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310 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Fibrosis quística CONCEPTO Y EPIDEMIOLOGÍA La fibrosis quística (FQ) es la enfermedad genética letal más frecuente en la población caucasiana. Es una enfermedad mul- tisistémica que afecta a las glándulas exocrinas y se transmite con carácter autosómico recesivo. Su incidencia es de 1 caso por cada 4.500 nacidos vivos, aunque es variable según las razas y el país de origen (tabla 39.1). Se estima que el 3-4% de las personas de raza blanca son portadoras del gen anómalo. La enfermedad es más rara en los sujetos de raza negra y en los individuos asiáticos. Aunque puede afectar al tracto digestivo, a las glándulas sudoríparas y al sistema reproductor, entre otros, la mayor morbimortalidad de esta enfermedad depende del progresivo deterioro que sufre el aparato respiratorio con el paso de los años. Desde la primera publicación referida a la FQ realizada por Andersen en 1938 —momento en el que menos del 50% de los pacientes superaba el año de vida—, la supervivencia ha ido mejorando claramente. En los años sesenta la media de la supervivencia era de 4 años, alcanzó los 28 años en 1990 y actualmente se sitúa en torno a los 37 años. Este espectacular aumento en la expectativa de vida de los enfermos se debe, sin lugar a dudas, a múltiples factores, que en esencia se relacio- nan, por un lado, con la puesta en marcha de unidades de FQ especializadas en el cuidado de los pacientes que padecen este trastorno y, por otro, con la utilización de nuevas modalidades terapéuticas. GENÉTICA El gen CFTR (del inglés cystic fibrosis transmembrane conduc- tance regulator) se localiza en el brazo largo del cromosoma 7 (7q31.2) y contiene una secuencia genómica de 230 kb, que se organiza en 27 exones. Este gen codifica una proteína de 1.480 aminoácidos y 170 kDa y de él se conocen, hasta la fecha, más de 1.600 mutaciones. De todas ellas, la mutación F508 fue la primera identificada y es la de mayor prevalencia. Se produce por la pérdida del triplete CTT (citosina, timina, timina) en el exón 10, lo que ocasiona la ausencia de una fenilalanina en la posición 508 de la proteína transportadora. En la población mundial, alrededor de dos tercios de los genes CFTR mutados presentan esta deleción. El análisis molecular de la población española ha puesto de manifiesto que existe un amplio espectro de mutaciones, aunque de las más de 100 detectadas hasta la actualidad solo 12 se han hallado con una frecuencia superior al 1%. La proteína reguladora de la conductancia transmembrana (CFTR) pertenece a la familia de los transportadores ABC (del inglés ATP-binding cassette), compuesta por proteínas locali- zadas en la membrana celular y cuya función es el transporte de sustancias a través de dicha membrana mediante procesos que requieren consumo de energía. La CFTR tiene un dominio regulador (R), que une dos dominios transmembrana de seis segmentos (TM1, TM2) y dos dominios de unión (NBD1 y NBD2) a la adenosina trifosfato (ATP) (fig. 39.1). Esta proteína funciona como un canal de cloruro regulado por la adenosina monofosfato cíclico (AMPc), pero también participa en el flujo de otros iones al interaccionar con otras proteínas. Existen, asimismo, otros tipos de canales de cloro y de sodio, que también tienen un papel importante en la patogenia de la enfermedad. El metabolismo de la CFTR se inicia en el retículo endoplás- mico, en el que un polipéptido glucosilado se rodea por una membrana lipídica y se traslada al aparato de Golgi. Allí se glucosila de nuevo para poder desplazarse a la zona apical de la membrana plasmática. Tanto en el retículo endoplásmico como en las ubicaciones intracelulares siguientes, hasta llegar al aparato del Golgi, la CFTR interactúa con unas proteínas denominadas chaperonas. Las mutaciones causantes de la FQ se agrupan en cinco cla- ses o tipos diferentes, que tienen las siguientes características: ● Las de tipo I dan lugar a una iniciación anómala de la trans- cripción y, por tanto, a la producción defectuosa de una proteína truncada afuncional. ● Las de tipo II ocasionan problemas durante el procesamien- to y maduración de la proteína CFTR, lo que provoca un plegamiento anormal de esta en el retículo endoplásmico; de esta forma, al no ser reconocida por las chaperonas, termina siendo degradada antes de llegar a la membrana apical de la célula. ● Las de tipo III alteran la regulación del canal CFTR. ● Las de tipo IV originan una conducción anómala del flujo del cloro (Cl–). ● Las de tipo V se relacionan con una escasa expresión de la proteína en la membrana apical, debido a una reducción en la síntesis de esa proteína o a un procesado defectuoso de una CFTR normal. 39 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 39 Fibrosis quística 311 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ● Recientemente se ha descrito un tipo VI, que condiciona la pérdida del extremo COOH– terminal, determina una menor estabilidad de la molécula y conlleva un incremento en el recambio del canal. Las mutaciones de clase I, II y III se reconocen como mutaciones graves, mientras que las de clase IV y V se estiman como leves. PATOGENIA Los pacientes que padecen una FQ muestran, en todas sus glán- dulas exocrinas, una relativa impermeabilidad de la membrana apical al cloro —consecuencia del defecto existente en la aper- tura del canal en respuesta al AMPc— y una hiperabsorción del sodio desde la luz glandular, con la consecuente hiperabsorción pasiva de agua. Además, el ácido desoxirribonucleico (ADN), procedente de la destrucción de los leucocitos polimorfonu- cleares —migrados ahí por la infección bronquial crónica—, y el trastorno en la producción de moco por las glándulas submucosas de las vías aéreas, junto con la disminución de agua, sodio y cloro, explican el importante incremento de la viscosidad que experimentan las secreciones y la consiguiente obstrucción bronquial que se observa en estos enfermos. Como resultado se deshidrata la superficie de la mucosa y se altera el aclaramiento mucociliar, lo que dificulta la eliminación de los agentes patógenos. La infección respiratoria propicia la infla- mación y la posterior obstrucción bronquial. Sin embargo, cabe pensar que la inflamación ya debe estar presente en las fases más precoces de la enfermedad y que esto se deba a la propia anomalía de la proteína CFTR, que es el trastorno principal. De hecho, en estos casos se han detectado acúmulos de neutrófilos y un aumento de la interleucina (IL) 8, lo que sugiere que la respuesta inmune se ha amplificado y es inde- pendiente de la presencia o ausencia de gérmenes en la vía aérea. La IL-8 atraería a los neutrófilos hacia la membrana basal y estos migrarían precozmente, en el momento de la infección, hacia la luz bronquial. De forma similar, la IL-17 también se relacionaría con este reclutamiento neutrofílico. Entre todas las sustancias liberadas por los neutrófilos, la elastasa es la que más daño ocasiona al tejido pulmonar. También las células epi- teliales de las vías aéreas actuarían modulando la producción de la IL-1, del factor de necrosis tumoral α (TNF-α) y de otros mediadores, que atraerían nuevos neutrófilos, macrófagos e inmunocitos, elementos celulares que perpetuarían la reacción inflamatoria. Además, los linfocitos T podrían intervenir, asi- mismo, en el desequilibrio inmune existente en estos enfermos, potenciando aún más la respuesta inflamatoria. Por otra parte, también ha podido comprobarse que el glutatión, la mayor sustancia antioxidante del pulmón, y la IL-10 (una citocina antiinflamatoria) se encuentran disminuidos en la FQ. A continuación se describenlas diferentes teorías, quizás algunas complementarias entre sí, que intentan explicar la predisposición a la infección que tienen los enfermos que padecen una FQ. Hipótesis del déficit en la inmunidad innata La disminución en la concentración de la proteína sérica denominada mannose-binding lectin parece importante para mantener la inmunidad innata frente a las bacterias y los virus. Esta proteína, al unirse a la manosa y a la N-acetilglucosamina de la superficie de los microorganismos, activa el complemento y favorece la fagocitosis. Hipótesis del receptor celular La infección inicial puede tener relación con un incremento en la capacidad de adherencia de las bacterias (fundamentalmente FIGURA 39.1 Esquema de la proteína reguladora de la conductancia transmembrana (CFTR), que consta de dos dominios transmembrana (TM), dos dominios de unión (NBD1 y NBD2) de la adenosina trifosfato (ATP) y un dominio regulador (R). TABLA 39.1 Incidencia de la fibrosis quística estimada para distintos países europeos y para diferentes regiones españolas País Incidencia Noruega 1/6.500 nacimientos Suecia 1/4.000 nacimientos Dinamarca 1/4.700 nacimientos Finlandia 1/25.000 nacimientos Francia 1/4.000 nacimientos Italia 1/2.700 nacimientos Suiza 1/2.000 nacimientos Holanda 1/3.600 nacimientos Irlanda 1/1.461 nacimientos Reino Unido 1/2.500 nacimientos España* ● Cataluña 1/6.496 nacimientos (11 años) ● Castilla y León 0,25/500 nacimientos (11 años) ● Islas Baleares 1/6.189 nacimientos (9 años) ● Galicia 0,25/430 nacimientos (6 años) ● Murcia 1/5.376 nacimientos (4 años) ● Islas Canarias 0,25/500 nacimientos (3 años) ● País Vasco 1/6.000 nacimientos (2 años) ● Aragón 0,25/800 nacimientos (2 años) *En el caso de España, se indican también los años de cribado entre paréntesis. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 312 de Pseudomonas aeruginosa) a receptores situados en la superficie luminal de las células epiteliales del aparato respiratorio de los pacientes que tienen una FQ. Se ha sugerido, asimismo, que la proteína CFTR no alterada podría servir como receptor para P. aeruginosa en el proceso de internalización, fagocitosis y eliminación por descamación del epitelio de la vía aérea. En la FQ las CFTR anómalas serían deficientes en este cometido, lo que permitiría la libre multiplicación de P. aeruginosa. Hipótesis de la alteración de las defensinas En la FQ el líquido de la superficie de la vía aérea tendría una mayor concentración de sal que el fluido bronquial de los indi- viduos no afectados. Esto condicionaría la inactivación de las defensinas (péptidos naturales con actividad antimicrobiana) y se facilitaría así el inicio de la colonización bacteriana. Hipótesis del moco anóxico Esta teoría propone que la concentración isotónica de sal conduce a la deshidratación del líquido periciliar. La pérdida de agua incrementaría la viscosidad del moco, dificultaría su aclaramiento mucociliar y ocasionaría tanto la persistencia de una hipersecreción como el aumento de la altura de la capa mucosa. Todo esto generaría un excesivo consumo de oxíge- no por parte de las células epiteliales y, como consecuencia, se produciría un gradiente de hipoxia en una capa de moco tan engrosada. P. aeruginosa, al llegar a esta superficie mucosa hipóxica, penetraría activa o pasivamente, adaptándose a este medio ambiente. Sería así capaz de potenciar la expresión del alginato (cambio a un fenotipo mucoide, mucho más frecuen- te en la FQ) y de formar microcolonias, que posteriormente evolucionarían a biopelículas. ESTUDIOS MICROBIOLÓGICOS Los agentes patógenos bacterianos que colonizan la vía aérea de los enfermos que tienen una FQ siguen con frecuencia una secuencia en su aparición, más o menos establecida, que depende de la edad del individuo (cronoinfección). La mayor parte de los pacientes se coloniza inicialmente por Staphy- lococcus aureus y por Haemophilus influenzae, microorganismos que se encuentran también en los niños con enfermedades crónicas y en los adultos con bronquiectasias no debidas a una FQ. S. aureus es, a menudo, la primera bacteria que se aísla en los niños pequeños que tienen una FQ, aunque su significado en la patogenia de la infección pulmonar sigue siendo motivo de debate. Mientras que la colonización por S. aureus decrece a medida que aumenta la edad de los enfer- mos, la debida a P. aeruginosa se incrementa de manera gradual, hasta convertirse en el agente patógeno más habitual (fig. 39.2). La colonización crónica por P. aeruginosa se relaciona con una mayor morbimortalidad, por lo que las estrategias terapéuticas, FIGURA 39.2 Porcentaje de pacientes colonizados por diferentes microorganismos en relación con la edad del enfermo, según los datos del American Cystic Fibrosis Registry de 2011. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 39 Fibrosis quística 313 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. con intención de erradicar, dirigidos a evitar la colonización inicial por este microorganismo son muy importantes para mejorar el pronóstico a largo plazo de esta enfermedad. Por ello, la detección precoz de esta bacteria es fundamental. Actualmente, ante la mayor expectativa de vida de los pacientes y el hecho de que se utilicen ciclos repetidos de anti- bióticos para tratar las exacerbaciones, se ha favorecido que se produzcan colonizaciones por otras bacterias patógenas opor- tunistas multirresistentes, como Burkholderia cepacia, Achromo- bacter xylosoxidans o Stenotrophomonas maltophilia. Asimismo, en los últimos años se ha observado que están aumentando los aislamientos de S. aureus resistente a la meticilina (SARM). No es raro encontrar en el tracto respiratorio hongos como Aspergillus spp., diversas especies de Candida y Scedosporium, así como micobacterias atípicas (fundamentalmente Mycobac- terium avium). Otros microorganismos, como micoplasmas, virus respiratorios y Chlamydophila spp., pueden aparecer sin que su papel en la enfermedad pulmonar se haya aclarado aún adecuadamente. MANIFESTACIONES CLÍNICAS La instauración de los programas de vigilancia o cribado neo- natal de la enfermedad ha hecho que se haya producido un gran cambio en la manera en la que actualmente se detecta la FQ en los niños en los que aún no han aparecido, gracias a este diagnóstico precoz, síntomas ni signos evidentes de su padecimiento. La actuación clínica puede ser así muy diferen- te. No obstante, sigue siendo esencial el saber reconocer las manifestaciones respiratorias de la enfermedad, al objeto de poner en marcha, lo antes posible, las medidas preventivas y terapéuticas que sean necesarias. Con ello se consigue que la progresión sea más lenta y que, por consiguiente, se frene el ineludible deterioro pulmonar que siempre ocasiona la FQ. Desde un punto de vista clínico, la enfermedad puede cursar con distintas manifestaciones. Antes de que se instaurase el cribado neonatal, la afectación respiratoria y la malabsorción intestinal eran las formas en las que, clásicamente, aparecía la FQ, sin olvidar que una proporción de pacientes podía debutar con una deshidratación hiponatrémica. La edad de comienzo de los síntomas era muy variable. Algunos pacientes inicia- ban el cuadro clínico durante la lactancia, mientras que otros podían permanecer asintomáticos hasta la adolescencia o la etapa de adultos jóvenes. Si la detección precoz no se ha producido, las manifes- taciones respiratorias pueden comenzar,en el caso del lactante, como una tos seca que, a veces, se acompaña de dificultad respiratoria y sibilancias. Estos síntomas quizá sugieren el diagnóstico de una bronquiolitis que, en muchas ocasiones, se observa fuera de la estación epidémica y no se debe al virus respiratorio sincitial. Se trata de procesos que no responden bien al tratamiento habitual y que se hacen persistentes o recurrentes. Los niños preescolares pueden aquejar una tos blanda, toz emetizante, y episodios de broncoespasmo. Al aumentar la edad, las manifestaciones respiratorias se van haciendo más llamativas, sobre todo cuando se desarrollan unas bronquiectasias. Aparece entonces una tos productiva con una expectoración amarillenta, verdosa y viscosa, y empe- zar ya a aislarse los microorganismos característicos de esta enfermedad. Del 25 al 50% de los enfermos pueden tener una hiperreactividad bronquial. El cribado neonatal ha conseguido, gracias a la precocidad del diagnóstico y a las enérgicas medidas terapéuticas que pueden instaurarse, que se modifique el curso clínico señalado, con los consiguientes beneficios para el enfermo. Las acropa- quias aparecen al progresar la enfermedad y muchas veces se relacionan con su gravedad. La pansinusitis (90-100% de los casos) es un hallazgo muy común, y en algunos niños, sobre todo si son mayores, puede desarrollarse una poliposis nasal (6-36% de los casos). La exacerbación respiratoria se define como un cambio en los síntomas que son habituales para el paciente. Se caracteriza por un aumento en la frecuencia o en la intensidad de la tos, generalmente con alguna modificación en las propiedades del esputo (volumen, color, viscosidad). Puede observarse también un incremento en la disnea o el inicio de una dificultad respira- toria, con alteraciones en la auscultación pulmonar o fiebre. Síntomas como la disminución en la tolerancia al ejercicio, la pérdida de apetito o el estancamiento ponderal pueden pre- ceder a los demás y deben ser una importante señal de alarma para el médico. Igualmente, el descenso de un 10% o más en el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV 1), con respecto a su valor previo, puede ser un dato de gran utilidad para detectar precozmente una exacerbación. La hemoptisis casi siempre indica que existe una exacerbación. Como en cualquier infección pulmonar pueden encontrarse anomalías en los datos de laboratorio o en las técnicas de imagen, pero no tienen mucha relevancia a la hora de establecer el diagnóstico de una exacerbación en un enfermo con una FQ. En lo que se refiere a la afectación pancreática, aproximada- mente el 85% de los pacientes con una FQ tiene una insuficien- cia glandular, que cursa con una llamativa esteatorrea (deposi- ciones abundantes, pálidas, fétidas y aceitosas). El 15% restante es «suficiente» desde un punto de vista pancreático, aunque algunos niños terminan haciéndose insuficientes durante el primer año de vida. La insuficiencia pancreática determina la malnutrición, la falta de crecimiento y el déficit de vitaminas liposolubles, si no se instaura el tratamiento adecuado, que sufren los pacientes. En los niños mayores y en los adultos jóvenes puede haber una disfunción de los islotes pancreáticos, lo que da lugar a una intolerancia a la glucosa e, incluso, a una diabetes mellitus. La pancreatitis aguda y la pancreatitis recurrente son complicaciones raras, aunque a veces son la forma en la que inicialmente se presenta la enfermedad, sobre todo en los individuos que mantienen una buena suficiencia pancreática. La afectación intestinal puede aparecer al nacer o incluso en el período intrauterino. En tal caso, del 10 al 15% de los lactantes afectos sufre un íleo meconial, en la mayoría de las ocasiones con una insuficiencia pancreática concomitante. En los niños mayores o en los adultos jóvenes puede observarse un cuadro similar, denominado síndrome de obstrucción intes- tinal distal, que se manifiesta con dolores cólicos abdominales y un acúmulo de heces en la fosa ilíaca derecha. El prolapso rectal es un hallazgo clínico que suele apreciarse durante los primeros 5 años de vida y que se asocia con desnutrición y esteatorrea. Otras posibles alteraciones digestivas que no deben olvidarse son la invaginación intestinal, el ulcus duodenal, la Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 314 apendicitis aguda, la atresia del intestino delgado y algunas otras anomalías causantes de una obstrucción intestinal congé- nita. En la evolución de estos pacientes también hay que tener en cuenta la posible existencia de un reflujo gastroesofágico significativo. La afectación hepatobiliar puede aparecer como una ictericia neonatal prolongada de tipo colestásico. Más adelante puede evidenciarse una alteración bioquímica, un hígado graso, una cirrosis biliar focal o una cirrosis multinodular con hiperten- sión portal. También pueden detectarse otras anomalías, como una microvesícula, una colecistitis o una colelitiasis. En cuanto a la participación de las glándulas sudoríparas cabe señalar que uno de los signos más importantes de la enfer- medad es la eliminación de sodio y cloro por el sudor. La pér- dida crónica de sal hace que el individuo sufra una reducción en los niveles de diferentes electrólitos. Puede producirse, por ello, un síndrome pseudo-Bartter o, incluso, una franca des- hidratación hiponatrémica. Esta circunstancia es más frecuente en los primeros años de vida y coincidiendo con las estaciones más calurosas del año. Las alteraciones que implican al aparato reproductor tam- bién pueden ser la forma de expresión inicial de la enfermedad en los varones, por la infertilidad que origina el anómalo desa- rrollo del sistema ductal de Wolff, con unos vasos deferentes ausentes o anormales, o con un epidídimo atrófico o ausente. Las mujeres tienen disminuida su fertilidad al aumentar la viscosidad del moco cervical y por la mayor frecuencia de la poliposis uterina. Otros procesos que pueden aparecer en el transcurso de la evolución de una FQ son la vasculitis leucocitoclástica por inmunocomplejos y ciertas artropatías, como la osteoartropatía pulmonar hipertrófica y la artropatía episódica y poliarticular. No debe olvidarse la eventual afectación del metabolismo óseo, que da lugar a una osteopenia con osteoporosis. Tampoco la posibilidad de una amiloidosis, de complicaciones relacio- nadas con el trasplante pulmonar, de la mayor incidencia de los tumores gastrointestinales o de importantes problemas psicosociales. Los sistemas de evaluación clínico-radiológica que sirven para estimar la gravedad general de la enfermedad y predecir el pronóstico son muy diversos. Entre ellos destacan el de Bras- field y el de Shwachman-Kulczycki, modificado recientemente por Doershuk (tablas 39.2 y 39.3). La radiografía de tórax no es útil en el diagnóstico precoz de la FQ. Por el contrario, la tomografía computarizada (TC) torácica puede emplearse tanto para el diagnóstico precoz como para el seguimiento de la enfermedad. En cuanto a la evolución, las pruebas fun- cionales respiratorias son fundamentales, ya que permiten valorar la extensión y la progresión de la FQ y su respuesta a las intervenciones terapéuticas que se pongan en marcha. La espirometría es esencial en el seguimiento de estos pacientes. El FEV 1 refleja muy bien la progresión de la afectación pulmonar y se relaciona con la mortalidad. La anamnesis es poco sensible en la detección del deterioro respiratorio en un porcentaje alto de casos. El examen físico tampoco permite descubrir cambios en la situación pulmonar hasta que esos cambios son ya la expresión de una enfermedad muy avanzada. De reciente intro- ducción, peromuy sensible para el diagnóstico precoz de la FQ, es el estudio de la distribución de la ventilación mediante el lavado de un gas en circuito abierto y con una técnica de TABLA 39.2 Sistema de puntuación radiológica de Brasfield para valorar la gravedad de una fibrosis quística Tipo Definición Puntuación Atrapamiento aéreo Hiperinsuflación pulmonar generalizada expresada como un abombamiento esternal, un aplanamiento diafragmático o una cifosis dorsal 0 = Ausente 1 2 = Gravedad progresiva 3 4 Marcas lineales Densidades lineales debidas a un engrosamiento bronquial; pueden verse como líneas paralelas ramificadas o como densidades redondeadas con un engrosamiento de la pared bronquial 0 = Ausente 1 2 = Gravedad progresiva 3 4 Lesiones nodulares y quísticas Pequeñas y múltiples densidades redondeadas de 0,5 cm de diámetro o mayores, con un centro radiopaco o radiotransparente (no definidas como marcas lineales); los nódulos confluentes no deben clasificarse como lesión extensa 0 = Ausente 1 2 = Gravedad progresiva 3 4 Lesiones extensas Atelectasia o condensación lobular o segmentaria; incluye la neumonía aguda 0 = Ausente 3 = Atelectasia lobular o segmentaria 5 = Atelectasias múltiples Gravedad general Impresión de gravedad global en la radiografía de tórax 0 = Ausente 1 2 = Gravedad progresiva 3 4 5 = Complicaciones Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 39 Fibrosis quística 315 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. respiración múltiple. La fibrobroncoscopia permite la toma de muestras (broncoaspirado, lavado broncoalveolar) útiles para el análisis microbiológico de las secreciones respiratorias. Esto es especialmente importante en los pacientes que evolucionan mal y en los que se sospechan determinados agentes patógenos no evidenciados en los cultivos convencionales. DIAGNÓSTICO El cribado neonatal de la enfermedad, actualmente implantado en casi toda España, puede llevarse a cabo siguiendo diversas estrategias. Las principales son la determinación de la tripsina inmunorreactiva (que debe repetirse si los valores se encuen- tran elevados), el estudio genético y la prueba del sudor efec- tuada en una unidad especializada en FQ. El cribado neonatal se dirige, desde que se puso en marcha, al diagnóstico precoz de la enfermedad, lo que se basa en un seguimiento clínico estricto, la realización de estudios de imagen y funcionales respiratorios seriados, la evaluación de marcadores serológi- cos e inflamatorios, y la detección rápida de la presencia de gérmenes. Y todo ello con el fin de instaurar racional y rápida- mente un tratamiento antimicrobiano agresivo. En realidad, puede decirse que, en las últimas décadas, la FQ ha pasado de ser una enfermedad infantil caracterizada por una afectación TABLA 39.3 Sistema de puntuación clínica de Shwachman-Kulczycki, modificado por Doershuk, para valorar la gravedad de una fibrosis quística Grado Puntos Actividad general Exploración física Nutrición Radiografía de tórax Excelente (86-100) 25 Completa: juega, va regularmente a la escuela, etc. Normal: no tose, pulso y respiración normales, pulmones limpios, postura adecuada Peso y talla por encima del percentil 25 Heces bien moldeadas Masa y tono musculares normales Campos pulmonares limpios Bueno (71-85) 20 Carece de resistencia Cansado al final del día Buena asistencia escolar Pulso y respiración normales en reposo, tos y carraspera infrecuentes, sin deformación digital; pulmones limpios; enfisema pulmonar mínimo Peso y talla entre el percentil 10 y el 25 Heces ligeramente anómalas Tono y masa musculares adecuados Mínimo engrosamiento de las imágenes broncovasculares; se inicia un enfisema pulmonar Leve (56-70) 15 Reposa voluntariamente durante el día Se cansa con facilidad después de los esfuerzos Asistencia irregular a la escuela Tos ocasional por la mañana; respiraciones ligeramente aumentadas; enfisema pulmonar leve, respiración ruidosa; raras veces estertores localizados; se inicia una deformidad digital en palillo de tambor Peso y talla entre el percentil 3 y el 10 Heces generalmente anómalas, abundantes y poco moldeadas Si existe, distensión abdominal escasa Tono y masa musculares disminuidos Enfisema pulmonar leve con atelectasias parcheadas; incremento de las imágenes broncovasculares Moderado (41-55) 10 Recibe las clases en su casa Disneico después de un paseo corto; descansa mucho Tos frecuente y, por lo general, productiva; tiraje; enfisema pulmonar moderado; posible deformidad torácica; estertores frecuentes; acropaquias marcadas Peso y talla por debajo del percentil 3 Heces poco moldeadas, abundantes, grasas y fétidas Músculos flácidos y masas musculares disminuidas Distensión abdominal leve o moderada Enfisema pulmonar moderado; zonas difusas de atelectasia con áreas superpuestas sugerentes de infección; dilatación bronquial mínima Grave (< 41) 5 Ortopneico; limitado a la cama o a la silla Tos muy frecuente en accesos; taquipnea con taquicardia y cambios pulmonares importantes; posibles signos de insuficiencia cardíaca derecha; acropaquias muy marcadas Malnutrición importante Gran distensión abdominal Prolapso rectal Heces grasas, fétidas, frecuentes y abundantes Alteraciones extensas con signos de obstrucción de la vía aérea e infección; atelectasia lobular; bronquiectasias Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 316 digestivo-nutricional y respiratoria a ser un proceso complejo y multisistémico, que debe atenderse en la edad adulta en muchos casos. El diagnóstico de la FQ puede establecerse, por lo general, cuando el paciente reúne una o más de las características clí- nicas compatibles con el fenotipo propio de la enfermedad (cuadro 39.1), cuando tiene un familiar de primer grado que padece una FQ o cuando el cribado prenatal ha sido positivo y se demuestra un funcionamiento anormal de la proteína CFTR. Y esto último, bien por la positividad, al menos en dos ocasiones, de la prueba del sudor o por la existencia de una anómala diferencia del potencial transnasal, o bien si se establece la presencia de dos mutaciones causantes de la enfermedad. El análisis del sudor sigue siendo el método diagnóstico principal de la FQ. Usado como test de escrutinio se basa en el análisis de la conductividad del sudor mediante el sistema Macroduct®. Unos valores iguales o superiores a 90 mmol/L indican que debe cuantificarse el cloro y el sodio en el labora- torio para confirmar el diagnóstico. Una concentración de cloro en el sudor mayor de 60 mmol/L distingue a casi todos los pacientes que padecen la enfermedad, aunque la prueba tiene falsos positivos y falsos negativos. Es muy importante que el test se lleve a cabo en centros con experiencia en realizarlo y en los que se cumpla con los procedimientos que están validados. En el algoritmo diagnóstico que se muestra en la figura 39.3 se indica cuál debe ser la norma de actuación. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL El índice de sospecha debe ser muy alto en los sujetos adultos que tienen alteraciones respiratorias crónicas de causa des- conocida, infecciones recurrentes de las vías bajas (que deben diferenciarse de las propias de una enfermedad pulmonar obs- tructiva crónica), tos crónica de causa no filiada, asma atípica o trastornos en otros órganos o sistemas (afectación hepática, pancreatitis, síndromede obstrucción intestinal distal o inferti- lidad), asociados o no con alguna anomalía broncopulmonar. Mención especial merecen los llamados procesos relaciona- dos con la proteína CFTR (CFTR-related disorders). Se trata de auténticas entidades clínicas (p. ej., poliposis nasal, rinosinusi- tis, aspergilosis broncopulmonar alérgica [ABPA], azoospermia por agenesia congénita bilateral de los conductos deferentes, pancreatitis crónica idiopática, pancreatitis aguda recurrente o hipertripsinogenemia neonatal) que se asocian con muta- ciones en el gen CFTR, pero en las que no puede establecerse el diagnóstico de FQ según los criterios actualmente vigentes. En la actualidad se desconoce cuál puede ser su pronóstico a largo plazo. EVOLUCIÓN La evolución clínica de la FQ es variable, probablemente por serlo la acción de la proteína CFTR y por la intervención de otros factores, como los genéticos, los ambientales, los psico- sociales, los relacionados con el cumplimiento terapéutico y los que se derivan de la atención médica que se presta a cada caso. El pronóstico de la enfermedad ha cambiado de manera radical desde que se puso en marcha el programa de cribado neonatal, que ha sido capaz de modificar sustancialmente la progresión de la FQ en los pacientes en los que se hace un diagnóstico precoz. COMPLICACIONES Las complicaciones cardiorrespiratorias que pueden surgir a lo largo de la evolución de la enfermedad son las siguientes: asma, sinusitis, poliposis nasal, atelectasias, hemoptisis, neumotórax, insuficiencia respiratoria crónica, ABPA y aspergilosis pulmonar invasiva, que es muy infrecuente. La hemoptisis suele ser un signo de exacerbación res- piratoria y se relaciona, la mayoría de las veces, con un trata- miento previo con fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), un déficit de vitamina K o la administración de sus- tancias en aerosol. El neumotórax aparece en los individuos que padecen una enfermedad pulmonar avanzada y se asocia Cuadro 39.1 CARACTERÍSTICAS FENOTÍPICAS QUE SUGIEREN LA EXISTENCIA DE UNA FIBROSIS QUÍSTICA Sinusopatía o bronconeumopatía crónica: ● Colonización o infección persistente por gérmenes encontrados habitualmente en los pacientes con una fibrosis quística: Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae, Pseudomonas aeruginosa y Burkholderia cepacia ● Tos y producción crónica de esputos purulentos ● Alteraciones persistentes en la radiografía de tórax (bronquiectasias, atelectasias, infiltrados, hiperinsuflación) ● Obstrucción de las vías aéreas manifestada por sibilancias y atrapamiento aéreo ● Poliposis nasal o alteraciones de los senos paranasales en la radiografía convencional o en la tomografía computarizada de los senos paranasales ● Acropaquias Alteraciones gastrointestinales y nutricionales: ● Intestinales: íleo meconial, síndrome de obstrucción intestinal distal, prolapso rectal ● Pancreáticas: insuficiencia pancreática, pancreatitis aguda recurrente, pancreatitis crónica, alteraciones pancreáticas evidenciadas por técnicas de imagen ● Hepáticas: ictericia neonatal prolongada, hepatopatía sugerida por el cuadro clínico o por las características histopatológicas de una cirrosis biliar focal o multilobular ● Nutricionales: retraso del crecimiento (malnutrición proteico-calórica), hipoproteinemia y edema, complicaciones secundarias a un déficit de vitaminas liposolubles Síndrome pierdesal: pérdida aguda de sal, alcalosis metabólica crónica Alteraciones urogenitales en el varón causantes de azoospermia obstructiva Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 39 Fibrosis quística 317 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. con un incremento de la mortalidad. La atelectasia puede suceder con ocasión de una exacerbación o en el curso de una ABPA. La insuficiencia respiratoria crónica con hipo- xemia e hipercapnia se observa en las etapas finales de la FQ y precisa de un tratamiento respiratorio y nutricional intenso, así como de la oportuna oxigenoterapia y el corres- pondiente soporte ventilatorio, como pasos previos al tras- plante pulmonar. La ABPA es una enfermedad inmune debida a diversas espe- cies del hongo Aspergillus. Aparece en el 5 al 15% de los pacien- tes que tienen una FQ. Los síntomas habituales son similares a los de una exacerbación respiratoria. Evoluciona en cinco estadios, aunque no siempre pueden detectarse todos ellos: fase aguda, remisión, exacerbación, estadio corticodependiente y fibrosis pulmonar. Los criterios diagnósticos actuales son los clásicos de la ABPA, en concreto los siguientes: a) deterioro clínico agudo o subagudo no atribuible a otra causa; b) inmu- noglobulina (Ig) E sérica total superior a 1.000 UI/mL, sin que exista corticoterapia sistémica previa; c) reactividad cutánea inmediata a Aspergillus, con una induración mayor de 3 mm de diámetro y sin que se hayan dado agentes antihistamínicos con anterioridad; d) IgE sérica específica frente a Aspergillus positiva; e) precipitinas o IgG sérica específica frente a Aspergi- llus positivas, y f) anomalías en las pruebas de imagen, que no se modifican tras un tratamiento con antibióticos ni con fisioterapia. No obstante, en algunos pacientes en los que se sospecha el diagnóstico los hallazgos son menos claros y no es posible confirmar los criterios mencionados. En estos casos, la presencia de anticuerpos frente a antígenos recombinantes específicos de Aspergillus puede facilitar mucho el diagnóstico, aunque en la actualidad no existen evidencias claras acerca de la utilidad de esta técnica. FIGURA 39.3 Algoritmo diagnóstico de la fibrosis quística. WHO, World Health Organization. Tomado de De Boeck et al., 2006. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 318 PRONÓSTICO La mediana de supervivencia de la FQ ha mejorado espec- tacularmente con el paso de los años, sobre todo gracias al empleo de tratamientos más precoces e intensos en unidades especializadas multidisciplinares. El pronóstico, por tanto, ha cambiado mucho, lo que ha llevado a un incremento de la supervivencia y, consiguientemente, a que se produzca un aumento en la prevalencia de la enfermedad en la edad adulta. En efecto, mientras que en 1970 solo el 18% de los pacientes tenía más de 18 años, este porcentaje pasó al 38% en 1999 y al 48,3% en 2011 (fig. 39.4). TRATAMIENTO El tratamiento debe ser precoz e intenso. Se basa en cua- tro pilares fundamentales: a) una nutrición ajustada; b) el tratamiento de la obstrucción, de la inflamación y de la infección de la vía aérea (cuadro 39.2); c) una rehabilitación FIGURA 39.4 A. Obsérvese la diferencia existente en el aspecto de un enfermo con fibrosis quística en la década de los setenta u ochenta respecto a otro en la de los noventa y la primera del siglo xxi. B. Mediana de supervivencia de los enfermos con una fibrosis quística en comparación con la de la población general. FEV 1 , volumen espiratorio forzado en el primer segundo. Cuadro 39.2 TRATAMIENTO DE LA AFECCIÓN RESPIRATORIA DEL PACIENTE CON UNA FIBROSIS QUÍSTICA A. Tratamiento de la obstrucción al flujo aéreo: 1. Fisioterapia respiratoria: ● Técnicas manuales: ● Técnicas espiratorias lentas para depurar las secreciones de las vías aéreas medias: espiración lenta prolongada (ELP), bombeo traqueal espiratorio (BTE), drenaje autógeno (DA), drenaje autógeno y asistido (DAA) y espiración lenta total con la glotis abierta en infralateral (ELTGOL) ● Técnicas espiratoriasforzadas para depurar las vías aéreas proximales: técnica de la espiración forzada (TEF), de la tos dirigida (TD) y de la tos provocada (TP) ● Técnicas inspiratorias lentas para depurar las secreciones de las vías aéreas periféricas: espirometría incentivada (EI) y ejercicios de débito inspiratorio controlado (EDIC) ● Técnicas instrumentales: ● Presión positiva oscilante: Flutter®, Acapella®, Cornet® ● Presión espiratoria positiva (PEP): PEP-mask®, TheraPEP®, PariPEP® ● Inspiración incentivada: volumétrico, de flujo ● Resistometría: threshold, POWERbreathe® ● Compresión torácica de alta frecuencia: Vest® Airway Clearance (chaleco) ● Ventilación intrapulmonar percusiva: Percusionarie® (IPV) ● Insuflación/aspiración: Cough Assist®, in-Exsuflator® 2. Ejercicio físico 3. Fármacos broncodilatadores 4. Sustancias mucolíticas e hipertónicas: ● Desoxirribonucleasa recombinante ● Suero salino hipertónico B. Tratamiento de la inflamación: 1. Corticoesteroides orales o inhalados 2. Ibuprofeno 3. Macrólidos (Continúa) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 39 Fibrosis quística 319 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. respiratoria adecuada, con la apropiada realización de ejer- cicio físico, y d) una correcta actuación sobre los aspectos psicosociales. La inflamación es un factor importante por su clara capacidad para influir sobre el deterioro pulmonar. Los corticoesteroides orales o inhalados y el ibuprofeno solo deben prescribirse en casos seleccionados. Sin embargo, la azitromicina, como agente antiinflamatorio-inmunomo- dulador, se usa cada vez más en los enfermos crónicamente colonizados por P. aeruginosa, siempre que haya podido descartarse previamente la existencia de una infección por micobacterias. El tratamiento de la hiperviscosidad de las secreciones se basa en una buena hidratación y en la fisioterapia respiratoria. Para ello se emplea el suero salino hipertónico al 7% y, más recientemente, aunque aún no comercializado en España, el manitol. Esta sustancia debe administrarse tras la inhalación de un broncodilatador y siempre después de haber realizado una prueba de tolerancia, ya que puede inducir un broncoes- pasmo. La desoxirribonucleasa (DNasa) humana recombi- nante también es una opción posible, tras haberla probado y haber valorado la respuesta terapéutica, ya que tiene una cierta capacidad para reducir la viscosidad de las secreciones respiratorias. La antibioticoterapia es uno de los factores determinantes de la mejoría que se ha producido en el pronóstico de la FQ y que más ha influido en la más favorable evolución que se observa en la actualidad. Se utiliza para atacar la pri- mocolonización, con la intención de erradicar las bacterias patógenas, de combatir la infección bronquial crónica y de tratar las exacerbaciones. La administración puede ser por vía oral, inhalada o intravenosa, dependiendo del germen habitual o actual y de la gravedad del cuadro clínico. Es muy importante el tratamiento de la primoinfección por P. aeruginosa. En las tablas 39.4 a 39.6 y en el cuadro 39.3 se reseñan las recomendaciones antibióticas actuales en atención a los microorganismos presentes y a las posibles situaciones clínicas. También deben tratarse las complicaciones que surjan a lo largo de la evolución de la enfermedad. En los pacientes más graves a veces tiene que recurrirse a la ventilación mecánica no invasiva, como medida de soporte puente hasta que pueda realizarse un trasplante pulmonar (cuadro 39.4). Desde el punto de vista digestivo y nutricional debe ins- taurarse una dieta hipercalórica sin restricción de grasas, con suplementos dietéticos orales o batidos caseros —si el peso o la talla son bajos, se han estacionado o están en descenso—, o con una nutrición enteral a débito continuo, por sonda o gas- trostomía —si se asocia una malnutrición importante resistente al tratamiento habitual—. Además, han de añadirse vitaminas y enzimas pancreáticas con una cubierta entérica, si existe una insuficiencia pancreática. A veces se produce una inactivación de las enzimas por la secreción ácida gástrica o por el descenso del pH duodenal, por lo que deben prescribirse antagonis- tas de los receptores histamínicos H 2 o agentes procinéticos TABLA 39.4 Antibióticos con actividad frente a Staphylococcus aureus y Haemophilus influenzae Agente patógeno Antibiótico Dosis pediátrica (mg/kg/día) Dosis en adultos (g/dosis) Intervalo (horas) Staphylococcus aureus Amoxicilina/ácido clavulánico 40-80 1-2 8 Cloxacilina 50-100 0,5-1 6 Cefalexina 25-50 0,5-1 6 Claritromicina 7,5-15 1 12 Azitromicina 10-15 0,5 24 Clindamicina 25-40 0,6-1,2 6-8 Cotrimoxazol 8-10 160-800 12 Haemophilus influenzae Amoxicilina/ácido clavulánico 40-80 1-2 8 Cefuroxima axetilo 100-150 1-2 12 Cefixima 8 0,2-0,4 12 C. Tratamiento de la infección: 1. Tratamiento de la colonización inicial por Pseudomonas aeruginosa 2. Tratamiento crónico de mantenimiento 3. Tratamiento de las exacerbaciones D. Tratamiento de la insuficiencia respiratoria crónica: 1. Oxigenoterapia 2. Ventilación mecánica no invasiva («puente» de espera al trasplante) 3. Trasplante pulmonar E. Tratamiento de las complicaciones: 1. Atelectasia: fisioterapia, fármacos broncodilatadores, agentes mucolíticos, sustancias hipertónicas, antibióticos, fibrobroncoscopia 2. Hemoptisis: reposo, suspensión de la fisioterapia y de los aerosoles, antibioticoterapia, fibrobroncoscopia, embolización de las arterias bronquiales 3. Aspergilosis broncopulmonar alérgica: corticoesteroides, itraconazol, omalizumab (algunos casos) 4. Neumotórax: reposo, drenaje pleural (tamaño > 20%), pleurodesis quirúrgica (si persiste > 15 días) Cuadro 39.2 (cont.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN V Infecciones respiratorias 320 TABLA 39.5 Antibióticos frente a Pseudomonas aeruginosa utilizados en la fibrosis quística Antibiótico Vía Pauta Niños (< 50 kg) Adultos (≥ 50 kg) β-lactámicos Penicilinas Ticarcilina Intravenosa 50-100 mg/kg/6 horas 3 g/6 horas Piperacilina Intravenosa 50-100 mg/kg/6-8 horas 2-3 g/6-8 horas Piperacilina-tazobactam Intravenosa 50-100 mg/kg/6-8 horas 4 g/6-8 horas Cefalosporinas Ceftacidima Intravenosa 50-100 mg/kg/6-8 horas 2 g/8 horas Cefepima Intravenosa 50-100 mg/kg/8 horas 2 g/8 horas Otros Aztreonam Intravenosa 50-100 mg/kg/8 horas 2 g/8 horas Imipenem Intravenosa 15-25 mg/kg/6 horas 1 g/8 horas Meropenem Intravenosa 20-40 mg/kg/8 horas 2 g/8 horas Aminoglucósidos Gentamicina Intravenosa 5-10 mg/kg/24 horas 5-10 mg/kg/24 horas Tobramicina Intravenosa 5-10 mg/kg/24 horas 5-10 mg/kg/24 horas Amikacina Intravenosa 15-22 mg/kg/24 horas 15-20 mg/kg/24 horas Quinolonas Ciprofloxacino Oral/intravenosa 15-20 mg/kg/12 horas 750 mg/12 horas o 400 mg/12 horas Levofloxacino Oral/intravenosa No disponible 500 mg/12 horas Otros Colistina Intravenosa 20.000 UI/kg/8 horas 2.000.000 UI/8 horas TABLA 39.6 Recomendaciones respecto al tratamiento antibiótico frente a Pseudomonas aeruginosa Ante un primer cultivo positivo de Pseudomonas aeruginosa Situación clínica Tratamiento de elección Alternativa Comentarios Sin clínica Ciprofloxacino (3-4 semanas) VO + antibioticoterapia inhalada (TSI en 1-2 ciclos —20 on/ 28 off— o Colimicina®* durante 3-6 meses) Tratamiento IV Realizar un cultivo al mes del tratamiento: ● Si es negativo, mantener el tratamiento inhalado de 6 a 12 meses ● Si es positivo, nuevo ciclo de tratamiento VO e inhalado o iniciar un tratamientoIV Infección aguda Tratamiento IV durante 14-21 días Iniciar la antibioticoterapia inhalada durante el tratamiento IV o al final del mismo Adecuar el tratamiento al perfil de sensibilidad En la exacerbación frente a Pseudomonas aeruginosa Tratamiento de elección Comentarios Ceftacidima o cefepima + tobramicina o amikacina durante 2-3 semanas Prolongar el tratamiento intravenoso si no hay mejoría En las multirresistencias adecuar el tratamiento al perfil de sensibilidad o en función de la respuesta clínica Antibióticos nebulizados frente a Pseudomonas aeruginosa Dosis cada 12 horas Preparación Colimicina®* 1-2 M 1 M + 4 mL de suero fisiológico 2 M + 2 mL de suero fisiológico + 2 mL de agua destilada Colimicina®* I-nebulizada 1 M 1 M + 2 mL de suero fisiológico (1 mL/12 horas) 2 M 1 M + 1 mL de suero fisiológico (1 mL/12 horas) TSI (TOBI/Bramitob®) 300 mg Sin diluir (5 mL/4 mL) TOBI podhaler 112 mg (4 cápsulas de 28 mg) Polvo seco (T-326) Aztreonam-lisina (Cayston®) Sin diluir (e-flow Altera®) 75 mg (3 veces al día) IV, vía intravenosa; M, millón; TOBI, tobramicina en solución para nebulización; TSI, tobramicina en solución para inhalación; VO, vía oral. *Colimicina®: colistina metasulfonato sódico. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 39 Fibrosis quística 321 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. como la cisaprida, si se confirma la existencia de un reflujo gastroesofágico. En el momento actual, se encuentran en estudio nuevas estrategias terapéuticas antimicrobianas (antibióticos y vías de administración), antiinflamatorias y nutricionales, así como fármacos con capacidad para conservar o restaurar la hidratación del fluido que tapiza la superficie de la vía aérea. También se están investigando otras formas de tratamiento, como las terapias génicas, reparadoras (VX-661 y VX-809) o potenciadoras (VX-770-Kalydeco® o ivacaftor) de la proteína CFTR. Este último compuesto ya se ha comercializado y se ha empleado, con muy buenos resultados, en los enfermos portadores de la mutación G551D. Además, también se está ensayando, asociado con otras sustancias VX, en los individuos homocigóticos para la mutación F508del. Es probable que el tratamiento futuro de la FQ sea una combinación de fármacos capaces de actuar sobre la CFTR y sobre los diferentes canales iónicos del epitelio de la vía aérea. Se abre así una esperanza para mejorar la supervivencia de estos pacientes y para, en un día no lejano, curar la enfermedad (cuadro 39.5). Cuadro 39.5 TRATAMIENTOS EN FASE DE INVESTIGACIÓN EN LA FIBROSIS QUÍSTICA Agentes moduladores de la proteína reguladora de la conductancia transmembrana (CFTR): ● Kalydeco® (ivacaftor, antes Vertex potenciador VX-770, ya disponible para los pacientes portadores de la mutación G551D) ● Ataluren® (antes PTC-124) (en fase 3 para las mutaciones nonsense) ● Vertex corrector VX-809 + Kalydeco® (en fase 2 para los individuos homocigóticos para el gen F508del) ● Vertex corrector VX-661 + Kalydeco® (en fase 2 para los individuos homocigóticos para el gen F508del) ● N6022 (en fase 1; ↑ S-nitroso-glutatión) Sustancias hipertónicas: ● Manitol (en fase 3) Compuestos antiinflamatorios: ● α1-antitripsina (en fase 2) ● Sildenafilo (en fase 2) ● KB-001A (en fase 2) (anticuerpo monoclonal para prevenir o tratar Pseudomonas aeruginosa) ● PUR-118 (en fase 1) (inhalador en polvo seco con efecto antiinflamatorio y capacidad para mejorar el aclaramiento mucociliar) Antibióticos para inhalación: ● Colobreathe (colistina para inhalación en polvo seco; pendiente de comercialización) ● Levofloxacino (en fase 3) ● Amikacina (en fase 3) ● Ciprofloxacino para inhalación en polvo seco (en fase 3) ● Vancomicina (en fase 1) Terapias nutricionales: ● Liprotamasa (preparados de enzimas pancreáticos no animales) Cuadro 39.4 INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES DEL TRASPLANTE PULMONAR Indicaciones generales del trasplante pulmonar: ● Edad < 65 años ● Enfermedad pulmonar avanzada sintomática (clase funcional III-IV) ● Esperanza de vida < 2 años ● Ausencia de contraindicaciones Contraindicaciones generales del trasplante pulmonar: ● Disfunción de otros órganos vitales (riñón, corazón, hígado, sistema nervioso central) ● Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana ● Enfermedad maligna activa en los últimos 2-5 años ● Serología positiva para el antígeno de superficie del virus de la hepatitis B ● Serología positiva para el virus de la hepatitis C con evidencia de enfermedad hepática Indicaciones del trasplante pulmonar en la fibrosis quística: ● FEV1 posbroncodilatación ≤ 30% ● Rápido deterioro del FEV1 en pacientes con valores > 30% ● Hospitalizaciones frecuentes ● Caquexia progresiva ● PaCO2 > 50 mm Hg o PaO2 < 55 mm Hg ● Hemoptisis masiva FEV1, volumen espiratorio forzado en el primer segundo; PaO2, presión arterial de oxígeno; PaCO2, presión arterial de anhídrido carbónico. Cuadro 39.3 TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO RECOMENDADO FRENTE A LOS AGENTES PATÓGENOS MULTIRRESISTENTES Pseudomonas aeruginosa multirresistente: ● Tobramicina inhalada (300 mg/12 horas) + meropenem o piperacilina/tazobactam o ciprofloxacino ● Meropenem + ciprofloxacino o tobramicina o cefepima Stenotrophomonas maltophilia: ● Cotrimoxazol, minociclina, doxiciclina, moxifloxacino, levofloxacino Burkholderia cepacia: ● Minociclina o doxiciclina o cotrimoxazol ● Meropenem + minociclina o amikacina o ceftacidima o cotrimoxazol + TSI u otro antibiótico intravenoso según las sinergias Achromobacter xylosoxidans: ● Minociclina, doxiciclina, moxifloxacino, levofloxacino ● Piperacilina-tazobactam/imipenem + un aminoglucósido Staphylococcus aureus resistente a meticilina: ● Cotrimoxazol, rifampicina, ácido fusídico, fosfomicina o linezolid ● Vancomicina/teicoplanina/tigeciclina TSI, tobramicina en solución para inhalación. 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