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1. Estado actual de la farmacología antiinfec- ciosa A diferencia de los fármacos estudiados en los capí- tulos anteriores, los cuales actuaban sobre las células pro- pias del paciente, la farmacología antiinfecciosa se ca- racteriza por analizar fármacos que han de actuar sobre células distintas de las del paciente, a las que se pretende eliminar en su totalidad. Se trata, pues, de una acción emi- nentemente etiológica, que busca la eliminación del or- ganismo infectante sin que, en lo posible, se lesionen las células infectadas. Afortunadamente, las diferencias bio- lógicas entre las células de los organismos infectantes y las células animales son a menudo extremas, lo que per- mite actuar lesivamente sobre unas sin alterar las otras; ésta es la base de la farmacología antiinfecciosa. Históricamente, la terapéutica antiinfecciosa moderna comienza con la síntesis de las sulfamidas (1936), ya que hasta entonces la quimioterapia se basaba en la acción de iones metálicos, tan nocivos para el agente infectante como para el organismo infectado. Con las sulfamidas se inicia un método de ataque específico contra la biología propia de la bacteria (v. cap. 68). Pero es con la aparición del antibiótico penicilina (1941) cuando surge la incon- tenible explosión de los eficacísimos agentes antiinfec- ciosos. Desde entonces, la investigación ha seguido dos caminos diferentes: a) modificación de moléculas a par- tir de los núcleos esenciales de los antibióticos originales y b) síntesis de nuevas moléculas, capaces de actuar con- tra los agentes patógenos, no sólo bacterias sino también hongos, virus y diversos parásitos. Mediante el primer proceso, la síntesis química introduce numerosas va- riaciones en las moléculas, las cuales consiguen modificar el espectro antibacteriano del antibiótico original de una manera sustancial; el ejemplo más característico es el de los derivados de las penicilinas y las cefalosporinas (v. cap. 64). Debido a ello, el término antibiótico, que origi- nariamente se aplicó al compuesto antiinfeccioso produ- cido por un microorganismo, ha perdido su significado restrictivo. Con el segundo proceso se consigue la pro- 63 Farmacología de las enfermed principios generales, selección y asociaciones de antibióticos A. Mediavilla, J. Flórez y J. M. García-Lob ducción de moléculas que muestran una eficacia especí- fica, como es el caso de la isoniazida y del etambutol frente a las micobacterias (v. cap. 69), diversos derivados imi- dazólicos frente a hongos (v. cap. 70) o diversos produc- tos antivíricos (v. cap. 71). En este largo proceso van apareciendo nuevas moléculas que muestran una espe- cial actividad y que originan nuevas familias con amplias posibilidades, como es el caso de las modernas quinolonas (v. cap. 68). La actividad de un fármaco antiinfeccioso está defi- nida por su espectro antibacteriano, es decir, el conjunto de agentes patógenos que son afectados por las con- centraciones del antibiótico que se pueden alcanzar en el paciente sin causar toxicidad. En el momento actual, la inmensa mayoría de los antibióticos actúan sobre va- rias bacterias, y, a su vez, numerosas bacterias son afec- tadas por varios antibióticos. Esto obliga a tener que efectuar una elección para el mejor beneficio del pa- ciente. De manera paralela a la de este espectacular progreso en la disponibilidad de nuevos productos, se manifiesta el problema del desarrollo de las resistencias. Bajo la pre- sión selectiva de los productos antiinfecciosos se desa- rrollan gérmenes resistentes sobre los que, con frecuen- cia creciente, los antibióticos carecen de acción (v. más adelante). Lógicamente, la aparición de resistencias introduce una distorsión en el espectro original del antibiótico y obliga a tener que valorar la sensibilidad del germen al antibiótico. 2. Actividad antiinfecciosa Los agentes antimicrobianos se comportan de manera diversa: a) Como bactericidas: producen la muerte de los microorganismos responsables del proceso infeccioso. Pertenecen a este grupo los antibióticos b-lactámicos, aminoglucósidos, rifampicina, vancomicina, polimixi- 1061 ades infecciosas: o 1062 Farmacología humana nas, fosfomicina, quinolonas y nitrofurantoínas. b) Como bacteriostáticos: inhiben el crecimiento bac- teriano aunque el microorganismo permanece viable, de forma que, una vez suspendido el antibiótico, puede re- cuperarse y volver a multiplicarse. La eliminación de las bacterias exige el concurso de las defensas del organismo infectado. Pertenecen a este grupo: tetraciclinas, cloran- fenicol, macrólidos, lincosaminas, sulfamidas y trimeto- prima. El hecho de que un agente sea bactericida o bacte- riostático depende principalmente de su mecanismo de acción y, por lo tanto, de su estructura, pero contribuyen también otros factores, tanto por parte del antibiótico como por parte del germen: concentración alcanzada en el sitio de infección, tipo de germen, tamaño del inóculo, tiempo de acción y fase de crecimiento de la bacteria; por ejemplo, los b-lactámicos sólo son bactericidas en la fase de crecimiento activo de la bacteria, mientras que las po- limixinas son bactericidas en cualquier fase. El concepto de bactericida o bacteriostático no es, sin embargo, algo definitivo que caracterice a un determinado antibiótico, puesto que un antibiótico bacteriostático por su meca- nismo de acción puede comportarse como bactericida en determinadas condiciones favorables; esto ocurre, por ejemplo, con los macrólidos (v. cap. 66). Actualmente, atendiendo a la relación entre actividad antibacteriana y concentración alcanzada por el antibió- tico en el lugar de la infección, se sugieren tres categorías de antimicrobianos: a) los que producen una acción bac- tericida poco relacionada con la concentración; esto ocu- rre con los b-lactámicos y los glucopéptidos, con los que se obtiene la máxima actividad bactericida cuando se al- canzan concentraciones de 5 a 10 veces mayores que la CMI. El aumento en la concentración por encima de ésto no se acompaña de mayor actividad ni de mayor duración del efecto postantibiótico (v. más adelante); b) los que poseen actividad bactericida concentración-dependiente, como los aminoglucósidos y las fluorquinolonas, y c) los que se comportan preferentemente como bacteriostáti- cos: macrólidos, tetraciclinas y cloranfenicol. Como se ha indicado anteriormente, un mismo anti- biótico puede mostrar actividad diferente frente a di- versos microorganismos; incluso, la actividad puede ser distinta frente a un mismo microorganismo localizado en áreas geográficas distintas. El concepto de actividad an- tibacteriana exige una normalización o cuantificación que se consigue mediante los métodos utilizados in vitro para comprobar la susceptibilidad del microorganismo en re- lación con el antibiótico (antibiograma y técnicas de di- lución). Con estos métodos se define: a) La concentración mínima inhibitoria (CMI), que es la menor concentración de antibiótico capaz de inhi- bir el crecimiento de 105 bacterias en 1 ml de medio de cultivo, tras 18-24 horas de incubación. b) La concentración mínima bactericida (CMB), que es la menor concentración capaz de destruir o matar 105 bacterias en 1 ml de medio de cultivo, tras 18-24 horas de incubación. c) El punto de corte de sensibilidad, es decir, la con- centración de antibiótico por debajo de la cual se consi- dera sensible una determinada especie bacteriana. Los valores obtenidos in vivo indican los grados de vul- nerabilidad de las bacterias en dichas condiciones; pero estos valores no se identifican necesariamente con los ob- tenidos in vitro, ya que el tamaño del inóculo, las condi- ciones de vida, la existencia de sustancias endógenas, etc., hacen cambiar la respuesta del germen al antibiótico. Sin embargo, la CMI y la CMB poseen un alto valor orien- tativo, clasificándose la sensibilidad de un germen frente a un antibiótico en función de sus respectivas CMI. Ló- gicamente, es objetivo primario de la terapéutica conse- guir una concentracióntisular de antibiótico que supere las CMI, lo que no siempre se puede conseguir por varias causas: a) porque puede no ser fácil el acceso del anti- biótico al sitio donde está ubicado el foco infeccioso; b) porque la CMI para un determinado germen puede ser excesivamente alta, y c) porque el índice terapéutico, o relación entre la concentración tóxica para el paciente y la CMI, puede ser muy pequeño. En el último supuesto y puesto que las CMB para un mismo antibiótico varían según los gérmenes, el índice te- rapéutico también varía según el tipo de agente causal. Desde un punto de vista clínico, se considera que una cepa bacteriana es sensible a un antibiótico cuando las in- fecciones causadas por ella y tratadas con las dosis habi- tuales del antibiótico responden satisfactoriamente. Son resistentes las cepas en las que es improbable un buen re- sultado terapéutico con las dosis máximas. Y son mode- radamente sensibles las cepas bacterianas que exigen un incremento de la dosis habitual para conseguir su elimi- nación. El ejemplo de mayor interés terapéutico en la ac- tualidad es el Streptococcus pneumoniae y su sensibilidad a la penicilina (v. cap. 64). Junto al factor concentración también es preciso con- siderar el factor tiempo, o duración del contacto del an- tibiótico con el germen. Para ello, además de la accesibi- lidad del antibiótico al órgano o tejido en el que se asienta la infección, se deben tener en cuenta las propiedades far- macocinéticas que establecen las constantes de distribu- ción y, sobre todo, de eliminación, lo que condiciona el ritmo de administración. Además, es importante tener en cuenta que la inhibi- ción del crecimiento bacteriano se mantiene durante un tiempo determinado después de la exposición del micro- organismo al antibiótico. Este efecto persistente, deno- minado efecto postantibiótico (PAE), se observó poco tiempo después de la introducción de la penicilina en te- rapéutica, al comprobar que estafilococos expuestos a pe- nicilina G durante 20 min y transferidos después a un me- dio libre de antibiótico, no recuperaban el crecimiento normal hasta pasadas 1-3 horas. Este hecho ha sido 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1063 demostrado posteriormente por numerosos autores para la mayor parte de los antibióticos con diferentes especies bacterianas, constituyendo la base para la administración de antibióticos de semivida de eliminación corta con in- tervalos de 12 o 24 horas. La persistencia de la acción an- tibacteriana mantenida tras la exposición al antibiótico y una vez que éste ha desaparecido del medio, parece que es mayor para los fármacos que inhiben la síntesis de pro- teínas que para los que inhiben la síntesis de la pared bac- teriana. La duración del PAE se ha relacionado, como ocurre con la actividad antibacteriana, con la concentración que un determinado antibiótico alcanza en el lugar de la in- fección; aminoglucósidos y fluorquinolonas son buenos ejemplos de agentes con marcada actividad bactericida y PAE concentración-dependientes, pero también el tiempo durante el cual el microorganismo está expuesto a la acción del antibiótico parece que es importante. La mayor parte de los investigadores consideran en la ac- tualidad que ambos parámetros, concentración de anti- biótico y tiempo de exposición, influyen de forma similar en el PAE. Asimismo, se ha sugerido que cuando se administran asociaciones de antibióticos, el PAE resultante podría ser la suma del producido por cada uno de los antibióticos cuando se administran por separado y que las bacterias previamente tratadas con concentraciones suprainhibito- rias de antibióticos, mientras se encuentran en la fase de PAE, son muy sensibles a concentraciones subinhibitorias (sub-MIC) de agentes anti- bacterianos. Estas concentraciones subinhibitorias, en estas circuns- tancias, no sólo podrían retrasar el crecimiento bacteriano, sino tam- bién ejercer una acción bactericida. Sin embargo, también se ha comprobado en E. coli y K. pneumoniae una disminución en la activi- dad bactericida de b-lactámicos, aminoglucósidos o quinolonas mien- tras dichas bacterias se encontraban en fase de PAE provocada por ri- fampicina. La duración del PAE in vivo puede ser modificada por Tabla 63-1. Duración del ef Antibiótico Estafilococos S. pneumoniae E. faecalis 1. Inhibidores de la síntesis de la pared Aztreonam – – – Cefalosporinas +/++ ++ Glucopéptidos ++ – ++ Imipenem +++ +++ Penicilinas ++/+++ ++/+++ +/++ 2. Inhibidores de la síntesis de proteínas o ácidos nucleicos Aminoglucósidos ++/+++ – – Fluorquinolonas ++/+++ – +/++ Macrólidos +++ +++ – Rifampicina +++ – – Sulfamidas ++ – – Tetraciclinas ++ – ++ Trimetoprima ++ – – –: < 0,5 h; +: 0,5-1,5 h; ++: 1,5-3,0 h; +++: > 3 h. Modificado de Zhanel, 1994. varios factores: tamaño del inóculo, pH, tiempo de ex- posición al antibiótico, concentración de antibiótico al- canzada en el sitio de la infección, medio en el que se en- cuentra el antibiótico, etc. El mecanismo por el que se produce este efecto no se conoce bien en la actualidad, aunque en el caso de la eritromicina, las tetraciclinas o el cloranfenicol se ha sugerido que podría reflejar el tiempo requerido para que el fármaco se libere de su unión al ribosoma y difunda al espacio extracelular. En el caso de los b-lactámicos que se unen a proteínas, mu- chas de las cuales son enzimas que intervienen en la sín- tesis de la pared bacteriana, el PAE podría reflejar el tiempo requerido por la bacteria para sintetizar nuevas enzimas. En la tabla 63-1 se indican algunos antibióticos y sus correspondientes PAE sobre diferentes especies bacterianas. 3. Mecanismo de acción A lo largo de los sucesivos capítulos se detallan los me- canismos bioquímicos por los que los antibióticos alteran la biología de los microorganismos. Se pueden resumir en los siguientes: a) Inhibición de la síntesis de la pared celular, en fa- ses diversas de la síntesis: b-lactámicos, fosfomicina, ci- closerina, vancomicina, bacitracina (v. fig. 64-5). b) Desorganización de la membrana citoplásmica, lo que conduce a la desintegración celular: polimixinas, an- fotericina B y nistatina. c) Inhibición de la síntesis de proteínas, por actuar sobre ribosomas; en la iniciación (subunidad 30 S): te- traciclinas; en la elongación (subunidad 50 S): cloran- fenicol, eritromicina y lincosaminas; en ambas, con muerte bacteriana: aminoglucósidos. d) Interferencia en la síntesis y/o el metabolismo de ecto postantibiótico in vitro S. pyogenes P. aeruginosa E. coli K. pneumoniae E. cloacae – – + + – 0/+ +/++ +/++ +/++ – – – – – +++ +++ ++/+++ +++ ++ – – – – +++ +++ ++ ++ – +++ +++ +++ ++/+++ +++ – – – – – ++/+++ +++ ++/+++ – – – –/+ –/+ – – – ++/+++ – – – – –/+ –/+ – 1064 Farmacología humana los ácidos nucleicos: rifampicina (ARN-polimerasa ADN-dependiente), quinolonas (ADN-girasas), metro- nidazol y antivíricos. e) Antimetabolitos que bloquean la síntesis de ácido fólico: sulfamidas, sulfonas, pirimetamina y trimetoprima (v. cap. 68). 4. Resistencia bacteriana Hay grupos bacterianos que no son afectados por un antibiótico, bien porque carecen del sitio de acción del antibiótico o porque es inaccesible. Esta situación se de- fine diciendo que la bacteria es insensible o presenta re- sistencia natural. Todos los aislamientos de esta bacteria son resistentes a ese antibiótico de forma constante. Otras especies son susceptibles al antibiótico, pero esto no impide que, por diferentes razones, se aíslen ocasio- nalmente variantes que no lo son y que crecen normal- mente en presencia del antibiótico. En este caso se habla de resistencia adquirida. Los primeros casos de resistencia se detectaron poco tiempo después de iniciarse el empleo de las sulfamidas y los antibióticos. Su aparición es una consecuencia de la capacidad de las bacterias, como todos los seres vivos, de evolucionar y adaptarse al medio en que habitan. Desde la aparición de las primeras cepas resistentes,la intro- ducción de nuevos antibióticos es correspondida por la aparición de bacterias capaces de resistir a ese antibió- tico. La aparición de cepas resistentes puede ocurrir lo- calmente en una determinada especie y en una situación geográfica. Sin embargo, la capacidad bacteriana para compartir su información genética acaba diseminando la resistencia a otros géneros y la movilidad actual de la po- blación se encarga de diseminar por el planeta las cepas resistentes. La resistencia es cruzada cuando aparece resistencia simultánea a varios antibióticos de un mismo grupo que poseen estructura similar (resistencia cruzada homóloga) o antibióticos que tienen un mecanismo de acción pare- cido (resistencia cruzada heteróloga) o bien comparten el mismo sistema de transporte. La resistencia cruzada entre dos antibióticos puede ser recíproca, si la resisten- cia a uno entraña la resistencia a otro, y viceversa, o bien unidireccional si sólo se provoca en un sentido. En la actualidad, la incidencia de cepas resistentes en algunas especies bacterianas es tan alta que frecuente- mente conlleva problemas de tratamiento, lo que puede ser muy peligroso en el caso de infecciones como la tu- berculosis. Aunque este problema es especialmente grave en el medio hospitalario, las bacterias resistentes son ubi- cuas y se encuentran tanto en portadores sanos como en bacterias ambientales que pueden constituir reservorios de bacterias resistentes. Hay pocas dudas de que la principal causa de este pro- blema haya sido el abuso de los antibióticos en la prác- tica médica y en otros sectores, como la ganadería, donde los antibióticos se han usado de forma masiva como adi- tivo en los piensos. 4.1. Origen de la resistencia La resistencia implica necesariamente un cambio ge- nético en la bacteria. Se denomina gen de resistencia a aquel que posee la nueva capacidad de conferir resisten- cia a un antibiótico a la bacteria que lo posee. Existen básicamente dos mecanismos para explicar la aparición de un gen de resistencia a un antibiótico: a) Un gen de resistencia puede aparecer por muta- ción de un gen bacteriano que posee una actividad dife- rente. Por ejemplo, un gen que codifica para una aceti- lasa puede producir por mutación una proteína con especificidad alterada que es capaz de acetilar el cloran- fenicol. La bacteria que posee ese gen mutado será re- sistente al cloranfenicol. El gen pasará a ser un gen de resistencia a cloranfenicol y su producto una cloranfeni- col-acetiltransferasa. b) Otro posible origen de los genes de resistencia a antibióticos son las propias bacterias productoras de an- tibióticos. No se debe olvidar que antibióticos como la es- treptomicina son producidos por bacterias del género Streptomyces y que estas bacterias son bacterias del suelo, naturalmente resistentes a los antibióticos que ellas mis- mas producen. Los estreptomicetos coexisten en el suelo con otras especies a las que han podido transferir sus ge- nes de resistencia, lo que les ha permitido sobrevivir en presencia de antibióticos naturales, de ahí que los genes de resistencia puedan diseminarse a cualquier otra bac- teria. La mutación y la movilidad de la información genética en bacterias son mecanismos clave en la aparición y di- seminación de la resistencia a antibióticos. Las mutaciones son cambios en la secuencia de nucleó- tidos que ocurren naturalmente por fallos de las polime- rasas o por efecto de agentes como mutágenos químicos o la luz ultravioleta a la que las bacterias están frecuen- temente expuestas. Un cambio en el ADN puede produ- cir una alteración en la secuencia de aminoácidos de una proteína que, como se ha explicado anteriormente, puede modificar la actividad de esa proteína. Las mutaciones pueden ocurrir en regiones no codificantes sino regula- doras, como los promotores, que promueven y regulan la transcripción de los genes. Estas mutaciones pueden pro- ducir la síntesis de una cantidad inusualmente alta o baja de una enzima, lo que también puede resultar en un fe- notipo de resistencia. Se acepta habitualmente que las mutaciones ocurren al azar sin estar favorecidas por la existencia de un anti- biótico. El papel del antibiótico es seleccionar las muta- ciones al constituir una fuerza selectiva que sólo favorece a los mutantes resistentes al antibiótico. Por lo tanto, en sentido estricto, el uso de los antibióticos no ha determi- nado la aparición de mutantes resistentes sino que los ha 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1065 seleccionado y ha producido su éxito evolutivo. En algunos casos, una sola mutación es suficiente para la aparición del fenotipo resistente de alto nivel como es el caso de la resistencia ribosómica a la estreptomicina; en otros casos, la aparición del fenotipo resistente re- quiere la aparición de mutaciones sucesivas, como ocu- rre con la resistencia a las nuevas penicilinas, por acu- mulación de mutaciones en un gen de resistencia inicial o en una serie de genes diferentes. Un mecanismo habi- tual es que los genes de resistencia más primitivos sirvan de sustrato para la aparición por mutación de nuevos genes que confieren resistencia a nuevos antibióticos desarrollados a partir del antibiótico original. Esto es particularmente notable en el caso de las b-lactamasas (cap. 64). 4.2. Movilidad de los genes de resistencia Tenemos que suponer que los genes de resistencia a antibióticos, como los demás, originalmente se encuen- tran localizados en el cromosoma bacteriano. Esto con- tinúa siendo cierto para determinados genes de resisten- cia como es el caso de la resistencia a ácido nalidíxico o a rifampicina, y para todos los antibióticos en especies como Mycobacterium tuberculosis. Sin embargo, una ca- racterística habitual de muchos genes de resistencia es su localización en elementos extracromosómicos autóno- mos que se denominan plásmidos, y específicamente plás- midos R. Los plásmidos tienen habitualmente la capaci- dad de transferirse de una bacteria a otra por el proceso de la conjugación bacteriana. La conjugación es posible entre bacterias de diferentes géneros e incluso de dife- rente carácter Gram (conjugación interGram). Los plás- midos son un mecanismo general de transferencia gené- tica cuya existencia se demostró en bacterias de la era preantibiótica, que los albergaban tan frecuentemente como las bacterias actuales. Por lo tanto, los plásmidos han servido simplemente de vehículo para la disemina- ción de los genes de resistencia. Una cuestión importante es determinar cómo los genes de resistencia han «de- sembarcado» en plásmidos desde su posición cromosó- mica original. El principal mecanismo de este proceso lo han pro- porcionado los trasposones o elementos trasponibles. Un trasposón es un elemento genético presente en la mayo- ría de las bacterias (si no en todas), capaz de moverse de una posición a otra del cromosoma o de un cromosoma a un plásmido dentro de una misma bacteria. Los tras- posones inicialmente no poseen genes de resistencia, pero no es difícil explicar la incorporación de uno o varios ge- nes de resistencia en un trasposón. En las bacterias actuales encontramos trasposones que contienen uno o varios genes de resistencia, en innumerables combina- ciones, tanto en plásmidos como en el cromosoma. Tam- bién existen trasposones conjugativos que combinan la capacidad de trasponer con la de transferirse de bacteria a bacteria. La diseminación de los genes de resistencia desde una posición cromosómica inicial hasta las numerosas locali- zaciones en las que ahora podemos encontrarlos ha sido posible en gran medida gracias a la colaboración de estos dos elementos: plásmidos y trasposones. Se conocen algunos casos, como la resistencia a peni- cilina en enterococos, en los que el gen de resistencia es cromosómico, pero su análisis revela que ha sido adqui- rido de otra especie sin que sea evidente la colaboración de plásmidos o trasposones. Estos casos podrían expli-carse por la adquisición del gen de otra bacteria, por otro proceso como la transformación o la transducción por un bacteriófago y la posterior incorporación en su propio cromosoma por recombinación homóloga. 4.3. Mecanismos generales de resistencia a antibióticos El número de genes de resistencia a antibióticos iden- tificados hasta la fecha es inmenso, pero los mecanismos mediante los cuales producen resistencia se pueden agru- par en unos pocos mecanismos generales: a) Bloqueo del transporte del antibiótico. Se consigue resistencia a la fosfomicina por pérdida del sistema de transporte del glicerol-fosfato que es el que usa la fosfo- micina para alcanzar el interior de la bacteria. b) Modificación enzimática del antibiótico. El clo- ranfenicol se inactiva por acetilación catalizada por una cloranfenicol-acetiltransferasa. c) Expulsión del antibiótico por un mecanismo activo de bombeo. La tetraciclina se expulsa de forma activa del interior de las bacterias resistentes. d) Modificación del blanco o sitio de acción del anti- biótico. La metilación del ARN23S en una posición es- pecífica confiere resistencia a los macrólidos que no pue- den fijarse al ribosoma y producir su efecto inhibitorio. e) Producción de una enzima alternativa que evita el efecto inhibitorio (bypass). La resistencia a trimetoprima se consigue produciendo una dihidrofolato-reductasa nueva que deja sin efecto la inhibición de la dihidrofo- lato-reductasa normal de la bacteria. Puede ocurrir que un mismo gen confiera resistencia a varios anti- bióticos del mismo grupo (un gen bla produce una b-lactamasa que inac- tiva varios antibióticos b-lactámicos) o a varios antibióticos diferentes (genes mar que producen resistencia a varios antibióticos por altera- ción del transporte). En estos casos hablamos de resistencias cruzadas. No hay que confundir esta situación con otra en que se observa resis- tencia a varios antibióticos por acumulación de varios genes de resis- tencia diferentes. En estos casos hablamos de resistencia múltiple o mul- tirresistencia. Tampoco es extraño que en una misma bacteria concurran simultáneamente dos mecanismos diferentes de resistencia al mismo antibiótico produciendo CMI muy altas. La resistencia a fosfomicina se consigue por bloqueo del transporte o por inactivación del antibióti- co. En ambos casos, la CMI de las cepas resistentes es del orden de 0,1 mg/ml. Cuando en una bacteria concurren los dos mecanismos de resistencia a fosfomicina, la CMI puede ser mayor que 5 mg/ml. 1066 Farmacología humana 4.4. Soluciones al problema de la resistencia Como se esbozó al principio del tema, la resistencia en gérmenes que producen infecciones graves constituye un problema sanitario muy serio. No es extraño aislar cepas que son resistentes a todos los antibióticos generalmente en uso. Durante las últimas décadas se desarrollaron nue- vos antibióticos, generalmente derivados de los primiti- vos, con actividad antibacteriana ampliada. A ello las bac- terias han respondido generando nuevas versiones de los genes de resistencia. Si se tiene en cuenta que el problema de la resistencia es el resultado de la capacidad innata de las bacterias de adaptarse al medio, esto no debería ex- trañarnos y además permite predecir que, por muy inge- niosos que seamos diseñando nuevos antibióticos, exis- ten pocas posibilidades de evitar la aparición de gérmenes resistentes. El conocimiento de los mecanismos de resistencia sugirió el diseño de fármacos que inhibiesen esos me- canismos (p. ej., inhibidores de enzimas inactivantes de antibióticos). Las bacterias evolucionaron produciendo nuevas enzimas inactivantes que no eran inactivadas por los inhibidores. Se están investigando nuevas alternativas a los antibióticos para la terapia antiinfecciosa, pero es más que probable que las bacterias acaben ganando tam- bién esta batalla. Por lo tanto, es más razonable actuar sobre el otro lado del problema, es decir, reducir la pre- sión selectiva tan brutal que nosotros introducimos con el uso masivo de los antibióticos. Se ha de evitar el uso inapropiado y masivo de los antibióticos, procurando te- ner el mejor conocimiento de los mecanismos de resis- tencia y de sus bases microbiológicas y genéticas; esto debe ser tenido muy en cuenta a la hora de determinar el uso de los antibióticos más apropiados en cada caso. 5. Selección del antibiótico El aumento progresivo en el número de antibióticos disponibles implica con frecuencia mayor dificultad en su empleo, ya que exige conocer con detalle sus diversos as- pectos: actividad antibacteriana, características farmaco- cinéticas, toxicidad, etc. No es de extrañar, por lo tanto, que en ocasiones se utilicen incorrectamente y que, como consecuencia, disminuya su eficacia terapéutica, se favo- rezca la aparición de resistencias bacterianas, aumente en los pacientes la incidencia de reacciones adversas, sobre todo las sobreinfecciones, y se incremente el costo de los tratamientos, al utilizar, de forma muchas veces innece- saria y al amparo de una intensa promoción, los antibió- ticos más recientes. 5.1. Identificación etiológica Antes de iniciar el tratamiento con antibióticos es ne- cesario asegurar la etiología de la fiebre, ya que ésta no es necesariamente signo de infección y, aunque ésta exista, puede ser de etiología no tratable con antibióticos espe- cíficos (p. ej., infecciones víricas). Una vez confirmada, se debe investigar el microorganismo responsable por los datos clínicos y, siempre que sea posible, por estudios bac- teriológicos. En las infecciones graves, una vez estable- cido el diagnóstico de aproximación, mientras se esperan los resultados microbiológicos, se iniciará el tratamiento empírico con el antibiótico más eficaz y menos tóxico, valorando la posibilidad de utilizar una asociación de anti- bióticos cuando se considere necesario en las infecciones de ciertos órganos (v. 6). Ante los resultados del estudio bacteriológico se valorará la posibilidad de cambiar el tra- tamiento, teniendo en cuenta que dicho cambio sólo debe realizarse cuando la evolución clínica del paciente no sea favorable. Una vez identificado el germen y dado que puede ser sensible a varios antibióticos, se tendrá en cuenta su grado de sensibilidad mediante los métodos de valoración an- tes señalados. Se dará preferencia, en principio, a un an- tibiótico bactericida sobre otro bacteriostático, se prefe- rirán antibióticos de espectro reducido, siempre que sea posible, y se tendrán en cuenta su toxicidad y el precio del preparado. Junto a estos criterios generales, es necesario analizar todo un conjunto de factores que dependerá del paciente infectado. 5.2. Sitio de la infección Es el factor más importante que debe tenerse en cuenta, ya que condiciona no sólo el fármaco indicado sino la dosis y la vía de administración. Se trata, en prin- cipio, de conseguir que la concentración del antibiótico en el sitio de la infección alcance como mínimo la CMI adecuada para el germen infectante. La concentración que alcanza un fármaco en un tejido determinado de- pende de varios factores (v. caps. 4 y 5); de todos ellos, los más importantes son la irrigación del tejido, la ca- pacidad de difusión del fármaco en función de su lipo- solubilidad y su grado de ionización y la inactivación de- bida a la presencia de pus o fibrina. La mala irrigación de ciertos tejidos infectados es la causa de los fracasos terapéuticos en ciertas endocarditis que cursan con ve- getaciones, en las infecciones óseas y en las de tejidos des- vitalizados. La mala penetración de la barrera hema- toencefálica (BHE) impide la utilización de muchos antibióticos que podrían ser eficaces si sólo se atendiera a la CMI. La mayoría atraviesa con dificultad la BHE; ello sucede con los b-lactámicos, los aminoglucósidos, la eritromicina, la vancomicina y la anfotericina B (v. caps. correspondientes); cuando existe meningitis, la permea- bilidad aumenta y se pueden alcanzar concentraciones te- rapéuticas con algunos de ellos (penicilinaG y cefalos- porinas de tercera generación), mientras que con otros es necesario recurrir a la administración intratecal o intra- ventricular (p. ej., aminoglucósidos y vancomicina). Atra- viesan bien la BHE el cloranfenicol, las sulfamidas, la iso- niazida, la rifampicina y el cotrimoxazol. La penetración 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1067 de la BHE es más fácil en el recién nacido. Sin embargo, en ocasiones, como ocurre en las in- fecciones urinarias, la concentración de ciertos anti- bióticos en el lugar de la infección puede ser muy superior a la alcanzada en el plasma y en los tejidos, siendo el tiempo de contacto entre el antibiótico y el germen su- perior al que se derivaría de la semivida de eliminación. En consecuencia, en este caso pueden ser útiles algunos antibióticos a pesar de que sus CMI frente a determina- das bacterias sean elevadas o a pesar de que sus semivi- das biológicas sean muy cortas se puede prolongar el in- tervalo de administración. Por ejemplo, en el caso de los aminoglucósidos, cuya semivida de eliminación es de 2 horas aproximadamente en condiciones normales, se puede prolongar el intervalo de administración a 24 ho- ras para el tratamiento de infecciones urinarias, intervalo que es insuficiente en la mayor parte de los casos para tratar infecciones de otra localización a pesar del PAE demostrado. 5.3. Edad La edad influye de varias maneras: modificando las ca- racterísticas farmacocinéticas del producto o variando la sensibilidad del paciente frente a determinadas acciones tóxicas del antibiótico. La función renal varía con la edad (v. cap. 7): está dis- minuida en el prematuro y el recién nacido, se normaliza entre los 2 y los 12 meses, y vuelve a disminuir a medida que el organismo envejece; es preciso recordar que el aclaramiento de creatinina puede estar reducido en el an- ciano aun cuando el nitrógeno ureico o la creatinina sé- rica sean normales, de ahí que en el anciano se deban vi- gilar las reacciones que son concentración-dependientes, como las alteraciones neurológicas que producen las con- centraciones altas de b-lactámicos, la neutropenia de las penicilinas o la ototoxicidad de los aminoglucósidos. Es preciso tener en cuenta la escasa capacidad me- tabólica del recién nacido para inactivar el cloranfenicol, por lo que, si se administra a las dosis infantiles habitua- les, puede desencadenar el síndrome del niño gris (v. cap. 67). También en el recién nacido las sulfamidas pue- den competir con la bilirrubina en su fijación a la albú- mina, desplazarla y provocar hiperbilirrubinemia capaz de ocasionar ictericia nuclear (v. cap. 68). Las tetracicli- nas, debido a su avidez por el tejido óseo y dentario en formación, pueden perturbar el desarrollo y el creci- miento de estas estructuras de modo irreversible; por ello se deben evitar durante el embarazo, ya que pasan la pla- centa, y durante la infancia (v. cap. 67). La capacidad metabólica del hígado puede estar dis- minuida en el anciano, aun cuando no se objetive lesión alguna; se sabe, por ejemplo, que la hepatotoxicidad de la isoniazida aumenta con la edad. Finalmente, la edad puede contribuir a que haya va- riaciones en la secreción ácida del estómago, condi- cionando así la absorción de los antibióticos que pueden ser inactivados en un pH ácido. Se sabe que la acidez gás- trica es menor en los niños menores de 3 años y que la frecuencia de aclorhidria se eleva a partir de los 40 años; por lo tanto y puesto que la penicilina G es inactivada por la acidez, la absorción de este antibiótico y de otros b-lac- támicos por vía oral puede estar aumentada en los niños pequeños y en una proporción elevada de ancianos. 5.4. Embarazo y lactancia Puesto que todos los antimicrobianos atraviesan la ba- rrera placentaria en grado diverso, se debe tener en cuenta su posible acción sobre el feto. En la tabla 63-2 se resumen los principales efectos observados; en ella se puede apreciar también el alto grado de incertidumbre que existe en muchas ocasiones, ya que los efectos ob- servados en animales no son transferibles de modo lineal a la especie humana (v. cap. 7). Las penicilinas (con excepción de la ticarcilina), las ce- falosporinas y la eritromicina no son teratógenas y pue- den usarse en el embarazo. El metronidazol y la ticarcilina son teratógenos en animales, por lo que es mejor evitar- los; no se conoce la potencialidad teratógena de la ri- fampicina y la trimetoprima. Ya se ha indicado la acción tóxica de las tetraciclinas sobre los dientes y huesos del feto; a ello se suma la hepatotoxicidad que pueden pro- vocar en embarazadas, sobre todo si existe insuficiencia renal previa. Teóricamente, los aminoglucósidos pueden llegar a lesionar la función auditiva del feto, pero este efecto sólo se ha comprobado en el caso de la estrepto- micina administrada a madres con tuberculosis en las que el tratamiento es prolongado. Aunque todos los antimicrobianos pasan a la leche, la mayoría se encuentra en concentraciones inferiores a las del plasma materno. Puesto que el pH de la leche es más ácido que el del plasma, se concentrarán más los fárma- cos que se ionicen como bases, lo que ocurre con la eri- tromicina, el metronidazol, el cotrimoxazol, la lincomi- cina y la isoniazida. Pero, aunque su concentración sea baja, se debe evitar la presencia en la leche de sulfamidas y ácido nalidíxico por el riesgo de producir hemólisis en lactantes con deficiencia de glucosa-6-fosfato-deshidro- genasa (G-6-PD) (v. cap. 9), de cloranfenicol en las pri- meras semanas del lactante y de metronidazol por el pe- ligro de toxicidad neurológica. Las tetraciclinas presentes en la leche materna se absorben con dificultad, pues sue- len estar queladas. 5.5. Función renal El impacto de la insuficiencia renal sobre la elimi- nación de los antibióticos depende del grado en que és- tos son excretados en forma activa por el riñón, sea por filtración, por secreción o por ambos mecanismos. El he- cho de no tener en cuenta la reserva funcional renal del paciente ha sido y es origen de numerosas intoxicaciones 1068 Farmacología humana Tabla 63-2. Utilización de fármacos a Fármacos Toxicidad en el e Antibacterianos Ácido nalidíxico Desconocida. En animales inmad En recién nacidos, aumento de Aminoglucósidos Dosis altas pueden producir ototo Azitromicina Ninguna conocida Aztreonam Ninguna conocida Cefalosporinas Ninguna conocida Claritromicina Toxicidad en animales Clindamicina No se conoce Cloranfenicol Desconocida. En el niño, «síndro Cotrimoxazol Véase trimetoprima Dapsona No se conoce; carcinógena en rat hemolíticas en recién nacidos c Eritromicina No se conoce Espectinomicina No se conoce Fluorquinolonas Ortropatía en animales Imipenem-cilastatina Tóxico en algunos animales emba Metenamina No se conoce Metronidazol Ninguna conocida; carcinógeno e Nitrofurantoína Anemia hemolítica en recién nac Norfloxacino Artropatía en animales inmaduro Penicilinas Ninguna conocida Penicilina + inhibidores Ninguna conocida b-lactamasas Sulfamidas Hemólisis en recién nacidos con d aumento de riesgo de ictericia n teratogenia en algunos animale Tetraciclinas Decoloración y displasia dentaria óseo en fetos. Toxicidad hepáti embarazadas con mala función cación Timetoprima Teratógeno en ratas; antagonista y cotrimoxazol Vancomicina Ninguna conocida Antimicobacterias Capreomicina No se conoce ninguna Cicloserina No se conoce Dapsona Toxicidad en animales Estreptomicina Posible lesión ototóxica en feto Etambutol No se conoce ninguna. Teratógen Etionamida Teratógena en animales Isoniazida Embriocida en algunos animales Pirazinamida Se desconoce Rifampicina Teratógena en animales Antifúngicos sistémicos Anfotericina B No se conoce ninguna Flucitosina Teratógena en ratas Fluconazol Toxicidad en animales Griseofulvina Embriotóxica y teratógena en ani roedores Itraconazol Toxicidad en animales Ketoconazol Teratógeno y embriotóxico en ra Miconazol No se conoceninguna Nistatina No se conoce ntimicrobianos durante el embarazoa mbarazo Recomendación uros produce artropatía. Contraindicado presión intracraneal xicidad Precaución Probablemente inocuo Probablemente inocuo Probablemente inocuas Evitar Precauciónb me gris» Precauciónb particularmente a término as y ratones; reacciones Precauciónb particularmente a on deficiencia en G-6-PD término Probablemente inocua Probablemente inocua Evitar razados Precauciónb Probablemente inocua n ratas y ratones Precauciónb idos con déficit de G-6-PD Precauciónb, contraindicada en embarazo a término s Contraindicado Probablemente inocuas Probablemente inocuas eficiencia de G-6-PD; Precauciónb, contraindicadas uclear en recién nacidos; en embarazo a término s , inhibición de crecimiento Contraindicadas ca y uremia en uso IV a renal o por sobredosifi- de folatos Precauciónb Probablemente inocuo Precauciónb Precauciónb Precauciónb Precauciónb o en animales Precauciónb Precauciónb Precauciónb Precauciónb Precauciónb Probablemente inocua Precauciónb Precauciónb males; carcinógena en Contraindicada Precauciónb tas Precauciónb Precauciónb Probablemente inocua 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1069 Tabla 63-2. (C Fármacos Toxicidad en el em Antivíricos sistémicos Aciclovir Ninguna conocida Amantadina Teratógena y embriotóxica en rat Didanosina Ninguna conocida Foscarnet Toxicidad en animales Ganciclovir Toxicidad en animales Lamivudina Toxicidad en animales Ribavirina Mutágena, teratógena, embrioleta y, posiblemente, carcinógena en Saquinavir Ninguna conocida Stavudina Toxicidad en animales Vidarabina Teratógena en ratas y conejos Zalcitabina Toxicidad en animales Zidovudina Desconocida; mutágena in vitro Antiparasitarios Cloroquina Ninguna conocida a dosis recome malaria Crotamitón No se conoce Deshidroemetina No está establecida, pero se sabe Diloxánido No está definida su seguridad Emetina No está establecida, pero se sabe Furazolidona No se conoce ninguna. Es carcinó lisis en recién nacidos con defic Hidroxicloroquina No se conoce ninguna a dosis reco de malaria Lindano Se absorbe por la piel. Toxicidad feto Mebendazol Teratógeno y embriotóxico en rat Metronidazol No se conoce ninguna. Carcinóge Niclosamida No se absorbe; se desconoce toxic Oxamniquina Embriocida en animales Paromomicina Se absorbe mal, se desconoce tox Pentamidina No está definida su seguridad Permetrina Se absorbe mal; se desconoce tox Piperazina Se desconoce Pirantel Se absorbe mal; se desconoce tox Piretrinas y butóxido Se absorben mal; se desconoce to de piperonilo Pirimetamina Teratógena en animales Pirimetamina + Teratógena en animales; aumenta sulfadoxina clear en recién nacido Praziquantel No se conoce ninguna Primaquina Hemólisis en déficit de G-6-PD Quinacrina No está definida su seguridad Quinina Dosis altas provocan aborto; hipo y sordera en el feto; se han desc anomalías de extremidades y vi Suramina Teratógena en ratones Tiabendazol No se conoce ninguna Yodoquinol No se conoce a De Medical Letter, 1987 y Sanford JP, 1996. b El término «precaución» significa que se debe utilizar sólo cuando hay una indic ontinuación.) barazo Recomendación Precauciónb as Contraindicada Probablemente inocua Precauciónb Precauciónb Precauciónb l en casi todas las especies Contraindicada animales Probablemente inocua Precauciónb Precauciónb Precauciónb Precauciónb ndadas para profilaxis de Probablemente inocua a dosis bajas Precauciónb que es cardiotóxica Contraindicada Precauciónb que es cardiotóxica Contraindicada gena en roedores. Hemó- Precauciónb. Contraindicada iencia en G-6-PD al final mendadas para profilaxis Probablemente inocua a dosis bajas potencial en el SNC del Contraindicado as Precauciónb no en ratas y ratones Precauciónb idad en el feto Probablemente inocua Contraindicada icidad en el feto Probablemente inocua Precauciónb icidad en el feto Probablemente inocua Precauciónb icidad en el feto Probablemente inocuo xicidad en el feto Probablemente inocuos Precauciónb el riesgo de ictericia nu- Precauciónb, sobre todo al final Probablemente inocuo Contraindicada Precauciónb plasia del nervio acústico Contraindicado rito alteraciones visuales, scerales Precauciónb Precauciónb Precauciónb ación poderosa en ausencia de otro tratamiento alternativo. 1070 Farmacología humana Tabla 63-3. Modificación en la dosificació t1/2 plasmática (horas) Antibiótico Normal IRa 1. Reducción importante de la dosis requerida Amantadina 15-20 > 168 Amikacina 2 44-86 Estreptomicina 2-3 100-110 Flucitosina 3-6 70 Gentamicina 2 48-72 Kanamicina 3 30-80 Netilmicina 2,5 33 Tobramicina 2-3 56-72 Vancomicina 6 240 2. Reducción moderada de la dosis requerida Aciclovir 2-2,5 20 Azlocilina 1,0 5 Aztreonam 1,7-2,0 6-8,7 Carbenicilina 0,5-1,0 12,5 Cefalexina 1,0 5-30 Cefalotina 0,5 3-18 Cefapirina 0,9 2,4 Cefazolina 1,9 32 Cefmenoxima 0,8 7,6 Cefmetazol 0,8 15 Cefoxitina 0,7-1,0 22 Cefradina 0,7 8-15 Cefsulodina 1,9 13 Ceftazidima 1,8 16-25 Ceftizoxima 1,7 25-36 Cefuroxima 1,4-1,8 20 Fluconazol 30,0 — Ganciclovir 2,7 29 Imipenem 0,8-1,0 3,5 Moxalactam 2,2 19 Norfloxacino 4,0 8 Ofloxacino 8,0 35 Penicilina G 0,5 7-10 Teicoplanina 45,0 61 Ticarcilina 1-1,5 13 Trimetoprima (TMP) 11,0 25 Sulfametoxazol (SMX) 9,0 27 3. Reducción escasa o nula de la dosis requerida Amoxicilina 1,0 16 Ampicilina 0,5-1,0 8-20 Anfotericina B 10-18 40 Cefixima 3,1 — Cefoperazona 1,6-2,4 2,2 Cefotaxima 1,5 2,7 Ceftriaxona 8,0 12-15 Ciprofloxacino 3-5 5-10 Clindamicina 2,4 6,0 Cloranfenicol 2-3 3-4 Cloxacilina 0,5 0,8 Doxiciclina 18,5 20,9 Eritromicina 1,4 5,6 Etambutol 4,0 8,0 Etionamida 2-4 7,0 Isoniazida 1,5 1,3-10,7 6 n de antibióticos en la insuficiencia renal Dosis Intervalo entre Inicial Siguientes dosis (horas) 200 mg 100-200 mg 7 días 7,5 mg/kg 0,75 mg/kg 12-24 0,5 g (IM) 0,25 g 36 28,5 mg/kg 15 mg/kg 24 1,7 mg/kg 0,17 mg/kg 8-12 7,5 mg/kg 0,75 mg/kg 12 2,0 mg/kg 0,2 mg/kg 8-12 2,0 mg/kg 0,17 mg/kg 8-12 15 mg/kg 1,5 mg/kg 24 6,2 mg/kg 6,2 mg/kg 24 45 mg/kg 45 mg/kg 12 30 mg/kg 7,5 mg/kg 6 75 mg/kg 28 mg/kg 8 15 mg/kg 2 mg/kg 12 30 mg/kg 7,5 mg/kg 12 15 mg/kg 15 mg/kg 12 15 mg/kg 4 mg/kg 12 15 mg/kg 10 mg/kg 24 15 mg/kg 15 mg/kg 24 15 mg/kg 15 mg/kg 24 15 mg/kg 7,5 mg/kg 12 30 mg/kg 7,5 mg/kg 12 30 mg/kg 7,5 mg/kg 24 30 mg/kg 7,5 mg/kg 24 15 mg/kg 15 mg/kg 24 200-400 mg 50-100 mg 24 5 mg/kg 1,25 mg/kg 24 15 mg/kg 7,5 mg/kg 12 25 mg/kg 7,5 mg/kg 12 400 mg 400 mg 24 400 mg 200 mg 48 30.000 U/kg 10.000 U/kg 8 6 mg/kg 2 mg/kg 24 45 mg/kg 28 mg/kg 12 2 comprimidos 1 comprimido (400 mg de SMX y 80 mg de TMP) 12 30 mg/kg 15 mg/kg 12 30 mg/kg 15 mg/kg 12 0,5 mg/kg 0,5 mg/kg 1-2 días 400 mg 200 mg 24 30 mg/kg 20 mg/kg 12 30 mg/kg 30 mg/kg 12 15 mg/kg 15 mg/kg 24 750 mg 750 mg 24 8,5 mg/kg 4,0 mg/kg 6 10 mg/kg 10 mg/kg 6 15 mg/kg 15 mg/kg 4-6 200 mg/kg 100 mg 24 7 mg/kg 7 mg/kg 6 15 mg/kg 5 mg/kg 24 0,5-1,0 g 0,5-1,0 g 24 5 mg/kg 5 mg/kg 24 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1071 por antibióticos; con ello no se pretende desaconsejar la utilización de un antibiótico si está indicado realmente, cuando basta con adaptar la dosis al grado de insuficien- cia renal. Esto se consigue mediante la reducción de cada dosis o la prolongación del intervalo interdosis, siendo este último procedimiento el más utilizado. Puesto que la eliminación renal difiere según los anti- bióticos, conviene distribuirlo en función del grado de ex- creción. Existen diversos nomogramas para calcular la dosis se- gún el grado de insuficiencia renal (v. cap. 8). En las ta- blas 63-3 y 63-4 se exponen, a título orientativo, las dosis recomendadas para los diversos grupos de antibióticos en la insuficiencia renal grave y en situaciones que requie- ren hemodiálisis o diálisis peritoneal. Como puede verse, en la mayor parte de los casos, la modificación consiste en una reducción de las dosis,aumentando ligeramente el intervalo de administración. En casos de insuficiencia renal con ClCr > 5 ml/min son necesarias dosis mayores, que deben calcularse teniendo en cuenta el aclaramiento de creatinina en cada paciente. En cualquier caso, y especialmente para los antibióticos con toxicidad do- sis-dependiente, el ajuste de la dosis debe hacerse de forma individualizada mediante la monitorización de los niveles plasmáticos. 5.6. Función hepática En caso de insuficiencia hepática se debe reducir la do- sis de los antibióticos que se eliminan por metabolización en el hígado; tal es el caso del cloranfenicol, los macróli- dos y las lincosaminas. La semivida de la rifampicina y de la isoniazida está prolongada también en los pacientes Tabla 63-3. (C t1/2 plasmática (horas) Antibiótico Normal IRa Ketoconazol 8,0 7,0 Meticilina 0,5 4,0 Metronidazol 6-14 8-15 Mezlocilina 1,1 1,6 Oxacilina 0,5 2,0 Pefloxacino 7-10 12,0 Piperacilina 1,3-1,5 1,2-3,1 Rifampicina 2-3 2-5 Zidovudina 1,0 1,6 4. Antibióticos contraindicados Ácido nalidíxico 1,5 21 Bacitracina 1,5 ? Metenamina 3-6 ? Nitrofurantoína 0,3 1,0 Tetraciclina 8,5 57-108 a Insuficiencia renal grave (ClCr < 5,0 ml/min). De Sanford JP, 1996. con cirrosis. Asimismo, la concentración biliar de los an- tibióticos que se eliminan por esta vía puede disminuir en los pacientes con enfermedad hepática o con obstrucción biliar, como es el caso de la ampicilina y la nafcilina. Debe considerarse también la posibilidad de tener que administrar antibióticos potencialmente hepatotóxicos en enfermos con insuficiencia hepática. No existen nor- mas definidas porque se carece de datos seguros, pero pa- rece aconsejable prescindir en lo posible de estos fárma- cos, tanto más cuanto más activo sea el proceso hepático. Esto es particularmente necesario con la isoniazida, la ri- fampicina, las tetraciclinas, la pirazinamida, la griseoful- vina, la etionamida y el ketoconazol. En las tablas 63-5 a 63-7 se exponen los datos farmacocinéticos y la dosifi- cación de los antibióticos en la enfermedad hepática. 5.7. Peculiaridades idiosincrásicas La existencia de peculiaridades genéticas o metabólicas influye sobre el comportamiento terapéutico o tóxico del antibiótico. Tal ocurre, por ejemplo, con los pacientes que tienen un déficit de G-6-PD, en los que pueden ocasionar hemólisis las sulfamidas, la nitrofurantoína, la furazoli- dona, las sulfonas, el cloranfenicol y la cloroquina. En los acetiladores lentos, la isoniazida muestra mayor tenden- cia a producir neurotoxicidad. Por causas no bien conoci- das, la administración IM de antibióticos en los enfermos diabéticos presenta menor biodisponibilidad. 5.8. Otros factores Además, hay que tener en cuenta algunos factores lo- cales que pueden impedir la adecuada respuesta al trata- ontinuación.) Dosis Intervalo entre Inicial Siguientes dosis (horas) 200 mg 200-400 mg 24 30 mg/kg 30 mg/kg 4 7,5 mg/kg 7,5 mg/kg 6 50 mg/kg 25 mg/kg 6 15 mg/kg 15 mg/kg 4 400 mg 400 mg 12 50 mg/kg 50 mg/kg 12 600 mg/día 600 mg/día 24 200 mg 200 mg 4 1072 Farmacología humana miento: a) la existencia de pus o tejido necrótico repre- senta una dificultad para que el antibiótico alcance la con- centración suficiente en el sitio de la infección, siendo ne- cesaria, en la mayor parte de los casos, la limpieza quirúrgica de la zona; b) la existencia de procesos obs- tructivos (litiasis renal o biliar) que favorecen la estasis y el crecimiento bacteriano, dificultando la llegada del an- tibiótico al sitio de la infección; c) la presencia de cuer- pos extraños (material de sutura, prótesis, catéteres y son- das) que contribuyen a mantener la infección, quizá porque alteran localmente los mecanismos de defensa, y d) por último hay que tener en cuenta que la presencia de microorganismos anaerobios puede reducir la activi- dad de algunos antibióticos (p. ej., aminoglucósidos). Tabla 63-4. Dosis de antibióticos en he Antibiótico He Amikacina 5-7 mg/ Gentamicina 1-2 mg/ Netilmicina 2 mg/kg Cefazolina 0,5-1,0 Cefepima 1 g Cefotaxima y ceftizoxima 1 g Cefoxitina 1 g Ceftazidima 1 g Aztreonam 0,5 g Claritromicina 1 dosis Clindamicina No nec Eritromicina No nec Imipenem 250 mg Metronidazol 1 dosis Teicoplanina 1 dosis Trimetoprima 1 dosis Vancomicina 1 g/sem Amoxicilina 1 dosis Mezlocilina No nec Penicilina G 1 dosis Piperacilina 1 dosis Ticarcilina 3 g si G Ciprofloxacino 250 mg Ofloxacino 100 mg Etambutol 1 dosis Etionamida No nec Pirazinamida Si diális 24 h an Anfotericina B No nec Fluconazol 200 mg Flucitosina 1 dosis Aciclovir 1 dosis Famciclovir No hay Valaciclovir 1 dosis Didanosina 1 dosis Foscarnet 1 dosis Ganciclovir. Inducción: 5 mg/kg/12 h IV 1 dosis Mantenimiento: 5 mg/kg/24 h IV 0,6 mg/ Zidovudina 100 mg GFR: tasa de filtrado glomerular. De Sanford JP, 1996. 5.9. Monitorización De lo expuesto se desprende la conveniencia de mo- nitorizar los niveles plasmáticos de los antibióticos que presenten mayor problemática en su utilización. En el caso de los antibióticos, como para los restantes grupos terapéuticos, el objetivo de la monitorización es «lograr la mayor eficacia terapéutica con la menor toxicidad», cuando ambos están relacionados con la concentración de fármaco alcanzado; sin embargo, mientras que para los restantes fármacos la correcta dosificación debe ba- sarse exclusivamente en las características del paciente, que condicionan el comportamiento cinético del fármaco en el organismo, en el caso de los antibióticos además hay que tener en cuenta el tipo de microorganismo respon- modiálisis y diálisis peritoneal (CAPD) modiálisis (posdiálisis) Diálisis peritoneal kg 15-20 mg/l/día kg 3-4 mg/l/día 3-4 mg/l/día g 0,5 g/12 h — 1 g/día 1 g/día 0,5-1 g/día 1 dosis para GFR < 10 normal No necesita esita No necesita esita No necesita (repetir/12 h) 1 dosis para GFR < 10 normal 1 dosis para GFR < 10 normal para GFR < 10 1 dosis para GFR < 10 normal 1 dosis/24 h ana 1 g/semana normal 250 mg/12 h esita No necesita normal GFR < 10 1 dosis para GFR < 10 normal GFR < 10 1 dosis para GFR < 10 FR < 10 3 g/12 h /12 h 250 mg/8 h /12 h 1 dosis si GFR < 10 normal 1 dosis para GFR < 10 esita No necesita is 3/semana: 40 mg/kg — tes de diálisis esita 1 dosis para GFR < 10 1 dosis para GFR < 10 normal 0,5-1,0 g/24 h normal 1 dosis para GFR < 10 datos No hay datos para GFR < 10 1 dosis para GFR < 10 normal 1 dosis para GFR < 10 normal 1 dosis para GFR < 10 normal 1 dosis para GFR < 10 kg — 1 dosis para GFR < 10 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1073 sable, su sensibilidad a los antibióticos y la localización de la infección. La monitorización de los antibióticos, como ocurre con otros grupos terapéuticos, es necesaria: a) para antibióti- cos de índice terapéutico pequeño (aminoglucósidos y vancomicina); b) en pacientes en los que, a pesar de una Tabla 63-5. Variaciones farmacocinéticas de algunos antibió- ticos en la enfermedad hepática Antibiótico ClR ClNR Vd t1/2 Aztreonam ± ± ↑ ↑ Cefoperazona ↓ ↓ ↑ ↑↑ Cefotaxima ↓ ↓ ↑ ↑↑ Ceftriaxona – ↑ ↑ ↑ Mezlocilina ↓ ↑ Ofloxacino ↓ ↑ Pefloxacino ↓ ↑↑ Eritromicina ↓ ↓ ↑ ↑ Metronidazol ↓ ↑↑ Vancomicina ↓ ↓ ↓ ↑↑↑ ClR: aclaramiento renal; ClNR: aclaramiento extrarrenal; Vd: volumen de dis- tribución; t1/2: semivida de eliminación. Modificado de Westphal, 1993. Tabla 63-6. Antibióticos con concentración biliar igual o ma- yor a la plasmática 1. Antibacterianos Ampicilina Tetraciclinas Mezlocilina Eritromicina Piperacilina Clindamicina Cefoxitina Rifampicina Cefmetazol Ciprofloxacino Ceftriaxona Metronidazol Cefoperazona 2. Antifúngicos Anfotericina B De Sanford JP, 1996. Tabla 63-7. Antibióticos cuya dosis debe modificarse en dis- función hepática grave 1. Antimicrobianos Cefoperazona Cloranfenicol Eritromicina Isoniazida Clindamicina Metronidazol Rifampicina Pirazinamida 2. Antifúngicos Intraconazol Ketoconazol 3. Antivíricos Didanosina 4. Antiparasitarios Praziquantel De Sanford JP, 1996.dosificación aparentemente adecuada, la respuesta al tra- tamiento no es favorable; c) cuando existen variables por parte del paciente que puedan incidir sobre el nivel en equilibrio estacionario, incrementándose el riesgo de to- xicidad (p. ej., insuficiencia renal, recién nacidos y ancia- nos), y d) en tratamientos muy prolongados con antibió- ticos de toxicidad potencial elevada (p. ej., gentamicina en el tratamiento de la endocarditis bacteriana). Es importante tener en cuenta que la determinación de las concentraciones plasmáticas de antibióticos debe realizarse en dos muestras de sangre: la primera (con- centración mínima o valle) debe extraerse al final del in- tervalo de administración, inmediatamente antes de la ad- ministración de la dosis siguiente; la segunda muestra (concentración máxima o pico) a los 30 min de la admi- nistración de una dosis IV en el caso de los aminoglucó- sidos y a los 60 min de la administración IV de una dosis de vancomicina. La primera determinación debe reali- zarse una vez que el fármaco ha alcanzado la fase de equi- librio estacionario, lo que en el caso de los antibióticos ocurre muy rápidamente (aproximadamente a las 24 ho- ras de iniciado el tratamiento). El intervalo terapéutico es difícil de precisar, puesto que la concentración de an- tibiótico necesaria dependerá del germen responsable, de la CMI para un determinado antibiótico y de la localiza- ción de la infección; es fácil comprender que la concen- tración plasmática necesaria para el tratamiento de una infección urinaria con aminoglucósidos puede ser mucho más baja que si lo que se pretende tratar es una infección localizada en un tejido al que este grupo de antibióticos accede con dificultad (p. ej., una endocarditis o una osteo- mielitis). La concentración tóxica está, sin embargo, bas- tante bien establecida (para la gentamicina, por ejemplo, en el mínimo, nunca debe superar los 2 mg/ml), pero el fracaso terapéutico, en el caso de las infecciones, no siem- pre puede ser atribuido a concentraciones plasmáticas in- suficientes, sino a otros factores, como el desarrollo de resistencias, alteraciones en el órgano afectado que im- pidan la penetración del antibiótico, etc. 6. Asociaciones de antibióticos Al igual que ocurre con otros fármacos, es preferible por principio utilizar un único antibiótico para el trata- miento de una infección. Las ventajas de este principio son claras: se evitan riesgos tóxicos innecesarios, se re- duce el costo, disminuye la posible aparición de resisten- cias aunque, en casos de resistencia por un solo escalón, puede ocurrir exactamente lo contrario (p. ej., trata- miento de la tuberculosis). Cuando se analiza la acción de dos antibióticos sobre un cultivo bacteriano puro in vitro, aparecen las siguientes respuestas: a) Sinergia: la acción combinada de los antibióticos es mayor que la suma de ambas cuando se administran por separado. 1074 Farmacología humana Tabla 63-8. Profilaxis con antii Gérmenes Fármacos Infección responsables recomendad Meningitis Neisseria Rifampicina meningitidis Alternativas Minociclina Ciprofloxacino Ceftriaxona Haemophilus Rifampicina influenzae de tipo B Oftalmía del recién Gonococo Eritromicina (0, nacido Chlamydia o tetraciclina ( trachomatis nitrato de plat Tuberculosis Mycobacterium Isoniazida tuberculosis Celulitis recurrente Streptococcus Penicilina G grupo A benzatina Bacteriuria durante Escherichia coli Amoxicilina el embarazo Contacto sexual Gonococo Doxiciclina sospechoso Chlamydia ± de infección trachomatis Ceftriexona Alternativa Ceftriaxonaa Treponema Penicilina G pallidum benzatinaa Fiebre reumática Streptococcus Penicilina G grupo A benzatina Alérgicos a la pe eritromicina Cólera Vibrio cholerae Tetraciclina Diarrea de Escherichia coli Cotrimoxazol los viajeros Campylobacter o Shigella doxiciclina Salmonella Alternativas Ciprofloxacino Norfloxacino Endocarditis bacteriana Manipulaciones dentarias y de las vías respiratorias superiores a) Vía oral Amoxicilina En alérgicos Eritromicina a penicilinas nfecciosos en procesos médicos Dosis Dosis os en adultos en niños 600 mg/12 h (4 dosis) 10 mg/kg/12 h (4 dosis) 200 mg (1.a dosis) y 4 mg/kg (1.a dosis) y 100 mg/12 h (3 días) 2 mg/kg/12 h (3 días) 750 mg (dosis única) No recomendado 250 mg IM (dosis < 12 años: 125 mg única) (dosis única) 600 mg/12 h (4 dosis) 20 mg/kg/24 h (4 días) 5 %) 1-2 gotas 1 %) o a (1%) 300 mg/24 h 10 mg/kg/día (dosis máxima: 300 mg/día 1.200.000 U/4 semanas 500 mg/24 h (10 días) 100 mg/12 h (7 días) 125 mg 250 mg/24 h (7 días) 2.400.000 U (dosis única) 1.200.000 U/4 semanas < 25 kg, 600.000 U > 25 kg, 1.200.000 U (cada 4 semanas) nicilina: 30 mg/kg/día 250 mg/12 h 250 mg/6 h (5 días) < 10 años, 500 mg/día > 10 años, 1 g/día (5 días) 160 mg TMP y 10 mg TMP y 800 mg SMX/día 50 mg SMX/día 100 mg/día No recomendada 500 mg/día No recomendada 400 mg/día No recomendada 3 g, 1 h antes de la 50 mg/kg, 1 h antes de intervención y 1,5 g, la intervención y 6 h después 25 mg/kg, 6 h después 1 g, 2 h antes y 1,5 g, 20 mg/kg, 2 h antes y 6 h despuésb 10 mg/kg, 6 h después 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1075 b) Adición: la acción combinada es igual a la suma de las acciones independientes. c) Antagonismo: la acción combinada es inferior a la del producto más eficaz cuando se emplea solo. d) Indiferencia: la acción combinada no es más po- tente que la del producto más eficaz cuando se emplea solo. Está justificada la asociación de antibióticos en las si- guientes situaciones: a) Para impedir la aparición de resistencias a anti- bióticos. Se ha demostrado claramente su utilidad en el tratamiento de micobacterias, tanto la tuberculosa como la leprosa y otras atípicas (v. cap. 69). Es posible que evite también la resistencia a rifampicina en infecciones esta- filocócicas. b) Como terapéutica inicial. En pacientes inmuno- deprimidos o en infecciones graves cuya etiología aún no está determinada y se desea cubrir el espectro de la ma- nera más amplia posible. Tabla 63-8. (C Gérmenes Fármacos Infección responsables recomendado b) Vía parenteral Ampicilina (pacientes con alto + riesgo) gentamicina En alérgicos a Vancomicina las penicilinas Intervenciones gastrointestinales y genitourinarias a) Vía oral Amoxicilina b) Vía parenteral Ampicilina (pacientes de alto riesgo) + gentamicina En alérgicos a Vancomicina penicilinas + gentamicina a Algunos autores recomiendan la asociación de doxiciclina y ceftriaxona, tanto b Algunos autores consideran que una sola dosis es suficiente. c) En infecciones mixtas. Se dan sobre todo en in- fecciones peritoneales, pélvicas, en abscesos cerebra- les, en infecciones de inmunodeprimidos y algunas otras. d) Para reducir la toxicidad. En el caso de que la do- sis completa de un antibiótico produzca un efecto tóxico, cabría reducir el riesgo mediante una disminución de la dosis, completando el efecto con otro antibiótico. En la práctica, este caso es raro; se demostró claramente en la asociación de tres sulfamidas (sulfamerazina, sulfa- piridina y sulfametazina), cuya suma ejercía una acción antimicrobiana aditiva, pero reducía el riesgo de precipi- tación urinaria. Actualmente está en estudio la utili- zación de la asociación rifampicina-anfotericina B en el tratamiento de micosis sistémicas; con la asociación se re- quieren dosis menores del antifúngico que, como se sabe, produce una elevada nefrotoxicidad. e) Producción de sinergias. Existen combinaciones sinérgicas, bien demostradas en la clínica, aunque en me- nor cantidad que las que se observan in vitro. Son de des- tacar las siguientes: ontinuación.) Dosis Dosis s en adultos en niños 2 g IM o IV, 30 min 50 mg/kg IM o IV, 30 min antes de la antes de la intervención intervención 1,5 mg/kg IM o IV, 2 mg/kg IM o IV, 30 min 30 min antes de la antes de la intervención intervención 1 g IV (infusión de 20 mg/kg IV (infusión de 60 min),1 h antes 60 min), 1 h antes de la de la intervención intervención 3 g, 1 h antes de la 50 mg/kg, 1 h antes de la intervención y 1,5 g intervención y 25 mg/ 6 h después kg, 6 h después 2 g IM o IV, 30 min an- 50 mg/kg IM o IV, 30 min tes de la intervención antes de la intervención 1,5 mg/kg IM o IV, 2 mg/kg IM o IV, 30 min 30 min antes de la antes de la intervención intervención 1 g IV (infusión de 60 20 mg/kg IV (infusión de min) 1 h antes de la 60 min) 1 h antes de la intervención intervención 1,5 mg/kg IM o IV, 30 2 mg/kg IM o IV, 30 min min antes de la inter- antes de la vención intervención en la profilaxis de la gonococia como en la de la sífilis. 1076 Farmacología humana Tabla 63-9. Profilaxis con antiin Tipo de intervención Gérmenes probables 1. LIMPIA Cardíaca Staphylococcus aureus Staphylococcus epiderm Enterobacteriaceae Corynebacterium Vascular Cirugía arterial, prótesis S. aureus o incisión inguinal S. epidermidis Enterobacteriaceae Amputación por isquemia S. aureus S. epidermidis Enterobacteriaceae Clostridium Ortopédica Prótesis total de cadera S. aureus S. epidermidis Neurocirugíab S. aureus S. epidermidis E. gramnegativas Oftalmológica S. aureus S. epidermidis Streptococcus E. gramnegativas Pseudomonas 2. LIMPIA-CONTAMINADA Cabeza y cuello S. aureus (entrada en cavidad Coliformes orofaríngea) Anaerobios orales Gastroduodenal Bacilos gramnegativos Cocos grampositivos Vías biliares Enterobacteriaceae Enterococcus faecalis Clostridium Cirugía electiva de colonc,d Enterobacteriaceae Anaerobios Cirugía de colon urgente o Enterobacteriaceae en presencia de obstrucción Anaerobios Apendicectomía Enterobacteriaceae Anaerobios Histerectomía vaginal Enterobacteriaceae o abdominal Anaerobios E. faecalis S. epidermidis fecciosos en procesos quirúrgicos Fármacos recomendados Dosis Cefazolina o 2 g idis vancomicinaa 1 g Cefazolina o 1 g vancomicinaa 1 g Cefazolina o cefoxitina 2 g Cefazolina o 2 g vancomicinaa 1 g Cefazolina o 2 g vancomicina con o sin 1 g gentamicina 1,5 mg/kg Gentamicina o tobramicina Múltiples gotas o asociación gramicidina, (via tópica) neomicina y palimixina B durante 2-24 h Cefazolina 2 g Sólo en pacientes de alto riesgo: cefazolina 2 g Sólo en pacientes de alto riesgo: cefazolina 2 g a) Vía oral (suficiente en cirugía programada): Neomicina + eritro- 1 g micina base b) Vía parenteral: Cefoxitina o 2 g cefmetazol 2 g Cefoxitinae o 2 g cefmetazol 2 g En alérgicos a penicilina: Clindamicina + 600 mg gentamicina 1,5 mg/kg Cefoxitina o 2 g cefmetazol 2 g En alérgicos a la penicilina: Metronidazol 500 mg Cefazolina o 1 g (3 dosis) cefoxitina o 2 g (3 dosis) cefmetazol 2 g (3 dosis) 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1077 a) Infecciones por enterococos (p. ej., endocarditis). Las penicilinas facilitan la penetración de aminoglucósi- dos en las bacterias. b) Infecciones por Streptococcus viridans, en las que hay una buena sinergia entre penicilina G y estreptomi- cina o gentamicina, aunque en muchas de estas infeccio- nes basta la penicilina G sola. g) Infecciones por Staphylococcus aureus. La asocia- ción de la rifampicina con vancomicina aumenta la acción bactericida, evitando el desarrollo de resistencias a la ri- fampicina sola. También es sinérgica la asociación de clo- xacilina o vancomicina a los aminoglucósidos. d) Infecciones por Pseudomonas aeruginosa. Los aminoglucósidos muestran sinergia con la carbenicilina, la ticarcilina y las ureidopenicilinas; probablemente, el mecanismo es similar al descrito para enterococos. e) Infecciones graves por Klebsiella. Puede apre- ciarse sinergia entre las cefalosporinas y los aminoglucó- sidos. La sinergia de ciertas combinaciones ha podido dise- ñarse previamente a partir del análisis de los mecanismos de acción. Es lo que ocurre con la combinación de inhi- bidores de la dihidrofólico-reductasa y las sulfamidas; la trimetoprima con sulfametoxazol (o con sulfadiazina o con sulfamoxol) se emplea en diversas infecciones bac- Tabla 63-9. (C Tipo de intervención Gérmenes probables Cesáreas Igual que en histerectom Aborto Igual que en histerectom 3. SUCIA Rotura visceral Enterobacteriaceae Anaerobios E. faecalis Herida traumática S. aureus Streptococcus del grupo Clostridium a Sólo en hospitales con porcentaje significativo de S. aureus y S. epidermidis, resist hacerse en infusión de 60 min, teniendo en cuenta que la Cmáx se alcanza 1 hora desp b Aunque la mayor parte de los autores consideran injustificada la profilaxis, otro dice de infección y los patógenos responsables. c Además es imprescindible la limpieza mecánica del intestino. d Administrar a las 13, 14 y 23 horas del día previo a la intervención. e Una dosis al comienzo de la intervención y tres más en el postoperatorio inmed terianas (v. cap. 68) y la pirimetamina con sulfadoxina en la malaria (v. cap. 73). Otra sinergia de interés es la combinación de inhibidores de b-lactamasas con anti- bióticos b-lactámicos, como es el caso del ácido clavulá- nico con amoxicilina y del sulbactam con la ampicilina (v. cap. 64). La anfotericina B, al desestructurar la membrana de ciertos hongos, puede facilitar la penetración de la fluci- tosina; de este modo, con dosis menores de anfotericina B (y, por lo tanto, menos tóxicas) se puede incremen- tar la eficacia antifúngica, sobre todo en ciertas micosis graves. Antagonismos. En estudios in vitro y basándose en el mecanismo de acción de los diferentes antibióticos, se han observado numerosos antagonismos, especialmente entre los antibióticos que actúan en la fase de multipli- cación bacteriana, como los b-lactámicos, y los antibió- ticos bacteriostáticos (p. ej., tetraciclinas). In vivo, el an- tagonismo no siempre se manifiesta como una falta de respuesta clínica, de manera tan clara. Por ejemplo, es tradicionalmente aceptada la asociación ampicilina + cloranfenicol en el tratamiento de las meningitis por Haemophilus influenzae, así como en los abscesos cere- brales. Aunque en muchos casos la asociación ha resul- tado eficaz, en otros casos la respuesta clínica ha sido favorable al suprimir uno de los dos antibióticos, en ge- ontinuación.) Fármacos recomendados Dosis ía Sólo en pacientes de alto riesgo: Cefazolina 1 g (después de pinzar el cor- dón) ía Primer trimestre (en pacien- tes con enfermedad infla- matoria pélvica): Penicilina G 1 millón U IV o doxiciclina 300 mg oral Segundo trimestre: Cefazolina 1 g IV Cefoxitina, con o sin 1 g/6 h gentamicina 1,5 mg/kg/8 h o clindamicina + 600 mg/6 h gentamicina 1,5 mg/kg/8 h Cefazolina 2 g/8 h A ente a meticilina, o en pacientes alérgicos a la penicilina. Su administración IV debe ués de terminar la infusión. s la recomiendan. La decisión debe tomarse en cada hospital, previo estudio del ín- iato. 1078 Farmacología humana Tabla 63-10. Antibióticos de elección en Bacteria Antibiótico de elecció COCOS GRAMPOSITIVOS Staphylococcus aureus o S epider- midis No productores de penicilinasa Productores de penicilinasa Resistentes a meticilina Streptococcus pyogenes (grupo A y grupos C y G) Streptococcus del grupo B Streptococcus viridans Enterococcus faecalis Endocarditis y otras infecciones graves Infecciones urinarias no compli- cadas Estreptococos anaerobios (Peptostreptoccus) Streptococcus pneumoniae COCOS GRAMNEGATIVOS Moraxella catarrhalis Neisseria gonorrhoeae Neisseria meningitidis BACILOS GRAMPOSITIVOS Bacillus anthracis Clostridium perfringens Clostridium tetani Clostridium difficile Corynecbacterium diphtheriae Corynebacterium jeikeium Listeria monocytogenes ENTEROBACILOS GRAMNE- GATIVOS Bacteroides Infecciones orofaríngeas Infecciones gastrointestinales Campylobacter fetus o C. jejuni Enterobacter Penicilina G o V Penicilina resistente a pen Vancomicina con o sin rifa Penicilina G o V Penicilina G o ampicilina Penicilina G con o sin est cina o gentamicina Ampicilina o penicilina G tamicina Ampicilinao amoxicilina Penicilina G Penicilina G o V Amoxicilina + ácido clav Ceftriaxona y cefixima Penicilina G, ceftriaxona xima Doxiciclina o ciprofloxac Penicilina G Penicilina G y metronida Vancomicina Eritromicina Vancomicina Ampicilina con o sin gen Metronidazol Clindamicina o metronid Eritromicina o ciprofloxa Imipenem y meropenem las principales infecciones bacterianasa n Alternativas icilinasa mpicina reptomi- con gen- ulánico o cefota- ino zol tamicina azol cino Cefalosporina de 1.a generación, vancomicina, imi- penem, clindamicina y ciprofloxacino Cefalosporina de 1.a generación, vancomicina, amo- xicilina + ácido clavulánico, ampicilina + sulbac- tam, imipenem, clindamicina, ciprofloxacino y ofloxacino Ciprofloxacino, ofloxacino, cotrimoxazol y teico- planina Eritromicina, cefalosporina de 1.a generación y van- comicina Cefalosporina de 1.a generación, vancomicina y eri- tromicina Cefalosporina de 1.a generación y vancomicina Vancomicina con gentamicina Nitrofurantoína, norfloxacino y ciprofloxacino Clindamicina, eritromicina y vancomicina Eritromicina, cefalosporina de 1.a generación, clo- ranfenicol y vancomicina Cotrimoxazol, eritromicina, tetraciclina, ciproflo- xacino, enoxacino, ofloxacino, cefuroxima, cefo- taxima, ceftriaxona, azitromicina y claritromicina Espectinomicina, cotrimoxazol, fluorquinolonas y ciprofloxacino Ceftizoxima, cotrimoxazol, sulfamidas, cloranfeni- col y doxiciclina Eritromicina y penicilina G Cloranfenicol, metronidazol, clindamicina y doxici- clina Tetraciclina e imipenem Metronidazol y bacitracina Penicilina G Ciprofloxacino Cotrimoxazol, tetraciclina y eritromicina Clindamicina, cefoxitina, metronidazol, imipenem y piperacilina-tazobactam Cefoxitina, cloranfenicol, mezlocilina, ticarcilina, piperacilina, imipenem, ticarcilina + ácido clavu- lánico, ampicilina + sulbactam Tetraciclina, gentamicina e imipenem Aminoglucósidos, carbenicilina, ticarcilina, ureido- penicilinas, cotrimoxazol, fluorquinolonas y az- treonam 63. Farmacología de las enfermedades infecciosas: principios generales, selección y asociaciones de antibióticos 1079 Tabla 63-10. (C Bacteria Antibiótico de elección Escherichia coli Klebsiella pneumoniae Klebsiella oxytoca Proteus mirabilis Proteus indol-positivo Providencia stuartii Salmonella typhi Otras salmonelas Serratia Shigella Yersinia enterocolitica OTROS BACILOS GRAMNE- GATIVOS Acinetobacter (Mima, Herellea) Aeromonas hydrophila Bordetella pertussis Brucella Eikenella corrodens Francisella tularensis Fusobacterium Gardnerella vaginalis Haemophilus ducreyi Haemophilus influenzae Meningitis y otras infecciones graves Otras infecciones Legionella pneumophila Pasteurella multocida Ampicilina y aminoglucó Cefalosporinas de 3.a gen Ciprofloxacino Ampicilina Cefotaxima, ceftizoxima o xona Cefotaxima, ceftizoxima o xona, amikacina y cip cino Ceftriaxona y ciprofloxac Ampicilina o amoxicilina Cefotaxima, ceftizoxima o xona y amikacina Cotrimoxazol y fluorquin Cefalosporinas de 3.a gen Imipenem y meropenem Fluorquinolonas Eritromicina Doxiciclina + rifampicina Ampicilina o penicilina G Estreptomicina o gentam Penicilina G Metronidazol Ceftriazona o eritromicin Cefotaxima y ceftriaxona Ampicilina o amoxicilina Eritromicina con o sin rifa Penicilina G ontinuación.) Alternativas sidos eración ceftria- ceftria- rofloxa- ino ceftria- olonas eración icina a mpicina Cefalosporinas, penicilinas antipseudomonas, co- trimoxazol, aminoglucósidos, amoxicilina + ácido clavulánico, ticarcilina + ácido clavulánico, imi- penem, ampicilina + sulbactam, fluorquinolonas y aztreonam Aminoglucósidos, amoxicilina + ácido clavulánico, ticarcilina + ácido clavulánico, cotrimoxazol, imi- penem, penicilinas, tetraciclinas, temocilina, az- treonam y ciprofloxacino Cefalosporinas, penicilinas antipseudomonas, ami- noglucósidos, cotrimoxazol, imipenem, cloranfe- nicol, fluorquinolonas y aztreonam Aminoglucósidos, penicilinas, antipseudomonas, amoxicilina + ácido clavulánico, ticarcilina + ácido clavulánico, imipenem, cotrimoxazol, am- picilina-sulbactam, tetraciclinas, fluorquinolo- nas, aztreonam y ceftazidima Imipenem, ticarcilina + ácido clavulánico, amino- glucósidos, penicilinas antipseudomonas, cotri- moxazol, cloranfenicol, cefoxitina y ceftazidima Ampicilina, amoxicilina, cotrimoxazol y cloranfe- nicol Cloranfenicol, cotrimoxazol, ciprofloxacino Aminoglucósidos, imipenem, cotrimoxazol, cefta- zidima, penicilinas antipseudomonas, fluorqui- nolonas y aztreonam Cloranfenicol, tetraciclinas y ampicilina Aminoglucósidos, tetraciclinas y ciprofloxacino Aminoglucósidos y penicilinas antipseudomonas Aminoglucósidos, imipenem, cefalosporinas de 3.a generación Cotrimoxazol y ampicilina Cloranfenicol con o sin estreptomicina, cotrimoxa- zol y ciprofloxacino Eritromicina, tetraciclina, imipenem, amoxicilina- ácido clavulánico y ampicilina-sulbactam Tetraciclina y cloranfenicol Metronidazol, clindamicina y cloranfenicol Ampicilina Cotrimoxazol, fluorquinolona y amoxicilina-ácido clavulánico Cefuroxima, ciprofloxacino y ofloxacino Cotrimoxazol, cefuroxima, amoxicilina + ácido cla- vulánico, cefaclor, cefotaxima, cefixima, ceftizo- xima, ceftriaxona, ciprofloxacino, enoxacino y ofloxacino. Cotrimoxazol y fluorquinolonas Tetraciclina, ceftriaxona, cefoperazona, amoxici- lina + ácido clavulánico, ampicilina-sulbactam y doxiciclina 1080 Farmacología humana Tabla 63-10. ( Bacteria Antibiótico de elecció Pseudomonas aeruginosa Infecciones urinarias Otras infecciones Pseudomonas cepacia Pseudomonas maltophilia (Xanto- monas) Pseudomonas pseudomallei Vibrio cholerae Vibrio parahaemolyticus Vibrio vulnificus Yersinia pestis Yersinia enterocolitica BACILOS ÁCIDO-RESISTEN- TES Mycobacterium tuberculosis y otras micobacterias ACTINOMICETOS Actinomyces israelii Nocardia CLAMIDIAS Chlamydia psittaci Chlamydia trachomatis Tracoma Conjuntivitis Neumonía Uretritis o enfermedad inflama- toria pélvica Linfogranuloma venéreo MICOPLASMAS Mycoplasma pneumoniae Ureaplasma urealyticum RICKETTSIAS ESPIROQUETAS Borrelia burgdorferi (enfermedad de Lyme) Borrelia recurrentis Leptospira Treponema pallidum VIRUS Citomegalovirus Carbenicilina o ticarciclin Penicilinas antipseudomo aminoglucósido, ceftaz un aminoglucósido Cotrimoxazol Cotrimoxazol Ceftazidima Doxiciclina Tetraciclina y fluorquino Tetraciclina + aminogluc Estreptomicina Fluorquinolonas, cefalo de 3.a generación Véase capítulo 69 Penicilina G o ampicilina Trisulfapirimidinas y su (altas dosis) Tetraciclinas Tetraciclinas (tópica + or Eritromicina (oral o IV) Eritromicina Tetraciclinas o eritromici Tetraciclinas o eritromici Eritromicina y claritromi Eritromicina Tetraciclinas Doxiciclina, ceftriaxona xima Tetraciclinas Penicilina G Penicilina G Ganciclovir Continuación.) n Alternativas a nas + un idima + lonas ósido sporinas lfamidas al) na na cina y cefota- Piperacilina, mezlocilina, azlocilina, ceftazidima, imipenem, aminoglucósidos y norfloxacino Imipenem, cefoperazona, ciprofloxacino, ofloxa- cino, aminoglucósido + aztreonam o imipenem Ampicilina-sulbactam, ciprofloxacino Ceftazidima, ciprofloxacino, ticarcilina-ácido cla- vulánico, minociclina Cotrimoxazol, imipenem, cefotaxima y tetraciclina Cotrimoxazol y fluorquinolonas — Cloranfenicol, penicilina G, doxiciclina + ceftazi- dima Tetraciclina, cloranfenicol y gentamicina Cotrimoxazol y aminoglucósidos Tetraciclinas Cotrimoxazol, minociclina, ampicilina, eritromi- cina, amikacina y cicloserina Cloranfenicol Sulfamidas (tópica + oral), ciprofloxacino, ofloxa- cino y eritromicina Sulfamida, ciprofloxacino y ofloxacino Sulfamida, ciprofloxacino y ofloxacino Sulfisoxazol, ciprofloxacino y ofloxacino Ciprofloxacino y ofloxacino Doxiciclina y azitromicina Tetraciclina Cloranfenicol Penicilina G o V, azitromicina, claritromicina Penicilina G y eritromicina Tetraciclinas Tetraciclinas y eritromicina Vidarabina (tópica) e
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