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Biologia la Vida en La Tierra-comprimido-637

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¿CÓMO SE DISTRIBUYE LA VIDA EN EL MEDIO ACUÁTICO? 605
crecer. En el océano abierto (FIGURA 29-31), la mayor parte
de la vida se limita a la zona fótica superior, donde las formas de
vida son pelágicas —es decir, nadan o flotan libremente— du-
rante toda su existencia. La red alimentaria del océano abierto
depende del fitoplancton, que se compone de protistas fotosin-
téticos microscópicos, principalmente diatomeas y dinoflage-
lados (figura 29-31d). Estos organismos son consumidos por
el zooplancton, compuesto de pequeñísimos crustáceos que
son parientes de los cangrejos y las langostas (figura 29-31e).
El zooplancton, a la vez, sirve de alimento a invertebrados más
grandes, peces pequeños e incluso mamíferos marinos como la
ballena jorobada (véase la figura 29-31b).
Para mantenerse a flote en la zona fótica, donde la luz so-
lar y el alimento son abundantes, muchos integrantes de la co-
munidad planctónica tienen gotitas de aceite en sus células o
protuberancias largas para retardar su hundimiento (véase la
FIGURA 29-31d). Casi todos los peces cuentan con vejigas na-
tatorias que llenan de gas para regular su flotabilidad. Algu-
nos animales nadan activamente para permanecer en la zona
fótica. Muchos crustáceos pequeños migran a la superficie de
noche para alimentarse y luego se hunden a las profundida-
des oscuras durante el día, con lo cual evitan a los depredado-
res que los localizan mediante el sentido de la vista, como los
peces. La cantidad de vida pelágica varía enormemente de un
lugar a otro. La azul transparencia de las aguas tropicales se
debe a la falta de nutrimentos, que limita la concentración de
plancton en el agua. Las aguas ricas en nutrimentos que sos-
tienen una comunidad grande de plancton son verdosas y re-
lativamente turbias.
Efectos de las actividades humanas
Dos grandes amenazas para el océano abierto son la contami-
nación y la pesca excesiva. Los navíos que surcan los mares
arrojan diariamente por la borda millones de recipientes de
plástico; por si fuera poco, el agua y el viento arrastran desde
la tierra más recipientes de plástico. Las desprevenidas tortu-
gas de mar, gaviotas, marsopas, focas y ballenas confunden el
plástico con alimento, por lo que muchos de estos animales
mueren después de consumirlo. El petróleo contamina el
océano abierto desde muchas fuentes, como los derrames de
buques cisterna cargados de petróleo, el escurrimiento por
eliminación incorrecta en tierra, las fugas de pozos petroleros
marinos y la filtración natural. El río Mississippi transporta
sedimentos cargados de nutrimentos de los fertilizantes que
contienen nitrógeno y los vierte en el golfo de México, donde
propician el crecimiento excesivo de fitoplancton. El plancton
muere, se hunde en el lecho marino y provee un festín para las
bacterias descomponedoras que agotan el oxígeno de las pro-
fundidades marinas. Durante los meses calurosos, esto crea en
el fondo del mar una zona muerta, donde la comunidad mari-
na casi se ha extinguido por completo. La zona muerta ame-
naza tanto a la comunidad ecológica local como a la industria
de la pesca que depende de la salud del ecosistema. Zonas
muertas similares se están desarrollando en las aguas costeras
de todo el mundo.
La creciente demanda de pescado para alimentar a una po-
blación humana en aumento, aunada a las tecnologías pesque-
ras cada vez más eficientes, ha provocado la pesca excesiva no
sustentable (véase el capítulo 30). Las poblaciones de bacalao
del este de Canadá, algunas vez abundantes, actualmente casi
se han extinguido, a pesar de que hace más de una década se
impusieron severas restricciones a la pesca; es probable que la
explotación pesquera del bacalao en Nueva Inglaterra siga el
mismo destino. Las poblaciones de abadejo, pez espada, atún
y muchos tipos de mariscos también han disminuido especta-
cularmente como resultado de la pesca excesiva. El dragado
en busca de peces, vieiras y cangrejos no sólo ha agotado mu-
chas de estas poblaciones, sino que también daña los ecosiste-
mas del lecho marino al perjudicar a muchas otras especies.
Las poblaciones de tiburones han disminuido drásticamente y
ahora muchas de ellas están en peligro de extinción a causa de
la sobreexplotación. Estos depredadores de lento crecimiento
son especies clave en las redes alimentarias del océano. Pues-
to que muchos tipos de tiburones no se reproducen sino has-
ta que llegan a los 10 años o más de vida y engendran unos
cuantos descendientes, sus poblaciones se recuperan muy len-
tamente.
Por todo el mundo se han establecido cada vez más reser-
vas marinas, lo que impulsa mejoras sustanciales en la diver-
sidad, el número y el tamaño de animales marinos dentro de
estas áreas. Las zonas cercanas se benefician porque las reser-
c)
e)
d)
a)
b)
FIGURA 29-31 El océano abierto
El océano abierto sostiene una vida abundante en la zona fótica,
incluidos mamíferos marinos como a) las marsopas, b) las ballenas
jorobadas y c) peces como el jurel azul. d) El fitoplancton fotosin-
tético es el productor del que depende, en última instancia, la ma-
yor parte del resto de la vida marina. El fitoplancton sirve de
alimento al e) zooplancton, representado aquí por este diminuto
crustáceo. Las protuberancias espinosas de estas criaturas planc-
tónicas les ayudan a no hundirse más abajo de la zona fótica.

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