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idear formas de captar el agua de las intensas lluvias monzó- nicas, cuyas aguas se vierten por lo general en los ríos y que finalmente va a dar al océano. Los habitantes de un pueblo en India descubrieron que si se cava una serie de estanques, es posible captar el agua de lluvia que, de otra manera, escurri- ría por la tierra. Este sistema permite que el agua penetre en el suelo y ayude a reabastecer las reservas subterráneas de agua. Durante la estación seca, la gente puede utilizar estos suministros para regar los cultivos. 28.4 ¿A QUÉ SE DEBE LA LLUVIA ÁCIDA? Muchos de los problemas ambientales que aquejan a la socie- dad moderna son consecuencia de la interferencia humana en el funcionamiento de los ecosistemas. Los pueblos primitivos se sostenían únicamente de la energía proveniente del Sol y producían desechos que se reintegraban sin dificultad a los ci- clos de los nutrimentos. Sin embargo, conforme la población humana crecía y la tecnología avanzaba, los seres humanos comenzamos a actuar con creciente independencia respecto de estos procesos naturales. La Revolución Industrial, que se impuso con toda su fuerza a mediados del siglo XIX, dio por resultado un enorme incremento de nuestra dependencia de la energía extraída de los combustibles fósiles (en vez de la proveniente de la luz solar) para calentar, iluminar y trans- portar, así como para la agricultura y las diversas industrias. Al explotar y transportar estos combustibles, hemos expuesto a los ecosistemas a una variedad de sustancias que son extra- ñas y a menudo tóxicas para ellos (FIGURA 28-12). En los si- guientes apartados describiremos dos problemas ambientales de proporciones planetarias que son resultado directo de la depen- dencia humana respecto de los combustibles fósiles: la sedi- mentación ácida y el calentamiento global. La sobrecarga de los ciclos del nitrógeno y del azufre es la causa de la lluvia ácida Aunque los volcanes, las aguas termales y los organismos en- cargados de la descomposición liberan dióxido de azufre, las actividades industriales que queman combustibles fósiles que contienen azufre generan el 75 por ciento de las emisiones de dióxido de azufre del mundo. Esto es mucho más de lo que los ecosistemas naturales son capaces de absorber y reciclar. El ciclo del nitrógeno también se ha visto rebasado. Aunque los procesos naturales —como la actividad de las bacterias que reponen el nitrógeno y de los organismos descomponedores, los incendios y los relámpagos— producen óxidos de nitróge- no y amoniaco, aproximadamente el 60 por ciento del nitró- geno disponible para los ecosistemas del mundo ahora es resultado de las actividades humanas. La quema de combusti- bles fósiles combina el nitrógeno atmosférico con el oxígeno, y produce la mayor parte de las emisiones de óxidos de nitró- geno. En las zonas agrícolas, el amoniaco y el nitrato a menudo provienen de fertilizantes químicos producidos mediante el uso de la energía contenida en los combustibles fósiles para convertir el nitrógeno atmosférico en compuestos que las plan- tas pueden utilizar. A finales de la década de 1960 se identificó la producción excesiva de óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre como la causa de una creciente amenaza ambiental: la lluvia ácida o, en términos más precisos, la sedimentación ácida. Al combi- narse con el vapor de agua de la atmósfera, los óxidos de nitrógeno se transforman en ácido nítrico y el dióxido de azu- fre, en ácido sulfúrico. Algunos días después, y con frecuencia a cientos de kilómetros de la fuente, los ácidos se precipitan y corroen las estatuas y los edificios (FIGURA 28-13), dañan los árboles y los cultivos y dejan los lagos sin vida. El ácido sulfúrico forma partículas que nublan visiblemente el aire, FIGURA 28-12 Una sustancia natural fuera de lugar Esta águila calva murió a consecuencia de un derrame de petróleo cerca de la costa de Alaska. FIGURA 28-13 La sedimentación ácida es corrosiva La sedimentación ácida está disolviendo esta escultura de piedra caliza de la catedral de Rheims, en Francia.
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