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menor, las fuerzas de fricción entre los eritrocitos también son menores por la desaparición de las capas concéntricas, y hay una tendencia a que se formen agregados de eritro- citos. Estos agregados son más densos, favorecen el des- plazamiento de los leucocitos a la periferia de las vénulas y facilitan su contacto con el endotelio. También la reduc- ción de las fuerzas de cizallamiento evita que los leucoci- tos sean arrastrados y ejerce un efecto directo sobre la marginación de los leucocitos. Los leucocitos tienen en la superficie moléculas adhesivas llamadas selectinas, por medio de las cuales establecen contacto con el endotelio, lo que hace que virtualmente éstos rueden sobre esta capa interior del vaso al unirse con los receptores específicos. Cuando los leucocitos se activan expresan moléculas de adhesión más firme al endotelio, llamadas integrinas, y abandonan la circulación para dirigirse a los tejidos mediante diapédesis. El flujo de neutrófilos es unidirec- cional y éstos no regresan a la sangre. De manera similar a los leucocitos, aproximadamente la tercera parte de las plaquetas intravasculares se encuen- tran remansadas, sobre todo en la circulación del bazo y del pulmón. En casos de congestión esplénica, el grado de atrapamiento de plaquetas puede ocasionar un descenso en el número normal de plaquetas en la circulación general. Los estímulos simpaticomiméticos liberan las plaquetas desde los sitios de reserva. El flujo sanguíneo regula el estado de activación de las plaquetas, así como el de algu- nos factores procoagulantes. Normalmente las plaquetas circulan en un estado de reposo y se pueden activar por medio de varios factores reológicos, entre ellos la exposi- ción al endotelio dañado o la pérdida del flujo laminar. Uno de los mecanismos que regulan la actividad plaqueta- ria es la fuerza de fricción sobre la pared. En modelos animales y de vena umbilical humana se ha observado que, cuando esta presión del flujo laminar sobre la pared de una arteria es de 25 din/cm2, las células endoteliales liberan prostaciclina, que evita la agregación y la adhesión pla- quetarias. Cuando pasan por el endotelio capilar, las plaquetas están expuestas a más prostaciclina y al factor relajante derivado del endotelio, y son parcialmente inac- tivadas. La circulación capilar también inhibe ciertos fac- tores activados de la coagulación, mediante la acción de la antitrombina III y de su activador local, los mucopolisacá- ridos de la pared endotelial, así como a través de la prote- ína C, activada por la trombomodulina del endotelio y otros inhibidores de proteasas, como la �2-macroglobuli- na. Estos mecanismos son muy eficaces, debido a la gran superficie del lecho capilar, que hace que la sangre se pon- ga en contacto con una gran cantidad de células endotelia- les. Las plaquetas también participan en la reparación del lecho capilar. Flujo turbulento El flujo es laminar cuando la velocidad se mantiene relativamente baja. Cuando ésta se incrementa, el flujo se vuelve turbulento porque predomina la inercia de las par- tículas sobre la viscosidad. Esto se puede determinar mediante el número de Reynolds, que proporciona una medida de la relación entre la inercia y la viscosidad: nR = VL� (fuerza de inercia) � (fuerza de viscosidad) donde V es la velocidad, L es la longitud del vaso, � es la densidad y � es la viscosidad de la sangre. Cuando este número es inferior a 2100, el flujo se mantiene lami- nar, y cuando rebasa ese valor, se vuelve turbulento. El nR es de 2500 en la aorta, 10 en las arterias terminales, 0.03 en las arteriolas, 0.001 a 0.01 en los capilares, 0.01 en las vénulas, 10 en las venas pequeñas y 2100 en la vena cava. En la arteria pulmonar es de 2000, y de 10-2 a 10-4 en los capilares pulmonares, lo que indica que el flujo turbulento es poco frecuente en condiciones normales. Las probabilidades de turbulencia aumentan de acuer- do con el diámetro del vaso y la viscosidad de la sangre. En los vasos curvos hay una tendencia a perder el flujo axial y se favorece el movimiento radial, esto es, en dirección a la pared del vaso. Las colisiones y deformaciones de los eri- trocitos también favorecen el flujo radial. Esto también ocurre en los sitios de bifurcación vascular, sobre todo en los vasos pulsátiles, como las arterias y arteriolas. El flujo es turbulento en los sitios de estenosis vascular, como cuan- do existen placas de ateroma o depósitos de fibrina o en las válvulas lesionadas del corazón, así como en la porción cóncava de las válvulas venosas, donde el depósito de pla- quetas y fibrina favorece el crecimiento de un trombo. El flujo turbulento propicia que las plaquetas se activen y tien- dan a adherirse al endotelio, sobre todo si éste se encuentra dañado. El incremento en las fuerzas de fricción hace que se exponga la glucoproteína Ib/X en la superficie de la pla- queta, que funciona como receptor del factor de Von Wille- brand; a través de él se produce adhesión al vaso y la agregación con otras plaquetas (Fig. 17.10). Las plaquetas P R O P I E D A D E S D E L A S A N G R E 279 Flujo Laminar Flujo anterógrado Flujo retrógrado Velocidad 0 Flujo turbulentoFlujo rápido Laminar Estenosis Figura 17.9. Perfil de velocidad en un vaso sanguíneo. Efecto de la estenosis. A una velocidad constante, el flujo es laminar. En una zona de estenosis, el flujo se vuelve rápido y algunas capas de sangre tienen un movimiento retrógrado. El flujo tur- bulento en la zona inmediata a la estenosis lanza las plaquetas y los leucocitos hacia la pared del vaso. Más adelante, se resta- blece el flujo laminar.
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