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las especies con concha, se encarga de secretar esta última. Los moluscos tienen también un sistema circulatorio bien de- sarrollado, una característica que no se presenta en los anéli- dos: el hemocele, o cavidad sanguínea. La sangre se vacía dentro del hemocele, donde baña directamente los órganos internos. Este arreglo, conocido como sistema circulatorio abierto, también está presente en la mayoría de los artrópo- dos. El sistema nervioso, como el de los anélidos, consiste en ganglios conectados por medio de nervios, pero la mayoría de los ganglios se concentran en el cerebro. La reproducción es sexual, pero algunas especies tienen sexos separados, y otras son hermafroditas. Aunque los moluscos están enormemente diversificados, en la FIGURA 23-13 se muestra un diagrama simplificado del plano corporal de un molusco. Entre las muchas clases de moluscos, explicaremos con más detalle tres de ellas: los gasterópodos, bivalvos y cefaló- podos. Los gasterópodos tienen un pie que les permite reptar Los caracoles y las babosas, conocidos en conjunto con el nombre de gasterópodos, reptan sobre un pie muscular, y mu- chos están protegidos por conchas de muy variadas formas y colores (FIGURA 23-14a); sin embargo, no todos los gasteró- podos poseen concha. Por ejemplo, las babosas de mar care- cen de concha, pero sus colores brillantes advierten a los posibles depredadores de que son venenosas y que tienen un sabor muy desagradable (FIGURA 23-14b). Los gasterópodos se alimentan por medio de una rádula, una banda flexible de tejido cubierto de espinas con la que raspan algas de las rocas o sujetan plantas o presas más gran- des (véase la figura 23-13). La mayoría de los caracoles respi- ran por medio de branquias, que por lo general están encerradas en una cavidad ubicada debajo de la concha. Los gases también se difunden con facilidad a través de la piel de casi todos los gasterópodos, y la mayoría de las babosas de mar dependen de esta modalidad de intercambio de gases. Las po- cas especies de gasterópodos que viven en hábitat terrestres (incluidos los destructores caracoles y babosas de jardín) res- piran por medio de un pulmón simple. Los bivalvos se alimentan por filtración Entre los bivalvos se incluyen vieiras, ostras, mejillones y al- mejas (FIGURA 23-15). Los miembros de esta clase no sólo aportan una exótica variedad a la dieta humana, sino que ade- Aunque los animales invertebrados causan o transmiten muchas enfermedades al ser humano, algunos hacen una importante contribución a la buena salud de la humanidad. Consideremos a las sanguijuelas, por ejemplo. Durante más de 2000 años, los curanderos empleaban estos anélidos parásitos para el trata- miento de casi todas las enfermedades o lesiones del ser huma- no. Durante buena parte de la historia de la medicina, el tratamiento con sanguijuelas se basaba en la esperanza de que estas criaturas chuparan la sangre “contaminada” que se creía era la causa principal de las enfermedades. Sin embargo, al descubrirse la causa verdadera de muchas enfermedades, de- clinó el empleo de las sanguijuelas en la práctica médica. Para el inicio del siglo XX, las sanguijuelas dejaron de formar parte del equipo de la medicina moderna y llegaron a ser el símbolo de la ignorancia de una época muy lejana. Sin embargo, en la actualidad el empleo de las sanguijuelas con fines médicos ha retornado de manera sorpresiva. Actualmente las sanguijuelas se utilizan para tratar una com- plicación quirúrgica conocida como insuficiencia venosa. Esta complicación es especialmente común en la cirugía reconstruc- tiva, como la reimplantación de un dedo lesionado o la repara- ción de un rostro desfigurado. En tales casos, los cirujanos con frecuencia encuentran dificultades para volver a conectar todas las venas que normalmente retiran la sangre de los tejidos. Con el tiempo, crecerán nuevas venas, pero mientras tanto, la san- gre se acumula en el tejido reparado. A menos que se elimine el exceso de sangre, ésta formará coágulos que quitan oxígeno y nutrimientos al tejido cercano. Por fortuna, las sanguijuelas pueden ayudar en esto: se colocan en la parte infectada, y de inmediato se ponen a trabajar haciendo una pequeña incisión sin provocar dolor y chupan la sangre hasta llenar su estómago. Para ayudarse en su tarea de remoción de la sangre, la saliva de las sanguijuelas contiene una mezcla de sustancias químicas que hace que se dilaten los vasos sanguíneos, lo que evita la formación de coágulos. Aunque este compuesto químico de la saliva es una adaptación que ayuda a las sanguijuelas a con- sumir la sangre con mayor eficiencia, también ayuda al pacien- te porque acelera el flujo de sangre hacia el tejido dañado. De esta forma, las sanguijuelas brindan un tratamiento efectivo y sin dolor en los casos de insuficiencia venosa, por lo que han vuelto a adquirir importancia como ayudantes médicos para la humanidad. Otro animal invertebrado que se utiliza en la práctica médi- ca es la mosca azul, o mejor dicho, sus larvas conocidas común- mente como gusanos (FIGURA E23-1). Estos gusanos de la mosca azul han probado ser eficaces para tratar heridas y úlce- ras del tejido que se está muriendo o que ya ha muerto. Si no se eliminan esos tejidos, pueden interferir con la cicatrización u originar infecciones. Tradicionalmente, los médicos se encargan de retirar el tejido muerto de las heridas por medio del bisturí, pero los gusanos ofrecen un tratamiento alternativo cada vez más común. En este tratamiento, se aplica a la herida un venda- je con gusanos estériles nacidos el mismo día de la aplicación. Los gusanos consumen el tejido muerto o por morir, secretan- do enzimas digestivas que no lesionan los tejidos ni los huesos sanos. Después de unos cuantos días, los gusanos crecen hasta adquirir el tamaño de una semilla de arroz, y luego se retiran. Este tratamiento se repite hasta que se limpia la herida. Ayudantes de cirujanosENLACES CON LA VIDA FIGURA E23-1 Las larvas de la mosca azul pueden limpiar las heridas.
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