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Infecciones por estafilococo

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2890 Medicine. 2018;12(49):2890-4
Infecciones por estafilococo
M.E. Portilloa,* y J.L. del Pozob
aServicio de Microbiología Clínica. Complejo Hospitalario de Navarra. Pamplona. Navarra. España. bÁrea de Enfermedades Infecciosas y Microbiología. Clínica. 
Universidad de Navarra. Pamplona. Navarra. España.
Resumen
El género Staphylococcus contiene 40 especies de las que solo son patógenas unas pocas. S. aureus es 
la especie más virulenta, produciendo infecciones toxigénicas y no toxigénicas. El tratamiento empírico 
de cepas de S. aureus resistentes a meticilina (SARM) se realiza con glucopéptidos, linezolid o daptomi-
cina. Los estafilococos coagulasa negativa producen infecciones asociadas a cuerpos extraños. La ma-
yoría son resistentes a meticilina, por lo que el tratamiento es similar al del SARM. S. saprophyticus pro-
duce infecciones urinarias en mujeres jóvenes sexualmente activas y S. lugdunensis infecciones virulen-
tas clínicamente más parecidas a las producidas por S. aureus.
Abstract
Infections by Staphylococcus 
The genus Staphylococcus contains 40 species of which only a few are pathogens. S. aureus is the most 
virulent species, producing toxigenic and non toxigenic infections. Empirical treatment of S. aureus 
strains which are resistant to methicillin (SARM) is undertaken with glycopeptides, linezolid or 
daptomycin. The coagulase negative staphylococci produce infections associated with foreign bodies. 
The majority are resistant to methicillin, and treatment is therefore similar to that of the SARM. S. 
saprophyticus produce urinary tract infections in young, sexually active women and S. lugdunensis 
produce virulent infections which are clinically more similar to those produced by S. aureus.
Palabras Clave:
- Staphylococcus aureus
- Resistente a meticilina 
(SARM)
- Estafilococo coagulasa 
negativo (ECN)
- Biocapas
Keywords:
- Staphylococcus aureus
- Resistant to methicillin 
(SARM)
- Coagulase negative 
staphylococci (CNS)
- Biofilms
ACTUALIZACIÓN
Introducción
El género Staphylococcus está formado por cocos Gram posi-
tivos que tienden a agruparse en forma de racimo, la mayoría 
aerobios facultativos. Contiene 40 especies, 16 de las cuales 
se pueden encontrar en los seres humanos. Únicamente unas 
pocas especies son patógenas en ausencia de una inmunosu-
presión predisponerte o de cuerpos extraños como biomate-
riales. Staphylococcus aureus y Staphylococcus lugdunensis son las 
especies más patógenas en los seres humanos. La producción 
de la enzima coagulasa, que coagula el plasma, diferencia a 
S. aureus del resto de los estafilococos coagulasa negativos 
(ECN). Además, S. aureus posee más de 20 genes de adheren-
cia y más de 30 genes de toxinas, mientras que los ECN po-
seen como máximo 10 genes de adherencia y ningún gen 
codificador de toxinas, lo que hace de S. aureus la especie más 
virulenta dentro del género Staphylococcus.
Staphylococcus aureus
Epidemiología
Los estafilococos son ubicuos, y es frecuente la colonización 
por S. aureus. Aproximadamente el 20-50% de los adultos 
sanos son portadores de S. aureus en la nasofaringe, aunque 
se han descrito tasas más altas en pacientes hospitalizados, 
personal sanitario, personas eccematosas o personas que usan 
con frecuencia las agujas como drogodependientes, personas 
en hemodiálisis o diabéticos. 
La diseminación de S. aureus es frecuente y es responsa-
ble de muchas infecciones adquiridas en el hospital, ya que se 
*Correspondencia 
Correo electrónico: me.portillo.bordonabe@navarra.es
Medicine. 2018;12(49):2890-4 2891
INFECCIONES POR ESTAFILOCOCO
pueden transmitir por contacto directo o a través de fómites 
y, además, pueden sobrevivir en superficies secas durante lar-
gos periodos de tiempo. 
Los primeros brotes de infección nosocomial se descri-
bieron en hospitales europeos al inicio de los años sesenta. 
Desde entonces, su prevalencia ha ido creciendo en la mayo-
ría de áreas geográficas. En nuestro país, existen áreas hospi-
talarias de alto riesgo, como las Unidades de Cuidados In-
tensivos, que se han convertido en zonas endémicas de 
Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM) (hasta un 
40% de incidencia). En 2003 se describieron unas nuevas 
cepas de SARM responsables de infecciones cutáneas adqui-
ridas en la comunidad y de neumonía grave. Estas cepas eran 
diferentes a las de SARM de origen hospitalario, y contenían 
el casete SCCmec de tipo IV que codifica la resistencia a me-
ticilina y la toxina leucocidina de Panton-Valentine1,2. 
Etiopatogenia
La inoculación se produce, en general, en zonas con altera-
ciones previas de la barrera mucocutánea debidas a heridas 
traumáticas, intervenciones quirúrgicas, instrumentación, 
drogadicción parenteral, enfermedades dermatológicas, úl-
ceras isquémicas, etc. Alternativamente, en la vía aérea supe-
rior, la infección vírica daña los revestimientos de la mucosa 
y predispone al huésped a la neumonía por S. aureus, que se 
presenta clásicamente una semana después del inicio de la 
infección vírica. 
S. aureus se adhiere e invade las células epiteliales usando 
una variedad de moléculas que son denominadas como 
SCRAMM (Microbial Surface Components Recognizing Adhesi-
ve Matrix Molecules). S. aureus evita la fagocitosis al expresar 
en su superficie una cápsula, proteínas y varios inhibidores 
del complemento, los cuales inactivan o impiden que las op-
soninas del huésped se unan o dirijan a la bacteria para su 
destrucción. S. aureus puede refugiarse dentro de células epi-
teliales, células endoteliales e incluso macrófagos. S. aureus 
secreta moléculas que bloquean el reconocimiento de neu-
trófilos de los factores quimiotácticos y la unión de neutrófi-
los a la molécula de adhesión endotelial. Al llegar al sitio de 
la infección, los neutrófilos secretan péptidos antimicrobia-
nos, proteasas, lisozimas y toxinas3,4. 
La expresión de factores de virulencia se encuentra bajo 
el control de varios sistemas reguladores (tabla 1). El princi-
pal es el Accesory Gene Regulador (AGR), basado en un sistema 
de comunicación célula-célula conocido como Quorum Sen-
sing (QS)5. Este sistema QS está mediado por pequeñas pro-
teínas producidas por las bacterias que se denominan autoin-
ductoras y, dependiendo de factores ambientales, pueden 
activar un gran número de genes que contienen los factores 
de virulencia6. 
Otros mecanismos de virulencia de importancia clínica 
incluyen la formación de biocapas que permite a S. aureus 
persistir en las superficies de biomateriales y resistir a las 
defensas del huésped o a los antibióticos, y las variantes de 
colonias pequeñas que ayudan a S. aureus a sobrevivir pasan-
do a un estado metabólicamente inactivo7. Estas variantes se 
relacionan sobre todo con infecciones crónicas8,9.
La morbilidad será variable y dependerá de factores pro-
pios del huésped, del tipo de infección y de la precocidad del 
tratamiento. 
Síndromes clínicos
S. aureus causa enfermedad bien por invasión directa y des-
trucción del tejido (infecciones invasoras) o por la produc-
ción de toxinas (tabla 2).
Infecciones no toxigénicas
S. aureus es el patógeno más común aislado en las infecciones 
de piel y partes blandas. Típicamente se presentan con puru-
lencia o abscesos. El diagnóstico de S. aureus se establece 
mediante el cultivo de material purulento. 
Infecciones mediadas por toxinas
Las manifestaciones clínicas de algunas enfermedades pro-
ducidas por S. aureus se deben casi exclusivamente a la acti-
vidad de la toxina. Tal es el caso del síndrome de la piel es-
caldada, de las intoxicaciones alimentarias, del síndrome del 
shock tóxico y de la neumonía hemorrágica.
Síndrome de la piel escaldada. Suele afectar a niños meno-
res de 1 año que tienen la piel y/o las mucosas colonizadas 
por cepas productoras de toxina exfoliativa. En niños inmu-
nes el impétigo producido puede cursar con la aparición de 
ampollas por diseminación local de la toxina. En niños no 
inmunes es característica una descamacióndiseminada del 
epitelio con ampollas carentes del microorganismo acompa-
ñado de fiebre y alteración de la consciencia. El cuadro suele 
durar hasta una semana y es autolimitado.
Intoxicaciones alimentarias. Se producen por ingestión de 
alimentos contaminados con toxina (no se elimina con la 
TABLA 1
Factores de virulencia de S. aureus
Componentes estructurales
Cápsula Inhibe quimiotaxis, fagocitosis y proliferación de 
mononucleares
Formación de biocapa Adherencia cuerpo extraño, inhibe fagocitosis
Peptidoglucanos Inhibe fagocitosis y estimula producción de pirógeno
Ácido teicoico Une a fibronectina
Proteína A Inhibe eliminación por anticuerpos, atrae leucocitos, 
anticomplemento
Toxinas
Citotoxinas Tóxicas para muchas células
Toxinas exfoliativas (ETA, ETB) Proteasas de células de la epidermis
Enterotoxinas Superantígenos y estimulan liberación mediadores de 
inflamación
Toxina 1 del SST Superantígenos y destrucción de células endoteliales
Enzimas
Coagulasa Convierte fibrinógeno en fibrina
Hialuronidasa Hidroliza ácido hialurónico favoreciendo 
diseminación bacteriana
Fibrinolisina Disuelve coágulos de fibrina
Lipasas Hidroliza lípidos
Nucleasas Hidroliza ADN
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ENFERMEDADES INFECCIOSAS (I)
cocción, ya que es termoestable). Los cuadros suelen ser de 
vómitos y diarreas intensas sin fiebre y aparecen a las 2-6 
horas de la intoxicación. La resolución suele ser espontánea 
en las 24 horas posteriores a la intoxicación.
Síndrome del shock tóxico. Es una enfermedad sistémica 
caracterizada por fiebre, hipotensión y exantema macular 
descamativo y alteraciones funcionales de varios órganos. Se 
ha asociado este síndrome con el uso de tampones en muje-
res menstruantes. Las cepas productoras de la toxina TSS-1 
crecen en este entorno con condiciones óptimas de atmósfe-
ra y pH, por lo que pueden liberar la toxina a la sangre. Una 
forma especialmente virulenta del shock tóxico es la púrpura 
fulminante. Este cuadro se caracteriza con lesiones purpúri-
cas en la piel, con fiebre, hipotensión y coagulación intravas-
cular diseminada10.
Neumonía hemorrágica. Las cepas productoras de toxina 
Panton-Valentine pueden producir neumonía hemorrágica 
grave con leucopenia, especialmente en niños y adultos jóve-
nes a menudo como complicación de una infección previa 
vírica (gripe)11.
Estrategias terapéuticas
Si el microorganismo produce una penicilinasa es resistente 
a todas las penicilinas. Es importante detectar las cepas de S. 
aureus resistentes a la penicilina pero sensibles a oxacilina, 
porque la penicilinasa estafilocócica se inhibe con inhibido-
res de beta-lactamasas (ácido clavulánico, tazobactam) y, por 
tanto, estas cepas son sensibles a las combinaciones de beta-
lactámico con inhibidor de beta-lactamasas12. Asimismo, esta 
penicilinasa no hidroliza las penicilinas semisintéticas (cloxa-
cilina, meticilina), ni tampoco cefalospirinas ni carbapene-
mes que mantienen su actividad antiestafilocócica. 
La resistencia a meticilina (oxacilina) en S. aureus se debe 
a la adquisición de ADN exógeno que codifica la producción 
de una proteína fijadora de penicilina (PBP) de baja afinidad 
por los betalactámicos y que no se inhibe por estos antimicro-
bianos. S. aureus normalmente contiene 4 PBP, de las cuales 
la 1,2 y 3 son esenciales. La PBP2a está codificada por el gen 
mecA. La cefoxitina es un marcador de la presencia de mecA, 
por lo que las cepas resistentes a cefoxitina indican que son 
SARM y, por tanto, son resistentes a todos los beta-latámicos 
y no es necesaria la inclusión de ninguno de ellos en el anti-
biograma. Recientemente se han sintetizado dos nuevas cefa-
losporinas, ceftobiprol y ceftarolina, que son activas frente a 
cepas SARM debido a su gran afinidad por la PBP2a. El gen 
mecA forma parte de un elemento genético móvil conocido 
como casete cromosómico estafilocócico (SCCmec). Se han 
identificado hasta 11 tipos de SCCmec designados como I-XI. 
Los tipos I, IV y V son comunitarios, solo contienen genes de 
resistencia para meticilina pero portan la toxina de Panton-
Valentine. Los tipos II y III se asocian a ambientes hospita-
larios y contienen además plásmidos y transposones que 
codifican resistencia a múltiples antibióticos (tabla 3). Recien-
temente se ha descrito un nuevo SCCmec con una variante 
del gen mecA denominado mecC. Solo comparte un 70% de 
homología, por lo que es difícil de detectarlo por pruebas mo-
leculares. Fenotípicamente confiere resistencia a meticilina y 
se ha visto que se asocia a ganado13,14.
Las cepas SARM pueden tratarse con glucopéptidos 
(vancomicina, teicoplanina), aunque se han descrito cepas 
con sensibilidad disminuida (GISA). El mecanismo de resis-
tencia de las cepas GISA se debe a alteraciones en la estruc-
tura del peptidoglucano, lo que determina un secuestro del 
antibiótico. Las cepas GISA se asilan con escasa frecuencia y 
generalmente después de un tratamiento prolongado con 
glucopétidos, pero la ausencia de su detección conduce a fra-
casos terapéuticos. De hecho, en infecciones graves o si la 
concentración mínima inhibitoria (CMI) de vancomicina es 
TABLA 2
Síndromes clínicos producidos por S. aureus
Enfermedades invasoras Enfermedades mediadas por toxinas
Piel y partes blandas Síndrome de la piel escaldada (toxinas 
exfoliativas)
Impétigo, foliculitis, forúnculos, 
carbuncos, abscesos, hidrosadenitis, 
celulitis, erisipela, fascitis, piomiositis, 
mastitis, infección de heridas
Intoxicación alimentaria (enterotoxinas)
Osteoarticulares Síndrome de shock tóxico (toxina 1)
Osteomielitis Neumonía hemorrágica (toxina Panton-
Valentine)
Artritis séptica
Endovasculares
Bacteriemia
Endocarditis
Respiratorias
Neumonía 
Empiema
Infecciones asociadas a biomateriales
Infecciones de prótesis articulares, 
neumonía asociada a ventiladores, 
bacteriemia asociada a catéter
Otras
Meningitis, pericarditis, pielonefritis
TABLA 3
Mecanismos de resistencia de S. aureus a las principales clases 
de antibióticos
Antibiótico Mecanismo de resistencia
Penicilina Adquisición penicilinasa por plásmido
Beta-lactámicos Casete SCC mec codifica PBP2A
Glucopéptidos
Resistencia intermedia
Resistencia completa
Mutaciones en la pared
Casete SCC mec con genes vanA y vanH 
Daptomicina Mutaciones en genes implicados en 
formación de la pared y carga de 
membrana
Macrólidos Adquisición gen erm o msrA
Lincosamidas Adquisición gen erm o linA
Linezolid Mutación en gen cfr
Tetraciclinas Adquisición gen tet
Aminoglicósidos Adquisición gen aac
Rifampicina Mutación gen rpoB
Fluorquinolonas Mutaciones gen gyrA, grIA, norA
Trimetoprim-sulfametoxazol Mutación gen dfrA, dpsA
Medicine. 2018;12(49):2890-4 2893
INFECCIONES POR ESTAFILOCOCO
≤ 1,5 mg/l, debe considerarse el empleo de asociaciones po-
tencialmente sinérgicas y/o el uso de otro tipo de antibióti-
cos como daptomicina o linezolid15-17. 
Existe riesgo de colonización por SARM en pacientes 
procedentes de residencias geriátricas o con antecedente de 
colonización o infección por SARM, ingreso hospitalario o 
tratamiento antibiótico reciente. Si el paciente no presenta 
ninguno de estos factores de riesgo ni es alérgico a los beta-
lactámicos, puede emplearse empíricamente cloxacilina. Si la 
infección es grave, puede asociarse un aminoglucósido (gen-
tamicina) durante los primeros días de tratamiento. En caso 
de riesgo de infección por una cepa SARM puede emplearse 
un glucopéptido, linezolid o daptomicina hasta disponer del 
antibiograma. Si la CMI de vancomicina es > 1,5 mg/l, el 
tratamiento debe hacerse con vancomicina o linezolid18,19.
Tigeciclina también se ha utilizado como alternativa en 
infecciones de piel y tejidos blandos e intraabdominales, so-
bre todo en las que tengan un componente polimicrobiano. 
Recientemente se han autorizado nuevos fármacos antimi-
crobianos con actividad frente a Gram positivos (SARM, en-
terococos resistentes a la vancomicina y otros patógenos 
Gram positivos resistentesa los antibióticos) que podrían 
representar una alternativa válida a la vancomicina. Los com-
puestos aprobados y más prometedores son las nuevas cefa-
losporinas (ceftarolina y ceftobiprole) y los lipoglicopéptidos 
(oritavancina, telavancina y dalbavancina) y están mostrando 
buena potencia in vitro y eficacia in vivo, especialmente para 
los pacientes infectados con microorganismos con valores de 
CMI elevadas. Tedizolid es una oxazolidinona con un meca-
nismo de acción similar al de linezolid, cuyo uso se ha apro-
bado en Europa en 2015. Se necesita más experiencia y estu-
dios para establecer la eficacia y el papel de estas nuevas 
moléculas, así como para monitorizar la aparición de resis-
tencias y efectos adversos20-22.
Las neumonías, meningitis y endoftalmitis producidas por 
cepas SARM y las infecciones por cepas productoras de toxina 
de Panton-Valentine deben tratarse con linezolid. En formas 
graves de síndrome de shock tóxico o de neumonía hemorrági-
ca, se debe considerar la administración de dosis altas de in-
munoglobulina endovenosa para neutralizar la toxina circu-
lante. En las infecciones leves y sin repercusión sistémica, la 
alternativa a los betalactámicos por vía oral es: clindamicina, 
cotrimoxazol, doxiciclina o linezolid. Las quinolonas no son 
muy recomendables porque la tasa de resistencia en cepas de 
SARM suele ser superior al 20% y el riesgo de desarrollo de 
resistencia durante el tratamiento, si se emplean en monotera-
pia, parece ser superior al observado cuando la infección es 
debida a cepas sensibles a meticilina. Los abscesos deben dre-
narse y el material protésico muchas veces retirarse. La infec-
ción cutánea localizada puede tratarse con la aplicación tópica 
de mupirocina, bacitracina o ácido fusídico23.
Estafilococos coagulasa negativa
Epidemiología 
Los ECN forman parte de la microbiota normal de la piel y 
las mucosas. Son relativamente avirulentos, aunque la pro-
ducción de una capa de polisacáridos extracelulares (biopelí-
cula o biofilm) puede facilitar la adherencia a cuerpos extra-
ños y la protección frente a la fagocitosis y los antibióticos24,25 
(fig. 1).
Etiopatogenia
Los SCN pueden causar bacteriemia asociada a dispositivos, 
endocarditis sobre válvula nativa o válvula protésica, osteo-
mielitis, infección del tracto urinario, meningitis en pacien-
tes portadores de válvulas de derivación de líquido cefalorra-
quídeo, peritonitis en pacientes sometidos a diálisis peritoneal 
e infecciones de prótesis articulares y de catéteres. Habitual-
mente las manifestaciones clínicas de estas infecciones suelen 
ser larvadas e inespecíficas, a menudo sin signos de afecta-
ción sistémica. S. saprophyticus es, después de Escherichia coli, 
el agente causal más frecuente de infección urinaria no com-
plicada en mujeres jóvenes con actividad sexual26. S. lugdu-
nensis y S. schleiferi producen infecciones más graves debido a 
que poseen ciertos factores de virulencia de los que carecen 
otros ECN27.
Síndromes clínicos
Los ECN son la primera causa de bacteriemia nosocomial en 
relación con dispositivos intravasculares. Producen infeccio-
nes de material protésico (catéteres, válvulas protésicas car-
díacas, prótesis vasculares y articulares, etc.) que se caracteri-
zan por manifestarse mucho tiempo después (meses tras la 
implantación) de que se haya producido la contaminación y, 
a menudo, poco sintomática, característicamente con dolor y 
disfunción del implante. La mayoría de las veces, el material 
protésico se contamina en el momento de la implantación28. 
El aislamiento de ECN en hemocultivos puede indicar con-
Fig. 1. Interacción entre el microorganismo, el implante y el huésped en la 
patogénesis de la infección asociada a implante.
Formación
de biofilm
Biocompatibilidad
MICROORGANISMO
IMPLANTE HUÉSPED
Características
del material
Respuesta
inflamatoria
Ad
he
re
nc
ia Virulencia
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ENFERMEDADES INFECCIOSAS (I)
taminación en el momento de la punción venosa. El aisla-
miento de la misma cepa en 2 o más frascos de la misma ex-
tracción es indicativa de bacteriemia verdadera29,30. Las 
infecciones por S. lugdunensis son de mayor agresividad, gra-
vedad y mortalidad y de evolución más rápida, con frecuente 
destrucción tisular y formación de abscesos. Las infecciones 
urinarias por S. saprophyticus afectan, sobre todo, a mujeres 
jóvenes sexualmente activas31. S. schleiferi se ha asociado a in-
fecciones de marcapasos y a endocarditis sobre válvula pro-
tésica.
Estrategias terapéuticas 
Más del 90% de ECN producen betalactamasas y, a su vez, 
más del 70% son resistentes a la meticilina. De ellos, más de 
la mitad también lo son a eritromicina, clindamicina, cotri-
moxazol, gentamicina y ciprofloxacino. Por lo tanto, el trata-
miento se basa en la utilización de vancomicina, linezolid o 
daptomicina32. Sin embargo, S. lugdunensis y S. schleiferi prác-
ticamente no producen betalactamasas en nuestro medio y la 
resistencia a la meticilina es muy baja, por lo que se podrían 
tratar con beta-lactámicos. S. saprophyticus es resistente a fos-
fomicina, por lo que debería evitarse para el tratamiento de las 
infecciones urinarias producidas por este microorganismo26.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Bibliografía
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	Infecciones por estafilococoM.
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