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© E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 62 6 Hipofunción hipofisaria Julita Norma García Soto Se denomina hipopituitarismo a la deficiencia en la se- creción de una o múltiples hormonas de la hipófisis an- terior. Cuando la deficiencia es completa (adenohipófisis y neurohipófisis) se le denomina panhipopituitarismo. La pérdida de la función hormonal hipofisaria ocurre de manera secuencial; la primera hormona afectada es la del crecimiento (GH, por sus siglas en inglés), siguen la de- ficiencia de gonadotropinas, de hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés) y de hormona adrenocorticotrópica (ACTH, por sus siglas en inglés). Los diferentes tipos de presentación clínica orientan a se- leccionar las pruebas de laboratorio iniciales de acuerdo con el órgano diana de que se trate. ETIOLOGÍA Las causas más frecuentes de hipopituitarismo son ade- nomas hipofisarios con o sin infarto, cirugía o radiotera- pia de la hipófisis, síndrome de Sheehan y procesos infil- trativos, entre otras (cuadro 6-1). Adenomas hipofisarios El hipopituitarismo puede presentarse en pacientes con adenomas funcionantes y no funcionantes de la hipófisis. En 30% o más de quienes padecen macroadenomas (> 10 mm) se observa alguna deficiencia hormonal, sobre todo de GH. En los pacientes con microadenomas hipofisarios (< 10 mm), la deficiencia más frecuente es la secreción de gonadotropinas. Los mecanismos por los que se desa- rrolla el hipopituitarismo son compresión mecánica del tejido hipofisario normal, alteración del flujo sanguíneo e interferencia con la liberación de las hormonas hipota- lámicas a través del sistema porta. Cirugía hipofisaria El desarrollo de hipopituitarismo, posterior a una cirugía de hipófisis, depende de qué tanto tejido se haya rese- cado y del grado de destrucción del tejido adyacente; si la resección de la glándula es total, es probable la con- currencia de diabetes insípida. Así pues, la evaluación hormonal después de la cirugía es obligatoria para de- terminar el grado de hipofunción. La función de la hi- Cuadro 6-1. Causas de hipopituitarismo Tumores hipofisarios Primarios, metastásicos (mama, entre otros) Tumores hipotalámicos, craneofaringioma, meningioma, glioma, hamartoma Infecciones Tuberculosis, sífilis, meningitis, malaria Vasculares Infarto posparto (síndrome de Sheehan), infarto de un tumor hipofisario Vasculitis (arteritis temporal), aneurisma de la carótida interna. Trombosis del seno cavernoso Arterosclerosis Enfermedades infiltrativas Hemocromatosis, histiocitosis, sarcoidosis Iatrogénicos Glucocorticoides exógenos Radioterapia Hipofisectomía Diversos Fractura de la base del cráneo Silla turca vacía Defecto hipotalámico idiopático Funcional (amenorrea) http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipofunción hipofisaria• 63 pófisis puede mejorar después de la adenomectomía en pacientes con macroadenomas. La tasa de recuperación de los distintos ejes hormonales hipofisarios luego de la resección exitosa de un adenoma hipofisario varía entre 15 y 80% en las distintas series. Lo anterior sugiere que, la compresión del sistema portal hipofisario y la conse- cuente interferencia en la secreción de las hormonas hi- potálamicas liberadoras, juega un papel importante en la génesis de la deficiencia de las hormonas de la hipófisis anterior. Radioterapia a la hipófisis Todos los tipos de radioterapia, incluyendo la radiociru- gía, pueden causar deficiencia de una o varias hormonas hipofisarias, en virtud del daño que ocasionan en el teji- do sano adyacente al tumor. El tiempo en que ocurre la deficiencia hormonal después de la radioterapia es muy variable; sin embargo, la afectación de uno o varios ejes hormonales es un hecho esperado. A cinco años, la in- cidencia de deficiencia de GH y de gonadotropinas es mayor de 90%, mientras que los déficit de ACTH y TSH ocurren entre 40 y 70% de los casos. Apoplejía hipofisaria El término apoplejía hipofisaria alude a un síndrome clínico caracterizado por el desarrollo súbito de cefalea intensa, alteraciones visuales (disminución de la agudeza visual, anomalías campimétricas y trastornos oculomo- tores) y datos de colapso hemodinámico, en el contex- to de un infarto hemorrágico de la hipófisis. El hallazgo en los estudios de imagen de hemorragia hipofisaria no es sinónimo de apoplejía hipofisaria. La prevalencia de apoplejía en pacientes con adenomas hipofisarios varía entre 3 y 20%, dependiendo de la serie. Con frecuen- cia, el desarrollo de apoplejía es el primer indicio de la presencia de un adenoma hipofisario. Se trata de una urgencia endocrinológica que sin tratamiento tiene una tasa de mortalidad elevada. Si bien, la fisiopatología de la apoplejía hipofisaria no se conoce con precisión, los me- canismos propuestos incluyen al crecimiento acelerado de un adenoma mismo que rebasa su suministro sanguí- neo, la compresión de los vasos hipoifsarios superiores y presencia de vasculopatía intrínseca en los adenomas hipofisarios. Se han descrito varios factores de riesgo o desencadenantes de apoplejía hipofisaria, como el uso de anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios, trastornos hemodinámicos y coagulopatías en el contexto del uso de bomba de circulación extracorpórea, el antecedente de pruebas de estimulación hipofisaria con distintos se- cretagogos y el tratamiento con agonistas dopaminérgi- cos, entre otros. La cefalea se explica por la presencia de sangre en el espacio subaracnoideo y se pueden en- contrar datos de irritación meníngea. Las alteraciones visuales son resultado de la extensión de la hemorragia hacia el seno cavernoso con la consecuente afección de los nervios craneanos III, IV o VI y se manifiestan por diplopia; la compresión aguda del quiasma óptico puede producir alteraciones campimétricas y disminución de la agudeza visual. La hipotensión arterial y el colapso he- modinámico es resultado del hipocortisolismo agudo por deficiencia de ACTH y de no ser tratado con rapidez con dosis altas de glucocorticoides puede ocasionar la muer- te. En más de 50% de los casos se encuentra evidencia de hipogonadismo o hipotiroidismo de origen central y más de una tercera parte de los pacientes presentan pan- hipopituitarismo. El tratamiento agudo debe incluir la estabilización hemodinámica con soluciones cristaloides y la administración de glucocorticoides. En casos en los que las alteraciones visuales son graves o progresan con rapidez, o bien, cuando existen alteraciones neurológicas, como convulsiones o trastornos del estado de alerta, la descompresión quirúrgica es fundamental. La evacua- ción quirúrgica de la hemorragia puede mejorar de ma- nera sustancial los trastornos visuales en una proporción significativa de pacientes; sin embargo, las deficiencias hormonales tienden a ser permanentes. Síndrome de Sheehan Durante el embarazo, la hipófisis aumenta de volumen por estimulación estrogénica e hiperplasia de las célu- las lactotropas; debido a esto, la glándula hipofisaria es susceptible de sufrir necrosis después de una hemorragia uterina posparto e hipotensión arterial grave, lo que oca- siona vasoconstricción hipotálamo-hipofisaria importan- te (condición que ocurre con más frecuencia en países en desarrollo). Las pacientes presentan hipopituitarismo agudo en el periodo posparto, o bien el diagnóstico se establece décadas después, ya que las manifestaciones del panhipopituitarismo aparecen en forma gradual: agalac- tia (ausencia de secreción láctea), amenorrea posparto, caída del vello axilar y púbico, debilidad extrema, hipo- tensión, pérdida de peso y síntomas de hipotiroidismo. Muchas pacientes diagnosticadas con síndrome de Sheehan son portadoras de hipofisitis linfocítica, que es una alteraciónendocrina autoinmunitaria que se presen- ta durante el embarazo o después del parto. Hipofisitis autoinmunitaria La hipofisitis linfocítica (HL) es un trastorno autoinmu- nitaria primario de la hipófisis. Se reconocen tres tipos de HL: adenohipofisitis (AHL), tubuloneurohipofisitis (NHL) y panhipofisitis. El marco histopatológico de esta condición es la infiltración linfocítca de la glándula como consecuencia de la acción de diversos autoanticuerpos dirigidos contra distintos antígenos, que incluyen la GH misma, la a enolasa y diversas proteínas de membrana. Como en otras enfermedades autoinmunitarias, el papel de la inmunidad celular es importante, de manera que el infiltrado linofcitario está compuesto tanto por linfocitos B y linfocitos T, CD4 y CD8. La más común de las HL es la AHL, la cual se aparece en la mayor parte de los casos en mujeres durante las útimas semanas de embarazo o en el posparto. Los pacientes se presentan con signos y sínto- mas resultado del efecto de masa, como cefalea y trastor- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 64 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 6) nos campimétricos por compresión del quiasma óptico. Cuando existe extensión del proceso inflamatorio hacia los senos cavernosos, se manifiesta parálisis oculomotora por involucramieno de los nervios craneanos III, IV y VI. El hipopituitarismo puede ser permanente o tran- sitorio. Poco más de 60% de los pacientes tienen defi- ciencias hromonales. El sistema corticotrópico es el más afectado (56%), seguido por el tiroideo y el gonadal (45%). La deficiencia de prolactina se manifiesta en el posparto como la imposibilidad para lactar. Algunos pa- cientes tienen hiperprolactinemia por la interrupción del tono dopaminérgico descendente. La diabetes insípida se debe a la destrucción del ta- llo hipofisario o de la neurohipófisis. Es rara en los ade- nomas hipofisario, mientras que se considera el hallazgo cardinal en los casos de infundibuloneurohipofisitis. Es importante comentar que en algunos casos de panhipofi- sitis no suele ser evidente el cuadro de diabetes insípida debido a la insuficiencia adrenal que puede enmascarar las manifestaciones provocadas por concentraciones ba- jas de hormona antidiurética. Silla turca vacía La silla turca vacía se define como la herniación intra- selar o supraselar del espacio aracnoideo que produce compresión de la hipófisis contra el piso de la silla turca. La apariencia en los estudios de imagen es la de una silla deformada o aumentada de tamaño, de manera parcial o por completo, que está llena de líquido cefalorraquídeo. Se le conoce también como aracnoidocele y puede ser primario o secundario a cirugía hipofisaria, radioterapia, apoplejía hipofisaria o al uso de agonistas dopaminérgi- cos o análogos de la somatostatina. La forma primaria se asocia a mujeres con diabetes, obesidad e hipertensión arterial. En ocasiones, los pacientes presentan papilede- ma (seudotumor cerebral) y rinorrea del líquido cefalo- rraquídeo debido a fractura del piso selar. Las deficiencias hormonales son menos de 20% de los casos y la afección del eje somatotrópico es la más frecuente, seguida por el hipogonadismo hipogonadotrópico. Hipopituitarismo congénito La citodiferenciación de la hipófisis anterior está media- da por factores de transcripción, los cuales son proteí- nas nucleares que aumentan o disminuyen a su vez la transcripción de genes específicos. Es así como al final de la semana 12 de gestación los distintos linajes celu- lares quedan establecidos. Las mutaciones de los genes que codifican estos factores de transcripción resultan en distintas combinaciones de deficiencias hormonales, dependiendo de si el factor de transcirpción es de ac- ción temprana o tardía en la citodiferenciación hipofisa- ria. La más frecuente de estas alteraciones moleculares es la mutación de PROP1, la cual provoca el síndrome de deficiencia combinada de hormonas hipofisarias, con déficit de GH, LH, FSH y TSH y, en ocasiones, hipopla- sia o ectopia de la glándula. La deficiencia congénita de GH se debe a mutacio- nes del gen que codifica esta hormona, o bien, a muta- ciones de GHRH o de su receptor. Las mutaciones del gen de GH son autosómico recesivos (deficiencia de GH tipos IA y IB), autosómico dominantes (deficiencia de GH tipo II) o ligadas al cromosoma X (asociadas a hi- pogammaglobulinemia). El síndrome de Prader Willi se debe a alteraciones moleculares complejas que ocurren en el cromosoma 15 y consiste en la asociación de obe- sidad mórbida hipotalámica, alteraciones conductuales y de aprendizaje, y talla baja con deficiencia parcial de GH. El hipogonadismo hipogonadotrópico congénito ais- lado, por lo general se debe a trastornos en la secreción de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH). Cuando ocurre asociado a anosmia o hiposmia, se cono- ce como síndrome de Kallman, que también se relaciona con otras alteraciones de la línea media, como labio y paladar hendido. El síndrome Kallman se debe a muta- ciones de genes que codifican proteínas de adhesión que hacen posible la migración neuronal (Kalig1) y se puede heredar ligado al cromosoma X o en forma autosómica dominante o recesiva. Traumatismo craneoencefálico El traumatismo craneoencefálico (TCE) es una causa común y en ocasiones subestimada de hipopituitarismo. Se pueden desarrollar múltiples deficiencias hormona- les años después del TCE, que pudo haber ocurrido en accidentes automovilísticos o deportes con contacto fí- sico. Con frecuencia se trata de sucesos traumáticos en apariencia menores que no resultan en alteraciones del estado de alerta y que pasan desapercibidos hasta que diez o más años después la persona se presenta con da- tos de deficiencias hormonales y, habiéndose descartado otras condiciones hipotalámo-hipofisarias, se concluye por exclusión que la causa es un traumatismo craneoen- cefálico en el pasado remoto. El mecanismo por el que se dañan las células hipofisarias se desconoce, pero es muy probable que tenga un componente vascular-isquémico, resultado del desgarro de los vasos del sistema portal hi- pofisario por movimientos de aceleración-desaceleración. Los ejes afectados más comunes son el gonadotrópico y el somatotrópico. Como es de esperarse, esta situación es más frecuente en hombres que en mujeres y afecta por lo general a adultos jóvenes. DATOS CLÍNICOS Y PRUEBAS DIAGNÓSTICAS Hipogonadismo hipogonadotrópico Cuando el hipogonadismo hipogonadotrópico es con- génito o de aparición en la infancia temprana, la conse- cuencia clínica es la ausencia del desarrollo y maduración sexual y dependiendo si está o no asociado a deficiencia de GH, retraso en el crecimiento. En la mujer adulta con hipogonadismo hipogonadotrópico provoca ausencia http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipofunción hipofisaria• 65 de estrógenos que resulta en amenorrea y atrofia de los tejidos genitourinarios con la consecuente dispareunia y anorgasmia, disminución de la libido, bochornos, irri- tabilidad emocional, trastornos del sueño e infertilidad. En el hombre, las manifestaciones son: disminución de la libido, disfunción eréctil y oligoazoospermia con las correspondientes en la fertilidad. Desde el aspecto hormonal, el hipogonadismo hipo- gonadotrópico se caracteriza por concerntraciones bajas o indetectables de estradiol en la mujer y testosterona en el hombre, en presencia de cifras de LH y FSH dismi- nuidas o inapropiadamente normales. En una mujer pos- menopáusica en quien las concentraciones de gonado- tropinas se elevan en el aspecto fisiológico, el hallazgo de cifras normales de estas hormonas sugiere de manera im- portante, disfunción del gonadotropo.El diagnóstico hor- monal del hipogonadismo hipogonadotrópico en niños es prácticamente imposible; este diagnóstico se establece cuando el paciente no logra progresar hacia la pubertad y las concentraciones de gonadotropinas y esteroides gona- dales permanecen muy bajas. La prueba de estimulación con GnRH o con alguno de sus análogos se utiliza poco en la práctica diaria, sin embargo, teóricamente puede distinguir un defecto hipofisario (nula respuesta de LH y FSH a GnRH), de un trastorno hipotalámico (respuesta subóptima de LH y FSH a GnRH). Deficiencia de GH Desde el punto de vista clínico, la deficiencia de GH por causas congénitas o genéticas, se caracteriza por retraso en el crecimiento intrauterino, bajo peso al nacer, ten- dencia a hipoglucemia y micropene en el varón. En la infancia, la manifestación clásica es el retraso en el cre- cimiento con la consecuente talla baja. En el adulto, las consecuencias de la deficiencia de GH son variables y van desde un estado asintomático por completo hasta un síndrome metabólico caracterizado por obesidad central, disminución de la masa muscular, hipertrigliceridemia, hipoalfalipoproteínemia, así como fatiga y una disminu- ción general en la calidad de vida. Las distintas causas de deficiencia de GH se resumen en el cuadro 6-2. Existen diversas pruebas de estimulación de GH, de las cuales, la hipoglucemia inducida por insulina es el estándar de oro. En niños, una respuesta normal a esta prueba es el aumento en las concentraciones de GH a más de 10 ng/mL entre 30 y 90 minutos después de la administración por bolo intravenoso de 0.15 unidades/ kg de insulina rápida. En el adulto, el punto de corte para establecer integridad del eje somatotrópico es una res- puesta de GH de 5 ng/mL. La prueba de hipoglucemia está relativamente contraindicada en pacientes ancianos con cardiopatía isquémica o epilepsia. La prueba de es- timulación con GHRH se realiza poco en México debido a que no se cuenta con esta hormona. Otras pruebas de estimulación de GH incluyen L-dopa/propranolol, clo- nidina y ejercicio; todas requieren de estandarización previa. La medición de IGF-1 es altamente sensible en el diagnóstico de deficiencia de GH, en particular, cuando otras hormonas hipofisarias son deficientes. Deficiencia de TSH La consecuencia clínica de la deficiencia de TSH es el hipotiroidismo, que es indistinguible del hipotiroidismo primario, si bien en el hipotiroidismo central no encon- tramos bocio. El cuadro suele ser subagudo o francamen- te crónico y el diagnóstico se realiza con base en la de- mostración de concentraciones bajas de tiroxina libre en presencia de una TSH disminuida o inapropiadamente normal. El patrón bioquímico es similar al encontrado en el síndrome del eutirodeo enfermo, con el que se requie- re un diagnóstico diferencial. Se recomienda no utilizar las cifras de tiroxina total en el establecimiento de este diagnóstico, ya que pueden estar disminuidos en casos de alteraciones en la globulina transportadora de tiroides (TBG, por sus siglas en inglés). Insuficiencia suprarrenal secundaria Los síntomas y signos clínicos de la deficiencia de ACTH son graves y pueden amenazar la vida del paciente, so- bre todo en casos agudos, como en la apoplejía hipofi- saria; sus características clínicas son semejantes a las de la insuficiencia suprarrenal primaria: debilidad, náuseas, vómito, fiebre e hipotensión postural hasta el estado de choque, hiponatremia y normopotasemia; la diferencia es que no existe hiperpigmentación. La deficiencia de cortisol se manifiesta de 4 a 14 días después de una hipo- fisectomía y en la apoplejía hipofisaria es inmediata. Si el déficit de la ACTH es gradual, las manifestaciones son más insidiosas, incluyendo pérdida de peso, astenia, debi- lidad, fatiga, náuseas e hiponatremia dilucional. Concen- traciones de cortisol sérico matutino menores a 5 mg/dL Cuadro 6-2. Causas de deficiencia de hormona del crecimiento Congénita Múltiples defectos hipofisarios, idiopática Embriológicos (aplasia) familiar Resistencia hormonal Hormona biológicamente inactiva Síndrome de Laron Pigmeos Tumores del SNC Craneofaringioma, germinoma, adenoma hipofisario Enfermedades infiltrativas Sarcoidosis, histiocitosis, hemocromatosis, leucemia, linfoma Infecciones Tuberculosis, meningitis, encefalitis, sífilis, infección micótica Vasculares Aneurismas, infarto hipofisario Radiación cerebral Traumatismo cerebral Deprivación social Ablación quirúrgica http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 66 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 6) son altamente sugestivos de hipocortisolismo, mientras que valores por encima de 20 μg/dL, prácticamente des- cartan el diagnóstico; valores intermedios requieren de la realización de pruebas de estimulación. La prueba de hipoglucemia inducida con insulina es la más confiable para establecer el diagnóstico. Se considera como normal una respuesta de cortisol de más de 20 μg/dL. La prueba de ACTH sintética (cosintropina) es una alternativa a la hipoglucemia inducida por insulina. El protocolo original consistía en la administración de 250 μg de cosintropina, con el que deficiencias parciales de ACTH pueden pasar desapercibidas. Debido a lo anterior, en la actualidad, la prueba de cosintropina se realiza con 1 μg. Diabetes insípida Aparece en forma transitoria o permanente después de una cirugía de hipófisis o por otras causas, como hipofisi- tis linfocítica. El cuadro clínico característico es poliuria y polidipsia, osmolaridad sérica aumentada y osmolaridad urinaria baja. Es necesario realizar la prueba de deshidra- tación para confirmar el diagnóstico. ESTUDIOS DE IMAGEN Después de la investigación de los datos clínicos y bio- químicos son indispensables los estudios de imagen. La resonancia magnética nuclear (RMN) obtiene imágenes en cortes de 1 a 2 mm, los cuales son coronales y sagitales y se realizan usando una secuencia de corta repetición y corto tiempo de eco que produce imáge- nes denominadas en T1. El medio de contraste utilizado en este estudio es el gadopantato de dimeglumina (Gd- DTPA); después de administrarlo se obtienen imágenes en T1 y T2. La señal del lóbulo anterior de la hipófisis es semejante a la de la materia gris, mientras que el ló- bulo posterior muestra una señal alta en T1, por lo que se observa como un brillo. Las estructuras supraselares (p. ej., quiasma óptico y nervio óptico, tercer ventrículo y cuerpos mamilares) se identifican de manera adecuada por resonancia magnética. Un microadenoma (< 10 mm) se observa como una zona de bajintensidad en relación con el resto de la glándula y se lo percibe mejor en la fase contrastada. En los macroadenomas hipofisarios la imagen se detecta desde la fase no contrastada por su tamaño y por el des- plazamiento de las estructuras adyacentes. El medio de contraste distingue el tumor del tejido residual normal de la hipófisis y detecta posibles extensiones en el seno cavernoso. En la hipofisitis linfocítica, la imagen por RMN de la hipófisis durante la fase de contraste se observa homo- génea, aumentada de tamaño, con una señal baja en T1 y una alta en T2; de igual forma, el tallo hipofisario luce aumentado y con extensión inflamatoria al hipotálamo. Los datos encontrados en la tomografía computari- zada (TC) para una apoplejía hipofisaria en etapa aguda son una alta densidad en la hipófisis, resultado de hemo- rragia reciente; después del periodo agudo, la hemólisis produce baja densidad. En periodos tardíos, el diagnós- tico puede ser difícil de establecer, puesto que la lesión tiende a aparecer como una masa quística no específica y debe realizarse diagnóstico diferencial con quiste, tumor necrótico, craneofaringioma, absceso o lesiones vascula- res. En la RMN la apoplejía hipofisaria en etapa aguda se observacomo una imagen hiperintensa en secuencias de T1 y T2, por la presencia de hemosiderina. La imagen de RMN y de TC en el síndrome de silla turca vacía se caracterizan por presencia de líquido cefa- laorraquídeo o densidad de agua que desplaza la hipófi- sis al piso de la silla turca, así como desviación del tallo hipofisario. TRATAMIENTO Es indispensable el reemplazo hormonal de cada una de las deficiencias citadas. Es preciso mantener concentra- ciones normales de las hormonas. Y, en caso necesario, debe tratar de semejarse el ritmo circadiano o el ciclo de las hormonas. El manejo de la insuficiencia de ACTH es priorita- rio, sobre todo en los casos de apoplejía hipofisaria, en donde las necesidades de hidrocortisona oscilan entre los 200 a 300 mg diarios. Debe administrarse una dosis de 100 mg de hidrocortisona intravenosa y después 50 mg cada 6 h. El reemplazo continuo con glucocorticoides se rea- liza con prednisona a dosis de 5 mg diarios en una sola toma o con hidrocortisona, 10 mg cada 12 h. Los pa- cientes deben portar un brazalete distintivo en el que se advierta que son hipocortisólicos. En casos de situaciones de estrés concomitante, la dosis de reemplazo debe du- plicarse mientras dure. En casos de panhipopituitarismo se debe tener cuidado en no reemplazar el eje tiroideo antes del corticotrópico. El reemplazo tiroideo puede ser complicado ya que en estos casos, no se puede utilizar las concentraciones de TSH para ajustar la dosis de levotiroxina. De manera que las dosis se establecen con base en datos clínicos y la medición de tiroxina libre. El hipogonadismo debe tratarse con estrógenos y progestágenos de manera cíclica en la mujer y con alguna de las formulaciones intramsuculares de enantato de tes- tosterona (sea mensual o trimestral) o de geles de testos- terona de aplicación dérmica. En casos de que se desee fertilidad, es necesario inducir la ovulación o la esper- matogénesis administrando distintas combinaciones de gonadotropina coriónica y FSH recombinante humana. El tratamiento con GH recombinante humana en niños es indispensable para alcanzar una talla lo más cercana posible a la expectativa genética; detalles de ese reemplazo son cubiertos en otro capítulo de este libro. El reemplazo de GH en el adulto es controversial y para algunos, superfluo. Lo que es incontrovertible es que an- tes de reemplazar GH se debe de optimizar el reemplazo glucocorticoideo, tiroideo y gonadal. Aunque los datos disponibles no son contundentes, el reemplazo con GH mejora la composisción corporal al aumentar la cantidad http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hipofunción hipofisaria• 67 de masa muscular y disminuir la de grasa y quizá mejora la calidad de vida de estos pacientes; el efecto sobre dis- tintos marcadores de riesgo cardiovascular es poco claro. Tanto en niños como en adultos, la terapia de reemplazo con GH debe ser guiada por mediciones frecuentes de IGF-1 (factor de crecimiento similar a insulina tipo 1). En niños y adolescentes con hipopituitarismo el régi- men con hormona del crecimiento se hace indispensable; mientras que en adultos cabe destacar que la expectativa de vida se reduce por mayor riesgo de muerte cardio- vascular o enfermedad cerebrovascular en comparación con adultos sanos. Los factores que contribuyen a esto son: uso de esteroides, sobredosis de hormonas tiroideas, inadecuada sustitución de esteroides gonadales y el efec- to directo de la deficiencia de GH, por alterar el llenado cardiaco y la contractilidad, misma que induce hipercoa- gulabilidad, obesidad abdominal, resistencia a la insuli- na, perfil de lípidos desfavorable, disminución de masa muscular, capacidad pulmonar reducida, disfunción en- dotelial y aterosclerosis. El reemplazo de GH en adultos mejora la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y el perfil de lípidos, y disminuye la obesidad central; incluso se sabe que el tratamiento por deficiencia bene- ficia la calidad de vida. La dosis recomendada de GH en adultos es 0.2 a 0.3 mg/día en edades de 30 a 60 años; en más de 60 años de edad, a razón de 0.1 a 0.2 mg/día. La contraindicación principal para su uso es una neoplasia activa o antecedente de una neoplasia reciente. 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