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772 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos BRADIARRITMIAS, 772 Bradicardia sinusal, 772 Arritmia sinusal, 772 Síndrome de hipersensibilidad del seno carotídeo, 773 Síndrome de disfunción sinusal, 774 BLOQUEO AURICULOVENTRICULAR (BLOQUEO CARDÍACO), 775 Bloqueo auriculoventricular de primer grado, 775 Bloqueo auriculoventricular de segundo grado, 775 Bloqueo auriculoventricular de tercer grado (completo), 777 DISOCIACIÓN AURICULOVENTRICULAR, 779 BIBLIOGRAFÍA, 779 40 Bradiarritmias y bloqueo auriculoventricular JEFFREY E. OLGIN Y DOUGLAS P. ZIPES BRADIARRITMIAS Las bradiarritmias se definen arbitrariamente por una frecuencia cardíaca inferior a 60 latidos/min. Normalmente las bradiarritmias son fisiológicas, como las de los deportistas bien entrenados con frecuencias cardíacas bajas en reposo o con bloqueo auriculoventricular (AV) de tipo I durante el sueño. En otros casos las bradiarritmias pueden ser patológicas. Como sucede con las taquiarritmias, las bradiarritmias se pueden clasificar según el grado de alteración en la jerarquía de generación normal de los impulsos y en el sistema de conducción (desde el nódulo sinusal hasta el nódulo AV y el sistema de His-Purkinje) (v. capítulo 37 y tabla 37-1). Bradicardia sinusal Reconocimiento electrocardiográfico La bradicardia sinusal del adulto ocurre cuando el nódulo sinusal des- carga con una frecuencia menor de 60 latidos/min (fig. 40-1A). Las ondas P tienen un contorno normal y ocurren antes de cada complejo QRS, habitualmente con un intervalo PR superior a 120 ms. A menudo, coexiste una arritmia sinusal. Manifestaciones clínicas La bradicardia sinusal puede obedecer a un tono vagal excesivo y/o un tono simpático disminuido como efecto de la medicación o de cambios anatómicos en el nódulo sinusal. La bradicardia sinusal sintomática obedece, en la mayoría de los casos, a los efectos de la medicación. La bradicardia sinusal asintomática es frecuente entre los jóvenes sanos, sobre todo deportistas bien entrenados, y su prevalencia disminuye con la edad. Durante el sueño, la frecuencia cardíaca normal puede descender hasta 35-40 latidos/min, sobre todo entre adolescentes y adultos jóvenes, y la arritmia sinusal marcada produce a veces pausas de 2 s o más. La cirugía ocular, la arteriografía coronaria, la meningitis, los tumores intra- craneales, la hipertensión craneal, los tumores cervicales y mediastínicos y ciertos estados (p. ej., la hipoxia grave, el mixedema, la hipotermia, las alteraciones fibrodegenerativas, la convalecencia de ciertas infecciones, la sepsis por gramnegativos y la depresión) pueden ocasionar bradicardia sinusal. La bradicardia sinusal también ocurre durante los vómitos o el síncope (v. capítulo 43) y puede deberse a la estimulación del seno carotídeo o a la administración de parasimpaticomiméticos, litio, amiodarona, β -bloqueantes, clonidina, propafenona, ivabradina (un bloqueante específico de la corriente marcapasos If; v. capítulos 34 y 37) o antagonistas del calcio. La instilación conjuntival de β-bloqueantes para combatir el glaucoma determina en ocasiones anomalías de los nódulos sinusal o AV, sobre todo entre los pacientes ancianos. En muchos casos, la bradicardia sinusal es una arritmia benigna y, de hecho, resulta beneficiosa al alargar la diástole y prolongar el tiempo de llenado ventricular, especialmente en los pacientes con insuficiencia car- díaca. Puede acompañarse de síncope por un reflejo autónomo anómalo (cardioinhibidor; v. capítulo 43). La bradicardia sinusal afecta al 10-15% de los pacientes con infarto de miocardio (IM) agudo y su prevalencia aumenta aún más si se atiende al enfermo en las primeras horas del infarto. Salvo que se acompañe de descompensación hemodinámica o de arritmias, la bradicardia sinusal después del IM se asocia, por lo común, a una evolución más favorable que la taquicardia sinusal. Habitualmente, es pasajera y se observa más en los IM de la cara inferior que en los de la cara anterior; también se ha descrito durante la reperfusión con trombolíticos (v. capítulo 62). La bradicardia que sigue a la reanimación de una parada cardíaca comporta un pronóstico desfavorable. Tratamiento Habitualmente no es necesario un tratamiento de la bradicardia sinusal a menos que el gasto cardíaco sea inadecuado o que aparezcan arritmias por la frecuencia lenta. La atropina (0,5 mg i.v. como dosis inicial que puede repetirse si es necesario) es efectiva, por lo general, en poco tiempo. Unas dosis más bajas, sobre todo por vía subcutánea o intramus- cular, pueden tener un efecto parasimpaticomimético inicial, proba- blemente mediante una acción central. Si los episodios sintomáticos son recurrentes, puede ser necesario un marcapasos provisional o permanente (v. capítulos 36 y 41). Como regla general, ningún fármaco aumenta la frecuencia cardíaca de manera fiable y segura durante períodos prolongados sin efectos colaterales importantes. Arritmia sinusal La arritmia sinusal se caracteriza por una variación fásica en la duración del ciclo sinusal durante la cual la duración máxima del ciclo sinusal menos la mínima supera los 120 ms, o esta resta dividida por la duración mínima del ciclo sinusal es mayor del 10% (fig. 40-1B). Es la forma más frecuente de arritmia y se considera normal. La morfología de la onda P no suele variar, y el intervalo PR es mayor de 120 ms y no cambia porque el foco de la descarga permanece relativamente fijo en el nódulo sinusal. En ocasiones, el foco del marcapasos va cambiando dentro del nódulo sinusal, o es posible que varíe su salida a la aurícula y se produzcan ondas P de un contorno ligeramente diferente (no retrógradas) y un intervalo PR discretamente modificado que supera los 120 ms. La arritmia sinusal aparece con frecuencia en jóvenes, especialmente aquellos con las frecuencias cardíacas más bajas o tras un aumento del tono vagal, como sucede tras la administración de digital o morfina, o tras el entrenamiento deportivo, y disminuye con la edad y la disfunción autónoma, por ejemplo, en la neuropatía diabética. La arritmia sinusal adopta dos formas básicas. En la forma respiratoria, el intervalo P-P se acorta cíclicamente con la inspiración, principalmente debido a la inhibición refleja del tono vagal, y se ralentiza durante la espiración; al aguantar la respiración desaparece la variación de la duración del ciclo (v. capítulo 35). La arritmia sinusal no respiratoria se caracteriza por una variación fásica del intervalo P-P no relacionada con el ciclo respiratorio y puede ser el resultado de una intoxicación por digital. La pérdida de la variabilidad del ritmo sinusal es un factor de riesgo de muerte súbita cardíaca (v. capítulo 42). Los síntomas producidos por la arritmia sinusal son infrecuentes, pero, a veces, si las pausas entre latidos son excesivamente largas, pueden resultar en palpitaciones o mareo. Una arritmia sinusal marcada es capaz de producir una pausa sinusal lo suficientemente prolongada como para causar un síncope si no se acompaña de ritmo de escape. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 773 B rad iarritm ias y b lo q u eo au ricu lo ven tricu lar 40 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . El tratamiento no suele ser necesario. Por lo general, el aumento de la frecuencia cardíaca mediante ejercicio o fármacos pone fin a la arritmia sinusal. Las personas sintomáticas pueden notar alivio de las palpitaciones con sedantes, tranquilizantes, atropina, efedrina o administración de isoproterenol, como el tratamiento de la bradicardia sinusal. Arritmia sinusal ventriculofásica. El ejemplo másfrecuente de arritmia sinusal ventriculofásica se produce durante el bloqueo AV com- pleto y frecuencia ventricular baja, cuando los ciclos P-P que contienen un complejo QRS son más cortos que los ciclos P-P sin un complejo QRS. En el ciclo P-P que sigue a un EV con pausa compensadora puede aparecer un aumento de duración similar. Las alteraciones del intervalo P-P probablemente están causadas por la influencia del sistema nervioso autónomo en respuesta a las variaciones del volumen latido ventricular. Pausa o parada sinusal. La pausa o parada sinusal se identifica por una pausa en el ritmo sinusal (fig. e40-1). El intervalo P-P que delimita la pausa no equivale a un múltiplo del intervalo P-P básico. La distinción entre parada sinusal, que se considera causada por la ralentización o interrupción del automatismo espontáneo del nódulo sinusal, y por tanto un trastorno de la formación del impulso, y bloqueo de la salida sinoauricular (SA) en pacientes con arritmia sinusal puede ser difícil sin registros directos de la descarga del nódulo sinusal. El fracaso de la descarga del nódulo sinusal resulta en la ausencia de des- polarización auricular y períodos de asistolia ventricular si no aparecen los latidos de escape desencadenados por marcapasos latentes (v. fig. e40-1). La afectación del nódulo sinusal por un IM agudo, cambios fibróticos degenerativos, efecto de la toxicidad de la digital, accidente cerebrovascular o tono vagal excesivo puede producir parada sinusal. Una parada sinusal transitoria (especialmente mientras se duerme) no es clínicamente relevante por sí misma si los marcapasos latentes generan rápidamente un ritmo de escape para prevenir la asistolia ventricular o la génesis de otras arritmias precipitadas por frecuencias bajas. En muchos pacientes con apnea del sueño (v. capítulo 87) se ha identificado parada sinusal y bloqueo AV. El tratamiento es igual que el reseñado anteriormente para la bradicardia sinusal. En pacientes con una forma crónica de enfermedad del seno caracterizada por bradicardia sinusal marcada o parada sinusal a menudo es necesario un marcapasos permanente. No obstante, como norma general, los marcapasos crónicos en la bradicardia sinusal solo están indicados en pacientes sintomáticos o aquellos con una pausa sinusal superior a 3 s mientras está despierto. Bloqueo de la salida sinoauricular. El bloqueo de la salida SA es una arritmia identificada en el ECG mediante una pausa debida a la ausencia de la onda P esperable normalmente (fig. e40-2). La duración de la pausa es un múltiplo del intervalo P-P básico. El bloqueo de la salida SA está causado por una alteración de la conducción en la cual un impulso formado en el nódulo sinusal no consigue despolarizar las aurículas o lo hace con retraso (fig. e40-3). Un intervalo sin ondas P que equivale aproximadamente a 2, 3, o 4 veces el ciclo P-P normal caracteriza el bloqueo de la salida SA de segundo grado de tipo II. En el bloqueo de la salida SA de segundo grado de tipo I (Wenckebach), el intervalo P-P se acorta progresivamente antes de la pausa, y la duración de la pausa es inferior a dos ciclos P-P. (Véase una descripción más detallada de los intervalos de Wenckebach en el capítulo 35.) El bloqueo de la salida SA de primer grado no puede detectarse en el electrocardiograma (ECG) porque la descarga del nódulo SA no queda registrada. El bloqueo de la salida SA de tercer grado se manifiesta por ausencia completa de ondas P, y resulta difícil diagnosticarlo con certeza sin electrogramas del nódulo sinusal. Una estimulación vagal excesiva, la miocarditis aguda, un IM o la fibrosis de la aurícula, además de fármacos como la quinidina, la procainamida, la flecainida y la digital, pueden producir bloqueo de la salida SA. El bloqueo de la salida SA suele ser transitorio. Es posible que carezca de relevancia clínica excepto para motivar la búsqueda de la causa subyacente. En ocasiones aparecen síntomas si el bloqueo SA es prolongado y no se acompaña de un ritmo de escape. En deportistas bien entrenados también puede aparecer el bloqueo de salida SA. El tratamiento de los pacientes con bloqueo de la salida SA sintomático es igual al reseñado anteriormente para la bradicardia sinusal. Migración del marcapasos. Esta variante de arritmia sinusal consiste en la transferencia pasiva del foco marcapasos dominante del nódulo sinusal a marca- pasos latentes que tienen el siguiente grado de automaticidad más alto situados en otros lugares de la aurícula (por lo general en zonas inferiores de la cresta terminal) o en tejido de la unión AV. El cambio se produce de forma gradual a lo largo de varios latidos; así pues, solo un marcapasos controla el ritmo cada vez, a diferencia de la disociación AV. El ECG muestra un incremento cíclico del intervalo R-R: un intervalo PR que se acorta gradualmente y puede llegar a ser menor de 120 ms y un cambio en la morfología de la onda P, que se hace negativa en la derivación I o II (según el lugar de la descarga) o desaparece dentro del complejo QRS (fig. e40-4). Por lo general, estos cambios se producen en sentido opuesto cuando el marcapasos vuelve al nódulo sinusal. La migración del marcapasos o marcapasos errante es un fenómeno normal, frecuente en las personas muy jóvenes y especialmente en deportistas, presumiblemente por un mayor tono vagal. La persistencia de un ritmo de la unión AV durante períodos prolongados, sin embargo, puede indicar una cardiopatía subyacente (figs. e40-5 y e40-6). El tratamiento no suele estar indicado, pero, en caso necesario, es el mismo que el de la bradicardia sinusal (v. anteriormente). Síndrome de hipersensibilidad del seno carotídeo Reconocimiento electrocardiográfico El síndrome de hipersensibilidad del seno carotídeo se caracteriza casi siempre por una asistolia ventricular debida al cese en la actividad auri- cular secundario a parada sinusal o a bloqueo de la salida SA (fig. 40-2). El bloqueo AV ocurre menos veces, en parte quizá porque la ausencia de actividad auricular por la parada sinusal impide su manifestación. Sin embargo, si un marcapasos auricular natural mantuviera el ritmo auricular durante los episodios, se advertiría probablemente una prevalencia mayor de bloqueo AV. Los escapes de la unión AV o ventriculares de los pacientes sintomáticos ocurren rara vez o se manifiestan con frecuencias muy bajas, por lo que se sospecha que la hipertonía vagal y la supresión simpática pueden anular los marcapasos subsidiarios localizados en los ventrículos, así como en las estructuras supraventriculares. Manifestaciones clínicas El síndrome del seno carotídeo hipersensible es una causa refleja o mediada por vía neural de bradicardia y síncope.1 Se conocen dos tipos de hipersensibilidad del seno carotídeo. La hipersensibilidad cardioinhibidora del seno carotídeo suele definirse como una asistolia ventricular de más de 3 s durante la estimulación de este seno, pese a que no se han establecido definitivamente los límites normales. De hecho, una asistolia de más de 3 s durante el masaje del seno carotídeo resulta rara, aunque pueda darse, entre sujetos asintomáticos (v. fig. 40-2). La hipersensibilidad vasodepresora del seno carotídeo se define, en general, como una disminución de la presión arterial sistólica (PAS) de 50 mmHg o más, sin enlentecimiento cardíaco asociado o como un descenso de la PAS superior a 30 mmHg si se reproducen los síntomas del paciente. Aun cuando se desencadene un reflejo hiperactivo del seno carotídeo en un paciente con síncope o presíncope, sobre todo si es mayor, el reflejo hiperactivo inducido por el masaje del seno carotídeo no siempre ocasiona los síntomas. La compresión directa o la extensión del seno carotídeo al girar la cabeza, la tensión del cuello y los collares apretados también pueden ocasionar un síncope al reducir el flujo sanguíneo por las arterias cerebrales. El reflejo hipersensible del seno carotídeo seasocia, a menudo, a enfermedad arterial coronaria. Se ignora el mecanis- mo responsable de la hipersensibilidad refleja del seno carotídeo. Tratamiento La atropina suprime de manera aguda la hipersensibilidad cardioinhibi- dora del seno carotídeo pero la mayoría de los pacientes con síntomas requiere la implantación de un marcapasos. Como durante los períodos de hipersensibilidad carotídea puede ocurrir un bloqueo AV, en general se precisa algún tipo de estimulación ventricular, más estimulación auri- cular o no. La atropina y la estimulación no impiden la caída de la PAS FIGURA 40-1 A. Bradicardia sinusal con una frecuencia de 40 a 48 latidos/min. Los complejos QRS segundo y tercero (puntas de flecha) representan latidos de escape de la unión. Obsérvense las ondas P al comienzo del complejo QRS. B. Arritmia sinusal no respiratoria como consecuencia de la intoxicación por digital. Se utilizaron derivaciones del monitor. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 774 A rr it m iA s, m u er te s ú bi tA y s ín co pe V en la forma vasodepresora de la hipersensibilidad del seno carotídeo, que puede deberse a una inhibición de los nervios vasoconstrictores sim- páticos y posiblemente a una activación de las fibras vasodilatadoras simpáticas colinérgicas. La combinación de los tipos vasodepresor y cardioinhibidor sucede alguna vez, y la vasodepresión justifica los síncopes repetidos después de implantar el marcapasos a algunos pacientes. Los pacientes con un reflejo hiperactivo del seno carotídeo, que no cause ningún síntoma, tampoco requieren tratamiento. Fármacos como la digital, la metildopa, la clonidina y el propranolol potencian la respuesta al masaje del seno carotídeo y producen síntomas en algunos casos. Las medias elásticas y los fármacos que retienen sodio alivian a los pacientes con una respuesta vasodepresora. Síndrome de disfunción sinusal Reconocimiento electrocardiográfico El síndrome de disfunción del nódulo sinusal es un término que se aplica a un síndrome que abarca varias alteraciones del nódulo sinusal, entre otras: 1) bradicardia sinusal espontánea y persistente no debida a medi- camentos e inadecuada para las circunstancias fisiológicas; 2) parada sinusal o bloqueo de la salida sinusal (fig. 40-3); 3) combinaciones de alteraciones de la conducción SA y AV, y 4) alternancia de paroxismos de taquiarritmias auriculares rápidas, regulares o irregulares, con períodos de frecuencias auriculares y ventriculares bajas (síndrome de bradicardia-taquicardia; fig. 40-4). Un mismo paciente puede exhibir más de uno de estos trastornos en diferentes momentos y, con frecuen- cia, se observa que los mecanismos guardan una relación causal y se combinan con un estado anómalo de conducción AV o de automatismo. La enfermedad del nódulo sinusal se puede clasificar como intrínseca, sin relación con las anomalías vegetativas, o como mixta, es decir, intrínseca con anomalías vegetativas. Los pacientes sintomáticos con pausas sinusales y/o bloqueo de la salida SA suelen mostrar respuestas anómalas en las pruebas electrofisiológicas y tienen, a veces, una incidencia relativamente alta de fibrilación auricular. La disfunción del nódulo sinusal de los niños es más común entre aquellos con car- diopatías congénitas o adquiridas, sobre todo después de la cirugía cardíaca correctora. La disfunción del nódulo sinusal puede ocurrir sin otras anomalías cardíacas. La evolución suele ser intermitente e impre- visible, porque depende de la gravedad de la cardiopatía de base. Un entrenamiento físico excesivo refuerza el tono vagal y ocasiona síncopes, relacionados con bradicardia sinusal o alteraciones de la conducción AV, entre sujetos, por otra parte, sanos. La base anatómica de la dis - función del nódulo sinusal puede consistir en una destrucción total o subtotal del nódulo, la pérdida de continuidad entre el nódulo y la aurí- cula en algunos lugares, alteraciones inflamatorias o degenerativas de los nervios y ganglios que rodean el nódulo, y alteraciones de la pared auricular. Se observan fibrosis e infiltración grasa y los procesos esclerodegenerativos suelen afectar al nódulo sinusal y al nódulo AV o al haz de His y a sus ramas o subdivisiones distales. La oclusión de la arteria del nódulo sinusal puede revestir importancia. Tratamiento El tratamiento de los pacientes con disfunción del nódulo sinusal depende del problema básico del ritmo pero, en general, se basa en la implantación de un marcapasos permanente si aparecen síntomas (v. capítulo 41). Los sujetos con el síndrome de bradicardia-taquicardia FIGURA 40-2 A. El masaje del seno carotídeo (MSC) derecho (MSCD; flecha) determina una parada sinusal y un latido de escape ventricular (probablemente fascicular) 5,4 s después. A continuación, se reanuda la descarga sinusal. B. El MSC (flecha; derivación del monitor) da lugar a una lentificación sinusal ligera y, lo que es más importante, a un bloqueo auriculoven- tricular avanzado. Desde luego, el marcapasos auricular sin estimulación ventricular no resultaría adecuado para este paciente. AAD, parte alta de la aurícula derecha; EHH, electrograma del haz de His. FIGURA 40-3 Registro continuo de un registrador de bucle implantado a un paciente con síncope. El trazado ilustra una parada paroxística del nódulo sinusal y una pausa sinusal de casi 30 s. La duración del ciclo sinusal precedente parece alargarse justo antes de la pausa, lo que revela un componente autónomo de la pausa. Se aprecia también un solo complejo de escape ventricular a las 14:10:48. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 775 B rad iarritm ias y b lo q u eo au ricu lo ven tricu lar 40 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . precisan la estimulación en caso de bradicardia, junto con la farmaco- terapia para tratar la taquicardia. BLOQUEO AURICULOVENTRICULAR (BLOQUEO CARDÍACO) El bloqueo cardíaco es una alteración en la conducción de los impulsos que puede ser permanente o transitorio, según la anomalía anatómica o funcional. Debe diferenciarse de la interferencia, un fenómeno normal consistente en una anomalía en la conducción de los impulsos debida al período refractario fisiológico resultante de la falta de excitabilidad motivada por el impulso precedente. La interferencia o el bloqueo pueden ocurrir en cualquier lugar donde se conduzcan los impulsos, pero suelen hacerlo entre el nódulo sinusal y la aurícula (bloqueo SA), entre las aurículas y los ventrículos (bloqueo AV), dentro de las aurículas (bloqueo intraauricular) o dentro de los ventrículos (bloqueo intraventricular). El bloqueo de la salida SA se expuso anteriormente (v. «Bradicardia sinusal»). El bloqueo AV existe cuando el impulso auricular se conduce con retraso o no se conduce al ventrículo en un momento en que la unión AV no presenta un estado refractario fisiológico. Durante el bloqueo AV, la obstrucción puede encontrarse en el nódulo AV, el haz de His, o las ramas fasciculares. En algunos casos de bloqueo de rama (BR), el impulso solo se demora y no se bloquea completamente en la rama, pero el complejo QRS resultante no se diferencia de un complejo QRS generado por un BR completo. El trastorno de la conducción se clasifica, según su intensidad, en tres categorías. Durante el bloqueo cardíaco de primer grado, el período de conducción se prolonga,pero se conducen todos los impulsos. El bloqueo cardíaco de segundo grado adopta dos formas: tipo I de Mobitz (Wenckebach) o tipo II de Mobitz. El bloqueo cardíaco de tipo I se caracteriza por un alargamiento progresivo del período de conducción hasta que deja de conducirse un impulso. El bloqueo cardíaco de tipo II denota un bloqueo súbito ocasional o repetitivo de la conducción del impulso, sin alargamiento mensurable previo del tiempo de conducción. Si no se conduce ningún impulso, se habla de bloqueo completo o de tercer grado. El grado de bloqueo depende, en parte, de la dirección con que se propague el impulso. Por motivos desconocidos, puede ocurrir una conducción retrógrada anormal en presencia de un bloqueo AV anteró- grado avanzado. También puede darse la situación contraria. Algunos electrocardiografistas emplean el término bloqueo cardíaco avanzado o de grado alto para señalar el bloqueo de dos o más impulsos consecutivos. Bloqueo auriculoventricular de primer grado Durante el bloqueo AV de primer grado, cada impulso auricular es conducido a los ventrículos y produce una frecuencia ventricular regular, pero el intervalo PR excede de 0,20 s entre las personas adultas. Se han descrito intervalos PR tan largos como 1 s y, en ocasiones, supe- riores al intervalo P-P, fenómeno conocido como ondas P omitidas. La prolongación clínica del intervalo PR puede deberse a un retraso de la conducción por el nódulo AV (intervalo A-H), el sistema de His-Purkinje (intervalo H-V), o ambos. Una demora equivalente de la conducción por las dos ramas puede, rara vez, prolongar el intervalo PR sin ocasionar una aberración significativa del complejo QRS. En ocasiones, el retraso intraauricular prolonga el intervalo PR. Si el complejo QRS tiene un contorno y duración normales en el ECG a escala, el retraso AV reside casi siempre en el nódulo AV y rara vez en el propio haz de His. Si el com- plejo QRS muestra un patrón de BR, el retraso de la conducción puede alojarse en el nódulo AV y/o en el sistema de His-Purkinje (fig. 40-5). En este último caso, se requiere de un ECG del haz de His para localizar el asiento del retraso de la conducción. La aceleración de la frecuencia auricular o el refuerzo del tono vagal mediante masaje carotídeo pueden inducir un bloqueo de primer grado del nódulo AV que progrese hasta un bloqueo AV de segundo grado de tipo I. A la inversa, un bloqueo de segundo grado del nódulo AV de tipo I puede revertir a un bloqueo de primer grado con la desaceleración de la frecuencia sinusal. Bloqueo auriculoventricular de segundo grado El bloqueo de algunos impulsos auriculares, conducidos hasta el ventrículo en un momento en que no existe interferencia fisiológica, representa un bloqueo AV de segundo grado (figs. 40-6 a 40-8 y e40-7). La onda P no conducida puede ser intermitente o frecuente, con intervalo regular o irregular, e ir precedida de intervalos PR fijos o cada vez más FIGURA 40-4 Disfunción sinusal con bradicardia-taquicardia. Panel superior. Se observa una parada sinusal intermitente con latidos de escape de la unión en intervalos irregulares (círculos rojos). Panel inferior. En este registro continuo de la desviación del monitor, el episodio breve de aleteo auricular se sigue de casi 5 s de asistolia antes de que se reanude el ritmo de escape. El paciente manifestaba en ese momento un presíncope. FIGURA 40-5 Bloqueo auriculoventricular (AV) de primer grado. Se ilustra un com- plejo durante el ritmo sinusal. Panel izquierdo. El intervalo PR mide 370 ms (PA = 25 ms; A-H = 310 ms; H-V = 39 ms) durante un bloqueo de rama derecha. El retraso de la conducción en el nódulo AV determina el bloqueo AV de primer grado. Panel derecho. El intervalo PR mide 230 ms (PA = 39 ms; A-H = 100 ms; H-V = 95 ms) durante un bloqueo de rama izquierda. El retraso de la conducción en el sistema de His-Purkinje determina el bloqueo AV de primer grado. EBA, electrograma bipolar auricular; EBE, electrograma bipolar esofágico; EBH, electrograma bipolar de His. FIGURA 40-6 Ciclo característico de Wenckebach 4:3. Las ondas P (fila A) muestran un ciclo con una duración de 1.000 ms. El intervalo PR (fila AV) es de 200 ms para el primer latido y genera una respuesta ventricular (fila V). El intervalo PR aumenta en 100 ms en el siguiente complejo, lo que da un intervalo R-R de 1.100 ms (1.000 + 100). El incremento del intervalo PR es de solo 50 ms para el tercer ciclo, y el intervalo PR llega a 350 ms. El intervalo R-R se acorta a 1.050 ms (1.000 + 50). La siguiente onda P se bloquea y se crea un intervalo R-R que es menor que el doble del intervalo P-P (en una cantidad igual a los incrementos del intervalo PR). Así pues, los rasgos Wenckebach explicados en el texto se dan en este diagrama. Si el incremento en el intervalo PR del último complejo conducido hubiera aumentado en lugar de disminuido (p. ej., 150 en lugar de 50 ms), el último intervalo R-R antes del núcleo habría aumentado (1.150 ms), en lugar de disminuir, y se habría convertido, por tanto, en un ejemplo de un ciclo atípico de Wenckebach (v. fig. 40-1). Si este fuera un bloqueo de la salida del nódulo sinusal hacia la aurícula de Wenckebach, la duración del ciclo del nódulo sinusal (S) sería de 1.000 ms y el intervalo sinoauricular (SA) aumentaría de 200 a 300-350 ms, culminando en un bloqueo. Estos episodios no se registrarían en el electrocardiograma (ECG) a escala. Sin embargo, el intervalo P-P del ECG se acortaría de 1.100 a 1.050 ms y, por último, habría una pausa de 1.850 ms (A). Si este ritmo fuera un ritmo de la unión nacido del haz de His y conducido hasta el ventrículo, la duración del ciclo del ritmo de la unión resultaría de 1.000 ms (H) y el intervalo H-V aumentaría progresivamente desde 200 hasta 300-350 ms, mientras que el intervalo R-R disminuiría de 1.100 a 1.050 ms y luego aumentaría a 1.850 ms (V). La única pista del bloqueo a la salida de Wenckebach sería el cambio en la duración del ciclo del ritmo ventricular. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 776 A rr it m iA s, m u er te s ú bi tA y s ín co pe V largos. Un rasgo distintivo es que las ondas P conducidas se relacionan con el complejo QRS con intervalos PR recurrentes: la asociación entre P y QRS no es aleatoria. Desde el punto de vista electrocardio- gráfico, el bloqueo AV de segundo grado de tipo I se caracteriza por una prolongación paulatina del intervalo PR que culmina en la falta de conducción de una onda P (v. figs. 40-7, 40-8B y e40-7), mientras que en el bloqueo AV de segundo grado de tipo II, el intervalo PR permanece constante antes de la onda P bloqueada (v. fig. 40-8A). En los dos casos, el bloqueo AV es intermitente y generalmente repetitivo y puede bloquear varias ondas P de una vez. A menudo, se aplican los epónimos Mobitz de tipo I y Mobitz de tipo II a los dos tipos de bloqueo, mientras que el bloqueo de Wenckebach se refiere únicamente al bloqueo de tipo I. Un bloqueo de Wenckebach en el sistema de His-Purkinje de un paciente con BR puede parecerse mucho a un bloqueo de Wenckebach en el nódulo AV (v. fig. 40-8B). Algunas características del bloqueo de segundo grado de tipo I merecen especial atención porque, si no se miden los tiempos reales de conducción en el ECG –por ejemplo, durante el bloqueo SA, de la unión o de la salida ventricular (v. fig. 40-6)– puede resultar difícil reco- nocer el trastorno de conducción de tipo I. Durante un bloqueo característico de tipo I, el incremento en el tiempo de conducción es máximo en el segundo latido del grupo Wenckebach, y el incremento absoluto del tiempo de conducción disminuye pro- gresivamente en los latidos sucesivos.Estas dos características ayudan a establecer las características del latido clásico del grupo Wenckebach: 1) el intervalo entre latidos sucesivos disminuye progresivamente, pero el tiempo de conducción aumenta (con una función, sin embargo, decreciente); 2) la duración de la pausa producida por el impulso no conducido es menor que el doble del intervalo que precede al impulso bloqueado (que suele ser el intervalo más corto), y 3) el ciclo siguiente al latido no conducido (que empieza el grupo Wenckebach) es más largo que el ciclo que precede al impulso bloqueado. Pese al enorme énfasis puesto en la agrupación característica de los ciclos, sobre todo para diagnosticar el bloqueo de salida Wenckebach, esta agrupación característica se da en menos del 50% de los pacientes con un bloqueo del nódulo AV de tipo I de Wenckebach. Las diferencias en estos patrones de duración del ciclo pueden deberse a cambios en la frecuencia del marcapasos natural (p. ej., arritmia sinusal), en el control neurogénico de la conducción y en el incremento del retraso de la conducción. Por ejemplo, si aumenta el incremento del intervalo PR del último ciclo, el ciclo R-R del último latido conducido puede alargarse en lugar de acortarse. Además, como el último latido conducido suele encontrarse en un estado crítico, puede bloquearse y producir una relación de conducción de 5:3 o de 3:1 en lugar de 5:4 o de 3:2. Durante una estructura de Wenckebach 3:2, la duración del ciclo siguiente al latido no conducido es la misma que la del precedente. Aunque se ha propuesto que los bloqueos AV de tipos I y II representan manifestaciones diferentes del mismo mecanismo electrofisiológico y solo difieren cuantitativamente en el tamaño de los incrementos, la separación clínica del bloqueo AV de segundo grado en los tipos I y II cumple una función valiosa y, en la mayoría de las ocasiones, la diferenciación resulta fácil y fidedigna con el ECG de superficie. El bloqueo AV de tipo II suele anteceder al síncope de Adams-Stokes y al bloqueo AV completo, mientras que el bloqueo AV de tipo I con un complejo QRS normal generalmente reviste un carácter benigno y no progresa hacia las formas más avanzadas de trastornos de la conducción AV. El bloqueo AV de tipo I de las personas mayores, con BR asociado, o no, conlleva un cuadro clínico parecido al del bloqueo AV de tipo II. El bloqueo AV de tipo I de un paciente con un IM agudo suele acompañar al infarto de la cara inferior (quizá resulte más frecuente en caso de infarto añadido del ventrículo derecho), tiene carácter pasajero y no requiere estimulación transitoria, mientras que el bloqueo AV de tipo II sucede en el IM agudo de la cara anterior, puede requerir estimulación temporal o permanente y comporta una alta mortalidad, casi siempre por fracaso de la bomba. El bloqueo AV de alto grado se observa entre pacientes con IM agudo de la cara inferior y se asocia a un daño miocárdico mayor y a una tasa de mortalidad más alta que la de los pacientes sin bloqueo AV. Pese a la ubicuidad del trastorno de la conducción de tipo I, que puede ocurrir en cualquier tejido cardíaco in vivo y también in vitro, el lugar del bloqueo en las formas habituales de bloqueo AV de segundo grado suele determinarse con bastante fiabilidad a partir del ECG de superficie como para tomar decisiones clínicas sin necesidad de estudios elec- trofisiológicos (EEF) cruentos. El bloqueo AV de tipo I con un complejo QRS normal ocurre casi siempre en el nódulo AV, proximal al haz de His. Una excepción es el paciente con un bloqueo intrahisiano de tipo I. El FIGURA 40-7 A. Bloqueo del nódulo auriculoventricular (AV) de tipo I (Wenckebach). Durante el ritmo sinusal espontáneo se observa una prolongación progresiva de PR que culmina en una onda P no conducida. En el registro del haz de His (EHH) se aprecia que el retraso de la conducción y el bloqueo posterior tienen lugar dentro del nódulo AV. Como este incremento en la demora de conducción no disminuye de manera sistemática, los intervalos R-R no reflejan la estructura clásica de Wenckebach. B. Registro 5 min después de administrar 0,6 mg de atropina i.v. La atropina ha ejercido su efecto predominante sobre el automatismo sinusal y de la unión en este momento y la conducción AV ha mejorado poco. Por eso, se bloquean más ondas P y aparece una disociación AV, causada por la combinación del bloqueo AV y la mayor frecuencia de descarga de la unión. A los 8 min (no se muestra), el momento en que la atropina mejoró finalmente la conducción AV, ocurrió una conducción AV 1:1. AD, aurícula derecha. FIGURA 40-8 Bloqueo auriculoventricular (AV) de tipo II. A. Se observa la aparición brusca de bloqueo de His-Purkinje. Los intervalos A-H y H-V permanecen constantes, al igual que el intervalo PR. Hay un bloqueo de rama izquierda. B. Bloqueo AV de Wenckebach en el sistema de His-Purkinje. En el complejo QRS se muestra una morfología de bloqueo de rama derecha. Sin embargo, obsérvese que el segundo complejo QRS de la conducción 3:2 exhibe un contorno ligeramente diferente del primer complejo QRS, sobre todo en V1. Este dato es la clave de que el bloqueo AV de Wenckebach podría residir en el sistema de His-Purkinje. El intervalo H-V aumenta de 70 a 280 ms y luego aparece un bloqueo distal al haz de His. AAD, parte alta de la aurícula derecha; EHH, electrograma del haz de His; VD, ventrículo derecho. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 777 B rad iarritm ias y b lo q u eo au ricu lo ven tricu lar 40 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . bloqueo AV de tipo II, sobre todo si se asocia a BR, se localiza en el sistema de His-Purkinje. El bloqueo AV de tipo I de un paciente con un BR puede obedecer a un bloqueo en el nódulo AV o en el sistema de His-Purkinje. El bloqueo AV de tipo II de un paciente con un complejo QRS normal puede obedecer a un bloqueo AV intrahisiano, pero, en general, el bloqueo es un bloqueo del nódulo AV de tipo I que muestra pequeños incrementos en el tiempo de conducción AV. Diferenciación de los tipos I y II de bloqueo auriculo- ventricular. Las generalizaciones anteriores se aplican a la inmensa mayoría de los pacientes con bloqueo AV de segundo grado. Sin embargo, conviene efectuar algunas advertencias para evitar errores diagnósticos como consecuencia de cambios electrocardiográficos sutiles o de excepciones: 1. El bloqueo AV 2:1 puede ser una forma de bloqueo AV de tipo I o de tipo II (fig. 40-9). Si el complejo QRS es normal, es más probable que el bloqueo sea de tipo I y se localice en el nódulo AV, por lo que habrá que buscar la transición del bloqueo 2:1 a un bloqueo 3:2, durante el cual el intervalo PR se alarga en el segundo ciclo cardíaco. Si hay un BR, el bloqueo puede situarse en el nódulo AV o en el sistema de His-Purkinje. 2. El bloqueo AV puede ocurrir simultáneamente en dos o más lugares y dificultar la separación entre los tipos I y II. 3. Si la frecuencia auricular varía, puede alterar los tiempos de conducción y hacer que un bloqueo AV de tipo I simule un bloqueo de tipo II o modificar un bloqueo AV de tipo II por otro de tipo I. Por ejemplo, si la duración más corta de un ciclo auricular, que acaba de alcanzar una conducción 1:1 por el nódulo AV con un intervalo PR constante, disminuye tan solo en 10 o en 20 ms, la onda P del ciclo acortado puede bloquear la conducción en el nódulo AV sin un aumento aparente del intervalo PR precedente. Un bloqueo AV aparentemente de tipo II en el sistema de His-Purkinje se puede transformar en algunos casos en un bloqueo de tipo I en el sistema de His-Purkinje aumentandola frecuencia auricular. 4. Las despolarizaciones prematuras y ocultas en el haz de His pueden crear patrones electrocardiográficos que simulen los del bloqueo AV de tipo I o II. 5. Los cambios bruscos y repentinos del tono vegetativo pueden ocasionar un bloqueo súbito de una o más ondas P sin alterar el intervalo PR de la onda P conducida antes o después del bloqueo. Por eso, se produciría un aparente bloqueo AV de tipo II en el nódulo AV. Clínicamente, una sacudida del tono vagal suele alargar el intervalo P-P, además de producir un bloqueo AV. 6. La respuesta del bloqueo AV a los cambios vegetativos, espontáneos o inducidos, puede resultar confusa para distinguir el bloqueo AV de tipo I del de tipo II. Aunque la estimulación vagal aumenta por regla general el grado de bloqueo AV de tipo I, y los preparados vagolíticos lo disminuyen, estas conclusiones se basan en el supuesto de que la intervención actúe fundamentalmente sobre el nódulo AV y no toman en consideración los cambios de frecuencia. Así, la atropina puede mejorar mínimamente la conducción por el nódulo AV e incrementar marcadamente la frecuencia sinusal, con lo que aumenta el tiempo de conducción por el nódulo AV y el grado de bloqueo AV como consecuencia de la aceleración de la frecuencia auricular (v. fig. 40-7B). A la inversa, si el incremento del tono vagal prolonga mínimamente el tiempo de conducción AV, pero retrasa mucho la frecuencia cardíaca, el efecto neto sobre el bloqueo AV de tipo I podría ser una mejora de la conducción. Por lo común, sin embargo, el masaje carotídeo mejora y la atropina empeora la conducción AV de los pacientes con bloqueo de His-Purkinje, mientras que cabe esperar resultados opuestos entre los pacientes con un bloqueo del nódulo AV. De forma análoga, el ejercicio y el isoproterenol aumentan probablemente la frecuencia sinusal y mejora el bloqueo por el nódulo AV, pero empeoran el bloqueo de His-Purkinje. Estas intervenciones permiten separar el lugar del bloqueo sin un estudio invasivo, aunque un tejido de His-Purkinje dañado puede verse influido por las variaciones del tono vegetativo. 7. Durante el bloqueo AV de tipo I con relaciones altas de latidos conducidos, el incremento del intervalo PR puede ser bastante reducido y apuntar un bloqueo AV de tipo II si solo se miden los últimos intervalos PR antes de la onda P bloqueada. Si se compara el intervalo PR del primer latido del ciclo largo de Wenckebach con el de los latidos que preceden de inmediato a la onda P bloqueada, es fácil advertir el incremento en la conducción AV. 8. La estructura AV clásica de Wenckebach depende de una frecuencia auricular estable y de un incremento máximo en el tiempo de conducción AV del segundo intervalo PR del ciclo de Wenckebach, con un descenso progresivo de los latidos posteriores. Las alteraciones inestables o poco habituales del incremento del tiempo de conducción AV o de la frecuencia auricular, que suelen verse con los ciclos largos de Wenckebach, determinan formas atípicas del bloqueo AV de tipo I, en las que puede alargarse el último intervalo R-R porque aumenta el incremento del intervalo PR; estas alteraciones son frecuentes. 9. Por último, el intervalo PR del ECG a escala se compone de la conducción por la aurícula, el nódulo AV y el sistema de His-Purkinje. El incremento en la conducción H-V, por ejemplo, se puede enmascarar en el ECG a escala por la reducción del intervalo A-H, y el intervalo PR resultante no refleja todo el incremento en el tiempo de conducción de His-Purkinje. Los intervalos PR muy largos (200 ms) probablemente se deben más a una demora en la conducción por el nódulo AV (y a un bloqueo), con retraso concomitante, o no, de la conducción por el sistema de His-Purkinje, aunque es posible un intervalo H-V de 390 ms. Los niños sanos pueden manifestar un bloqueo AV de primer grado y de segundo grado de tipo I y los deportistas muy entrenados, como ya se ha señalado, un bloqueo AV de Wenckebach probablemente relacionado con un incremento del tono vagal en reposo. A veces, el tras- torno de conducción AV de Wenckebach empeora de forma progresiva y el deportista presenta síntomas y ha de abandonar el entrenamiento. La evolución de los pacientes con un bloqueo crónico de segundo grado del nódulo AV (proximal al haz de His) sin cardiopatía estructural es relativamente benigna (salvo en los grupos de mayor edad), mientras que el pronóstico para aquellos con una cardiopatía estructural es desfavorable y depende de esta última. Bloqueo auriculoventricular de tercer grado (completo) El bloqueo AV de tercer grado o completo ocurre cuando no se conduce la actividad auricular a los ventrículos y, en consecuencia, las aurículas y los ventrículos son controlados por marcapasos naturales independientes. Por eso, el bloqueo AV completo es uno de los tipos de disociación AV completa. El marcapasos auricular puede ser sinusal o ectópico (taquicardia, aleteo o fibrilación) o bien nace en un foco de la unión AV situado por encima del bloqueo con conducción auricular retrógrada. El foco ventricular suele localizarse justo debajo de la región del bloqueo, que se encuentra por encima o por debajo de la bifurcación del haz de His. Los lugares con actividad de marcapasos ventricular que se encuentran en o cerca del haz de His parecen más estables y producen una frecuencia de escape más rápida que los situados más FIGURA 40-9 Bloqueo auriculoventricular (AV) 2:1 proximal y distal a la deflexión del haz de His de dos pacientes distintos. A. El bloqueo AV 2:1 del ECG a escala es distal al lugar de registro del haz de His de este paciente con bloqueo de rama derecha y hemibloqueo anterior. El intervalo A-H (150 ms) y el intervalo H-V (80 ms) están prolongados. B. Bloqueo AV 2:1 proximal al haz de His de un paciente con un complejo QRS normal. El intervalo A-H (75 ms) y el intervalo H-V (30 ms) permanecen constantes y normales. EBA, electrograma bipolar auricular; EBE, electrograma bipolar esofágico; EBH, electrograma bipolar de His. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 778 A rr it m iA s, m u er te s ú bi tA y s ín co pe V distalmente en el sistema de conducción ventricular. La frecuencia ventricular, en los casos de bloqueo cardíaco completo adquirido, es menor de 40 latidos/min pero puede ser más rápida en el bloqueo AV completo congénito. El ritmo ventricular, casi siempre regular, varía en respuesta a las extrasístoles ventriculares (EV), los desplazamientos del marcapasos natural, un foco o marcapasos con descarga irregular, o los efectos vegetativos. El bloqueo AV completo puede deberse a un bloqueo por el nódulo AV (habitualmente congénito; fig. 40-10), en el interior del haz de His o distal a él en el sistema de Purkinje (habitualmente adquiridos; fig. e40-8).2 El bloqueo proximal al haz de His exhibe, por regla general, complejos QRS normales y frecuencias de 40 a 60 latidos/min porque el foco de escape que controla los ventrículos nace en el haz de His o cerca de él. En el bloqueo completo del nódulo AV, la onda P no se sigue de una deflexión de His, sino que cada complejo ventricular va precedido de una deflexión de His (v. fig. 40-10). El registro del haz de His puede ayudar a separar el bloqueo del nódulo AV de un bloqueo intrahisiano, ya que este último comporta un pronóstico más grave que el primero. El bloqueo intrahisiano se reconoce rara vez sin necesidad de estudios invasivos. La atropina suele acelerar las frecuencias auricular y ven- tricular de los pacientes con un bloqueo del nódulo AV. El bloqueo AV completo adquirido ocurre, en general, distal al haz de His debido a un trastorno de la conduccióntrifascicular. Cada onda P se sigue de una deflexión de His y los complejos de escape ventricular no van precedidos de ninguna deflexión de His (v. fig. e40-8). El complejo QRS es anormal y la frecuencia ventricular suele ser menor de 40 latidos/min. La forma hereditaria causada por la degeneración del haz de His y de los fascículos se ha vinculado con el gen SCN5A, que es también responsable del QT-3 largo (v. capítulo 33). A veces, el bloqueo AV paroxístico se debe a una hiperreactividad del nódulo AV a los reflejos vagotónicos.3 La cirugía, las alteraciones electrolíticas, la mioendocarditis, los tumores, la enfermedad de Chagas, los nódulos reumatoides, la estenosis aórtica calcificada, el mixedema, la polimiositis, los procesos infiltrantes (p. ej., amiloidosis, sarcoidosis, esclerodermia) y una variedad casi interminable de trastornos frecuentes y raros pueden ocasionar bloqueo AV. En los adultos, las fre- cuencias rápidas pueden seguirse de un bloqueo (llamado bloq ueo AV dependiente de la taquicardia), que se cree se debe a un bloqueo de fase 3 (debido a una recuperación incompleta del potencial de acción), refractariedad después de la repolarización y conducción oculta en el nódulo AV. Menos frecuente que el bloqueo AV dependiente de la taquicardia, también puede producirse el bloqueo AV paroxístico dependiente de la pausa, que da lugar a un bloqueo tras una pausa o durante una bradicardia relativa y así puede ser difícil de distinguir del bloqueo AV vagal. Esta forma de bloqueo AV se denomina a menudo bloqueo de fase 4, ya que se cree que las despolarizaciones espontáneas durante la fase de reposo del potencial de acción dan lugar a una incapacidad para despolarizarse, aunque también pueden intervenir otros mecanismos. La causa más frecuente de bloqueo AV en la infancia es la congénita (v. capítulo 75). En estas circunstancias, el bloqueo AV puede cons- tituir un hecho aislado o asociarse a otras lesiones. La enfermedad autoinmune neonatal, por anticuerpos maternos que atraviesan la placenta, es la causa de la mayoría de los casos de bloqueo cardíaco intrauterino o en el período neonatal inmediato, pero solo de algunos casos infrecuentes de bloqueo cardíaco congénito que aparecen después de este período. La desestructuración anatómica entre la musculatura auricular y las porciones periféricas del sistema de conducción y la falta de continuidad noduloventricular representan dos datos histológicos asiduos. Los niños suelen encontrarse asintomáticos, pero algunos sufren síntomas que obligan a implantar un marcapasos. La mortalidad por el bloqueo AV congénito alcanza el máximo en el período neonatal, se reduce mucho durante la infancia y la adolescencia y aumenta lentamente en las etapas posteriores de la vida. Los pacientes con bloqueo cardíaco congénito pueden sufrir ataques de Stokes-Adams en cualquier momento de la vida. Es difícil predecir el pronóstico en un caso concreto. Una frecuencia cardíaca en reposo mantenida en 50 latidos/min o menos se correlaciona con la incidencia de síncope, y la bradicardia extrema puede contribuir a la frecuencia de los ataques de Stokes-Adams entre los niños con bloqueo AV completo congénito. El lugar del bloqueo no siempre diferencia a los niños sintomáticos con un bloqueo cardíaco completo congénito o inducido por vía quirúrgica de los niños asintomáticos. Entre los factores que predisponen a los síntomas se encuentran los tiempos prolongados de recuperación de los focos de escape después de una estimulación rápida (v. fig. 40-10C) y las frecuencias cardíacas lentas en los registros ECG de 24 h, así como la aparición de taquicardias paroxísticas. Manifestaciones clínicas Muchos de los signos del bloqueo AV se ven a la cabecera de la cama. El bloqueo AV de primer grado se puede reconocer por un intervalo largo de la onda a-c del pulso venoso yugular y por una menor intensidad del primer tono cardíaco (S1) a medida que se alarga el intervalo PR. En el bloqueo AV de segundo grado de tipo I, la frecuencia cardíaca puede aumentar de manera imperceptible, con una intensidad gradualmente decreciente del S1 y un ensanchamiento del intervalo a-c, que termina con una pausa y una onda a no seguida de onda v. El bloqueo AV de tipo II se caracteriza por pausas ventriculares intermitentes y ondas a en el cuello que no se siguen de ondas v. El S1 mantiene una intensidad constante. Los signos del bloqueo AV completo son los mismos que los de la disociación AV (v. más adelante). Las manifestaciones clínicas más relevantes del bloqueo AV de primero y de segundo grado suelen consistir en palpitaciones o sensaciones subjetivas de «vuelco» en el corazón. El bloqueo AV 2:1 persistente puede producir síntomas de bradicardia crónica. El bloqueo AV completo puede acompañarse de signos y síntomas de gasto cardíaco reducido, síncope o presíncope, angina de pecho o palpitaciones por taquiarritmias ventriculares. Puede darse en gemelos. Tratamiento El diagnóstico puede resultar difícil ante un paciente con un bloqueo AV transitorio o paroxístico que acuda con presíncope o síncope. La monitorización ambulatoria (Holter o registradores externos de bucle) ayuda, pero para alcanzar el diagnóstico se necesita una monitorización durante períodos más largos, siendo necesario el uso de grabadoras Holter ampliadas (> 3 semanas) o de circuito externo. Para los FIGURA 40-10 Bloqueo auriculoventricular (AV) congénito de tercer grado. A. Se observa un bloqueo completo del nódulo AV. Ninguna onda P se sigue de un potencial del haz de His, mientras que cada despolarización ventricular va precedida de un potencial del haz de His. B. La estimulación auricular (duración del ciclo, 500 ms) no modifica la duración del ciclo del ritmo funcional. Pese a ello, ninguna onda P se sigue de un potencial del haz de His. C. Después de 30 s de estimulación ventricular (duración del ciclo, 700 ms), se produce una supresión del foco de la unión durante casi 7 s (supresión del automatismo por sobreestimulación). AD, aurícula derecha; EHH, electrograma del haz de His; VD, ventrículo derecho. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 779 B rad iarritm ias y b lo q u eo au ricu lo ven tricu lar 40 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . períodos de grabación más largos se necesita una grabadora de circuito implantable para hacer el diagnóstico. En pacientes con presíncope o síncope, hay que sospechar un bloqueo infrahisiano intermitente en los que tienen un BR o un defecto de conducción intraventricular. Puede estar justificado un EEF para evaluar de manera minuciosa la conducción AV (con infusión de isoproterenol y/o de procainamida) para hacer el diagnóstico, sobre todo en los pacientes con síntomas graves (v. capítulo 35). Ninguna medicación resulta fiable para aumentar la frecuencia cardíaca más allá de unas horas o unos días entre los pacientes con un bloqueo cardíaco sintomático, pues produce efectos secundarios importantes. Por eso, los pacientes con bradiarritmias sintomáticas precisan un marcapasos temporal o permanente. Para el tratamiento a corto plazo, si se prevé que el bloqueo desaparecerá o mientras se instaura un tratamiento adecuado de estimulación, pueden adminis- trarse compuestos vagolíticos, como la atropina, a los pacientes con alteraciones del nódulo AV; en cambio, las catecolaminas, como el isoproterenol, ayudan pasajeramente a tratar a los pacientes con un bloqueo cardíaco en cualquier lugar (v. anteriormente «Bradicardia sinusal»). El isoproterenol debe utilizarse con suma cautela o no adminis- trarse de ninguna manera si el paciente sufreun IM agudo. Es preferible recurrir a la estimulación transcutánea o transvenosa transitoria. En caso de bloqueo AV sintomático o de alto grado (p. ej., infrahisiano, bloqueo AV de tipo II, bloqueo cardíaco de tercer grado debido a bloqueo AV congénito), el tratamiento preferido es la colocación de un marcapasos permanente.4,5 Cada día hay más indicios de que algunos pacientes con bloqueo AV, sobre todo los que presentan disfunción ven- tricular izquierda preexistente, pueden beneficiarse de la estimulación biventricular más que de la estimulación solo del ventrículo derecho para prevenir la aparición o la progresión de los síntomas causados por insuficiencia cardíaca.6 DISOCIACIÓN AURICULOVENTRICULAR Como su propio nombre indica, el latido disociado o independiente de aurículas y ventrículos define la disociación AV. La disociación AV no es nunca una alteración primaria del ritmo, sino el «síntoma» de un trastorno del ritmo subyacente producido por una de tres posibles causas o una combinación de las causas que impiden la transmisión normal de los impulsos de la aurícula al ventrículo. Véase el suplemento en línea para más información sobre la disociación AV (fig. e40-9). Bibliografía 1. Bennett MT, Leader N, Krahn AD. Recurrent syncope: differential diagnosis and management. Heart. 2015;101:1591-1599. 2. Barra SNC, Providência R, Paiva L, et al. A review on advanced atrioventricular block in young or middle-aged adults. Pacing Clin Electrophysiol. 2012;35:1395. 3. Brignole M, Deharo JC, Guieu R. Syncope and idiopathic (paroxysmal) AV block. Cardiol Clin. 2015;33:441-447. 4. Brignole M, Auricchio A, Barón-Esquivias G, et al. 2013 ESC guidelines on cardiac pacing and cardiac resynchronization therapy. 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