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TRANSPORTE Y ALMACENAMIENTO DE LIPIDOS

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233
Cap í tu lo 
© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
17
Transporte y almacenamiento 
de lípidos: lipoproteínas y tejido 
adiposo
Henar Ortega Senovilla y Emilio Herrera Castillón
OBJET IVOS DE APRENDIZAJE
●	 Conocer los distintos tipos de lipoproteínas, 
su estructura y su función.
●	 Comprender el papel de las apoproteínas, las enzimas 
y los receptores celulares en el metabolismo 
de las lipoproteínas.
●	 Analizar los intercambios de lípidos que se realizan 
durante el metabolismo de las lipoproteínas, así 
como su función.
●	 Entender el papel del tejido adiposo no sólo como tejido 
de reserva energética del organismo, sino como 
fuente de proteínas reguladoras del metabolismo.
●	 Comprender los mecanismos de control del depósito 
y movilización de las principales reservas energéticas 
del organismo.
17.1. INTRODUCCIÓN
Como se ha descrito en capítulos anteriores, los lípidos son 
moléculas claves en los seres vivos, con funciones tan esenciales 
como la de ser los elementos mayoritarios de las membranas 
celulares, constituir la principal fuente de energía para las cé-
lulas, ser precursores de hormonas, o cumplir una función 
vitamínica, entre otras. Por ello, es esencial garantizar el aporte 
de lípidos a las células, lo que se logra asociándolos a proteínas 
y lípidos anfipáticos como los fosfolípidos, lo que da lugar a 
unas partículas seudomicelares, afines al plasma acuoso, que 
reciben el nombre de lipoproteínas. En plasma existen cuatro 
tipos mayoritarios de lipoproteínas, que difieren no sólo en su 
composición fisicoquímica, sino en su origen y en la función 
que realizan. Aunque algunas lipoproteínas son de origen tisular 
(intestino e hígado), otras se forman a partir de aquéllas en 
plasma sanguíneo mediante las transformaciones que sufren 
como parte de su metabolismo. Empaquetar los lípidos como 
lipoproteínas facilita su transporte, pero obliga a que las cé-
lulas dispongan de mecanismos que permitan la interacción 
con estas lipoproteínas. Como parte de estos mecanismos, las 
células cuentan con lipasas localizadas en la matriz extracelular 
y con receptores de lipoproteínas, que contribuyen también a 
la retirada de estas partículas de la circulación.
El hígado y las glándulas esteroidogénicas son los principa-
les aceptores del colesterol, donde éste se transforma en ácidos 
biliares y hormonas esteroideas, respectivamente; en el resto de 
las células, el colesterol se utiliza para la formación de mem-
branas, o es almacenado en forma de colesterol esterificado. Por 
su parte, los ácidos grasos son empleados por la mayor parte de 
los tejidos, en especial el muscular, para la obtención de energía, 
participando también en la formación de membranas celulares. 
Es tal la importancia energética de estos lípidos, que rodeando 
a todos los órganos e incluso los capilares sanguíneos, los seres 
vivos disponen de un tejido, especialmente dedicado al alma-
cenamiento de los ácidos grasos en forma de triacilgliceroles, el 
tejido adiposo. Además de estar encargado de acumular grasa 
y de ejercer una función termorreguladora y aislante, el tejido 
adiposo es considerado un verdadero órgano endocrino, capaz 
de sintetizar proteínas y péptidos con actividad hormonal, 
conocidas como adipocitoquinas, así como de responder a la 
acción de estas y otras moléculas.
En este capítulo se abordan los aspectos fundamentales del 
transporte de lípidos y del almacenamiento de los ácidos grasos 
en el tejido adiposo.
17.2. CLASIFICACIÓN Y ESTRUCTURA 
DE LAS LIPOPROTEÍNAS
17.2.1. Estructura general 
de las lipoproteínas
Las lipoproteínas son agregados moleculares mayoritariamente 
esféricos, con un diámetro comprendido entre 10 y 1.200 nm, 
que están constituidas por un componente lipídico y un compo-
nente proteico. Aunque el tipo y la proporción de ambos varía 
entre las distintas lipoproteínas, todas muestran una estructura 
común (fig. 17.1). En ella se distingue un núcleo de lípidos neu-
tros o apolares, en el que se pueden encontrar triacilgliceroles, 
colesterol esterificado y vitaminas liposolubles apolares, tales 
como carotenoides, ésteres de retinol y ésteres de tocoferol, 
234 Parte V Metabolismo lipídico
entre otras; rodeando este núcleo, se encuentra una capa super-
ficial de lípidos más polares o anfipáticos, como fosfolípidos, 
colesterol libre y vitaminas liposolubles con algún componente 
polar o hidrofílico en su estructura, como tocoferol, retinol 
y polifenoles, entre otras. Integradas en estas estructuras se 
encuentran proteínas específicas, conocidas como apolipo-
proteínas o apoproteínas (apo). Generalmente se localizan en 
la parte más superficial de las lipoproteínas, orientando sus 
aminoácidos polares hacia el exterior y los apolares hacia el nú-
cleo de las mismas. Estas apoproteínas establecen interacciones 
hidrofóbicas con el entorno lipídico, lo que contribuye a dar 
más estabilidad a la partícula.
17.2.2. Clasificación de las lipoproteínas
Aunque estrictamente hablando, las lipoproteínas son un 
conjunto muy heterogéneo de partículas, tradicionalmente se 
han clasificado en tres o cinco tipos, dependiendo del criterio 
empleado para ello. El más aceptado es el que se basa en la 
densidad de las lipoproteínas, ya que es un reflejo de la propor-
ción de lípidos y proteínas que posee la partícula, y al tiempo 
está inversamente relacionada con su tamaño, reflejando la 
baja densidad de su interior lipídico y la alta densidad de su 
superficie. Según este criterio, las lipoproteínas habitualmente 
se clasifican en cinco tipos mayoritarios cuyas características se 
resumen en la tabla 17.1. El otro sistema de clasificación de 
las lipoproteínas se basa en su movilidad electroforética al 
someterlas a la acción de un campo eléctrico, lo que obvia-
mente depende de la densidad de carga que el componente 
proteínico aporta a la lipoproteína. Independientemente del 
criterio empleado, la estructura de las lipoproteínas condiciona 
su metabolismo y, por lo tanto, su función. Pero como se des-
cribirá en el apartado de su metabolismo, los componentes 
de las lipoproteínas pueden variar durante su transporte por 
el plasma, por lo que a continuación se hace una descripción 
general de las distintas lipoproteínas.
Los quilomicrones (CM, ChyloMicrons) son las lipopro-
teínas de mayor tamaño y menor densidad, debido a su alto 
contenido en lípidos frente al de proteínas. Se forman en 
las células intestinales, a partir de los lípidos de la dieta, y 
son las únicas que contienen apoB-48 y apoA-IV, dos apo-
proteínas de síntesis exclusivamente intestinal. El núcleo de los 
CM está constituido mayoritariamente por triacilgliceroles, con 
algo de colesterol esterificado, carotenoides y ésteres de vitami-
nas liposolubles (retinol esterificado y tocoferol esterificado). 
Rodeando este núcleo apolar se sitúan fosfolípidos, colesterol 
y vitaminas liposolubles, como el retinol, el g-tocoferol y el 
a-tocoferol, entre otras, así como las apoproteínas que es-
tabilizan la partícula.
Otro grupo de lipoproteínas con unas características es-
tructurales semejantes a las de los CM, son las lipoproteínas 
de muy baja densidad (VLDL, Very Low Density Lipoproteins), 
también conocidas por su movilidad electroforética como lipo-
proteínas pre-b. Tienen un tamaño y una densidad similar a 
los CM, y al igual que en éstos, muestran una alta proporción 
lípidos:proteínas. En las VLDL se repite la composición des-
crita para los CM tanto en el núcleo como en la superficie, pero 
a diferencia de éstos, las VLDL son de origen hepático. Los 
lípidos que mayoritariamente transportan las VLDL son los 
triacilgliceroles que se han formado en el hígado. A su vez, las 
Fig. 17.1 Estructura de las lipoproteínas. Todas las lipoproteínas tienen 
una superficie polar, formada por fosfolípidos, colesterol libre, apoproteí-
nas y vitaminas lipofílicas polares, que rodean a un núcleo apolar formado 
por triacilgliceroles, colesterol esterificado y vitaminaslipofílicas apolares.
Tabla 17.1 Clasificación y características estructurales de las lipoproteínas
CM VLDL IDL LDL HDL
Densidad (g/ml) < 0,95 0,95-1,006 1,006-1,019 1,019-1,063 1,063-1,21
Lípido mayoritario TAG exógenos TAG hepáticos TAG hepáticos
CE
CE
FL
FL
CE
% TAG 85 53 29 10 4
% CE 3 12 23 37 15
% CL 1 7 9 9 2
% FL 7 18 19 20 24
Apoproteínas características A-IV > B-48 C-II>A-V> B-100 E > B-100 B-100 A-I>A-II,
Otras apoproteínas C-II>C-III, E E, C-III>>C-I C-I>C-III>C-II, E
% PROT 2 10 19 23 55
Lípido/proteína 99/1 90/10 80/20 50/50
Movilidad electroforética Origen Pre-beta Beta Alfa
CE: colesterol esterificado; CM: quilomicrones; CL: colesterol libre; FL: fosfolípidos; TAG: triacilgliceroles.
Los porcentajes de lípidos son orientativos, y hacen referencia a los valores encontrados en la subpoblación mayoritaria de cada lipoproteína.
El epígrafe “otras apoproteínas” hace referencia a apoproteínas que pueden adquirirse durante el metabolismo de la lipoproteína.
Capítulo 17 Transporte y almacenamiento de lípidos: lipoproteínas y tejido adiposo 235
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apoproteínas que se incorporan a las VLDL son la apoB-100, 
la apoC-II, la apoA-V, la apoE y la apoC-III, que son también 
de síntesis hepática.
Las lipoproteínas de densidad intermedia (IDL, Intermediate 
Density Lipoproteins) son lipoproteínas formadas en sangre en 
el metabolismo de las VLDL. Las IDL también son conocidas 
como VLDL remanentes o como b-VLDL. Tienen un tamaño 
menor y una densidad algo superior que las VLDL, y siguen 
transportando mayoritariamente triacilgliceroles, pero la pro-
porción lípido:proteína es menor que la de CM y VLDL. Las 
IDL carecen de apoC, transportando exclusivamente apoB-100 
y apoE.
Las lipoproteínas de baja densidad (LDL, Low Density Lipo­
proteins), también conocidas por su movilidad electroforética 
como lipoproteínas b, se forman en sangre en el metabolismo 
de las VLDL. El tamaño de estas lipoproteínas es menor y su 
densidad es mayor que el de las IDL debido a que la propor-
ción lípidos:proteína es menor, y a que el principal lípido que 
transportan es el colesterol esterificado. Las LDL contienen 
una sola molécula de apoB-100 en su estructura, que además, 
prácticamente es su única apoproteína. Por su trascendencia 
metabólica, es importante destacar que estas lipoproteínas 
poseen una alta proporción de antioxidantes liposolubles, como 
el tocoferol, el retinol, la coenzima Q, los polifenoles y otros de 
naturaleza carotenoide (licopeno, a-caroteno y b-caroteno).
El último grupo son las lipoproteínas de alta densidad 
(HDL, High Density Lipoproteins), o lipoproteínas a por su 
movilidad electroforética. Las HDL constituyen el grupo más 
heterogéneo de lipoproteínas, en cuanto que presentan subpo-
blaciones o tipos de distintos tamaños y estructura, aunque en 
su conjunto son las lipoproteínas de menor tamaño y mayor 
densidad. Los lípidos mayoritarios en las HDL son los fos-
folípidos y el colesterol esterificado, y sus apoproteínas más 
abundantes son la apoA-I, la apoA-II (ambas exclusivas de estas 
lipoproteínas) y la apoC-I; en algunos tipos de HDL hay además 
apoC-II, apoC-III y apoE. Precisamente, lo que caracteriza 
estructuralmente a estas lipoproteínas es su alto contenido 
proteico, y aunque por término medio se suele considerar que 
la proporción lípidos:proteína es de 50:50, ésta es muy variable, 
lo que explica el amplio rango de densidades que presentan 
estas partículas.
17.2.3. Apoproteínas
En la tabla 17.2 se resumen las características más relevantes 
de las principales apoproteínas. Aunque una de sus principa-
les funciones es mantener la estructura de las lipoproteínas y 
garantizar su solubilidad en el plasma, también desempeñan 
otros papeles claves en el metabolismo de las lipoproteínas. Así, 
algunas apoproteínas:
j Son imprescindibles para la formación de la lipoproteína en 
los tejidos correspondientes, como es el caso de la apoB-48 
para los CM y la apoB-100 para las VLDL.
j Interaccionan con receptores celulares específicos, responsa-
bles de la captación de la lipoproteína por un determinado 
tejido; de ellas, la apoB-100 y la apoE son las más destacadas.
Tabla 17.2 Características de las apoproteínas mayoritarias en humanos
Concentración Localización Propiedades
Síntesis (mg/dl) mayoritaria Activa Inhibe Características
apoA-I Intestino, 
Hígado
90-130 HDL LCAT
ABCA1
SR-BI
Esencial para la 
recogida del colesterol 
celular por las HDL
apoA-II Hígado ≈ 40 HDL LCAT
EL
Inhibe la retirada 
del exceso de colesterol 
de las células
Inhibe el catabolismo 
de las HDL2 ricas en 
TAG
apoA-IV Intestino Trazas CM LCAT Necesaria para la 
formación de los CM
apoA-V Hígado
Intestino
Trazas VLDL LPL Permite interacción 
entre LPL y LRT
apoB-48 Intestino Trazas CM Necesaria para la 
formación de los CM
apoB-100 Hígado 80-100 VLDL
LDL
Unión a LDLR Necesaria para la 
formación de las VLDL
apoC-I Hígado ≈ 5 HDL LCAT CETP, HL, unión de 
apoE a receptores
Inhibe el catabolismo 
de las LRT
apoC-II Hígado ≈ 3 CM, VLDL, HDL LPL LCAT Esencial para el 
metabolismo de las LRT
apoC-III Hígado 8-12 HDL, VLDL CETP LPL, HL, unión de 
apoB y apoE a 
receptores
Inhibe el catabolismo 
de las LRT
apoE Hígado
Macrófagos
≈ 5 HDL, VLDL, CM Unión a LDLR, LRP, 
VLDLR, APOER2
Permite el catabolismo 
de CM, VLDL y HDL
APOER2: receptor de tipo 2 de apoE; CETP: proteínas transferidoras de colesterol esterificado, SR-BI o receptor scavenger de tipo 1; CM: quilomicrones; EL: lipasa 
endotelial; HL: lipasa hepática; LCAT: lecitin colesterol acil transferasa; LDLR: receptor de LDL; LPL: lipoproteína lipasa; LRP: proteína relacionada con el receptor de 
LDL; LRT: lipoproteínas ricas en TAG; VLDLR: receptor de VLDL.
236 Parte V Metabolismo lipídico
j Actúan como cofactores de enzimas implicadas en el me-
tabolismo de las lipoproteínas, facilitando el transporte y la 
redistribución de los lípidos entre las distintas lipoproteínas, 
o entre éstas y los tejidos; éste es el caso de la apoC-II, la 
apoA-V o la apoA-I.
j Actúan como inhibidores de ciertas enzimas del metabolis-
mo lipoproteico, como es el caso de la apoC-III y la apoA-II.
17.3. PROTEÍNAS IMPLICADAS 
EN EL METABOLISMO 
DE LAS LIPOPROTEÍNAS
Gran parte del metabolismo de las lipoproteínas se lleva a cabo 
extracelularmente, por intercambio de componentes entre las 
distintas lipoproteínas o entre éstas y los tejidos subyacentes. 
En este proceso participan determinadas proteínas, que a su 
vez controlan o modulan el metabolismo de las distintas lipo-
proteínas. Dada su importante implicación en el metabolismo 
de las lipoproteínas, a continuación se analizan sus aspectos 
más relevantes, que se resumen en la tabla 17.3.
17.3.1. Enzimas con implicaciones 
en el metabolismo de lipoproteínas
Existen tres lipasas que desempeñan un papel fundamental 
en el metabolismo de las lipoproteínas: la lipoproteína lipasa 
(LPL), la lipasa hepática (HL) y la lipasa endotelial (EL). Son 
enzimas extracelulares, que quedan ancladas a la superficie 
del endotelio vascular por interacción con los proteoglucanos 
de la matriz extracelular. Estructuralmente, estas lipasas se 
sintetizan como proenzimas inactivas, con un péptido señal 
que las dirige a la matriz extracelular del endotelio vascular, 
donde quedan unidas y realizan su función catalítica. Otra 
característica común a estas lipasas es que son glucoproteínas, 
y sus carbohidratos se unen a la parte proteica durante su paso 
por el sistema de Golgi, antes de ser secretadas a la matriz 
extracelular. Funcionalmente, estas tres lipasas tienen una 
actividad éster hidrolasa, y necesitan formar homodímeros 
para ser catalíticamente activas.
La LPL es una enzima dimérica que posee actividad acil-
glicérido éster hidrolasa. Actúa sobre las lipoproteínas ricas en 
triacilgliceroles, esto es, CM y VLDL, catalizando la hidrólisis 
de sus triacilglicéridos y la liberación de gliceroly ácidos grasos, 
que son captados inmediatamente por el tejido subyacente a 
través de receptores de membrana como el CD-36 (fig. 17.2A). 
Una vez dentro de las células, los ácidos grasos pueden ser 
reesterificados y almacenados de nuevo como triacilgliceroles, 
o pueden ser degradados mediante la b-oxidación para pro-
porcionar energía. La LPL también tiene cierta actividad sobre 
otros acilgliceroles (diacilgliceroles y monoacilgliceroles, y 
fosfoacilgliceroles), y sobre otros lípidos esterificados, como los 
ésteres de retinol y ésteres de tocoferol. Para llevar a cabo su ac-
tividad necesita la presencia de apoC-II en la lipoproteína, que 
actúa como un cofactor de la LPL, facilitando el reconocimiento 
y la unión de la lipoproteína a la LPL. También la apoA-V es 
esencial en la actividad catalítica de la enzima, mediando en 
la interacción entre la lipoproteína, los proteglucanos de la 
matriz extracelular a los que la enzima se mantiene unida, y 
la propia LPL. Puesto que tanto la LPL como la apoC-II y la 
apoA-V tienen una alta densidad de carga positiva, para que 
la interacción entre ellos sea estable, es necesaria la presencia 
de una glucoproteína conocida como GPIHBP1, que posee 
un dominio rico en aminoácidos ácidos, cuya carga negativa 
facilita la interacción entre las apoproteínas y la LPL. A la ac-
ción activadora de estas proteínas se opone la apoC-III, cuya 
presencia inhibe la actividad de la enzima. La LPL se expresa 
en las células parenquimales de prácticamente todos los tejidos, 
aunque es especialmente abundante en el tejido adiposo y en 
Tabla 17.3 Proteínas implicadas en el metabolismo de las lipoproteínas
Localización Activador Actúa sobre Función
Su inhibición 
produce
Proteínas con función catalítica
LPL
Lipoproteína lipasa
Endotelio vascular 
(tejido adiposo, 
músculo estriado)
apoC-II, apoA-V CM/VLDL Hidrólisis de TAG Acumulación de CM 
y VLDL
HL
Lipasa hepática
Endotelio vascular 
(hígado)
Ninguno CM/VLDL, HDL 
LDL
Acilglicérido lipasa Acumulación de HDL
EL
Lipasa endotelial
Endotelio vascular apoA-I HDL Fosfolipasa A1 Acumulación de HDL
LCAT
Lecitina-colesterol-acil 
transferasa
HDL apoA-I HDL Esterifica colesterol 
con AG de 
fosfatidil-colina
HDL poco eficaces 
en la recogida de 
colesterol
Proteínas que facilitan el intercambio de lípidos neutros
CETP
Proteína transferidora 
de colesterol esterificado
HDL apoA-I HDL/VLDL 
HDL/LDL
Intercambia CE 
de HDL a VLDL 
a cambio de TAG
Acumulación de HDL 
y de LDL pequeñas
PLTP
Proteína transferidora 
de fosfolípidos
HDL HDL Intercambia FL de 
CM y VLDL a HDL
ABCA1 Membranas celulares apoA-I HDL Facilita salida 
de CE de las células
Acumulación de 
colesterol intracelular.
Descenso de HDL
AG: ácidos grasos; CE: colesterol esterificado; CM: quilomicrones; FL: fosfolípidos; TAG: triacilgliceroles.
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el músculo cardíaco y esquelético, mientras que se encuentra 
ausente en hígado del individuo adulto.
La HL comparte muchas características estructurales con 
la LPL. En su forma dimérica posee actividad acilglicérido 
éster hidrolasa, aunque es menos específica que otras lipasas, 
pudiendo hidrolizar los ácidos grasos de cualquier acilglicérido 
y de los fosfoacilglicéridos, así como romper los enlaces tioéster 
de los acil-CoA. No necesita apoC-II como cofactor, por lo 
que tiene un espectro de acción más amplio que el de la LPL, 
actuando sobre los CM y sus remanentes, las VLDL e incluso las 
HDL enriquecidas en triacilglicéridos (fig. 17.2B). A diferencia 
de la LPL, la HL se sintetiza mayoritariamente en las células 
parenquimatosas del hígado.
Por su parte, la EL es otra enzima lipolítica extracelular, 
pero en este caso, con actividad fosfolipasa. Muestra preferencia 
sobre los ácidos grasos en la posición C1 de los fosfolípidos (por 
lo que sería una fosfolipasa A1), y es dependiente de apoA-I 
como cofactor, por lo que actúa mayoritariamente sobre las 
HDL (fig. 17.2C). La EL presenta una particularidad que la 
diferencia de otras lipasas, y es el hecho de que se expresa fun-
damentalmente en las propias células del endotelio vascular, 
donde queda unida a los proteoglucanos de heparán sulfato.
Además de estas lipasas, en el metabolismo lipoproteico 
destaca otra actividad enzimática, la de la lecitina­colesterol acil 
transferasa (LCAT), que es una glucoproteína con alto conteni-
do en ácido siálico, que es sintetizada en el hígado. A diferencia 
de las lipasas, la LCAT no se localiza en el endotelio vascular 
sino en las propias HDL circulantes, sobre las que realiza su 
función. En concreto, la LCAT tiene una actividad esterasa, y 
cataliza la ruptura de un ácido graso de la fosfatidilcolina (lecitina) 
y su transferencia y unión a una molécula de colesterol; normal-
mente, el ácido graso transferido es el que se encuentra en la 
posición 2 de la lecitina, que queda como lisolecitina (fig. 17.3A). 
La actividad de esta enzima es dependiente de la presencia de 
apoA-I, que actúa como cofactor (fig. 17.3B).
17.3.2. Proteínas transferidoras de lípidos
Además de las enzimas descritas, en el metabolismo lipoprotei-
co participan otras proteínas que carecen de actividad catalítica, 
pero que facilitan la transferencia de los lípidos más apolares, y 
por tanto, incapaces de difundir por sí solos entre las distintas 
lipoproteínas.
Entre estas proteínas transferidoras de lípidos destaca la 
proteína transferidora de colesterol esterificado (CETP), tam-
bién conocida como proteína transferidora de lípidos neutros 
(LTP). Se sintetiza mayoritariamente en el hígado y en el tejido 
adiposo, de donde se libera al plasma sanguíneo. En plasma, 
la CETP promueve la transferencia a favor del gradiente de 
concentración de los ésteres de colesterol desde las HDL hacia 
las VLDL y quilomicrones, y de los triacilglicéridos en el sentido 
contrario (fig. 17.4A).
La proteína transferidora de fosfolípidos (PLTP) actúa tras 
la LPL, promoviendo la transferencia de fosfolípidos desde 
los quilomicrones y las VLDL hacia las HDL, por lo que la 
PLTP contribuye al remodelado de las HDL (fig. 17.4B). A di-
ferencia de la CETP, esta proteína se expresa en multitud 
de órganos y tejidos, aunque son el pulmón, el cerebro y las 
gónadas donde lo hace en mayor cantidad, y de donde se libera 
al plasma sanguíneo.
Fig. 17.2 Mecanismo de acción de las lipasas que participan en el metabolismo de las lipoproteínas. A. La lipoproteína lipasa (LPL, en azul en 
la figura) cataliza la hidrólisis de los triacilgliceroles (TAG) de las lipoproteínas ricas en ellos (LRT: quilomicrones [CM] y VLDL). En la reacción, la apoC-II 
y la apoA-V presentes en las LRT, actúan como cofactores. Una glucoproteína facilita la interacción entre las apoproteínas y la LPL. B. La lipasa hepática 
(HL) cataliza la hidrólisis de los acilglicéridos y los fosfolípidos, tanto de las LRT como de las HDL ricas en fosfolípidos. C. La lipasa endotelial (EL) cataliza 
la ruptura de los fosfolípidos (FL) de las HDL. AG: ácidos grasos; CE: colesterol esterificado; DAG: diacilgliceroles; MAG: monoacilgliceroles; RFL: ricas 
en fosfolípidos; RTAG: ricas en triacilgliceroles; VIT A: vitamina A; VIT E: vitamina E.
238 Parte V Metabolismo lipídico
Fig. 17.4 Reacciones catalizadas por las proteínas transferidoras de lípidos. A. La proteína transferidora de ésteres de colesterol (CETP) facilita el 
intercambio de lípidos neutros entre las HDL y las lipoproteínas ricas en triacilgliceroles (LRT). En concreto, dirige el flujo de CE desde las HDL a las LRT, 
y de triacilgliceroles desde las LRT hacia las HDL. B. Tras la acción de la lipoproteína lipasa (LPL), las LRT tienen menos volumen debido a la pérdida de 
material del núcleo. Esto hace que al compactarse la partícula, parte de los fosfolípidos (FL) de la superficie se desprendan como micelas. La PLPT facilita 
la uniónde estos FL a las HDL, que se enriquecen en uno de los sustratos de la LCAT. C. Las ABCA1 facilitan la salida del colesterol que se acumula en 
las membranas celulares, hacia las lipoproteínas que contengan apoA-I.
Fig. 17.3 Mecanismo de acción de la lecitina colesterol acil transferasa (LCAT). A. En las HDL, la LCAT cataliza la hidrólisis del ácido graso en la 
posición 2 de la lecitina (fosfolípido que forma parte de la superficie de las HDL), y su transferencia y unión, al hidroxilo libre del colesterol. La reacción 
genera lisolecitina y colesterol esterificado. B. Esta reacción es complementaria a la captación de colesterol libre por parte de las HDL, en un proceso 
facilitado por las ABCA1. Una vez que las HDL han captado colesterol, éste es esterificado por la LCAT, lo que aumenta su hidrofobicidad y favorece su 
desplazamiento al interior de la lipoproteína (recuadro). CE: colesterol esterificado; CL: colesterol libre.
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Conviene también citar el papel de las proteínas ABCA1, 
un tipo de proteínas integrales de membrana que emplean ATP 
como fuente de energía para el transporte de lípidos a través de 
las membranas. En concreto, las ABCA1 facilitan la salida del 
colesterol desde las membranas celulares hacia las HDL, en un 
proceso facilitado por la apoA-I (fig. 17.4C).
17.3.3. Receptores celulares
La mayor parte del catabolismo de las lipoproteínas se realiza a 
través de dos tipos de receptores específicos: los acoplados a un 
sistema de endocitosis, que llevan a cabo la captación de la lipo-
proteína entera; y los que promueven el intercambio de los lípi-
dos con la membrana plasmática. Al primer grupo pertenecen 
el receptor de las LDL (LDLR), las LRP (LDL­Receptor Related 
Proteins), y los receptores de HDL. De ellos, el LDLR, descubier-
to en 1972 por Goldstein y Brown, es sin duda el más estudiado 
y el de mayor impacto metabólico. Se trata de una glucoproteína 
integral de membrana, que consta de cinco dominios estructu-
rales (fig. 17.5). Cuando el LDLR está en la superficie celular, 
el dominio de unión al ligando se encuentra en una conforma-
ción abierta, que le permite el reconocimiento de la apoE y la 
apoB, y la interacción con las lipoproteínas que las contienen. 
El dominio intracelular (citoplasmático) del LDLR lo dirige 
hacia una zona de la membrana plasmática rica en clatrina: 
las fosas recubiertas de clatrina (v. fig. 16.6). Allí, la LDLRAP1 
o proteína adaptadora del LDLR, se encarga de acoplar el do-
minio citoplasmático del LDLR con la clatrina, lo que desen-
cadena la endocitosis, de modo que el conjunto lipoproteína- 
LDLR queda recluido dentro de unas vesículas (endosomas), 
que rápidamente se funden con los lisosomas de la célula. Ahí, 
aunque parte del LDLR es degradado por una proteasa, hay 
una porción que regresa intacta a la membrana plasmática en 
un proceso de reciclaje. A su vez, la lipoproteína se degrada 
intracelularmente por acción de las enzimas lisosomales, y 
sus componentes lipídicos se incorporan al metabolismo de 
Fig. 17.5 Estructura del receptor de LDL (LDLR). En la estructura del LDLR se distinguen cinco dominios estructural y funcionalmente diferentes: 
(i) un dominio extracelular de unión al ligando, con siete repeticiones contiguas ricas en Cys conocidas como repeticiones LA, flanqueadas todas ellas 
por aminoácidos ácidos; (ii) un dominio conocido como EGFP, por contener varias secuencias homólogas al factor de crecimiento epidérmico (EGF) así co- 
mo una región YWTD con plegamiento en forma de barril b, responsable del reciclaje del LDLR a la superficie celular; iii) una región de 58 aminoáci-
dos rica en Ser y Thr altamente glucosilada; (iv) un dominio o segmento transmembrana de 22 aminoácidos, y (v) un dominio citoplásmico C-terminal 
de 50 aminoácidos, con una secuencia de aminoácidos NPVY, implicada en dirigir la endocitosis del LDLR. Además, en el dominio citoplásmico existe 
una secuencia de Asn-Pro-Val-Tyr (NPVY), responsable de la capacidad de endocitosis que posee este receptor en presencia o ausencia de ligando.
240 Parte V Metabolismo lipídico
la célula. El LDLR es muy ubicuo y prácticamente se expresa 
en casi todos los tipos celulares; sin embargo, son el hígado y 
las glándulas esteroidogénicas donde se encuentra en mayor 
proporción. Junto a su capacidad de endocitosis, otra carac-
terística de este receptor es que está sujeto a regulación, en 
concreto, por la concentración intracelular de colesterol. El 
aumento de colesterol intracelular inhibe la transcripción del 
LDLR, disminuyendo el número de receptores en la superficie 
celular, y con ello, la captación de colesterol extracelular. Sólo 
cuando la célula recupera sus niveles, se vuelve a activar la 
síntesis de LDLR. Este mecanismo complementa la inhibición 
de la HMG-CoA reductasa, que se produce al aumentar la 
concentración intracelular de colesterol y que se describió con 
detalle en el capítulo 16. La falta de LDLR funcionales en la 
superficie de las células produce un incremento en la concen-
tración de LDL en sangre, ya que a diferencia de las VLDL o 
las HDL, estas lipoproteínas sólo pueden ser eliminadas de la 
circulación a través de su interacción con el LDLR. Ésta no 
es la única función del LDLR, ya que gracias a su capacidad 
para reconocer apoE, el LDLR participa en el catabolismo 
de prácticamente todas las lipoproteínas; por ello, el LDLR 
es el principal regulador de la homeostasis del colesterol. De 
hecho, las mutaciones en el LDLR están asociadas con altas 
concentraciones de colesterol circulante, y son la base de 
una enfermedad hereditaria que se conoce como hipercoles-
terolemia familiar.
El estudio del LDLR ha permitido el descubrimiento de toda 
una familia de proteínas de membrana con gran homología 
estructural con el LDLR. Entre ellas, las que participan en el 
metabolismo de las lipoproteínas son el receptor de VLDL o 
VLDLR, el receptor tipo 2 de apoE o APOER2, y las proteínas 
1 y 2 relacionadas con el LDLR o LRP-1 y LRP-2.
Hay también otros receptores de lipoproteínas, que a diferencia 
de los anteriores, no desencadenan ningún mecanismo de endoci-
tosis y degradación de la lipoproteína una vez que se ha unido a la 
misma, sino que actúan canalizando la entrada a la célula de algún 
componente de la lipoproteína. Este es el caso de los receptores SR-
BI y CD36. El receptor SR-BI se caracteriza por su capacidad para 
unirse a las HDL a través de la interacción con la apoA-I, y facilitar 
la transferencia de colesterol de las células. El receptor CD36 tiene 
las mismas propiedades que el SR-BI, pero no sólo interviene en 
la transferencia de colesterol, sino en la de ácidos grasos y del 
colesterol esterificado que ha quedado acumulado en la íntima 
arterial por retención de las LDL oxidadas. Tanto el SR-B1 como 
el CD36 pertenecen a una familia de receptores conocida como 
receptores basureros o SR (Scavenger Receptor), que interaccionan 
con diversos ligandos no necesariamente relacionados específica-
mente con las lipoproteínas. Merece la pena destacar la existencia 
de alteraciones que afectan a las distintas proteínas implicadas en 
el metabolismo lipoproteico descritas en este epígrafe, y que dan 
lugar a situaciones de dislipemia, cuyas principales características 
etiopatológicas se resumen en la tabla 17.4.
Tabla 17.4 Clasificación etiopatológica de las dislipemias
Genotipo Fenotipo Defecto
Lipoproteína 
afectada COL TAG Herencia Frecuencia RCV
Hipercolesterolemias 
monogénicas
IIa LDL ++ n.m.
Hipercolesterolemia 
familiar (HF)
∅ LDLR Dominante HT: 1/1.000
HZ: 1/106
++++++
Hipercolesterolemia familiar 
defectiva en apoB (FDB)
∅ apoB–100 Dominante 1-2/100 +
Hipercolesterolemia 
autosómica recesiva (ARH)
∅ LDLRAP1 Recesiva 2/100 +++
Hipercolesterolemia 
poligénica
IIa ¿? LDL + + ¿? 5/100 +
Hipocolesterolemias familiares+ – n.m.
Abetalipoproteinemia ∅ MTP LDL, VLDL, CM
Hipobetalipoproteinemia ∅ apoB-100 LDL, VLDL
Hiperalfalipoproteinemia IIa +apoA-I o
∅ CETP
HDL + n.m. Dominante 1/1.000 n.m.
Hipoalfalipoproteinemias HDL – n.m. Dominante +++
Hipoalfalipoproteinemia 
familiar (FHA)
∅ apoA-I
Enfermedad de Tangier ∅ ABCA1
Enfermedad de ojo de pez ∅ LCAT
Hipertrigliceridemia familiar IV ∅ LPL o
∅ apoC-II o
∅ apoA-V
VLDL n.m. ++ Recesiva 1/106 +
Hiperlipemias combinadas
Hiperlipemia familiar 
combinada (FCHL)
IIa
IIb
IV
+ apoB-100 e
∅ LDLR
VLDL ++ +++ Dominante 1/106 ++
Disbetalipoproteinemia 
familiar
III apoE + otra 
patología.
CM, IDL, VLDL + + Recesiva 1/106 +
Deficiencia de HL familiar HL HDL, VLDL + +++ Recesiva 1/106 +
+: incremento; ∅: inhibición; ¿?: desconocido; n.m.: sin modificación significativa. LDLR: receptor de LDL; LDLRAP1: proteína adaptadora del LDLR; MTP: proteína 
de transferencia de triacilgliceroles microsomal; CETP: proteína transferidora de colesterol esterificado; LCAT: lecitina-colesterol acil transferasa; CM: quilomicrones; 
HT: heterozigosis; HZ: homozigosis.
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17.4. METABOLISMO 
DE LAS LIPOPROTEÍNAS
El metabolismo de las lipoproteínas es un proceso altamente 
dinámico, que mayoritariamente transcurre en la circulación 
por intercambio del componente lipídico y proteico entre las 
distintas lipoproteínas, y entre éstas y los tejidos que expresen 
las enzimas o los receptores adecuados. Clásicamente, el meta-
bolismo de lipoproteínas se ha divido en tres fases:
1. La fase exógena, por la cual los quilomicrones forma-
dos en el intestino delgado transportan los lípidos de la 
dieta hasta el hígado, proporcionando ácidos grasos y 
vitaminas liposolubles a los tejidos que se encuentran a 
su paso.
2. La fase o vía endógena, por la cual, el hígado sintetiza 
VLDL para el transporte de lípidos a los tejidos perifé-
ricos extrahepáticos.
3. La fase de transporte reverso del colesterol, en la que 
las HDL recogen el colesterol sobrante que las células 
acumulan, y a través de varias vías es transportado al 
hígado para su eliminación.
A pesar de su complejidad, sin embargo, es importante 
contemplar el metabolismo de las lipoproteínas de una forma 
global, dado que no ocurre por separado el de cada una de ellas, 
sino que transcurre simultáneamente (fig. 17.6).
17.4.1. Fase exógena del metabolismo 
de lipoproteínas: metabolismo de 
los quilomicrones (CM)
Tras la alimentación, las células de la mucosa intestinal son ca-
paces de llevar a cabo la síntesis de quilomicrones, a partir de los 
lípidos obtenidos tras la digestión de las grasas de la dieta, como 
se describió en el capítulo 12. En el retículo endoplásmico de 
los enterocitos, la proteína de transferencia de triacilgliceroles 
microsomal o MTP dirige a los triacilgliceroles recién formados 
hacia una molécula de apoB-48, dando lugar a una pequeña es-
tructura lipídica a la que inmediatamente se incorporan ésteres 
de colesterol, carotenos y otras vitaminas liposolubles apolares 
(ésteres de retinol y de tocoferol). Estos lípidos forman el núcleo 
de unas partículas, cuya superficie está formada por lípidos más 
polares como colesterol, fosfolípidos y vitaminas liposolubles pola-
res (tocoferol y retinol entre otras). El proceso se completa con 
la incorporación de la apoA-IV, que sirve como componente 
de superficie para estabilizar la partícula, y como señal que 
induce la formación de unas vesículas en cuyo interior estas 
lipoproteínas nacientes abandonan el retículo endoplasmático 
y alcanzan el aparato de Golgi. Durante el tránsito a través del 
Golgi se van incorporando más lípidos hasta dar lugar a unas 
estructuras de unos 250 nm de diámetro, que son liberadas por 
exocitosis a la linfa, a través de la cual llegan a la sangre. A estos 
Fig. 17.6 Esquema global del metabolismo de las lipoproteínas. Simplificación del transporte de lípidos desde el intestino (derivados de la dieta) 
hasta el hígado, y desde éste hasta los tejidos periféricos, así como su retorno al hígado. LPL: lipoproteína lipasa.
242 Parte V Metabolismo lipídico
quilomicrones recién segregados a la circulación se les conoce 
con el nombre de quilomicrones nacientes o inmaduros.
El metabolismo de los CM se representa esquemáticamente 
en la figura 17.7. Los CM nacientes son liberados a los canalí-
culos linfáticos, y de ahí a la circulación sanguínea sistémica; 
tienen un alto contenido en TAG, pero también incorporan 
ésteres de colesterol, fosfolípidos y vitaminas liposolubles pro-
cedentes de la dieta (carotenos, vitamina E y vitamina A), así 
como dos apoproteínas de origen intestinal: la apoA-IV y la 
apo-B48. Sin embargo, la principal característica metabólica 
de estos CM nacientes es su bajo contenido en colesterol libre, 
lo que les convierte en excelentes aceptores de colesterol libre 
procedente fundamentalmente de las HDL. De estas HDL, los 
CM nacientes también reciben fosfolípidos, apoC-II y apoE. La 
llegada de estos elementos hace que aumente la superficie de los 
quilomicrones, de modo que parte de los fosfolípidos y toda la 
apoA-IV se desprenden en forma de pequeñas vesículas, que 
posteriormente dan lugar a HDL nacientes (apartado 17.4.3). 
El resultado son unos CM maduros, enriquecidos en apoC-II y 
apoE, con algo más de colesterol libre que el que transportaban 
como partículas nacientes, pero sin apoA-IV (fig. 17.7).
La adquisición de apoC-II permite que a medida que van cir-
culando por la sangre, los CM maduros puedan ser reconocidos 
por la LPL que se encuentra anclada en el endotelio de los ca-
pilares sanguíneos de tejidos extrahepáticos (sobre todo tejido 
adiposo y músculo esquelético). La unión entre la apoC-II y la 
LPL, estabilizada por la GPIHBP1, retiene a los CM y permite 
que la LPL acceda a los triacilgliceroles y catalice su hidrólisis, 
liberando glicerol y ácidos grasos; que son captados por el tejido 
subyacente, como se describió en el apartado 17.3.1.
Tras la acción de la LPL, los CM han perdido gran parte de 
su núcleo apolar, de modo que al reestructurarse para compac-
tarse, su superficie queda distorsionada, y vuelven a despren-
derse de ella por segunda vez componentes como fosfolípidos, 
colesterol libre y apoproteínas C y A, que en gran parte dan 
lugar a HDL nacientes (v. apartado 17.4.3). Las partículas de 
CM resultantes de la acción de la LPL se conocen como CM 
remanentes, con un tamaño (<100 nm) muy inferior al de los 
CM nacientes y al de los CM maduros, con menor contenido en 
triacilgliceroles y ésteres de retinol y de tocoferol que aquéllos, 
pero con más colesterol que el transportado inicialmente. Los 
remanentes de CM pueden atravesar el endotelio vascular y al-
canzar el espacio de Disse que rodea a las células parenquimales 
hepáticas. Por otro lado, la apoE queda más expuesta en la lipo-
proteína y es mucho más accesible a la interacción de los CM 
remanentes con los receptores hepáticos de apoE, en concreto 
con los LRP o el propio LDLR. La interacción desencadena la 
invaginación de la membrana donde se encuentra el receptor, 
y esta endocitosis permite que el CM remanente sea captado 
por los hepatocitos, donde es metabolizado. Algunos CM re-
manentes pueden ser también captados por los hepatocitos a 
través de un mecanismo mediado por los proteoglucanos de 
Fig. 17.7 Metabolismo de los quilomicrones (CM). Principales pasos del metabolismo de los CM, desde su salida a la circulación transportando los 
lípidos de la dieta que recibieron en el intestino, hasta su llegada al hígado. Véanse detalles adicionales en el texto. Los números indican la secuencia 
de las principales etapas. AG: ácidos grasos; CE: colesterol esterificado; CL: colesterol libre; FL: fosfolípidos; LCA: lecitina colesterol acil transferasa; 
LDLR: receptor apoB/E de LDL; LPL: lipoproteína lipasa; LRP1: receptor relacionadocon el LDLR; TAG: triacigliceroles.
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heparán sulfato de la matriz extracelular. En conjunto, ambos 
sistemas consiguen que la vida media de los quilomicrones en 
la circulación sea muy corta.
17.4.2. Fase endógena del metabolismo 
de las lipoproteínas: VLDL y LDL
Una vez en el hígado, los lípidos de la dieta que han llegado 
en los CM remanentes se unen a los de síntesis endógena y a 
los que llegan a este órgano por otras vías. Para alcanzar los 
tejidos periféricos, estos lípidos hepáticos salen a la circulación 
en forma de VLDL, cuyo metabolismo es muy similar al de los 
quilomicrones. Al igual que en los enterocitos, en un proceso 
dependiente de la MTP1, los triacilgliceroles hepáticos se unen 
a la apoB-100 que se está formando en el retículo endoplás-
mico, y da lugar a unas partículas a las que rápidamente se 
incorporan otros lípidos apolares (fig. 17.8). La apoB-100 
queda embebida en estos lípidos apolares, con parte de su 
estructura en la zona más superficial de la partícula, a la que 
se incorporan lípidos polares y otras apoproteínas, como la 
apoA-V para formar las VLDL nacientes. Estas partículas salen 
del retículo endoplasmático dentro de unas vesículas, que se 
funden con el aparato de Golgi, para migrar a la membrana 
basal del hepatocito, donde por exocitosis liberan su contenido 
al espacio de Disse para alcanzar los sinusoides hepáticos y de 
ahí la circulación sistémica.
En la circulación sanguínea, estas VLDL nacientes reciben 
colesterol libre y esterificado de las HDL gracias a la acción 
de la CETP y de la LCAT, así como apoC-II y apoE, transfor-
mándose en las VLDL maduras (fig. 17.9). Al igual que con los 
CM, la apoC-II permite que las VLDL sean sustrato de la LPL 
anclada en el endotelio vascular del tejido adiposo y músculo, 
que hidroliza los triacilgliceroles del núcleo de la lipoproteína, 
distorsionando su estructura. Parte de los fosfolípidos y de 
la apoC de la superficie de la VLDL se liberan de la misma 
en forma de micelas, que rápidamente son incorporadas a la 
superficie de las HDL en un proceso mediado por la PLTP, de 
modo que las VLDL quedan empobrecidas en triacilgliceroles 
y apoC-II, pero con mayor contenido en colesterol y apoE res-
pecto a las VLDL nacientes liberadas por el hígado. Estas lipo-
proteínas son las IDL.
En las IDL, la apoE queda expuesta en la superficie de la 
lipoproteína, lo que facilita que una parte de esas IDL pueda 
ser retirada directamente de la circulación a través de los re-
ceptores LDLR, APOER y VLDLR. Sin embargo, en su mayor 
parte, las IDL continúan su metabolismo, intercambiando 
lípidos en la circulación. Por acción de la HL, la EL e incluso 
de la LPL, las IDL pierden triacilgliceroles del núcleo y reducen 
su tamaño; además, por interacción con las HDL pierden las 
Fig. 17.8 Esquema de los procesos que participan en la formación y secreción hepática de las VLDL. A partir de los lípidos que llegan a la 
célula hepática o que son sintetizados en ella, se configuran las VLDL, en un proceso en el que los triacilgliceroles (TAG), la apoB-100 y la proteína de 
transferencia de triacilgliceroles microsomal (MTP) desempeñan papeles claves. Los números indican la secuencia de las principales etapas que tienen 
lugar. Véanse más detalles en el texto. ACAT: acetil colesterol acil transferasa; AG: ácidos grasos; CE: colesterol esterificado; CL: colesterol libre; 
FL: fosfolípidos; TAG: triacilgliceroles.
244 Parte V Metabolismo lipídico
apoproteínas de superficie, y a través de la CETP pierden más 
triacilgliceroles pero reciben colesterol esterificado. El resulta-
do de estas interacciones es que las IDL quedan transformadas 
en unas partículas con bajo contenido en triacilgliceroles pero 
enriquecidas en colesterol esterificado, y con una molécula de 
apoB-100 como única apoproteína en su estructura (conviene 
recordar que a diferencia de otras apoproteínas, la apoB-100 no 
es una proteína intercambiable). Estas partículas son las LDL, 
que por su estructura están consideradas el principal trans-
portador en la circulación de colesterol a los tejidos con alta 
demanda del mismo; dos tercios del colesterol que circula en 
la sangre lo hace en estas lipoproteínas, mientras que el resto 
lo hace en HDL y VLDL.
Las LDL son las lipoproteínas más homogéneas, ya que al 
carecer de otras apoproteínas que no sean la apoB-100, tienen 
una baja capacidad de intercambiar lípidos con otras lipo-
proteínas. La cesión de colesterol a los tejidos se lleva a cabo 
por interacción con el LDLR (fig. 17.9), que se expresa en la 
superficie de la membrana celular (v. apartado 17.3.3). Ésta es 
prácticamente la única forma de catabolismo de las LDL, ya 
que no poseen apoE que les permita ser reconocidas por otros 
receptores, y no hay otros receptores capaces de reconocer a la 
apoB-100. El hígado es el órgano con mayor cantidad de LDLR, 
y por lo tanto es el principal responsable del catabolismo de las 
LDL. La vida media de las LDL es relativamente larga, de unos 
3 días, y durante este tiempo son relativamente estables; sin 
embargo, cuando se retrasa su catabolismo o aumenta el nú-
mero de estas lipoproteínas en la circulación, se incrementa la 
probabilidad de que las LDL sufran procesos de oxidación y 
queden retenidas en la íntima arterial, iniciando un proceso 
crónico de inflamación en el endotelio vascular, conocido como 
arteriosclerosis.
17.4.3. Metabolismo de las HDL 
y transporte reverso del colesterol
Como se mencionó en el capítulo 16, excepto el hígado y las 
glándulas esteroidogénicas, los requerimientos de colesterol 
del resto de las células son muy bajos: sólo lo utilizan para 
la formación de membranas y no pueden degradarlo. De ahí la 
necesidad de un mecanismo que asegure la retirada del coles-
terol sobrante de los tejidos, y su transporte hacia el hígado, 
Fig. 17.9 Esquema general del destino de las VLDL y del metabolismo de las LDL. Las VLDL nacientes formadas en el hígado se transforman en las 
VLDL propiamente dichas (VLDL maduras) por transferencia de componentes de las HDL. Estas VLDL son catabolizadas por acción de la lipoproteína lipasa 
(LPL), que hidroliza los triacilgliceroles (TAG) de estas partículas y proporciona ácidos grasos (AG) y glicerol a los tejidos subyacentes. Como consecuencia 
de la acción de la LPL, las VLDL, por un lado, ceden parte de los lípidos de superficie a las HDL, en una reacción mediada por la proteína transferidora de 
fosfolípidos (PLTP), mientras que el resto de la partícula se compacta dando lugar a las IDL. Parte de estas IDL son retiradas de la circulación a través del 
receptor de apoE (APOER) hepático, mientras que el resto son sustrato de la acción de lipasas y proteínas transferidoras de lípidos, dando lugar a las LDL, 
que son captadas por los tejidos extrahepáticos o por el hígado, a través de un proceso de endocitosis mediado por el receptor de las LDL (LDLR). CE: co-
lesterol esterificado; CETP: proteína transferidora de ésteres de colesterol; CL: colesterol libre; EL: lipasa endotelial; FL: fosfolípidos; HL: lipasa hepática.
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donde se gestionará su excreción. Las HDL son las lipoproteínas 
que con mayor eficacia llevan a cabo la recogida del exceso de 
colesterol de los tejidos. El metabolismo de las HDL está orien-
tado en parte a alcanzar la estructura que asegure la máxima 
eficacia en la captación del colesterol que se acumula en las 
membranas de los tejidos. Éste es el caso de las HDL discoidales 
que se sintetizan en el intestino y en el hígado, y que tan sólo 
contienen una bicapa de fosfolípidos y las correspondientes 
apoproteínas: apoA-I y apoA-II en las HDL de origen intestinal,y apoA y apoE en las que se sintetizan en el hígado. Gracias a su 
escaso contenido en colesterol, las HDL discoidales tienen una 
gran capacidad para aceptarlo tanto de las membranas celulares 
como de otras lipoproteínas. El mecanismo de retirada de coles-
terol es más eficaz cuanto menor es la cantidad de colesterol que 
hay en la superficie de la HDL que está interaccionando con la 
membrana celular. Por ello, a medida que las HDL van captando 
colesterol, la LCAT lo va esterificando haciéndolo apolar, de 
modo que se desplaza al centro de la partícula, abandonando 
su superficie (fig. 17.3B). Esto permite mantener el gradiente de 
concentración de colesterol libre a favor de las HDL.
En la figura 17.10 se representa esquemáticamente el meta-
bolismo de las HDL. Las HDL discoidales (pre-bHDL o HDL 
nacientes) se encuentran en baja concentración en el plasma, 
ya que a medida que se enriquecen en colesterol esterificado 
y aumenta su núcleo apolar, estas lipoproteínas adoptan una 
forma más esférica que se conoce como HDL3 pequeñas. Estas 
HDL3 pequeñas siguen siendo muy eficaces en la captación de 
colesterol libre y, de hecho, son las principales responsables de la 
retirada del exceso de colesterol extrahepático. A medida que 
el colesterol es esterificado por la LCAT y aumenta el núcleo 
de estas lipoproteínas, se hace necesario aumentar también la 
superficie polar de las mismas en forma de fosfolípidos (que 
actúen además como sustrato de la LCAT). Por ello, las HDL3 
pequeñas son los principales sustratos de la PTPL, actuando 
como aceptores de las micelas de lípidos que se desprenden 
de las lipoproteínas ricas en triacilglicéridos (quilomicrones 
y VLDL), tras la acción sobre éstas, de la LPL. Surge así una 
nueva población de partículas que se le denomina HDL2 ricas 
en fosfolípidos, sobre las que sigue actuando la LCAT, incremen-
tando el contenido de colesterol libre y con ello el tamaño de la 
Fig. 17.10 Metabolismo de las HDL y transporte reverso del colesterol. El hígado sintetiza VLDL y HDL, que se encargan de proporcionar triacil-
gliceroles (TAG) a los tejidos extrahepáticos, y de recoger el exceso de colesterol de los tejidos, respectivamente. Como consecuencia del catabolismo de 
las VLDL a través de la lipoproteína lipasa (LPL), surgen las LDL, que proporcionan colesterol a los tejidos que lo demandan, lo que indican a través de la 
expresión del receptor de LDL (LDLR) en su membrana celular. El intercambio de colesterol entre las HDL y los tejidos está mediado por la acción de 
la ABCA1 en combinación con la lecitina colesterol acil transferasa (LCAT). A su vez, el intercambio de lípidos entre distintas lipoproteínas está mediado 
por la proteína transferidora de ésteres de colesterol (CETP) y la proteína transferidora de fosfolípidos (PLPT o FLPT). La retirada de las lipoproteínas 
de la circulación se realiza mediante receptores específicos. AG: ácidos grasos; CE: colesterol esterificado; CL: colesterol libre; FL: fosfolípidos; SR-B1: re-
ceptor scavenger 1.
246 Parte V Metabolismo lipídico
lipoproteína, hasta generar las HDL2b, más ricas en colesterol 
esterificado que las HDL2 (fig. 17.10).
Todas estas transformaciones en la estructura de las HDL 
están encaminadas a conseguir unas lipoproteínas muy eficaces 
en la retirada del exceso de colesterol de los tejidos periféricos 
(el denominado transporte reverso del colesterol). De hecho, este 
proceso se completa con el transporte del colesterol esterificado 
en las HDL hacia el hígado, para su retirada de la circulación, el 
cual se complementa con la eliminación de IDL y LDL a través 
de sus respectivos receptores.
17.5. ALMACENAJE DE LÍPIDOS 
EN EL ORGANISMO: TEJIDO ADIPOSO
Durante muchos años, el tejido adiposo se ha venido consi-
derando un protector mecánico (aislamiento térmico y acol-
chonamiento) de los órganos internos y el depósito inerte de 
los triacilglicéridos de nuestro organismo, pero este concepto 
ha cambiado drásticamente, ya que además de constituir el 
principal lugar de almacenaje de energía en forma de triacil-
gliceroles, el tejido adiposo produce una gran cantidad de pro-
teínas denominadas adipoquinas, que influyen en numerosos 
procesos (en particular el metabolismo energético y los proce-
sos inflamatorios). Independientemente de las diferencias en 
los tejidos adiposos localizados alrededor de distintos órganos, 
existe una clasificación característica de dos tipos de tejido 
adiposo en función de su coloración: el tejido adiposo blanco 
(TAB) y el marrón (TAM). En las etapas de aumento de la inges-
ta y/o de disminución del gasto energético, el exceso de energía 
se deposita muy eficazmente en el TAB en forma de triacil-
gliceroles. Sin embargo, cuando disminuye el alimento y/o 
aumenta el gasto energético, las reservas lipídicas del tejido 
adiposo se movilizan aportando sustratos para la producción 
de energía. Este proceso se lleva a cabo por la acción de lipasas 
que degradan los triacilgliceroles en glicerol y ácidos grasos 
no esterificados (NEFA), que salen a la sangre. Mientras que 
el destino del glicerol es el hígado, donde es utilizado como 
sustrato en la síntesis de glucosa, el destino de los NEFA es 
preferentemente el hígado, pero también el músculo y el TAM, 
donde son utilizados en su oxidación.
17.5.1. Características generales 
del tejido adiposo blanco y marrón
En las células del TAB (conocidas como adipocitos blancos), 
los lípidos se localizan en una gran vacuola que prácticamente 
ocupa casi toda la célula. Ello hace que las mitocondrias y el 
núcleo se encuentren hacinados en una fina franja en la parte 
exterior del citoplasma (fig. 17.11A). En las células del TAM 
(denominadas adipocitos marrones), los lípidos se encuentran 
localizados en varias vacuolas. Además, en el citoplasma de es-
tas células hay una gran cantidad de mitocondrias (fig. 17.11B), 
las cuales aportan la coloración del tejido.
Aunque ambos tipos de tejido adiposo acumulan triacil-
gliceroles y pueden hidrolizarlos y liberar los productos corres-
pondientes (glicerol y NEFA) a la sangre, la principal diferencia 
funcional entre los dos es que el TAM presenta una mayor 
capacidad oxidativa, de modo que llega a oxidar una conside-
rable cantidad de los ácidos grasos liberados de sus depósitos. 
El proceso oxidativo tiene lugar en las mitocondrias, donde se 
genera el potencial reductor que permite el funcionamiento 
del transporte de electrones, pero de forma distinta a lo que 
ocurre en otros tejidos, en el TAM este proceso se desacopla 
de la generación de ATP. Este desacoplamiento es facilitado 
en el TAM por una proteína desacopladora (UCP, Uncoupling 
Protein), que facilita que se disipe el gradiente de protones de 
la membrana interna de la mitocondria, con la consiguiente 
liberación de calor. Este proceso termogénico es esencial en los 
recién nacidos expuestos al frío, mientras que no es necesario 
en el adulto, en el que llega a perderse al desarrollar otras es-
trategias para mantener su temperatura corporal. El TAM es 
también importante en organismos que tienen la necesidad 
de generar calor en determinadas etapas, como es el caso de 
los mamíferos hibernantes. En estos animales, durante la hi-
bernación disminuye su temperatura corporal y su metabolis-
mo, lo que les permite preservar sus depósitos energéticos. Sin 
embargo, la generación de calor en el TAM facilita el despertar 
de la hibernación en estos animales.
17.5.2. Metabolismo del tejido 
adiposo blanco (TAB)
En el hombre adulto, prácticamente todo su tejido adiposo es 
blanco, cuyo metabolismo puede resumirse de forma esquemá-
tica como se indica en la figura 17.12. De una forma global, y 
aparte de su función endocrina, el principal papel metabólico 
del TAB es el acúmulo y la movilización de la grasa, que es 
guardada en forma de triacilgliceroles y es liberada como NEFA. 
Realmente, el flujo de entrada y salida de ácidos grasos en el 
tejido adiposo representa una parte esencial del metabolismo 
energéticodel organismo, y por ello se encuentra estrechamente 
regulado. Aunque a efectos didácticos hay que describir los 
procesos de acúmulo y de movilización de los triacilgliceroles 
del tejido adiposo por separado, es importante tener en cuenta 
que ambos procesos se encuentran regulados simultáneamente, 
de forma que cuando tiene lugar el acúmulo de triacilgliceroles, 
su movilización se encuentra inhibida, y viceversa.
17.5.2.1. Acúmulo de triacilgliceroles
Los triacilgliceroles constituyen los principales componentes 
del tejido adiposo, que llegan a alcanzar valores superiores 
al 95% del peso seco del tejido. Ello, unido al elevado valor 
calórico de los triacilgliceroles (9,4 kcal/g) y el bajo contenido 
Fig. 17.11 Comparación de las características estructurales de las 
células del tejido adiposo blanco (A) y del tejido adiposo marrón 
(B). En el caso de las células del tejido adiposo blanco hay una gran 
vacuola lipídica (VL), con escasas mitocondrias y un núcleo (N) próximo a la 
membrana plasmática. Sin embargo, las células del tejido adiposo marrón 
contienen varias vacuolas lipídicas y una mayor cantidad de mitocondrias.
Capítulo 17 Transporte y almacenamiento de lípidos: lipoproteínas y tejido adiposo 247
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en agua del tejido adiposo (alrededor del 20%), hacen a es-
te tejido la principal reserva de energía del organismo. Las 
fuentes de triacilgliceroles en el tejido adiposo son dos: la 
captación de triacilgliceroles plasmáticos y la lipogénesis 
(síntesis de ácidos grasos) a partir de distintos sustratos, en 
particular la glucosa, asociada a la esterificación de los ácidos 
grasos formados. En el hombre, y con diferencia importante, 
la principal de estas fuentes es la captación de los triacil-
gliceroles plasmáticos.
Como se ha comentado en los apartados 17.4.1 y 17.4.2 de 
este capítulo, los triacilgliceroles circulan en plasma formando 
parte de las lipoproteínas, y los CM y las VLDL son los que los 
contienen en mayor proporción. La actividad de la LPL anclada 
en el endotelio de los capilares es especialmente alta en tejido 
adiposo en relación con otros tejidos, y como se ha descrito 
anteriormente (apartado 17.3.1 y fig. 17.2A), es activada por la 
insulina e hidroliza a los triacilgliceroles de dichas lipoproteínas 
plasmáticas. A través de esta acción se liberan ácidos grasos 
y glicerol, de forma que los primeros se difunden al espacio 
intersticial y son incorporados al interior de los adipocitos, 
mientras que en su mayor parte, el glicerol es liberado al plasma. 
El proceso de difusión de los ácidos grasos desde la LPL hasta 
el interior de los adipocitos tiene lugar a través de un complejo 
mecanismo que no ha sido aún completamente dilucidado, pero 
en el que intervienen proteínas que los unen específicamente y 
desempeñan un papel clave en la regulación del proceso.
Dentro de los adipocitos, los ácidos grasos también se unen 
a determinadas proteínas para su trasiego intracelular. Para 
su transformación en triacilgliceroles, como se describió en 
el capítulo 15 (fig. 15.2), los ácidos grasos intracelulares son 
transformados en sus derivados acil-CoA, por acción de la 
acil­CoA sintasa:
R-COO HS-CoA ATP R-CO~S-CoA AMP PPi
Ácido graso Acil-CoA
+ + → + +−
Dos moléculas de acil-CoA reaccionan con glicerol 3-fosfato 
para la formación de fosfatidato (1,2-diacilglicerolfosfato), 
el cual termina perdiendo el grupo fosfórico y da lugar al 
1,2-diacilglicérido, que es finalmente convertido en triacilglice-
rol mediante la reacción con una tercera molécula de acil-CoA 
y la subsiguiente incorporación del ácido graso.
Clásicamente se viene considerando que la única fuente de 
glicerol 3-fosfato en el tejido adiposo es el formado a partir de la 
glucosa. A través de la glucolisis se forma dihidroxiacetona fos-
fato (v. cap. 9), que mediante la reacción catalizada por la glicerol 
3­fosfato deshidrogenasa, es convertida en glicerol 3-fosfato:
Dihidroxiacetona fosfato NADH H Glicerol 3-fosfato
NAD
+ + →
+
+
+
Sin embargo, aunque en mucha menor proporción que a 
partir de glucosa, en el tejido adiposo también se puede formar 
glicerol 3-fosfato a partir de glicerol a través de la reacción 
catalizada por la glicerol quinasa:
Glicerol ATP Glicerol 3-fosfato ADP+ → +
En condiciones normales, y a diferencia de otros tejidos, 
en particular del hígado, la actividad de esta enzima en tejido 
adiposo es muy baja. Sin embargo, en determinadas condi-
ciones, como por ejemplo en situaciones de hiperinsulinemia 
prolongada resultante de una sobrealimentación o de alteración 
genética, la actividad de glicerol quinasa en el tejido adiposo 
aumenta, y ello da lugar a un incremento en la capacidad del 
tejido para sintetizar y acumular triacilgliceroles, con la consi-
guiente tendencia al desarrollo de obesidad.
La otra vía de formación de triacilgliceroles en tejido adi-
poso es la lipogénesis (v. caps. 14 y 15), que se representa de 
forma esquemática en la figura 17.13. Como ahí se indica, pre-
cisamente en el tejido adiposo la insulina estimula la lipogénesis 
en diversos pasos, comenzando por la captación de glucosa, que 
es el principal sustrato de la vía. Dicha captación se realiza con 
la participación del transportador de glucosa GLUT4, que es 
también regulado positivamente por la insulina.
17.5.2.2. Movilización de los depósitos grasos
Los triacilgliceroles acumulados en el tejido adiposo están 
sometidos a hidrólisis (lipolisis), y parte de los ácidos grasos 
liberados en la lipolisis (NEFA) son dirigidos a su esterificación. 
R-COO-+HS-CoA+ATP→R--
CO∼S-CoA+AMP+PPiÁcido gra-
so→Acil-CoA
Dihidroxiacetona fos-
fato+NADH+H+→Glicerol 3-fos-
fato+NAD+
Glicerol+ATP→Glicerol3-fos-
fato+ADP
Fig. 17.12 Esquema de las principales vías del metabolismo del 
tejido adiposo blanco. El principal sustrato que utiliza el tejido adiposo 
es la glucosa que capta de la circulación. A partir de ella, a través de la 
lipogénesis se sintetiza el ácido palmítico, que en forma de acil-CoA se 
une a los acil-CoA derivados de los ácidos grasos no esterificados (NEFA), 
para su esterificación con glicerol 3-fosfato, también formado a partir 
de la glucosa. De esta forma se sintetizan los triacilgliceroles, que cons-
tituyen el principal componente del tejido adiposo blanco. La hidrólisis de 
estos triacilgliceroles constituye la lipolisis, que es catalizada por la lipasa 
sensible a las hormonas (HSL). A través de este proceso se liberan NEFA y 
glicerol. Los primeros pueden ser reutilizados dentro del tejido, mediante 
su activación a acil-CoA, o salir a la circulación, mientras que el glicerol 
es liberado a la circulación prácticamente en su totalidad, debido a la es-
casa actividad de glicerol quinasa en este tejido. A su vez, la lipoproteína 
lipasa (LPL) anclada en el endotelio de los capilares sanguíneos, hidroliza 
los triacilgliceroles (TAG) de las lipoproteínas ricas en ellos (quilomicrones 
[CM], y VLDL), y los productos de esta reacción (NEFA y glicerol) pueden 
se captados por el tejido o salir a la circulación.
248 Parte V Metabolismo lipídico
Estos dos procesos (lipolisis y esterificación) son completamente 
distintos, y con un control nutricional y/u hormonal diferente, 
pero el balance entre ambos determina la magnitud de acúmulo 
neto de triglicéridos en tejido adiposo, y consecuentemente de 
la masa de éste.
La lipolisis de los triacilgliceroles en tejido adiposo es 
catalizada por la denominada lipasa sensible a las hormonas 
(HSL, Hormone Sensitive Lipase), que hidroliza a los triacil-
gliceroles en sus dos ácidos grasos esterificados en posición 
1 y 19, con la formación de 2-monoacilgliceroles, los cuales, 
mediante la acción de una 2­monoacilglicerol lipasa, terminan 
finalmente formando ácidos grasos no esterificados y glicerol. 
De estas dos enzimas, la HSL es la que controla el proceso. 
Es una enzima interconvertible mediante un proceso de fos-
forilacióny desfosforilación, controlado a su vez por la proteína 
quinasa dependiente de AMPc (PKA) y por una fosfatasa, res-
pectivamente. La forma activa de la HSL es la fosforilada, que 
lógicamente depende del control de esas dos enzimas que cata-
lizan el proceso de incorporación o liberación del grupo fosfato. 
Este control se ejerce en forma de cascada, y es modulado muy 
eficazmente por diferentes hormonas y la participación de otras 
dos enzimas, la adenilato ciclasa y la fosfodiesterasa, que deter-
minan la disponibilidad de AMPc. Globalmente, este control de 
la lipolisis se resume de forma esquemática en la figura 17.14. 
La inhibición de la lipolisis se ejerce de forma muy eficaz por la 
insulina, que actuando en los sitios de la cascada lipolítica que 
se indican en la figura, reduce la salida de ácidos grasos libres 
y glicerol del tejido y su subsecuente concentración en sangre. 
Fig. 17.14 Esquema de la acción catalítica de la lipasa sensible a las hormonas (HSL) y de su control por el sistema de cascada dependiente de 
AMP cíclico, modulado por diversas hormonas. Distintas hormonas actúan controlando la acción catalítica de la adenilato ciclasa o la fosfodiesterasa, y de 
esta forma modulan la concentración intracelular del AMPc, el cual es efector positivo de la proteína quinasa dependiente de AMPc (PKA), que cataliza 
la fosforilación de la HSL, dependiente de ATP. Otras hormonas, como es el caso de los glucocorticoides, activan directamente a la forma activa de la 
HSL, mientras que otras, como es el caso de la insulina, activan a la lipasa fosfatasa, que cataliza la desfosforilación de la HSL activa, y con ello facilitan 
su inactivación. A su vez, los ácidos grasos no esterificados (NEFA), que son productos de la acción de la HSL sobre los triacilgliceroles, son inhibidores 
directos de la HSL activa así como de la adenilato ciclasa, por lo que su acúmulo intracelular da lugar a una inhibición de la lipolisis.
Fig. 17.13 Representación esquemática de la lipogénesis a partir de 
glucosa y esterificación de ácidos grasos en tejido adiposo blanco. 
Se indican los sitios donde la insulina estimula el proceso. PDH: piruvato 
deshidrogenasa.
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De forma opuesta, numerosas hormonas activan la lipolisis y 
consecuentemente incrementan los niveles de ácidos grasos no 
esterificados y glicerol en plasma. La acción de la mayoría de 
estas hormonas se realiza interactuando con sus receptores 
de membrana, dando lugar a la activación de la adenilato ciclasa 
formando AMPc, con la consecuente activación de la HSL. Hay 
también hormonas que actúan a nivel de síntesis proteica, como 
es el caso de la hormona del crecimiento y los glucocorticoides, 
por lo que su respuesta es más lenta y se bloquea por compues-
tos que inhiben la síntesis proteica. A su vez, otras hormonas, 
como las tiroideas, actúan facilitando y/o permitiendo la acción 
activadora de las catecolaminas sobre la adenilato ciclasa, y en 
consecuencia, sobre la lipolisis.
17.5.2.3. Papel de la perilipina
La perilipina es una proteína que se encuentra en la parte 
exterior de la vacuola lipídica en los adipocitos, y desempeña 
un papel importante en el acúmulo y la movilización de los 
triacilgliceroles ahí acumulados. Dado que la HSL se encuen-
tra en el citosol junto a otras proteínas, en condiciones basales 
(sin estímulo lipolítico) esta enzima no tiene acceso a esos 
triacilgliceroles. Cuando tiene lugar el estímulo lipolítico se 
produce la fosforilación de la perilipina y de la HSL por la 
acción de la PKA. Esto hace que cambie la conformación de 
la perilipina y se produzca su desplazamiento, lo que facili-
ta la translocación de la HSL activa a la superficie de las go-
tas lipídicas, que de esta forma puede ejercer su acción lipo-
lítica sobre los triacilgliceroles ahí acumulados. Así pues, la 
perilipina tiene un papel importante en el acúmulo y la movi - 
lización de los triacilgliceroles en función de las necesidades 
metabólicas del organismo.
17.5.3. Funciones endocrinas 
del tejido adiposo
Ya en 1905, Von Gierke sugirió por primera vez que el tejido 
adiposo desempeña una función adicional a la de ser un simple 
depósito de lípidos, al reconocerle un papel en el acúmulo de 
glucógeno. Sin embargo, hasta 1994 no se descubrió la pri-
mera proteína sintetizada y secretada específicamente por el 
adipocito, la leptina. Desde esa fecha hasta hoy se han ido des-
cubriendo un gran número de proteínas y péptidos sintetizados 
y secretados por el tejido adiposo a la circulación, que reciben 
el nombre global de adipoquinas. Estas adipoquinas se com-
portan como verdaderas hormonas e influyen en numerosos 
procesos del organismo, en particular en los relacionados con 
el metabolismo energético y la inflamación. En la figura 17.15 
se resume de forma esquemática la influencia de varias de estas 
adipoquinas en estos procesos. Se escapa de la finalidad de este 
capítulo describir en detalle los efectos de estas adipoquinas, 
pero a título de ejemplo cabe citar precisamente a la leptina, que 
en el hipotalámo inhibe el apetito, contrarrestando los efectos 
del neuropéptido Y y de la anandamida, dos potentes estimu-
lantes del apetito, y promoviendo la síntesis de la a-MSH, que 
lo suprime (v. cap. 28). Junto a ello, la leptina regula la función 
de numerosos procesos claves del metabolismo, tales como la 
actividad secretora de las células de los islotes pancreáticos, los 
niveles de hormona del crecimiento, homeostasis inmunoló-
gica, hematopoyesis, angiogénesis y osteogénesis, entre otros.
Fig. 17.15 Esquema del papel del tejido adiposo blanco en el control del metabolismo y la inflamación a través de varios procesos que 
son modulados por diversas adipoquinas sintetizadas y secretadas por este tejido.
250 Parte V Metabolismo lipídico
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RESUMEN
1. Las lipoproteínas permiten el transporte de los lípidos 
y las vitaminas liposolubles en la circulación. Su es­
tructura, que está determinada por las apoproteínas y 
el lípido mayoritario que transportan, condiciona en 
gran medida su función.
2. El metabolismo de las lipoproteínas tiene lugar en 
la circulación, por intercambio de lípidos entre las 
distintas lipoproteínas, y entre éstas y los tejidos pe­
riféricos.
3. Las lipoproteínas proporcionan ácidos grasos y coles­
terol a los tejidos, pero también sirven para recoger el 
colesterol sobrante de los tejidos y llevarlo al hígado 
para su eliminación por vía biliar.4. El hígado ejerce un papel fundamental tanto en la sín­
tesis como en el catabolismo de estas lipoproteínas.
5. Los triacilgliceroles son los constituyentes más abun­
dantes del tejido adiposo. El acúmulo de triacilglice­
roles en el tejido adiposo se realiza como resultado de 
la síntesis de acil­CoA de cadena larga (lipogénesis) y 
de glicerol 3­fosfato, ambos a partir preferentemente de 
glucosa, y de la posterior esterificación de estos com­
puestos.
6. Los triacilgliceroles del tejido adiposo también pueden 
proceder de los que circulan en sangre asociados a 
lipoproteínas ricas en ellos (quilomicrones y VLDL), 
las cuales son reconocidas e hidrolizadas por la LPL, 
y los productos de esa hidrólisis, en particular los 
ácidos grasos no esterificados, difunden al interior 
de las células adiposas para activarse a acil­CoA y ser 
esterificados.
7. Los triacilgliceroles del tejido adiposo se hidrolizan por 
acción de la lipasa sensible a las hormonas (HSL), que es 
interconvertible y controlada por la PKA y una fosfatasa. 
La perilipina fosforilada facilita la translocación de la 
HSL a las gotas lipídicas, facilitando su acción lipolítica.
8. El tejido adiposo también tiene una importante función 
endocrina, sintetizando y secretando las adipoquinas, 
que se comportan como hormonas e influyen en diver­
sos procesos del organismo, en particular los relacio­
nados con el metabolismo energético y la inflamación.
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AUTOEVALUACIÓN
1. En las lipoproteínas:
a. Las apoproteínas se sitúan en el interior de la partícula para 
aumentar su consistencia.
b. Cuanto mayor es su relación lípidos/proteína, menor es la densi-
dad de la partícula.
c. Los lípidos apolares establecen interacciones covalentes con las 
apoproteínas presentes.
d. Los lípidos anfipáticos se localizan indistintamente en el núcleo 
como en la superficie de la partícula.
e. La proporción lípido/proteína ha de mantenerse constante para 
evitar la pérdida de solubilidad de la partícula.
Correcta: b. Todas las lipoproteínas tienen un núcleo con lípidos 
apolares y una superficie en la que se sitúan los lípidos anfipáticos. 
Las apoproteínas establecen interacciones hidrofóbicas con los lí-
pidos, dando consistencia a esta estructura. Cuanto mayor sea el 
contenido en proteína, mayor será la densidad de las mismas, como 
es el caso de las HDL.
2. La lipoproteína lipasa o LPL:
a. Cataliza la esterificación del colesterol de las HDL.
b. Se expresa mayoritariamente en el hígado, donde constituye la 
principal vía de captación de ácidos grasos.
c. Hidroliza los triacilgliceroles de las lipoproteínas que contengan 
apoC-II.
d. Cataliza la entrada, por endocitosis, de los QM y VLDL en el tejido 
adiposo.
e. Cataliza la lipolisis intracelular de los triacilgliceroles del tejido 
adiposo y muscular.
Correcta: c. La LPL es una enzima extracelular, que necesita apoC-II 
como cofactor. Actúa hidrolizando los triacilgliceroles de las lipo-
proteínas, permitiendo la captación de glicerol y ácidos grasos por 
los tejidos subyacentes. Se expresa mayoritariamente en el tejido 
adiposo y en el músculo cardíaco y esquelético.
3. En el metabolismo de las lipoproteínas:
a. Las LDL son captadas por los tejidos extrahepáticos a través de la 
interacción de la apoE con el LDLR.
b. Las VLDL, tras la acción de la lipasa hepática (HL), dan lugar a las 
HDL.
c. Las IDL proceden del catabolismo de las LDL por acción de la 
lipoproteína lipasa.
d. Las LDL, ricas en ABCA1, permiten la retirada del exceso de coles-
terol de los tejidos y su transporte hasta el hígado.
e. Las HDL, ricas en fosfolípidos y apoA, son las principales aceptoras 
de colesterol de los tejidos extrahepáticos.
Correcta: e. A través de las proteínas ABCA1 presentes en la mem-
brana celular, los tejidos interaccionan con las HDL ricas en apoA y 
fosfolípidos, y pobres en colesterol, canalizando la transferencia del 
colesterol desde los tejidos hasta estas lipoproteínas. El gradiente 
de colesterol se mantiene a favor de las HDL, gracias a la acción de 
la colesterol esterasa presente en estas lipoproteínas.
4. En relación con la lipasa sensible a las hormonas (HSL):
a. Hidroliza a los triacilgliceroles en sus ácidos grasos esterificados en 
posición 2, dando lugar a diacilgliceroles y un ácido graso libre.
b. Es una enzima interconvertible, en la que su fosforilación es 
catalizada por una proteína quinasa dependiente de AMPc y su 
desfosforilación por una fosfatasa.
c. Su actividad es favorecida por los ácidos grasos libres o no es-
terificados (NEFA).
d. Los glucocorticoides la activan actuando sobre la adenilato ciclasa.
e. Su actividad es inhibida por la perilipina fosforilada.
Correcta: b. La HSL hidroliza a los triacilgliceroles en sus ácidos 
grasos esterificados en posición 1 y 19. Su actividad es inhibida 
por los NEFA, que actúan sobre la HSL activa (forma a) e inhiben 
la adenilato ciclasa. Los glucocorticoides activan a la HSL a través 
de su síntesis y no de la adenilato ciclasa. A su vez, la perilipina 
fosforilada facilita el acceso de la HSL activa a la vacuola lipídica, y 
consecuentemente su acción catalítica.
5. El tejido adiposo blanco:
a. Es realmente un órgano endocrino, ya que sintetiza y secreta 
adipoquinas.
b. Sus células contienen numerosas vacuolas lipídicas, con un núcleo 
central.
c. La leptina que produce actúa sobre receptores hipotalámicos, 
induciendo así el apetito.
d. Contiene una elevada actividad glicerol quinasa, lo que le facilita 
la reutilización del glicerol liberado en la lipolisis.
e. Contiene transportadores de glucosa del tipo GLUT-1, por lo que 
la captación de dicha glucosa es independiente de insulina.
Correcta: a. Las adipoquinas que produce salen a la circulación y 
actúan en otros tejidos, por lo que son realmente hormonas. Las 
células del tejido adiposo blanco contienen una sola vacuola lipídica, 
con un núcleo localizado en la parte exterior del citoplasma. La 
leptina que produce actúa sobre receptores hipotalámicos inhibiendo 
el apetito. Prácticamente carece de actividad glicerol quinasa, por 
lo que no reutiliza el glicerol liberado en la lipolisis. A su vez, este 
tejido dispone de transportadores GLUT-4, sensibles a la insulina, de 
forma que su captación de glucosa es dependiente de esta hormona.

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