
contexto primordial de cambio y la relación cliente-música facilita ese fin. Aquí, el rol 
principal del terapeuta es internacional por naturaleza y a menudo verbal, y su identidad 
es más "terapeuta como músico". En este caso, la relación cliente - terapeuta se puede 
caracterizar como más interpersonal que musical. 
COMO FUERZAS DINÁMICAS 
Un modelo de la química 
En Musicoterapia, las experiencias musicales y las relaciones que se desarrollan 
a través de ellas sirven como fuerzas dinámicas de cambio. El cómo estas fuerzas son 
dinámicas y cómo se producen cambios terapéuticos pueden entenderse mejor 
comparando la Musicoterapia con la química. 
 
De igual modo que el químico combina ingredientes varios para producir 
reacciones y cambios en ellos, el musicoterapeuta combina elementos varios de la 
música y la terapia para producir reacciones y cambios en el cliente. Las "dinámicas" de 
la Musicoterapia son, pues, definidas como el intermanejo de elementos y fuerzas dentro 
de una situación clínica que afectan al cliente para inducir a un cambio terapéutico. En 
términos de la sección previa, este intermanejo de elementos y fuerzas conduce a 
reacciones multifacéticas que se desarrollan dentro de la experiencia musicoterapéutica. 
 
Como en la química, es importante para el musicoterapeuta identificar y entender 
muy bien cada elemento, sus componentes estructurales, sus formas de interactuar con 
los otros elementos y las reacciones y cambios que producen por sí mismos, en 
combinación con otros elementos y en contextos varios. Los elementos principales en 
Musicoterapia son: el cliente, la música, el terapeuta y otros. 
 
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Como en la química, cada uno de estos elementos pueden ser analizados en 
términos de sus estructuras atómicas o moleculares. Por ejemplo, los elementos 
humanos (cliente, terapeuta, otros) se pueden ver como que tienen muchas partes 
estructurales. A menudo llamamos a estas partes " y o es ". Dentro del contexto de la 
exposición presente, cada elemento dinámico (yo) está hecho de moléculas físicas, 
musicales, emocionales, mentales, conductuales y espirituales. 
 
Cada elemento dinámico puede aparecer sólo o unido a otros elementos para 
formar "compuestos". Así, por ejemplo, el terapeuta puede actuar sobre el cliente como 
un elemento aislado o el terapeuta puede hacer música y convertirse en un " 
componente ". 
 
Estos componentes se forman por medio del uso de medios expresivos y 
experiencias. En música, los medios son vocales, instrumentales y corporales y las 
experiencias pueden incluir la escucha, la improvisación, actuación, composición, 
movimiento, etc... Cuando un terapeuta utiliza estos medios y experiencias puede que se 
formen varios compuestos dinámicos tales como: el instrumento musical del terapeuta, la 
voz del terapeuta, la improvisación o actuación del terapeuta, los gestos y posturas 
musicales del terapeuta, la improvisación o respuestas corporales, las letras del 
terapeuta, las grabaciones del terapeuta, etc... Es importante darse cuenta, entonces, de 
que la Musicoterapia permite posibilidades ilimitadas para crear fuerzas dinámicas dentro 
de una situación terapéutica. El valor de estos compuestos dinámicos es que llevan a la 
formación de relaciones dentro del mundo del cliente como se describía anteriormente. 
 
En resumen, hay cuatro elementos principales en Musicoterapia: el cliente, lamúsica, el terapeuta y otros. Cada elemento tiene dimensiones físicas, musicales, 
emocionales, mentales, conductuales y espirituales. Los elementos y sus compuestos se 
pueden utilizar solos o en combinación con otros (como compuestos ). Los elementos y 
los compuestos se forman o aplican, enganchando al cliente en experiencias 
premusicales, musicales, extramusicales, paramusicales y no musicales. Estas 
experiencias musicales establecen el contacto dentro y entre varias facetas del cliente y 
su mundo, y por medio de la consciencia resultante y motivación dé paso y surja la 
formación de unas relaciones más armoniosas y equilibradas que se necesitan para llegar 
a la salud. 
DE CAMBIO 
En Musicoterapia, la música y las relaciones se utilizan como fuerzas dinámicas 
de cambio. Así, el propósito principal o resultado de la terapia es inducir un cambio en el 
cliente. Es importante darse cuenta de que al igual que para ciertos tipos de 
intervenciones se requieren condiciones de terapia, así también ciertos tipos de clientes 
cambian. 
 
En Musicoterapia, el cliente puede definir cambios que son musicales o no 
musicales. Cuando la música se utiliza como terapia, es más probable que los cambios 
más evidentes que hace un cliente sean musicales por naturaleza. Cuando la música se 
utiliza en terapia, los cambios más evidentes probablemente serán no musicales por 
naturaleza. Puesto que en ambos casos el objetivo es afectar a áreas no musicales de la 
vida del cliente, los cambios no musicales son a menudo los indicadores más obvios de la 
terapia que los musicales. 
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El cambio es el objetivo final de toda intervención terapéutica. Sin embargo, ya 
que en los seres humanos se producen cambios a nivel cotidiano, algunos para mejor y 
otros para peor, no todos los cambios son necesariamente terapéuticos. Para que un 
cambio sea "terapéutico " por naturaleza, tiene que estar específicamente relacionado a 
un problema que el cliente esté experimentando, y de alguna manera debe acercar al 
cliente más hacia un estado de salud. Puesto que la música involucra y afecta a tantas 
facetas del ser humano, y puesto que sus aplicaciones clínicas son tan diversas, la 
Musicoterapia se puede utilizar para conseguir un amplio espectro de cambios 
terapéuticos. Las siguientes son áreas de cambio terapéutico hacia las que más 
comúnmente apunta la Musicoterapia, y como tales se pueden vislumbrar áreas de 
objetivos primordiales para la práctica clínica. También se las pude considerar como 
"variables dependientes" de investigación o las áreas que uno evaluaría para decidir los 
efectos de la Musicoterapia, y son: 
 
Fisiología: velocidad del corazón, presión sanguínea, respiración, repuesta 
galvánica de la piel, dilatación de la pupila, ondas cerebrales (EEG), respuestas 
musculares, movilidad gástrica, temperatura, niveles hormonales, secreciones 
glandulares, funciones neurológicas, respuestas inmunes, resonancia vibracional y 
sintonización de los órganos. 
Psicofisiología: dolor, niveles de respuesta, niveles de consciencia, estado de 
tensión/ relajación, nivel de energía/fatiga, biofeedback (retroalimentación ), imagen 
corporal y sus funciones. 
Esquemas sensomotrices: respuestas reflejas y su coordinación, esquemas 
sensomotrices (control, integración e interiorización, coordinación motriz fina y gruesa). 
Percepción: percepciones de figura-fondo, parte-todo, igual-diferente, 
discriminación de las diferencias, conservación de las igualdades. 
Cognitiva: amplitud, profundidad y longitud de la atención, retención de corta o 
larga duración, capacidad del nivel de aprendizaje, conocimiento, patrones de 
pensamiento y los procesos, actitudes, creencias y estilo cognitivo. 
Comportamiento: patrones, nivel de actividad, rendimiento, reforzamiento de 
medidas de protección-emergencias, eficiencia, vigilancia, seguridad, moral. 
Música: preferencias, registro vocal y técnica, técnica instrumental, hábitos 
prácticos, repertorio, destrezas orquestales, tendencias rítmicas, melódicas, armónicas, y 
formales de actuar, improvisar o componer. 
Emociones: registro, variabilidad, adecuación, congruencia de las emociones, 
reacción, expresividad, intereses, actitudes, defensas, impulsividad, ansiedad, 
agresividad, depresión, motivación, compromiso, participación, preferencias, asociaciones 
libres, imágenes mentales, metáforas, símbolos, fantasías diurnas, fantasías, cuentos, 
recuerdos, interpretaciones de las proyecciones. 
Comunicación: destrezas receptivas y expresivas en el habla, lenguaje y otras 
modalidades no verbales incluyendo la música, la danza, el teatro, la poesía y las artes 
plásticas. 
Interpersonal: conciencia, sensibilidad, intimidad, tolerancia a los otos, destrezas 
interaccionales, roles de comportamiento, patrones de relación, estilos, preferencias, 
etc... 
Creatividad: fluidez, divergencia, originalidad, inventiva, elaboración de los 
anteriores. 
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RESUMEN: LA MUSICOTERAPIA ES ... 
Un proceso sistemático de intervención 
La Musicoterapia es sistemática en tanto que va dirigida hacia un objetivo o meta, 
organizada y regular, más que hacia una serie de experiencias sin planear elegidas al 
azar que resulten ser de ayuda. Sus tres componentes principales de procedimiento son 
la valoración, tratamiento y evaluación. 
 
La Musicoterapia es un proceso que tiene lugar en el tiempo. Para el cliente es un 
proceso de cambio gradual; para el terapeuta es una secuencia sistemática de 
intervenciones; tanto para el cliente como para el terapeuta tiene un propósito específico 
de inducir al cambio terapéutico en el cliente. La música y/o el terapeuta puede servir 
como agente principal para la intervención, dependiendo de si la música se está 
utilizando como terapia o en terapia. 
 
La Musicoterapia requiere la implicación tanto de la música como del terapeuta. 
Así, cualquier utilización de la música para un beneficio terapéutico que no involucre a un 
terapeuta no se considera Musicoterapia. Cualquier método de intervención que no 
involucre a la música tanto en la valoración, tratamiento o evaluación, no se considera 
Musicoterapia. 
 
Los Musicoterapeutas utilizan diez categorías de capital importancia, cada una de 
las cuales puede ser implementada musicalmente o por medio de una interacción verbal 
o no verbal. Y son: empatía, ajuste, conexión, expresión, comunicación, interacción, 
exploración, influencia, motivación y validación. 
Donde el terapeuta ayuda al cliente 
Un musicoterapeuta es una persona que ofrece su experiencia profesional y 
servicios para ayudar al cliente con un asunto de salud. Por definición, un 
musicoterapeuta debe tener el conocimiento de tal servicio por una autoridad apropiada. 
El musicoterapeuta puede servir como terapeuta adjunto o terapeuta principal, 
dependiendo de la práctica y experiencia profesional y necesidad del cliente. El 
musicoterapeuta utiliza principios de ética personal y profesional para guiar un trabajo con 
un cliente. 
 
Al musicoterapeuta se le define como el que ayuda y al cliente se le define como 
la persona a la que se ayuda. La relación cliente-terapeuta no es recíproca en este 
respecto, aun se reconoce por lo general que el hacer terapia ofrece muchas 
oportunidades para que los terapeutas cubran sus propias necesidades a un nivel 
inconsciente. A este fenómeno se le denomina contratransferencia, y ésta puede servir 
bien de ayuda o perjudicial para el proceso terapéutico. 
 
A un cliente se le define como una persona que necesita o busca ayuda de otra 
persona a causa de una amenaza real, imaginaria o potencial a la salud, ya sea física, 
emocional, mental, conductual, social o espiritual por naturaleza. Las amenazas a la 
salud incluyen: traumas, carencias, enfermedad, incapacidades, minusvalías, daños, 
anormalidades y problemas vitales. 
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Llegar a la salud 
El objetivo de la terapia es llegar a la salud(una condición de estar sano de 
cuerpo, mente y espíritu ). Ello puede implicar el tratar con una amenaza específica a la 
salud o el establecimiento de las condiciones necesarias para el mantenimiento de la 
salud. 
 
La terapia se distingue de la curación, la educación y el crecimiento dependiendo 
de si el proceso implica una intervención concreta dentro de una relación cliente-
terapeuta y unos cambios en la salud del cliente. 
Utilización de experiencias musicales y las relaciones que se desarrollan por medio 
de ellas 
La Musicoterapia es distinta de otras modalidades por su confianza en la 
experiencia musical como agente de intervención. La experiencia musical se define 
ampliamente al incluir, tanto experiencias activas como receptivas, y el uso de la música 
tanto como estímulos como respuestas. Dependiendo de cómo sea intrínsecamente el 
estímulo musical o la respuesta, el nivel de la experiencia musical se pude describir 
como premusical, musical, extramusical, paramusical o no musical. 
 
Estos tipos variados de experiencia musical aportan al cliente oportunidades para 
desarrollar relaciones multifacéticas. Estas relaciones pueden tratar dentro del self, con 
otros o con objetos, y se pueden manifestar a través de experiencias físicas, 
comportamentales, emocionales, cognitivas, sociales y espirituales. La relación del cliente 
con el terapeuta y la música tambien se puede caracterizar como auténtica o 
transferencial. Las relaciones cliente-música y cliente-terapeuta varían de acuerdo a si la 
música se utiliza como y en terapia. 
Como fuerzas dinámicas de cambio 
La Musicoterapia puede ser comparada a la química. Sus elementos principales 
son el cliente, la música, el terapeuta y otros participantes. A través de las experiencias 
musicales estos elementos se unen para formar compuestos varios o relaciones que 
sirven como fuerzas dinámicas de cambio. 
 
Los objetivos de cambio terapéutico en Musicoterapia son fisiológicos, 
psicofisiológicos, sensomotrices, perceptuales, cognitivos, conductuales, musicales, 
emocionales, comunicativos, interpersonales y creativos. 
 
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CAPITULO 5. 
 
La Musicoterapia abarca una amplia gama de prácticas clínicas, dependiendo del 
encuadre en el que se emplee. En un encuadre educativo, por ejemplo, la Musicoterapia 
se practica de manera bastante más diferente que si fuera dentro de un encuadre de 
rehabilitación, psicoterapéutico o médico. Las variantes se pueden encontrar en relación 
a bases teóricas o empíricas, valoración, metas o procedimientos de tratamiento reales. 
 
Sobra decir que estas variantes tienen implicaciones significativas para definir la 
Musicoterapia y llegar a una identidad del campo global. También tienen ramificaciones 
importantes en la educación, formación y en el desarrollo de la teoría e investigación en el 
campo. 
 
El propósito de este capitulo es identificar áreas y niveles de práctica clínica en 
Musicoterapia. Un "área" de práctica se define por un encuadre clínico en particular, 
población, objetivo o enfoque de tratamiento; un "nivel" de práctica se define por la 
amplitud, profundidad y prioridad de la intervención terapéutica y del cambio. Cada "área" 
consiste en prácticas clínicas que varían de acuerdo al "nivel" de terapia. 
ÁREAS DE PRÁCTICA 
En la actualidad, la Musicoterapia incluye o se relaciona a once áreas principales 
de práctica. Cada área se define brevemente abajo, junto con prácticas diversas que se 
relacionan con cada una. El próximo capitulo va a apuntar un sentido más detallado de 
cada práctica. Hay que tener en cuenta que algunas de las prácticas son clínicas y 
pertenecen a la disciplina, mientras que otras no son clínicas y no entran dentro de los 
límites de la Musicoterapia. 
Educativa 
El área educativa incluye todas las aplicaciones de la música o Musicoterapia en 
un aula o encuadre de grupo que tiene objetivos curriculares de aprendizaje evolutivo 
bien sea en ámbitos musicales o no musicales. Los ejemplos incluyen: 
 
Educación musical especial: la utilización de técnicas adaptativas o 
compensatorias que faciliten o potencien el aprendizaje musical de estudiantes 
discapacitados en un encuadre escolar. 
Música evolutiva: la utilización de experiencias musicales apropiadas a la edad 
para estimular el desarrollo general de crecimiento en niños sin discapacidades y 
preescolares. 
La Musicoterapia en educación especial: la utilización de la música para ayudar a 
minusválidos a adquirir conocimientos no musicales y las destrezas esenciales para su 
educación. 
Musicoterapia evolutiva: Un musicoterapeuta utiliza las experiencias musicales y 
las relaciones que evolucionan por medio de ellas par ayudar a los clientes a conseguir 
marcas evolutivas que se han retrasado o frustrado en periodos diversos de la vida. 
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Enseñanza 
El área instructiva incluye todas las aplicaciones de la música y la Musicoterapia 
en un encuadre de clase particular que tiene objetivos de aprendizaje de la música o 
personales. Los ejemplos incluyen: 
Enseñanza de la música adaptativa: la utilización de técnicas adaptativas o 
compensatorias para facilitar o potenciar la consecución de un objetivo-logro musical en 
alumnos disminuidos en un encuadre de clase particular. 
Enseñanza musical terapéutica: la utilización de una clase de música particular 
como un contexto para ayudar a niños no disminuidos a superar obstáculos o problemas 
en relación a la auto-expresión musical o aprendizaje musical. 
Musicoterapia educativa: el profesor terapeuta utiliza las experiencias del 
aprendizaje musical, trabajando dentro de un contexto de clase particular para orientar un 
amplio espectro de necesidades terapéuticas del cliente. 
Psicoterapia musical educativa: trabajando dentro de un contexto de clase 
privada, el profesor-terapeuta utiliza las experiencias musicales y las relaciones que se 
desarrollan por medio de ellas como un medio de psicoterapia. 
Conductual 
El área conductista incluye todas las aplicaciones de la música y la Musicoterapia 
en encuadres individuales, que tienen por objeto el cambio de una amplia variedad de 
comportamientos. Los ejemplos incluyen: 
Música funcional: la utilización de la música para influenciar estados físicos, 
comportamientos, estados de ánimo etc. Fuera de un contexto de terapia para propósitos 
comerciales, industriales, educativos, del trabajo y el hogar. 
Musicoterapia conductista: la utilización de la música como un refuerzo eventual o 
entrada del estímulo para incrementar o modificar comportamientos adaptativos y a 
apagar comportamientos inadaptados. 
Psicoterapia musical conductista: la utilización de las experiencias musicales y las 
relaciones que se desarrollan por medio de ellas como medio de tratamiento de 
alteraciones de conducta. 
Psicoterapéutica 
El área psicoterapéutica incluye todas las aplicaciones de la música y la 
Musicoterapia en encuadres individuales o grupales que tienen por objeto resolver 
problemas emocionales o interpersonales. Los ejemplos incluyen: 
Música terapéutica: un individuo utiliza la música para mantener su propia salud o 
para aumentar el crecimiento personal en términos emocionales, mentales o físicos. 
Psicoterapia musical de apoyo: el terapeuta utiliza las experiencias musicales 
para estimular el ajuste emocional, interpersonal o de crecimiento, confiando 
principalmente en los recursos que tiene el cliente. 
Psicoterapia musical e introspección: el terapeuta utiliza las experiencias 
musicales y las experiencias que se desprenden de ellas como medio de traer al cliente 
instrospecciones a su vida emocional o interpersonal y estimulando los cambios 
necesarios que deriven de ellos. 
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Pastoral 
El área pastoral incluye todas las aplicaciones de la música y la Musicoterapia en 
encuadres religiosos que tienen por objeto el desarrollo espiritual y la resoluciónde 
problemas relacionados con él. Los ejemplos incluyen: 
Música inspiratoria: la utilización de la música para estimular experiencias 
espirituales, para facilitar meditaciones religiosas y potenciar actividades de rezos y 
cultos. 
Música en el consejo pastoral: la utilización de experiencias musicales para 
ayudar al cliente a obtener instrospecciones espirituales y a desarrollar una relación con 
Dios que le facilite una ajuste y crecimiento emocional. 
Supervisión y Formación 
Este área incluye todas las aplicaciones de la música y la Musicoterapia que se 
diseñan para supervisar o formar terapeutas. Los ejemplos incluyen: 
Demostraciones de Musicoterapia y " Role-plays" (juego de roles): un profesor o 
supervisor moldea el rol de un terapeuta en una experiencia de Musicoterapia que 
involucra al aprendiz, bien en los juegos de roles del cliente o en una participación 
auténtica limitada. 
Formación de Musicoterapia experiencial: los alumnos aprenden de 
Musicoterapia a través de una participación auténtica, real, en el proceso como clientes, 
con el coordinador que sirve de terapeuta. 
Psicoterapia musical supervisora: el terapeuta supervisor utiliza las experiencias 
musicales y las relaciones que se derivan de ellas como medio para ayudar al 
supervisado a trabajar a través de temas personales que impactan su trabajo clínico 
como musicoterapeuta. 
Médica 
El área médica incluye todas las aplicaciones de la música y de la musicoterapia 
que tienen como objetivo la prevención, el tratamiento, o la recuperación de 
condicionantes médicos. Algunos ejemplos: 
La Música en la Medicina: la utilización de la música para influenciar el estado 
emocional, mental y físico antes, durante o después del tratamiento médico. 
La Musicoterapia en la Medicina: el terapeuta utiliza las experiencias musicales y 
las relaciones que se desarrollan a través de ellas para influenciar el estado emocional, 
mental o físico del paciente antes, durante o después del tratamiento médico y para 
ayudar a los pacientes a que se ajusten a su enfermedad, tratamiento y/o recuperación. 
Curativa 
El área curativa incluye todas las aplicaciones del sonido, la música y la 
Musicoterapia que tienen por objeto promover el bienestar o curación de mente, cuerpo y 
espíritu. Los ejemplos incluyen: 
Curación por el sonido: la utilización de frecuencias vibratorias o formas sonoras 
para curar la mente, el cuerpo y el espíritu, para inducir a la auto-curación y promover el 
bienestar. 
Curación por la música: la utilización de experiencias musicales para curar la 
mente, el cuerpo, para inducir a la autocuración y promover el bienestar. Incluida en eta 
categoría está la utilización de la música en el chamanismo. 
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La Musicoterapia en la curación 
La utilización de las experiencias musicales y las relaciones que se desarrollan a 
través de ellas para curar la mente, el cuerpo y el espíritu, e inducir la autocuración, así 
como promoverla. 
Recreativa 
El área recreativa incluye todas las aplicaciones de la música, la enseñanza 
musical o Musicoterapia, para propósitos recreativos de entretenimiento, de diversión. Los 
ejemplos incluyen: 
La música ceremonial: la utilización de la música para acompañar asuntos 
formales tales como las ceremonias de estado o militares, eventos atléticos o ceremonias 
condecorativas. 
Música recreativa terapéutica: la utilización de las actividades musicales para 
aportar entretenimiento, mejorar la calidad de vida y desarrollar actividades de tiempo 
libre placenteras. 
Musicoterapia recreativa: el terapeuta utiliza la música, el aprendizaje musical y 
las actividades al mismo, para ayudar al cliente a desarrollar destrezas recreativas y a 
utilizar el tiempo de asueto como un medio de autorealización. 
Actividades 
El área de actividades incluye a todas las aplicaciones de la música y la 
Musicoterapia, en la que la actividad sirve como vehículo base para el aprendizaje o el 
cambio. Los ejemplos incluyen: 
Terapia de la actividad musical: el terapeuta utiliza las actividades musicales o 
tareas para ayudar a los clientes a desarrollar conocimientos, habilidades o 
comportamientos necesarios para la adaptación. 
Musicoterapia de rehabilitación: la utilización de las experiencias musicales y las 
relaciones que se derivan de ellas como medio de ayudar a los clientes que han estado 
debilitados por algún trauma, enfermedad o lesión para devolverle a niveles previos de 
funcionamiento o ajuste hasta un punto máximo. 
Las artes interrelacionadas 
El área de las artes interrelacionadas incluye todas las aplicaciones clínicas de la 
música y la Musicoterapia que incorpora experiencias de las demás artes. Los ejemplos 
incluyen : 
Actividad expresiva terapéutica: un terapeuta utiliza actividades de artes 
interrelacionadas y juega para ayudar al cliente a adquirir conocimiento, destrezas o 
comportamientos necesarios para la adaptación, el crecimiento educativo o el 
esparcimiento. 
La música en la terapia de Artes creativas: un terapeuta utiliza las experiencias 
musicales que incluyen otras formas de arte como medio de terapia, o un terapeuta utiliza 
la Musicoterapia en colaboración con otras terapias artísticas. 
Psicoterapia expresiva: un terapeuta utiliza diversas modalidades expresivas, y 
las relaciones que se desarrollan a través de ellas, como medio de sacar introspecciones 
de la vida emocional o interpersonal del cliente y estimular los cambios deseados que 
comportan tales introspecciones. 
 
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Igual que con cualquier esquema clasificatorio, es importante recordar que estas 
áreas y prácticas a menudo se superponen y que las coincidencias no borran las 
diferencias básicas entre las categorías. Hay muchos musicoterapeutas que practican en 
varias "áreas" a la vez, por la diversidad de sus encuadres clínicos o población de 
clientes, aunque estos terapeutas tienen una clara visión de cómo difieren los diversos 
programas. Por ejemplo, un musicoterapeuta que trabaja en un hospital general puede 
utilizar prácticas educativas, psicoterapéuticas, rehabilitadoras o médicas con grupos 
diferentes de clientes, o al trabajar con el mismo grupo, "Musicoterapia en medicina" 
puede extenderse a otras prácticas tales como "Psicoterapia musical de apoyo" o a 
"Música en el consejo Pastoral" o "Música terapéutica". 
 
Es importante también tener en cuenta que esta clasificación no implica juicios de 
valor. Un área no es superior o inferior a otra en importancia, efectividad o valor. 
NIVELES DE PRÁCTICA 
Visión de conjunto 
Comparando las prácticas anteriores, uno se da cuenta rápidamente de cuántas 
variables están implicadas en distinguir las diversas áreas y práctica que las contienen. 
Las diferencias se pueden encontrar en las poblaciones, en los objetivos, en los métodos 
de intervención, el rol de la música y la naturaleza de la relación terapeuta-cliente, por 
nombrar unas pocas. 
 
Uno también se da cuenta de cómo algunas prácticas están relacionadas a la 
Musicoterapia por la periferia, mientras que otras integran la Musicoterapia a otras 
disciplinas, y aun otros parecen estar en el mismo centro de la Musicoterapia. De esta 
manera, todas las variables que distinguen un área o práctica de la otra, no importa lo 
sutil o insignificante que puedan parecer, tienen implicaciones considerables al identificar 
los límites de la Musicoterapia. 
 
Discernir "los niveles" de la práctica puede ser una manera de determinar lo que 
es Musicoterapia y lo que no, al tiempo que ayuda a identificar aquellas áreas de la 
disciplina que requieren una formación especializada, no sólo en Musicoterapia sino 
también en los campos relacionados. Viendo como es de interdisciplinaria la 
Musicoterapia, estos niveles se podrían pensar como si fueran capas alrededor de un 
núcleo central, donde cada capa es una mezcla con otra disciplina y el núcleo es el 
corazón de la Musicoterapia, donde todas sus capas externas

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