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BioquimicaYBiologiaMolecularParaCienciasDeLaSalud-574

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debe a la selección del repertorio de linfocitos T que ocurre
en el timo, por la cual se seleccionan aquellos tipos que reco-
nocen moléculas de MHC propias; de manera que el recono-
cimiento de antígeno por el TcR se realiza de manera con-
junta de la molécula de MHC de clase II, más el péptido
antigénico, en los linfocitos T CD4+, y de MHC de clase I,
más el péptido antigénico, en los linfocitos T CD8+.
Normalmente, este sistema es capaz de distinguir entre
las células propias sanas y las propias infectadas o las extra-
ñas, para cuya eliminación pone en marcha la respuesta
inmunitaria. No obstante, existe un notable y creciente catá-
logo de enfermedades autoinmunitarias, que se desencade-
nan cuando, por error, el sistema inmunitario reconoce célu-
las propias como extrañas (son ejemplos la diabetes mellitus
de tipo I en el Recuadro 31-1 o la fiebre reumática).
Asimismo, se pueden desencadenar respuestas inmunitarias
desproporcionadas frente a antígenos inocuos, dando lugar a
las reacciones de hipersensibilidad, como es el caso de las
alergias que pueden desencadenar respuestas asmáticas, der-
matitis por contacto, etcétera.
31.10 EL VIH Y LA NEUTRALIZACIÓN DE 
LA RESPUESTA INMUNITARIA
Dado el papel central que desempeñan los linfocitos T
CD4+ en el desarrollo de la respuesta inmunitaria, es evi-
dente que su neutralización supondrá un grave problema
La respuesta inmunitaria | 555
Recuadro 31-1.
UNA ENFERMEDAD 
AUTOINMUNITARIA:
LA DIABETES MELLITUS 
DE TIPO I
Es la forma más grave de diabetes y,
aunque afecta ya a un número conside-
rable de personas (casi un 0.3% de la
población mundial), tiende a extender-
se. La enfermedad, que era mortal a
principios del siglo XX, se puede tratar
mediante la inyección, varias veces al
día de por vida, de insulina exógena. A
la larga, suelen aparecer ciertas secue-
las, debidas al daño que sufren los vasos
sanguíneos, lo que origina cardiopatías,
parálisis, ceguera, disfunciones renales,
entre otras afecciones. Otro aspecto
relevante de esta enfermedad es que la
mayor parte de las personas a las que se
les diagnostica son jóvenes menores de
30 años, razón por la que se ha llamado
diabetes juvenil.
La dolencia la origina un ataque
autoinmunitario a las células β de los
islotes de Langerhans, dispersos por todo
el páncreas, que vienen a suponer una de
cada cuatro células de dichos islotes. Al
destruirse estas células, que son las que
producen insulina, la hormona no se
fabrica, se acumula glucosa en la sangre
y el organismo se deshidrata, como con-
secuencia del esfuerzo renal realizado
para expulsar el exceso en la orina. Las
células del cuerpo ayunan, en un auténti-
co mar de abundancia de glucosa; degra-
dan incontroladamente sus reservas de
lípidos y proteínas para proveerse de la
energía que precisan, lo que origina una
intensa cetogénesis hepática, y un nivel
elevadísimo de cuerpos cetónicos en san-
gre, que puede desembocar en el coma y
la muerte. Inyectando insulina, el círculo
vicioso se detiene, aunque la inyección
periódica no puede sustituir perfecta-
mente al modelo normal de secreción de
la hormona por el páncreas, por lo que se
pueden producir desarreglos que van
deteriorando los vasos de los tejidos.
La enfermedad se incuba silencio-
samente, incluso durante años, en los
que el sistema inmunitario va destru-
yendo progresivamente las células β.
Los síntomas sólo aparecen cuando se
ha destruido más del 80% de las mis-
mas; el resto, se destruirán en los 2 ó 3
años siguientes. 
Los linfocitos T citotóxicos son los
principales causantes de la muerte celu-
lar. ¿Por qué? La teoría más verosímil es
que la autoinmunidad la provoca un pro-
ceso de mimetismo molecular: un antí-
geno extraño, de un virus u otro microor-
ganismo, con una conformación o una
composición química gemela a la de
algún componente de las células β, que
podría desencadenar un ataque del siste-
ma inmunitario contra ese antígeno pro-
pio, al mismo tiempo que contra el ajeno.
Así pues, cuando algún agente mi-
mético dispara la respuesta inmunitaria
(¿mediada por células?) contra las célu-
las β, el ataque se mantiene en el tiem-
po como si estuviesen infectadas por un
virus; por otro lado, dicho ataque es
incluso mucho más agresivo de lo habi-
tual, porque las células β tienden a
exponer, cuando están dañadas, un
número excesivo de antígenos de histo-
compatibilidad de clase I y porque, ade-
más, parece fallar el mecanismo de
supresión natural de respuestas autoin-
munitarias.
Se trabaja intensamente para diluci-
dar qué proteína de las células β es la
que activa el ataque autoinmunitario.
Hace algunos años se propuso que la en-
zima glutamato descarboxilasa (GAD)
podría ser tal molécula y, recientemente,
investigadores trabajando con ratones
diabéticos manipulados genéticamente
para no producir GAD, han logrado con-
trolar la aparición de diabetes en dichos
animales. En cuanto al tratamiento, ya
se ha apuntado la posibilidad de tras-
plantar células β carentes de la enzima
GAD, así como la de aplicar determina-
dos tratamientos que «acostumbren» a
los linfocitos Tc a tolerar a esta molécu-
la, incluso en presencia del antígeno
mimético extraño.
Estos trabajos, y otros similares,
son prometedores porque van en la
dirección de explicar esta enfermedad
por la presencia de una sola molécula,
lo que abre nuevos horizontes para el
tratamiento de tan grave enfermedad. 
31 Capitulo 31 8/4/05 15:10 Página 555
	BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...)
	CONTENIDO
	PARTE III EL NIVEL MOLECULAR EN BIOMEDICINA
	31 LA RESPUESTA INMUNITARIA
	31.10 EL VIH Y LA NEUTRALIZACIÓN DE LA RESPUESTA INMUNITARIA

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