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920 Capítulo 44 RESPUESTAS DE LAS PLANTAS AL AMBIENTE del pecíolo se debilita lo suficiente, la hoja o el fruto cae al sue- lo. El papel del etileno en la caída de las hojas condujo a su descubrimiento. En el siglo XIX se instalaron lámparas en las ciudades alemanas, y los residentes pronto observaron que las plantas cercanas a las tuberías de gas con fugas, que suministraban el etileno para las lámparas, mostraban un cre- cimiento anormal y perdían sus hojas prematuramente. A principios del siglo XX, un fisiólogo botánico ruso realizó prue- bas con todos los componentes del “gas de iluminación” y des- cubrió que el etileno era responsable de tales efectos. También se presentan otros cambios que preparan a la planta para el invierno. Las nuevas yemas, en vez de conver- tirse en hojas y ramas como habrían hecho durante la prima- vera y el verano, ahora se envuelven apretadamente y entran en estado de latencia, en espera de que pase el invierno. El es- tado de latencia de las yemas, como el de las semillas, está de- terminado por el ácido abscísico. El metabolismo se vuelve sumamente lento y la planta inicia su largo “sueño” invernal, en espera de las señales del calor y los días más largos de la primavera para volver a “despertar”. 44.3 ¿LAS PLANTAS PUEDEN COMUNICARSE Y MOVERSE RÁPIDAMENTE? Las plantas llaman a los “guardianes” cuando son atacadas La guerra de cien millones de años entre las plantas y sus pa- rásitos y depredadores ha conducido a la evolución de com- plejos sistemas de defensa que sorprenden a la gente acostumbrada a pensar en las plantas como organismos pasi- vos e indefensos. Los investigadores que estudian cómo las plantas responden al ataque de los depredadores o a los virus causantes de enfermedades han descubierto recientemente que aquellas que son atacadas se protegen a sí mismas —y al- gunas veces también ayudan a proteger a sus vecinas— libe- rando sustancias volátiles al aire circundante en lo que podría llamarse un “grito de auxilio” de naturaleza química. Al tra- bajar con maíz dulce, los investigadores descubrieron que en respuesta al ataque de orugas hambrientas, estas plantas libe- ran una mezcla de sustancias volátiles. Las avispas han desa- rrollado un mecanismo de detección de esas sustancias volátiles, probablemente porque señalan la presencia de oru- gas, las cuales constituyen una fuente de alimento para su des- cendencia. Las avispas depositan sus huevecillos en el cuerpo de las orugas, donde las larvas se rompen y consumen a sus huéspedes de adentro hacia fuera. Los científicos descubrie- ron que el solo hecho de romper las hojas de la planta de maíz dulce no suscita la señal de alarma química; este ataque a la planta debe provenir de una oruga verdadera. Una sustancia llamada volicitina en la saliva de la oruga hace que el maíz li- bere las sustancias volátiles (FIGURA 44-15 tabaco. Al conocer estas aparentemente ingeniosas estrate- gias, no debemos olvidar que evolucionaron en forma gradual porque se vieron favorecidas por la selección natural. Las plantas podrían advertir a sus vecinos y a su descendencia de los ataques Si las plantas atacadas pueden solicitar ayuda, ¿sus vecinos percibirán el mensaje y se prepararán para un potencial ata- que? Existen evidencias de que muchos tipos de plantas (in- cluida la cebada, el sauce, el aliso y el abeto) advierten a miembros de su propia especie de un ataque; la advertencia activa las defensas en los individuos sanos, haciéndolos más capaces de defenderse. Esta comunicación también podría cruzar los límites de las especies. La artemisa lesionada libera grandes cantidades de sustancias volátiles; los investigadores descubrieron que las plantas de tabaco silvestre plantadas en lugares adonde llega el viento proveniente de la artemisa le- sionada tienen menos probabilidad de sufrir ataques de insec- tos que aquellas que crecen en zonas donde da el viento que proviene de plantas sanas de artemisa; esto apoya la hipótesis de que las señales químicas transportadas por el aire de las plantas de artemisa lesionadas activan los mecanismos de de- fensa en las plantas de tabaco. Asimismo, las plantas de frijol peruano dañadas parecen activar las defensas en las plantas cercanas de pepino. Los investigadores que estudian plantas de rábano ataca- das por larvas de mariposa encontraron que producen mayor cantidad de una sustancia de sabor amargo y más pelos defen- sivos en sus hojas. Cuando estas plantas mejor defendidas se reprodujeron, sus plántulas fueron menos atractivas para los depredadores que las plántulas descendientes de plantas que no sufrieron ataques. Esto apoya la hipótesis de que las plan- tas no sólo se defienden a sí mismas, sino también transmiten una señal química dentro de sus semillas, lo que propicia el desarrollo de mejores defensas en su descendencia. Muchas plantas producen ácido salicílico Avispas parásitas se ven atraídas. La volicitina en la saliva estimula la liberación de un compuesto volátil. FIGURA 44-15 Un “grito de auxilio” de naturaleza química
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