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650 Capítulo 32 CIRCULACIÓN 32.1 ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONES PRINCIPALES TIENEN LOS SISTEMAS CIRCULATORIOS? Hace miles de millones de años, el mar en el que evoluciona- ron las primeras células se encargaba de nutrirlas. El agua aportaba nutrimentos, los cuales se difundían en el interior de las células; el agua también se llevaba los desechos de estas úl- timas, que salían por difusión. En la actualidad, los microorga- nismos y algunos animales multicelulares simples siguen dependiendo casi exclusivamente de la difusión para inter- cambiar nutrimentos y desechos con el ambiente. Las espon- jas, por ejemplo, hacen circular agua de mar a través de los poros de su cuerpo para acercar el entorno a cada célula. A medida que evolucionaron animales más grandes y comple- jos, sus células individuales fueron quedando cada vez más lejos del mundo exterior. Sin embargo, las continuas exigen- cias celulares requieren que las distancias de difusión sean cor- tas para que lleguen suficientes nutrimentos a las células y éstas no se envenenen con sus propios desechos. Con la evolu- ción del sistema circulatorio, se creó una especie de “mar in- terno”, cuya función es la misma que desempeñaba el mar con las primeras células. Este mar interno transporta alimento y oxígeno a cada célula y se lleva los desechos que ésta produce. Todos los sistemas circulatorios tienen tres partes principales: • La sangre, un líquido que actúa como medio de transporte. • Un sistema de canales, o vasos sanguíneos, que conducen la sangre por todo el cuerpo. • Una bomba, el corazón, que mantiene a la sangre en circu- lación. Los animales tienen dos tipos de sistemas circulatorios Los animales tienen uno de dos tipos principales de sistema circulatorio: abierto o cerrado. Los sistemas circulatorios abier- tos se encuentran en muchos invertebrados, entre ellos los ar- trópodos —que incluyen a los crustáceos, las arañas y los insectos— y los moluscos, como los caracoles y las almejas. Estos animales tienen uno o más “corazones” simples, una red de vasos sanguíneos y un espacio abierto grande dentro del cuerpo llamado hemocele (FIGURA 32-1a). Dentro del hemo- cele (que podría ocupar del 20 al 40 por ciento del volumen corporal), la sangre baña directamente los tejidos y órganos internos. En los insectos el corazón es una porción modifica- da del vaso sanguíneo dorsal, que consiste en una serie de ca- vidades que se contraen. Cuando esto último sucede, las válvulas en el corazón se cierran, lo que obliga a la sangre a salir por los vasos hacia el hemocele. Cuando las cavidades del corazón se relajan, la sangre vuelve a entrar en ellos pro- veniente del hemocele. Los sistemas circulatorios cerrados también se encuentran en invertebrados como la lombriz de tierra (FIGURA 32-1b) y moluscos muy activos, como los calamares y pulpos, pero son característicos de todos los vertebrados, incluido el ser huma- no. En los sistemas circulatorios cerrados, la sangre (cuyo vo- lumen representa sólo entre el 5 y 10 por ciento del volumen del cuerpo) está confinada al corazón y a una serie continua de vasos sanguíneos. Estos sistemas permiten un flujo más rápi- corazón corazón la hemolinfa baña los órganos internos fluido intersticial los vasos se ramifican en cada órgano corazones vaso dorsal vaso ventral vasos menores vasos sanguíneos válvulas de apertura corazones tubulares FIGURA 32-1 Sistemas circu- latorios abierto y cerrado (arriba) En el sistema circula- torio abierto de los artrópodos, un corazón bombea sangre a través de vasos hacia el hemo- cele, donde baña directamente a los demás órganos. (abajo) El saltamontes es un buen ejem- plo de un sistema circulatorio abierto (la sangre del insecto carece de hemoglobina y es de una tonalidad verde pálido o casi transparente). b) (arriba) En un sistema circulatorio cerrado, la sangre queda confinada al corazón (o corazones) y a los vasos sanguíneos. (abajo) En la lombriz de tierra, cinco vasos contráctiles actúan como corazo- nes y bombean sangre a través de vasos ventrales y dorsales principales de los que salen va- sos más pequeños. La sangre de la lombriz de tierra, al igual que la nuestra, contiene hemo- globina roja.
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