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Unidad 2. La tradición de la filosofía occidental. Parte I. Las políticas educativas de la Antigüedad. Los inicios de la filosofía Apunte de Cátedra En este texto pretendemos poner de relieve la importancia de introducirnos en la filosofía antigua, puesto que ella se constituye en la base de nuestro actual modo de pensar. El origen de la pólis ateniense y la aparición de nuevxs actores sociales que comienzan a disputar el poder político –entre los siglos VIII y VII a.C.-, sientan las bases, junto y, fundamentalmente, con el surgimiento de la escritura alfabética, de la necesidad de dar cuenta de las ideas mediante un sistema explicativo argumentativo que modifica los rasgos de la explicación narrativa mítica precedente. El problema es el mismo pero los modos de abordaje cambian. Es en ese cambio donde se cifra el inicio de la filosofía en Occidente. Y lxs primeros filósofxs que darán cuenta de ese cambio comienzan a mirar, a “leer” el mundo de un modo diferente. Frente a las narraciones mitológicas, estxs filósofxs comienzan a brindar explicaciones sobre el origen del mundo que tienen como base elementos de la naturaleza: agua, tierra, aire, fuego, etc. Sin embargo, esta es una nueva lectura particular del mundo, y a partir de los acontecimientos histórico-políticos acaecidos a comienzos del siglo V a.C., frente a la especulación naturalista de los presocráticos se produce un cambio de mirada centrado en los asuntos humanos. Los poetas trágicos por un lado, y los sofistas, por otro, tendrán como mira, la educación de lxs ciudadanxs, una educación atenta ya a los problemas sociales y políticos, y no tanto al del origen del mundo. La filosofía comienza cuando reconocemos la posibilidad de que el modo en que contemplamos prefilosóficamente el mundo puede ser radicalmente erróneo. Martha Nussbaum UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 2 1. ¿Por qué filosofía antigua? ¿Por qué filosofía “antigua”? La expresión “filosofía antigua” […] nos permite ubicar rápidamente, en el tiempo, una etapa de la historia de la filosofía: la fórmula alude a una serie de filósofos o sistemas que se sucedieron en la antigüedad. […] Del hecho de que una filosofía haya sido practicada en la antigüedad no puede deducirse, automáticamente, que ella sea “antigua”. Mientras esta filosofía fue actual, no tenía nada de “antigua” […] Si se la llamó “antigua”, fue en función de lo que sucedió después, pero suele olvidarse que esto que sucedió después fue un desarrollo de lo que había sucedido antes. […] La filosofía posee una singularidad respecto de otras actividades […]; se puede afirmar, con una certeza absoluta, dónde comenzó, y, con escaso margen de error, cuándo. Esta curiosidad nos autoriza a fijar los límites temporales de la llamada “filosofía antigua”: ella se extiende desde poco antes de 585 a.C. hasta, convencionalmente, el año 529 de nuestra era (fecha de un decreto del emperador Justiniano que prohibió enseñar filosofía a los no cristianos, lo cual produjo el cierre de la Academia platónica de Atenas), o sea, durante un período de casi once siglos y medio. […] Según nuestra interpretación, estos primeros pasos marcaron para siempre la filosofía […] y su historia posterior fue un despliegue de ese código genético eminentemente griego que intentamos descifrar. (Cordero, 2008, 16-17) ¿Por qué estudiar a los griegos? ¿Por qué estudiamos a los griegos, entonces? Partamos aquí de que intentamos saber por qué tiene sentido entre nosotros estudiar a los griegos tomando esto como un hecho y subrayando que otras épocas y otras geografías han tenido o tienen otros motivos. Nuestra pregunta se afinca en la posición que tenemos, que conjuga el clima de la posmodernidad en América Latina, i.e. un momento de paradigmas débiles en los márgenes de un mundo de globalización fuertemente desigual. Desde esta perspectiva, podríamos decir que nuestra vuelta usual a los griegos tiene que ver con la misma razón que hace que la medicina y la psicología se pregunten por la etiología y los primeros síntomas: ante un malestar o un conflicto, conviene determinar su naturaleza y para eso el estudio de su comienzo suele ser iluminador. (Mársico, 2011, 3-4) Su fecha de nacimiento: 585 a.C. La historia de la filosofía como despliegue de la filosofía griega Antigua, pero no “antigua” Revisamos nuestro pasado y nuestros orígenes para comprender nuestra crisis actual https://es.wikipedia.org/wiki/Justiniano_I https://es.wikipedia.org/wiki/Academia_de_Atenas UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 3 2. El germen de la filosofía: el origen de la pólis 1 y el malestar social […] Cuando ciertas circunstancias histórico-culturales se produzcan en la sociedad griega, la apetencia natural del ser humano por responder a aquellas cuestiones a las cuales los mitos no respondieron […] tendrá como consecuencia el surgimiento de una manera inédita de observar “todo”, que se llamará “filosofía”. El detonador de la nueva manera de pensar será el cambio vertiginoso de las estructuras de la sociedad griega entre los siglos VIII y VII a.C. […] Los comerciantes, nuevos creadores de riquezas, comienzan a compartir el poder con la antigua aristocracia, y los soberanos del pasado micénico […] dejan paso a una estructura social menos vertical. […] se asiste paulatinamente al surgimiento de “ciudades autónomas” (traducción más que aproximativa del griego “pólis”). […] Esta novedad estructural modifica no sólo la organización política. Dadas las nuevas condiciones de vida, se piensa diferente. Ya la discusión de la leyes en la asamblea […] coloca al polítes (= ciudadano) en las antípodas del súbdito […] Para discutir hay que argumentar, hay que razonar. También para acusar o defender a un reo en los tribunales. La solución surge del cambio de ideas, de la discusión. Y no es casualidad que en la región en la cual esta estructura está ya establecida, en Jonia, aparezcan los primeros filósofos. […] Es así como ciertos individuos, poseedores ya de conocimientos técnicos, cada uno en su especialidad (astrónomos, matemáticos, ingenieros), aplicaron la argumentación para resolver los problemas que el apetito natural de saber de los griegos no había dejado en manos de las divinidades ni consolidado en relatos míticos. Surgió así una nueva manera de observar la realidad. […] De más está decir que una situación semejante sólo fue posible en un mundo que ignoraba todo tipo de verdad revelada, de texto sagrado o lo que fuere […] La mitología no es un libro sagrado y menos aún revelado. […] no había dioses creadores, ni proclamadores de reglas de conducta, ni nada. Sin esta libertad de espíritu propia del mundo llamado “pagano”, la filosofía no hubiese nacido. […] (Cordero, 2008, 28-30) Dos hechos marcan una época… Se conoce como “época arcaica” al período comprendido entre el siglo VIII al VI a.C. […] Dos rasgos importantes marcan esta época: por un lado, la aparición y el desarrollo de la pólis; por otro, el asentamiento de colonias griegas en territorio no‐griego. […] estos pequeños movimientos de población se iban extendiendo cada vez más a regiones nuevas, posiblemente motivados por una superpoblación de las poleis [ciudades] madres y una crisis agraria generalizada, consecuencia de una insuficiente explotación del suelo y desigual repartición de tierras. […] El origen de las pólis no es del todo claro. Aristóteles ofrece una explicación que, hasta el día de hoy, muchos comentaristas avalan. En Política 1252b 12-28, Aristóteles explica que la constitución de la pólis es el resultado de una evoluciónnatural que comienza con el oikos, es decir, el hogar como unidad social mínima, […] Estos oikoi, motivados por necesidades mutuas, se agrupan en una aldea. Las aldeas, por último, se unen en una pólis. […] Cambios sumamente significativos se produjeron con el UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 4 surgimiento de la pólis, tanto a nivel social como militar y político, cambios que se encuentran íntimamente relacionados entre sí. A nivel social se observa el crecimiento de un sector no aristocrático de la población, compuesto por agricultores, mercaderes y artesanos. Así como también el uso de la escritura, la creación de monumentos y un culto heroico que intentaban recuperar la herencia micénica en pos de una fundamentación de memoria colectiva. A nivel militar se organiza la infantería hoplita, con una novedosa formación en columnas y filas, más eficaz que las desorganizadas tropas aristocráticas. Los plebeyos se introducen en las falanges, rompiendo con el monopolio militar que las familias aristocráticas habían mantenido durante largo tiempo. Esta participación militar posibilita que, posteriormente, el campesinado exija un reconocimiento a nivel político, lo cual derivará en una tensión creciente entre los campesinos y la aristocracia de la ciudad. A fin de solucionar estos permanentes conflictos (stáseis), las leyes de la ciudad comenzarán a ser puestas por escrito, y es aquí donde surge la figura del legislador, hasta ahora desconocida. A partir de esto, la administración de justicia ya no será algo exclusivo de unos pocos, sino un asunto de orden público. […] Uno de los primeros datos que poseemos sobre los inicios de Atenas como pólis es que entre 683 y 682 a.C. se crea el aerópago, conformado por un grupo de arcontes, magistrados supremos de la ciudad que eran elegidos anualmente. […] En el 630 a.C., Cilón, […] intenta tomar el poder de Atenas por la fuerza, […] el intento de Cilón se vio truncado por los Alcmeónidas.2 […] lo que resulta importante es que evidencia el grado de tensión política, de stasis, en la que se encontraba inmersa la sociedad. […] [Solón] fue elegido arconte en el año 594 a.C. para poner fin a la stasis generada por la tensión creciente entre grupos antagónicos. […] “El problema no es en principio que los ricos, como colectividad, luchen contra el bando de los pobres, sino que el ciudadano se enfrente al ciudadano: la propia libertad de la ciudad se ve amenazada por «la herida» de la discordia civil, producida por el afán de cada individuo de perseguir sus propios intereses.” Este era el centro mismo, el origen, de la stasis. Y Solón era, en este sentido, quien debía intentar poner fin a la discordia que aquejaba a la pólis ateniense, implantando la eunomía (buena regulación) de la ciudad. […] Las reformas solonianas, no obstante, no pudieron poner fin a la stasis. […] Esto hizo que Solón tuviera finalmente que abandonar Atenas. […] En otras palabras, el clima político-social ateniense era muy propicio para la aparición de la tiranía. […] “Pisístrato se inscribe en el esquema tradicional del tirano «demagogo» de la época arcaica que, para asegurarse el poder, levanta contra la aristocracia a las masas empobrecidas que esperan de él ciertas ventajas materiales.” […] El primer intento de Pisístrato por quedarse con la totalidad del poder de la incipiente democracia ateniense fue en el 561 a.C. […] Sin embargo, la pronta oposición que encontró lo obligó a exiliarse durante doce años. […] Pisístrato vuelve a Atenas, nuevamente sirviéndose de la astucia para engañar al pueblo ateniense […] Pisístrato rompe su alianza con Megacles […] Este hecho lleva nuevamente a Pisístrato al exilio, pero por un período menor. […] El tercer período de Pisístrato como tirano de Atenas va a durar hasta su muerte en el 527 a.C. […] y sus dos hijos, Hipías e Hiparco, heredaron el poder. […] La muerte de Hiparco fue el punto http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=aristocracia http://dle.rae.es/srv/fetch?id=TOAQJvq http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=falange http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=are%C3%B3pago UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 5 de declive del poder de los pisistrátidas. […] una intervención extranjera [puso] fin a la tiranía de los pisistrátidas. Hasta ese momento la participación del demos en la vida política fue realmente escasa. El proceso de establecimiento de la pólis ateniense fue en esencia aristocrático. (Andrea, s/f, 1-21) La aparición de la pólis constituye, en la historia del pensamiento griego, un acontecimiento decisivo. Sin duda, tanto en el plano intelectual como en el terreno de las instituciones, sólo al final llegará a sus últimas consecuencias; la pólis conocerá múltiples etapas y formas variadas. Sin embargo, desde "su advenimiento, que se puede situar entre los siglos VIII y VII, marca un comienzo, una verdadera creación; por ella, la vida social y las relaciones entre los hombres adquieren una forma nueva, cuya originalidad sentirán plenamente los griegos. El sistema de la pólis implica, ante todo, una extraordinaria preeminencia de la palabra sobre todos los otros instrumentos del poder. Llega a ser la herramienta política por excelencia, la llave de toda autoridad en el Estado, el medio de mando y de dominación sobre los demás. […] La palabra no es ya el término ritual, la fórmula justa, sino el debate contradictorio, la discusión, la argumentación. (Vernant, 1992, 61) 3. La filosofía y su “comienzo”. Los primeros filósofos: los presocráticos. ¿De los mythos al lógos? En el momento en que el hombre fue capaz de formularse estas preguntas [¿qué es esto, el mundo? ¿de dónde procede, qué fundamento tiene, cuál es el sentido de todo esto que nos rodea?] de manera conceptual, con independencia de toda concepción mítica, religiosa o tradicional, en ese momento había nacido la filosofía. Desde otro punto de vista, no conceptual, también responde a estas preguntas […] la religión. […] Toda religión y toda mitología, pues, dan una respuesta a aquellas preguntas. La diferencia está en que la filosofía da una respuesta puramente conceptual. Ello parece haber sido obra de Tales de Mileto (hacia el 585 a.C.) y por lo cual pasa a ser el primer filósofo. En efecto, él no se refiere a nada sobrenatural, no habla dioses que hayan hecho este mundo […] Simplemente Tales se pregunta qué son las cosas. Y contesta con una respuesta que puede parecer extraña: el agua; todo procede del agua, el principio o fundamento (arjé) de todas las cosas es el agua. […]3 sobre todo importa darse cuenta de que la afirmación de Tales carece de elementos míticos o fantásticos, porque no habla del agua como algo sobrenatural, como cuando Hesíodo se refería a Océano, que para él era una divinidad, sino que encara su asunto […] de manera puramente conceptual. Con Tales nace el pensamiento racional […] precisamente porque intenta explicar la realidad en términos exclusivamente conceptuales. (Carpio, 1995, 8-10) Tales: El primer filósofo ¿Existe tal independencia de la filosofía frente al mito y viceversa? https://es.wikipedia.org/wiki/Hes%C3%ADodo UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 6 La búsqueda de respuestas a problemas fundamentales y el falso problema del mythos al lógos. […] esta necesidad humana natural de explicarse la realidad de “todo” (o “del todo”, o de “todas las cosas”, otorgándole a la palabra “cosas” la significación más amplia imaginable; […]) se puso en marcha no sólo antes de que surgiera la filosofía sino también previamente al conjunto de técnicas que poco a poco fueron llamándose “ciencias”. Algunas ciencias primero, y la filosofía después, encararán luego ciertos problemas de una manera especial, en función de condicioneshistórico- culturales precisas. Pero es un hecho innegable que en todas las culturas, una vez alcanzado cierto grado de civilización, una serie de relatos o leyendas, agrupadas por comodidad bajo el rubro de “tradición mítica”, intentaron ofrecer respuestas a cuestiones fundamentales, […] Nos referimos al consabido “pasaje del mythos al lógos”. Se trata, a nuestro juicio, de un falso problema que no tiene en cuenta la especificidad de la cultura griega. […] no hay […] ningún pasaje, evolución, ruptura, continuidad o lo que fuere del mythos al lógos. […] las diferencias […] son simplemente instrumentales: los mitos son creaciones anónimas y permanecen, casi siempre, en el dominio de la oralidad, mientras que las respuestas filosóficas reconocerán un autor, o una escuela, y estarán contenidas en textos (hasta que, una vez establecido este medio de difusión, ciertos filósofos hayan decidido no escribir, como Sócrates, Pirrón o Epícteto). Respecto de las cuestiones respondidas implícitamente por los mitos de otras culturas (“implícitamente”, pues la formulación de la pregunta, o sea, la explicitación del problema, está ausente), debe admitirse que ellas coinciden con las que se encuentran, en Grecia, en los primeros filósofos. […] Los mitos se forjan para responder a preguntas implícitas, no formuladas, pero que se deducen de las respuestas, tales como “¿cuál es el origen de todo: universo, dioses, hombres?”, “¿por qué hay un orden en el universo?”, “¿qué ocurre después de la muerte?”, etc. Cada civilización ofreció sus explicaciones […] ¿Qué ocurría, siempre en este terreno de las narraciones míticas -por lo general, cosmogónicas-, entre los griegos, en ese largo período que va desde por lo menos el segundo milenio antes de Cristo hasta que la filosofía comenzó a dar sus primeros pasos? Nada. […] Y ocurre que en ese período […] no se encuentra ninguna narración mítico-cosmológica ni cosmogónica en la tradición griega (la excepción es Hesíodo, […]). Las conocidas cosmogonías órficas fueron elaboradas a partir del siglo VI y, especialmente, en el siglo V, o sea, cuando la filosofía está ya en plena vigencia. […] Puede objetarse, y con razón, que estas cosmogonías, aunque “modernas”, heredan esquemas ancestrales, pero ¿cómo demostrarlo? Suele hablarse del paso del mythos al lógos, como ya vimos, pero, en el caso de estos relatos cosmogónicos, y con cierto cinismo, hasta La necesidad humana de comprender (dar sentido a) la realidad Hay diversas formas de explicar la realidad Respuestas míticas ≠ Respuestas filosóficas Los relatos míticos están subsumidos por esquemas filosóficos La filosofía emerge en un contexto socio- político particular para responder aquello que no pudo responder el mito http://dle.rae.es/srv/fetch?id=PQM1Wus%7CPQMf1C3 http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=logos https://es.wikipedia.org/wiki/Pirr%C3%B3n https://es.wikipedia.org/wiki/Epicteto UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 7 podría invertirse la causalidad y afirmarse que, dado que el lógos (= la filosofía) está ya en vigencia, estas respuestas mitológicas pretenden explicar aquello que la filosofía no es capaz de racionalizar. […] Pero, sea como fuere, nunca sabremos si había relatos cosmológicos realmente arcaicos entre los griegos, ni en qué consistían, ya que no quedan testimonios escritos que nos permitan analizarlos, y desde que los conocemos (después del siglo VII), esos relatos podrían estar ya “contaminados” por esquemas filosóficos. (Cordero, 2008, 21-28) […] al mismo tiempo que el frenesí de la repetición de los relatos comenzó a convivir con su fijación escrita, se gestó la posibilidad de plasmar por escrito reflexiones personales que escapaban a la lógica de las sagas narrativas y expresaban lo que se creía respecto de ámbitos determinados de la realidad. La oportunidad de contar con una cierta acumulación de estas opiniones previas, como es previsible, predispone a una lectura crítica respecto de ellas y a la consecuente complejización del material producido. Un determinado cumulo de desarrollos termina por consagrar una masa crítica que habilita a plantear la existencia de un sistema explicativo alternativo, esta vez de carácter argumentativo. Esta creación responde de la misma manera que los sistemas narrativos a la tendencia griega a categorizar lo real, de manera que encontraremos también aquí eminentemente presente el mecanismo de cuestionamiento que lleva a impugnar las propuestas previas y a proyectar sistemas explicativos nuevos […] El punto al que venimos refiriéndonos en tanto surgimiento de la coexistencia entre sistemas explicativos narrativos y sistemas explicativos argumentativos posibilitado por el desarrollo de la escritura alfabética constituye un punto que la historiografía tradicional ha planteado en términos de relación entre mito y lógos o pensamiento mítico y pensamiento racional. […] A pesar de la modificación de los enfoques y de la revalorización del mito, y a pesar de la insistencia en la imbricación de mito y lógos, suele persistir, aunque veladamente, la vieja idea decimonónica de un paso del mito al lógos, es decir de una sustitución de la estructura del mito por una estructura del lógos que definiría el curso de la filosofía y de la cultura en general. A estas alturas, y archivada la tesis del milagro griego,4 esta idea no es más que un lastre que oscurece la percepción histórica de los fenómenos que nos ocupan. […] Desde la perspectiva que estamos proponiendo, el mito no tiene características distintivas radicalmente opuestas al lógos sino que ambos apuntan a un mismo propósito: dar sentido por medio de explicaciones. […] La diferencia está cifrada en el andamiaje discursivo que se utiliza para plasmar una idea. […] La aparición de un sistema explicativo argumentativo lleva a la modificación de los rasgos mismos del sistema de explicación narrativo. La razón más clara para objetar las ideas del paso del mito al lógos radica en el hecho de que el mito nunca perdió vigencia. En todo caso, asistimos a una redefinición donde la relación con lo religioso fue variando y se profundizaron sus aspectos estéticos, hasta el punto de que es posible sostener que la herencia del mito es la literatura, en un primer momento todavía con fuertes conexiones con el plano religioso, y luego distanciándose paulatinamente. Comienzan a surgir sistemas explicativos alternativos paralelos El mito nunca perdió vigencia La acumulación de relatos posiblita la lectura crítica UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 8 No debe llamar la atención la presencia de la categoría de explicación para referirnos al mito. En rigor, este se proyecta para dar sentido a la realidad circundante y así, en tanto dador de sentido, puede considerárselo una explicación de lo real. Lo que variará luego es precisamente el tipo de explicación y no la función explicativa de los sistemas proyectados. […] De este modo, aun cuando lo estético y lo argumentativo puedan confluir en una cosmovisión común, el dualismo último entre la explicación narrativa y argumentativa se mantiene vigente. Desde esta perspectiva, el cambio que en la tradición se coloca como bisagra entre el mito y el lógos, la filosofía de los Milesios, se entiende básicamente como una traducción en términos argumentativos de lo que primigeniamente se volcó en términos narrativos. […] En rigor, no es la presencia de un contenido determinado el que hace que un determinado producto cultural responda a uno y otro parámetro, sino el formato general apoyado en lógicas por completo diferentes. Podría aducirse que poner a Océano y Tetis, deidades ligadas con el agua, como origen del resto de las entidades no dista demasiado de la postulacióndel agua en relación con la humedad en tanto origen, del mismo modo, del resto de las entidades. El hiato entre ambas presentaciones radica, en última instancia, en requisitos formales de género que imponen a cada enfoque condiciones de desarrollo por completo diferentes, ya que mientras en el formato narrativo esta postulación originaria debe necesariamente evolucionar en el derrotero del relato de las peripecias de estas personificaciones o sus hijos e hijas de un modo más o menos aventurero, el formato argumentativo impone desarrollos ulteriores que nunca abandonan el plano de la relación abstracta entre nociones. […] La diferencia con todos los contextos narrativos no radica en el hecho de que Tales haya propuesto un principio o elemento material como origen del mundo, sino que lo haya planteado por medio de dispositivos totalmente diversos de los que animan la explicación narrativa. Hay una palpable distancia entre el hecho de recurrir a personajes, divinos o humanos, y la nueva vía de los sistemas argumentativos que intenta establecer vínculos causales […] (Mársico, 2011, 18-25) No es fácil trazar la frontera temporal del momento en que aparece el pensamiento racional. Debería pasar probablemente a través de la epopeya homérica. Sin embargo, la compenetración del elemento racional con el "pensamiento mítico" es en ella tan estrecha, que apenas es posible separarlos. (Jaeger, 1942, 150-151) La diferencia entre estos dos modos de explicación radica en el género discursivo Océano y Tetis por un lado, y el agua por otro, son dos formas explicativas de fundamentación no muy diferentes No hay un nacimiento de la racionalidad frente al mito, sino la construcción de una racionalidad (diferente) El relato mítico también es una forma de explicar la realidad https://es.wikipedia.org/wiki/Oc%C3%A9ano_(mitolog%C3%ADa) https://es.wikipedia.org/wiki/Tetis_(nereida) UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 9 Advenimiento de la pólis, nacimiento de la filosofía: entre ambos órdenes de fenómenos los vínculos son demasiado estrechos como para que el pensamiento racional no aparezca, en sus orígenes, solidario con las estructuras sociales y mentales propias de la ciudad griega. Así localizada de nuevo en la historia, la filosofía se despoja del carácter de revelación absoluta que a veces se le ha prestado, saludando en la joven ciencia de los jonios a la razón intemporal que vino a encarnarse en el tiempo. La escuela de Mileto no vio nacer la razón; ella construyó una razón, una primera forma de racionalidad. (Vernant, 1992, 143) 4. La reestructuración de la pólis en la Atenas clásica: condición de una renovación filosófica Los cambios introducidos por Clístenes son determinantes en la construcción de lo que conocemos como la Atenas clásica. […] El resultado de la reestructuración del espacio de la pólis fue el quebrantamiento de los cimientos de la vieja aristocracia. […] El resultado de sus reformas escapó ampliamente sus objetivos políticos. […] Las Guerras Médicas van a constituir un punto de quiebre a partir del cual cambió drásticamente la realidad social, económica y política de Atenas. En el transcurso de unas pocas décadas, Atenas dejó de ser sólo una pólis para pasar a ser un imperio. […] La primera guerra tuvo lugar en el año 490 a.C. […] El gran cambio comienza después, en el 483/2 a.C. cuando el sorteo del arcontando designa a […] un hombre que no desciende de la antigua aristocracia […] Temístocles, [quien] va a ser el gran protagonista de la segunda guerra médica en el 480 a.C. (Andrea, s/f) Las Guerras Médicas y su impacto en el mundo de la pólis clásica Las Guerras Médicas, a comienzos del s. V, en que la Hélade vence por dos veces a los invasores persas, fueron su gran prueba y su momento más alto. Pero también echaron las bases para su crisis. Esparta y Atenas surgen de la guerra como las potencias preponderantes, y la tensión intrapolítica se transforma en conflicto expansivo. Esparta se consolida como potencia militar terrestre y establece su hegemonía en el Peloponeso, y Atenas, dueña de los mares, a la cabeza de la Liga de Delos, en la que muchas ciudades son forzadas a entrar o permanecer, ingresa en su cenit como potencia imperialista. […] El siglo V avanzado ve las consecuencias de la polarización del poder: la guerra fría entre Esparta y Atenas termina calentándose. La Guerra del Peloponeso, que ocupa el final del siglo, tiene una duración de 30 años con intervalos, y al cabo de ella Atenas sucumbe frente a Esparta. Pero la derrotada no es Atenas, sino el mundo de la pólis clásica, que queda herido de muerte. […] Durante la guerra (en 411), Atenas ha sufrido una revolución exitosa de los aristócratas, conocida como Tiranía de los 400, que dura unos meses. Después de la derrota los aristócratas retornados instauran, respaldados por Esparta, una tiranía atroz -los Treinta Tiranos- que también dura sólo meses. Atenas queda pues sometida sólo por poco tiempo, y se restaura la democracia pero sin su base imperialista. […] https://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Mileto https://es.wikipedia.org/wiki/Cl%C3%ADstenes_de_Atenas https://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_m%C3%A9dicas https://es.wikipedia.org/wiki/Tem%C3%ADstocles https://es.wikipedia.org/wiki/H%C3%A9lade https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_del_Peloponeso UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 10 […] En este contexto, el éthos5 de la pólis arcaica se quiebra. El mismo auge de Atenas, basado en el éxito económico y militar, es ya una crisis si se entiende por crisis no tanto un estado caótico cuanto una quiebra de los fundamentos tradicionales que no son reemplazados sino por ese mismo éxito. […] Por eso se vuelve necesario llevar a la consciencia explícita las condiciones de la construcción del poder, al que se reconoce como producto de una técnica racional. Y las instituciones democráticas han determinado que su instrumento, que hacia el exterior puede ser la fuerza declarada, en el juego político interno siga siendo el lógos, el lenguaje y la argumentación persuasiva. La sofística dará a la vez la teoría y la técnica que las condiciones reclaman. (Poratti, 2000) Si la filosofía tiene unos orígenes griegos, en la medida en que se está dispuesto a decirlo así, es porque la ciudad, a diferencia de los imperios o de los Estados, inventa el agón6 como norma de una sociedad de «amigos», la comunidad de los hombres libres en tanto que rivales (ciudadanos). Tal es la situación constante que describe Platón: si cada ciudadano pretende algo, se topará obligatoriamente con otros rivales, de modo que hay que poder valorar la legitimidad de sus pretensiones. El ebanista pretende hacerse con la madera, -pero se enfrenta al guardabosque, al leñador, al carpintero, que dicen: el amigo de la madera soy yo. Cuando de lo que se trata es de hacerse cargo del bienestar de los hombres, muchos son los que se presentan como el amigo del hombre, el campesino que le alimenta, el tejedor que le viste, el médico que le cura, el guerrero que le protege. Y si en todos los casos resulta que pese a todo la selección se lleva a cabo en un círculo algo restringido, no ocurre lo mismo en política, donde cualquiera puede pretender cualquier cosa en la democracia ateniense tal como la concibe Platón. De ahí surge para Platón la necesidad de reinstaurar el orden, creando unas instancias gracias a las cuales poder valorar la legitimidad de todas las pretensiones: son las Ideas como conceptos filosóficos. (Deleuze y Guattari, 1997, 15) Un cambio de mirada: de la especulación “naturalista” de los presocráticos al interés en los asuntos humanos. El pensamiento trágico y las derivas filosóficas El pensador trágico expresa laexistencia de una crisis profunda entre los hombres y el mundo social y cósmico, de modo que la conciencia trágica puede ser descrita Hemos llegado a la segunda mitad del siglo V a.C. […] Es el tiempo en que se produce una reacción contra la especulación física y los filósofos empiezan a dirigir su pensamiento hacia la vida humana […] (Guthrie, 1953, 67) El agón (la conflictividad) como marca de la sociedad, y el intento de Platón por expurgarlo Del pensamiento sobre la naturaleza al pensamiento sobre el hombre UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 11 mediante la fórmula “rechazo intramundano del mundo”, lo que comporta el deseo de realizar valores irrealizables. (Ferrater Mora, 1965, 826) [En las] tragedias del siglo V, [se] resalta el papel irreductible de la fortuna7 en la conformación de la vida humana y su valor. […] Es característico de la tragedia mostrar la lucha entre la ambición de trascender lo meramente humano y el reconocimiento de la ruina que ello acarrea. […] Para [los griegos] existían las vidas humanas y sus problemas, y por otra parte, diversos géneros en prosa y verso en cuyo marco se podía reflexionar sobre tales asuntos. De hecho, los poetas épicos y trágicos eran tenidos por pensadores éticos de importancia fundamental y maestros de Grecia; nadie juzgaba sus obras menos serias, menos consagradas a la verdad que los tratados especulativos en prosa de historiadores y filósofos. […] Los poemas trágicos, en virtud tanto de sus temas como de su función social, suelen abordar problemas sobre el ser humano y la fortuna que un texto filosófico puede omitir o evitar. Al contener relatos que habrían servido para que toda una cultura reflexione sobre la situación del ser humano y mostrar las experiencias de personajes complejos, no es fácil que oculten la vulnerabilidad de la vida frente a la fortuna, el carácter mudable de nuestras circunstancias y pasiones o la existencia de conflictos entre nuestros compromisos. […] Podemos afirmar que un drama trágico en su integridad, a diferencia de un ejemplo filosófico en que se utilice un relato similar, puede contener el desarrollo completo de una reflexión ética, mostrando sus raíces en una forma de vivir y anticipando sus consecuencias para una vida. Con ello, ilumina la complejidad, la indeterminación, la enorme dificultad de la deliberación humana real. […] En el poema de Píndaro, y de modo omnipresente en la tradición poética griega, la excelencia humana es considerada algo necesitado por naturaleza, de modo que jamás podría ser invulnerable y conservar al mismo tiempo su belleza distintiva. […] los problemas suscitados por la oda de Píndaro […] soy un agente, pero también un ser pasivo como la planta; gran parte de lo que no he hecho me hace acreedor al elogio o la censura; debo elegir continuamente entre bienes opuestos y aparentemente inconmensurables, y las circunstancias pueden forzarme a adoptar un curso de acción en el que no podre evitar traicionar algo o actuar mal; un hecho que simplemente me sucede, sin mi consentimiento, puede transformar mi vida; tan problemático es confiar el propio bien a los amigos, al amante o a la patria, como intentar vivir bien prescindiendo de ellos. […] La tragedia griega muestra a personas buenas arrastradas a la ruina como resultado de acontecimientos que no está en su mano dominar. Es una circunstancia que mueve a compasión, pero no podemos negar que se trata de un hecho corriente en la vida humana. (Nussbaum, 1985, 30, 32-33, 36, 40, 42-43 y 53) El valor de las tragedias griegas para la reflexión sobre la moralidad de la vida humana El problema de la tyché (fortuna) https://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia https://es.wikipedia.org/wiki/P%C3%ADndaro UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 12 El pensamiento trágico versus la armonía individual y colectiva como posibilidad […] la incapacidad que tenemos para «coger por los cuernos» al destino (fate) y que dicha imposibilidad nos muestra nuestra humanidad. Es decir, para Esquilo, tenemos una dimensión divina, pero sólo es una parte de nosotros, de tal modo que la deificación no opera como sustrato de nuestra racionalidad, sino como elemento conflictivo que nos aleja de nuestro lado humano. Si tomamos el pensamiento trágico de Sófocles vemos como, de manera más acuciada, la relación entre el hombre y el divino es de no consonancia. El protagonista sofocleo «mantiene una relación con su comunidad y sus papeles sociales» de tal modo que, sin aquello que lo rodea cotidianamente, su vida pierde sentido. (Fernández-Llebrez, 2001, 48-49) Hay tragedia, en efecto, porque existen en el mundo sistemas morales contrapuestos y en conflicto, entre los que no resulta posible decidir cuál de los dos (o de los más de dos) es más moral que el otro, porque cada uno tiene todo para decir a su favor. (Rinesi, 2015, 272) La consideración que se tenga sobre el destino se torna en algo capital para comprender y diferenciar un pensamiento trágico de otro que no lo sea. Para el razonar omnipotente, el destino es algo que podemos controlar y dominar de manera absoluta y plena. Sin embargo, para el razonar trágico el destino nos lo encontramos a lo largo de nuestra vida e interactuamos con él. […] Para Sócrates y Platón, como para Aristóteles, sí es posible la armonía tanto individual como grupal. Una armonía que en el caso de Sócrates y Platón, y en menor medida de Aristóteles, se relaciona con la posibilidad de controlar nuestro destino, de abarcar racionalmente el mundo en nuestra cabeza y de buscar la perfección de la vida. Esta pretensión filosófico-política de perfección individual y comunal conlleva una peculiar deificación que queda muy alejada de la concepción trágica que autores como Esquilo y, más tarde, Sófocles y Eurípides, con sus diferencias, defendieron. (Fernández-Llebrez, F., 2001, 47-49) La contingencia y la fragilidad como características de la humanidad Ser o no ser, esa es la cuestión (trágica) Para la antigüedad, el DESTINO, es un problema. ¿Es controlable y dominable o está fuera de nuestro alcance? https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%B3focles https://es.wikipedia.org/wiki/Esquilo https://es.wikipedia.org/wiki/Eur%C3%ADpides UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 13 La incursión de los sofistas en Atenas: una nueva filosofía (la sofística) para la educación del soberano […] desde mediados del siglo V […] importantes figuras provenientes de otras ciudades (y, en consecuencia, extranjeros para los atenienses, si bien también eran griegos) pulularon en Atenas y cambiaron el rostro de la filosofía. Se trata de los sofistas. (Cordero, 2008, 113) Las razones para que aquel cambio se produjese eran muy complejas. Atenas había llegado a ser la directora de Grecia, por todos reconocida, en el orden intelectual y en otros órdenes; de suerte que los pensadores de las otras partes del mundo griego, como Anaxágoras y Protágoras, se sentían atraídos por Atenas y se establecían en ella. […] La reacción hacia el humanismo está asociada con la aparición de una clase nueva, los sofistas. Se dice con frecuencia que los sofistas no fueron una escuela filosófica particular, sino que la sofística más bien constituía una profesión. Eran maestros ambulantes, que hicieron su modo de vivir del anhelo que empezaron a sentir los hombres de ser dirigidos y orientados en los asuntos prácticos, anhelo que nació en aquel tiempo de […] las crecientes oportunidades para tomar parte en la política activa, la insatisfacción cada vez mayor respecto de las doctrinas de los filósofos naturales,y (podemos añadir también) del creciente escepticismo acerca de la validez de la enseñanza religiosa tradicional […] (Guthrie, 1953, 68-70) La importancia que estos personajes ejercieron no sólo en el ámbito del pensamiento sino también en la ideología de la época fue tal que hicieron falta los esfuerzos combinados de Sócrates, Platón y Aristóteles para refundar la filosofía. Pero ¿por qué pensadores tan eminentes se trasladaron a Atenas? Para responder a esta cuestión, debemos echar una rápida mirada a ciertos acontecimientos históricos. Poco después del comienzo del siglo V, los persas decidieron expandirse hacia occidente: comenzaron por ocupar las ciudades griegas de la costa jónica y avanzaron luego hacia la Grecia continental. Durante catorce años, y ante invasiones sucesivas, los griegos tuvieron que hacer frente a los persas, hasta que los rechazaron. La victoria fue consecuencia de la unión de tropas provenientes de varias ciudades, pero los generales atenienses estuvieron a cargo de los combates decisivos, y Atenas reivindicó para sí la victoria. […] Y, para prevenir nuevas amenazas, los dirigentes de Atenas crearon una confederación de ciudades aliadas que, a cambio de un tributo, serían protegidas por esta suerte de metro-pólis (“ciudad madre”) que devino Atenas. […] El dinero de los aliados se amontona […], la legislación deviene cada vez más “democrática” (para los ciudadanos), lo cual permite que hombres influyentes sin duda bien intencionados, como Pericles, orienten la política en beneficio de todos, proponiendo e ingeniándoselas para que se voten leyes que beneficien al conjunto (se suele llamar “siglo de oro” a esos pocos años de auge económico cultural). […] Es entonces cuando intelectuales de los cuatro puntos del mundo griego se desplazan a Atenas […] Se trata fundamentalmente de figuras ilustres, cada uno en su pólis, legisladores, hombres públicos, que llegan a Atenas por curiosidad, sea como embajadores de sus ciudades https://es.wikipedia.org/wiki/Sofista https://es.wikipedia.org/wiki/Anax%C3%A1goras https://es.wikipedia.org/wiki/Prot%C3%A1goras UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 14 respectivas. Se supone que algunos de ellos son ya “filósofos” […] (Cordero, 2008, 113-115) Respecto de la actividad de los sofistas, que fue en realidad el punto más criticado por Platón […] los sofistas fueron sin duda los primeros educadores. En una sociedad en la cual no hay instrucción pública y donde sólo las familias aristocráticas pueden darse el lujo de tener un “pedagogo” en casa para “guiar al niño” (sentido etimológico de paidagogós), la presencia de intelectuales que se presentaban como generalistas del saber y que proponen “educar” al cliente (pues se hacen pagar por sus cursos […]), con precios variables según la condición social de cada uno, son sin duda bienvenidos en una sociedad que necesita “educar al soberano” para que adquiera argumentos que le permitan defender sus intereses en la asamblea, a la cual todos los ciudadanos deben concurrir. […] Y, poco a poco, un dominio del quehacer humano, apenas frecuentado por los grandes filósofos del pasado, ocupa el primer plano: el discurso y sus reglas o leyes. No importa el contenido del pensamiento […], lo importante es saber presentar las propias ideas. El discurso debe ser convincente, persuasivo, cautivante, imponente (debe imponerse). […] Cada individuo es criterio de la realidad de las cosas, y así la expone en sus discursos. […] A la sofística le tocó jugar un papel decisivo en la historia del pensamiento. Como es sabido, cada pueblo, o cada cultura, piensa según las circunstancias concretas de su tiempo. Cuando los sofistas filosofan los tiempos han cambiado. La filosofía, “hija natural de la pólis” […], descubre que su madre ha evolucionado. Cuando se comienza a filosofar en Atenas, ésta es ya más que una pólis, es una metro-pólis. […]El relativismo sofístico no es ajeno a estos cambios. Los filósofos presofísticos habían agotado las posibilidades de develar los secretos de la physis8 […] Ante la multiplicidad de respuestas […], un saludable relativismo se instala con Protágoras, y un inquietante nihilismo ontológico aparece con Gorgias. La tarea de deconstrucción […] del pasado ha sido total. […] (Cordero, 2008, 125-126) […] los sofistas compartían algo que puede llamarse con más propiedad una actitud filosófica: es, a saber, el escepticismo, la desconfianza respecto de la posibilidad del conocimiento absoluto. Era esto el resultado natural del callejón sin salida a que parecía haber llegado la filosofía natural. […] La actitud escéptica de los sofistas puede ser ilustrada mediante citas de los más famosos e influyentes, entre ellos, Gorgias y Protágoras. […] Gorgias escribió […] “Sobre la Naturaleza o lo No existente”, en el que propuso demostrar tres cosas: a), que nada existe; b), que si existiese algo, no podríamos conocerlo, c), que si conociésemos algo, no podríamos comunicárselo a nuestro prójimo. Protágoras expresaba sus opiniones religiosas en los siguientes términos: “En lo que concierne a los dioses, no dispongo de medios para saber si existen o no, ni la forma Los sofistas: los primeros maestros. Su función: educar al ciudadano El problema: ¿Verdad absoluta o relativismo? ¿Conocimiento absoluto o nihilismo? ¿Existe algo o no existe nada? http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_3.html http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_3.html https://es.wikipedia.org/wiki/Gorgias UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 15 que tienen; porque hay muchos obstáculos para llegar a ese conocimiento, incluyendo la oscuridad de la materia y la cortedad de la vida humana.” Fue él también el autor de la sentencia famosa: “El hombre es la medida de todas las cosas”, que significa –si hemos de fiarnos de la interpretación de Platón–9 que la manera como las cosas se le presentan a un hombre es verdad para él, y el modo como se presentan a otro es la verdad para éste. […] La verdad es meramente relativa. […] El irreverente escepticismo de los sofistas afectó a la sanción de las leyes, no discutida hasta entonces porque se basaba en la creencia en su origen divino. (Guthrie, 1953, 70, 72-73) En En la época de los presocráticos la función de guía de la educación nacional se hallaba reservada, sin disputa, a los poetas, a los cuales se asociaban el legislador y el hombre de estado. Por primera vez con los sofistas cambia este estado de cosas. Se separan netamente de los filósofos de la naturaleza y de los ontólogos del periodo primitivo. La sofística constituye, en el sentido más propio, un acaecimiento de tipo educativo. (Jaeger, 1942, 150) La educación sofística ofrece adquirir o ejercitar la areté10 mediante la politiké tékhne11. (Poratti, 2000) […] Se hizo sentir la necesidad de una nueva educación que satisficiera a los ideales del hombre de la pólis. […] Trató de realizar la nueva areté considerando a todos los ciudadanos libres del estado ateniense como descendientes de la estirpe ática y haciéndoles miembros conscientes de la sociedad estatal obligados a ponerse al servicio del bien de la comunidad. […] El nacimiento de la paideia griega es el ejemplo y el modelo para este axioma capital de toda educación humana. Su finalidad era la superación de los privilegios de la antigua educación para la cual la areté sólo era accesible a los que poseían sangre divina. […] La areté política no podía ni debía depender de la sangre noble, si la admisión de la masa en el estado, que parecía ser ya incontenible, no había de ser considerada como un falso camino. […] Así, el estado del siglo V es el punto de partida histórico necesario del gran movimiento educador que da el selloa este siglo y al siguiente y en el cual tiene su origen la idea occidental de la cultura. […] La idea de la educación nació de las necesidades más profundas de la vida del estado y consistía en la conveniencia de utilizar la fuerza formadora del saber, la nueva fuerza espiritual del tiempo, y ponerla al servicio de aquella tarea. […] La aparición de grandes individualidades espirituales y el conflicto de su aguda conciencia personal no hubiera acaso dado lugar a un movimiento educador tan poderoso como el de la sofística, que por primera vez extiende a amplios círculos y da plena publicidad a la exigencia de una areté fundada en el saber, si la comunidad El origen de la idea occidental de “cultura” La educación para alcanzar la virtud UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 16 misma no hubiera sentido ya la necesidad de extender el horizonte ciudadano mediante la educación espiritual del individuo. […] Verdad es que en parte alguna como en Atenas tuvieron todos, aun los simples ciudadanos, tantas posibilidades de adquirir los fundamentos de una cultura elemental, a pesar de que el estado no tenía la escuela en sus manos. Pero los sofistas se dirigían ante todo a una selección y a ella sola. A ellos iban los que querían formarse para la política y convertirse un día en directores del estado. […] La facultad oratoria se sitúa en el mismo plano que la inspiración de las musas a los poetas. Reside ante todo en la aptitud juiciosa de pronunciar palabras decisivas y bien fundamentadas. En el estado democrático las asambleas públicas y la libertad de palabra hicieron las dotes oratorias indispensables y aun se convirtieron en verdadero timón en las manos del hombre de estado. La edad clásica denomina al político puramente retórico, orador. […] En este punto toda educación política de los caudillos debía fundarse en la elocuencia. Se convirtió necesariamente en la formación del orador, […] Desde este punto de vista se hace comprensible y adquiere sentido el hecho de que surgiera una clase entera de educadores que ofrecieran públicamente enseñar la “virtud” —en el sentido antes indicado— a cambio de dinero. […] Desde el punto de vista histórico la sofística constituye un fenómeno tan importante como Sócrates o Platón. Es más, no es posible concebir a éstos sin aquélla. […] El empeño de enseñar la areté política es la expresión inmediata del cambio fundamental que se realiza en la esencia del estado. […] El fin de la educación sofista, la formación del espíritu, encierra una extraordinaria multiplicidad de procedimientos y métodos. Sin embargo, podemos tratar esta diversidad desde el punto unitario de la formación del espíritu. […] Hallamos en los sofistas dos modalidades distintas de educación del espíritu; la trasmisión de un saber enciclopédico y la formación del espíritu en sus diversos campos. […] se trata de dos modos fundamentalmente distintos de educación del espíritu. Al lado de la formación puramente formal del entendimiento se dio también en los sofistas una educación formal en el más alto sentido de la palabra, que no consistía ya en una estructuración del entendimiento y del lenguaje, sino que partía de la totalidad de las fuerzas espirituales. […] En esta forma es educación espiritual; sólo que el espíritu no es considerado desde el punto de vista puramente intelectual, formal o de contenido, sino en relación con sus condiciones sociales. […] Común es más bien a todos [los sofistas] el hecho de ser maestros de areté política y de aspirar a conseguir ésta mediante una incrementación de la formación espiritual, cualquiera que fuese su opinión sobre la manera de realizarla. […] Las más modernas historias de la filosofía los consideran como fundadores del subjetivismo y el relativismo filosóficos. El esbozo de una teoría por Protágoras no Formarse políticamente para dirigir la sociedad El pensamiento socrático y platónico no puede comprenderse sin el surgimiento de la sofística UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 17 justifica semejantes generalizaciones y es evidentemente un error de perspectiva histórica […] El creciente interés de la filosofía por los problemas del hombre, […] es una prueba más de la necesidad histórica del advenimiento de los sofistas. Pero la necesidad que vienen a satisfacer no es de orden teórico y científico, sino de orden estrictamente práctico. Ésta es la razón profunda por la cual ejercieron en Atenas una acción tan fuerte, mientras que la ciencia de los físicos jónicos no pudo echar allí raíz alguna. […] Los sofistas son, en efecto, las individualidades más representativas de una época que tiende en su totalidad al individualismo. Sus contemporáneos estaban en lo cierto cuando los consideraban como los auténticos representantes del espíritu del tiempo. El hecho de que vivieran de la educación es también un signo de los tiempos. […] En todo caso, constituyen un fenómeno de la más alta importancia en la historia de la educación. Con ellos entra en el mundo, y recibe un fundamento racional, la paideia en el sentido de una idea y una teoría consciente de la educación. Podemos considerarlos, por tanto, como una etapa de la mayor importancia en el desarrollo del humanismo, aunque éste no haya hallado su verdadera y más alta forma hasta la lucha con los sofistas y su superación por Platón. (Jaeger, 1942, 264-273) Pero como los sofistas fueron, por primera vez en la historia de la filosofía, pensadores que sin duda influenciaron en las costumbres de la época, los ecos sociales del relativismo fueron percibidos como perniciosos. La derrota de Atenas frente a Esparta en la guerra del Peloponeso, en 404, se atribuyó a la desmoralización de los ciudadanos-soldados. Los sofistas y todo cuanto se les parecía […] comenzaron a ser mal vistos. (Cordero, 2008, 126) La palabra sophistes (“maestro de sabiduría”) no había implicado hasta entonces ningún sentido peyorativo. Era, en efecto, la palabra que se le aplicaba a los siete sabios de la tradición. Fue la impopularidad de los sofistas del siglo V la que le dio el matiz que tiene desde entonces. (Guthrie, 1953, 70) 1 La traducción de polis, o de su plural poleis, sigue hoy en día en el foco de la discusión. No disponemos en español una traducción exacta para el término. Por ello, a través de la historia se ha optado por traducirlo como ciudad-estado, o simplemente como ciudad o estado. Topográficamente las poleis presentaban características más o menos generales: un centro urbano (que era una especie de pequeño pueblo, en donde residían muchos de los habitantes de la pólis, mayormente los poderosos); la acrópolis (la cual servía como ciudadela de defensa), y el ágora. Esta última representaba la plaza pública, un espacio abierto dedicado a la reunión de los habitantes. (Andrea, s/f, 1-21) 2 Los Alcmeónidas era una familia eupátrida de Atenas, que decían ser descendientes de Alcmeón, rey mítico de Pilos. Se presentaban a sí mismos como autónomos de la ciudad. (Andrea, Op.cit.) 3 El punto de partida de los pensadores naturalistas del siglo VI era el problema del origen, la physis, que dio su nombre a la totalidad del movimiento espiritual y a la forma de especulación a que dio lugar. Ello no es injustificado si tenemos presente la significación originaria de la palabra griega y no mezclamos con ella la concepción moderna de la física. Su interés fundamental era, en verdad, lo que en nuestro lenguaje ordinario denominamos metafísica. El conocimiento y la observación físicos se hallaban subordinados a él. Verdad es que la ciencia racional de la naturaleza nació con el mismo movimiento. Pero se hallaba, en un comienzo, envuelta en la especulación metafísica y sólo gradualmente llegó a independizarse de ella. En el concepto griego de laphysis se hallaban ambas cosas indistintas: el problema relativo al origen, que obliga al pensamiento a traspasar los límites de lo dado en la apariencia sensorial, y la comprensión de lo que deriva de aquel origen y existe actualmente, mediante la investigación empírica. (Jaeger, 1953, 154-155). La paideia Algunas críticas a los sofistas. La decadencia de los sofistas UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 18 4 El comienzo de la filosofía, así como el conjunto de tesoros culturales que los griegos produjeron, ha sido considerado como el resultado del “milagro griego”, es decir, que la cultura griega sería el resultado de la espontaneidad de un pueblo innatamente superior. Pero, en realidad, factores económicos, sociales y políticos se encuentran en la base del gran desarrollo cultural griego y, en particular, en los comienzos de la filosofía. (Obiols, 1985, 20). 5 La palabra “ethos” es un término técnico, y ya en su etimología surge una dificultad, puesto que en griego existen dos palabras: “” y “”, con “” (eta) y con “” (épsilon), cuyos sentido, aunque mutuamente vinculados, no son equivalentes. Originariamente, podía verse en las epopeyas homéricas que el término “” era equivalente a “vivienda”, “morada”, “lugar donde se habita”. Más tarde fue tomando otra significación, aunque no totalmente extraña a esta, ya que también designaba lo propio, lo íntimo, lo endógeno. Ambas suelen traducirse, en un sentido amplio, como “costumbre”. Sin embargo, en “” la connotación moral es mayor, y se la suele entender -como la entiende Aristóteles en su Ética Nicomáquea- como “carácter”, aludiendo a lo que es más propio de una persona o de su modo de ser. En cambio, “” tiene el sentido de “costumbre” o “hábito”. Pero la relación es tan estrecha que hasta en la misma ética aristotélica encontramos que el “carácter” se forma a través del “hábito”, que el “carácter” se forma a través del “hábito”. Sin embargo, antes que en Aristóteles aunque con posterioridad a Homero, Heráclito en el fragmento 119 ha dado una peculiar caracterización de “”. Maliandi, a partir de la traducción de Diels, indica que allí “ethos” expresa que el carácter propio del hombre es su destino, o aquello que es en el hombre lo más característico, su peculiaridad, es también lo que determina su destino. (Maliandi, 2009, 18-22) 6 El concepto de “agón” se remonta a la antigüedad griega. El término tiene como significados originarios: lucha, combate, contienda; ejercicio gimnástico, certamen gimnástico. De “agón” tenemos “agonía” y las derivaciones de “agonizar”, tomado del latín “agonizare” y éste del griego “agonizestai”: luchar, aparecen recién en nuestra lengua en 1588, lo mismo que “agonioso”, “agonista” y “agonístico”. Los términos “antagonista” –utilizado por el poeta barroco español Pantaleón de la Ribera (1600?-1629)- y “protagonista” también son derivaciones de la misma voz. El primero, tomado del latín “antagonista” y éste del griego “àntagonistés”. De aquí la familia de voces “antagonismo” y “antagónico”. El segundo, compuesto de “protos” (primero) con “agonistes” (actor). Por último, la voz “agónico”, derivada de “agonía” es referenciada recién en 1832. Por otro lado, la voz “agonía” tiene como raíz “ago”: llevar, conducir, atraer, educar; de donde provienen los términos “ágora” y “agón” entre otros. Sabemos que los griegos celebraban sus fiestas fundamentalmente mediante competencias, certámenes de teatro, de poesía y también de deportes. El agón era la fiesta en que los competidores se enfrentaban por un premio. Representaba para los griegos la lucha, sobre todo en concursos, como los Juegos Olímpicos.6 Pero el término agón era usado también en otros ámbitos. En efecto, la competencia estaba presente en las palestras, entre los atletas; en los anfiteatros, entre los artistas; en el ágora, entre los políticos; y en la Hélade, entre las ciudades-estado. Así, mientras “ágora” se utilizaba más bien para designar los lugares de reunión política, “agón” se usó para denominar cualquier otro lugar de reuniones o asambleas, especialmente de fiestas religiosas. Se llamaban agones los juegos que celebraban los antiguos griegos en ciertas fiestas, y que consistían no sólo en luchas gimnásticas, sino también en oposiciones de música, poesía y danza. De allí que “agón”, estrechando su significado, pasó poco a poco a designar sencillamente ‘lugar de competición’ y a los competidores, a los luchadores, ‘agonistas’, al adversario, ‘antagonista’, y la competencia como tal, el juego, la lucha, el combate, el enfrentamiento: ‘agonía’. Más adelante, fundamentalmente a partir de los escritos de los Evangelios y de los Padres de la Iglesia que conciben la vida cristiana como permanente combate, su significado es cargado semánticamente con el de angustia o sufrimiento expectante respecto de la muerte. Así, actualmente esta voz está ligada a la imagen del tiempo inmediatamente anterior a la muerte. La temática del conflicto o del agón griego puede ser rastreada desde Hesíodo bajo la doctrina de los contrarios. Y en las comedias griegas es una parte de la estructura del género. Allí, el agón es la parte de la comedia donde entran en debate dos posiciones contrarias. Pero en la filosofía la temática del agón se remonta al polémos heraclíteo que, según Nietzsche en La filosofía en la época trágica de los griegos (1873), es el agón griego convertido en principio rector de la naturaleza. Desde Heráclito entonces hasta nuestros días, el agón ha sido fuente de inspiración de innumerables doctrinas. Desde la tradición cristiana (especialmente a través de Pablo de Tarso y Agustín de Hipona), ha pasado por Pascal, Hegel, Proudhon, Kierkeggard, Nietzsche, W.James, Unamuno, Heidegger, Foucault, Arendt, Honig, Connolly, Vattimo y Mouffe. 7 Utilizare el término «fortuna» de un modo no definido de modo estricto pero, según espero, perfectamente inteligible, próximo al sentido en que los griegos hablaban de la tyche. No me refiero, cuando hablo de la fortuna, a que los acontecimientos en cuestión sean azarosos o incausados. Lo que acontece a una persona por fortuna es lo que no le ocurre por su propia intervención activa, lo que simplemente le- sucede, en oposición a lo que hace. En general, eliminar la fortuna de la vida humana equivaldría a poner esa vida, o al menos sus aspectos más importantes, bajo el dominio del agente (o de los elementos que componen su ser que el identifica consigo mismo), suprimiendo la dependencia de lo exterior que aparece reflejada en el símil de la planta. (Nussbaum, 1985, 31) 8 Cordero señala que los primeros filósofos utilizan la palabra “physis” para designar todo lo que es/existe. Asimismo, señala que la traducción habitual por “naturaleza” le parece inapropiada, ya que cada pueblo piensa según sus propios esquemas mentales, y donde los griegos veían una realidad dinámica a la que llamaron physis, los romanos vieron una realidad estable a la que llamaron natura. Por otro lado, si bien la palabra “realidad” podría aceptarse como equivalente para “physis”, no sería tampoco una traducción tan exacta, ya que el sufijo del término griego equivale a “-ción” (realiza-ción) y no a “-dad” (reali-dad). Ahora bien, según señala Cordero, esta concepción dinámica de la realidad persistió a lo largo de todo el pensamiento griego. “Encarar la totalidad de las cosas como una “realización” (que no supone, […] una eventual creación) llevó a los primeros filósofos a preguntarse: ¿qué es lo que se “realiza”? La respuesta no se hizo esperar: se realiza (= se efectiviza) un principio elemental (o, si se quiere, un “elemento”) que preexisteen forma latente y que se despliega en todo lo que es (y que persiste como aquello sin lo cual lo que existe, no existiría). […] Este principio será para Tales la humedad, representada por el agua. Pero desde ya puede verse que aquello sin lo cual algo no existe será llamado luego “el ser” de algo.” Así, la physis de algo es el ser de algo. En este sentido, señala Cordero, no es casual que los primeros filósofos hayan utilizado el término physis para designar, a la vez, a la totalidad de las cosas y al ser de las cosas, ya que para ellos la realidad era algo dinámico, “viviente”. En este sentido es claramente representativo de esta noción el “principio” (arché) de la physis que los primeros filósofos propusieron: el agua (Tales), el aire (Anaxímenes), el fuego (Heráclito)… elementos que, como principios de todo lo existente, eran esenciales para la vida. (Cordero, 2008, 38-41) 9 Cordero señala que: “Numerosos trabajos se han escrito para mostrar que las filosofías de Parménides y Heráclito presentadas por Platón y Aristóteles, por ejemplo, nada tienen que ver con el original, lo cual es lógico, ya que ellos combaten el parmenidismo y el heraclitismo “actual”, los que ellos reciben y a los que se oponen.” (Cordero, 2008, 36-37). Ahora, si esto es así respecto a los presocráticos, o presofísticos hilozoístas, bien puede ser que se repita el caso sobre la tergiversación platónica del pensamiento de los sofistas. Había en Platón un férreo interés en combatir a la sofística. Lo que puede, sin embargo, salvar el testimonio platónico sobre las doctrinas sofistas es que, a diferencia de Heráclito y Parménides que no sólo no vivían en Atenas, sino que además vivieron un siglo antes, y las doctrinas de éstos le llegaron por UBA XXI – Filosofía – Apunte de Cátedra: La filosofía de la Antigüedad. 19 terceros (por Crátilo en el caso de Heráclito, por ejemplo), Protágoras y Gorgias tuvieron contacto con Sócrates y Platón puesto compartían el tiempo y el espacio, y su pensamiento era muy difundido en ese entonces también por otros testimonios. 10 El término “areté”, en su traducción usual equivale a nuestra palabra “virtud”, cargada de resonancias cristianas y modernas, despista. Areté es lo propio del “bueno” (agathós) y del “muy bueno” (áristos, con el que está etimológicamente relacionada). Significa “excelencia” en el ejercicio de una función o capacidad socialmente valorada, en especial aquélla que da acceso al poder, como lo era en Homero la función guerrera. […] La palabra areté, por supuesto, será la clave de la ética, o mejor de las éticas griegas filosóficas, pero antes que nada de la moral prefilosófica. Originariamente propia de la más alta valoración social (y en esta dirección se relaciona con la aptitud para el mando), va a difundirse para indicar más en general las capacidades humanas, y por último –como al final de este mismo libro I de Rep.- las ‘excelencias’ y capacidades de animales y aún de cosas o instrumentos. (Poratti, 2000). 11 Una tékhne –noción que se opone a la mera empirie- es un conjunto de reglas para obtener ciertos resultados o ejercer determinada actividad, reglas que a su vez se basan en el conocimiento (hay que subrayar este momento intelectual) del sector de la realidad en cuestión. La medicina, la agricultura o la navegación son ejemplos obvios. (Poratti, 2000) El sofista, cuando enseña la areté política, denomina a su profesión techné política. La conversión de la educación en una técnica es un caso particular de la tendencia general del tiempo a dividir la vida entera en una serie de compartimientos separados concebidos en vista de un fin y teóricamente fundados, mediante un saber adecuado y trasmisible. Hallamos especialistas y obras especializadas en matemáticas, medicina, gimnasia, teoría musical, arte dramático, etcétera. Incluso escultores como Policleto escriben la teoría de su arte. Por otra parte, los sofistas consideraban su arte como la corona de todas las artes. (Jaeger, 1942, 274)
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