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norreceptores de bajo umbral (dolor evocado por el tacto) y de alto umbral (aumento de sensibilidad dolorosa mecá- nica). Estos cambios centrales están provocados por el aumento de actividad aferente que proviene de la zona de hiperalgesia primaria como consecuencia de la sensibiliza- ción de nociceptores periféricos (véase «modulación del mensaje sensorial en la médula espinal»). Una de las alteraciones sensoriales de la hiperalgesia es el dolor evocado por el tacto, una sensación para cuya designación se utiliza el término «alodinia», definido como «dolor producido por un estímulo que normalmente no causa dolor». La hiperalgesia y la alodinia son fenó- menos de una importancia por dos motivos fundamentales: en primer lugar, su aparición demuestra claramente que la sensación de dolor es un proceso dinámico cuya intensidad y magnitud depende del historial de la zona afectada y no sólo del estímulo originante. Por otro lado, la sensación de dolor evocado por el tacto (alodinia de tipo A- ) demues- tra que el dolor puede ser producido en sujetos normales por la activación de mecanorreceptores de bajo umbral, bien entendido que esto sólo ocurre cuando existe o ha existido una lesión periférica previa. Estas interpretaciones tienen consecuencias importantes para el análisis y trata- miento del dolor neuropático, ya que es muy posible que las manifestaciones de alodinia y de dolor evocado por el tacto que caracterizan a los síndromes neuropáticos no sean más que expresiones fisiopatológicas del mecanismo normal de la hiperalgesia secundaria. Codificación de los estímulos lesivos Durante años se pensó que la sensación dolorosa resul- taba de la activación excesiva de receptores específicos de otras modalidades sensoriales. Más tarde pasó a considerar- se el dolor como la interpretación del mensaje sensorial pro- ducido en los mecanorreceptores o los termorreceptores de bajo umbral cuando el estímulo era de intensidad elevada, y que se distinguiría del generado por los estímulos inocuos en que el patrón de descarga nerviosa sería diferente. Hoy día parece establecido que los nociceptores constituyen una población específica de receptores sensoriales, que se activa solamente por estímulos lesivos o de intensidad próxima a la de la lesión, y que el mensaje por ellos producido posee vías propias de transmisión, distintas de las que conducen otras modalidades sensoriales. Nociceptores periféricos La existencia de terminaciones nerviosas específicas para la detección de estímulos de intensidad elevada, sufi- ciente para producir una lesión tisular, fue propuesta por Sherrington en 1906. Este autor acuñó el nombre de noci- ceptor (del latín nocere: perjudicar) para los receptores sensoriales que responden a estímulos nocivos, es decir, estímulos que amenazan con producir o producen daño real al organismo. Burgess y Perl precisaron más el con- cepto, definiendo los nociceptores como aquellos recepto- res sensoriales capaces de diferenciar de manera eficaz y fiable, a través de las señales que envían al sistema ner- vioso central, los estímulos lesivos de los inocuos. Los nociceptores se caracterizan por: 1. Presentar un umbral de respuesta muy alto, de modo que empiezan a disparar con intensidades de estímulo que ya han excitado al máximo a otros receptores sensibles a esa forma de energía, codifi- cando la intensidad de la respuesta dentro del ran- go lesivo. 2. Modificar sustancialmente su respuesta con la esti- mulación repetida. La reiteración del estímulo da lugar a menudo a una disminución del umbral de respuesta, con lo que estímulos inocuos excitan ahora a las terminaciones nociceptoras, que dispa- ran además con mayor frecuencia durante los estímu- los supraumbrales. Este fenómeno se denomina sensibilización. 3. Presentar postdescarga (disparo de potenciales de acción después de finalizar el estímulo) y actividad espontánea (mantenimiento de la descarga de poten- ciales de acción tiempo después de haber cesado el estímulo). 4. Estar formados por terminaciones libres, sin espe- cialización alguna de membrana a su alrededor, de fibras nerviosas de baja velocidad de conducción (A-� y C). Tipos de nociceptores periféricos Los nociceptores se encuentran ampliamente distribui- dos en la superficie del cuerpo, tejidos profundos y vísce- ras. De acuerdo con su estímulo adecuado se distinguen esencialmente dos grandes grupos: los mecanonocicepto- res, que responden a estímulos mecánicos de alto umbral, y los nociceptores polimodales, que, como su nombre indica, pueden ser excitados por estímulos mecánicos, tér- micos o químicos de intensidades cercanas a la lesión tisu- lar o dentro ya del rango de ésta (Fig. 5.15). Los mecanonociceptores están en general inervados por fibras A-�, mientras que los nociceptores polimodales son predo- minantemente fibras C, aunque existen excepciones a esta regla. Otro tipo de nociceptor menos abundante lo forman los nociceptores de frío, sensibles a bajas temperaturas. Recientemente se ha hablado de nociceptores silentes, que serían sensibles a irritantes químicos, pero no a un estímu- lo mecánico en condiciones normales, adquiriendo la capa- cidad de excitarse por acción mecánica tras la lesión tisular. Tales nociceptores podrían explicar el dolor que producen los movimientos normales en las articulaciones inflamadas. Mecanismos de transducción en los nociceptores Los mecanismos de membrana por los que los noci- ceptores transducen formas diversas de energía no se 90 N E U R O F I S I O L O G Í A
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