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PARTE VI Cardiología preventiva 859© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos PERSPECTIVA GENERAL Y ANTECEDENTES, 859 ESTRUCTURA DE LA ARTERIA NORMAL, 859 Tipos de células presentes en una arteria normal, 859 Capas de la arteria normal, 861 INICIO DE LA ATEROESCLEROSIS, 864 Acumulación de lípidos extracelulares, 864 Infiltración y retención leucocítica, 865 Focalidad de la formación de las lesiones, 865 Acumulación de lípido intracelular: formación de células espumosas, 866 EVOLUCIÓN DEL ATEROMA, 867 Inmunidad innata y adaptativa: mecanismos de la inflamación en la aterogenia, 867 Migración y proliferación de las células musculares lisas, 867 Muerte de las células musculares lisas durante la aterogenia, 868 Matriz extracelular arterial, 868 Angiogenia en las placas, 868 Mineralización de la placa, 869 COMPLICACIONES DE LA ATEROESCLEROSIS, 869 Estenosis arterial e implicaciones clínicas, 869 Trombosis y complicación del ateroma, 869 Rotura de la placa y trombosis, 869 Trombosis causada por erosión superficial de las placas, 870 Trombosis y reparación en la progresión del ateroma, 872 Naturaleza difusa y sistémica de la susceptibilidad a la rotura e inflamación de la placa en la aterogenia, 872 CASOS ESPECIALES DE ARTERIOESCLEROSIS, 873 Reestenosis tras una intervención arterial, 873 Arterioesclerosis acelerada tras el trasplante, 873 Enfermedad aneurismática, 874 Infección, el microbioma y ateroesclerosis, 874 BIBLIOGRAFÍA, 875 44 Biología vascular de la ateroesclerosisPETER LIBBY PERSPECTIVA GENERAL Y ANTECEDENTES El siglo XX fue testigo de una notable evolución de los conceptos relativos a la patogenia de la ateroesclerosis. Esta enfermedad tiene una historia venerable, que ya dejó trazas en las arterias de las momias egipcias.1 La ateroesclerosis se convirtió en epidémica a medida que las poblaciones fueron aumentando su supervivencia en relación con la mortalidad precoz asociada a enfermedades infecciosas y malnutrición. El desarrollo económico y urbanístico fomenta determinado tipo de dieta (p. ej., exceso de grasas saturadas) y la disminución de la actividad física, que pueden favorecer la aterogenia (v. capítulos 1, 45, 49 y 50). Estos factores ambientales se han globalizado en la actualidad, de modo que nos enfrentamos a una epidemia de ateroesclerosis que afecta no solo a los países occidentales.2 En la actualidad, ya no se considera a las arterias como tubos inanima- dos. A mediados del siglo XIX, Rudolf Virchow descubrió la participación de las células en la aterogenia. Debido a ello, surgió una agria controversia entre Virchow, que consideraba a la ateroesclerosis como una enfermedad proliferativa, y Carl von Rokitansky, para quien los ateromas derivaban de la cicatrización y reabsorción de trombos. Experimentos realizados en la primera parte del siglo XX utilizaron modulaciones dietéticas para producir lesiones grasas en las arterias de conejos y terminaron por identificar al colesterol como el culpable de las lesiones. Estas observaciones, a las que siguió la caracterización de las partículas lipoproteínicas humanas a mediados del siglo XX, favorecieron el concepto de la acumulación de los lípidos como causa de la ateroesclerosis. De hecho, elementos de todos estos mecanismos participan en la ateroesclerosis. En este capítulo se resumen las evidencias obtenidas gracias a estudios en personas, experimentos en animales y trabajos in vitro y se presenta de forma resumida la aterogenia desde una perspectiva biológica.3 Para el médico clínico resulta útil el conocimiento detallado de la ateroesclerosis. El contacto diario con esta enfermedad habitual induce a la cómoda creencia de que la conocemos mejor de lo que realmente lo hacemos. Por ejemplo, apenas estamos empezando a comprender los motivos por los que la ateroesclerosis afecta de manera preferente a determinadas regiones del árbol arterial y las causas de que sus manifestaciones clínicas ocurran solo en determinados momentos. La ateroesclerosis puede afectar de manera difusa tanto a las arterias de gran calibre como a las de mediano calibre.4 Los estudios clínicos de autopsia y de ecografía intravascular demuestran un engrosamiento generalizado de la íntima en los pacientes con ateroesclerosis. Muchas personas asintomáticas tienen lesiones en la íntima de las arterias coronarias o carótidas, ya incluso en los primeros decenios de su vida. Al mismo tiempo, la ateroesclerosis constriñe focalmente algunas áreas de los vasos afectados en mucha mayor medida que otras. La ateroesclerosis también es heterogénea en el tiempo y es una enfermedad que produce manifestaciones tanto crónicas como agudas. Pocas enfermedades humanas tienen un período de «incubación» más largo que la ateroesclerosis, que en muchos estadounidenses comienza a afectar a las arterias en la segunda o tercera décadas de sus vidas (fig. 44-1). De hecho, muchos norteamericanos jóvenes presentan un engrosamiento anormal de la íntima de la arteria coronaria; sin embargo, los síntomas de la ateroesclerosis aparecen varias décadas después y es típico que se presenten incluso de forma más tardía en las mujeres. A pesar de esta evolución temporal silenciosa y del prolongado período de inactividad clínica, es habitual que las temibles complicaciones del ateroma –infarto de miocardio, angina inestable o accidente cerebrovas- cular– ocurran de manera brusca y a menudo sin previo aviso. Otro aspecto mal conocido de la aterogenia es su participación en el estrechamiento o estenosis de algunos vasos y en la dilatación o en la ectasia de otros. Tradicionalmente, los cardiólogos se han centrado en la estenosis de las arterias coronarias, pero la ateroesclerosis se manifiesta también como aneurismas, como en la aorta. Incluso en la evolución natural de una lesión ateroesclerótica única existe una fase de ectasia, conocida como remodelación positiva o dilatación compensadora, que precede a la formación de las lesiones estenóticas. La actual biología vascular está empezando a arrojar luz sobre algunos de estos aspectos sorprendentes de la ateroesclerosis. ESTRUCTURA DE LA ARTERIA NORMAL Tipos de células presentes en una arteria normal Células endoteliales La célula endotelial (CE) de la íntima arterial forma la superficie de contacto esencial con la sangre. Las CE arteriales tienen numerosos mecanismos altamente regulados de importancia capital en la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 860 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI homeostasis vascular que a menudo se alteran en la patogenia de las enfermedades arteriales. Por ejemplo, la CE forma una de las únicas superficies, naturales o sintéticas, que pueden mantener la sangre en estado líquido durante un contacto prolongado (fig. 44-2). Esta notable compatibilidad con la sangre se debe en parte a la expresión de moléculas del proteoglucano heparano sulfato en la superficie de la CE. Estas moléculas, igual que la heparina, actúan como cofactor de la antitrombina III provocando un cambio de conformación que permite al inhibidor unirse a la trombina e inactivarla. La superficie de la CE contiene también trombomodulina que se une a las moléculas de trombina y puede tener propiedades antitrombóticas mediante activación de las proteínas S y C. Si comienza a formarse un trombo, la CE normal tiene mecanismos fibrinolíticos potentes asociados a su superficie. La CE puede producir activadores del plasminógeno tisular y de tipo urocinasa. Estas enzimas –t-PA y u-PA, respectivamente– catalizan la activación del plasminógeno para formar plasmita, una enzima fibrinolítica. (Para una exposición completa de la participacióndel endotelio en la hemostasia y en la fibrinólisis, véase el capítulo 93.) FIGURA 44-1 Mapas de prevalencia de estrías adiposas y lesiones elevadas en la aorta abdominal: representación seudocoloreada del análisis morfométrico de los datos compuestos procedentes del estudio Pathobiological Determinants of Atherosclerosis in Youth (PDAY) obtenidos en más de 2.800 aortas de norteamericanos menores de 35 años de edad que fallecieron por causas no cardíacas. A. Obsérvese la afectación precoz por estrías adiposas de la superficie dorsal de la aorta abdominal infrarrenal, seguidas por lesiones elevadas. B. Una progresión parecida de las lesiones, aunque algo más lenta, afecta a la arteria coronaria derecha. Las escalas debajo de cada grupo muestran el código de colores. (Tomado de Strong JP, Malcolm GJ, McMahan CA, et al. Prevalence and extent of atherosclerosis in adolescents and young adults. JAMA 1999;281:727.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 861 B io lo g ía vascu lar d e la atero esclero sis 44 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Las CE tienen un origen común pero adquieren características «especí- ficas del lecho» durante el desarrollo. Las CE que forman el revestimiento interno de todos los vasos sanguíneos aparecen durante la embriogenia en regiones conocidas como «islotes sanguíneos» localizadas en la periferia del embrión. Los angioblastos, predecesores de las CE, comparten este lugar con los precursores de las células sanguíneas. A pesar de esta procedencia común, las células presentan gran heterogeneidad durante el desarrollo embriológico y posnatal inicial. Aunque las CE derivan presumiblemente de un precursor común, las señales que reciben durante la formación de los vasos son distintas. Cuando empiezan a formarse los vasos sanguíneos rudimentarios los precursores endoteliales interaccionan con las células adyacentes. Este intercambio permite los gradientes espaciales y temporales de distintos estímulos y sus receptores sobre las CE responsables de esta heterogeneidad de tipos celulares en el adulto. La heterogeneidad de la CE depende de estímulos ambientales y de rasgos epigenéticos adquiridos durante el desarrollo.5 Los ARN no codificantes pueden ser cruciales en la regulación de las funciones endoteliales relacionadas con la aterogenia6 (v. capítulo 7). Las células que forman los distintos compartimentos de la pared arterial pueden originarse en la médula ósea durante la vida posnatal o tener un origen embriológico tradicional. En concreto, la sangre periférica puede contener células precursoras endoteliales que pueden ayudar a reparar zonas de descamación endotelial, un concepto que ha generado una controversia considerable. Células musculares lisas arteriales El segundo tipo celular principal en la pared arterial normal, la célula mus- cular lisa (CML), tiene numerosas funciones importantes en la homeostasis vascular, como diana terapéutica y en la patogenia de las enfermedades arteriales.7 Estas células se contraen y relajan, y de este modo controlan el flujo sanguíneo a través de los distintos lechos arteriales, por lo general a nivel de las arteriolas musculares. En las arterias de mayor calibre afectadas por la ateroesclerosis, la contracción anormal la CML puede provocar vasoespasmo, una complicación de la ateroesclerosis que puede empeorar la obstrucción del flujo sanguíneo. Las CML sintetizan la mayor parte de la matriz extracelular (MEC) arterial mixta que tiene una función clave en la homeostasis vascular así como en la formación y complicación de las lesiones ateroescleróticas. Estas células también pueden migrar y proliferar contribuyendo a la formación de lesiones hiper- plásicas de la íntima como la ateroesclerosis y reestenosis o estenosis de endoprótesis tras una intervención coronaria percutánea, o la hiperplasia anastomótica como complicación de los injertos venosos. La muerte de la CML puede promover la desestabilización de las placas ateromatosas o la remodelación ectásica con formación de un aneurisma. En contraste con las CE derivadas de un precursor común, las CML tienen diversos orígenes (fig. 44-3). Después de que las CE forman tubos, el precursor rudimentario de los vasos sanguíneos, atraen las células que se convertirán en CML o pericitos (células similares al mús- culo liso asociadas a los microvasos). En la aorta descendente y en las arterias de la región inferior del cuerpo, el mesodermo regional es el origen de los precursores del músculo liso. Las células mesodérmicas en los somitas forman las CML que revisten gran parte de la aorta distal y sus ramas. No obstante, en las arterias de la región superior del cuerpo las CML pueden derivar en realidad de una capa germinal completamente diferente, el neuroectodermo. Antes del cierre del tubo neural, las células neuroectodérmicas migran y se convierten en precursoras de las CML en la aorta ascendente y algunas de sus ramas como las arterias carótidas. Las CML de las arterias coronarias derivan del mesodermo pero de un modo especial. Los precursores de las CML de las arterias coronarias tienen otro origen embriológico, una estructura denominada órgano proepicárdico. Los análisis de vinculación indican que se originan grandes placas de CML en las arterias como expansiones de unos pequeños clones que se establecen en ellas en fases precoces del desarrollo. Una pequeña población de células precursoras puede residir en la túnica media de las arterias normales que dan lugar a CML que se acumulan en las arterias dañadas o ateroescleróticas. Los factores de transcripción factor similar a Krüppel 4 y miocardina regulan el fenotipo de las CML vasculares (fig. 44-4). La heterogeneidad de las CML puede tener una implicación clínica directa en la comprensión de varias observaciones frecuentes, como la tendencia de determinadas arterias o regiones de las mismas a sufrir ateroesclerosis o el aumento de la respuesta frente a la lesión (p. ej., arteria coronaria descendente anterior izquierda proximal) y la degeneración de la media (p. ej., la aorta proximal en el síndrome de Marfan). Las respuestas diferenciales de las CML frente a los reguladores de la MEC ayudan a explicar por qué las manifestaciones clínicas de los defectos sistémicos en la fibrilina y la elastina se localizan de forma típica en la aorta ascendente (v. capítulo 63). La plasticidad de las CML puede llegar incluso a dar lugar a células con las características y las funciones de los fagocitos mononucleares en las placas ateroescleróticas murinas.7 Capas de la arteria normal Íntima Un requisito indispensable para comprender la patogenia de la ateroes- clerosis es el conocimiento de la estructura y biología de las arterias nor- males, así como de los tipos celulares que las componen. Las arterias normales tiene una estructura trilaminar bien desarrollada (fig. 44-5). La capa más interna, o túnica íntima, es delgada al nacer, tanto en el ser humano como en muchas otras especies. Aunque a menudo se representa como una capa única de CE adosadas directamente a una lámina basal, la íntima humana adulta tiene, de hecho, una estructura mucho más compleja y heterogénea. Las CE de la íntima arterial constituyen la superficie de contacto crucial con la sangre. La monocapa endotelial descansa sobre una membrana basal con colágeno de tipo no fibrilar como el colágeno de tipo IV, laminita, fibronectina y otras moléculas de la MEC. Con el envejecimiento, las arterias humanas desarrollan una íntima más compleja, provista de CML arteriales y formas fibrilares de colágeno intersticial (tipos I y III). Estos componentes de la MEC de laíntima arterial son productos fabricados por las CML. La presencia de una íntima más compleja, conocida por los anatomopatólogos como «engrosamiento difuso de la íntima», es una característica habitual de la mayoría de las arterias humanas adultas. Algunas localizaciones de árbol arterial tienden a desarrollar íntimas más gruesas que las de otras regiones, incluso en ausencia de ateroesclerosis (fig. 44-6). Por ejemplo, la porción proximal de la arteria coronaria descendente anterior izquierda suele contener un cojinete de la íntima de CML más desarrollado de lo habitual en las arterias típicas. El proceso de engrosamiento difuso de la íntima no es necesariamente paralelo al de la acumulación de lípidos y puede observarse en personas sin afectación ateromatosa importante. La membrana elástica interna se une a la parte más externa de la túnica íntima y actúa como frontera entre ella y la túnica media subyacente. Túnica media La túnica media se halla bajo la íntima y la lámina elástica interna. En las arterias elásticas, por ejemplo en la aorta, contiene capas concéntricas de CML bien desarrolladas, entretejidas con capas de MEC rica en elastina (v. fig. 44-5). Parece que esta estructura está bien adaptada al almacenamiento en las paredes de las grandes arterias de la energía FIGURA 44-2 Equilibrio trombótico endotelial. El diagrama muestra las funciones profibrinolíticas anticoagulantes de las células endoteliales (izquierda) y determinadas funciones procoagulantes y antifibrinolíticas (derecha). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 862 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI FIGURA 44-3 Diversidad de orígenes embriológicos de las células musculares lisas (CML) vasculares. Los distintos colores representan orígenes embriológicos diferentes de las CML, como indican las imágenes de los recuadros de la parte lateral de la figura. La línea amarilla indica la contribución local y sistémica de los distintos orígenes de las células madre vasculares. El «mapa de localización» (centro) muestra la distribución variada de las CML procedentes de las diversas fuentes en la aorta y sus ramas principales. Con algunas excepciones, los límites exactos de las CML procedentes de cada fuente en las arterias mostradas son inciertos; por tanto, los límites representados son aproximados. En el recuadro de la izquierda etiquetado Somitas se observa la estrecha proximidad de la aorta dorsal (Ao) en desarrollo con el esclerotoma ventral (EV) del somita (So). Los límites específicos de cada estirpe que se presentan pueden variar durante el crecimiento y envejecimiento de los vasos. CN, cresta neural; TN, tubo neural; VD, ventrículo derecho. (Tomado de Majesky MW. Developmental basis of vascular smooth muscle diversity. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2007;27:1248.) FIGURA 44-4 Este dibujo resume el conocimiento actual sobre la identidad y los orígenes de las células musculares lisas vasculares (CMLV), los fagocitos mononucleares y sus supuestos derivados en los ateromas. Las líneas continuas muestran vías conocidas de lesión celular; las líneas discontinuas con «¿?» indican vías posibles sin confirmación directa en animales o en el ser humano. Acta2, actina α músculo liso; KLF4, factor parecido a Krüppel 4. CMM, célula madre mesenquimatosa. (Dibujo de Ben Smith.) (Tomado de Bennett MR et al. Vascular smooth muscle cells in atherosclerosis. Circ Res 2016;118:692-702.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 863 B io lo g ía vascu lar d e la atero esclero sis 44 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . cinética procedente de la sístole ventricular izquierda. Además, la estructura laminar contribuye indudablemente a la integridad estructural de los troncos arteriales. La media de las arterias musculares de menor calibre suele tener una organización menos estereotipada. Las CML de estas arterias de menor calibre suelen estar inmersas en la matriz que las rodea, adoptando una disposición más continua que laminar. Las CML de las arterias normales rara vez proliferan. De hecho, en circunstancias normales, los porcentajes tanto de división celular como de muerte celular son muy bajos. En la arteria normal suele prevalecer un estado de homeostasis de la MEC. Como la MEC nunca se acumula ni se atrofia, los índices de síntesis y de disolución de la matriz arterial suelen estar equilibrados. La lámina elástica externa se une por fuera a la túnica media, formando la frontera con la capa adventicial. Adventicia En general, la adventicia de las arterias ha recibido poca atención, aunque ha crecido el interés por su posible participación en la homeos- tasis y la patología arteriales. La adventicia contiene fibras de colágeno dispuestas de una forma más laxa de la que habitualmente se observa en la íntima. En esta capa más externa de la pared arterial se encuentran los FIGURA 44-5 Estructura de las arterias normales. A. Arteria elástica. Obsérvense las láminas concéntricas de tejido elástico que forma «emparedados» de capas sucesivas de células musculares lisas (CML). Cada nivel del árbol arterial elástico tiene un número característico de láminas elásticas. B. Arteria muscular. Las CML están rodeadas por una matriz de colágeno, pero la arquitectura carece de los anillos concéntricos de tejido elástico característicos de las arterias de mayor tamaño. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 864 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI vasa vasorum y las terminaciones nerviosas. La población celular de la adventicia es menor que la de las otras capas arteriales. Entre las células presentes en esta capa destacan los fibroblastos y los mastocitos (v. fig. 44-5). Hallazgos recientes indican la participación de los mas- tocitos en la formación del ateroma y del aneurisma en modelos anima- les, aunque su importancia en el ser humano es dudosa.8 INICIO DE LA ATEROESCLEROSIS Acumulación de lípidos extracelulares Los primeros pasos de la aterogenia humana siguen siendo en gran medida objeto de conjetura. Sin embargo, la integración de las observaciones realizadas en tejidos procedentes de personas jóvenes con los resultados de los estudios experimentales sobre aterogenia en animales proporciona información a este respecto. Tras el inicio de una dieta aterogénica, es decir, de una dieta rica en colesterol y grasas saturadas, se produce una acumulación de pequeñas partículas lipoproteínicas en la íntima (fig. 44-7, puntos 1 y 2). Parece que estas partículas lipoproteínicas se adosan a los proteoglucanos de la íntima arterial y tienden a reunirse en agregados (fig. 44-8). Estudios cinéticos detallados hechos con partículas lipoproteínicas marcadas indican que, en el conejo, las localizaciones de las lesiones iniciales se caracterizan por un tiempo de residencia prolongado. La unión de las lipoproteínas FIGURA 44-6 Corte transversal de un cojinete en la íntima de la arteria carótida interna de un lactante de 10 semanas. Las zonas en las que se forman cojinetes en la íntima al principio de la vida tienen tendencia a la formación de ateromas años más tarde. Barra = 0,5 mm. (Tomadode Weniger WJ, Muller GB, Reiter C, et al. Intimal hyperplasia of the infant parasellar carotid artery: A potential developmental factor in atherosclerosis and SIDS. Circ Res 1999;85:970.) FIGURA 44-7 Esquema de la evolución de la placa ateroesclerótica. 1. Acumulación de partículas de lipoproteína en la íntima (esferas amarillas). El color más oscuro representa la acumulación de estas lipoproteínas. Las modificaciones consisten en oxidación y glucación. 2. El estrés oxidativo, incluidos los productos asociados a las lipoproteínas modificadas, puede inducir la elaboración local de citocinas (esferas verdes). 3. A su vez, las citocinas pueden aumentar la expresión de moléculas de adherencia (botones azules sobre la superficie endotelial) en los leucocitos, favoreciendo su fijación, y de moléculas de quimiotaxina, que dirigen su migración hacia la íntima. 4. Cuando los monocitos de la sangre penetran en la pared arterial en respuesta a las citocinas quimiotácticas como la proteína quimiotáctica de los monocitos 1 (MCP-1), encuentran incitadores, como el factor estimulante de las colonias de macrófagos, que pueden incrementar su expresión de receptores de antioxidantes. 5. Los receptores de antioxidantes intervienen en la captación de partículas de lipoproteína modificada y fomentan el desarrollo de las células espumosas. Las células espumosas macrofágicas son una fuente de mediadores como nuevas citocinas y moléculas efectoras como el ácido hipocloroso, el anión superóxido (O2 − ) y las metaloproteinasas de matriz. 6. Las células musculares lisas (CML) migran desde la media a la íntima. 7. A continuación, las CML pueden dividirse y elaborar MEC, favoreciendo su acumulación en la placa ateroesclerótica en crecimiento. De esta forma, la estría adiposa puede evolucionar hacia la lesión fibroadiposa. 8. En las últimas fases puede haber calcificación (no se muestra), mientras la fibrosis continúa, acompañada a veces de la muerte de las CML (incluida la producida por muerte celular programada o apoptosis), llevando a la formación de una cápsula fibrosa acelular que rodea a un núcleo central rico en lípidos y en el que también puede haber células muertas o en vías de necrosis y sus restos. IL, interleucina; LDL, lipoproteína de baja densidad. O2− FIGURA 44-8 Fotografía con microscopio de barrido de una preparación grabada congelada de aorta de conejo tras la inyección intravenosa de lipoproteína de baja densidad (LDL) humana. Las partículas redondeadas de LDL decoran las hebras de proteoglucanos que se encuentran en la región subendotelial de la íntima. Al unirse a las partículas de LDL, las moléculas de proteoglucanos pueden retrasar su viaje por la íntima y favorecer su acumulación. Parece que los proteoglucanos asociados a LDL son especialmente propensos a la oxidación. La acumulación de partículas extracelulares de lipoproteínas es una de las primeras modificaciones morfológicas que se producen cuando se inicia una dieta aterógena en los animales de experimentación. (Tomado de Nievelstein PF, Fogelman AM, Mottino G, Frank JS. Lipid accumulation in rabbit aortic intima 2 hours after bolus infusion of low density lipoprotein: a deep-etch and immunolocalization study of ultrarapidly frozen tissue. Arterioscler Thromb 1991;11:1795.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. 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Los factores que -contribuyen al estrés oxidativo en el ateroma naciente son las oxidasas del dinucleótido de nicotinamida adenina reducido/ fosfato del dinucleótido de nicotinamida adenina (NADH/NADPH) expresadas por las células vasculares, lipooxigenasas expresadas por leucocitos infiltrantes o la enzima mieloperoxidasa. Infiltración y retención leucocítica Otro aspecto clave de la aterogenia es la llegada y acumulación de leucocitos (v. fig. 44-7, punto 4), que se produce también en las primeras fases de la producción de la lesión (fig. 44-9). En general, las CE normales resisten las interacciones de adherencia con los leucocitos. Incluso en los tejidos inflamados, la mayor parte de la llegada y tráfico de leucocitos tiene lugar en las vénulas poscapilares y no en las arterias. Sin embargo, en una fase muy precoz tras el inicio de la hipercolesterolemia, los leucocitos se adhieren al endotelio y se mueven entre las uniones de las CE o incluso penetran a través de ellas (transcitosis) para entrar en la íntima, donde comienzan a acumular lípidos y a convertirse en células espumosas9-11 (v. fig. 44-7, punto 5). Además de los monocitos, los linfocitos T también tienden a acumularse en las lesiones ateroescleróticas precoces humanas y animales.12 La adherencia de los monocitos y de los linfocitos T al endotelio está regulada por la expresión de determinadas moléculas de adherencia leucocítica en la superficie de las CE.5 Existen varias categorías de moléculas de adherencia leucocítica. Entre los miembros de la superfamilia de inmunoglobulina (Ig) se encuentran estructuras como la molécula de adherencia celular vascular 1 (VCAM-1) o CD106. Esta molécula de adherencia tiene un interés especial en el contexto de la aterogenia precoz, pues interactúa con una integrina, antígeno 4 muy tardío (VLA-4) que se expresa característicamente solo en las clases de leucocitos que se acumulan en el ateroma inicial –los monocitos y los linfocitos T–. Además, estudios experimentales demostraron expresiones de VCAM-1 en las CE que revisten las lesiones ateromatosas muy precoces. Otra molécula de adherencia leucocítica, miembro de la superfamilia de las Ig, es la molécula de adherencia leucocítica intercelular 1 (ICAM-1). Esta molécula es más ubicua, tanto en lo que se refiere a los tipos de leucocitos a los que une como porque muestra una expresión amplia y constitutiva en concentraciones bajas en las CE de muchas regiones de la circulación. La otra gran categoría de moléculas de adherencia leucocítica son las selectinas. De ellas, el prototipo es la selectina E o CD26E (E de «endotelial», el tipo celular que expresa de manera selectiva este miembro específico de la familia), probablemente no intervenga en la atero- genia precoz. La selectina E atrae de forma preferente a los leucocitos polimorfonucleares, estirpe celular que se encuentra en el ateroma inicial (pero que es un protago- nista evidente de la inflamación aguda y de las defensas del huésped contra los patógenos bacterianos). Las CE que revisten el ateroma no expresan concentraciones elevadas de esta molécula de adherencia. Otros miem- bros de la familia, entre ellos la selectina P o CD62P (P de «plaqueta», la fuente original de esta molécula de adherencia), podrían ser más importantes para la atracción de los leucocitos hacia el ateroma, ya que las CE que recubren el ateroma humano las expresan. Las selectinas tienen a fomentar la locomoción saltatoria o de marginación de los leucocitos en el endotelio. Las moléculas de adherencia de la clase inmunoglobulina tienden a fomentar interacciones de adherencia más fuertes y ainmovilizar a los leucocitos. Estudios realizados en ratones modificados genéticamente demostraron la participación de la VCAM-1 y de la selectina P (tanto de la selectina P derivada de las plaquetas como la producida por las CE) en la ateroesclerosis experimental. Van en aumento los indicios a favor de la acumulación en los ateromas de fagocitos mononucleares de distintos subtipos.13,14 Las consecuencias funcionales de esta heterogeneidad de las poblaciones de macrófagos en las placas precisan estudios adicionales, sobre todo en el ser humano. En los ratones se acumula un subgrupo de monocitos de actividad especialmente proinflamatoria en el bazo y en la sangre periférica en respuesta a la hipercolesterolemia, y pueblan mayoritariamente el ateroma naciente.13 Una vez adheridos al endotelio, los leucocitos deben recibir una señal para atravesar la monocapa endotelial y penetrar en la pared arterial (v. fig. 44-7, punto 4). El concepto actual de migración dirigida de los leucocitos implica la acción de moléculas proteí- nicas conocidas como citocinas quimioatrayentes o quimiocinas. Observaciones en ateroma humano y estudios funcionales in vitro y en ratones genéticamente alterados apuntan a papeles causales de distintas quimiocinas en la aterogenia.5,15 Además de la atracción, la acumulación de leucocitos en la pared arterial depende de factores que causan su retención en las lesiones de la íntima. Los factores de retención son netrina-1 interactuando con su receptor UNC5b (inducidos ambos por hipoxia), una proteína que altera los macrófagos de las placas salientes.16 Focalidad de la formación de las lesiones La heterogeneidad espacial de la ateroesclerosis ha sido difícil de explicar con métodos mecánicos. Las concentraciones de factores de riesgo transportados por la sangre, por ejemplo de lipoproteínas que bañan el endotelio de todo el árbol vascular, son iguales. Resulta difícil comprender por qué una lesión producida por el humo de un cigarrillo produce un efecto local en lugar de un efecto general en todas las arterias, sin embargo, las estenosis secundarias a los ateromas se producen típicamente de forma focal. Algunos autores proponen un FIGURA 44-9 Estudio con microscopio electrónico de las interacciones de los leucocitos en la pared arterial de primates no humanos con hipercolesterolemia. A y B. Microfotografías electrónicas de barrido que muestran la adherencia de los fagocitos mononucleares al endotelio intacto a los 12 días del inicio de una dieta hipercolesterolémica en monos. C y D. Microfotografías electrónicas de transmisión. Obsérvense las abundantes interdigitaciones y la íntima asociación del monocito con el endotelio en C. En D, un monocito parece introducirse entre dos células endoteliales para penetrar en la íntima. (Tomado de Faggiotto A, Ross R, Harker L. Studies of hypercholesterolemia in the nonhuman primate. I. Changes that lead to fatty streak formation. Arteriosclerosis 1984;4:323.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 866 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI origen multicéntrico de la aterogenia y sugieren que los ateromas nacen de leiomiomas de la pared arterial. La monotipia de distintos marcadores moleculares en cada ateroma concreto, respalda esta hipótesis mono- clonal de la aterogenia. Sin embargo, la predilección por los lugares de lesión en las partes proximales de las arterias después de los puntos de ramificación o de las bifurcaciones donde el flujo se divide sugiere una base hidrodinámica para el desarrollo de las lesiones iniciales. Las arterias que no tienen muchas ramas (p. ej., arterias mamaria interna y radial) no tienden a desarrollar ateroesclerosis. Existen dos conceptos que pueden ayudar a comprender la manera en que las alteraciones locales del flujo podrían hacer que determinadas localizaciones tuvieran predilección por las lesiones. La distorsión local del flujo podría inducir alteraciones que favorecerían los primeros pasos de la aterogenia. Otra posibilidad es que el flujo laminar que habitualmente existe en los sitios que no tienden a desarrollar lesiones iniciales desencadene mecanismos homeostáticos antiaterógenos (funciones arterioprotectoras).5 Las CE experimentan el estrés de cizallamiento laminar del flujo normal y del flujo alterado (que, en general, reduce el estrés de cizallamiento) en los lugares predispuestos. Los mecanismos traductores que actúan para señalar la zona del estrés de cizallamiento local a las CE son muchos.17 Por ejemplo, estas células tienen cilios en su superficie luminal y receptores de adhesión en la membrana celular lateral que pueden detectar la tensión, transmitir fuerzas hacia el citoesqueleto cortical y, quizás, regular los canales iónicos o los receptores acoplados a proteína G que señalan los cambios de la expresión génica (fig. 44-10). Los datos in vitro indican que el estrés de cizallamiento laminar puede aumentar la expresión de genes que podrían proteger frente a la ateroesclerosis, incluidos los que codifican formas de las enzimas superóxido dismutasa (SOD) y óxido nítrico sintasa (NOS). La SOD puede reducir el estrés oxidativo mediante la catálisis de los aniones superóxido reactivos y lesivos. La NOS de las CE induce la bien conocida sustancia vasodilatadora endógena óxido nítrico. Sin embargo, además de sus acciones vasodilatadoras, el óxido nítrico (NO) puede oponerse a la activación inflamatoria de funciones endoteliales como la expresión de VCAM-1. Parece que el NO ejerce este efecto antiinflamatorio actuando sobre la expresión de genes, mediante interferencia en el factor nuclear de regulación de la transcripción kB (NF-kB). El NO aumenta la producción de un inhibidor intracelular (IkBα) de este importante de factor de transcripción. El sistema NF-kB regula numerosos genes que, en general, participan en las respuestas inflamatorias y, en particular, en la aterogenia. Otros factores que se han implicado son los de transcripción, prin- cipalmente el factor 2 de tipo Krüppel (KLF2), ya que son reguladores importantes de las propiedades antiinflamatorias del endotelio. El KLF2 induce la expresión de la NOS y también inhibe la función del NF-kB, al secuestrar los cofactores necesarios para reforzar su actividad de transcripción. Con ello, se inhibe la expresión del casete de los genes dependientes del NF-kB implicados en las vías inflamatorias que actúan durante la aterogenia.5 Lo que lleva a pensar que hay mecanismos atero- protectores que actúan de manera que el endotelio expresa tónicamente una función antiinflamatoria que actúa localmente en las condiciones habituales de cizallamiento laminar del flujo normal. En estudios en cerdos intactos y en seres humanos, se demuestra que el estrés de cizallamiento bajo en las arterias coronarias se asocia al desarrollo de las características de las placas relacionadas con rotura y trombosis.18,19 Acumulación de lípido intracelular: formación de células espumosas Una vez que los monocitos llegan a la íntima arterial, pueden acumular lípidos y convertirse en células espumosas o macrófagos cargados de lípidos (v. fig. 44-7, punto 5). Aunque casi todas las células pueden expresar el clásico receptor de la superficie celular para la LDL, este receptor no interviene en la acumulación de los lípidos de las células espumosas (v. capítulo 48). Esta afirmación es coherente con el hallaz- go clínico de xantomas tendinosos llenos de macrófagos espumosos presentes en pacientes que carecen de receptores LDL funcionales (homocigotos con hipercolesterolemia familiar). Los receptores de LDL no intervienen en la formación de las células espumosas porque están regulados demanera específica por el colesterol. Tan pronto como una célula acumula el colesterol suficiente, procedente de la captura de LDL, para cubrir sus necesidades metabólicas, un elegante mecanismo de control de la transcripción anula la expresión del receptor.20 Parece que, en lugar del clásico receptor de LDL, son varias las moléculas conocidas como receptores limpiadores (scavenger) que intervienen en la captación excesiva de lípidos característica de la formación de las células espumosas. Estas moléculas de superficie, que pertenecen a varias familias, se unen a lipoproteínas modificadas en lugar de a lipoproteínas originales y participan en su paso al interior de las células.21 Dado que los receptores limpiadores realizan varias funciones, como el reconocimiento de las células apoptósicas y las lipoproteínas modificadas, posiblemente tengan papeles complejos durante las distintas fases de la ateroesclerosis. (Véase la tabla 48-3 para consultar una lista de receptores limpiadores.) Una vez que los macrófagos han asentado su residencia en la íntima y se convierten en células espumosas, pueden replicarse. El reclutamiento de monocitos procedentes de la sangre puebla inicialmente la lesión naciente con fagocitos mononucleados en la ateroesclerosis experimental en ratones, pero, en la lesión establecida, predomina la proliferación local.11,22 Los factores que desencadenan la división de los macrófagos en la placa ateroesclerótica comprenden factores de crecimiento hematopoyéticos, como el factor estimulante de las colonias de los macrófagos (M-CSF), el factor estimulante de las colonias de granulocitos--macrófagos (GM-CSF) y la interleucina 3 (IL-3). Estos comitógenos y los factores de supervivencia de los fagocitos mononucleados se encuentran en las lesiones de ateromas naturales y experimentales en el ser humano. FIGURA 44-10 La hemodinámica determina las funciones endoteliales. Análisis computacionales de patrones de flujo sanguíneo in vivo en la bifurcación de una arteria carótida humana sana obtuvieron ondas de tensión de cizallamiento cerca de la pared representativas de dos localizaciones hidrodinámicamente distintas con diferente predilección por la aterogenia: la carótida interna distal (una región que generalmente se resiste a la formación de lesión) y el seno carotídeo (una localización frecuente de formación de placa). La exposición de monocapas de células endoteliales humanas en cultivo a estos entornos biomecánicos diferentes halló funciones y morfologías celulares sustancialmente diferentes (representadas mediante tinción de actina citoesquelética). El flujo laminar pulsátil (unidireccional) aumentó la producción de factores de transcripción cruciales (factor parecido a Krüppel [KLF]-2, KLF4 y factor relacionado-2 eritroide con factor nuclear [Nrf]-2), que activan de manera coordinada diversas funciones ateroprotectoras. Por el contrario, el flujo alterado (oscilante) aumentó la expresión de factor nuclear de regulación de la transcripción kB (NF-kB), un factor de transcripción importante que dirige diversas funciones proinflamatorias y proaterógenas. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 867 B io lo g ía vascu lar d e la atero esclero sis 44 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Hasta este momento en el desarrollo del ateroma naciente, la lesión consiste, principalmente, en macrófagos ingurgitados con lípidos, y las características más complejas, como la fibrosis, la trombosis y la calcificación, no son propias de la estría grasa, la lesión precursora del ateroma complejo. Según varias líneas de datos, estas estrías adiposas pueden involucionar, al menos hasta cierto punto. La contribución relativa del descenso del reclutamiento, de la muerte de las células dentro de las lesiones y de la salida de las células para reducir la acumu- lación de los fagocitos mononucleados en los ateromas en condiciones de descenso de los lípidos sigue siendo motivo de controversia. EVOLUCIÓN DEL ATEROMA Inmunidad innata y adaptativa: mecanismos de la inflamación en la aterogenia En el último decenio, los datos básicos y clínicos han convergido para demostrar también la importancia fundamental de la inflamación y la inmunidad en la aterogenia23-27 (v. capítulo 45). Las células espumosas macrofágicas reunidas en la pared arterial al principio del proceso no actúan solo como un reservorio para el exceso de lípidos, pero en lesio- nes ateroescleróticas consolidadas también hay numerosos mediadores inflamatorios, como proteínas (p. ej., citocinas, quimiocinas), distintos eicosanoides y otros mediadores lipídicos. En el ambiente de la placa ateroesclerótica, estas células fagocíticas pueden elaborar también grandes cantidades de especies oxidantes del tipo del anión superóxido o el ácido hipocloroso. Este conjunto de mediadores de la inflamación puede fomentar la respuesta inflamatoria en la placa y contribuir así a la progresión de las lesiones. El término inmunidad innata se refiere a este tipo de amplificación de la respuesta inflamatoria que no depende de una estimulación antigénica (fig. 44-11). Además de la inmunidad innata, existen pruebas crecientes de la importante participación de la inmunidad adaptativa o específica de antígeno en la formación de la placa.25,28 Además de los fagocitos mononu- cleares, las células dendríticas de las lesiones ateroescleróticas pueden presentar los antígenos a los linfocitos T, que constituyen una minoría importante de la población leucocítica de estas lesiones.11 Los antígenos capaces de estimular esta respuesta inmunitaria adaptativa serían las lipo- proteínas modificadas u originales, las proteínas del golpe de calor, la β2 glucoproteína 1b y los agentes infecciosos.25 Las células presentadoras de antígenos (macrófagos, células dendríticas o CE) permiten una interacción entre el antígeno y los linfocitos T que se traduce en la activación de estos últimos. Los linfocitos T activados pueden entonces secretar grandes cantidades de citocinas aptas para modular la aterogenia. Los linfocitos T colaboradores (que expresan CD4) pertenecen a dos categorías generales. Las células pertenecientes al subtipo 1 (Th1) elaboran citocinas proinflamatorias como el interferón (IFN) γ, la linfotoxina, el ligando CD40 y el factor de necrosis tumoral (TNF) α. Este conjunto de citocinas Th1 puede, a su vez, activar a las células de las paredes vasculares y orquestar alteraciones de la biología de la placa inductoras de la deses- tabilización y del aumento de su capacidad trombógena. Por otra parte, los linfocitos T colaboradores dirigidos hacia la producción de citocinas Th2 del tipo de la interleucina 10 (IL-10) podrían actuar como inhibidores de la inflamación en el contexto de la aterogenia. Los linfocitos T citolíticos (que contienen CD8) pueden expresar el ligando Fas y otros factores citotóxicos estimulantes de la citólisis y la apoptosis de células diana, entre ellas las CML y endoteliales y los macrófagos. En la lesión ateroesclerótica, estos tres tipos de células pueden morir, lo que contribuye a la progresión y las complicaciones de las placas. Los linfocitos T reguladores (Treg) pueden elaborar factor transformador del crecimiento (TGF-β), así como IL-10. Los linfocitos Treg tienen los marcadores CD4 y CD25. Tanto el TGF-β como la IL-10 pueden tener efectos antiinflamatorios. Varias preparaciones experimentales indican una función antiateroesclerótica de los linfocitos Treg in vivo.25,29 Distintos de estos mecanismos antiinflamatorios, los mediadores operativos de resolución pueden proporcionar otra vía para atenuar la respuesta inflamatoria durantela aterogenia.30,31 Por el momento, no se conoce por completo la posible participación de los linfocitos B y de los anticuerpos en la ateroesclerosis. La inmunidad humoral podría tener propiedades tanto arterioprotectoras como aterógenas, dependiendo de las circunstancias.26 Los linfocitos B1 que producen anticuerpos naturales, muchos de los cuales reconocen las LDL modificadas mediante oxidación, pueden proteger frente a la ateroesclerosis experimental. Los linfocitos B2 agravan la ateroesclerosis en ratones al favorecer la producción de citosinas proinflamatorias, que ha creado interés por la inmunoterapia para mitigar la ateroesclerosis.32,33 Migración y proliferación de las células musculares lisas En las primeras fases de la iniciación del ateroma intervienen sobre todo la alteración de la función endotelial y la atracción y acumulación de leucocitos, en la evolución posterior del ateroma hacia placas más complejas participan también las CML (v. fig. 44-7, puntos 6 y 7). En la túnica media arterial normal, las CML son bastante distintas de las que se FIGURA 44-11 Inmunidad innata y adquirida en la ateroesclerosis. Diagrama de las vías de la inmunidad innata (izquierda) y adquirida (derecha) que actúan durante la aterogenia. BAFF, factor activador de los linfocitos B; IFN-γ, interferón γ; IL, interleucina; MΦ, macrófago; TGF-β, factor transformador del crecimiento β; Th, T colaborador. (Adaptado de Hansson G, Libby P, Schoenbeck U, Yan ZQ: Innate and adaptive immunity in the pathogenesis of atherosclerosis. Circ Res 91:281, 2002.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 868 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI encuentran en la íntima de un ateroma en evolución.7 Es probable que algunas CML lleguen a la íntima arterial en las primeras fases de la vida y otras se acumulan en la fase avanzada del ateroma tras ser reclutadas desde la media subyacente a la íntima o se originan en precursores de origen hematológico. Algunas células con marcadores de macrófago en los ateromas en ratones pueden derivar de leucocitos fagocíticos mononucleares.7,34 El fenotipo de las CML de la íntima ateroesclerótica parece menos maduro que el de las CML en reposo de la capa media de las arterias normales. En lugar de expresar sobre todo las isoformas de la miosina muscular lisa características de las células del adulto, las que se encuentran en la íntima tienen concentraciones elevadas de la isoforma embrionaria de la miosina del músculo liso. Por tanto, algunas CML de la íntima parecen recapitular un fenotipo embrionario. Además, estas CML de la íntima presentan una morfología característica, como una mayor cantidad de retículo endoplásmico rugoso y menos fibras contráctiles, que las CML adultas normales. Aunque en el ateroma humano maduro la replicación de las CML en estado estable parece poco frecuente, durante la evolución natural de una lesión ateromatosa determinada pueden producirse brotes de replicación. Por ejemplo, como se comenta más adelante, los episodios de rotura de la placa con trombosis exponen a las CML a la acción de potentes mitógenos, entre los que se encuentra el factor de la coagulación trombina. Así pues, el proceso de acumulación de CML durante la ateroesclerosis y del crecimiento de la íntima puede no ser continuo ni producirse de manera lineal, sino que más bien, a lo largo de la evolución de un ateroma pueden aparecer «crisis» puntuales durante las cuales ocurren brotes de actividad de las CML (fig. 44-12). Muerte de las células musculares lisas durante la aterogenia Además de la replicación de las CML, la muerte de estas células puede contribuir también a las complicaciones de la placa ateroesclerótica (v. fig. 44-7, punto 8). Al menos algunas CML del ateroma humano avanzado muestran una fragmentación de su ADN nuclear caracterís- tica de la muerte celular programada o apoptosis. La apoptosis puede producirse en respuesta a las citocinas inflamatorias que se sabe existen en el ateroma en evolución. Además de las citocinas solubles con capacidad para desencadenar la muerte celular programada, podría haber una participación de los linfocitos T del ateroma, con eliminación de algunas CML; más en concreto, algunas poblaciones de linfocitos T que se sabe se acumulan en las placas pueden expresar el ligando Fas en su superficie. El ligando Fas puede unirse al receptor Fas de la superficie de las CML y, en combinación con las citocinas proinflamatorias solu- bles, conducir a la muerte de la célula muscular. Por tanto, la acumulación de CML en las placas ateroescleróticas en crecimiento se debe probablemente a una lucha entre la replicación y la muerte celulares. La actual investigación sobre la biología celular y molecular ha permitido identificar candidatos que intervendrían tanto en la replicación como en la pérdida de CML, un concepto que procede de las cuidadosas observaciones morfológicas de Virchow realizadas a mediados del siglo XIX. Refiriéndose a las CML de la íntima, Virchow señaló que la aterogenia inicial implica una «multiplicación de sus núcleos» pero también reconoció que las células de las lesiones pueden «acelerar su propia destrucción». Matriz extracelular arterial La mayor parte del volumen de una placa arterioesclerótica avanzada corresponde más a la MEC que a las células propiamente dichas. Por tanto, los componentes extracelulares de la placa merecen considera- ción. Las principales macromoléculas de la MEC que se acumulan en el ateroma son colágenos intersticiales (tipos I y III) y proteoglucanos, como versicano, biglucano, agrecano y decorina. Además, en las placas ateroescleróticas también pueden acumularse fibras de elastina. Las CML arteriales producen estas moléculas de la MEC durante la enfermedad, al igual que lo hacen durante el desarrollo y el mantenimiento de la arteria normal (v. fig. 44-7, punto 7). Entre los estímulos para una producción excesiva de colágeno por parte de las CML se encuentran el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF) y TGF-β, un elemento de los gránulos plaquetarios y un producto de muchos tipos de células presentes en las lesiones como los linfocitos Treg. Como en la acumulación de las CML, la secreción de la MEC depende también de un equilibrio. En este caso, el contrapeso de la biosíntesis de las moléculas de la MEC es la degradación catalizada en parte por enzimas catabólicas, principalmente las metaloproteinasas de matriz (MMP). Induda- blemente, la disolución de las macromoléculas de la MEC contribuye a la migración de las CML cuando penetran en la íntima desde la media a través de la MEC densa, atravesando la lámina elástica interna rica en elastina. También es probable que la disolución de la MEC intervenga en la remodelación arterial que acompaña al crecimiento de las lesiones. Durante la primera parte de la evolución natural de una lesión ateromatosa, la placa crece hacia fuera en dirección contraria a la luz, en lugar de hacia dentro, de una forma que daría lugar a un estrechamiento de la luz. Este crecimiento hacia fuera de la íntima determina un aumento del calibre de la totalidad de la arteria en su conjunto. Es la llamada remodelación positiva o dilatación compensadora e implica un recambio de las moléculas de la MEC para acomodarse al crecimiento circunferencial de la arteria. La estenosis luminal tiende a ocurrir solo cuando el volumen de la placa supera aproximadamente el 40% del área transversal de la arteria. Angiogenia en las placas Las placas ateroescleróticas desarrollan su propia microcirculación al crecer por migración y replicación endotelial. El estudio histológico usando los marcadores adecuados para las CE ponede manifiesto esta rica neovascularización en las placas en evolución. Posiblemente estos vasos se forman como respuesta a unos péptidos antigénicos sobreexpresados en el ateroma. Entre estos factores angiogénicos destacan las formas de factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) de los factores de crecimiento fibroblásticos, el factor de crecimiento placentario (PIGF) y la oncostatina M. Es probable que los microvasos de las placas tengan una considerable importancia funcional. Por ejemplo, los abundantes microvasos de las placas proporcionan una superficie relativamente grande para el tráfico, tanto de entrada como de salida, de los leucocitos. En realidad, en la placa ateroesclerótica humana avanzada, el endotelio microvascular contiene moléculas de adherencia selectivas de las células mononucleares, como VCAM-1, en mucha mayor cantidad que el endotelio macrovascular que recubre la placa. La microvascularización de las placas puede facilitar también su crecimiento, soslayando las FIGURA 44-12 Evolución temporal de la ateroesclerosis. Izquierda. Tradicionalmente, se enseñaba que el ateroma se formaba siguiendo una evolución progresiva inexorable dependiente de la edad, como se demuestra en la curva ascendente continua. Derecha. Los conocimientos actuales proponen un modelo diferente, una función escalonada en lugar del ascenso monótono de la evolución de la lesión con el tiempo, como se representa por la curva serpenteante. Según este último modelo, a lo largo de la historia vital de una lesión los períodos de relativa quietud están salpicados por «crisis». Estas crisis podrían seguir a episodios de rotura de la placa, con trombosis mural y cicatrización que darían lugar a brotes de proliferación del músculo liso y de depósito de matriz. La hemorragia en el interior de la placa debida a la rotura de un microvaso friable podría producir una situación similar. Estos episodios pasarían, en general, inadvertidos en la clínica. Ciertos acontecimientos extravasculares, como las infecciones intercurrentes con citocinemia o endotoxemia sistémicas, despertarían «ecos» en la pared arterial, con ciclos de expresión de los genes de las citocinas locales por los leucocitos inflamatorios «profesionales» residentes en la lesión. El modelo episódico de progresión de la placa se adapta a los datos angiográficos humanos mejor que el modelo tradicional continuo. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 869 B io lo g ía vascu lar d e la atero esclero sis 44 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . limitaciones a la difusión de oxígeno y nutrientes, según un concepto análogo al de los factores angiógenos tumorales y el crecimiento de las lesiones malignas. La administración de inhibidores de la angiogenia a ratones con ateroesclerosis experimental limita la expansión de las lesiones. Además, los microvasos de la placa podrían ser friables y propensos a la rotura, como sucede con los neovasos de la retina dia- bética. La hemorragia y las trombosis in situ podrían fomentar un ciclo local de proliferación de las CML y acumulación de matriz en el área inmediatamente adyacente a las roturas microvasculares (fig. 44-13). Esta situación ilustra un caso especial de las «crisis» ya descritas de la evolución de la placa ateromatosa (v. fig. 44-12). El intento de aumentar la perfusión miocárdica potenciando el crecimiento de vasos nuevos mediante la transferencia de proteínas angiógenas o de sus genes puede tener efectos adversos y fomentar el crecimiento de las lesiones o las complicaciones clínicas de los ateromas a través de estos mecanismos. Mineralización de la placa A menudo, a medida que la placa evoluciona, se forman en ella áreas de calcificación. De hecho, Virchow describió las características morfológicas de formación de hueso en las placas ateroescleróticas en sus primeras descripciones microscópicas de la ateroesclerosis. Se ha progresado considerablemente en el conocimiento de la mineraliza- ción durante la evolución de las placas ateroescleróticas.35 Algunas subpoblaciones de CML podrían favorecer la calcificación mediante una mayor secreción de citocinas, como las proteínas morfogenéticas óseas, homólogas al TGF-β. Las placas ateromatosas también pueden contener proteínas con residuos de ácido glutámico carboxilados en posición γ, especializadas en el secuestro de calcio y que, por tanto, fomentan la mineralización. La calcificación del ateroma comparte muchos de los mecanismos implicados en la formación del hueso. Parece que el activador del receptor del ligando NF-kB (RANKL), un miembro de la familia del TNF, induce la formación de mineral por las CML mediante una vía dependiente de la proteína morfogenética ósea 4. La osteoprotegerina puede antagonizar la mineralización de la placa inhibiendo la transmisión de señales por RANKL. La ausencia genética de osteoprotegerina incrementa la calcificación de los ateromas murinos y la administración de osteoprotegerina exógena la limita. El factor de trans- cripción Runx-2 activado por los mediadores inflamatorios y el estrés oxidativos, entre otros estímulos, puede inducir la formación mineral por las CML, mediante la activación de AKT (es decir, proteína cinasa B). Los marcadores de inflamación se asocian a los focos de mineralización en los ateromas nacientes en el ratón.35 Las micropartículas elaboradas por los macrófagos aportan nidos para la calcificación de la placa, aportando otro enlace entre las células inflamatorias y la calcificación cardiovascular.36,37 La sortilina (Sort-1), un «logro» de un estudio de asociación del genoma completo (GWAS, genome-wide association study) en ateroesclerosis, regula la carga de fosfatasa alcalina en vesículas extracelulares, promoviendo de este modo la calcificación.38 COMPLICACIONES DE LA ATEROESCLEROSIS Estenosis arterial e implicaciones clínicas En general, las fases del proceso ateroesclerótico duran muchos años, durante los cuales la persona afectada no suele tener síntomas. Cuando la magnitud de las placas supera la capacidad de la arteria para remodelarse hacia fuera, comienza el estrechamiento de las luces arteriales. Durante la fase asintomática crónica o estable de la evolución de las lesiones, es probable que el crecimiento sea discontinuo, con períodos de reposo relativo salpicados por episodios de progresión rápida (v. fig. 44-12). Los estudios angiográficos humanos apoyan este crecimiento discontinuo de las estenosis de las arterias coronarias. En último término, las estenosis pueden progresar hasta alcanzar un grado tal que impida el flujo de la sangre a través de la arteria. Las lesiones causantes de estenosis superiores al 60% pueden provocar limitaciones del flujo cuando aumenta la demanda. Este tipo de enfermedad ateroo- clusiva produce con frecuencia angina de pecho estable crónica o claudicación intermitente cuando aumenta la demanda. Por tanto, la fase sintomática de ateroesclerosis suele comenzar muchos decenios después de que se hayan iniciado las lesiones. No obstante, en muchos casos de infarto de miocardio (IM) no hay antecedentes de angina estable previa que anuncie un ataque agudo. Los síndromes coronarios agudos (SCA) son consecuencia, a menudo, de trombos que se forman como consecuencia de la alteración de las placas, que no produce una estenosis crítica.39 Estas observaciones no implican que los ateromas pequeños sean la causa de la mayoría de los IM. De hecho, las lesiones responsables de los IM agudos pueden ser realmente grandes, pero es posible que no produzcan un estrechamiento crítico de la luz debido a la dilatación compensadora. Sin embargo, lasestenosis críticas producen IM y es más probable que las estenosis de alto grado provoquen IM agudos y no que su causa sean las lesiones no oclusivas. Sin embargo, como las estenosis no críticas son, con mucho, más frecuentes que las lesiones focales importantes en un árbol coronario determinado, las estenosis menores causan más IM, aunque las estenosis de mayor grado tengan una mayor probabilidad individual de hacerlo. Trombosis y complicación del ateroma Casi todos los trombos coronarios se deben a distintas formas importantes de rotura de la placa.39,40 En alrededor de dos terceras partes de los IM agudos, el primer mecanismo consiste en una fractura de la cobertura fibrosa (fig. 44-14, izquierda). Otro tipo consiste en la erosión superficial de la íntima (figs. 44-14, derecha, y 44-15), que es la responsable de un cuarto a un tercio de los IM agudos. Rotura de la placa y trombosis Es probable que la rotura de la cobertura fibrosa de la placa refleje un desequilibrio entre las fuerzas que inciden sobre la cobertura y FIGURA 44-13 Hemorragia en el interior de la placa alrededor de los neovasos del ateroma. A y B. Placa ateroesclerótica humana típica teñida para mostrar el factor de von Willebrand (vWF) (A) y el hierro con azul de Prusia (B). El vWF tiñe las células endoteliales que revisten los canales y los lagos microvasculares. Obsérvese el vWF extravasado, localizado en el mismo lugar que el depósito de hierro, que refleja un depósito de hemosiderina compatible con una hemorragia en el interior de la placa. (Tomado de Brogi E, Winkles JA, Underwood R, et al. Distinct patterns of expression of fibroblast growth factors and their receptors in human atheroma and non-atherosclerotic arteries: association of acidic FGF with plaque microvessels and macrophages. J Clin Invest 1993;92:2408.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 870 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI la resistencia mecánica de la cobertura. Gran parte de la resistencia biomecánica a la rotura de la cobertura fibrosa reside en las formas intersticiales de colágeno. Por tanto, es probable que el metabolismo del colágeno intervenga en la regulación de la tendencia hacia la rotura de una placa (fig. 44-16). Los factores que reducen la síntesis de colágeno en las CML pueden alterar su capacidad para reparar y mantener la cobertura fibrosa de la placa. Por ejemplo, la citocina IFN γ, producida por los linfocitos T, produce una inhibición potente de la síntesis de colágeno en las CML. Por otra parte, como ya se ha dicho, determinados mediadores liberados a partir de los gránulos de las plaquetas durante la activación de estas (p. ej., TGF-β, PDGF) pueden aumentar la síntesis de colágeno en las CML, lo que tiende a reforzar la estructura fibrosa. Además de la menor síntesis nueva de colágeno por las CML, el aumento del catabolismo de las macromoléculas de la MEC que cons- tituyen la cobertura fibrosa puede contribuir también a debilitar su estructura y hacerla más propensa a la rotura y, por tanto, a la trombosis. Parece que las mismas enzimas que degradan la matriz y colaboran en la migración del músculo liso y la remodelación arterial podrían intervenir asimismo en el debilitamiento de la cobertura fibrosa39 (v. fig. 44-16). En el ateroma humano avanzado, los macrófagos sobreexpresan MMP y catepsinas elastolíticas con capacidad para degradar el colágeno y la elastina de la MEC arterial. En consecuencia, la resistencia de la cobertura fibrosa de la placa está sometida a una regulación dinámica que vincula la respuesta inflamatoria de la íntima con los determinantes moleculares de la estabilidad de la placa y, por tanto, las complicaciones trombóticas del ateroma. Las coberturas fibrosas finas de la placa se asocian a la rotura de la placa, lo que puede ser consecuencia del descenso de la síntesis de colágeno y del aumento de la degradación. La ausencia relativa de CML también caracteriza a las placas que han provocado IM mortales. Como se ha explicado anteriormente, los mediadores inflamatorios, tanto solubles como asociados a la superficie de los linfocitos T, pueden provocar la muerte programada de las CML. La falta de las CML de las regiones de inflamación local dentro de las placas contribuye, probablemente, a la ausencia relativa de las CML en los puntos de rotura de la placa. Como esas células producen el colágeno nuevo necesario para reparar y mantener la matriz de la cobertura fibrosa, la ausencia de CML contribuye al debilitamiento de la cobertura fibrosa y a la propensión de la placa a la rotura.39 Las placas que han presentado una rotura con resultado mortal presentan otra característica microanatómica: la acumulación de una cantidad enorme de macrófagos que contienen una gran reserva de lípidos. Desde el punto de vista estrictamente biomecánico, esta gran reserva lipídica puede servir para concentrar las fuerzas bioquímicas en las regiones de la joroba de las placas, donde se fracturan con mayor frecuencia. Desde un punto de vista metabólico, los macrófagos activados característicos de la región central de la placa producen las citocinas y las enzimas que degradan la matriz que se cree regulan aspectos del catabolismo de esta y, a su vez, de la apoptosis de las CML. Los macrófagos y las CML apoptósicas pueden generar el factor tisular en partículas, un potente instigador de la trombosis microvascular tras la rotura espontánea o yatrógena. Los buenos resultados del tratamiento reductor de los lípidos en cuanto a la disminución de la incidencia del IM agudo o de la angina inestable en los pacientes con riesgo podría deberse a la menor acumulación de lípidos y a la disminución de la inflamación y de la capacidad trombógena de la placa. Estudios en animales y los datos acumulados de la monitorización de marcadores periféricos de la inflamación en el ser humano apoyan esta idea.39,41,42 Trombosis causada por erosión superficial de las placas Los mecanismos moleculares y celulares subyacentes de la erosión superficial han recibido mucha menos atención que los implicados en la rotura de la placa43 (v. fig. 44-14, izquierda). En la ateroesclerosis experimental de los primates no humanos, se observan áreas de pérdida endotelial y de depósito de plaquetas en las placas más avanzadas (v. fig. 44-15). La apoptosis de las CE podría contribuir a la descamación de estas células en las zonas de erosión superficial. Asimismo, las MMP, como determinadas gelatinasas especializadas en la degradación del colágeno no fibrilar de la membrana basal (p. ej., colágeno de tipo IV), también pueden cortar los anclajes de las CE a la lámina basal subyacente y fomentar su descamación. El vasoespasmo de las arterias coronarias ateroescleróticas de conejos favorece el daño endotelial, la trombosis y el IM.44 Las lesiones que provocan erosión superficial son bastante distintas de las que causan rotura de la placa (v. fig. 44-14). Las lesiones asociadas a erosión superficial contienen abundantes proteoglucanos y glucosamino- glucanos, a diferencia de la cubierta fibrosa con depleción de colágeno característica de las placas rotas. Las lesiones erosionadas tienen menos macrófagos, pero en las placas rotas abundan estas células inflamatorias crónicas. Por el contrario, las placas complicadas por erosión superficial FIGURA 44-14 Distintos mecanismos pueden causar trombosis coronaria como consecuencia de la erosión superficial o de una rotura de la cubierta fibrosa. Izquierda. Trombosis causada por erosión, asociada a trombo «blanco» sésil superpuesto a una lesión con matriz extracelular abundante y escasa remodelación expansiva. La descamación o la muerte celular endotelialpueden dejar al descubierto el colágeno en el interior de la placa, que puede desencadenar estos trombos ricos en plaquetas. Los leucocitos polimorfonucleares (PMN) que llegan a esta zona pueden contribuir a un segunda oleada de amplificación y propagación de trombosis, como consecuencia de su elaboración de trampas extracelulares de neutrófilos (NET). La erosión puede causar también con más frecuencia infarto de miocardio sin elevación del segmento ST (IMSEST) que con elevación del segmento ST (IMEST). Derecha. Trombosis causada por rotura, habitualmente asociada a lesiones con una cubierta fibrosa fina. Estos trombos tienen más características de coágulo rico en fibrina «rojo». El factor tisular producido por los numerosos macrófagos en las placas rotas promueve la trombosis. Las lesiones que presentan rotura y causan trombos pueden presentar remodelación hacia el exterior con más frecuencia y tienen más probabilidades de causar IMEST que IMSEST. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 871 B io lo g ía vascu lar d e la atero esclero sis 44 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . FIGURA 44-15 Erosión superficial de las lesiones ateroescleróticas experimentales en un microscopio electrónico de barrido. Las placas ateroescleróticas avanzadas pueden favorecer la trombosis a través de la erosión superficial de la capa endotelial, haciendo que la sangre y las plaquetas queden expuestas a la membrana basal subendotelial, rica en colágeno, que activa las plaquetas y estimula la trombosis. A. Con este bajo aumento se observa la rotura del endotelio. Los leucocitos (flechas) se han adherido al subendotelio, que está empezando a cubrirse con una alfombra de plaquetas. B. A mayor aumento de un campo seleccionado de la parte central de A, se aprecian los leucocitos y las plaquetas adheridos al subendotelio. C. Corte histológico visto con bajo aumento de una arteria coronaria trombosada con erosión superficial. D. Imagen tomada a mayor aumento de un corte histológico de una arteria coronaria trombosada por una erosión superficial. L, luz; T, trombo. (A y B, tomado de Faggiotto A, Ross R. Studies of hypercholesterolemia in the nonhuman primate. II. Fatty streak conversion to fibrous plaque. Arteriosclerosis 1984;4:341; C y D, tomado de Farb A, Burke AP, Tang AL, et al. Coronary plaque erosion without rupture into a lipid core: a frequent cause of coronary thrombosis in sudden coronary death. Circulation 1996;93:1354.) FIGURA 44-16 La inflamación regula el metabolismo del colágeno fibrilar, que puede influir sobre la rotura de la placa de ateroesclerosis. El linfocito T libera citocinas proinflamatorias, como interferón (IFN) γ (inferior izquierda), que impiden a las células musculares lisas producir el nuevo colágeno necesario para que se deposite la matriz de colágeno de la cubierta fibrosa de la placa, que la protege de la rotura. La citocina producida por los linfocitos T CD40L estimula la elaboración por parte de los fagocitos mononucleares (centro) de colagenasas intersticiales, entre las que se incluyen metaloproteinasas de matriz (MMP) 1, MMP-8 y MMP-13, que catalizan la rotura proteolítica inicial de la fibrilla de colágeno intacta. El colágeno roto puede sufrir después una degradación adicional por las gelatinasas, como MMP-9. De este modo, la inflamación puede amenazar la estabilidad de las placas ateroescleróticas y aumentar su tendencia a la rotura, provocando una trombosis, que desencadena la mayor parte de los síndromes coronarios agudos. PDGF, factor de crecimiento derivado de plaquetas; TGF, factor transformador del crecimiento. (Tomado de Libby P. The molecular mechanisms of the thrombotic complications of atherosclerosis. J Intern Med 2008;263:517.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 872 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI tienen trombos que contienen muchos granulocitos, que son células inflamatorias agudas. Los gra- nulocitos activados liberan muchos mediadores prooxidantes y proinflamatorios, y cuando mueren, expulsan su ADN nuclear para formar trampas extracelulares de neutrófilos (NET). Estas cadenas de ADN se unen a muchos de los productos liberados por los neutrófilos y suponen un «reactivo en estado sólido» que puede agravar el ambiente local proo- xidante, proinflamatorio y protrombótico.45-47 Estudios recientes han implicado al receptor de tipo toll 2 (TLR2) de inmunidad innata en la señalización de alteraciones endoteliales que pueden predisponer a la erosión superficial.46,48 Las CE expuestas a flujo alterado in vitro o las que están sobre las regiones propensas al ateroma de las arterias en ratones hiperlipidémicos sobreexpresan TLR2. El ácido hialurónico en las placas de tipo erosionadas puede actuar como ligando endógeno de TLR2 y causar activación endotelial crónica intensa que predispone al desprendimiento de estas células.46 En condiciones experimentales, la depleción de neutrófilos preserva la función de barrera endotelial y disminuye la descamación de CE de la íntima en regiones con alteración del flujo en arterias con hiperplasia fibrosa de la íntima, de manera parecida a las placas que presentan erosión en el ser humano.48 Trombosis y reparación en la progresión del ateroma En su mayoría, las roturas de la placa no provocan episodios coronarios clínicamente evidentes. Un cuidadoso estudio anatomopatológico de corazones de pacientes que fallecieron por causas no cardíacas reveló una frecuencia sorprendentemente elevada de roturas focales de las placas con trombos parietales limitados. Además, los corazones fijados inmediatamente después de la extracción en pacientes con ateroesclerosis coronaria estable crónica y grave receptores de trasplantes cardíacos por miocardiopatía isquémica mostraron signos similares de rotura progresiva pero asintomática de las placas. En los estudios experimentales en primates no humanos con ateroesclerosis, los trombos plaquetarios parietales pueden complicar las erosiones de las placas sin provocar oclusión arterial. En consecuencia, es probable que ciclos repetidos de rotura de las placas, trombosis in situ y cicatrización contribuyan a la evolución de las lesiones y al crecimiento de las placas. Estos episodios de trombosis y cicatrización constituyen una de las formas de crisis de la evolución natural de una placa que pueden provocar un brote de proliferación y migración de CML y de síntesis de la matriz (v. fig. 44-12). Las roturas de la placa con cicatrización pueden ser la base de muchos trombos responsables de muerte súbita, lo que indica que la trombosis no oclusiva puede anteceder al episodio mortal con mucha mayor frecuencia de lo que antes se reconocía.49 TGF-β y PDGF liberados de los gránulos plaquetarios pueden inducir la cicatrización en el lugar de la trombosis estimulando la migración y la síntesis de colágeno por las CML, como se comentó antes. La trombina formada en los lugares de trombosis parietal puede estimular la proliferación de las CML. El ateroma «consumido» fibroso y calcificado representa un estadio tardío de una placa que anteriormente era rica en lípidos y con las características de la rotura, pero que ahora se ha vuelto fibrosa e hipocelular como consecuencia de una respuesta de curación de la herida mediada por los productos de la trombosis y la calcificación extendidos por la muerte celular. Naturaleza
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