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Las estructuras que participan en el control de la acti- vidad motora se organizan, en alguna medida, de manera jerárquica. La lesión de estructuras de orden jerárquico más bajo, como las motoneuronas, las vías descendentes y los sitios en los que éstas se originan, producen alteracio- nes groseras del movimiento, como parálisis. En la paráli- sis el enfermo se esfuerza por gobernar sus músculos esqueléticos, pero las vías de comunicación con los mis- mos están cortadas. Cuando se lesionan estructuras de orden jerárquico superior el resultado es diferente. La des- trucción de la corteza motora suplementaria, por ejemplo, puede provocar una reducción de la iniciativa motora voluntaria (mutismo acinético) y aparición de movimien- tos perfectamente coordinados que escapan al control del individuo (síndrome de la mano ajena). Las lesiones del cerebelo no impiden a los pacientes realizar movi- mientos, pero la calidad de los mismos está fuertemente degradada (ataxia). Cuando los ganglios de la base fun- cionan de manera anormal puede ocurrir que los pacientes no inicien movimiento voluntario alguno (acinesia), o por el contrario, que se produzcan movimientos anormales que escapan a la voluntad (coreas, discinesias). En este capítu- lo analizaremos cuáles son los roles del cerebelo y los gan- glios de la base en la actividad motora voluntaria. Como veremos, es difícil establecer cuál es el límite entre fun- ciones motoras, cognitivas y motivacionales cuando se analizan los estratos más altos de la jerarquía “motora”. EL CEREBELO El cerebelo está conectado con el resto del sistema nervioso central a través de los pedúnculos cerebelosos superior, medio e inferior. Las aferencias principales, lla- madas fibras musgosas, provienen de vastas regiones del sistema nervioso central (p. ej., vías corticopontocerebelo- sas y haces espinocerebelosos) y se distribuyen en la cor- teza cerebelosa y los núcleos grises profundos, llamados dentado, interpósito y fastigio (Fig. 7.1). Las neuronas de Purkinje constituyen la principal unidad computacional de la corteza del cerebelo y su única eferencia, que está dirigida a los núcleos profundos y los núcleos vestibulares. La mayor parte de las fibras que abandonan el cerebelo provienen de los núcleos profundos (Fig. 7.1) e inervan estructuras premotoras: el cerebelo no inerva directamente a las motoneuronas. Si bien el complejo olivar inferior es una estructura extracerebelosa, desde el punto de vista fun- cional está íntimamente ligado al cerebelo, al que inerva mediante las fibras trepadoras. La lesión de distintas porciones del cerebelo afecta a la calidad de los movimientos de porciones específicas del cuerpo A comienzos del siglo XX Joseph Babinski y Gordon Holmes describieron detalladamente los déficit producidos por lesiones del cerebelo en seres humanos. Destacaron la preservación de la motivación, la cognición y la percep- ción, y los serios problemas motores, que incluyen fallas en la coordinación de los movimientos (ataxia cerebe- losa), temblor durante la acción, disminución del tono muscular y alteraciones de la marcha y la postura. Las téc- nicas modernas de imágenes permitieron establecer corre- laciones más precisas entre localización del daño cerebeloso y déficit motor (Comentario 7.1). Las lesiones de los hemisferios del cerebelo afectan especialmente a los movimientos del miembro superior. El tiempo de ejecución de los movimientos se prolonga, ya que las articulaciones no se mueven de manera coordinada (asinergia) y la trayectoria que sigue la mano cuando se 122 N E U R O F I S I O L O G Í A COMENTARIO 7.1. ¿Qué puede dañar al cerebelo? El daño del cerebelo puede ser focal o difuso. Las causas más comunes de daño focal son los accidentes cerebrovasculares, los tumores y algunos procesos infec- ciosos, que afectan de manera más común a los hemisfe- rios que el vermis. Un tumor llamado neuroblastoma del cerebelo, que se presenta en la infancia, es una de las raras causas de daño focal medial (vermis anterior). Cuando el daño del cerebelo es focal y no progresivo, suele produ- cirse una recuperación funcional gradual, a veces sorpren- dente, que se debe a fenómenos adaptativos que ocurren en las zonas sanas del cerebelo y en la corteza cerebral. En monos se ha demostrado una recuperación funcional casi completa después de la extirpación de un hemisferio del cerebelo. Si se extirpa la corteza somatosensorial contra- lateral una vez que se produjo la recuperación, reaparece la ataxia en el miembro superior homolateral al hemisfe- rio cerebeloso dañado (recordemos que la lesión de la cor- teza somatosensorial no produce ataxia). La esclerosis múltiple, una enfermedad que produce múltiples focos de desmielinización en el sistema nervio- so central, afecta con mucha frecuencia al cerebelo. Las manifestaciones cerebelosas de la esclerosis múltiple varían de acuerdo con el número y la localización de las lesiones. Puede ocurrir daño difuso del cerebelo en el alcoholismo crónico (como consecuencia del déficit de tiamina), durante algunas infecciones virales (mononu- cleosis), y por mecanismos autoinmunitarios. Anticuer- pos dirigidos contra antígenos tumorales pueden reaccionar de manera cruzada con proteínas que se expre- san en las células de Purkinje, originando un síndrome cerebeloso paraneoplásico. Las enfermedades genéticas que afectan al cerebelo son muy raras. En la ataxia de Friedriech está mutada una proteína mitocondrial (frataxina) y se produce degenera- ción neuronal por estrés oxidativo. Al igual que en la ata- xia de Friedriech, en las ataxias espinocerebelosas progresivas las mutaciones consisten en repeticiones anor- males de tripletes que afectan al funcionamiento de prote- ínas conocidas como ataxinas. Las ataxias paroxísticas o episódicas se deben a mutaciones en canales iónicos de calcio o potasio.
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