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FIGURA 25-17 Jane Goodall observa el juego de los chim- pancés a los recursos. Aunque los encuentros agresivos son frecuen- tes en tanto se establece la jerarquía de dominancia, una vez que cada animal aprende cuál es su lugar dentro de la jerar- quía las disputas se vuelven poco frecuentes y los individuos dominantes obtienen el mayor acceso a los recursos necesa- rios para la reproducción, lo que incluye alimento, espacio y parejas. Por ejemplo, después de reñir, las gallinas domésticas se organizan en un “orden de picoteo” relativamente estable. En adelante, cuando hay competencia por el alimento, todas las gallinas ceden ante el ave dominante, todas menos el ave dominante ceden ante la segunda en la jerarquía y así sucesi- vamente. En las jaurías de lobos un miembro de cada sexo es el individuo dominante o “alfa”, al que todos los miembros del mismo sexo se subordinan. La dominancia entre los borre- gos cimarrones se refleja en el tamaño de su cornamenta (FI- GURA 25-16). Tal vez la jerarquía de dominancia más exhaustivamente estudiada sea la de los chimpancés. La etóloga Jane Goodall (FIGURA 25-17) ha dedicado más de 30 años a observar en forma meticulosa el comportamiento de los chimpancés sil- vestres en el Parque Nacional Gombe de Tanzania; ha descri- to y documentado la compleja organización social de estos animales. Los chimpancés viven en grupos, y las jerarquías de dominancia entre los machos son un aspecto clave de su vida social. Los machos dedican una cantidad considerable de su tiempo a mantener su posición en la jerarquía, en gran parte mediante una exhibición de arremetida agresiva en la que un macho se abalanza contra los machos rivales, les arroja pie- dras, salta para sacudir la vegetación y trata de otras maneras de intimidarlos. Sin embargo, no queda claro de qué ventajas dis- frutan los machos dominantes. Según Goodall, los machos de baja categoría logran obtener acceso al alimento y copular, aunque no con tanta facilidad como los de alto rango. Goodall opina que el macho dominante no obtiene mucha ventaja evolutiva y que la función de las jerarquías de dominancia en- tre los chimpancés requiere otra explicación. Los animales podrían defender territorios que contienen recursos En muchas especies animales, la competencia por los recursos adopta la forma de territorialidad: la defensa de una zona en la que se encuentran recursos importantes. Los recursos de- fendidos podrían incluir lugares para aparearse, criar la prole, alimentarse o almacenar alimentos. Los animales territoriales generalmente restringen todas o casi todas sus actividades al área defendida y anuncian su presencia ahí. Los territorios podrían ser defendidos por machos, hembras, una pareja o grupos sociales enteros (como los insectos sociales que de- fienden su nido). No obstante, es más común ver un compor- tamiento territorial en los machos adultos, y los territorios normalmente se defienden contra miembros de la misma es- pecie, que son quienes más directamente compiten por los re- cursos que se están protegiendo. Los territorios son tan diversos como los animales que los defienden. Por ejemplo, un territorio puede ser un árbol en el que un pájaro carpintero almacena bellotas (FIGURA 25-18), FIGURA 25-16 Una jerarquía de dominancia El tamaño de los cuernos en los machos de los borregos cimarrón es indicativo de la jerarquía de dominancia. La categoría de estos carneros aumenta de derecha a izquierda. La cornamenta, con su curva hacia atrás, obviamente no está diseñada para infligir heri- das y sólo se usa en combates ritualizados. FIGURA 25-18 Un territorio de alimentación Los pájaros carpinteros belloteros viven en grupos comunales que hacen agujeros del tamaño de una bellota en árboles muertos y los llenan con bellotas verdes para alimentarse durante los meses de escasez invernal. El grupo defiende los árboles vigorosamente con- tra otros grupos de carpinteros belloteros y contra aves de otras especies que también se alimentan de bellotas, como los grajos.
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