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1726 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos DEFINICIONES, 1726 FISIOPATOLOGÍA, 1726 Fisiopatología de la apnea obstructiva del sueño, 1726 Fisiopatología de la apnea central del sueño, 1727 Factores de riesgo y reconocimiento de la respiración alterada durante el sueño, 1728 Mecanismos fisiopatológicos que asocian la respiración alterada durante el sueño a enfermedades cardiovasculares, 1729 RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO E HIPERTENSIÓN, 1729 RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO Y CARDIOPATÍA ISQUÉMICA, 1730 RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO, FUNCIÓN CARDÍACA E INSUFICIENCIA CARDÍACA, 1731 RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO Y ARRITMIAS CARDÍACAS, 1732 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1733 BIBLIOGRAFÍA, 1733 87 Respiración alterada durante el sueño y enfermedad cardíaca SUSAN REDLINE La respiración alterada durante el sueño (RAS) es prevalente entre los pacientes con enfermedades cardíacas, lo que contribuye a reducir su calidad de vida, a una reducción de la capacidad funcional y a peores pronósticos. La RAS ocasiona factores de estrés fisiológicos agudos y crónicos que pueden exacerbar la isquemia cardíaca, reducir la función sistólica y diastólica, causar remodelación cardíaca estructural y eléctrica y aumentar el riesgo de arritmias cardíacas y de muerte súbita. A pesar de una fuerte evidencia que asocia la RAS con la enfermedad cardiovas- cular (ECV), y de la vulnerabilidad del paciente cardíaco a los factores estresantes relacionados con la RAS, la RAS pasa a menudo desapercibida en la práctica cardiológica, de forma que existe potencial de mejora en su reconocimiento y para la instauración de intervenciones. En este capítulo se revisan aspectos sobre el reconocimiento de la RAS, su fisiopatología y los resultados de salud relevante para la enfermedad cardíaca. DEFINICIONES La RAS hace referencia a un espectro de trastornos de la respiración relacionados con el sueño entre los que se encuentran la apnea obstructiva del sueño (AOS), la apnea central del sueño (ACS), la respiración de Cheyne-Stokes y la hipoventilación relacionada con el sueño. Los mecanis- mos y factores de riesgo para estos trastornos presentan solapamiento y también características únicas. Cada uno está asociado con alteración de la ventilación durante el sueño y la interrupción del sueño, aunque difieren respecto a sus papeles y en cuanto a la gravedad de la alteración del impulso respiratorio neuromuscular y de la colapsabilidad de la vía respiratoria que producen. La constelación de síntomas y de criterios diagnósticos y sus asociaciones con la ECV se resumen en la tabla 87-1. La AOS, caracterizada por episodios recurrentes de oclusión de la vía respiratoria superior completa (apnea) o parcial (hipopnea) afecta al 34% de los hombres de edad intermedia y al 17% de las mujeres de edad media.1 AOS y ECV se agrupan con frecuencia porque comparten factores de riesgo (p. ej., obesidad central) y relaciones causales; por tanto, la prevalencia de la AOS alcanza incluso el 40-80% en pacientes con hipertensión, insuficiencia cardíaca (IC), cardiopatía isquémica (CI) y enfermedad cerebrovascular.2 Los pacientes con AOS típicamente describen un ronquido fuerte o molesto, mala calidad del sueño y sueño no recuperador. La somnolencia diurna excesiva es un síntoma cardinal, y su presencia marca una enfermedad grave que se asocia a un aumento del riesgo de pronósticos de ECV adversos, así como un mejor cumplimiento del tratamiento para la AOS.3 Las personas con AOS frecuentemente tienen alteración de la calidad de vida y un estado depresivo; en pacientes con ECV concomitante, estas importantes consecuencias centradas en el paciente pueden mejorar con el tratamiento de la AOS.4 El diagnóstico de AOS se basa en: 1) síntomas de alteraciones res- piratorias durante el sueño (ronquidos, resoplidos, jadeos o pausas respiratorias) o de somnolencia o fatiga durante el día, a pesar de dis- poner de suficientes oportunidades para dormir, no explicados por otros problemas médicos, y 2) cinco o más apneas o hipopneas obstructivas por hora de sueño (índice apnea-hipopnea [IAH]) documentadas en un estudio del sueño. La AOS puede diagnosticarse en ausencia de síntomas si el IAH es mayor de 15.5 Cada apnea o hipopnea representa una reducción de la respiración durante al menos 10 s, asociada a una caída de la saturación de oxígeno y/o a despertar de la corteza cerebral (fig. 87-1).6 Las apneas indican una ausencia casi total de flujo aéreo durante el período de obstrucción, pero las hipopneas se registran cuando la reducción del flujo aéreo es del 30 al 50%. La gravedad de la AOS se valora en función de la frecuencia de las alteraciones respiratorias (nivel de IAH), el grado de hipoxemia y de interrupción del sueño y del nivel de alteraciones en vigilia, como somnolencia y dificultades cognitivas. El IAH y otros índices del sueño se miden mediante registros multicana- les durante la noche que cuantifican mínimos cambios en el flujo aéreo, el esfuerzo respiratorio y la saturación de oxígeno. Las pruebas de apnea del sueño de base domiciliaria típicamente recogen estas características bási- cas, necesarias para el diagnóstico de RAS, pero ninguna otra información adicional necesaria para la caracterización de la calidad del sueño. Por el contrario, la polisomnografía realizada en un laboratorio del sueño recoge datos respiratorios, así como datos del electroencefalograma, el elec- trocardiograma y los músculos de las piernas, lo que aporta la capacidad de estadificar específicamente el sueño, cuantificar la fragmentación del sueño e identificar otros fenómenos relacionados con el sueño, como los movimientos periódicos de las piernas. Aunque algunas pruebas de apnea del sueño están siendo utilizadas cada vez más debido a su menor coste, la polisomnografía en laboratorio aún sirve para evaluar a los pacientes con comorbilidades complejas, como IC. Cuando se interpretan los resultados de las pruebas de apnea domiciliaria, es importante señalar que pueden subestimar el IAH en aproximadamente un 12%,7 y que resultan probables mayores errores de clasificación en pacientes con mala calidad del sueño, como aquellos con IC. FISIOPATOLOGÍA Fisiopatología de la apnea obstructiva del sueño La vía respiratoria faríngea no dispone de soporte óseo o cartilaginoso y su forma y tamaño cambian dinámicamente con cada espiración e inspiración (cuando la presión intraluminal negativa hace que la vía res- piratoria sea «absorbida» hacia dentro). Su apertura, por tanto, depende de la activación de los músculos dilatadores de la faringe, que se reduce con la instauración del sueño. Que se produzca apnea depende de que el nivel de activación neuromuscular de los músculos de las vías respiratorias superiores sea el adecuado para vencer las fuerzas que promueven el colapso de la vía respiratoria durante el sueño.8 La presencia de una vía respiratoria anatómicamente pequeña (p. ej., micrognatia, depósito de grasa en las paredes laterales de la faringe) y Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1727 R esp iració n alterad a d u ran te el su eñ o y en ferm ed ad card íaca 87 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la posición en decúbito supino (en la que los factores gravitacionales y posturales alteran la posición de la lengua y de otros tejidos blandos) aumentan el nivel del impulso neuromuscular necesario para mantener la apertura de la vía respiratoria. Por tanto, los pacientes con vías res- piratorias orofaríngeas pequeñas debido a factores craneofaciales o a un exceso de tejidos blandos en la víarespiratoria, presentan un mayor riesgo de AOS. Cuando una persona está tumbada, puede producirse una redistribución rostral de los líquidos periféricos desde las extremidades inferiores hacia el área cervical, lo que contribuye al estrechamiento de la vía respiratoria durante el sueño, y este factor puede predisponer a los pacientes con IC o incluso con edemas periféricos o estasis venosos leves a AOS.9 El volumen pulmonar influye en la rigidez de las paredes faríngeas a través de fuerzas de tracción; por tanto, los volúmenes pulmonares reducidos, como los que se pueden ver en la obesidad o con la congestión pulmonar, pueden exacerbar la propensión por AOS.10 Por el contrario, los volúmenes pulmonares elevados, como en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, pueden proteger ligeramente frente a la AOS.11 El aumento de la resistencia nasal (p. ej., debido a desviaciones del tabique nasal, pólipos) promueve el colapso de la vía respiratoria al aumentar la presión de succión intraluminal negativa, y es un factor de riesgo para AOS en caso de situaciones como la gestación o en presencia de alergias, asociadas con congestión nasal.12 La activación de los músculos faríngeos depende tanto de la sensi- bilidad de los quimiorreceptores respiratorios centrales y periféricos como de la capacidad de respuesta neuromuscular al CO2 (fig. 87-2).10 Durante el sueño, el CO2 sanguíneo típicamente aumenta de forma leve, y ello ayuda a activar los músculos respiratorios y a contraer los dilatadores de la vía respiratoria, protegiendo la vía respiratoria superior. La quimiosensibilidad disminuida y la respuesta al despertar pueden evitar una adecuada finalización de las apneas, lo que prolonga su duración y la gravedad de la desaturación de la oxihemoglobina. Este problema con el control ventilatorio puede causar una retención patológica del CO2 y acidosis durante el sueño, un fenómeno habitual en los síndromes de obesidad hipoventilación y sueño-hipoventilación.13 Por el contrario, una respuesta muy sensible al CO2 puede producir amplias fluctuaciones en el impulso ventilatorio, lo que da lugar a des- pertar del sistema nervioso central y a fragmentación del sueño. La hiperventilación episódica puede llevar los niveles de CO2 por debajo del umbral de apnea, precipitando ciclos de apneas. Este mecanismo también aparece en la ACS, y en su forma más extrema, se manifiesta como respiración de Cheyne-Stokes.2 La gravedad de la AOS puede variar según la fase del sueño y la posición. Durante el sueño REM (rapid eye movement, «movimiento ocular rápido»), el impulso neuromuscular es bajo y fluctuante; es la etapa en la que la AOS es habitualmente más grave. Las mujeres parecen predispuestas a la AOS «dependiente de REM», lo que hace referencia a la predominancia de las apneas durante el sueño REM.14 La AOS también puede empeorar tras la ingestión aguda de alcohol, el cual reduce la activación neuromus- cular, y cuando una persona se encuentra en decúbito supino.15 Fisiopatología de la apnea central del sueño Hay variantes de la ACS secundarias a síndromes genéticos, enfermedad neuromuscular y uso de opiáceos, lo que refleja anomalías de los sis- temas de control de la ventilación centrales y periféricos.16 En adultos, la ACS aparece con frecuencia en asociación con enfermedad cardíaca o cerebrovascular. Su patogenia tiene relación con una sensibilidad aumentada al CO2 y con un retraso prolongado de la circulación entre los capilares pulmonares y los quimiorreceptores carotídeos, lo que causa inestabilidad respiratoria.17 Los períodos de hiperventilación hacen que los niveles de CO2 caigan por debajo del umbral de apnea, precipitando apneas e hipopneas. A la aparición de ciclos de respiración crescendo- decrescendo se la reconoce como respiración de Cheyne-Stokes. TABLA 87-1 Características clave de la apnea obstructiva del sueño y de la apnea central del sueño APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO APNEA CENTRAL DEL SUEÑO Síntomas habituales de presentación Ronquidos, apneas observadas, jadeos o resoplidos durante el sueño, somnolencia diurna Apneas observadas, jadeos o resoplidos durante el sueño, despertares frecuentes, sueño no reparador, fatiga Diagnóstico Prueba domiciliaria de apnea en el sueño o polisomnografía que demuestran un IAH > 5 con un predominio de las apneas o hipopneas obstructivas (> 50%) Polisomnografía en la que se demuestra un predominio de las apneas o hipopneas centrales (> 50%) con un IAH central > 5 Respiración de Cheyne-Stokes: ≥ 3 apneas centrales/ hipopneas centrales consecutivas separadas por un cambio crescendo-decrescendo en la amplitud de la respiración con una longitud del ciclo ≥ 40 s, asociado a un IAH central > 5 Factores de riesgo asociados Obesidad, sexo masculino, edad de media a avanzada Sexo masculino, edad avanzada Enfermedad cardiovascular asociada* Hipertensión resistente, ACV, insuficiencia cardíaca (fracción de eyección conservada y reducida), fibrilación auricular, enfermedad arterial coronaria Fibrilación auricular, insuficiencia cardíaca (fracción de eyección conservada y reducida), ACV, hipertensión pulmonar, enfermedad arterial coronaria ACV, accidente cerebrovascular; IAH, índice apnea-hipopnea. *El orden mostrado indica aproximadamente la fuerza relativa de la asociación. FIGURA 87-1 Ejemplos de un estudio del sueño nocturno en el que se muestran los canales respiratorios. El primer panel muestra una respiración normal con valores de saturación de oxígeno estables. El segundo panel muestra apneas centrales (AC) repetitivas, que se caracterizan por períodos de 15 a 40 s de ausencia de flujo aéreo (apreciable en los canales nasal y del termistor), sin el esfuerzo respiratorio asociado del ronquido y con una desaturación de la oxihemoglobina del 3% con cada episodio. El tercer panel muestra apneas obstructivas (AO), caracterizadas por ausencia de flujo aéreo con esfuerzo persistente en los canales del tórax y abdominal, con desaturaciones profundas (cada panel tiene una longitud de ≈3 min). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1728 EN fE Rm ED A D ES D EL m IO CA RD IO , D EL P ER IC A RD IO y D EL L EC h O V A SC U LA R PU Lm O N A R IX Factores de riesgo y reconocimiento de la respiración alterada durante el sueño Sexo masculino, edad más avanzada y obesidad son factores de riesgo bien conocidos para AOS.18 La AOS es de dos a cuatro veces más prevalente en hombres que en mujeres.19 Entre los factores que predisponen a los hombres a la AOS se encuentran patrones androides de adiposidad (asociados a depósito de grasa en la vía respiratoria superior) y la relativamente gran longitud faríngea, lo que predispone a su colapsabilidad.20 La prevalencia de la AOS aumenta en las mujeres tras la menopausia, y el tratamiento hormonal sustitutivo se asocia a reducción de los niveles de IAH, lo que es compatible con un papel de las hormonas sexuales en la modulación del riesgo.21 Aunque el papel preciso de las hormonas sexuales en la AOS no se conoce completamente, los estrógenos y la progesterona influyen en la ventilación, incluidas las respuestas a la hipoxia y al CO2.22 Sin embargo, la gravedad de la AOS aumenta no solo en mujeres de edad avanzada sino también en hombres de mayor edad, lo que reflejaría enfermedades coexistentes rela- cionadas con la edad (p. ej., cardiopatías, enfermedades neurológicas) y otros efectos relacionados con la edad sobre la rigidez de la vía res- piratoria y la ventilación.18 La AOS en personas de edad avanzada puede diferir de la de individuos de edad intermedia, con descripciones de asociaciones menos prominentes con ronquidos, obesidad, des- regulacióndel sistema autónomo y ECV.23 No se sabe si las diferencias en los estudios de poblaciones de edad intermedia en comparación con las poblaciones de mayor edad se deben a sesgos en los estudios o a diferencias reales en los efectos de la AOS en la población. Tener sobrepeso u obesidad supone aproximadamente el 40-60% de los casos de AOS. Los individuos de edad media obesos tienen al menos cuatro veces más posibilidades de padecer AOS en comparación con los individuos de peso normal.1 La obesidad contribuye a la AOS a través de los efectos de estrechamiento de la vía respiratoria producidos por el depósito de grasa en la lengua y los tejidos parafaríngeos, y por la reducción de la distensibilidad de la pared torácica y de los volúmenes pulmonares. Los niveles de citocinas asociados a la obesidad también pueden influir en el control ventilatorio y promover la somnolencia durante la vigilia. Incluso una ligera pérdida o ganancia de peso puede tener impacto sobre la gravedad de la AOS. Por ejemplo, se estima que un aumento del 1% del índice de masa corporal (IMC, kg/m2) aumenta el IAH en un 3%; este hallazgo resalta la importancia del control del peso en la AOS.1 Aproximadamente el 20% de los pacientes con AOS no son, sin embargo, obesos, y la ausencia de obesidad no debe hacer descartar una evaluación adecuada de los pacientes con síntomas de AOS. Otros factores de riesgo para AOS son las características craneofaciales que estrechen la vía respiratoria orofaríngea, la disfunción de los mús- culos dilatadores de la vía respiratoria superior, la quimiosensibilidad ventilatoria acentuada y un umbral de despertar respiratorio bajo.18 FIGURA 87-2 Esquema que muestra los mecanismos patógenos que llevan a apneas obstructivas. (Tomado de Dempsey JA, Veasey SC, Morgan BJ, O’Donnell CP: Pathophysiology of sleep apnea. Physiol Rev 2010;90:47-112.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1729 R esp iració n alterad a d u ran te el su eñ o y en ferm ed ad card íaca 87 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Un familiar de primer grado de un paciente con AOS tiene aproximadamente el doble de riesgo de AOS en comparación con alguien sin familiares afectados.24 Más del 60% de la variación genética como explicación de la AOS no está relacionada con la obesidad, lo que indica la importancia de múltiples factores etiológicos.25 Varias variantes genéticas asociadas con AOS también pueden estar asociadas con enfermedad cardíaca y niveles anormales de lípidos y glucosa, lo que sugiere mecanismos genéticos superpuestos («pleotropía») para AOS y cardiopatía.26,27 Se han identificado dimorfismos sexuales en las variantes genéticas para AOS, de manera similar a las descripciones de base sexual en las variantes genéticas para adiposidad y cardiopatía.26 Estudios poblacionales han demostrado que AOS clínicamente significativas pasan a menudo desapercibidas y no son tratadas.28 A pesar de la mejoría en la concienciación pública sobre la AOS, se estima que más del 80% de las personas con AOS de moderada a grave no son diagnosticadas.28,29 Incluso entre aquellos diagnosticados, más del 30% de los pacientes señalan que el período entre el comienzo de los síntomas y el diagnóstico superó los 10 años.30 El infrarreconocimiento es elevado en grupos raciales y minoritarios y en individuos de edad avanzada, particularmente afroamericanos y americanos de origen chino de mayor edad,29 grupos también de riesgo para enfermedades cardiometabólicas. El infrarreconocimiento en mujeres puede deberse a la descripción preferencial de síntomas de fatiga más que de somnolencia, y a la frecuencia de insomnio como comorbilidad, lo que puede confundir el diagnóstico y reducir la sensibilidad de los cuestionarios de cribado.21 Las mujeres desarrollan a menudo AOS predominantemente en fase REM y pueden sufrir apneas que dan lugar a despertar sin desaturación, hallazgos que las pruebas domiciliarias pueden no detectar. Los factores de riesgo para ACS son sexo masculino, hipocapnia durante la vigilia y edad más avanzada, así como IC, ECV y fibrilación auricular.17 Debido a las elevaciones del impulso simpático, los pacientes con ACS pueden no indicar somnolencia y más bien referir síntomas de insomnio, como dificultad para conciliar el sueño y despertares frecuentes. El papel del cribado de rutina para la apnea de sueño no está esta- blecido. En 2017, el U. S. Preventive Services Task Force concluyó que no había evidencia suficiente para recomendar el cribado de la apnea de sueño en contextos de atención primaria.31 Sin embargo, los pacientes con apnea del sueño diagnosticada frecuentemente señalan retrasos prolongados entre el comienzo de los síntomas y el diagnóstico y trata- miento, lo que indica una necesidad para mejorar el reconocimiento.30 Deben considerarse los cuestionarios de cribado (fig. e87-1) o los algoritmos en línea en los que se combina información sobre la frecuen- cia de ronquidos, la edad, el IMC y el sexo para el cálculo del riesgo de AOS,32 en la práctica cardiológica,33 contexto en el que la prevalencia de la apnea del sueño es alta, con el fin de mejorar la identificación y adelantar el tratamiento de esta enfermedad. Mecanismos fisiopatológicos que asocian la respiración alterada durante el sueño a enfermedades cardiovasculares Durante un sueño saludable, los individuos experimentan una dis - minución de la actividad del sistema nervioso simpático y un aumento de la actividad parasimpática, lo que se asocia a niveles menores de presión arterial (PA) y frecuencia cardíaca. El colapso repetitivo de las vías res- piratorias superiores que interrumpe la continuidad del sueño y produce el despertar altera estos patrones, lo que da lugar a picos de actividad simpática y elevaciones agudas de la PA.17,34 La alteración del intercambio gaseoso con hipoxia intermitente afecta aún más al sistema nervioso autónomo, así como desencadena la liberación de proteínas de fase aguda y de especies de oxígeno reactivas. La liberación de estos mediadores puede favorecer un estado de inflamación e hiper- coagulabilidad aumentado, lo que exacerba la resistencia a la insulina y la lipólisis.35 La hipoxia y las alteraciones del sistema nervioso autónomo pueden contribuir a la remodelación eléctrica del corazón y al daño a los miocitos. La desaturación de la oxihemoglobina debida a apneas e hipopneas compromete aún más la oxigenación del tejido miocárdico. Los esfuerzos inspiratorios contra una glotis cerrada (en la AOS) causan adicionalmente amplias fluctuaciones de la presión intratorácica, lo que afecta negativamente a la precarga y la poscarga y a la presión trans- mural en el ventrículo izquierdo (VI), elevando el consumo de oxígeno y alterando el volumen latido. Las consecuencias fisiopatológicas de la AOS se muestran esquemáticamente en la figura 87-3 y se resumen más detalladamente más adelante en este capítulo. RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO E HIPERTENSIÓN Aproximadamente el 30% de los pacientes con hipertensión esencial (v. también capítulo 46) y el 80% de los pacientes con hipertensión resistente sufren AOS.36 A su vez, más del 50% de los pacientes con AOS tienen hipertensión.37 Los pacientes con AOS grave no tratada a quienes se prescribe un tratamiento antihipertensivo intensivo tiene el cuádruple de riesgo de elevación de la PA en comparación con pacientes con AOS menos grave.38 Aunque la suma de hipertensión y AOS refleja parcialmente factores de riesgo comunes, datos experi- mentales en animales y humanos indican que la AOS está asociada causalmente con la hipertensión. El 7.° informedel Joint National Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure (JNC 7) identificó la AOS como una causa tratable de hipertensión.39 La AOS produce efectos tanto agudos como crónicos sobre la PA.40 De forma aguda, la PA y la frecuencia cardíaca aumentan durante los primeros 10 s tras la finalización de una apnea o hipopnea, lo que se corresponde con los tiempos pico de despertar, ventilación y meseta de saturación de oxígeno.41 Los despertares frecuentes desencadenan reflejos químicos y descargas simpáticas en los vasos sanguíneos periféricos, con la consiguiente vasoconstricción y alteración del sistema renina-angiotensina-aldosterona. Los incrementos transitorios de la PA pueden persistir durante la vigilia. Los aumentos crónicos intermitentes de la PA también causan remodelación vascular. FIGURA 87-3 Esquema que muestra las asociaciones entre factores estresantes fisiológicos relacionados con la apnea, mecanismos intermediarios y resultados cardiovasculares. (Tomado de Shamsuzzaman ASM, Gersh BJ, Somers VK, et al: Obstructive sleep apnea: implications for cardiac and vascular disease. JAMA 2003;290(14):1906-14.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1730 EN fE Rm ED A D ES D EL m IO CA RD IO , D EL P ER IC A RD IO y D EL L EC h O V A SC U LA R PU Lm O N A R IX La AOS se asocia con un patrón de PA sin descensos durante la noche, incrementos de la PA durante la vigilia hasta rangos prehipertensivos e hipertensivos y un mayor riesgo de hipertensión resistente.42 Se han descrito asociaciones «dosis-respuesta». Específicamente, se estima que el aumento de 1 unidad en el IAH incrementa las posibilidades de no descenso de la PA sistólica en un 4%.38 El Wisconsin Cohort Study, un estudio prospectivo realizado con funcionarios, encontró que la razón de posibilidades (odds ratio), ajustada para obesidad y otros posibles elementos de confusión, para la presencia de hipertensión tras 4 años de seguimiento era del 2,9 para una AOS de moderada a grave.43 Datos recientes indican que son las apneas y las hipopneas que aparecen durante el sueño REM, más que el IAH que se obtiene durante todas las fases del sueño, las que se asocian con mayor fuerza con la incidencia de hipertensión.44 Durante el sueño REM, el impulso simpático es máximo, el tono muscular es el mínimo y los episodios respiratorios tienden a ser los más duraderos y a asociarse con la hipoxemia más grave. Más de 30 ensayos clínicos aleatorizados controlados han analizado las respuestas de la PA ante una presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), el tratamiento básico de la AOS.45 Un metaanálisis estima que el tratamiento con CPAP reduce la PA sistólica y diastólica un promedio de 2-3 y 1,5-2 mmHg, respectivamente. Generalmente, los estudios describen mayores efectos para la PA nocturna que para la PA durante la vigilia, y en individuos que presentan elevado cumplimiento con la CPAP o una AOS más grave, o son más jóvenes, tienen más somnolencia o presentan hipertensión resistente (con mejorías promedio de la PA de 4 a 9 mmHg). La CPAP también puede mejorar los patrones sin descensos, un factor de riesgo bien establecido para las tasas de mortalidad por todas las causas. El estudio Heart Biomarker Evaluation in Apnea Treatment (HeartBEAT) comparó la CPAP con el tratamiento de suplementación de oxígeno y el cuidado habitual de los pacientes con AOS en mayor riesgo de ECV, la mayoría de los cuales estaban a cargo de cardiólogos y estaban utilizando un promedio de 2,4 fármacos antihipertensivos.46 Respecto al grupo con tratamiento convencional, que incluyó el tratamiento basado en las directrices de la ECV, el grupo de la CPAP experimentó una significativa reducción de la PA en las 24 h (de 2,4 mmHg), con cambios mayores en la PA nocturna (de 3,5 mmHg). Un metaanálisis de seis estudios que evaluó la influencia de la CPAP sobre la hipertensión resistente estimó que la CPAP redujo la PA sistólica y diastólica ambulatoria de 24 h en 7,2 y 5 mmHg, respectivamente.47 El uso de la CPAP en la hipertensión resistente también mejoró los patrones de PA nocturna y sin descensos. Para evaluar el papel de la CPAP en la reducción de la incidencia de hipertensión, un ensayo clínico multicéntrico llevado a cabo en España distribuyó aleatoriamente a 723 pacientes con AOS moderada, pero sin somnolencia significativa para CPAP o cuidados habituales.48 A lo largo de una mediana de 4 años de seguimiento, un análisis de intención de tratamiento no demostró reducción en la incidencia de hipertensión o de episodios de ECV con la CPAP. Sin embargo, en un análisis de los pacientes que utilizaron CPAP durante 4 h o más cada noche, se apreció una reducción significativa del 31% de la incidencia de hipertensión o ECV y la magnitud de la mejoría de la PA de 24 h estuvo directamente relacionada con las horas de uso de CPAP (con cada hora adicional de CPAP se produjo una reducción de la PA sistólica promedio de 1,3 mmHg). Los ensayos clínicos existentes subrayan la importancia del cum- plimiento del tratamiento para conseguir mejorías en la PA. Otras fuentes de variabilidad en las respuestas al tratamiento de la AOS son diferencias en la actividad apneica residual con el tratamiento, la gravedad de la AOS, la edad y la causa de la hipertensión. Se desconoce el nivel de cumplimiento de la CPAP necesario para conseguir una reducción significativa de la PA. Aunque comúnmente se ha establecido un umbral mínimo de 4 h de uso de CPAP por noche, su uso durante más de 6 h por noche, incluida su utilización durante las últimas horas de la noche en sueño REM, probablemente resulte más efectivo. Diversos procesos fisiopatológicos contribuyen a la hipertensión, entre los que están la resistencia a la insulina, la obesidad, la disfunción del sistema nervioso autónomo, y variaciones en el equilibrio de sales y agua. La AOS probablemente afecta a estos mecanismos de manera diferente, y resulta probable que sea más efectiva en ciertos subgrupos. Las diferentes respuestas al tratamiento también pueden reflejar variaciones en la duración de la AOS previamente a la instauración del tratamiento. Aquellos individuos que no habían sido tratados por AOS durante años podrían sufrir remodelación crónica del lecho vascular y cambios en los mecanismos reguladores de la PA que no revierten fácilmente con la CPAP. Pueden resultar necesarios un tratamiento más precoz o una duración mayor de las intervenciones terapéuticas de lo que habitualmente se valora en los ensayos clínicos para apreciar mayores mejoras en la PA. Un estudio reciente demostró que tres ácidos microrribonucleicos predijeron las respuestas de PA en pacientes con AOS e hipertensión resistente, lo que sugiere una utilidad potencial de marcadores biológicos para predecir la respuesta de subgrupos.49 La combinación de CPAP con otras modalidades, como fármacos o pérdida de peso, puede tener mayores efectos que la monoterapia y puede ser también considerada como una forma de tratamiento adyuvante. Los pacientes con hipertensión y AOS presentan menos mejoría en la PA de 24 h que los pacientes hipertensos sin AOS. La adición de CPAP, utilizada durante 4 h o más por noche, potencia los efectos de la farmacoterapia en la mejoría de la PA.50 Entre los pacientes obesos con AOS moderada y elevaciones de la proteína C reactiva (CRP), una combinación de pérdida de peso y CPAP se mostró más eficaz en la reducción de la PA que la CPAP exclusivamente, lo que sugiere la importancia de las intervenciones sobre hábitos de vida concomitantes en pacientes de alto riesgo.51 A partir de la evidenciaexistente, las directrices sobre hipertensión identifican la AOS como una causa prevalente y modificable de hipertensión sistémica.39 Aunque los efectos del tratamiento promedio son modestos, unas mejoras a largo plazo de la PA sistólica de 2-3 mmHg pueden reducir el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) y de CI hasta incluso un 10%. Por tanto, el tratamiento de la AOS, especialmente cuando se logran altos niveles de cumplimiento y la eficacia es mayor, debería tener un efecto beneficioso a nivel poblacional respecto a resultados cardiovasculares adversos. RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO Y CARDIOPATÍA ISQUÉMICA La RAS exacerba la ateroesclerosis por el desencadenamiento de actividad del sistema nervioso simpático, el aumento de la liberación de proteínas proinflamatorias y la contribución a la dislipidemia, la resistencia a la insulina y la disfunción endotelial.52-56 Los episodios relacionados con la RAS de hipoxemia recurrente activan los leucocitos y las células endoteliales, aumentan la expresión de moléculas de adhesión y conducen a la liberación de radicales libres de oxígeno.57 Los pacientes con RAS presentan elevaciones de los mediadores proinflamatorios que también están implicados en la aterogenia, incluidos el factor de transcripción nuclear kB, el leucotrieno B4, las moléculas de adhesión intercelular, el factor de necrosis tumoral α (TNF-α), CRP e interleucina 6 (IL-6). También hay elevación de marcadores protrombóticos (incluidos fibrinógeno, inhibidor 1 de la activación del plasminógeno, factores de coagulación activados XIIa y VIIa, complejos trombina/antitrombina III y selectina P soluble) y de marcadores de estrés oxidativo (niveles de 8-isoprostano en orina de toda la noche, ADN oxidado y producción de superóxido por los neutrófilos).57 Muchos de estos marcadores biológicos varían en proporción directa a la gravedad de la hipoxemia relacionada con la RAS. Aunque la extensión en la que las elevaciones de los marcadores biológicos es independiente de la obesidad o de otros posibles factores de confusión no está clara, varios estudios han demostrado que el tratamiento de la RAS con CPAP, incluso durante solo 2 semanas, reduce la actividad simpática, la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial.58 Los estudios de imagen cardíaca aportan una perspectiva sobre la asociación entre AOS y ECV subclínica. El Multi-Ethnic Study of Atheros- clerosis demostró que tras el ajuste de múltiples factores de confusión, la carga de calcio en las arterias coronarias (CAC > 400) era un 40% más frecuente en los individuos con el diagnóstico clínico de apnea del sueño frente a los controles. Más aún, a lo largo de 8 años, el CAC tenía mayor probabilidad de aumentar en aquellos con AOS que en las personas sin RAS.59 La polisomnografía puede caracterizar patrones de asociación entre factores de estrés relacionados con el sueño y el CAC. Las puntuaciones de CAC mayores se asocian a aumentos en la frecuencia de despertares durante la noche y a una disminución en la fase N3 del sueño (sueño de ondas lentas, en el que la actividad simpática es mínima y el tono parasimpático es mínimo).60 Además de contribuir a la carga ateroesclerótica crónica, la AOS puede causar isquemia aguda debido tanto a disminución del aporte de oxígeno (secundaria a la obstrucción respiratoria e hipoxemia) como a un aumento del consumo de oxígeno (asociado a una presiones Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1731 R esp iració n alterad a d u ran te el su eñ o y en ferm ed ad card íaca 87 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . diastólica y transmural elevadas y a hipertrofia cardíaca).61,62 Los factores de estrés isquémicos pueden resultar más notables durante la fase de recuperación de la respiración de las apneas obstructivas, en la que se producen grandes cambios hemodinámicos.2 La reserva fraccional del flujo, una medida cuantitativa de la estenosis de las arterias coronarias, puede variar dinámicamente con las apneas obstructivas, debido a que las fluctuaciones en la presión intratorácica afectan a las presiones veno- sa y aórtica y a la perfusión coronaria.63 Los pacientes con lesiones coronarias intermedias pueden experimentar isquemia miocárdica intermitente como resultado de los cambios cíclicos en el flujo sanguíneo coronario. Pueden surgir posteriormente daño endotelial y alteración de la conducción vascular coronaria debido a los incrementos en la PA y la frecuencia cardíaca asociados con la activación simpática y la reducción de la producción endotelial de óxido nítrico.64 La isquemia subclínica se puede poner de manifiesto mediante electrocardiogramas durante la noche de pacientes con AOS en los que se aprecia descenso del segmento ST, lo que es indicativo de isquemia miocárdica nocturna, y cambios en la dispersión de QT, así como paroxismos de taquicardia ventricular o de fibrilación auricular que se asocian temporalmente con la aparición de las apneas.65-67 Las mujeres con AOS presentan niveles elevados de troponina de alta sensibilidad, un marcador de lesión miocárdica subclínica; el nivel de troponina es un factor de riesgo de IC o de fallecimiento en la AOS no tratada.68 En un análisis prospectivo sobre más de 10.000 individuos, los pacientes con hipoxemia nocturna significativa presentaron un aumento casi al doble del riesgo de fallecimiento cardíaco repentino una vez considerados los potenciales factores de confusión.69 Las personas con AOS en comparación con aquellas que no la presentan tienen mayor probabilidad de sufrir la aparición de un pico matutino de infarto de miocardio70 y de fallecer de forma súbita entre la medianoche y las 6:00 a. m., las horas en las que se producen las apneas e hipopneas.71 Se ha señalado que más del 75% de los pacientes que presentan un síndrome coronario agudo sufre RAS.72 La contribución de la RAS a la isquemia en este contexto es incierta. Algunos hallazgos de inves- tigación sugieren que los pacientes con RAS pueden desarrollar un flujo sanguíneo coronario colateral durante períodos de hipoxemia intermitente, con el resultado de angiogenia,73 lo cual podría reducir la extensión de la lesión miocárdica inmediatamente después de episodio isquémico. Por el contrario, se ha descrito que los tamaños del infarto son mayores 3 meses después de procedimientos de salvamento en pacientes con AOS que en pacientes sin AOS.61 Estudios epidemiológicos recientes de todo el mundo aportan evidencia de que la RAS es un factor de riesgo independiente para CI. En el estudio prospectivo de cohortes Sleep Heart Health Study, la RAS de moderada a grave se asoció a un 35% de aumento de la incidencia de CI a lo largo de 8 años; entre los hombres menores de 70 años de edad, este riesgo fue del 70%.74 Entre los más de 5.000 participantes en el Multi- Ethnic Study of Atherosclerosis que estaban libres de ECV conocida de base y que fueron seguidos durante 7,5 años, el diagnóstico clínico de apnea del sueño se asoció a un incremento ajustado a la hazard ratio [HR] de 1,9 veces de la incidencia de episodios cardiovasculares y a una tasa de mortalidad 2,4 veces superior.75 Varios estudios en España han seguido a pacientes remitidos a laboratorios del sueño durante períodos de 5 a 10 años. Entre los hombres, la AOS grave no tratada se asoció a un aumento en 2,9 veces del riesgo de episodios cardiovasculares mortales y de 3,2 veces del riesgo de episodios cardiovasculares no mortales en comparación con el grupo de control. Un estudio prospectivo sobre más de 1.000 mujeres seguidas durante una mediana temporal de 72 meses demostróque las mujeres con AOS no tratada de leve a moderada o grave también presentaban tasas de mortalidad por ECV significativamente aumentadas frente a las de controles; tras ajustarse para posibles fuentes de confusión, la tasa de mortalidad fue 3,5 veces mayor para las mujeres con AOS que para los controles.76 Los pacientes con CI que tenían AOS tuvieron mayores tasas de episodios cardiovasculares mayores agudos que los pacientes sin AOS.77,78 La AOS no tratada también se asocia con una mayor necesidad de procedimientos de revascularización en comparación con las tasas de pacientes sin AOS.79,80 Varios extensos estudios observacionales demuestran que los pacientes con AOS tratados con CPAP presentan tasas significativamente reducidas de ECV mortal y no mortal en comparación con los pacientes no tratados.2 Se ha descrito que los pacientes con CI tratados con CPAP presentan tasas menores de isquemia nocturna, síndrome coronario agudo, necesidad de revascularización coronaria y de fallecimiento por ECV en comparación con los pacientes no tratados con AOS. Solo tres grandes estudios aleatorizados controlados han analizado el papel de la CPAP en la prevención secundaria de la ECV en pacientes con AOS de moderada a grave. Todos los estudios excluyeron a los pacientes con somnolencia significativa y en uno también se descartó a aque- llos con hipoxemia grave durante la noche. Las intervenciones fueron CPAP (o PAP autoajustada) o tratamiento conservador. Un modesto cumplimiento de la CPAP limitó todos los estudios, y dos no disponían de la potencia para detectar mejorías moderadas. El primer estudio, que siguió a 725 pacientes sin ECV durante una mediana de 4 años, no encontró beneficios para el grupo de CPAP. Sin embargo, los pacientes que utilizaron CPAP durante 4 h o más por noche experimentaron una mejoría significativa en el resultado compuesto del estudio (tasa de densidad de incidencia, 0,72; intervalo de confianza [IC] al 95%, 0,52- 0,98) en comparación con los controles y los pacientes no cumplidores.81 El estudio Randomized Intervention with Continuous Positive Airway Pressure in Coronary Artery Disease and OSA (RICCADSA) distribuyó aleatoriamente a 244 pacientes sin somnolencia con CI establecida y AOS de moderada a gravea para recibir CPAP o los cuidados habituales, en un único centro europeo.82 Con una mediana temporal de seguimiento de 57 meses, el grupo de CPAP presentó una reducción estadísticamente no significativa del 20% en el punto de análisis compuesto primario en comparación con el grupo de tratamiento habitual. Cuando se restringía a los pacientes que utilizaron CPAP durante 4 h o más por noche, se apreció una reducción significativa del 80% en las tasas de episodios (HR, 0,29; 0,1-0,86). El ensayo clínico internacional multicéntrico Sleep Apnea Cardiovascular Endpoints (SAvE) siguió a 2.717 pacientes con antecedentes de enfermedad arterial coronaria o cerebrovascular durante una media de 3,7 años.4 Este estudio no apreció diferencias en el punto compuesto de análisis primario. Un subanálisis demostró que los individuos cumplidores con la CPAP presentaron una reducción signi- ficativa del 40% en episodios cerebrovasculares en comparación con un subgrupo de propensión equivalente tomado del grupo de tratamiento habitual. El mejor efecto sobre la enfermedad cerebrovascular que sobre el punto de análisis compuesto o sobre la CI concuerda con los datos observacionales que muestran asociaciones más fuertes entre AOS y enfermedad cerebrovascular que con la CI.83 Los datos existentes sugieren que resulta improbable que la CPAP mejore los resultados en ECV a no ser que se utilice durante al menos 4 h por noche. Sin embargo, incluso con el uso de la CPAP en tiempos más cortos, el estudio SAvE demostró que la CPAP mejoraba significativamente la calidad de vida y el estado anímico de los pacientes y tenía como resultado un menor número de días de ausencia laboral, lo que indicaba que los efectos de la CPAP son beneficiosos en pacientes con ECV.4 Los resultados de estos estudios también resaltan la necesidad de ofrecer apoyo para el cumplimiento a los pacientes a quienes se prescribe CPAP. En pacientes con ECV, las terapias conductuales adyuvantes (p. ej., la educación motivacional) han demostrado mejorías en el uso de la CPAP de un promedio de 90 min por noche.84 Los ensayos clínicos existentes también indican una necesidad para desarrollar aún más y evaluar las alternativas a la CPAP. RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO, FUNCIÓN CARDÍACA E INSUFICIENCIA CARDÍACA Tanto ACS como AOS son frecuentes en la IC, estando presentes en hasta el 60% de los pacientes con IC.17,85 La ACS es la variante de RAS que más frecuentemente se asocia a IC con fracción de eyección reducida (ICFEr), mientras que la AOS es predominante en la IC con fracción de eyección conservada (ICFEc). Ambas condiciones aparecen con frecuencia en el mismo individuo. Los pacientes con fracción de eyección reducida sin IC clínicamente significativa también presentan una mayor prevalencia de RAS en comparación con individuos equiparables en edad con una función cardíaca normal.86 Existe una relación bidireccional entre IC y RAS (fig. 87-4). En pacientes con IC, congestión vascular pulmonar, quimiosensibilidades periférica y central elevadas y un tiempo de circulación prolongado pue- den provocar hiperventilación, y la inestabilidad en la ventilación puede llevar a apneas.9,17,87 A su vez, la RAS puede afectar adversamente a la función cardíaca al contribuir a la hipertensión sistémica y pulmonar, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1732 EN fE Rm ED A D ES D EL m IO CA RD IO , D EL P ER IC A RD IO y D EL L EC h O V A SC U LA R PU Lm O N A R IX la no caída de la PA, la ateroesclerosis y las lesiones isquémicas, las lesiones de los miocitos por hipoxemia y relacionadas con catecola- minas, y a la remodelación cardíaca. La hipoxia puede desencadenar vasoconstricción pulmonar, la cual puede aumentar la poscarga del ven- trículo derecho, provocar distensión de dicho ventrículo y desviación a la izquierda del tabique ventricular durante la diástole, alterar el llenado del ventrículo izquierdo (VI) y reducir el volumen latido y el gasto cardíaco.88 La RAS es cada vez más reconocida como causa frecuente de disfunción diastólica, con efectos atribuibles a la sobrecarga crónica de presión, la alteración de la reserva de flujo coronario y la inflamación que conduce a fibrosis intersticial cardíaca.89 Estudios poblacionales muestran que el índice entre la masa del VI y el volumen del VI (remodelación concéntrica) aumenta en proporción a la gravedad de la RAS, con asociaciones más fuertes en adultos menores de 65 años de edad.90 Los índices de disfunción diastólica, entre los que están el au- mento del índice E/A, la deceleración mitral reducida y la relajación iso- volumétrica, son más altos en los pacientes con RAS en comparación con controles.91-93 Estudios prospectivos han demostrado que la RAS predice de forma independiente la IC de nueva aparición. Los hombres de edad media con RAS grave (predominantemente AOS) tienen un aumento estimado del 60% de la incidencia a 8 años de IC en comparación con aquellos sin RAS. Un análisis prospectivo de 14 años de los datos del Atherosclerosis Risk in Communities Study (ARIC) demostró que las mujeres con RAS presentaban un aumento aproximado del 30% de la incidencia de IC o de fallecimiento en comparación con las mujeres sin RAS, y que también tenían un aumento del riesgo de desarrollar hipertrofia del VI. En hombres de edad avanzada, el Outcomes of Sleep Disorders in Older Men Study(MrOS) demostró que la presencia de RAS predijo un aumento a casi el doble de la incidencia de IC.94 Sin embargo, en este estudio el riesgo se relacionaba con la presencia ACS o de respiración de Cheyne-Stokes más que con AOS. En pacientes con IC, la RAS predice las exacerbaciones y la progresión de la IC, incluidos la alteración de la calidad de vida, el aumento de la fatiga, un estado funcional reducido, hospitalizaciones más frecuentes, arritmias y fallecimiento.95,96 El tratamiento con CPAP, al reducir la PA y mejorar la oxigenación, la isquemia subendocárdica, la precarga y la poscarga, la activación simpática y el estrés inflamatorio y oxidativo, podría mejorar la función cardíaca. Los estudios a corto plazo demuestran que la PAP puede reducir los síntomas de IC y mejorar la calidad de vida y el estado funcional. Un análisis retrospectivo de aproximadamente 30.000 beneficiarios de Medicare con IC de reciente diagnóstico demostró que el tratamiento de la RAS redujo las tasas de reingreso, los costes sanitarios y las tasas de mortalidad.97 Pequeños estudios aleatorizados controlados sobre IC también demostraron que la CPAP mejoraba la función nerviosa simpática vascular y miocárdica, la energía miocárdica y la disfunción diastólica.2 Un metaanálisis estimó que el tratamiento con CPAP de la AOS y la IC se asociaba a un 5,2% de mejoría de la fracción de eyección del VI.98 Dada esta evidencia y los fuertes datos observacio- nales y efectos fisiológicos conocidos de la RAS sobre la función cardíaca, la American Heart Association publicó una guía sobre IC en 2013, en la que se reco- mendaba el cribado en los pacientes con IC de RAS y el tratamiento de aquellos que resultaran positivos. Entre las estrategias de tratamiento actuales está la optimización de la función cardíaca, con un enfoque concreto en minimizar la sobrecarga de líquidos y la pérdida de peso según sea adecuado. El ejercicio y las medias de compresión pueden ayudar a evitar la redistribución rostral del líquido. Aunque la PAP está indicada en la AOS, existe incertidumbre sobre cómo tratar la ACS/respiración de Cheyne-Stokes en pacientes con ICFEr. La ACS puede mejorar tras un tratamiento intensivo de la IC con farmacoterapia y tratamiento de resincronización cardíaca.99 El estudio Canadian Positive Airway Pressure (CANPAP) demostró que la CPAP mejoró varios puntos de análisis intermedios en pacientes con ACS e ICFEr (fracción de eyección, catecolaminas), pero no mejoró las tasas de mortalidad. Un análisis post hoc sugirió mejoría de la supervivencia libre de trasplante cardíaco en pacientes en quienes se suprimió la ACS.100 Basándose en estas observaciones, dos estudios multinacionales evaluaron el papel de la servoventilación adaptativa (SVA), un dis- positivo de presión que proporciona una presión de apoyo autoajustable respiración a respiración y que puede suprimir las apneas tanto obs- tructiva como central (que son más difíciles de eliminar con CPAP).101 El primer ensayo clínico (estudio SERVE-HF), llevado a cabo en 1.345 pacientes con IC sintomática, una fracción de eyección del VI inferior al 45% y AACS de moderada a grave, demostró inesperadamente un aumento del 34% en las tasas de mortalidad por ECV.102 En 2015, se lanzó una advertencia contra el uso de la PAP para el tratamiento de pacientes en quienes predomina la ACS en el contexto de una ICFEr con una fracción de eyección inferior al 35%. Un segundo ensayo clínico en curso, el Effect of ASV on Survival and Hospitalizations (ADVENT-HF), está analizando un dispositivo alternativo a la SVA en pacientes con OS o ACS. Otros tratamientos bajo investigación son la estimulación del nervio frénico (ENF) transvenosa y la suplementación nocturna de oxígeno (SNO). Los resultados de un estudio sobre la eficacia a 6 meses de la ENF resultan prometedores, con índices de mejora para la RAS.103 El tratamiento de SON puede estabilizar la respiración en pacientes con ACS y mejorar marcadores intermedios de función cardíaca y calidad de vida;104 se están planificando ensayos clínicos más extensos en curso. RESPIRACIÓN ALTERADA DURANTE EL SUEÑO Y ARRITMIAS CARDÍACAS Los pacientes con RAS están predispuestos a arritmias ventriculares y auriculares debido a factores de riesgo cardíaco subyacentes y a enfermedad cardíaca, así como a los factores específicos de estrés relacionados con la RAS de hipoxemia intermitente, acidosis, picos de activación del sistema nervioso simpático y oscilaciones en las presiones intratorácicas.105-107 La susceptibilidad a las arritmias auriculares también refleja la vulnerabilidad de las paredes auriculares a las oscilaciones de la presión intratorácica y a la activación de mecanorreceptores, así como la sensibilidad de los ganglios de las venas pulmonares a la estimulación autónoma.106 Pueden aparecer bradicardia y bloqueo auriculoventricular de forma secundaria a la estimulación vagal que acompaña a apneas e hipoxemia. Se han apreciado en los registros nocturnos de pacientes con RAS anomalías de la morfología de la onda P y dispersión del QT, indicativas de problemas subyacentes en la conducción eléctrica.108,109 Más aún, apneas e hipopneas parecen ser desencadenantes directos de paroxismos de taquicardia ventricular y fibrilación auricular. El análisis de los patrones FIGURA 87-4 Esquema en el que se perfilan los posibles mecanismos subyacentes al desarrollo de la apnea central del sueño (ACS) y la posible retroalimentación de esta que da lugar a una exacerbación de la insuficiencia cardíaca. (Tomado de Somers VK, White DP, Amin R, et al: Sleep apnea and cardiovascular disease: an American Heart Association/ American College of Cardiology Foundation Scientific Statement from the American Heart Association Council for High Blood Pressure Research Professional Education Committee, Council on Clinical Cardiology, Stroke Council, and Council on Cardiovascular Nursing. In collaboration with the National Heart, Lung, and Blood Institute National Center on Sleep Disorders Research [National Institutes of Health]. Circulation 2008;118(10):1080-111.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1733 R esp iració n alterad a d u ran te el su eñ o y en ferm ed ad card íaca 87 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . temporales de las arritmias durante la noche demostró un incremento en 17 veces de la tasa de arritmias que se producen tras un episodio de apnea en comparación con un período de respiración normal.67 Basándose en este análisis, se estima que un paciente con AOS moderada (IAH de 25) sufre un episodio de arritmia significativa atribuible a la actividad apneica cada 6 meses. En estudios comunitarios, una AOS de moderada a grave se asoció con un incremento del doble al cuádruple del riesgo de arritmias nocturnas; este hallazgo sugirió una base para el aumento observado de fallecimientos cardíacos nocturnos repentinos con la RAS.105 El estudio Outcomes Registry for Better Informed Treatment of Atrial Fibrillation (ORBIT-AF) demostró que el 18% de 10.132 pacientes en el registro con fibrilación auricular tenía el diagnóstico de AOS.110 Los pacientes con AOS presentaban una mayor tasa de síntomas graves o incapacitantes, antecedentes de tratamientos más agresivos para la fibrilación auricular y mayores tasas de hospitalización. Entre los pacientes remitidos a clínicas cardiológicas por fibrilación auricular, aquellos con RAS mostraban tasas aumentadas de fibrilación auricular recurrente; con el tratamiento de CPAP, las tasas disminuían hasta los niveles observados en los pacientes sin RAS.111 Los pacientes con RAS,en comparación con aquellos sin ella, presentan una mayor ocurrencia de fibrilación auricular tras procedimientos de ablación de venas pulmonares o de cirugía de injertos de derivación de arterias coronarias, lo que sugiere que la RAS no tratada constituye un importante factor pronóstico.106,112-117 El grado de hipoxemia parece ser un potente estímulo para arritmias ventriculares,118 muerte súbita cardíaca69 y recidiva de fibrilación auricular tras cardioversión.111 Un metaanálisis estimó que el uso de CPAP en pacientes con AOS reduce el riesgo de fibrilación auricular un 44%.117 Estudios no con- trolados indican que el tratamiento con CPAP se asocia a una tasa de recurrencia significativamente disminuida de FA tras cardioversión eléctrica o tratamientos ablativos y que reduce la probabilidad de progresión a formas más permanentes de fibrilación auricular. Una elevada frecuencia de apneas centrales predice fibrilación auricular nocturna y fibrilación auricular incidente en individuos sin enfermedad cardíaca clínicamente evidente.119 Estos hallazgos han influido en que un panel de consenso identifique la AOS como un factor de riesgo de fibrilación auricular,120 y apoyan el interés creciente en el cribado de los pacientes que van a ser sometidos a evaluación para aislamiento de venas pulmonares por RAS. La alta tasa de recidiva de fibrilación auricular en los pacientes no tratados ha desanimado respecto al uso de procedimientos de ablación hasta que la AOS sea tratada con CPAP. PERSPECTIVAS FUTURAS La RAS es muy prevalente en pacientes con hipertensión, enfermedad arterial coronaria, IC (con o sin fracción de eyección reducida), arritmias auriculares y ventriculares, y ACV. Las profundas alteraciones nocturnas que se producen con la RAS causan un amplio rango de cambios fisio- lógicos que afectan adversamente a la estructura y función cardíacas y que probablemente exacerban la incidencia y progresión de estas enfermedades. El tratamiento de la AOS puede mejorar la PA, fracción de eyección, ectopia ventricular y tasa de recurrencia de la fibrilación auricular, y también puede mejorar la calidad de vida y el estado anímico de los pacientes con ECV. Los datos existentes indican que los pacientes con AOS que utilizan con éxito CPAP tienen tasas reducidas de hipertensión resistente y que presentan pronósticos mejores, entre los que figuran menos episodios cardíacos y cerebrovasculares, y menores tasas de mortalidad. Aunque el impacto del tratamiento directo de la ACS en los pronósticos cardiovasculares sigue siendo incierto, la presencia de ACS predice fuertemente mayores tasas de mortalidad, por lo que los pacientes con ACS e IC pueden beneficiarse de un tratamiento intenso de la IC. Los cardiólogos pueden verse cada vez más implicados en el reconocimiento de la RAS y pueden utilizar información sobre sus efectos fisiopatológicos para adaptar las intervenciones e informar sobre estrategias para el tratamiento de enfermedades crónicas. Bibliografía Perspectiva general de la respiración alterada durante el sueño y la enfermedad cardiovascular 1. Peppard PE, Young T, Barnet JH, et al. Increased prevalence of sleep-disordered breathing in adults. Am J Epidemiol. 2013;177:1006-1014. 2. Javaheri S, Barbe F, Campos-Rodriguez F, et al. Sleep apnea: Types, mechanisms, and clinical cardiovascular consequences. J Am Coll Cardiol. 2017;69(7):841-858. 3. Kendzerska T, Mollayeva T, Gershon AS, et al. 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