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Cap 6 Definiendo-Musicoterapia

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KENNETH E . BRUSCIA 
 
 
 
 
 
 
 TRADUCIDO POR LORETO VIEJO 
 
Transcripción Antonio J Asiáin 
 
 
 
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CAPITULO 6. D
 
En el capítulo anterior, las áreas y niveles de Musicoterapia se han identificado, y 
se han dado criterios para su clasificación de acuerdo a las prácticas actuales. El 
propósito de este capítulo es describir estas prácticas con un mayor detalle y distinguirlas 
por área y nivel. Para una mejor y mayor clarificación y definición se aportan ejemplos 
sacados de la literatura. 
 
Como se ha mencionado en el capítulo anterior hay varias advertencias al utilizar 
el esquema de esta clasificación: 
1 Los terapeutas y métodos a menudo se superponen en varias áreas y niveles 
de práctica; así, cuando se dan ejemplos de un área o nivel, el autor no esta deduciendo 
que los terapeutas o los métodos únicamente pertenecen a esas categorías. 
2 Esta clasificación esquemática no implica juicios de valor. Un área o nivel de 
Musicoterapia no debería concebirse como intrínsecamente mejor o más efectiva que otra 
por razones de su clasificación. 
3 Los criterios que se utilizan al fijar los niveles de terapia varían de un área a 
otra, así cada área de práctica tiene sus propios criterios para fijar los niveles dentro de 
ella. 
4 No todas las áreas tienen los cuatro niveles de práctica. 
PRÁCTICAS EDUCATIVAS 
Esta agrupación de las prácticas incluye los diversos usos de la música con 
alumnos discapacitados o minusválidos en un encuadre educativo o escolar. Ésta incluye: 
"Educación musical especial" y "Música progresiva" a un nivel aumentativo, y 
"Musicoterapia evolutiva" a un nivel intensivo o principal. 
 
En todas estas prácticas, el énfasis se coloca en objetivos curriculares o 
evolutivos en educación especial y/ o en educación musical. Los diferentes niveles 
reflejan hasta qué punto la música o los objetivos de aprendizaje son un fin en sí mismos 
o los medios para un fin terapéutico. Esto a cambio depende de los niveles de destreza o 
el estatus de salud de los alumnos. 
Educación Musical Especial 
En la "Educación Musical Especial" el profesor de música o terapeuta utiliza 
técnicas adaptatorias o compensatorias para facilitar o maximizar el aprendizaje musical 
de los alumnos deficientes en un encuadre escolar. Los objetivos curriculares específicos 
incluyen el aprendizaje de conceptos musicales generales y destrezas, y la participación 
con éxito en conjuntos-grupos musicales. 
 
La "Educación Musical Especial" es apropiada para clases de música integradas 
en el sistema normal, donde los alumnos tienen necesidades especiales de enseñanza 
pero son capaces de participar con cierto éxito en la mayoría de las actividades 
curriculares. Sin embargo, también se puede utilizar en clases independientes con sus 
propios recursos, cuando las incapacidades de los alumnos no excluyen la posibilidad de 
adquirir conocimientos musicales y destrezas con una atención especial. 
 
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Como práctica especial la “Educación Musical Especial" está en el límite entre la 
educación musical y la Musicoterapia. La razón principal por la que no se considera 
Musicoterapia “per se” es que sus objetivos están más dentro de la enseñanza que de la 
terapéutica. El aprendizaje musical es un fin más que un medio para un fin. 
 
Hay que añadir que la relación que se forma entre el alumnos y el profesor no 
tiene un trasfondo terapéutico. De hecho, cualquier esfuerzo que haga el educador 
musical para encauzar las necesidades de los alumnos de una forma terapéutica se 
consideraría como un comportamiento de rol inapropiado. 
 
La literatura está repleta de libros diseñados para ayudar a los profesores a llevar 
la música a niños especiales. Existen notables ejemplos que incluyen aquellos de Nocera 
(1979), Graham y Beers (1980) y Edwars (1981) por nombrar unos pocos. Es importante 
señalar que estos libros puede que no hagan las mismas distinciones que se hacen aquí 
entre los objetivos de la educación musical y la terapia. 
Música evolutiva 
En la "Música evolutiva" las experiencias musicales apropiadas a la edad se 
utilizan para estimular el desarrollo general y crecimiento de niños no incapacitados y 
preescolares (aquellos que no tienen incapacidades en el desarrollo o minusvalías). Aquí 
el énfasis se pone en los procesos normales de desarrollo ,tanto en las áreas musicales 
como en las no musicales. Como tales, los objetivos podrían ser: mejorar el desarrollo 
sensoriomotriz, perceptivo o las habilidades cognitivas, o reforzar la relación padre niño o 
el crecimiento emocional. 
 
Una característica básica de "Música evolutiva" es que confía en la interacción 
musical, implicando al niño, a los padres u otros significativos y al director musical. Un 
ejemplo de esta práctica incluye el trabajo de Allison (1988), que lleva sesiones musicales 
en la vecindad para madres y sus niños. El propósito es afianzar las relaciones familiares 
a la vez que estimular el desarrollo global del niño. 
 
También se incluye en esta categoría la utilización de la música en los programas 
preescolares o cuidados de día, de niños no incapacitados. 
 
La "Música evolutiva" hay que distinguirla de los esfuerzos más concentrados de 
afianzar el desarrollo musical de los niños normales muy jóvenes, tales como el método 
Suzuki (Mills and Murphy, 1973), y de programas más clínicamente orientados para niños 
minusválidos y preescolares, tales como los de Witt y Steele (1984) y Monti (1985) que 
son ejemplos de "Musicoterapia evolutiva". 
 
La "Musicoterapia evolutiva" es auxiliar porque los niños no tienen problemas de 
salud como se ha definido anteriormente y porque las intervenciones no son realmente 
terapéuticas por naturaleza. Cuando se demanda una "intervención" terapéutica, a causa 
de amenazas al desarrollo saludable, esta práctica se convierte en "Musicoterapia 
Evolutiva" 
Musicoterapia en Educación Especial 
En "Musicoterapia en Educación Especial", el profesor o terapeuta utiliza la 
música para ayudar a los alumnos a adquirir un conocimiento no musical y destrezas que 
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son esenciales para o parte de su educación. Aquí el aprendizaje musical es secundario a 
los objetivos de adaptación o académicos, y la música se hace importante precisamente 
porque está ligada a estos objetivos de algún modo. 
 
La 'Musicoterapia en Educación Especial" es apropiada para clases 
independientes o grupos de Musicoterapia que son homogéneos con necesidades 
educativas. También se puede utilizar en clases de integración, donde tanto los alumnos 
minusválidos como los no minusválidos se podrían beneficiar de manera educativa de las 
actividades musicales. 
 
Esta práctica entra dentro de los límites de la Musicoterapia porque se dirige 
hacia problemas educativos que requieren una intervención terapéutica o necesidades 
que tienen implicaciones importantes para el desarrollo global del alumno. Aunque 
normalmente se lleva a cabo en grupos, los objetivos de la Musicoterapia en educación 
musical son casi siempre individualizados para acomodarse a las necesidades únicas de 
cada alumno. Puesto que esto requiere normalmente la comprensión de problemas de 
naturaleza personal que afecta al aprendizaje, el profesor es probable y normal que tome 
los comportamientos de rol de un terapeuta y puede desarrollarse una relación alumno-
terapeuta. 
 
Se considera aumentativa porque el musicoterapeuta acomoda los objetivos de 
otra disciplina (ejemplo: educación especial) y asimila los problemas del cliente a un 
tratamiento en un marco musical. Alley (1977) señala cómo la Musicoterapia está libre de 
contenido y, por consiguiente, es aplicable a un amplio campo de problemas que tienen 
lugar dentro de un encuadre educativo: 
 
La Musicoterapia es la que resuelve el problema, la que rellena los espacios 
vacíos, un servicio de apoyo en el curriculum. La Musicoterapia nunca cae en la categoría 
de "ese no es mitrabajo". El rol del musicoterapeuta en un encuadre educativo se podría 
sencillamente definir como un especialista que resuelve problemas individuales que 
merman la posibilidad del alumno de practicar o beneficiarse de sus oportunidades 
educativas (p. 54). 
 
Jellison (1983) propuso que el desarrollo del curriculum se convirtiera en "una 
parte integral del planteamiento de Musicoterapia y que dentro de este proceso, se 
considere un criterio de valor funcional como estándar para la selección y propiciación de 
objetivos" (p. 17). Para ella, el valor "funcional" de la Musicoterapia es la adquisición de 
esas destrezas no musicales y musicales que ayudarán al alumno a hacerse más 
independiente y menos minusválido en los diversos entornos de la vida. 
 
Los ejemplos clínicos de la Musicoterapia en Educación especial incluyen los 
trabajos de Robbins y Robbins (1980), Levin et al (1975), Purvis y Same 91976). Además, 
Lathom (1980) da una descripción detallada del papel del musicoterapeuta en la 
educación de niños y jóvenes discapacitados. 
 
También están incluidos los programas musicales comunitarios que apoyan y 
trabajan muy de cerca con las escuelas. Steels, Vaughan y Dolan (1976) describen tal 
programa en Cleveland, donde los objetivos eran ayudar a los alumnos con problemas de 
conducta o de adaptación escolar; desarrollan comportamientos sociales más 
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productivos, a la vez que ayudan a los maestros a trabajar con estos niños en un 
encuadre de clase. 
Musicoterapia evolutiva 
En contraste con "Música en educación especial", que se orienta hacia objetivos 
curriculares o académicos, la "Musicoterapia evolutiva" está interesada en un espectro 
más amplio de objetivos clínicos. Además de encauzar necesidades educativas, esta 
práctica se centra en acompañar a los clientes a llevar a cabo una amplia variedad de 
tareas evolutivas que puede que hayan estado retardadas o impedidas en periodos 
diversos de la vida. De esta manera, la "Musicoterapia evolutiva" se utiliza con clientes 
minusválidos de todas las edades que se encuentran con obstáculos al crecimiento 
evolutivo en cualquier área (ejemplo: sensoriomotriz, cognitiva, afectiva, interpersonal). 
Como tal, encauza problemas de salud como se ha definido anteriormente. 
 
Puesto que el proceso evolutivo está tan íntimamente ligado a la historia 
personal, esta categoría de Musicoterapia, contrariamente a la "Musicoterapia en 
educación especial", está interesada en el material autobiográfico familiar (respecto al 
entorno), emociones íntimas y desarrollo de la personalidad. También se puede interesar 
por problemas físicos o médicos que afectan normalmente. Los ejemplos de esta 
categoría incluyen el trabajo de Alvin (1976, 1978), Nordoff y Robbins (1971, 1977, 1982), 
Boxil (1985) y Orff (1980), por nombrar unos pocos. A modo de ilustración, Juliette Alvin 
concibió su trabajo con niños autistas en términos de tres estadios de desarrollo: 
relacionándolo con el mundo de los objetos, relacionándolo al yo y al terapeuta, y en 
relación a otros significativos (Brusccia, 1987a). Dentro de cada estadio el terapeuta 
utiliza las experiencias musicales receptivas para estimular el desarrollo en los terrenos 
físicos, intelectuales y socio-emocionales. 
 
Se debería mencionar que, a pesar de la similitud en el título, esta categoría es 
diferente de "Música en la terapia evolutiva" de Purvis y Samet (1976) que, en la 
clasificación actual, pertenece a la "Musicoterapia en educación especial" o "Terapia de la 
actividad musical terapéutica”. 
 
"La Musicoterapia evolutiva" pertenece a la categoría intensiva de Musicoterapia 
por su interés más amplio en las diversas necesidades terapéuticas del cliente. Aquí las 
necesidades del cliente son esenciales y los objetivos y procedimientos se acomodan 
para cubrir estas necesidades. El musicoterapeuta en esta categoría, a menudo, trabaja 
de igual a igual con otros especialistas y puede que utilice la música como o en terapia, 
dependiendo de la orientación filosófica y necesidades del cliente. 
PRÁCTICAS INSTRUCTIVAS (ENSEÑANZA) 
Las prácticas en la enseñanza son similares a las educativas al poner el énfasis 
en el aprendizaje y su interés en los objetivos musicales (versos), más que en los 
objetivos no musicales, como determinante principal de los niveles de terapia. La 
diferencia más importante entre ellas es que, en el área de enseñanza, el encuadre es 
individual más que grupal. 
 
Esta aparente pequeña diferencia toma una significación mayor cuando uno 
compara sus diferentes niveles de práctica. Es decir, mientras que las prácticas 
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educativas llevan a un acercamiento más amplio según se hacen los niveles más 
intensivos, las prácticas de enseñanza llevan a una más psicoterapéutica. 
 
Otra diferencia es que las prácticas educativas se utilizan normalmente en 
encuadres institucionales, mientras que las prácticas en la enseñanza se encuentran muy 
frecuentemente en prácticas provadas en escuelas de música comunitarias y otros tipos 
de programas comunitarios. 
 
Las prácticas en la enseñanza incluyen: "Enseñanza musical adaptativa y 
Enseñanza musical terapéutica", a un nivel auxiliar; "Enseñanza de la Musicoterapia", a 
un nivel aumentativo, y "Enseñanza musical psico-terapéutica", a un nivel intensivo o 
principal. 
Enseñanza musical adaptativa 
En la "Enseñanza musical adaptativa" el profesor o terapeuta utiliza técnicas 
adaptativas o compensatorias para facilitar o maximizar los estudios musicales privados 
de alumnos discapacitados. Esta práctica es similar a la "Educación musical especial" en 
los objetivos y en la orientación pero difiere en el enfoque sobre el manejo de un 
instrumento o voz dentro de un encuadre privado, más que el aprendizaje musical general 
en el aula. 
 
Como "la educación especial", ésta es una práctica auxiliar que se sale de la 
Musicoterapia, por las mismas razones que se han descrito con anterioridad (delimitación 
de los objetivos para el aprendizaje musical y los límites de la relación estudiante-
profesor). 
 
Los ejemplos de la "Enseñanza musical adaptativa" incluye métodos para 
enseñar a tocar la guitarra a alumnos especiales, de Krout (1983) y Cassitt 91977), y el 
curriculum de lectura musical para alumnos ciegos, desarrollado por Levison y Brusccia 
(1983). 
Enseñanza musical terapéutica 
En la "Educación musical terapéutica", el profesor particular de música o el 
terapeuta trabajan con alumnos sin minusvalías que experimentan obstáculos o 
problemas personales en lo que respecta a la autoexpresión musical o el proceso de 
aprendizaje musical en sí mismo. Aquí el objetivo es sustancialmente el del aprendizaje 
de música, y la eliminación de dificultades personales son un medio para llegar a ese fin. 
Un buen ejemplo de esta categoría sería la descripción de Ostwald (1968) de una 
clase de música. En ella, comenta el papel terapéutico del profesor particular de música 
como oyente, guía, preparador y sanador. 
La “Educación musical terapéutica” es una práctica auxiliar debido al nivel de 
intervención y cambio dado. 
Enseñanza de la musicoterapia 
En “Enseñanza de la musicoterapia”, el profesor particular de música o terapeuta 
que trabaja dentro del contexto de una clase particular, utiliza las experiencias de 
aprendizaje musical para encauzar las necesidades terapéuticas del cliente. Aquí, el 
aprendizaje musical es secundario a la consecución de metas terapéuticas, pero pone las 
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bases para que éste se dé. "La Musicoterapia en la enseñanza" se hace a menudo en 
prácticas privadas particulares o encuadres de escuelas de música comunitarias. 
 
A un nivel aumentativo los objetivos de la Musicoterapia en la enseñanza son, la 
mayoría de las veces, adaptativos por naturaleza y puede que se interesen en un amplio 
espectro de comportamientos y destrezas. 
 
Los ejemplos de “Musicoterapia en la enseñanza" incluyenel trabajo de Steele 
(1977), que toma un enfoque conductista en la enseñanza privada, y Elliot y al (1982) 
quien desarrolló los criterios para la selección de instrumentos musicales para el estudio 
particular, que se basa en las necesidades de rehabilitación física. 
Enseñanza de la Psicoterapia musical 
“La enseñanza de la psicoterapia musical " es la utilización de las clases 
particulares de música como un contexto para la psicoterapia individual. En términos de 
Wolberg (1967), los objetivos son mayormente reeducativos pero puede que sean 
también de apoyo o reconstructivos. Los aspectos de la clase que tienen implicaciones 
psicoterapéuticas incluyen: los diversos medios musicales que se utilizan para propósitos 
expresivos y comunicacionales, la estructura del proceso de aprendizaje, la naturaleza de 
la práctica y la actuación, la relación cliente-terapeuta. 
 
"La enseñanza musical psicoterapéutica" es una práctica intensiva porque, en 
contraste a la práctica previa, sus objetivos van más allá de la adaptación para incluir 
tanto las facetas abiertas como las encubiertas de la vida emocional del cliente. También 
utiliza un espectro más amplio de métodos y técnicas. La música se utiliza en terapia y 
como terapia, y la relación cliente-terapeuta es igualmente si no más importante que la 
relación cliente-música. 
 
El mejor ejemplo de esta categoría está en el trabajo de Tyson (1981) con 
pacientes psiquiátricos de la comunidad. Ella ha desarrollado un método para la 
utilización de la enseñanza musical privada como un vehículo para la psicoterapia. Las 
clases musicales se dan por requerimiento del psiquiatra y en conjunción con 
tratamientos psiquiátricos regulares, normalmente o con una orientación psicodinámica. 
Los pacientes puede que estudien voz u otros instrumentos musicales. 
 
Tyson (1982) describía la típica clase de voz como sigue: 
 
"La sesión de Musicoterapia que se dedica a la enseñanza del canto rara vez se 
parece a una clase de canto. Todos los acercamientos apuntan a minimizar la ardua 
disciplina que implica y enfatiza la máxima libertad expresiva en el tiempo más corto 
posible. La mayoría de las sesiones incluyen interacciónes verbales (así como musicales) 
e interpretaciones de respuestas musicales; pocas sesiones consisten en todo hablar o 
todo música, pero puede que sean. Los ejercicios vocales se utilizan de manera flexible, 
siempre teniendo en cuenta los niveles de tolerancia del paciente, algunos encuentran 
una gran satisfacción en la estructura repetitiva del trabajo de escalas; otros lo detestan 
(P. 10). 
 
Shields y Robbins (1980) también describen un caso en el que las clases 
particulares de terapia verbal se utilizaban conjuntamente con el psicoanálisis verbal. El 
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proceso implicaba un análisis de la voz del paciente, seguido de un análisis de los 
conflictos inconscientes que se van revelando. 
PRÁCTICAS CONDUCTISTAS 
Esta división de la Musicoterapia está interesada en la influencia de la música en 
una amplia gama de comportamientos humanos, incluyendo repuestas abiertas 
observables que ocurren en respuesta directa a la audición musical o actividad musical 
así como respuestas más globales dentro de un entorno musical global. En cualquier 
caso, la música se utiliza para incrementar, rebajar, modificar o reforzar con cuidado 
objetivos de comportamiento definidos. Cuando se utiliza dentro de un contexto de 
Musicoterapia, los comportamientos de mayor interés son aquellos que tienen un efecto 
significativo en la adaptación de la persona, en su educación o desarrollo. 
 
En comparación con otras áreas, las prácticas conductistas se señalan por sus 
bases empíricas y su constante confianza en la investigación y evaluación para dar 
dirección al trabajo práctico. 
 
Las prácticas conductistas incluyen: la "Música funcional" a un nivel auxiliar; 
"Musicoterapia conductista" a un nivel aumentativo y "Psicoterapia musical conductista" a 
un nivel intensivo. Se debería también tener en cuanta que otras áreas de prácticas 
(ejemplo: medicina, psicoterapia, actividades) puede que tengan una orientación 
conductista en su tratamiento o puede que empleen técnicas conductistas dentro de una 
orientación ecléctica. 
Música funcional 
La "Música funcional" es la utilización de la música para influenciar estados 
físicos, conductas, estados de ánimo, actitudes, fuera del contexto terapéutico; es decir, 
en encuadres comerciales, industriales, de trabajo, educativos, etc... De acuerdo con 
Radocy y Boyle (1979), éste incluye la utilización de la música: 
 
- Para incrementar la vigilancia, la eficiencia, la productividad, la moral y seguridad en el 
lugar de trabajo. 
- Para mitigar la tensión, la fatiga, el aburrimiento, la melancolía, la soledad, a la vez que 
se compromete en cualquier actividad. 
- Para controlar los estados de ánimo de la gente en lugares públicos (Hospitales, 
consultas de médicos, aeropuertos, etc..) 
- Para establecer una atmósfera conductora en las conversaciones, bien sea en un 
encuadre de trabajo como recreativo. 
- Para enmascarar sonidos no deseados o molestos del entorno. 
- Para crear estados de ánimo en establecimientos comerciales que reflejan o describen 
el producto que está a la venta. 
- Para alentar comportamientos de compra. 
- Para realzar la publicidad en radio y televisión, haciendo los productos más deseables 
y memorables. 
- Para facilitar otras formas de propaganda y realzar los efectos dramáticos de la 
televisión y las películas. 
 
También están incluidos en esta categoría la utilización de la música para 
acelerar el aprendizaje y enriquecer entornos educativos como va a ejemplificar el modelo 
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de "super aprendizaje" (Ostrander & Schroeder, 1979). Halpern (1985) cita varios 
ejemplos similares, todos basados en la investigación de Georgi Lazamov. La base 
racional es que la escucha de la música de fondo es de ayuda a enmarcar un ambiente 
alegre y relajado que contribuye a producir un efecto revitalizador en el individuo y 
estimula la actividad global del cerebro. (Halpern, 1985, P. 119). La música se selecciona 
para "equilibrar, armonizar y sincronizar las actividades de las dos mitades del cerebro" 
(P. 119). 
 
Esta práctica auxiliar no está dentro de los límites de la Musicoterapia porque sus 
objetivos no están directamente relacionados con problemas de salud y porque la relación 
entre el que aporta la música y el que la consume, las intervenciones y los objetivos de 
cambio, no son terapéuticos por naturaleza. 
Musicoterapia Conductista 
En "Musicoterapia Conductista" el terapeuta utiliza la música para incrementar o 
modificar conductas adaptativas o (apropiadas) y eliminar conductas inadaptadas o 
(inapropiadas). La música se puede utilizar como un refuerzo positivo o negativo, un 
condicionante de otros refuerzos o un antecedente conductista o pie para otros 
comportamientos, (Manser, 1987). los clientes o alumnos pueden ser tratados en un aula, 
grupo de terapia o encuadre individual. 
 
Esto pertenece a la Musicoterapia porque está interesada en los 
comportamientos que interfieren con o impiden la adaptación o el crecimiento educativo y 
porque la música se utiliza para influenciar estos comportamientos. Es aumentativa 
porque, en comparación con las prácticas conductuales intensivas, sus objetivos y 
métodos están limitados en su campo de mira. También los objetivos están señalados 
con precisión para encauzar "partes" especificas, observables del comportamiento global 
del cliente, dando menos énfasis a procesos encubiertos y factores causales que 
subyacen. De esta forma la valoración, tratamiento y evaluación puede que sean 
reduccionistas en cuanto al abordaje. 
 
En cuanto a los métodos, los procedimientos de tratamiento están igualmente 
delimitados a la utilización de la música para manejar el comportamiento, dando menos 
énfasis a las experiencias musicales que dan acceso a fenómenosencubiertos o 
actividades no musicales que podrían llevar a una introspección verbalizada. Aunque las 
propiedades reforzadoras de la música y el terapeuta se consideran bastante 
importantes, los aspectos no observables del cliente-música y las relaciones cliente-
terapeuta no se utilizan como vehículos de intervención terapéutica. 
 
En la literatura abundan ejemplos de "Musicoterapia conductual". Madsen (1981) 
delineó un abordaje para los retardados mentales que incluyen cinco pasos básicos: 
observar, resaltar, grabar, consecuenciar y evaluar. Steele (1977) utilizaba " 
Musicoterapia conductista" en un encuadre de una escuela de música de la comunidad, 
dentro del contexto de clases individuales y sesiones de música grupales. Hay unos 
ejemplos más que incluyen el trabajo de Saperston (1980), Wolfe (1980-1982) y Dorrow 
(1975). 
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Psicoterapia Musical Conductista 
En la "Psicoterapia Musical Conductista", el terapeuta utiliza la música en el 
tratamiento exhaustivo de alteraciones del comportamiento (ejmplo: ansiedades, fobias, 
disfunciones sexuales, quejas psicosomáticas, abusos importantes). Las técnicas 
conductistas y cognitivas tales como la desensibilización sistemática, el entretenimiento 
de la autoafirmación, la reorganización, la contrastación, se utilizaban corrientemente. 
 
Esta es una práctica intensiva más que aumentativa por varias razones. La más 
obvia es que, como un método de psicoterapia, maneja un espectro más amplio de 
conductas, incluyendo aquellas que traen angustia al cliente añadiendo aquellas que se 
crean inapropiadas o inadaptadas. 
 
La "Psicoterapia Musical Conductista" es también un método más extensivo e 
intensivo de trabajar con clientes que la "Musicoterapia Conductista". Más que tratar con 
conductas específicamente prefijadas, la "Psicoterapia Musical Conductista" trata con 
alteraciones o síndromes que incluyen tanto los fenómenos abiertos como los 
encubiertos. Además, más que utilizar la música sólo como una consecuencia conductista 
o suceso que le antecede, utiliza la música para facilitar una amplia gama de técnicas 
conductistas y cognitivas. Así, la música es utiliza en terapia y como terapia. 
 
Éste es un nivel de práctica intensivo porque es suficientemente amplio en 
objetivos y métodos para servir como forma de tratamiento principal. Lo que es más, las 
relaciones cliente-música y cliente-terapeuta se pueden construir en otras dimensiones 
más que por sus propiedades reforzadoras por sus similitudes en cuanto a contenido y 
proceso; a menudo se califica como una forma de psicoterapia musical reeducativa o 
reconstructiva como la definió Wolberg (1967). 
 
Los ejemplos de "Psicoterapia Musical Conductista" incluyen: la utilización de la 
música, que facilita la relajación y las imágenes en la reducción de la ansiedad (Winslow, 
1986); un modelo de evaluación de la psicoterapia musical de grupo basado en la teoría 
del aprendizaje y aplicado al análisis del comportamiento (Henser, 1984); la utilización de 
la música para reducción del estrés dentro de un encuadre musicoterapéutico, (Hanser, 
1985) y para el tratamiento de fobias (Eifert et al, 1988). Debería tenerse en cuenta que 
mucho del trabajo de este área consiste en la investigación en aplicaciones fisiológicas o 
médicas de la música, y que se ha hecho relativamente poco por el desarrollo de modelos 
clínicos y técnicos en el empleo de la psicoterapia conductista musical. 
PRÁCTICAS PSICOTERAPÉUTICAS 
Esta división de la Musicoterapia tiene que ver con la resolución de problemas de 
la vida emocional y/o interpersonal. Los objetivos de la psicoterapia pueden ser: 
incrementar la conciencia del yo, la introspección, la catarsis emocional, la resolución de 
sentimientos conflictivos, resolver problemas cognitivos, cambios en la forma de pensar, 
de sentimientos, de actitudes, de valores, de comportamientos y esquemas, o patrones 
de conducta o cambios más generalizados de personalidad, incluyendo la resolución de 
conflictos inconscientes. 
 
La psicoterapia puede tener en cuenta los temas o asuntos manifiestos y/o 
latentes, y puede apuntar hacia los cambios del cliente que están tanto encubiertos como 
evidentes. Las técnicas verbales se utilizan con frecuencia junto con las experiencias 
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musicales, y la relación cliente-terapeuta es un vehículo y condición necesaria para el 
cambio terapéutico. 
 
A menudo, los métodos de la psicoterapia musical se modelan a partir de una 
teoría psicológica particular. Las teorías que se utilizan con más frecuencia son las 
escuelas psicodinámicas, humanista-existencial Gestalt, y otras escuelas conductistas y 
cognitivas. 
 
Este área de práctica incluye: "Música terapéutica" a un nivel auxiliar, 
"Psicoterapia musical de apoyo" a un nivel aumentativo y "Psicoterapia musical de 
introspección" a un nivel intensivo o principal. Además, se tendría que tener en cuenta 
que otras áreas incluyen alguna forma de psicoterapia: “psicoterapia musical en la 
enseñanza", "psicoterapia musical conductista", "psicoterapia musical en la supervisión" y 
psicoterapia expresiva". 
Música terapéutica 
En la "Música terapéutica" una persona utiliza la música para mantener su propia 
salud, o para enriquecer su crecimiento personal y la autoactualización en los terrenos 
emocional, mental o físico. Ello puede implicar la actuación, el aprendizaje, composición, 
improvisación o audición de la música, ya sea sola o en grupos. Estas actividades no son 
parte de un programa de tratamiento; se llevan a cabo fuera de una relación cliente-
terapeuta. La persona puede que reciba, sin embargo, un seguimiento continuado desde 
varias facetas (expertos, libros, conferencias, talleres). 
 
Los ejemplos en el terreno emocional incluyen el uso personal de la música para: 
examinar o liberar sentimientos, reducir el estrés o la ansiedad, dar consuelo, dispersar o 
disipar la soledad, desarrollar la autoestima, establecer una comunicación con los demás. 
En el terreno mental, la persona puede que utilice la música para agudizar la atención de 
uno, la memoria o la percepción, o para desarrollar la creatividad de uno al máximo. En el 
terreno físico, una persona puede que utilice la música para: relajar el cuerpo, controlar el 
dolor, apoyar los ejercicios terapéuticos, controlar las funciones autónomas, facilitar el 
aprendizaje psicomotor, desarrollar destrezas motrices o reforzar el rendimiento físico en 
actividades deportivas. 
 
Para más sugerencias sobre "Música terapéutica" ver el libro de Katsh y Merle-
Fishman (1985) de título La música está dentro de ti. 
 
"La música terapéutica" es una práctica auxiliar y no se considera Musicoterapia 
porque no implica un proceso de intervención y cambio dentro de la relación cliente-
terapeuta. También señalar que difiere de "La música funcional", que se centra en 
asuntos relacionados con la salud. 
Psicoterapia musical de apoyo 
En la "Psicoterapia musical de apoyo" el terapeuta utiliza las experiencias 
musicales para estimular o apoyar la integración emocional o crecimiento, confiando 
ampliamente en los recursos que tiene el cliente. 
 
El objetivo de la terapia de apoyo es llevar al paciente a un equilibrio emocional 
tan rápidamente como sea posible, con una mejoría de los síntomas, de manera que 
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pueda funcionar a un nivel que se aproxime a su norma. Se hace un esfuerzo para 
reforzar las defensas que pueda haber, así como elaborar mejores "mecanismos de 
control". Coordinadamente, uno intenta remover o reducir los factores externos que 
actúan en detrimento como fuentes del estrés. No hay un intento de cambiar la estructura 
de la personalidad, aunque las alteraciones caracteriológicas constructivas puede que 
evolucionen como una consecuencia del tratamiento cuando el autodominio se ha 
restablecido. (Wolberg, 1967, P. 71). 
 
"La psicoterapia musical de apoyo" puede que se dé en encuadres individuales,de pareja o en grupo. Sus usos principales son: 
1- Programas de recuperación a corto plazo para clientes psiquiátricos agudos o 
difíciles. 
2- Apoyo a largo plazo y programas de seguimiento para ciertos clientes psiquiátricos 
crónicos o clientes encarcelados. 
3- Intervención en una crisis y orientación a individuos, parejas o familias, que sufran un 
trauma, una enfermedad o una pérdida. 
4- Una preparación para aliviar formas más profundas de psicoterapia 
5- Talleres personales de encuentro 
 
Ésta se considera una práctica aumentativa por el nivel de intervención y de 
cambio que involucra. 
Psicoterapia musical introspectiva 
En la "Psicoterapia musical introspectiva", el terapeuta utiliza las experiencias 
musicales y las relaciones que evolucionan a través de ellas como medio de llevar al 
cliente a hacer introspecciones en su vida emocional y estimular los cambios deseados 
que conllevan. El centro de atención pueden ser las tensiones, las ansiedades, los 
conflictos emocionales, los comportamientos y actitudes destructivos, irracionalidad o los 
problemas en las relaciones interpersonales. 
 
La "Psicoterapia musical introspectiva" puede que se dé en encuadres 
individuales, familiares o de grupo. Según el estudio de Wheeler (1988), sus usos 
principales están con "aquellos que están menos enfermos o que muestran menos 
desorganización grave de la personalidad, incluyendo los que abusan de sustancias y 
aquellos con trastornos afectivos o de personalidad. Los clientes con un diagnostico de 
esquizofrenia y aquellos que tienen trastornos orgánicos se esperaría que respondieran 
menos favorablemente” (P. 46). 
 
Hay que añadir que esta práctica es bastante apropiada para individuos 
"normales" de la comunidad que quieran mejorar su vida emocional, bien a través de una 
psicoterapia individual o en un grupo de terapia. 
 
Es un nivel intensivo de práctica. La música se utiliza como o en terapia, y la 
relación cliente-terapeuta aporta un vehículo importante para el cambio terapéutico. Las 
interferencias en el proceso terapéutico (ejemplo: resistencias, transferencias en el 
proceso terapéutico y reacciones de contratransferencia) se reconocen y resuelven según 
la orientación teórica del terapeuta. Aunque el foco central de atención es cómo se 
manifiestan los problemas del cliente al nivel consciente, se pueden explorar las causas 
que están fuera de la conciencia del cliente (ejemplo: a un nivel preconsciente). 
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Wheeler (1983) distingue dos niveles de Musicoterapia introspectiva según sean 
los objetivos, reeducativos o reconstructivos, que a la vez dependen de si se llegan a 
resolver los determinantes inconscientes de los problemas del cliente. Según Wolberg 
(1967), los objetivos reeducativos incluyen el cambio de conducta, integración en el 
medio, modificación de metas y la auto-actualización. "Los cambios son rara vez de una 
profundidad que permita una disolución real del conflicto inconsciente. Sin embargo, el 
individuo consigue el dominio sufuciente de su problema para permitirle examinar sus 
tendencias de vivir sus fantasías en la realidad. Corregir distorsiones del entorno que son 
remediables o adaptarse a las irremediables; organizar sus metas de la vida más 
racionalmente y llevarlas a cabo de una manera fácil; consolidar algunas defensas 
adaptativas y mover otras que son menos adaptativas", Wolberg (1967, p. 103). Por 
consiguiente, las causas más inmediatas de los problemas del cliente puede que salgan a 
la superficie, a la conciencia. En la clasificación presente, los objetivos reeducativos son 
consistentes con el nivel de práctica "intensivo". 
 
En contraste, los objetivos reconstructivos están para descubrir los determinantes 
inconscientes de los conflictos del cliente, y producir profundos cambios internos en la 
estructura de personalidad del cliente. En la presente clasificación, este nivel es una 
forma de Musicoterapia principal. 
Ejemplos 
Muchos métodos de Musicoterapia se pueden clasificar por debajo de los niveles 
de la psicoterapia. Puesto que estos métodos se pueden adaptar en su utilización a 
varios niveles (aumentativo, intensivo o principal), los ejemplos de psicoterapia musical se 
exponen de forma más precisa, separadamente, sin referencia a ningún nivel en 
particular. 
 
Ejemplos de métodos que se utilizan más comúnmente, incluyen: 
- Escribir canciones, estudio de una canción, (Ellis, 1981; Heimlich, 1984; Murphy 
1983; Bailey, 1984; Brusccia, 1988) 
- Música figurativa, de imágenes (Bonny 1978; Golberg et al 1988) 
- Aprendizaje y actuación musical (sesión musical) (Tyson, 1981) 
- Psicodrama musical (Moreno) 
- Improvisación (Priestley, 1975; Odell,1988; Stephens, 1985; Brusccia, 1987) 
PRÁCTICAS PASTORALES 
Este área de práctica incluye todos los usos de la música y Musicoterapia 
relacionados con la Iglesia. Incluye "Música inspiradora" al nivel auxiliar, y "Música en la 
asistencia psicológica pastoral" a un nivel aumentativo. En ambos casos, el propósito es 
promover y facilitar el desarrollo espiritual, que a veces requiere la resolución de 
problemas personales. 
Música inspiradora 
"La Música inspiradora" es la utilización de la música para estimular las 
experiencias espirituales, para facilitar la meditación religiosa y enriquecer las actividades 
de culto. Ésta puede implicar la audición, actuación, improvisación o composición de 
música espiritual en un encuadre individual o de grupo. 
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"La Música inspiradora" también incluye la utilización del "Gospel" o música sacra 
durante las misas, o lo que a veces se llama “música de curas". Según Radocy y Boyle 
(1979): 
 
"La música en celebraciones religiosas parece servir a varias funciones: a veces 
sirve como señal para estimular a la congregación a que responda de una determinada o 
cierta manera. Otras veces, interludios de órgano suave se pueden utilizar para ayudar a 
establecer en estado de reverencia y tranquilidad. Los cantos religiosos de misa sirven 
para unir a la gente, mientras los coros parece que llevan a los feligreses a reflejarse en 
las creencias y valores de la religión y sus implicaciones para con ellos como individuos. 
Las ceremonias religiosas especiales se acompañan con música especial. Es cierto en 
las bodas, funerales y los días religiosos especiales se hacen más significativos con una 
música diseñada para realzar la significación de la ocasión (p. 243). 
 
Sin menospreciar el valor terapéutico del crecimiento espiritual y los cambios 
resultantes, esta categoría es auxiliar y por consiguiente no se incluye en la 
Musicoterapia. No implica la relación terapeuta-cliente, y la utilización de la música no 
tiene como fin el cambio terapéutico. 
La Música en el Consejo Pastoral 
En "La Música en el Consejo Pastoral" un sacerdote, musicoterapeuta u otro, 
utiliza la música para ayudar al cliente a conseguir introspecciones espirituales y a 
desarrollar una relación con Dios que facilite un reajuste emocional y de crecimiento. 
 
Ésta entra dentro de la definición de Musicoterapia porque la música se utiliza 
para encauzar necesidades emocionales y espirituales y porque implica la relación 
consejero-cliente. La música en el "Consejo Pastoral" es muy similar a la de la 
"Psicoterapia musical de apoyo", al nivel de intervención y cambio, y por consiguiente se 
considera que está a un nivel aumentativo. Un buen ejemplo de esta práctica es el trabajo 
de Houts (1981). 
PRÁCTICAS DE SUPERVISIÓN Y FORMACIÓN 
Este área incluye todos los usos de la Musicoterapia en la formación, 
entrenamiento, y supervisión de terapeutas. El objetivo puede ser enseñar a alguien 
Musicoterapia en sí misma o puede que se utilice la Musicoterapia como un proceso de 
supervisión clínica. 
 
Se incluyen las siguientes prácticas: "Demostraciones de Musicoterapia y juego 
de roles a un nivel auxiliar, "Formación en Musicoterapia experiencial" a un nivel 
aumentativo y "La psicoterapiamusical supervisora" a un nivel intensivo o principal. 
Demostraciones de Musicoterapia y Juego de Roles 
Las demostraciones son muy útiles al presentar la Musicoterapia a personas que 
están fuera del campo, y a la hora de formar y supervisar a musicoterapeutas. Por 
razones de la presente exposición, una "demostración" implica que el profesor o 
supervisor modele el rol de un terapeuta en una experiencia de Musicoterapia, 
participando el alumno a un nivel apropiado. En una demostración, se le puede pedir a un 
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alumno que juegue el rol de un cliente en particular o bien que participe de manera 
auténtica (de sí mismo). El que lleva la sesión puede que interrumpa el proceso o la 
experiencia siempre que sea necesario hacer comentarios o señalamientos para 
aprender, de manera que el proceso terapéutico o experiencia puede que sea 
discontinua. 
 
Estas experiencias están a un nivel auxiliar y no se pueden calificar como 
Musicoterapia porque: 
1- Su propósito es estrictamente educativo y no terapéutico o curativo. 
2- No implica un proceso sistemático de intervención y cambio por un periodo suficiente 
de tiempo; o 
3- La relación cliente-terapeuta se da durante un juego de roles más que real. 
Formación de Musicoterapia experiencial 
En la "formación de Musicoterapia experiencial" los estudiantes experiencian el 
proceso de la Musicoterapia o curación: 
1- De forma auténtica, 
2- Como clientes, 
3- Por medio de una secuencia de experiencias preparadas de antemano, por un 
extenso periodo de tiempo, 
4- Como una parte integral del programa de formación y 
5- Para propósitos tanto educativos como de crecimiento personal. 
 
Estas experiencias las pueden llevar profesores, supervisores, otros estudiantes. 
En la presente exposición, esta práctica no incluye las experiencias prácticas donde los 
estudiantes toman el rol de un terapeuta con clientes reales. 
 
Existen varias diferencias entre este nivel de prácticas y las demostraciones que 
se describen arriba. Los alumnos no juegan el rol, sino que más bien participan de 
manera auténtica. Las experiencias no están aisladas o desconectadas, sino más bien 
una secuencia está preparada con objetivos específicos. Puesto que el crecimiento 
personal del alumno se considera una parte importante de la formación, los objetivos se 
encaminan a cubrir tanto las necesidades educativas como personales de los alumnos. 
 
En la mayoría de los programas académicos este tipo de formación se ofrece a 
un nivel aumentativo. Es decir, no se intenta suplantar ninguna forma de terapia o 
curación que pueda necesitar el alumno. Además, aunque los estudiantes participen 
como clientes de forma auténtica, normalmente se ponen límites en los tipos de 
problemas personales que se les pide revelar o explorar, y no existe ninguna intención de 
meter a los alumnos en un proceso terapéutico profundo. Cuando se revelan ciertos 
temas, se les aconseja a los alumnos que busquen ayuda psicológica o una psicoterapia 
en otro sitio mientras se recibe este tipo de formación. 
 
Se han desarrollado varios abordajes en la "formación de Musicoterapia 
experiencial". Hesser (1985) diseñó un sistema donde los estudiantes graduados en 
música participan en un grupo de Musicoterapia, de encuentros semanales, durante un 
periodo de un año. Estos grupos los llevan musicoterapeutas del campo (Stephens, 
1987), Priestley (1975) utiliza un método que ella llama "interterapia". Implica que los que 
se están formando, trabajando en parejas con un supervisor practiquen Musicoterapia 
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entre ellos. A cada uno se le da la oportunidad de ser tanto terapeuta como cliente, 
mientras que el musicoterapeuta que supervisa, observa e interviene siempre que sea 
necesario. Bruscia (1987a) describe un método que se llama "terapia de improvisación 
experimental" que emplea la música y/o improvisaciones de danza como medio de 
explorar la dinámica de liderazgo del grupo. Clark (1987) describe un abordaje exhaustivo 
en tres niveles para la formación experiencial, diseñado para preparar a los terapeutas a 
utilizar el "Ensueño dirigido y Música". 
Psicoterapia musical supervisora 
En la "Psicoterapia Musical Supervisora", el supervisor terapeuta utiliza las 
experiencias musicales y las relaciones que de ellas se derivan como medio para ayudar 
al supervisado a trabajar a través de temas personales que impacten en su trabajo clínico 
como terapeuta. En otras palabras, esta categoría está preocupada en utilizar la 
Musicoterapia para destapar y resolver temas de contratransparencia que los terapeutas 
experimentan en sus relaciones con los clientes. 
 
"La Psicoterapia Musical de Supervisión" es una práctica musicoterapéutica 
intensiva y, por su profundidad y miras en sus intereses y confianza en la relación cliente-
terapeuta, puede que se convierta en una forma central de tratamiento. Sin embargo, la 
mayoría de las veces, trabaja hacia objetivos reeducativos más que constructivos. 
 
Los ejemplos de este nivel incluyen a los que se han citado anteriormente en la 
formación experiencial (Hesser, 1985; Priestley, 1975; Brsuscia, 1987; Clark, 1987) de los 
cuales todos se pueden adaptar fácilmente para un trabajo más en profundidad con 
profesionales. Además, Stephens (1984, 1987) ha desarrollado un modelo especialmente 
diseñado para utilizar la Musicoterapia como un método de supervisión profesional. 
PRÁCTICAS MÉDICAS 
Este área de prácticas incluye todas las aplicaciones de la música y la 
Musicoterapia para facilitar el tratamiento médico o la prevención de una enfermedad, 
daño, etc...; o apoyar al paciente de alguna manera durante el tratamiento o 
convalecencia. No incluye el tratamiento médico de músicos por problemas de salud que 
resulten de estar envueltos en la música, a no ser que, por supuesto, la música se utilice 
en el proceso (ver Rider, 1987). 
 
Las prácticas médicas incluyen: "Música en la medicina" a un nivel aumentativo y 
"Musicoterapia en la Medicina" a un nivel intensivo o central. Las prácticas auxiliares 
relacionadas son: “Música funcional" y "Música terapéutica", que están descritas en otra 
parte. Se debería tener en cuenta que las prácticas médicas a menudo se superponen 
con otras áreas. 
Música en la medicina 
En la "Música en la medicina", la música se utiliza para influenciar los estados 
físico, mental o emocional, antes, durante o después de un tratamiento médico. El fin es 
preparar al paciente para una intervención médica a la vez que refuerza y facilita el 
proceso real del tratamiento o convalecencia. También están incluidos los efectos 
directos de la música sobre el cuerpo. 
 
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Esta práctica es aumentativa por el nivel de independencia clínica de intervención 
y cambio que involucra. La música sirve como el agente principal de terapia y la relación 
cliente-terapeuta es de importancia secundaria para los efectos directos de la música. En 
la mayoría de los casos, la Musicoterapia no es la única modalidad de tratamiento, 
aunque puede que juegue un muy importante rol aumentativo. 
 
En una revisión exhaustiva de la literatura de investigación, Standley (1986) 
encontró evidencias substanciales para utilizar la música en la medicina: 
- Reducir la ansiedad preoperatoria y rebajar la cantidad de medicación necesaria para 
la anestesia. 
- Reducir la ansiedad durante una intervención que implique anestesia local y 
enmascarar los sonidos de la sala de operaciones. 
- Ayudar a los pacientes al despertar postoperatorio en la habitación postoperatoria. 
- Reducir incomodidades y molestias postoperatorias o efectos secundarios 
desagradables. 
- Reducir molestias y distraer al paciente durante los desagradables procedimientos 
como la dialisis de riñón. 
- Reducir el dolor y la ansiedad durante el cuidado y tratamiento de quemaduras. 
- Reducir el dolor y reforzar los efectos analgésicos de la medicación para pacientes de 
cáncer.- Para fomentar que niños prematuros o bebés enfermos ganen peso, se les reduzca el 
dolor o la tensión y se acorte su hospitalización. 
- Reducir el dolor y la ansiedad y reforzar las medicaciones anestésicas y analgésicas 
durante las intervenciones dentales, de abortos y de pedicura. 
- Para facilitar la recuperación después de dar a luz. 
- Para estructurar la respiración y reforzar la capacidad pulmonar de los pacientes con 
problemas respiratorios. 
- Para guiar y motivar loe ejercicios de fisioterapia. 
- Para pacientes con ataques, quemaduras, con ortopedias y paralíticos cerebrales, 
tratando con la movilidad de articulaciones, destrezas motrices, fuerza muscular, etc... 
- Aportar estimulación sensorial y el aprendizaje de actividades para niños que puede 
que sufran retraso en el desarrollo como resultado de una hospitalización larga. 
- Incrementar la conciencia sensorial y la respuesta en los pacientes comatosos o con 
daños cerebrales y en neonatos prematuros. 
- Reducir la depresión o ansiedad debida a una privación sensorial en entornos 
hospitalarios (víctimas de trasplantes de órganos y enfermedades contagiosas). 
- Reducir la frecuencia de ataques epilépticos, utilizando la música en biofeedback. 
- Reducir la presión sanguínea, velocidad en la sangre, tensión muscular en pacientes 
coronarios, utilizando la música en biofeedback. 
- Reducir la frecuencia de migrañas (dolores de cabeza fuertes), por medio de las 
aplicaciones de la música conductista y biofeedback. 
- Incrementar el flujo sanguíneo en pacientes con una circulación pobre, utilizando la 
música en biofeedback. 
 
Otras aplicaciones incluyen la utilización de la música en acupuntura (Hongshi, 
1988), y el reforzamiento del sistema inmunológico con los pacientes de cáncer o SIDA 
(Maranto, 1988). 
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Musicoterapia en medicina 
En "Musicoterapia en la medicina", el terapeuta utiliza las experiencias y las 
relaciones que de ellas se desarrollan como medio para ayudar a pacientes médicos a 
conseguir un mayor control sobre su enfermedad, tratamiento o convalecencia. Aquí, los 
objetivos son médicos y/o psicoterapéuticos por naturaleza, y el centro de interés puede 
que esté en influenciar la condición médica en sí misma o construir un estilo de vida que 
ayude al cliente a superar o manejar sus problemas de salud. Claro que el objetivo último 
casi siempre requiere cambios cognitivos, afectivos y de conducta. 
 
Así, "la Musicoterapia en la medicina" normalmente incluye los objetivos de la 
"Música en la medicina" y va más allá de ellos para incluir alguna forma de psicoterapia; 
en algunos casos, "La Musicoterapia en la medicina" únicamente se preocupa de las 
necesidades psicoterapéuticas del paciente médico. 
 
Lo que distingue los usos médicos de la "música" y la "Musicoterapia" es la 
relativa importancia de la relación cliente-terapeuta. En la "Musicoterapia en la medicina", 
la relación cliente-terapeuta juega un papel central en el proceso de intervención y la 
relación cliente-música tiene menor importancia. En la "música en la medicina" es lo 
contrario, es decir, la relación cliente-música toma el rol principal. Así, en la primera, la 
música se utiliza la mayor parte de las veces en terapia, mientras que en la última se 
utiliza como terapia. 
 
Standleg (1986) cita los usos siguientes de la Musicoterapia que permanecen a 
esta práctica: 
- Reducir la pena, el trauma y miedo a la enfermedad, tanto para los pacientes como 
para los familiares y seres queridos. 
- Trabajar con los sentimientos acerca de la muerte, la incapacidad . 
- Resolver conflictos interpersonales entre los pacientes y sus seres queridos. 
- Facilitar la decisión de llevar a cabo opciones de tratamiento. 
- Reducir la depresión, la ansiedad, la tensión o el insomnio debido a una enfermedad, 
tratamiento o recuperación. 
- Facilitar grupos de apoyo entre los pacientes y fomentar actitudes positivas acerca de 
la salud. 
 
Para pacientes de SIDA, Maranto da objetivos similares y adicionales (1988). 
 
Dado el ámbito y relevancia de los objetivos y el nivel de intervención y cambio, " 
La Musicoterapia en medicina" se considera intensiva. 
 
Los ejemplos de esta práctica incluyen los abordajes clínicos de Balley (1983, 
1984) con pacientes de cáncer. Chetta (1981) con niños pre-operatorios, Christenberry 
(1979) con pacientes con quemaduras graves, Fagen (1982) y Mcdonnell (1984) con 
pacientes pediátricos, Munro (1984) con enfermos terminales, y Schwankowsky y Guthrie 
(1982) con diversas alteraciones de salud. 
PRÁCTICAS CURATIVAS 
Este área de práctica incluye todos los usos de la música o cualquiera de sus 
componentes (vibración, sonido), para promover el bienestar e inducir a la curación. El 
bienestar se define como un estado de salud holístico que se caracteriza por la armonía y 
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el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, y por la ausencia de enfermedad. La 
sanación se define como el proceso por el cual la mente, el cuerpo y el espíritu se 
reúnen. Esto puede que implique la autocuración, la asistencia de un sanador o la 
sanación, dentro del contexto de la relación terapeuta-cliente. 
 
Las historia de la utilización del sonido y la música en la curación nos traslada a 
tiempos de los antiguos. Según McClellan (1988), la razón fundamental filosófica ha sido 
que toda la creación se organiza y gobierna por formas sonoras o vibratorias y que, como 
la música, todo lo que hay en el universo está en constante estado de movimiento o flujo 
y en el proceso constante de convertirse en su propia forma. Puesto que la música y el 
universo están organizadas de acuerdo a las vibraciones, la música se puede utilizar para 
traer armonía a la mente-cuerpo-espíritu del ser humano (comunidad) y por último a los 
mismos cielos. 
 
Las prácticas curativas incluyen: "Curación por el sonido" y "Música curativa" a un 
nivel aumentativo, y la "Musicoterapia en la sanación" a un nivel intensivo. Advertir que 
en la mayoría de los casos la “Curación por el sonido” se sale de los límites de la 
Musicoterapia. 
Curación por el sonido 
La "Curación por el sonido" es la utilización de las frecuencias vibratorias o 
formas sonoras para sanar la mente, el cuerpo y el espíritu, para inducir a la autocuración 
y fomentar el bienestar. En un análisis exhaustivo de los métodos, McClellan (1988) 
identifica dos tipos: 
 
En el primer tipo, el paciente recibe los sonidos y las vibraciones que hace un 
instrumento mecánico de algún tipo. Los ejemplos incluyen: 
(1) La Radiónica (la utilización de frecuencias vibracionales para debilitar "los enlaces 
moleculares de las células infectadas y literalmente "romper" la enfermedad 
(McClellan, 1988, p. 49-50). 
(2) La resonancia de las relaciones vibracionales en el cuerpo, utilizando tonos básicos y 
sus armónicos y 
(3) Ultrasónicos, en una visualización radiográfica del cuerpo y órganos internos con 
pulsos de ondas de sonido de alta frecuencia para propósitos de diagnóstico médico. 
 
Este tipo de "Sanación por el sonido" se sale de los límites de la Musicoterapia 
por varias razones. Requiere un especialista entrenado que la mayor parte de las veces 
es un físico o un técnico de sonido médico más que un musicoterapeuta. En él, el cliente 
se relaciona directamente con el sonido más que con el sanador. Y por último, las 
experiencias con el sonido no se pueden considerar musicales por naturaleza. 
 
En el segundo tipo de "Curación por el sonido", la persona se compromete 
activamente a hacer sonidos corporales vocales. Los ejemplo incluyen: 
(1) El canto de Mantras (sílabas que se repiten o frases que se repiten) bien para entrar 
en un estado alterado de conciencia o para cambiar el esquema de pensamiento de 
uno o la actitud mental hacia algo. 
(2) El canto de Mantras, a través de la resonancia con los centros de energía del cuerpo 
(Chakras), pueden estabilizar o cambiarlos patrones vibratorios del cuerpo y/o las 
actitudes mentales hacia ellos. 
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(3) Hacer unas respiraciones y ejercicios vocales para soltar y liberar la voz natural del 
individuo y en el proceso para sacar tensiones, bloques energéticos y unas 
constricciones auto-impuestas de mente, cuerpo y espíritu. 
(4) Utilizando el tono la resonancia y las vocales para hacer vibrar los órganos internos y 
los sistemas glandulares, y de esa manera sanarse a uno mismo o a otros. 
 
Hay que reconocer que aunque cada método activo comienza con la utilización 
del sonido como curación, el proceso puede fácilmente convertirse en la utilización del 
sonido en curación. Aquí, el sanador o terapeuta es primero un experto y facilitador que 
guía a la persona a través de la auto-curación; sin embargo, en cualquier punto, el 
sanador puede añadir su propia voz al proceso para curar al cliente directamente. Por 
contraste, a la necesidad de conocimiento y práctica en acústica y medicina para el 
primer tipo de curación por el sonido, la experiencia del sanador está más relacionada 
con la Musicoterapia. Es también importante señalar que los sonidos de las vocales que 
produce el cliente se califican a menudo como "premusicales" e incluso respuestas 
"musicales" como se han definido en el capítulo anterior. 
 
El segundo tipo de curación por el sonido está a un nivel aumentativo y puede 
entrar dentro de los límites de la Musicoterapia, dependiendo de si las actividades vocales 
se utilizan dentro del contexto de la experiencia musical y si se aplican otras técnicas 
musicoterapéuticas. Un buen ejemplo de cómo estos métodos se pueden incorporar a la 
Musicoterapia es el trabajo de Sokolov (ver Bruscia, 1987a). 
Curación por la música 
"La curación por la música" es la utilización de las experiencias musicales para 
curar la mente, el cuerpo y el espíritu, para inducir a la autocuración y promover el 
bienestar. Las experiencias musicales se definen de manera amplia para incluir todas 
aquellas que se han citado en el capitulo anterior, tanto técnicas activas como receptivas. 
Las técnicas activas puede que incluyan las técnicas que se utilizan en la "curación por el 
sonido" (respiración, vocalizaciones, entonación, cantos) tanto como las actividades 
musicales tradicionales (cantar, hacer ritmos, tocar instrumentos, improvisación). Las 
técnicas receptivas puede que incluyan: 
(1) la escucha, recepción, resonancia, ensueños, relajación a / con 
(2) la música, con las vibraciones musicales o señales eléctricas 
(3) que pueden ser compuestas con antelación, grabadas o improvisadas y 
(4) presentadas por medio de canales auditivos, táctiles o visuales. 
 
La utilización de estas técnicas va unida a la música como curativa más que en la 
curación. Así, la relación cliente-música va a preceder a la relación cliente -sanador. 
 
Por contraste, otra área completamente diferente da énfasis a la utilización de la 
música para enriquecer o favorecer los rituales de sanación de cualquier tipo, incluyendo 
rituales establecidos de diversas religiones o tradiciones culturales. (May, 1983; 
McClellan, 1988), así como los rituales que se han construido especialmente creados 
alrededor de esas tradiciones (Kenny, 1982). El ejemplo más común de cómo la música 
se utiliza en la curación ritual se puede encontrar en las prácticas chamánicas. 
 
"Música en el chamanismo" es una antigua tradición curativa donde los chamanes 
y "hombres medicina" utilizan la música para asistir al proceso de curarse así mismos y 
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otros. Más especificamente, los ritmos repetidos y los cantos rituales se utilizan para 
ayudar al chamán a entrar y mantener un estado alterado de conciencia. El estado 
alterado permite al chamán contactar y valerse del mundo de los espíritus, y por 
consiguiente obtener el conocimiento y poder necesario para ayudar o curar a una 
persona (Harner, 1982). 
 
Los ejemplos de cómo el chamán se relaciona con la música y la terapia, así 
como la curación por la música/sonido, se pueden encontrar en los trabajos de Kenny 
(1982), Kovach (1985), Gardfield (1987) y Moreno (1988). 
 
La literatura sobre "Curación por la música ha crecido increíblemente en la última 
década, cubriendo ahora un amplio espectro de métodos, técnicas y orientaciones. 
Ejemplos notables incluyen el trabajo de Halpern (1978, 1985), Diamond (1981, 1983), 
Lingerman (1983), Deaulien (1987), Rudhyar (1982), Hamen (1979), Garfiel (1987), 
Watson and Drury (1987) y McClellan (1988). 
Musicoterapia en la Curación 
"La Musicoterapia en la curación" es la utilización de experiencias musicales y de 
las relaciones que se desarrollan por medio de ellas para sanar la mente, el cuerpo y el 
espíritu, para inducir a la autocuración o promover el bienestar. Aquí, una persona se cura 
por medio de experiencias musicales (incluyendo todos los niveles y sus componentes), 
con el seguimiento continuado y apoyo de un terapeuta o sanador, dentro de un contexto 
de relación cliente-terapeuta. El terapeuta o sanador juega un rol integral en el proceso 
curativo; sin embargo, más que "intervenir" en el sentido usual, el terapeuta aporta una 
presencia de apoyo para el cliente y la música. El fin del terapeuta es asistir al cliente a 
través de su propio proceso curativo natural, aportando un apoyo continuo y seguimiento 
al beneficiarse de la música, y ofrecer su relación entre ellos como vehículo de sanación 
siempre que sea necesario. Esencialmente, el terapeuta respeta la integridad del proceso 
autocurativo, y el poderoso papel de la música evita imponer nada extraño o no esencial 
al proceso. 
 
En esta categoría, la música se utiliza como terapia más que en terapia. A 
menudo la relación cliente-terapeuta se desarrolla dentro y por medio de su relación 
musical, y toma su forma de acuerdo al papel curativo de la música. 
 
Un buen ejemplo de esta categoría es Ensueño dirigido y música, un método 
ideado por Bonny (1978). Como se utiliza aquí, el (E D M) es un método específico o 
proceso que es distinto de otros usos combinados de Ensoñación y Música. Como una 
forma de Musicoterapia en la curación, se define como una forma individual de terapia o 
sanación que implica la ensoñación en un estado relajado con programas musicales 
grabados en cinta a la vez que se dialoga, con un guía formado y entrenado. Al describir 
al guía del ensueño dirigido, Bonny (1978) identificó los papeles terapéuticos siguientes: 
reflector, resonador, reflejador, animador, ayudante, confortador, oyente, observador, el 
que comparte y graba-recoge todo lo que ocurre. 
 
Otro ejemplo que se encuentra bajo esta categoría es la "Musicoterapia creativa" 
que fue ideada por Paul Nordoff y Clive Robbins, como resultado de su trabajo con niños 
discapacitados (1971, 1977, 1982). En este acercamiento, el cliente individual se mete en 
la improvisación musical como vehículo principal para la curación terapéutica. Un 
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concepto clave es que el cliente se cura y cambia desde dentro, utilizando recursos 
internos, más que desde fuera como resultado de intervenciones externas. La música 
sirve como agente curativo porque activa los recursos internos del cliente. El rol 
terapéutico de la música impregna cada sesión. Es a través de la música que los 
impulsos internos del niño se llegan a transformar en acción y, de ese modo, disponible 
para tomar consciencia de ella. Es a través de la música que el niño descubre los 
sentimientos más profundos sobre sí mismo/a y el mundo. Es a través de la música que 
el niño puede aprender a soltar los miedos, temores, inhibiciones y restricciones 
patológicas que le controlan. Es a través de la música que el niño experiencia la libertad 
expresiva y las respuestas interrelacionadas, y gradualmente convierte estas cualidades 
en formas intencionales de ser. Es a través de la música por la cual el niño experiencia el 
"nuevo" yo y hace que el "viejo"yo cambie. Es a través de la música que el niño asegura 
su progreso y coge seguridad en sí mismo e independencia del terapeuta. (Bruscia, 
1987a, p. 58). 
 
Nordoff y Robbins dieron al musicoterapeuta o sanador cuatro funciones 
principales (Bruscia, 1987a): 
(1) Aceptar al cliente con respeto y reverencia. 
(2) Trabajar con relaciones diversas que se desarrollan por medio de música. 
(3) Crear música que active los recursos internos del cliente y 
(4) Desarrollar constantemente la vida musical propia de cada uno. 
 
La Musicoterapia en la sanación cubre todos los criterios para un nivel de práctica 
intensiva. 
PRÁCTICAS RECREATIVAS 
Este área incluye todos los usos de la música, la enseñanza musical y la 
Musicoterapia para la diversión, los conciertos, fiestas, funciones, espectáculos u 
objetivos de tiempo libre. Las prácticas recreativas específicas incluyen: "La música 
ceremonial" y "La música recreativa terapéutica" a un nivel auxiliar, y "La Musicoterapia 
recreativa" a un nivel aumentativo. 
Música ceremonial 
"La música ceremonial" es la utilización de la música para acompañar asuntos 
formales como las ceremonias militares o de estado, eventos atléticos. La música 
patriótica se utiliza para inspirar sentimientos de amor por el país, para conmemorar 
sucesos de la ceremonia (Radocy y Boyle, 1979). En eventos deportivos, la música se 
utiliza para ayudar a los espectadores a identificarse con los jugadores o equipos, para 
engendrar sentimientos competitivos y apoyar momentos de triunfo. En las ceremonias de 
condecoraciones y premios, la música se utiliza para acompañar las procesiones y en la 
audiencia, a la vez que ayuda a formar su comprensión y participación en la ceremonia 
misma. 
Recreación Musical Terapéutica 
En la "Recreación Musical Terapéutica" las actividades musicales se aportan con 
el propósito de entretener, enriquecer, la calidad de vida en su globalidad y ayudar a 
desarrollar actividades placenteras de tiempo libre. Esta categoría se considera auxiliar 
porque la relación cliente-terapeuta es esencial y, aunque los beneficios son muchos, el 
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proceso no es terapéutico porque no implica ni una intervención clínica ni un cambio 
significativo. 
 
La "recreación Musical Terapéutica" se puede utilizar en las escuelas, hospitales, 
instituciones, centros comunitarios y programas de día para individuos con daños o sin 
ellos de todas las edades. 
 
Para una guía práctica de programación e implementar programas musicales de 
tiempo libre, ver Batcheller y Monsour (1972). 
Musicoterapia Recreativa 
En la "Musicoterapia recreativa "el terapeuta utiliza la música, el aprendizaje 
musical y/o las actividades relacionadas para ayudar al cliente a desarrollar habilidades 
recreativas y a utilizar el tiempo libre como un medio de autorealización. Ésta es una 
práctica aumentativa porque se centra en los objetivos de la terapia recreativa y porque 
es una forma de terapia de apoyo, como la define Wolberg (1967), puede ser una parte 
muy importante del programa de tratamiento cuando las necesidades prioritarias del 
cliente se relacionan con su tiempo de ocio y cuando la música es la actividad más 
deseable para el cliente. 
PRÁCTICAS ACTIVAS 
Este área incluye aquellos acercamientos a la Musicoterapia de la "actividad" 
musical, y sirve como agente primario o primordial o vehículo para el cambio terapéutico. 
La actividad musical se define ampliamente para incluir experiencias relacionadas, 
incluyendo otras artes, juegos recreativos, ejercicios educativos, etc... 
 
Las dos prácticas principales son: "Actividad musical terapéutica" a un nivel 
aumentativo, y "Musicoterapia rehabilitadora" a un nivel intensivo. Es importante señalar 
que las practicas activas se incorporan con frecuencia a otras áreas, tales como "La 
Musicoterapia en la Educación Especial", "Musicoterapia evolutiva", "Actividad expresiva 
terapéutica" y "La Musicoterapia conductista". 
Actividad Musical Terapéutica 
En "La actividad musical terapéutica", el terapeuta utiliza las actividades 
musicales o tareas par ayudar al cliente a desarrollar el conocimiento, las destrezas o 
comportamientos que son necesarios para la adaptación. Las actividades musicales se 
diseñan o seleccionan de manera que la participación en ellas requiere que el cliente 
aprenda o practique la tarea que se le señala. Por ejemplo, si un cliente necesita 
desarrollar las habilidades motrices gruesas, la actividad musical podría ser caminar al 
tiempo de una melodía improvisada o grabada. Señalar que esta actividad requiere de la 
habilidad señalada, y que se pueden aprender otras destrezas al mismo tiempo 
incluyendo la atención selectiva, estar vigilante a la tarea, percepción rítmica y 
coordinación audio-motriz. 
 
En el análisis de la tarea y el análisis de la destreza son centrales para el trabajo 
el terapeuta y la actividad musical. En el análisis de la tarea, la actividad se fracciona en 
segmentos o componentes de conducta muy pequeños, cada uno de los cuales se puede 
señalar para la práctica. Por ejemplo, el tocar el tambor con la mano consiste en los 
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siguientes segmentos: buscar el tambor, encontrarlo, coger el tambor, sujetarlo con una 
mano, levantar la otra mano, golpear el tambor con la mano alzada y así sucesivamente. 
 
En el análisis de la destreza se identifican el conocimiento o los requerimientos de 
la destreza de la actividad. Por ejemplo, golpear el tambor con la mano requiere de un 
asimiento a modo de pinzas, una coordinación óculo- manual, el movimiento coordinado 
de una mano, estabilidad en al otra mano y así sucesivamente. 
 
La música se puede utilizar en terapia o como terapia, dependiendo de cómo 
sean de musicales las actividades propuestas. Ejemplos de los tipos de actividades 
musicales que se utilizan más comúnmente se pueden encontrar en Schulberg (1981), 
Purvis & Samet (1976) y Nowicki & Trevisan (1978). 
 
El centro primordial de la "Actividad musical terapéutica" es mejorar el 
comportamiento adaptativo por medio de la adquisición del conocimiento en los terrenos 
de las destrezas sensoriomotrices, perceptuales, cognitivos, emocionales, sociales. Lord 
(1971) cita doce objetivos en un abordaje activo, cubriendo asuntos tales como: tolerancia 
a la enseñanza y la autoridad, evitar conductas, en las situaciones de fracaso o 
encuadres sociales, métodos para conseguir un éxito, destrezas en la atención, auto-
imagen, irresponsabilidad y pasividad, conciencia interpersonal y responsabilidad y 
destrezas emocionales. 
 
A pesar de la amplitud de objetivos, es casi siempre una forma aumentativa de 
tratamiento. Las razones son muchas y variadas. Primera, "La actividad musical 
terapéutica" se diseña para acomodar y aumentar los objetivos y los planes de 
tratamiento de otras disciplinas, tales como las terapias verbales, ocupacionales y físicas. 
 
Segunda, cuando se la compara con formas de tratamiento en profundidad, está 
más bien orientada hacia la capacidad que hacia la introspección, centrandose más en 
los cambios evidentes que en los termas encubiertos que subyacen en ellos. Como tal, 
"La actividad musical terapéutica" está más preocupada por las necesidades de 
adaptación que por las necesidades personales y emocionales, la cual reduce 
enormemente la necesidad de que el cliente no revele nada de naturales autobiográfica. 
Wheeler (1983) señala que este acercamiento a la terapia "puede que sea vista como 
una que reprime los impulsos del cliente en favor de comportamientos o conductas más 
adaptativas que serán estructuradas por el terapeuta, más que la exploración de instintos 
e impulsos” (p. 10). En contraste con las formas psicoterapéuticas de terapia, la actividad 
musical terapéutica no pone énfasis en explorar la vida personal de uno, ganando visión 
interna para el propio mundo emocional, teniendo lugar una liberación catártica de 
sentimientos o resolviendo conflictos latentes.Esencialmente, esto implica que un 
terapeuta de actividad musical asimila las necesidades del cliente dentro de los límites del 
método. 
 
Tercera, la relación cliente-terapeuta se dirige a maximizar el aprendizaje del 
cliente a la adaptación, y no se utiliza como medio de resolver conflictos psicológicos. 
"Las sesiones que utilizan la música como una actividad terapéutica normalmente utilizan 
una relación positiva con el terapeuta, quien toma de alguna manera un rol autoritario al 
dirigir la sesión y ayudar a aquellos implicados en una conducta más adaptativa. Las 
sesiones a veces incluyen dar consejos e información. Frecuentemente se utiliza la 
promesa tranquilizadora, el alivio, noticias que dan seguridad” (Wheeler, 1985, p. 10). 
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Musicoterapia Rehabilitadora 
La "Musicoterapia Rehabilitadora" es la utilización de las experiencias musicales y 
las relaciones que se desarrollan por medio de ellas, como medio para ayudar a los 
clientes que han estado debilitados a causa de una enfermedad, accidente o trauma para 
volver a conseguir los niveles anteriores de funcionamiento o ajuste hasta el punto que 
sea posible. Sus objetivos son más de rehabilitación que educativos o evolutivos, y tiene 
un campo de mira más amplio y profundo que la terapia de actividad porque encauza 
tanto necesidades emocionales como adaptativas, incluyendo los sentimientos que 
emergen del proceso mismo de recuperación. Aquí se asimilan terapias físicas en un 
tratamiento musicoterapéutico exhaustivo que también incluyen objetivos de 
recuperación. Aquí se asimilan terapias físicas en un tratamiento musicoterapéutico 
exhaustivo que también incluyen objetivos psicoterapéuticos. 
 
La música se puede utilizar como o en terapia, y la relación cliente-terapeuta a 
menudo se utiliza como vehículo para el cambio terapéutico. Como tal, la Musicoterapia 
rehabilitadora es una forma intensiva de tratamiento, la cual puede que llegue a ser una 
terapia principal. 
 
Un ejemplo de esta categoría, que muestra la amplitud de las necesidades 
rehabilitadoras que pueden ser dirigidas en Musicoterapia, es el trabajo de Ruth Bright 
con los mayores. (1972, 1981). 
PRÁCTICAS EN LAS ARTES INTERRELACIONADAS 
Este área incluye todas aquellas aplicaciones clínicas de la música y la 
Musicoterapia en donde las experiencias musicales acompañan o se relacionan con las 
experiencias de otras artes. Éste incluye a un terapeuta que combina la música con otra 
forma de arte, así dos o más terapeutas colaborando dentro de un marco interdisciplinario 
o terapia de artes integradas. 
 
Las artes interrelacionadas tienen prácticas que incluyen: "Actividad expresiva 
terapéutica" a un nivel aumentativo, y "Música en las terapias de artes creativas" y 
"Psicoterapia expresiva" a un nivel intensivo o principal. 
Terapia de Actividad Expresiva 
En la “Terapia de Actividad Expresiva" un terapeuta utiliza las actividades 
artísticas interrelacionadas y el juego para ayudar al cliente a adquirir el conocimiento, las 
habilidades o conductas que son necesarias para la adaptación, el crecimiento educativo 
o el tiempo de ocio. Las actividades se diseñan o seleccionan de manera que la 
participación en ellas requiere que el cliente aprenda o practique las capacidades o 
competencias señaladas, y obtenga un disfrute del recreo y el juego por medio de las 
artes. Cuando un musicoterapeuta utiliza las actividades a menudo se centran alrededor 
del componente musical, sin embargo, las relaciones entre las modalidades de arte 
normalmente se consideran como una parte importante de la experiencia. Los ejemplos 
incluyen el trabajo de Bitcon (1976) y Herman y Smith (1988). 
 
La terapia de actividad expresiva incorpora los objetivos de la "Terapia de 
actividad musical", "Musicoterapia de educación especial" y " Musicoterapia recreativa", y, 
como estas categorías, aporta una forma de tratamiento aumentativa y de apoyo. 
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Música en las terapias de artes creativas 
"La música en las terapias de artes creativas " se puede practicar de dos 
maneras. En la primera, un musicoterapeuta anima al cliente en una actividad integrada 
de las artes (ejemplo, escribir canciones, moverse o dibujar con la música), y hace una 
forma de arte, la experiencia central, a la vez que utiliza la otra forma de arte para apoyar, 
realizar, resaltar o extender la experiencia central. Así, por ejemplo, al escribir canciones, 
el terapeuta podría centrar al cliente en la música y/o letras dependiendo de lo que tenga 
más relevancia para el cliente y que tenga el potencial mayor para la intervención. 
 
En la segunda, un musicoterapeuta trabaja con otro terapeuta de las artes 
(terapeutas de arte, movimiento, danza, teatro y poesía). Aportando al cliente 
experiencias bien sea separadas y/o en colaboración con otras artes terapéuticas. Es 
decir, el cliente puede que tenga sesiones separadas para cada terapia artística, sesiones 
articuladas que contienen dos experiencias separadas de arte-terapia, o una sesión que 
contiene experiencias integradas de arte-terapia co-dirigidas por terapeutas de cada área 
artística. En todos los casos, el terapeuta preserva la integridad y su propia modalidad 
explotando la unicidad de la forma de arte y el proceso terapéutico que fluye del mismo. 
Al mismo tiempo, el proceso terapéutico se coordina de manera que las experiencias del 
cliente en las diferentes modalidades de arte sean paralelas. 
 
Un ejemplo de dos terapeutas que trabajan con el mismo grupo, utilizando la 
música y la danza separadamente es la "improvisación experimental terapéutica" 
(Bruscia, 1987a). Los ejemplos de una acercamiento interdisciplinario a la música en las 
terapias de artes creativas se encuentran en los artículos de Free, Tuerk y Tinkleman 
(1986), Pulliam et al (1988) y Clark-Schock (1988). 
 
Dependiendo del encuadre, esta práctica se superpone con otras áreas (ejemplo: 
educativas, rehabilitadoras, psicoterapéuticas) y se podrían incluso rebautizar de acuerdo 
a éste (terapia de las artes evolutivas). 
 
La música en las terapias de artes creativas cubren los criterios para la práctica 
del nivel intensivo. 
Psicoterapia Expresiva 
En la Psicoterapia Expresiva, un terapeuta utiliza las diversas modalidades 
expresivas y las relaciones que se desarrollan por medio de ellas como un medio de traer 
introspecciones a la vida emocional del cliente, y así estimular los cambios deseados. El 
terapeuta selecciona la modalidad, de arte o sensorial, de acuerdo a lo que es más 
relevante para la necesidad de expresión, creatividad, investigación emocional o 
resolución del cliente. 
 
Robbins (1980) explica la base racional de este acercamiento según sigue: "En 
cualquier sesión podemos detectar indicaciones, tanto verbales como no-verbales en las 
comunicaciones entre paciente-terapeuta que se pueden examinar dentro de los 
parámetros artísticos de la vista, sonido y movimiento; es decir, en el ritmo, altura (tono) y 
timbre; en el color, la textura y la forma; y en la tensión muscular, energía y relación 
espacial" (p. 13). Continúa diciendo: 
 
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"La esencia de la terapia expresiva yace en el proceso más que en la técnica, ya 
que la terapia se produce por medio del vehículo del juego psicológico más que en los 
productos de la producción artística. Danza, arte, música, así como otras modalidades 
expresivas, pueden facilitar este proceso, pero la utilización real de una forma artística en 
particular dependerá de los talentos especiales del terapeuta y de la receptividad hacia 
esa forma de arte, de un paciente en concreto. Lo que es crucial, sin embargo, es la 
disponibilidad del terapeuta para oír y asistir a la danza, música, visiones de las 
comunicaciones de su paciente” (p. 14). 
 
Evelyn Heimlich desarrolló un método de psicoterapia infantil que se denomina 
"Terapia Paraverbal". Ella utiliza "diversos medios expresivos" (habla lenguaje,

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