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Los iones son átomos o moléculas que han ganado o perdido electrones, adquiriendo una carga eléctrica. Los átomos que han perdido electrones se denominan cationes y tienen carga positiva, mientras que los átomos que han ganado electrones se llaman aniones y tienen carga negativa. Cuando un átomo pierde uno o más electrones, se convierte en un catión porque tiene más protones (cargas positivas) que electrones (cargas negativas), lo que resulta en una carga neta positiva. Por ejemplo, el sodio (Na) tiene un electrón de valencia en su capa externa, y cuando pierde este electrón, se convierte en un catión sodio (Na+). Por otro lado, cuando un átomo gana uno o más electrones, se convierte en un anión porque tiene más electrones (cargas negativas) que protones (cargas positivas), lo que resulta en una carga neta negativa. Por ejemplo, el cloro (Cl) tiene siete electrones de valencia, y cuando gana un electrón adicional, se convierte en un anión cloruro (Cl-). Los iones son de gran importancia en la química y juegan un papel fundamental en muchas reacciones químicas. Los cationes y los aniones interactúan entre sí a través de fuerzas electrostáticas, lo que permite la formación de enlaces iónicos y la estabilidad de las estructuras químicas. Además, los iones son esenciales para el funcionamiento de muchas funciones biológicas. Por ejemplo, los iones de sodio (Na+), potasio (K+), calcio (Ca2+), magnesio (Mg2+) y cloruro (Cl-) desempeñan roles críticos en la transmisión de señales nerviosas, la contracción muscular, el equilibrio de líquidos y muchas otras funciones biológicas. En resumen, los iones son átomos o moléculas cargadas eléctricamente debido a la ganancia o pérdida de electrones. Los cationes tienen carga positiva debido a la pérdida de electrones, mientras que los aniones tienen carga negativa debido a la ganancia de electrones. Los iones son importantes en la química y desempeñan roles cruciales en muchas reacciones químicas y funciones biológicas.
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