Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
20 DOLOR PÉPTIDOS OPIOIDES ENDÓGENOS ■ Proopiomelanocortina ■ Proencefalina ■ Prodinorfina ■ Endomorfinas RECEPTORES DE OPIOIDES ■ Clases de receptores ■ Distribución del receptor opioide ■ Ligandos del receptor opioide ■ Estructura del receptor opioide ■ Señalización del receptor opioide ■ Regulación de la posactivación del tránsito del receptor opioide: agonismo opioide sesgado EFECTOS DE LA ACTIVACIÓN AGUDA Y CRÓNICA DEL RECEPTOR OPIOIDE ■ Desensibilización ■ Tolerancia ■ Dependencia ■ Adicción MECANISMOS DE TOLERANCIA/DEPENDENCIA/ABSTINENCIA ■ Disposición del receptor ■ Adaptación de los mecanismos de señalización intracelular ■ Sistema de contraadaptación ■ Requisitos de desarrollo de tolerancia diferencial y ocupación fraccional EFECTOS DE LOS OPIOIDES DE USO CLÍNICO ■ Analgesia ■ Alteraciones del estado de ánimo y propiedades de recompensa ■ Efectos respiratorios ■ Hiperalgesia inducida por opioides ■ Sedación ■ Efectos neuroendocrinos MEDICAMENTOS OPIOIDES EMPLEADOS CLÍNICAMENTE ■ Morfina y agonistas relacionados estructuralmente ■ Otros morfinanos ■ Analgésicos de piperidina y fenilpiperidina ■ Fentanilo y congéneres ■ Metadona ■ Otros agonistas opioides ■ Agonistas opioides parciales ■ Antagonistas opioides ANTITUSIVOS DE ACTIVIDAD CENTRAL ■ Dextrometorfano ■ Otros antitusivos VÍAS DE ADMINISTRACIÓN ANALGÉSICA DE FÁRMACOS ■ Analgesia controlada por el paciente ■ Administración raquídea ■ Administración rectal ■ Administración oral transmucosa ■ Administración transnasal ■ Administración transdérmica CONSIDERACIONES TERAPÉUTICAS EN EL CONTROL DEL DOLOR ■ Estados de dolor agudo ■ Estados de dolor crónico ■ Pautas para la dosificación de opioides VARIABLES QUE MODIFICAN EL USO TERAPÉUTICO DE OPIOIDES ■ Variabilidad del paciente ■ Dolor ■ Tolerancia a los opioides ■ Estado físico del paciente y variables genéticas ■ Vías de administración ■ Selección y ajuste de la dosis ■ Rotación de opioides ■ Tratamiento combinado USOS TERAPÉUTICOS NO ANALGÉSICOS DE LOS OPIOIDES ■ Disnea ■ Adyuvantes anestésicos TOXICIDAD OPIOIDE AGUDA ■ Síntomas y diagnóstico ■ Tratamiento NUEVOS TRATAMIENTOS NO OPIOIDES PARA EL DOLOR ■ Ziconotida Capítulo Opioides, analgesia y control del dolor Dolor El dolor es un componente de prácticamente todas las patologías clínicas, y el manejo del dolor es un imperativo clínico primario. Los opioides son un pilar en el tratamiento del dolor agudo, pero en los últimos años se ha cuestionado la eficacia y la seguridad de su utilización a largo plazo para tratar el dolor crónico, ya que han aumentado los casos de adicción y muerte por su uso indebido. Los opioides ya no son un tratamiento de primera línea para el dolor crónico, y un enfoque más conservador puede incluir otras clases de medicamentos, como los NSAID, los anticonvulsi- vos y los antidepresivos. El término opioide se refiere a compuestos estructuralmente relaciona- dos con los productos que se encuentran en el opio, palabra derivada de opos que es la palabra griega para “jugo”; los opioides naturales se deri- van de la resina de la adormidera, Papaver somniferum. Los opioides inclu- yen los alcaloides naturales vegetales, como la morfina, la codeína, la tebaína y muchos derivados semisintéticos. Un opioide es cualquier agen- te que tiene las propiedades funcionales y farmacológicas de un opioide. Los opioides endógenos son ligandos naturales para los receptores de opioides que se encuentran en los animales. El término endorfina no sólo se usa como sinónimo de péptidos opioides endógenos, sino que también se refiere a un opioide endógeno específico, la β-endorfina. El término narcó- https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 356 O p ioid es, an algesia y con trol d el d olor CA PÍTU LO 20 Abreviaturas AAG: (α1-acid glycoprotein) Glucoproteína ácida α1 AC: (adenylyl cyclase) Adenilil ciclasa ACE: (angiotensin-converting enzyme) Enzima convertidora de angiotensina ACh: (acetylcholine) Acetilcolina ACTH: (corticotropin) Corticotropina, anteriormente hormona adrenocorticotrópica ADH: (antidiuretic hormone) Hormona antidiurética ADME: (absorption, distribution, metabolism, excretion) Absorción, distribución, metabolismo, excreción AT1: (angiotensin II receptor, type 1) Receptor de angiotensina II, tipo 1 ATC: (around the clock) Durante todo el día BBB: (blood-brain barrier) Barrera hematoencefálica CaMK: (Ca2+/calmodulin-dependent protein kinase) Proteína cinasa dependiente de Ca2+/calmodulina CDC: (Centers for Disease Control and Prevention) Centros para el Control y Prevención de Enfermedades CLIP: (corticotropin-like intermediate lobe peptide) Péptido del lóbulo intermedio de tipo corticotropina CNS: (central nervous system) Sistema nervioso central COPD: (chronic obstructive pulmonary disease) Enfermedad pulmonar obstructiva crónica COX: (cyclooxygenase) Ciclooxigenasa CRH: (corticotropin-releasing hormone) Hormona liberadora de corticotropina CSF: (cerebrospinal fluid) Líquido cefalorraquídeo CYP: (cytochrome P450) Citocromo P450 DA: (dopamine) Dopamina DAMGO: ([d-Ala2,MePhe4,Gly(ol)5]encephalin) [d-Ala2,MePhe4,Gly(ol)5] Encefalina DHEA: (dehydroepiandrosterone) Dehidroepiandrosterona DOR: (δ opioid receptor) Receptor opioide δ DYN: (dynorphin) Dinorfina EEG: (electroencephalogram) Electroencefalograma β-END: (β-endorphin) β-endorfina ER/LA: (extended-release/long-acting [a]) Liberación prolongada/acción prolongada(a) FDA: (Food and Drug Administration) Administración de Alimentos y Medicamentos FSH: (follicle-stimulating hormone) Hormona foliculoestimulante GABA: (γ-aminobutyric acid) Ácido γ-aminobutírico GI: (gastrointestinal) Gastrointestinal GIRK: (G protein–activated inwardly rectifying K+ channel) Canal de K+ rectificador de proteína activado por la proteína G GnRH: (gonadotropin-releasing hormone) Hormona liberadora de gonadotropina GPCR: (G protein-coupled receptor) Receptor acoplado a proteína G GRK: (GPCR kinase) GPCR cinasa HPA: (hypothalamic-pituitary-adrenal) Hipotalámico-hipofisario-suprarrenal 5HT: (serotonin) Serotonina IM: (intramuscular) Intramuscular IP3: (inositol triphosphate) Trifosfato de inositol IV: (intravenous) Intravenoso L-ENK: (Leu-enkephalin) Leu-encefalina JNK: (c-Jun N-terminal kinase) c-Jun: N-terminal cinasa KOR: (κ opioid receptor) Receptor opioide κ LH: (luteinizing hormone) Hormona luteinizante LPH: (lipotropin) Lipotropina 6-MAM: (6-monoacetylmorphine) 6-monoacetilmorfina MAO: (monoamine oxidase) Monoaminooxidasa MAP: (mitogen-activated protein) Proteína activada por mitógeno M-ENK: (Met-enkephalin) Met-encefalina MME: (morphine milligram equivalent) Morfina, equivalente de miligramos MOR: (μ opioid receptor) Receptor opioide μ MSH: (melanocyte-stimulating hormone) Hormona estimulante de melanocitos Nac: (nucleus accumbens) Núcleo accumbens NE: (norepinephrine) Norepinefrina α-NEO: (α neoendorphin) α neoendorfina NF-κB: (nuclear factor kappa B) Factor nuclear kappa B NMDA: (N-methyl-d-aspartate) N-metil-d-aspartato NOP: (nociceptin/orphanin FQ [N/OFQ] receptor) Receptor nociceptina/ orfanina FQ (N/OFQ) NSAID: (nonsteroidal anti-inflammatory drug) Fármaco antiinflamatorio no esteroideo PAG: (periaqueductal gray) Gris periacueductal PCA: (patient-controlled analgesia) Analgesia controlada por el paciente PDMP: (prescription drug monitoring program) Programa de monitorización de medicamentos con receta PFC: (prefrontal cortex) Corteza prefrontal PI3K: (phosphoinositide 3 kinase) Fosfoinositida-3-cinasa PK: (protein kinase) Proteína cinasa PLC: (phospholipase C) Fosfolipasa C POMC: (pro-opiomnocortin) Proopiomelanocortina pre-proDYN: (pre-prodynorphin) Preprodinorfina pre-ProENK: (pre-proenkephalin) Preproencefalina SNRI: (serotonin-norepinephrine reuptake inhibitor) Inhibidor de la recaptación de serotonina-norepinefrina SSRI: (selective serotonin reuptake inhibitor) Inhibidor de la recaptación selectiva de serotonina TM: (transmembrane) TransmembranaVP: (ventral pallidum) Pálido ventral VTA: (ventral tegmental area) area tegmental ventral tico se deriva de la palabra griega narkotikos, para “entumecimiento” o “estupor”. Aunque el término narcótico originalmente se refería a cual- quier droga que indujera narcosis o sueño, la palabra se ha asociado con los opioides y se usa a menudo en un contexto legal para referirse a sus- tancias con abuso o potencial adictivo. Péptidos opioides endógenos Una molécula biológica que se encuentra dentro del cerebro, que actúa a través de un receptor opioide, es un opioide endógeno. Los precursores peptídicos opioides son una familia proteica definida por la prohormona de la que se derivan (véase figura 20-1). Se han identificado varias fami- lias distintas de péptidos opioides endógenos: principalmente encefali- nas, endorfinas y dinorfinas (véase tabla 20-1) (Höllt, 1986). Estas familias tienen varias propiedades comunes: • Cada una deriva de una proteína precursora distinta, pre-POMC, pre- proencefalina y preprodinorfina, respectivamente, cada una codificada por un gen correspondiente. • Cada precursor está sujeto a clivajes complejos por distintas enzimas tipo tripsina y a una variedad de modificaciones postraduccionales que dan como resultado la síntesis de múltiples péptidos, algunos de los cuales son activos como opioides. • La mayoría de los péptidos opioides con actividad en un receptor com- parten la secuencia amino terminal común de Tyr-Gly-Gly-Phe-(Met o Leu), seguida por diversas extensiones C-terminales que producen péptidos de 5-31 residuos; las endomorfinas, con diferentes secuen- cias terminales, son excepciones. • No todas las células que producen un precursor de prohormona opioi- de almacenan y liberan la misma mezcla de péptidos opioides; esto es el resultado del procesamiento postraduccional diferencial secundario a variaciones en el complemento celular de peptidasas que producen y degradan los fragmentos opioides activos. • El procesamiento de estos péptidos se ve alterado por las demandas fisiológicas, lo que conduce a la liberación de una mezcla diferente de péptidos derivados de la traducción por una célula dada en diferentes condiciones. • Los péptidos opioides se encuentran en el plasma y reflejan la liberación de los sistemas secretores, como la glándula hipófisis y las suprarrena- les, y por tanto no reflejan la liberación neuroaxial. Por el contrario, los niveles de estos péptidos en el cerebro/médula espinal y en el CFS sur- gen de los sistemas neuroaxiales y no de los sistemas periféricos. Proopiomelacortina El principal péptido opioide derivado de POMC es el potente agonista opioide β-endorfina. La secuencia de POMC también se procesa en una variedad de péptidos no opioides, que incluyen ACTH, α-MSH y β-LPH. Aunque la β-endorfina contiene la secuencia de met-encefalina en su ex- tremo amino terminal, por lo general no se convierte en este péptido. https://booksmedicos.org 357 N eurofarm acología SECCIÓ N II Figura 20-1 Precursores de péptidos opioides. Los péptidos opioides se derivan de proteínas precursoras que también pueden contener péptidos no opioides. Pre- POMC es un buen ejemplo. El procesamiento proteolítico de una forma pre-pro por una señal peptidasa elimina el péptido señal; entonces, varias prohormonas convertasas (endoproteasas) atacan las secuencias dibásicas, produciendo α-, β- y γ-MSH, ACTH, CLIP, β- y γ-LPH, y β-END. De manera similar, pre-proENK produce L-ENK y M-ENK y dos parientes de M-ENK, M-ENK-RGL (Arg-Gli-Leu) y M-ENK-RF (Arg-Fe); y pre-proDYN produce α neoendorfina (α-NEO) y DYN A y DYN B, cada uno de las cuales contiene una secuencia L-ENK (Tir-Gli-Gli-Fe-Leu) en su extremo amino. La figura 14-15 muestra el procesamiento de pre- POMC con mayor detalle. JP (joining peptide): unión al péptido. PERSPECTIVA HISTÓRICA La primera referencia indiscutible al opio se encuentra en los escritos de Teofrasto en el siglo iii a.C. Los médicos árabes estaban bien instruidos en los usos del opio. Los comerciantes árabes introdujeron la mezcla de opio en Oriente, donde se empleó principalmente para el control de la disente- ría. Paracelso denominó láudano a este producto. Hacia 1680, la utilidad del láudano era tan apreciada que Thomas Sydenham, un pionero de la medicina inglesa del siglo xvii, afirmó que “entre los remedios que han agradado a Dios Todopoderoso para ofrecer al hombre con el fin de aliviar sus sufrimientos, ninguno es tan universal y tan eficaz como el opio”, con lo que relacionó, de cierta manera, la religión y los opioides casi 200 años antes que Marx. El opio contiene más de 20 alcaloides distintos. En 1806, Frederich Ser- türner, un asistente de farmacéutico, obtuvo el aislamiento por cristaliza- ción de una sustancia pura en el opio que llamó morfina, por Morfeo, el dios griego del sueño (Booth, 1999). A mediados del siglo xix comenzó a extenderse por todo el mundo médico el uso de alcaloides puros en lugar de preparados de opio, hecho que coincidió con el desarrollo de la jeringa hipodérmica y la aguja hueca, lo que permitió la administración directa de preparaciones solubles en agua “debajo de la piel” en el cuerpo. Además de los notables beneficios saludables de los opioides, los efec- tos secundarios y el potencial adictivo de estos fármacos se conocen desde hace siglos. En la Guerra Civil de Estados Unidos, la administración de “alegría del soldado” a menudo condujo a la “enfermedad del soldado”, la adicción a los opioides provocada por la medicación en estados de dolor crónico debido a heridas de guerra. Estos problemas estimularon la bús- queda de analgésicos opioides sintéticos potentes, libres de potencial adic- tivo y otros efectos secundarios. El descubrimiento temprano de la heroína, producto sintizado por C.R. Alder Wright en 1874, dio paso a su utilización generalizada como un supuesto sedante y supresor de la tos no adictivo. Lamentablemente, la heroína y todos los opioides sintéticos pos- teriores que se han introducido en el uso clínico comparten las propieda- des de los opioides clásicos, incluidas sus propiedades adictivas. Sin embargo, esta búsqueda de nuevos agonistas opioides condujo a la síntesis de antagonistas opioides y compuestos con propiedades mixtas agonis- tas-antagonistas, lo que amplió las opciones terapéuticas y proporcionó herramientas importantes para explorar los mecanismos de las acciones opioides. Hasta principios de la década de 1970, los efectos de la morfina, la heroína y otros opioides como agentes antinociceptivos y adictivos esta- ban bien descritos, pero se desconocían los mecanismos que median la interacción de los alcaloides opioides con los sistemas biológicos. Golds- tein comenzó una búsqueda de sitios de unión estereoselectiva en el CNS usando radioligandos (Goldstein et al., 1971), y Pert usó radioligandos de manera convincente para demostrar sitios de unión a opioides y un efecto de Na+ que distinguió el agonista de la unión del antagonista (Pert et al., 1973). Los estudios fisiológicos in vivo e in vitro de la farmacología de los agonistas opioides, sus antagonistas y la tolerancia cruzada condujeron a la hipótesis de tres receptores separados: mu (μ), kappa (κ) y sigma (σ) (Martin et al., 1976). Los esfuerzos para aislar los opioides endógenos con- dujeron al descubrimiento de las moléculas (véase análisis a continuación) que actuaron sobre un receptor distinto, el receptor delta (δ). Los recepto- res μ, κ y δ, no así el receptor σ, compartían la propiedad común de ser sensibles al bloqueo del agonista por agentes como la naloxona. En rela- ción con la identificación de estos receptores opioides, Kostelitz y asocia- dos (Hughes et al., 1975) identificaron un factor endógeno similar al opioide al que llamaron encefalina (“de la cabeza”). Poco después, se aisla- ron dos clases más de péptidos opioides endógenos, las endorfinas y dinorfinas (Akil et al., 1984). En los primeros trabajos de Martin, se pensóque el receptor σ repre- sentaba un sitio que explicaba los efectos excitatorios paradójicos de los opioides; ahora se piensa que este sitio es el sitio de unión a fenciclidina y no es, estrictamente hablando, un receptor opioide o un sitio de opioides. Por tanto, tres receptores distintos son ahora la base de la farmacología opioide. La hipótesis de los tres receptores ha sido confirmada por clona- ción (Waldhoer et al.; 2004). En 2000, el Comité de Nomenclatura de Receptores y Clasificación de Medicamentos de la Unión Internacional de Farmacología adoptó los términos receptores MOP, DOP y KOP (recep- tor de péptido opioide mu, etc.). Este texto utiliza MOR, DOR y KOR para referirse tanto a los MOR, como a los DOR y KOR peptídicos y no peptídicos. Los intentos durante al menos medio siglo para disociar los poderosos efectos analgésicos de los opioides de sus efectos indeseables han fallado (Corbett et al., 2006). Sin embargo, con nuestro avance en la comprensión del agonismo sesgado, las perspectivas están mejorando. γ-MSH α-MSH β-MSH β-ENDCLIP JP ACTH γ-LPH Péptido señal β-LPH Pre-POMC Péptido señal Pre-Pro ENK L-ENK M-ENK M-ENK M-ENK M-ENK-RGL M-ENK L-ENK M-ENK-RF L-ENK L-ENK Neo-END DYN A DYN B Péptido señal Pre-Pro DYN https://booksmedicos.org 358 O p ioid es, an algesia y con trol d el d olor CA PÍTU LO 20 Tabla 20-1 ■ Péptidos endógenos opioides ligandos oPioides esPeCiFiCidad del ReCePToR μ δ κ Met-encefalina (Tir-Gli-Gli-Fe-Met) ++ +++ Leu-encefalina (Tir-Gli-Gli-Fe-Leu) ++ +++ β-endorfina (Tir-Gli-Gli-Fe-Met-Tr-Ser-Glu-Lis- Ser-Gln-Tr-Pro-Leu-Val-Tr-Leu-Fe- Lis-Asn-Ala-Ile-Ile-Lis-Asn-Ala-Tir- Lis-Lis-Gli-Glu) +++ +++ Dinorfina A (Tir-Gli-Gli-Fe-Leu-Arg-Arg-Ile-Arg- Pro-Lis- Leu-Lis-Trp-Asp-Asn-Gln) ++ +++ Dinorfina B (Tyr-Gly-Gly-Phe-Leu-Arg-Arg-Gln- Phe-Lys-Val-Val-Thr) + + +++ α-neoendorfina (Tir-Gli-Gli-Fe-Leu-Arg-LisTir- Pro-Lis) + + +++ Endorfina 1 (Tir-Pro-Trp-Fe-NH2 +++ +: agonista; + < ++ < +++ en potencia. Reproducido con permiso de Raynor K, et al. Pharmacological characterization of the cloned kappa-, delta-, and mu-opioid receptors. Mol Pharmacol 1994;45:330-334. Tabla 20-2 ■ agonistas opioides ligandos oPioides TiPos de ReCePToRes μ δ κ Etorfina +++ +++ +++ Fentanilo +++ Hidromorfona +++ + Levorfanol +++ Metadona +++ Morfinaa +++ + Sufentanilo +++ + + DAMGOa ([D-Ala2,MeFe4,Gli (ol)5] encefalina) +++ Bremazocinac + + +++ Buprenorfina P – – Butorfanolc P +++ Nalbufina – – ++ DPDPEb ([D-Pen2,5] -Encefalina]) +++ U50,488c ++ +: agonista; –: antagonista; P: agonista parcial. En potencia: + < ++ < +++ a Prototípico preferente μ. b Prototípico preferente δ. c Prototípico preferente κ. Fuente: Modificado con el permiso de Raynor K et al. Pharmacological charac- terization of the cloned kappa-, delta-, and mu-opioid receptors . Mol Pharma- col 1994;45:330-334. Proencefalina La prohormona contiene múltiples copias de met-encefalina, así como una única copia de leu-encefalina. Los péptidos de proencefalina están presentes en áreas del CNS que se cree que están relacionadas con el procesamien- to de la información del dolor (p. ej., asta dorsal de la médula espinal, el núcleo espinal del trigémino y el PAG); a la modulación del comporta- miento afectivo (p. ej., amígdala, hipocampo, locus ceruleus y la corteza cerebral frontal; a la modulación del control motor (p. ej., núcleo cauda- do y globus pallidus; a la regulación del sistema nervioso autónomo (p. ej., médula oblongada) y a las funciones neuroendocrinológicas (p. ej, emi- nencia media). Los péptidos de la proencefalina también se encuentran en las células de cromafina de la médula suprarrenal y en los plexos ner- viosos y en las glándulas exocrinas del estómago y el intestino. Los pro- ductos proencefalinos circulantes se consideran derivados en gran parte de estos sitios. Prodinorfina La prodinorfina contiene tres péptidos de diferentes longitudes que co- mienzan con la secuencia leu-encefalina: dinorfina A, rimorfina (dinorfina B) y neoendorfina. El péptido nociceptínico u orfanina FQ (ahora denomina- do N/OFQ) comparte una similitud estructural con la dinorfina A. Los péptidos derivados de prodinorfina se distribuyen ampliamente en neu- ronas y, en menor medida, en astrocitos en todo el cerebro y la médula espinal; con frecuencia se encuentran coexpresados con otros precurso- res peptídicos opioides. endomorfinas Los péptidos de endomorfinas pertenecen a una nueva familia de pépti- dos que incluyen endomorfina 1 (Tir-Pro-Trp-Fe-NH2) y endomorfina 2 (Tir- Pro-Fe-Fe-NH2). Las endomorfinas tienen una estructura atípica y muestran selectividad hacia el MOR. Receptores de opioides Clases de receptores Las tres clases de receptores de opioides (MOR, DOR y KOR) comparten homologías de secuencia extensas (55-58%) y pertenecen a la familia de los GPCR con rodopsina (véase figura 3-9). Los receptores opioides apa- recen temprano en la evolución de los vertebrados (Stevens, 2009). Los receptores opioides humanos se han mapeado en el cromosoma 1p355- 33 (DOR), el cromosoma 8q11.23-21 (KOR) y el cromosoma 6q25-26 (MOR) (Dreborg et al., 2008). Los procedimientos de hibridación de baja rigurosidad han identifcado tipos de receptores no opioides diferentes a los clonados para los receptores opioides. Se clonó una proteína similar al receptor opioide (ORL1 o NOP; cro- mosoma 20q13.33) con base en su homología estructural (48-49% de identidad) con otros miembros de la familia de receptores opioides; es proteína G acoplada, tiene un ligando endógeno (nociceptina [orfanina FQ]) pero no muestra una farmacología opioide. Como se ha señalado, el receptor sigma (σ) se identificó temprano y se pensó que representaba un sitio que explicaba los efectos excitatorios paradójicos de los opioides; la unión del agonista al receptor σ no es antagonizada por la naloxona, y el receptor no está clasificado como un receptor opiode (Waldhoer et al., 2004). distribución del receptor opioide Como se define por la distribución de la proteína del receptor, el mensaje, la unión del ligando y los efectos farmacológicos iniciados por las molécu- las opioides, todos los receptores opioides están ampliamente distribuidos en la periferia y el neuroeje en el soma y los terminales de las células neu- ronales. Menos apreciada es la presencia de sitios de unión a opioides en una variedad de células no neuronales, que incluyen tipos de células de macrófagos (microglia periférica y central) y astrocitos (Dannals, 2013; Yaksh, 1987) y en el sistema nervioso entérico del tracto GI (Galligan y Akbarali, 2014). ligandos del receptor opioide Los ligandos del receptor opioide se pueden definir ampliamente por sus propiedades funcionales como agonistas y antagonistas en el receptor particular. Agonistas Se han desarrollado agonistas altamente selectivos para los tres sitios de unión (p. ej., DAMGO para MOR, DPDPE para DOR y U-50,488 para KOR) (véase tabla 20-2). Es un hecho que todos los agonistas clínicamente útiles están dirigidos al receptor μ. Los ligandos que se unen específica- mente pero tienen actividad intrínseca limitada se denominan agonistas parciales; para MOR, uno de tales ligandos es la buprenorfina. https://booksmedicos.org 359 N eurofarm acología SECCIÓ N II Tabla 20-3 ■ antagonistas opioides ligandos oPioides TiPos de ReCePToRes μ δ κ Naloxonaa – – – – – – Naltrexonaa – – – – – – – CTOPb – – – Diprenorfina – – – – – – – – β-Funaltrexarninabc – – – – ++ Naloxonazina – – – – – nor-Binaltorfimina (nor-BNI) – – – – – Naltrindolad – – – – – Naloxona benzoilhidrazona – – – – – +: agonista; –: antagonista. – < – – < – – – en potencia. CTOP, (D-Fe-Cis-Tir-D-Trp-Orn-Tr-Pen-Tr-NH2). a Ligando universal. b Prototípico preferente μ. c Ligando irreversible. d Prototípico preferente δ. Reproducido con permiso de Raynor K, et al. Pharmacological characterization of the cloned kappa-, delta-, and mu-opioid receptors.Mol Pharmacol 1994; 45:330-334. I II Sitios de glucosilación III COO– Sitios GRK Región de unión de la β-arrestina Sitio PKC Sitio quinasa src Palmitoilación Sitio cdk5 + NH3 1 2 3 4 5 6 7 Exterior Interior Membrana plasmática 121 198S S Figura 20-2 Estructura general de un receptor opioide. Este esquema está basado en el DOR (Gendron et al., 2016). El receptor tiene las características de un GPCR: terminal amino externo largo con sitios de glucosilación, siete regiones TM, un largo extremo carboxilo intracelular y sitios de fosforilación en las áreas donde interaccionan las arrestinas (porciones del circuito intracelular III y el extremo carboxilo, observados en verde). La interacción diferencial de arrestinas 1 y 2 con los sitios fosforilados puede ser un factor en las respuestas diferenciales a diferentes agonistas (véase figura 20-4). Una característica inusual es el enlace disulfuro extracelular entre Cys121 y Cys198. El Na+ afecta la actividad constitutiva del receptor y la especificidad del ligando de DOR, efectos que se han localizado en un sitio alostérico para Na+ en el núcleo del grupo TM siete de DOR; el cambio de Asn131 en el sitio Na+ a Ala o Val altera el efecto del naltrindol del antagonista de DOR a un agonista sesgado por β-arrestina. Los residuos que interactúan con Na+ parecen funcionar como un “interruptor de eficacia” (Fenalti et al., 2014). Antagonistas Los antagonistas opioides comúnmente utilizados, como la naloxona o la naltrexona, son panantagonistas con afinidad por todos los receptores opioides conocidos. Los antagonistas para receptores opioides específi- cos se han desarrollado para investigación (véase tabla 20-3) e incluyen análogos cíclicos de somatostatina, como CTOP (D-Fe-CisTir-D-Trp-Orn- Tr-Pen-Tr-NH2) como MOR antagonista, un derivado de naloxona llama- do naltrindol como antagonista de DOR, y un derivado bivalente de naltrexona llamado nor-BNI como antagonista de KOR. estructura del receptor opioide Cada uno de los receptores opioides consiste en un extremo N terminal extracelular, siete hélices TM, tres circuitos extra e intracelulares y un ex- tremo C terminal intracelular característico de los GPCR (véase figura 20-2). Los receptores opioides también poseen dos residuos conservados de cisteína en el primer y segundo circuitos extracelulares, que forman un puente disulfuro. Aunque existe una complejidad significativa en las interacciones opioides-receptor (Kane et al., 2006), varios principios ge- nerales definen la unión y la selectividad. • Todos los receptores opioides muestran un bolsillo de unión formado por TM3-TM7. • El bolsillo en el receptor respectivo está parcialmente cubierto por los circuitos extracelulares, que, junto con los extremos extracelulares de los segmentos TM, proporcionan una selectividad que confiere una puerta, lo cual permite que los ligandos, particularmente los péptidos, sean diferencialmente accesibles para los diferentes tipos de recepto- res. Así, los alcaloides (p. ej., la morfina) se unen en el núcleo de la porción TM del receptor, mientras que los ligandos peptídicos grandes se unen a los circuitos extracelulares. Como se señaló son los circuitos extracelulares los que muestran la mayor diversidad estructural a tra- vés de los receptores. • La selectividad se ha atribuido a los circuitos extracelulares: primero y tercero para el MOR, segundo para el KOR y tercero para el DOR. Se cree que los antagonistas alcaloides se unen más profundamente en el bolsillo, obstaculizan estéricamente los cambios conformacionales y llevan a un antagonismo funcional. • En la membrana, los receptores opioides pueden formar homo y hete- rodímeros, con lo que alteran las propiedades farmacológicas de los receptores. Por tanto, la diversidad de respuestas se incrementa más allá de los monómeros MOR, DOR y KOR básicos. • La heterodimerización y la homodimerización de los receptores de opioides y su tránsito de posactivación son importantes para compren- der la selectividad de varios ligandos y las respuestas fisiológicas a ellos. El desarrollo de la tolerancia a los opioides puede implicar meca- nismos de tránsito de receptores. • Existen variantes de empalme para los receptores opioides. Por ejem- plo, el gen para el MOR humano tiene al menos dos promotores, exo- nes múltiples, con muchos exones que generan como mínimo 11 variantes de empalme que codifican múltiples isoformas de unión a morfina, que varían ampliamente en su extremo carboxilo. Este em- palme alternativo tal vez sea crucial para la diversidad de receptores y respuestas (Pan, 2005; Xu et al., 2017). señalización del receptor opioide El MOR, el DOR y el KOR se unen a las proteínas Gi/Go sensibles a la toxina pertussis. En la activación del receptor, el acoplamiento Gi/Go da https://booksmedicos.org 360 O p ioid es, an algesia y con trol d el d olor CA PÍTU LO 20 Hiperpolarización de la membrana Supresión de despolarización ↓ Liberación de neurotransmisores DOR L-ENK M-ENK β-END ENDOM-1 ENDOM-2 DYN A DYN B NeoDYN Gi/0 Gi/0 G0 MOR KOR ↓ cAMP celular ↓ Activación de PKA ↓ Liberación de neurotransmisores βγ Conductancia ↑ K+ Actividad del canal de↓ Ca2+ Actividad del canal de ↓ Ca2+ ↓ Actividad de adenilil ciclasa βγαi/0-GTP α0-GTP Figura 20-3 Especificidad del receptor de opioides endógenos y efectos de la activación del receptor en neuronas. como resultado una serie de eventos intracelulares mediados por subuni- dades α y βγ de estas proteínas G (véase figura 20-3), que incluyen: • Inhibición de la actividad de AC. • Apertura reducida de canales de Ca2+ dependientes de voltaje (reduce la liberación de neurotransmisores de las terminales presinápticas). • Estimulación de la corriente de K+ a través de varios canales, incluyen- do GIRK (hiperpolariza e inhibe las neuronas postsinápticas). • Activación de PKC y PLCβ (Shang y Filizola, 2015). Regulación de la posactivación del tránsito del receptor opioide; agonismo opioide sesgado Los MOR y los DOR se someten a una internalización mediada por ago- nistas rápidos. Los MOR se reciclan a la membrana después de la inter- nalización; los DOR se degradan con la internalización (Zhang et al., 2015). Los KOR no se internalizan después de una exposición agonista prolongada (Williams et al., 2013). La internalización de los MOR y DOR aparentemente ocurre a través de vías endocíticas parcialmente distintas, lo que sugiere interacciones específicas del receptor con diferentes mediadores del tránsito intracelu- lar. Estos procesos pueden inducirse diferencialmente como una función de la estructura del ligando. Por ejemplo, ciertos agonistas, como etorfina y encefalinas, causan internalización rápida del receptor, mientras que la morfina no causa internalización de MOR, aunque disminuye igualmente la actividad de AC. Además, un receptor truncado con acoplamiento de proteína G normal se recicla constitutivamente de la membrana al citosol, lo que sugiere que la activación de la transducción de señal y la internali- zación están controladas por mecanismos moleculares distintos (von Zas- trow et al., 2003). Estos estudios respaldan la afirmación de que diferentes ligandos estimulan diferentes cambios conformacionales en el receptor que dan lugar a señalización intracelular divergente, y pueden proporcio- nar una explicación de las diferencias en el espectro de efectos de diversos opioides y señalar terapias novedosas (Violin et al., 2014 ). La figura 20-4 muestra algunas de las vías de señalización receptor-efector que pueden contribuir al agonismo opioide sesgado y a la complejidad de las respues- tas inmediatas a largo plazo (desensibilización, tolerancia, dependencia, abstinencia). Como se ha señalado, puede expresarse más de un tipo de receptor opioide en una célula. Los datos funcionales sugieren que los receptores opioides pueden interactuar, formar así homodímeros y heterodímeros, y que dichos complejospueden alterar la señalización y el tránsito del re- ceptor y contribuir a la tolerancia a la morfina y posiblemente a estados patológicos (Massotte, 2015; Zhang et al., 2015). Los circuitos intracelula- res y la cola amino de los receptores opioides tienen numerosos sitios conocidos y potenciales de fosforilación por parte de varias proteínas ci- nasas celulares que pueden alterar la señalización e interacción del recep- tor con los andamiajes intracelulares y las vías de señalización (véanse figuras 20-2 y 20-4). Efectos de la activación aguda y crónica del receptor opioide Además del previsto alivio del dolor, la ocupación agonista de los recep- tores de opioides durante intervalos a corto y largo plazos conduce a la pérdida del efecto, con propiedades distinguibles relacionadas con el de- sarrollo de la tolerancia y la dependencia. desensibilización Frente a una activación transitoria (de minutos a horas), se produce tole- rancia o desensibilización aguda que es específica para ese receptor y desaparece con un curso temporal paralelo al aclaramiento del agonista. https://booksmedicos.org 361 N eurofarm acología SECCIÓ N II γβ MOR MOR GRKS, PKC P P P P CaMKII Reciclaje del receptor Adenilil ciclasa PLCβ Exterior Citosol PI3K Proteínas cinasas activadas por Ca2+JNK Internalización del receptor β-arrestina Agonista µ ↑ ERK 1/2 ↑ ERK 1/2 ↓ Actividad cAMP/PKAIP3-Ca 2+ ↑ PKC αi A. Vías de señalización celular que pueden ser agonistas opioides regulados diferencialmente. Las respuestas a los agonistas opioides pueden estar sesgadas hacia la señalización β-arrestina o hacia la señalización de proteína G. ERK1/2 puede activarse por cualquiera de las vías, pero posiblemente en compartimentos subcelulares distintos con diferentes secuelas. La activación de PI3K y PLCβ puede conducir a la activación de proteínas cinasas adicionales con numerosos efectos corriente abajo. Además de iniciar la señalización (p. ej., ERK1/2), las β-arrestinas interactúan con receptores fosforilados con consecuencias para la desensibilización y el tránsito de receptores. El estado diferenciado de la célula que responde puede afectar las posibles respuestas, al igual que las propiedades del agonista. El panel B muestra algunas de las variables que pueden contribuir a la señalización sesgada en respuesta a los agonistas opioides mu. Otros compañeros de unión MOR 1 2 3 4 5 6 Tránsito del receptor Desensibilización Internalización del receptor Reciclaje del receptor Receptor Fosforilación MOR Acoplamiento a la cascada de señalización Acoplamiento a la cascada de señalización P P arrestina-β α βγ Gi/o P P Agonista opioides μ Exterior Citosol B. Factores supuestos que afectan las consecuencias variables de la activación MOR. La panoplia de interacciones que resultan de la unión del ligando a MOR es compleja. Como consecuencia, la activación sesgada de MOR puede afectar diferencialmente múltiples vías corriente abajo. Aquí se muestran algunas posibilidades, anotadas por número en la figura: 1. Los agonistas mu se unen a MOR, un GPCR de membrana. Las respuestas sesgadas podrían ser el resultado de la preferencia de los agonistas por una de las diversas formas de MOR que pueden resultar de un empalme alternativo. Las respuestas sesgadas también podrían ser el resultado de las interacciones de los agonistas mu con MOR que estabilizan las conformaciones del receptor que son específicas del agonista y difieren en su capacidad para producir secuelas. En respuesta al agonista, MOR interactúa con una proteína G y está sujeto a fosforilación, eventos que también pueden reflejar una isoforma de receptor y la conformación particular estabilizada por el agonista. 2. El MOR tiene más de una docena de sitios de fosforilación accesibles para diversas proteínas cinasas. El patrón de fosforilación se puede determinar mediante la conformación del receptor que induce el agonista, movilizando distintas proteínas cinasas (p. ej., GRK, PKC, ERK1/2, CaMKII), o el receptor puede no fosforilarse. Estas proteínas cinasas existen en múltiples isoformas, que otorgan variabilidad/selectividad adicional al proceso. Hay siete isoformas de GRK (no expresadas uniformemente en todas las células) y la fosforilación mediada por GRK también puede ser específica para el agonista y la forma del receptor (es decir, depende de la conformación del receptor inducido por agonista y de las heterogeneidades [variantes de empalme] en la estructura del receptor). 3. La fosforilación de MOR, principalmente por GRK, facilita la unión de β-arrestina, promueve el desacoplamiento de MOR de las proteínas G y afecta la desensibilización, el tránsito de receptores y posiblemente la tolerancia. Dos isoformas de β-arrestina pueden interactuar con fosfo-MOR. Estas interacciones parecen ser específicas de agonista (véase panel C). La interacción de fosfo-MOR con β-arrestinas inicia procesos de desensibilización, internalización y reciclaje de receptores. Existe una fuerte correlación entre la fosforilación de MOR, el reclutamiento de β-arrestina 2 y la internalización de MOR. El complejo β-arrestina/fosfo-MOR es reconocido por clatrina. El fosfo-MOR puede ser internalizado a diferentes destinos teniendo en cuenta su participación en un proceso dependiente de clatrina o independiente de clatrina. 4. Los complejos β-arrestina/fosfo-MOR pueden iniciar la señalización celular independientemente de las proteínas G. 5. El MOR ligado al agonista interactúa con la familia Gi/o para alterar las vías de señalización celular. Los componentes de Gi/o proporcionan grandes posibilidades para la diversidad de señalización (cuatro subunidades α, cinco β y doce γ isoformas) y regulan las proteínas en la membrana y en varios compartimentos subcelulares (Khan et al., 2013). 6. La homo-y heterodimerización específica del agonista del receptor y su interacción con otras proteínas también pueden jugar un papel en el agonismo sesgado. Por tanto, es posible una variedad de respuestas finales después de la unión de un agonista mu a MOR. El panel C expone dos ejemplos. Figura 20-4 Señalización sesgada a través de receptores opioides. (continúa) https://booksmedicos.org 362 O p ioid es, an algesia y con trol d el d olor CA PÍTU LO 20 Activación de proteína G + + + + + + + + + + – + + + + + + – + + + – + + + + + + + +/– + + + + + + Respuesta Morfina Etorfina Fosforilación de MOR Internalización de MOR Desensibilización de MOR (evaluada como liberación de Ca2+) * Respuestas obtenidas de la información aportada por la literatura médica, en su mayor parte de sistemas de células cultivadas. Véanse trabajos de Raehal et al., 2011 y Zheng et al., 2011. ** El resultado depende de la respuesta medida. Activación PKCε Activación ERK 1/2 Recrutamiento de β-arrestina β-arrestina 1 β-arrestina 2 C. Agonismo sesgado; efectos dispares de dos agonistas MOR*. Figura 20-4 (continuación). La desensibilización a corto plazo probablemente involucra la fosforila- ción de los receptores que resulta en un desacoplamiento del receptor de su proteína G o la internalización del receptor (Williams et al., 2013). Tolerancia La tolerancia a los opioides se refiere a una disminución en la efectivi- dad aparente del agonista opioide con administración agonista continua o repetida (durante días a semanas), que, después de la eliminación del agonista, desaparece durante varias semanas. Esta tolerancia se refleja en una reducción en el efecto máximo alcanzable o un cambio en la cur- va de dosis-respuesta. Este fenómeno se puede manifestar a nivel de la cascada intracelular (p. ej., inhibición reducida de la AC) y a nivel del sistema orgánico (p. ej., pérdida de efectos sedantes y analgésicos) (Chris- tie, 2008). Esta pérdida de efecto con la exposición persistente a un agonista opioide tiene varias propiedades clave: • Las diferentes respuestas fisiológicas pueden desarrollar tolerancia a tasas marcadamentediferentes. Por tanto, a nivel del sistema orgánico, algunos puntos finales muestran poco o ningún desarrollo de toleran- cia (miosis pupilar); algunos muestran tolerancia moderada (estreñi- miento, vómitos, analgesia, sedación); y algunos muestran tolerancia rápida (euforia). En consecuencia, el consumidor crónico de heroína continuará mostrando pupilas pequeñas y requerirá un aumento rápi- do en la dosificación para lograr la euforia relacionada con el fármaco. • En términos generales, los agonistas opioides de una clase determina- da muestran una respuesta reducida en un sistema que se vuelve tole- rante a otro agente de esa clase (p. ej., tolerancia cruzada entre los agonistas de MOR, tales como morfina y fentanilo). Por razones que no están claras, esta tolerancia cruzada no es absoluta ni completa. Esta falta de tolerancia cruzada completa entre agonistas forma la base de la estrategia clínica de “rotación de opioides” en la terapia para el dolor (Smith y Peppin, 2014). dependencia La dependencia representa un estado de adaptación manifestado por un síndrome de abstinencia que se produce al interrumpir la exposición al fármaco (p. ej., debido a la abstinencia del fármaco) o la administración de un antagonista (p. ej., naloxona). La dependencia es específica de la clase del fármaco y el receptor implicados. A nivel del sistema orgánico, la abstinencia de opioides se manifiesta por un importante flujo somato- motor y autonómico (que se refleja en agitación, hiperalgesia, hipertermia, hipertensión, diarrea, dilatación pupilar y liberación de prácticamente todas las hormonas hipofisarias y de la médula suprarrenal) y por sínto- mas afectivos (disforia, ansiedad y depresión). El estado de abstinencia es muy aversivo y motiva al receptor del fármaco a realizar grandes esfuer- zos para evitar la abstinencia, es decir, a consumir más de este. De acuer- do con el fenómeno de la tolerancia cruzada, los fármacos que interactúan con el mismo receptor de opioides suprimen la abstinencia observada en organismos tolerantes a otro fármaco que actúa sobre el mismo receptor (p. ej., morfina y metadona). adicción La adicción es un patrón de comportamiento caracterizado por el uso compulsivo de un fármaco. Los efectos positivos y de recompensa de los opioides se consideran el componente impulsor para iniciar su uso re- creativo. Esta propiedad de recompensa positiva está sujeta al desarrollo de la tolerancia. Dada la naturaleza aversiva de los síntomas de abstinen- cia, evitar y aliviar los síntomas de abstinencia puede convertirse en la motivación principal para el consumo compulsivo de fármacos (Kreek y Koob, 1998). Cuando el impulso para adquirir el fármaco ocasiona con- ductas de búsqueda de la sustancia que ocurren a pesar del daño físico, emocional o social que sufre el solicitante de la droga, entonces la obse- sión o compulsión por adquirir y consumir dicho fármaco se considera reflejo de un estado de adicción. En animales, esto puede manifestarse por la aceptación a tolerar condiciones estresantes para adquirir el sumi- nistro de fármacos. Es importante destacar que la farmacodependencia no es sinónimo de adicción a los fármacos. La tolerancia y la dependencia son respuestas fisiológicas que se observan en todos los pacientes pero que no son predictoras de la adicción (véase capítulo 24). Por ejemplo, el do- lor por cáncer a menudo requiere un tratamiento prolongado con altas dosis de opioides, lo que lleva a la tolerancia y la dependencia. Sin em- bargo, estos pacientes no se consideran adictos ni consumidores del fár- maco. Mecanismos de tolerancia/dependencia/abstinencia Los mecanismos subyacentes a la tolerancia crónica y a la dependencia/ abstinencia son controvertidos. Varios tipos de eventos pueden contri- buir. disposición del receptor La desensibilización aguda o la internalización del receptor pueden des- empeñar un papel en el inicio de la tolerancia crónica, pero no son sufi- cientes para explicar los cambios persistentes observados. Por ejemplo, la morfina, a diferencia de otros agonistas μ, no promueve una internaliza- ción del MOR significativa, la fosforilación del receptor o la desensibiliza- ción. La desensibilización del receptor y la regulación descendente son específicas del agonista. La endocitosis y el secuestro de receptores no conducen invariablemente a la degradación del receptor, sino que origi- nan la desfosforilación del receptor y el reciclado a la superficie celular. En consecuencia, la tolerancia a los opioides puede no estar relacionada con la desensibilización del receptor, sino más bien con la falta de desen- sibilización. Los agonistas que causan una internalización rápida de los receptores opioides también desensibilizan rápidamente la señalización, pero la sensibilidad puede restaurarse al menos parcialmente al reciclar los receptores opioides “reactivados”. https://booksmedicos.org 363 N eurofarm acología SECCIÓ N II adaptación de los mecanismos de señalización intracelular La evaluación del acoplamiento de MOR a efectos celulares, como la in- hibición de la AC, la activación de canales de K+ con rectificadores inter- nos, la inhibición de las corrientes de Ca2+ y la inhibición de la liberación de neurotransmisores demuestra un desacoplamiento funcional de la función del receptor de la función efectora. De manera importante, la aplicación crónica de opioides inicia un cambio contrarregulador adapta- tivo. Un ejemplo común de dichos procesos contrarreguladores celulares es el aumento de rebote en los niveles de AMP cíclico celular producido por la “superactivación” de AC y la regulación positiva de la cantidad de enzima como resultado de la exposición a largo plazo a un opioide segui- do de su interrupción abrupta (Williams et al., 2013). sistema de contraadaptación La pérdida de efecto antinociceptivo con exposición crónica a opioides puede reflejar una excitabilidad mejorada del enlace regulado. Por tanto, la tolerancia a la acción analgésica de los opioides μ administrados de ma- nera crónica puede ser el resultado de una activación de las rutas bulboes- pinales que aumenta la excitabilidad de los enlaces de transmisión del dolor del asta dorsal espinal. Con la exposición crónica a los opioides, la ocupación de los receptores opioides dará lugar a la activación de la PKC, que puede fosforilar y mejorar la activación de los receptores de glutama- to NMDA locales. Se considera que estos receptores desempeñan un pa- pel importante como enlace excitatorio en el procesamiento del dolor potenciado (véase capítulo 14). El bloqueo de estos receptores puede ate- nuar, al menos parcialmente, la pérdida de eficacia analgésica con la exposición continua a opioides. Dichos mecanismos del sistema de con- traadaptación pueden aplicarse a sistemas específicos (p. ej., modulación del dolor) pero no necesariamente a otros (p. ej., sedación o miosis) (Christie, 2008). Estos cambios pueden ser mecánicamente importantes en el fenómeno llamado hiperalgesia inducida por opioides, por el cual dosis más altas de opioides pueden conducir a un aumento paradójico en el procesamiento del dolor (Fletcher y Martínez, 2014). Requisitos de desarrollo de tolerancia diferencial y ocupación fraccional Un problema interesante para explicar la tolerancia se relaciona con las tasas diferenciales de su desarrollo. No está claro por qué respuestas co- mo la miosis no muestran tolerancia frente a la exposición prolongada (de hecho, la miosis se considera sintomática en la sobredosis farmacoló- gica de pacientes muy tolerantes), mientras que la analgesia y la sedación probablemente muestren una reducción. Una posibilidad es que la tole- rancia represente un desacoplamiento funcional de alguna fracción de la población de receptores y que diferentes puntos finales fisiológicos pue- dan requerir la activación de diferentes fracciones de sus receptores aco- plados para producir un efecto fisiológico dado. Efectos de los opioidesde uso clínico Los opioides, en dependencia de las especificidades de sus receptores, producen una variedad de efectos consistentes con los roles desempeña- dos por los sistemas orgánicos con los cuales se asocian los receptores. Aunque el uso clínico primario de los opioides está dado por sus propie- dades analgésicas, ellos producen una serie de otros efectos. Esto no es sorprendente si se tiene en cuenta la amplia distribución de los recepto- res opioides en el cerebro, la médula espinal y la periferia. Dentro del sistema nervioso, estos efectos van desde la analgesia hasta los efectos sobre la motivación y el afecto de orden superior (euforia), la excitación y una serie de procesos autónomos, hormonales y motores. En la perife- ria, los opioides pueden influir en una variedad de sistemas visceromo- tores, incluidos los relacionados con la motilidad GI y el tono del músculo liso. analgesia Los fármacos similares a la morfina producen analgesia, somnolencia y eu- foria (cambios en el estado de ánimo y el entorpecimiento mental). Cuan- do se administran dosis terapéuticas de morfina a pacientes con dolor, éstos informan que el dolor es menos intenso o que desaparece por com- pleto. Además del alivio de la angustia, algunos pacientes pueden expe- rimentar euforia. La analgesia a menudo ocurre sin pérdida de la conciencia, aunque con frecuencia se produce somnolencia. La morfina en estas dosis no tiene actividad anticonvulsiva y generalmente no causa dificultad para hablar, labilidad emocional o deterioro significativo de la coordinación motora. Cuando se administra una dosis analgésica de morfina a individuos normales sin dolor, los pacientes pueden informar que la experiencia con el fármaco es francamente desagradable. Pueden experimentar somno- lencia, dificultad en la meditación, apatía y disminución de la actividad física. A medida que aumenta la dosis, los efectos subjetivos, analgésicos y tóxicos, incluida la depresión respiratoria, se vuelven más pronuncia- dos. El alivio del dolor por opioides similares a la morfina es selectivo en el sentido de que otras modalidades sensoriales, como el tacto ligero, la propiocepción y la sensación a temperaturas moderadas, no se ven afec- tadas. Las dosis bajas de morfina pueden producir reducciones en la res- puesta afectiva pero no la intensidad percibida de la experiencia del dolor; dosis más altas, clínicamente efectivas, reducen tanto la intensidad percibida como las respuestas afectivas al dolor (Price et al., 1985). El do- lor sordo continuo (como el generado por lesión e inflamación del tejido) se alivia más eficazmente que el dolor agudo intermitente (incidente), como el asociado con el movimiento de una articulación inflamada. Con cantidades suficientes de opioides, es posible aliviar incluso el dolor pun- zante intenso asociado con, por ejemplo, el cólico renal o biliar agudo. Estados y mecanismos del dolor Cualquier análisis significativo sobre la acción de los agentes analgésicos debe incluir la apreciación de que todo dolor no es el mismo, y que una serie de variables contribuyen al informe del dolor por parte del paciente y, por tanto, al efecto del analgésico. Heurísticamente, es posible pensar que el dolor consiste en varios conjuntos distintos de eventos, descritos en las siguientes secciones (Yaksh et al., 2015). Nocicepción aguda. La activación aguda de aferentes sensoriales peque- ñas de umbral elevado (fibras Aδ y C) genera entrada transitoria depen- diente del estímulo en la médula espinal, que a su vez conduce a la activación de las neuronas del asta dorsal que se proyectan contralateral- mente hacia el tálamo y de allí a la corteza somatosensorial. Una proyec- ción espinofuga paralela recorre el tálamo medial y de allí a partes de la corteza límbica, como el cíngulo anterior. La respuesta producida por la activación aguda de estos sistemas ascendentes es suficiente para evocar respuestas de dolor. Ejemplos de tales estímulos incluyen una taza de ca- fé caliente, un pinchazo de aguja o una incisión. Lesión tisular. Después de una lesión tisular o inflamación local (p. ej., quemadura local de la piel, dolor de muelas, articulación reumatoidea) se produce un estado de dolor constante que se caracteriza por ardor, palpi- taciones o dolor y una respuesta de dolor anormal denominada hiperalge- sia, que puede ser provocada por estímulos inocuos o levemente aversivos (agua tibia del baño en una quemadura solar, extensión moderada de una articulación lesionada). Este dolor típicamente refleja los efectos de facto- res activos como las prostaglandinas, bradicininas, citocinas, proteasas serinas e iones H+, entre muchos mediadores. Tales mediadores se liberan localmente en el sitio de la lesión y tienen la capacidad, a través de recep- tores epónimos en las terminales de aferentes pequeñas de umbral eleva- do (fibras Aδ y C), de activar estas aferentes sensoriales y reducir la intensidad del estímulo requerido para su activación (p. ej., sensibiliza- ción periférica). Además, el tránsito aferente continuo iniciado por la lesión e inflamación del tejido conduce a la activación de cascadas facili- tadoras espinales, produciendo una mayor salida al cerebro para cual- quier entrada aferente dada. Se cree que esta facilitación es la base de estados hiperalgésicos (p. ej., sensibilización central). Tal lesión tisular/ dolor provocado por la inflamación a menudo se denomina dolor nocicep- tivo (véase figura 20-5) (Sorkin y Wallace, 1999). Ejemplos de tales estados serían quemaduras, posincisión, abrasión de la piel, lesión musculoes- quelética o inflamación de la articulación. Lesión nerviosa. La lesión de un nervio periférico produce cambios anatómicos y bioquímicos complejos en el nervio y la médula espinal que inducen disestesias espontáneas (dolor súbito, dolor ardiente) y alodinia (dolor al tocar ligeramente). Este estado de dolor por lesión nerviosa pue- de no depender de la activación de aferentes pequeñas, pero puede ini- ciarse por aferentes sensoriales de bajo umbral (p. ej., fibras Aβ). Dichas lesiones nerviosas traen como consecuencia el desarrollo de actividad ectópica que surge de los neuromas formados por la lesión del nervio y los ganglios de la raíz dorsal de los axones lesionados, así como los cam- bios en el procesamiento sensorial del asta dorsal. Dichos cambios inclu- yen la activación de células no neuronales (gliales) y la pérdida de circuitos inhibitorios constitutivos, de modo que la entrada aferente de bajo umbral portada por fibras Aβ evoca un estado de dolor (West et al., 2015). Ejem- plos de tales eventos inductores de lesiones nerviosas incluyen mono- neuropatías secundarias a trauma o compresión nerviosa (síndrome del túnel carpiano) y el estado posherpético (culebrilla). Las polineuropatías, como las que ocurren en la diabetes o después de la quimioterapia (como en el caso del cáncer), también pueden provocar disestesias continuas e hiperpatías provocadas. Se dice que estos estados de dolor son neuropá- https://booksmedicos.org 364 O p ioid es, an algesia y con trol d el d olor CA PÍTU LO 20 Lesión del tejido Lesión PG, BK, K Sensibilización Resultado del dolor + hiperalgesia Liberación local de factores activos (PG, BK, K) Activación/sensibilización persistente de Aδ/C Actividad en vías ascendentes + facilitación espinal Producción exagerada para estímulos de entrada dados Facilitación Figura 20-5 Mecanismos de nocicepción provocados por lesión del tejido. BK: bradi- kinina; K: potasio; PG: prostaglandinas. Lesión nerviosa Neuroma Sensibilización de la médula Degeneración nerviosa periférica Disestesias espontáneas (dolor súbito, dolor ardiente) Alodinia (dolor con el tacto ligero) Actividad aferente espontánea Sensibilización de la médula Fibras aferentes Aβ Figura 20-6 Mecanismos de nocicepción evocada por lesión nerviosa. 4 1 2 3 Núcleo dorsal del rafeNeurona GABAérgica (tónicamente activa) Neurona medulopetal(GABA-R) Médula Activación de MOR (inhibe la liberación de GABA) ACCIÓN OPIÁCEA PAG ACCIÓN OPIOIDE ESPINAL Locus coeruleus PAGGris periacueductal Médula Fibra C terminal MOR MOR Neurona de 2o. orden Médula espinal Ca2+ K+ Figura 20-7 Mecanismos de la acción opioide en la producción de analgesia. Arriba a la izquierda: esquema de organización de la acción de opioiodes en el PAG. Arriba a la derecha: vías opioides sensitivas en el PAG. Las acciones opioides a través de MOR bloquean la liberación de GABA desde sistemas tónica- mente activos que regulan las proyecciones a la médula (1) lo que lleva a la activación del flujo de salida de PAG que da como resultado la activación del prosencéfalo (2) y los receptores de monoamina en la médula (3) que regulan proyecciones medulares (4), que proporcionan información sensorial a los centros superiores y al estado de ánimo. Abajo a la izquierda: esquema de sinapsis aferente primaria con neuronas de segundo orden en el asta dorsal de la médula espinal, que muestra los receptores de opioides pre y postsináp- ticos acoplados a los canales de Ca2+ y K+, respectivamente. Estos receptores se localizan presinápticamente en las terminales de aferentes primarias pequeñas (fibras C) y postsinápticamente en neuronas de segundo orden. Presinápticamente, la activación de MOR bloquea la apertura del canal de Ca2+ sensible al voltaje, que de lo contrario inicia la liberación del transmisor. Postsinápticamente, la activación de MOR mejora la apertura de los canales de K+, lo que lleva a la hiperpolarización. Por tanto, un agonista opioide que actúa en estos sitios conjuntamente sirve para atenuar la excitación evoca- dora aferente de la neurona de segundo orden. ticos (véase figura 20-6). Muchos síndromes de dolor clínico, como los encontrados en el cáncer, típicamente representan una combinación de estos mecanismos inflamatorios y neuropáticos. Aunque el dolor noci- ceptivo generalmente responde a los analgésicos opioides, se considera que el dolor neuropático presenta peor respuesta a ellos. Existe una cre- ciente percepción de que, frente a una lesión o inflamación tisular cróni- ca (p. ej., artritis), puede haber una transición de un fenotipo de dolor inflamatorio a uno neuropático. Dicha transición tiene implicaciones im- portantes para la eficacia del fármaco analgésico. Dimensiones sensoriales contra afectivas. La información generada por un estímulo periférico de alta intensidad inicia la actividad en las vías que activan los sistemas de orden superior que reflejan la magnitud aversiva del estímulo. Los estímulos dolorosos tienen cierta capacidad de generar compo- nentes emocionales fuertes que reflejan una distinción entre el dolor como una sensación específica atenuada por distintas estructuras neuro- fisiológicas (la dimensión sensorial discriminativa) y dolor como sufrimiento (la sensación original más las reacciones provocadas por la sensación: dimensión motivacional afectiva de la experiencia del dolor) (Melzack y Casey, 1968). Los opioides tienen efectos potentes en ambos componen- tes de la experiencia del dolor. Mecanismos de la analgesia inducida por opioides Las acciones analgésicas de los opioides después de administración sisté- mica representan acciones en el cerebro, la médula espinal y, en algunos casos, la periferia. Acciones supraespinales. Las microinyecciones de morfina en varias re- giones cerebrales altamente circunscritas producirán una analgesia po- tente que es reversible con naloxona, un antagonista de MOR. El mejor caracterizado de estos sitios es la región PAG mesencefálica. Existen va- rios mecanismos por los cuales los opioides con acción limitada a PAG pueden actuar para alterar la transmisión nociceptiva. Éstos se resumen en la figura 20-7. Los agonistas de MOR bloquean la liberación del trans- misor inhibitorio GABA de los sistemas de PAG tónicamente activos que regulan la actividad en las proyecciones a la médula. Las proyecciones de PAG a la médula activan la liberación meduloespinal de NE y 5HT a nivel del asta dorsal espinal. Esta liberación puede atenuar la excitabilidad del asta dorsal (Yaksh, 1997). Curiosamente, esta organización de PAG tam- bién puede servir para aumentar la excitabilidad del núcleo dorsal del https://booksmedicos.org 365 N eurofarm acología SECCIÓ N II opioide μ MOR Corteza prefrontal (PFC) PFC VTA NAc VP N. Accumbens (NAc)) Hipocampo Amígdala Área tegmental ventral (VTA) Glu DA GABA MOR Recompensa Figura 20-8 Vías subyacentes en las propiedades de recompensa de los opioides. Panel superior: esta sección sagital del cerebro de una rata muestra las entradas DA y GABA del VTA y el PFC, respectivamente, en el NAc. Panel inferior: las neuronas están marcadas con sus neurotransmisores primarios. A nivel celu- lar, los agonistas de MOR reducen la excitabilidad y la liberación del transmi- sor en los sitios indicados al inhibir la afluencia de Ca2+ y mejorar la corriente de K+ (véase figura 20-7). Por tanto, la inhibición inducida por opioides en el VTA en interneuronas GABAérgicas o en el NAc reduce la inhibición mediada por GABA y aumenta la salida del pallidum ventral (VP), que parece correlacio- narse con un estado de refuerzo positivo (recompensa mejorada). rafe y el locus ceruleus, desde donde se originan las proyecciones seroto- nérgicas ascendentes y noradrenérgicas hacia el prosencéfalo límbico, respectivamente. Aparte de los efectos supraespinales directos en las es- tructuras del cerebro anterior, estas proyecciones límbicas proveen un mecanismo para el efecto de los opioides en el tono emocional (el papel del prosencéfalo 5HT y NE en la mediación del tono emocional se analiza en el capítulo 15). Acción de los opioides en la médula espinal. La acción local de los opioides en la médula espinal presionará selectivamente la descarga de las neuro- nas del cuerno dorsal espinal evocadas por fibras nerviosas aferentes pe- queñas (alto umbral) pero no grandes (bajo umbral). La administración intratecal de opioides en animales que van desde el ratón hasta el ser humano atenuará de manera confiable la respuesta del organismo a una variedad de estímulos somáticos y viscerales que de otra forma provoca- rían estados de dolor. Los receptores opioides específicos se limitan en gran medida a la sustancia gelatinosa del asta dorsal superficial, la región en la que las aferentes sensoriales pequeñas de alto umbral muestran su terminación principal. Una proporción significativa de estos receptores opioides se asocia con pequeñas fibras C aferentes primarias peptidérgi- cas; el resto se encuentra en las neuronas locales del asta dorsal. Los opioides espinales actúan sobre receptores de opioides localizados presinápticamente en aferentes primarias pequeñas de umbral alto para prevenir la apertura de canales de Ca2+ sensibles al voltaje, lo que impide la liberación del transmisor de esas aferentes. Una acción postsináptica se demuestra por la capacidad de los opioides para bloquear la excitación de las neuronas del asta dorsal provocadas directamente por el glutamato, que refleja una activación directa de las neuronas de proyección del asta dorsal en parte hiperpolarizando las neuronas mediante la activación de cana- les de K+, de forma que el potencial de membrana aproxima el potencial de equilibrio para K+. Se cree que la capacidad articular de los opioides espinales para reducir la liberación de neurotransmisores excitadores de las fibras C y disminuir la excitabilidad de las neuronas del asta dorsal explica el potente y selectivo efecto de los opioides en el procesamiento nociceptivo espinal. Una variedad de opioides administrados espinal- mente (por vía intratecal o epidural) puede inducir una poderosa analge- sia que se revierte con dosis bajas de naloxona sistémica (Yaksh, 1997). Acción periférica. La aplicación directa de altas concentraciones de opioides a un nervio periférico puede, de hecho, produciruna acción si- milar a la del anestésico local, pero este efecto no se revierte con la na- loxona y se cree que refleja una acción “inespecífica”. Por el contrario, en sitios periféricos en condiciones de inflamación donde hay una sensibi- lidad terminal aumentada que conduce a una respuesta de dolor exage- rada (p. ej., hiperalgesia), la inyección directa de opioides produce una acción local que puede ejercer un efecto normalizador sobre los umbra- les hiperbolizados. No se sabe si los efectos son únicos en la terminal aferente periférica o si el opioide actúa sobre las células inflamatorias que liberan productos que sensibilizan la terminal nerviosa, o ambos, (Stein y Machelska, 2011). alteraciones del estado de ánimo y propiedades de recompensa Los mecanismos por los cuales los opioides producen euforia, tranquili- dad y otras alteraciones del estado de ánimo (incluidas las propiedades de recompensa) son complejos y no se comprenden del todo. Los siste- mas neuronales que median el refuerzo de los opioides se superponen, pero son distintos de los implicados en la dependencia física y la analge- sia (Koob y Le Moal, 2008). Los datos conductuales y farmacológicos apuntan a un papel fundamental del sistema mesocorticolímbico de do- pamina (MCL, mesocorticolimbic dopamine) que se proyecta al NAc en la gratificación y la motivación inducidas por el fármaco (véase figura 20-8). Se considera que el aumento de la liberación de dopamina en esta región subyace a un estado de recompensa positivo. En el NAc, los MOR están presentes postsinápticamente en las neuronas GABAérgicas. Se cree que los efectos de refuerzo de los opioides están mediados en parte por la in- hibición de la actividad neuronal GABAérgica local, que de otro modo actúa para inhibir el flujo de salida de DA. efectos respiratorios Aunque los efectos de los opioides sobre la respiración se demuestran con facilidad, rara vez ocurre depresión respiratoria clínicamente signifi- cativa con dosis analgésicas estándar en ausencia de otras variables con- tribuyentes (analizadas en las siguientes secciones). Sin embargo, se debe destacar que la depresión respiratoria representa la causa principal de morbilidad secundaria a la terapia con opioides. En los seres humanos, la muerte por envenenamiento con opioides casi siempre se debe a un paro respiratorio u obstrucción. Los opioides deprimen todas las fases de la actividad respiratoria (frecuencia respiratoria, volumen por minuto y vo- lumen circulante) y producen una respiración irregular y aperiódica. La reducción del volumen respiratorio se debe principalmente a la disminu- ción de la frecuencia respiratoria; con cantidades tóxicas de opioides, la frecuencia puede caer a 3-4 respiraciones/min. Así, en pacientes con as- ma, COPD, cor pulmonar, reserva respiratoria disminuida, depresión respiratoria preexistente, hipoxia o hipercapnia, los opioides se usarán con precaución para evitar la apnea debido a una disminución del impul- so respiratorio que coincide con una mayor resistencia de las vías respira- torias. Aunque la depresión respiratoria no se considera un efecto terapéutico favorable de los opioides, su capacidad para suprimir el im- pulso respiratorio se usa como una ventaja terapéutica para tratar la dis- nea que resulta, por ejemplo, en pacientes con COPD, en los que la falta de aire provoca agitación, incomodidad y jadeo; los opioides suprimirán el jadeo y disminuirán el pánico del paciente. Del mismo modo, los opioi- des encuentran uso en pacientes que requieren ventilación artificial (Cle- mens y Klaschik, 2007). Mecanismos subyacentes a la depresión respiratoria Los opioides similares a la morfina deprimen la respiración a través de MOR mediante varios mecanismos: • Efecto depresivo directo en la generación de ritmo. • Depresión de la respuesta ventilatoria al aumento de CO2. https://booksmedicos.org 366 O p ioid es, an algesia y con trol d el d olor CA PÍTU LO 20 • Efecto sobre los quimiosensores del cuerpo carotídeo y aórtico que reduce las respuestas ventilatorias que normalmente son conducidas por la hipoxia. La frecuencia respiratoria y el volumen circulante dependen de los ge- neradores de ritmo intrínsecos ubicados en la médula ventrolateral. Estos sistemas generan un ritmo “respiratorio” que es impulsado por un estí- mulo aferente que refleja la presión parcial del O2 arterial medida por quimiosensores en los cuerpos carotídeo y aórtico y CO2 medido por qui- miosensores en el tronco encefálico. Los opioides similares a la morfina deprimen la respiración a través de los MOR, en parte por un efecto de- presivo directo sobre la generación del ritmo, con cambios en el patrón respiratorio y la frecuencia observada a dosis menores que los cambios en el volumen circulante. Una propiedad clave de los efectos opioides so- bre la respiración es la depresión de la respuesta ventilatoria al aumento de CO2. Este efecto está mediado por la depresión de opioides de la exci- tabilidad de las neuronas quimiosensoriales del tallo cerebral. Además de los efectos en la respuesta de CO2, los opioides deprimirán la ventilación que de otro modo sería impulsada por la hipoxia, a través de un efecto en los quimiosensores carotídeos y del cuerpo aórtico. Es importante desta- car que con los opioides, la estimulación hipóxica de quimiorreceptores aún puede ser efectiva cuando los opioides disminuyen la capacidad de respuesta al CO2, y la inhalación de O2 puede eliminar el impulso resi- dual resultante de la PO2 elevada y producir apnea (Pattinson, 2008). Además del efecto sobre el ritmo respiratorio y la quimiosensibilidad, los opioides pueden tener efectos mecánicos sobre la función de las vías res- piratorias al aumentar la rigidez de la pared torácica y disminuir la per- meabilidad de las vías respiratorias superiores (Lalley, 2008). Factores que exacerban la depresión respiratoria inducida por opioides Varios factores pueden aumentar el riesgo de depresión respiratoria rela- cionada con los opioides, incluso a dosis terapéuticas: • Otros medicamentos. La combinación de opioides con otros medica- mentos depresivos, como los anestésicos generales, los tranquilizan- tes, el alcohol o los hipnóticos sedantes, produce una depresión adictiva de la actividad respiratoria. • El sueño. El sueño natural produce una disminución en la sensibilidad del centro medular para el CO2; los efectos depresores de la morfina y el sueño son al menos aditivos. La apnea obstructiva del sueño se con- sidera un factor de riesgo importante para aumentar la probabilidad de depresión respiratoria mortal. • Edad. Los recién nacidos pueden mostrar depresión respiratoria signi- ficativa y desaturación; esto puede ser evidente en los puntajes de Apgar más bajos si se administran opioides por vía parenteral a las mujeres dentro de las 2-4 horas después del parto debido al paso trans- placentario de los opioides. Los pacientes de edad avanzada tienen un mayor riesgo de depresión debido a la reducción de la elasticidad pul- monar, la rigidez de la pared torácica y la disminución de la capacidad vital. • Enfermedad. Los opioides pueden causar una mayor acción depresiva en pacientes con enfermedades cardiopulmonares o renales crónicas porque pueden manifestar una desensibilización de su respuesta al aumento de CO2. • COPD. También se puede observar una mayor depresión en pacientes con COPD y apnea del sueño secundaria a una disminución del impul- so hipóxico. • Alivio de dolor. Debido a que el dolor estimula la respiración, la elimi- nación de la condición dolorosa (como con la analgesia que resulta del uso terapéutico del opioide) reducirá el impulso ventilatorio y condu- cirá a una aparente depresión respiratoria. Efectos respiratorios comparativos de diferentes opioides Numerosos estudios han comparado la morfina y los opioides similares a la morfina con respecto a sus proporciones analgésicas y su relación con las actividadesdepresoras respiratorias, y la mayoría ha encontrado que, cuando se usan dosis equianalgésicas, no hay una diferencia signifi- cativa. La depresión respiratoria máxima ocurre dentro de los 5-10 min de la administración intravenosa de morfina o dentro de los 30-90 min de la administración intramuscular o subcutánea. Los efectos depresores respiratorios máximos ocurren más rápidamente con más agentes solu- bles en lípidos. Después de las dosis terapéuticas puede reducirse el vo- lumen respiratorio por minuto durante un tiempo de 4-5 h. Los agentes que tienen una cinética persistente, como la metadona, deben vigilarse con cuidado, particularmente después del incremento de la dosis. La de- presión respiratoria producida por cualquier agonista opioide es fácil de revertir mediante la administración de un antagonista opioide. La rever- sión del antagonista opioide en el paciente somnoliento se considera in- dicativa de una depresión mediada por opioides. Es importante recordar que la mayoría de los antagonistas opioides tienen una duración de ac- ción relativamente corta en comparación con un agonista como la morfi- na o la metadona, y puede producirse una “renarcotización” fatal si no se tiene cuidado. Hiperalgesia inducida por opioides Se ha observado un aumento paradójico en los estados de dolor en res- puesta a exposición aguda (de horas a días) y crónica a opioides. Este au- mento se puede reflejar por aumentos inexplicables en los informes de dolor, niveles de dolor aumentados al incrementar las dosis de opioides o una sensibilidad difusa no asociada con el dolor original (Lee et al., 2011). No se comprenden los mecanismos de este aumento del perfil del dolor, aunque se considera relevante una mayor excitabilidad de los siste- mas centrales con exposición crónica a los opioides. Otras vías han seña- lado los efectos estimulantes de los opioides sobre la señalización inmune innata a través de la activación del receptor tipo Toll 4, lo que lleva a la sensibilización central (Grace et al., 2014). sedación Los opioides pueden producir somnolencia y deterioro cognitivo. Tal de- presión puede aumentar la insuficiencia respiratoria. Estos efectos gene- ralmente se observan después del inicio de la terapia con opioides o después del incremento de la dosis. Es importante destacar que estos efectos sobre la excitación se resuelven en unos pocos días. Al igual que con la depresión respiratoria, el grado de efecto del fármaco puede inten- sificarse mediante una variedad de factores predisponentes del paciente, que incluyen demencia, encefalopatías, tumores cerebrales y otros medi- camentos depresores, como somníferos, antihistamínicos, antidepresivos y ansiolíticos (Cherny, 1996). efectos neuroendocrinos La regulación de la liberación de hormonas y factores de la hipófisis está bajo regulación compleja por receptores de opioides en el eje HPA. En general, los opioides similares a la morfina reducen la liberación de un gran número de hormonas HPA (Armario, 2010). Hormonas sexuales En los hombres, la terapia aguda con opioides reduce el cortisol, la tes- tosterona y las gonadotropinas en plasma. La inhibición de la función suprarrenal se refleja por la reducción de la producción de cortisol y la reducción de los andrógenos suprarrenales (DHEA). En las mujeres, la morfina también dará como resultado una liberación menor de LH y FSH. Tanto en hombres como en mujeres, la terapia permanente puede dar lugar a endocrinopatías, incluido el hipogonadismo hipogonadotró- fico. En los hombres, esto puede provocar una disminución de la libido y, con una exposición prolongada, características sexuales secundarias reducidas. En las mujeres, estas exposiciones están asociadas con las irregularidades del ciclo menstrual. Estos cambios se revierten con la in- terrupción del opioide. Prolactina. La liberación de prolactina desde la parte anterior de la hipó- fisis está bajo control inhibitorio por DA liberada por las neuronas del núcleo arcuato. Los agonistas MOR actúan presinápticamente en estas terminales liberadoras de DA para inhibir la liberación de DA y de ese modo aumentar la prolactina plasmática. Hormona antidiurética y oxitocina. Los efectos de los opioides en la libe- ración de ADH y oxitocina son complejos. Estas hormonas se sintetizan en el pericarion de las neuronas magnocelulares en los núcleos paraven- tricular y supraóptico del hipotálamo y se liberan desde la hipófisis pos- terior (véase capítulo 42). Los agonistas de KOR inhiben la liberación de oxitocina y ADH y causan diuresis prominente. Téngase en cuenta, sin embargo, que agentes como la morfina pueden producir una hipotensión secundaria a la liberación de histamina; esto, por sí mismo, promovería la liberación de ADH. Miosis Los agonistas de MOR inducen constricción pupilar (miosis) en estado de vigilia y bloquean la dilatación pupilar refleja durante la anestesia. El flujo parasimpático desde el núcleo de Edinger Westphal activa el flujo pa- rasimpático a través del ganglio ciliar hasta la pupila, produciendo cons- tricción. Este flujo de salida está regulado localmente por interneuronas GABAérgicas. Los opioides bloquean esta inhibición mediada por inter- neuronas GABAérgicas, lo que conduce a un aumento del flujo parasim- pático (Larson, 2008). A altas dosis de agonistas, la miosis es notable, y las pupilas puntiformes son patognomónicas; sin embargo, la midriasis marcada ocurrirá con el inicio de la asfixia. Mientras se desarrolla cierta https://booksmedicos.org 367 N eurofarm acología SECCIÓ N II tolerancia al efecto miótico, los adictos con altas concentraciones circu- lantes de opioides continúan teniendo las pupilas contraídas. Las dosis terapéuticas de morfina aumentan el poder acomodativo y la tensión in- traocular más baja en ojos normales y glaucomatosos (Larson, 2008). Ataques y convulsiones En niños mayores y adultos, dosis moderadamente más altas de opioides producen disminución del EEG. En el recién nacido, la morfina puede producir actividad epileptiforme y ocasionalmente actividad convulsiva (Young y da Silva, 2000). Es probable que intervengan varios mecanis- mos en estas acciones excitadoras: • Inhibición de interneuronas inhibidoras. Los fármacos de tipo morfina excitan indirectamente ciertos grupos de neuronas, como las células piramidales del hipocampo, al inhibir la inhibición ejercida de otro modo por las interneuronas GABAérgicas (McGinty, 1988). • Efectos estimuladores directos. Los opioides pueden interactuar con re- ceptores acoplados a través de proteínas G inhibidoras y estimulado- ras con tolerancia al acoplamiento inhibidor, pero no al acoplamiento excitador después de exposiciones continuas (King et al., 2005). • Acciones mediadas por receptores no opioides. Los metabolitos de varios opioides (morfina-3-glucurónido, normeperidina) se han visto impli- cados en la actividad convulsiva (Seifert y Kennedy, 2004; Smith, 2000). Un caso especial es el síndrome de abstinencia de un estado depen- diente de opioides en el adulto y en el niño nacido de una madre depen- diente de opioides. El retiro del opioide en estas circunstancias, ya sea por antagonistas o por abstinencia, puede conducir a una activación pro- minente del EEG, temblor y rigidez. Los enfoques para el tratamiento de dicha activación son controvertidos. Los agentes anticonvulsivos pueden no ser siempre efectivos en la supresión de las convulsiones inducidas por opioides (véase capítulo 17). Tos La tos es un reflejo de protección provocado por la estimulación de las vías respiratorias. Implica una expresión rápida del aire contra una glotis cerrada transitoriamente. El reflejo es complejo y afecta al sistema ner- vioso central y periférico, así como al músculo liso del árbol bronquial. La morfina y los opioides relacionados deprimen el reflejo de la tos, al me- nos en parte, por un efecto directo en un centro de tos en la médula; esta supresión de la tos se puede lograr sin alterar
Compartir