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© E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 78 8 Neurohipófisis, vasopresina, oxitocina y sus patologías Moisés Mercado Atri ASPECTOS ANATÓMICOS Y EMBRIOLÓGICOS DE LA NEUROHIPÓFISIS La hipófisis posterior o neurohipófisis está constituida por los axones de neuronas magnocelulares cuyos cuer- pos celulares se localizan en los núcleos hipotalámicos supraópticos (SO) y paraventricular (PV). Estos núcleos se desarrollan a partir de células neuroectodérmicas si- tuadas en el piso del diencéfalo, las cuales maduran y se convierten en neuronas magnocelulares que migran lateralmente hacia la pared del tercer ventrículo y cefá- licamente por encima del quiasma óptico. Los axones de estas neuronas se proyectan caudalmente como parte del infundíbulo o tallo hipofisario para formar la neurohipó- fisis que queda localizada justo por detrás de la adenohi- pófisis en la silla turca. Estos axones contienen numero- sos gránulos secretorios de las hormonas oxitocina (OT) y vasopresina (VP), las cuales se almacenan en la porción terminal para ser liberadas en respuesta a estímulos espe- cíficos. La migración y maduración de las neuronas mag- nocelulares ocurre hacia el final de la cuarta semana de gestación de manera que para la semana 20 de gestación la OT y VP ya son detectables en los núcleos SO y PV y poco después en los axones de la neurohipófisis. La irrigación sanguínea de la neurohipófisis deriva directamente de las arterias hipofisarias inferiores que son ramas de las arterias comunicante posterior y de la misma carótida interna. El drenaje venoso es hacia el seno cavernoso y la vena yugular interna. Las aferencias estimulatorias principales de los núcleos PV y SO están mediadas fundamentalmente por glutamato, mientras que las inhibitorias por ácido gamma amino butírico (GABA). En el núcleo SO, 80 a 90% de las neuronas magnoce- lulares sintetizan VP y casi todos su axones se proyectan hacia la neurohipófisis. Los núcleos PV son más comple- jos ya que contienen neuronas parvocelulares que sinte- tizan otros péptidos hipotalámicos como TRH, GnRH, GHRH, CRH, somatostatina, así como opioides, los cua- les ingresan directamente en el sistema portal hipofisa- rio, para alcanzar sus células blanco en la adenohipófisis. Estas neuronas parvocelulares también proyectan axones hacia la eminencia media, el tallo cerebral y la médula espinal. REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN DE VASOPRESINA Síntesis y acción de la vasopresina La VP y OT están codificados por genes independientes aunque continuos situados en el brazo largo del cromo- soma 20. Ambas hormonas están evolutivamente conser- vadas y son químicamente idénticas en prácticamente todos los mamíferos, excepto en el cerdo, en el cual se sintetiza lisina-vasopresina en lugar de arginina-vasopre- sina. Tanto la VP como la OT son nonapéptidos cuyos primeros seis aminoácidos forman un anillo resultado de un puente disulfuro entre dos cisteínas (figura 8-1). Este anillo es la parte de la molécula que interactúa con los receptores específicos, mientras que los 3 aminoácidos restantes constituyen una “cola” que determina la vida media en circulación (figura 8-1). Los pesos moleculares de la OT y la VP son de 1084 y 1007 daltons, respec- tivamente y ambas hormonas son sintetizadas como un pre-propéptido que incluye un péptido señal, el nona- péptido correspondiente a la OT o VP, una neurofisina específica, y en el caso de la VP, un glucopéptido adicio- nal (figura 8-2). Este precursor es empacado en gránulos secretores que son transportados a través de los axones hacia la porción terminal de los mismos. Así, los pre-pro- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Neurohipófisis, vasopresina, oxitocina y. . . 79 péptidos son procesados proteolíticamente en su trayec- to hacia la neurohipófisis. Cuando los cuerpos celulares de las neuronas magnocelulares de los núcleos PV y SO reciben un estímulo de secreción, se genera un potencial de acción que se propaga inferiormente por los axones hasta la hipófisis posterior y que resulta en la entrada de calcio, con la consecuente fusión de los gránulos secre- tores con la membrana celular y la exocitosis de los mis- mos al espacio perivascular. Los nonapéptidos circulan libres en el plasma pues a pH fisiológico no hay unión con las neurofisinas. El control de todo este proceso es a nivel transcripcional ya que los estímulos secretorios aumentan los niveles de RNA mensajero en las neuronas magnocelulares. Estimulación osmótica de la vasopresina El término “tonicidad” se refiere al efecto del plasma so- bre las células, lo cual está mediado fundamentalmente por las concentraciones de sodio. De manera que la in- tegridad celular depende en gran medida de la capaci- dad del organismo para regular la salinidad de los fluidos extracelulares. La hipotonicidad hace que las células se hinchen, mientras que la hipertonicidad hace que se des- hidraten y encojan. Siendo el sodio (Na) el soluto prin- cipal en el espacio extracelular, es fundamental que sus concentraciones se mantengan dentro de límites relativa- mente estrechos (135-142 mmol/L). Lo anterior se logra gracias al sistema osmorregulador que controla la ingesta y excreción de agua, a través del mecanismo de la sed y de la secreción de VP. En la mayoría de los tejidos el Na atraviesa con faci- lidad las membranas de los capilares sistémicos. Sin em- bargo, lo anterior no ocurre en los capilares cerebrales, pues las uniones intercelulares están selladas por proce- sos o extensiones astrocíticas, lo cual crea una barrera que el Na no puede traspasar. Es por esto que la regu- lación osmótica en el cerebro depende de la entrada y salida de agua. Dado que las concentraciones plasmáti- Phe Gln Tyr Asn Cys S S Cys Pro Gly NH2H2N Gln Tyr Asn Cys S S Cys Pro Gly NH2H2N LArg Phe Gln Tyr Asn Cys S S Cys Pro Gly NH2DArg Leu Ile H Arginina vasopresina (AVP) Oxitocina (OT) Desmopresina (dDAVP) Figura 8-1. Estructura química de vasopresina, oxitocina y desmo- presina. Figura 8-2. Biosíntesis y procesamiento de la vasopresina. ArgGli-Lis-Arg ArgGli-Lis-Arg ArgGli-Lis-Arg H2N COOH COOH C NH2 O Peptidasa del péptido señal Convertasa de prohormonas Carboxipeptidasa E/peptidil glicina monoxigenasa AVP AVP AVP AVP Neurofisina-II Glucopéptido Neurofisina-II Glucopéptido Neurofisina-II Glucopéptido Neurofisina-II Glucopéptido Péptido señal Péptido señal http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 80 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 8) cas de Na afectan profundamente el volumen cerebral, no sorprende que los receptores celulares que registran la osmolaridad estén situados en el cerebro. Las neuro- nas osmorreceptoras están localizadas en el hipotálamo, cerca de la pared anterior del tercer ventrículo y están perfundidas por capilares fenestrados que se encuentran fuera de la barrera hemato-encefálica. Estas neuronas ex- presan receptores de tonicidad conocidos como recepto- res vanilloides transitorios de canales de potencial de ca- tiones o TRPV1 y 4 (del inglés transient receptor potential cation cannel, subfamily vanilloid member). La osmolari- dad del fluido extracelular varía entre 280 y 295 mOsm por kg de agua. El vital mantenimiento de la osmolaridad plasmática en este rango, depende de la secreción de VP en respuesta a cambios mínimos en la osmolaridad plas- mática, con los consecuentes cambios en la osmolaridad y volúmenes urinarios (figura 8-3). Las concentraciones basales de VP oscilan entre 0.5 y 2 pg/mL. Un aumento o disminución tan mínimo como del 1% en la osmola- ridad plasmática, rápidamente resulta en la correspon- dienteliberación o inhibición de la VP almacenada en la hipófisis posterior (figura 8-3). Así, el incremento en la osmolaridad plasmática produce concentración de la orina, mientras que la disminución de la tonicidad del plasma resulta en una diuresis acuosa. Si bien la relación entre la osmolaridad plasmática y las concentraciones de VP en sangre es lineal, el aumento progresivo de esta hormona incrementa la concentración urinaria hasta que se alcanza la capacidad máxima de concentración en el intersticio de la médula renal por las células de los túbu- los colectores que es de 1000 a 1200 mOsm/kg de agua (figura 8-3). En ausencia de VP el volumen urinario de un adulto puede llegar a ser de hasta 20 litros por día. La secreción de cantidades menores de VP (0.5 pg/mL) pueden reducir la diuresis a menos de 4 litros por día. Presión arterial y volumen circulante El volumen circulatorio y la presión arterial son monito- rizados por barorreceptores localizados tanto en la vena cava y aurícula derecha, como en el arco aórtico y los senos carotideos. Los barorreceptores transmiten señales a través de los nervios vago y glosofaríngeo que eventual- mente “informan” a los núcleos hipotalámicos del estado del volumen y presión intravasculares. La reducción en el volumen plasmático es, después de los cambios osmó- ticos, el estímulo más potente de la síntesis y secreción de VP. Se requiere de pérdidas de volumen mayores del 10% para activar este mecanismo, el cual actúa sinérgi- camente con el aumento en la osmolaridad plasmática, incrementando la secreción de VP, estimulando el meca- nismo de la sed y activando el sistema renina-angiotensi- na-aldosterona. Existe evidencia de que la activación de receptores de angiotenisna II contribuye directamente en la estimulación del mecanismo de la sed. Otros estímulos no osmóticos de la secreción de VP incluyen la náusea (independientemente de si existe vómito o no), el dolor, la hipoglucemia, la hipoxemia, la interleucina-6 y el pép- tido natriurético cerebral. Receptores de vasopresina La VP interactúa con tres diferentes receptores específi- cos para lograr sus efectos biológicos. La concentración de la orina resulta de la interacción de la VP con los re- ceptores V2 de las células epiteliales de los túbulos co- lectores, los cuales son receptores heptahélicos ligados a proteína G estimuladora. Como resultado de esta inte- racción, se incrementan los niveles de AMPc intracelular Figura 8-3. Relación entre la secreción de vasopresina y la osmolaridad urinaria. Vasopresina en plasma (pg/mL) O sm ol ar id ad u rin ar ia ( m O sm /k g) 1 200 1 000 800 600 400 200 0 0.2 0.8 1.5 4.5 5 5.5 6.56 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Neurohipófisis, vasopresina, oxitocina y. . . 81 lo cual estimula a la protein-cinasa A, lo que lleva a un aumento en la transcripción del gen de la aquoporina 2 (AQP2). La AQP2 es un canal que mueve agua del túbu- lo colector hacia el intersticio de la médula renal hipertó- nica, produciendo una orina concentrada. Existen recep- tores V2 extrarenales que inducen la síntesis y liberación de los factores de coagulación VIII y de von Willebrand. La VP ejerce sus efectos vasopresores y promotores de agregación plaquetaria como resultado de su interacción con los receptores V1 que se encuentran localizados en el músculo liso vascular. Un tercer tipo de receptores va- sopresinérgicos conocidos como V3 o V1b han sido iden- tificados en los corticotropos de la adenohipófisis, donde la VP estimula la síntesis y liberación de ACTH. DIABETES INSÍPIDA Fisiopatología y presentación clínica La diabetes insípida (DI) se define como un síndrome poliúrico-polidípsico en el cual la excreción de orina di- luida (hipostenúrica) excede los 3 L en 24 h, aún a en condiciones de deprivación de agua. En este síndrome la osmolaridad urinaria suele ser inferior a los 250 mOsm/ kg de agua y los volúmenes urinarios se encuentran por arriba de los 40 mL/kg/día en el adulto o 6.6 mL/kg/día en niños. Las formas parciales de DI se definen como la incapacidad para alcanzar una concentración máxima de la orina (750 mOsm/kg de agua), la cual se lograría con la administración de un análogo de la VP. El resul- tado de lo anterior es el incremento en la osmolaridad plasmática, lo que activa el mecanismo de la sed, con la consecuente necesidad imperiosa de ingerir agua libre. La poliuria es relativamente bien tolerada si la ingesta de agua es suficiente. Si el mecanismo de la sed está altera- do o existe concomitantemente alguna alteración en el estado de alerta el riesgo de deshidratación y de colapso circulatorio es inminente. La polidipsia primaria es una condición que ocurre en pacientes con patología psiquiátrica, en los cuales la ingesta de agua se torna en un acto obsesivo que inicia en presencia de una osmolaridad plasmática normal y que continua una vez y a pesar de que ésta haya descendido a niveles peligrosos de hipotonicidad. Mientras que en los pacientes con DI de origen orgánico existe persistencia nocturna de la polidipsia (son frecuentes las alteracio- nes del sueño en estos casos), en la polidipsia primaria, la ingesta de agua tiende a ocurrir solamente cuando el paciente está despierto. Evaluación diagnóstica La evaluación de la poliuria de cualquier etiología se di- ficulta cuando ésta ha estado presente en forma crónica pues inevitablemente resulta en un “lavado” del gradien- te de concentración córtico-medular. En vista de que lo anterior produce un estado de resistencia relativa a VP, las respuestas a la prueba de deshidratación y a la administración de desmopresina pueden ser difíciles de interpretar. La deficiencia de ACTH puede enmascarar la presencia de DI; en estos casos la DI se hace patente una vez que se inicia el reemplazo con glucocorticoides. Cuando el acceso a agua libre es ilimitado, los niveles de Na sérico son normales o quizás discretamente eleva- dos cuando se determinan en ayunas por la mañana. De manera que si la osmolaridad urinaria es menor de 200 mOsm/kg de agua, en presencia de una concentración de Na sérico mayor de 145 mmol/L, el diagnóstico de DI se confirma y no está indicado realizar una prueba de des- hidratación, la cual puede incluso ser peligrosa. En estas circunstancias, la medición de los niveles de VP en sangre establece el diagnóstico de manera casi definitiva: en la DI central los niveles estarán por debajo de 2 pg/mL, mientras que en la DI nefrogénica las concentraciones de VP están significativamente elevadas. Por otra parte, la determinación aislada de VP no tiene valor alguno si no se le correlaciona con los niveles de Na sérico y con la osmolaridad plasmática y urinaria. Al igual que en la DI central, en la polidipsia primaria los niveles de VP están marcadamente disminuidos, en presencia de un aumento en la depuración urinaria de agua libre y una disminución en la osmolaridad urinaria. La diferenciación de estas dos condiciones se logra mediante la evaluación de la osmo- laridad y el Na plasmáticos, los cuales están disminuidos en la polidipsia primaria y aumentados en la DI central. La medición de VP en sangre es compleja; debido a que se trata de un péptido termo-lábil la muestra debe ser tomada en tubos previamente congelados, transpor- tada en hielo, centrifugada y el plasma separado cuanto antes y almacenado a -70 grados. Si bien existen dispo- nibles varios ensayos comerciales, el costo suele ser ele- vado. Si la determinación de VP no es posible, una vez que se ha establecido la incapacidad parcial o total para concentrar la orina (osmolaridad urinaria < 250 mOsM/ kg de agua), en presencia de una osmolaridad plasmática y Na séricos elevados, está indicado administrar una dosis de desmopresina. Si con esta prueba de desmopresina no se produce concentraciónurinaria, se debe considerar la posibilidad de DI nefrogénica. La prueba de deshidratación está indicada en pa- cientes con poliuria-polidipsia en los que la osmolaridad urinaria está entre 250 y 750 mOsM/kg de agua. Bajo monitorización horaria de peso, frecuencia cardiaca, pre- sión arterial y medición de gasto y osmolaridad urinaria, así como Na y osmolaridad plasmáticos, se le niega al paciente la ingesta de agua durante 6 a 8 h. Durante esta prueba es importante registrar la progresión de la sed. El objetivo fisiológico es aumentar la osmolaridad plasmáti- ca mediante la deshidratación para de esta manera forzar la concentración urinaria. La prueba se da por terminada cuando cualquiera de lo siguiente ocurre: 1) Pérdida de peso mayor 3% de la basal; 2) Incremento de la osmola- ridad urinaria menor a 30 mOsm/kg de agua en dos ho- ras consecutivas; 3) Cuando se alcanza una osmolaridad urinaria máxima de 750 mOsm/kg de agua; 4) Cuando el Na sérico rebasa los 148 mmol/L. En el momento en que se termina la prueba se administran 2 μg de desmopresina http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 82 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 8) por vía subcutánea y 12 h después se evalúa nuevamente el balance hídrico, la osmolaridad plasmática y urinaria y el Na sérico. En una persona normal, la osmolaridad uri- naria debe alcanzar los 750 mOsm/kg de agua al término de la prueba de deshidratación y dado que con esto se ha logrado la capacidad máxima de concentración urinaria, la administración posterior de desmopresina resulta en un incremento insignificante de la osmolaridad urinaria (< 9%). En pacientes con DI central completa, a pesar de la deshidratación, la osmolaridad urinaria no rebasa los 250 mOsm/kg de agua, pero la concentración urinaria se incrementa tras la administración de desmopresina. En pacientes con DI parcial la osmolaridad urinaria alcanza un nivel de 250-750 mOsm/kg y su incremento después de la administración de desmopresina es mayor de 10%. En el caso de la DI nefrogénica, no se genera concentra- ción urinaria a pesar de la deshidratación y la respuesta a desmopresina es nula. Una alternativa a la prueba de deshidratación es la prueba de infusión de solución sali- na hipertónica, sin embargo, ésta cada vez se usa menos, además de que está contraindicada en pacientes hiper- tensos, con insuficiencia cardíaca o en aquellas personas que de inicio cursan con hipernatremia. La medición de otros marcadores con mayor estabilidad química como la copeptina (porción carboxi-terminal de la pre-prova- sopresina, la cual se libera en cantidades equimolares a la VP) está limitada en la actualidad a laboratorios de investigación. Etiología La causa más frecuente de DI central en el adulto es la cirugía de la región hipotálamo-hipofisaria. Dependien- do de qué tan proximal a los somas de las neuronas mag- nocelulares de los núcleos SO y PV es la lesión axonal, la DI puede ser transitoria o permanente. En la DI posto- peratoria transitoria, la poliuria ocurre 24 h después de la cirugía y se resuelve espontáneamente en pocos días. Cuando la lesión es a nivel del tallo hipofisario proxi- mal, la DI puede ser permanente. Cuando la lesión es secundaria a cirugía hipotalámica la respuesta puede ser trifásica: DI que se desarrolla los primeros 5 días, debido a que la lesión axonal produce una inhibición aguda en la síntesis de VP; posteriormente, alrededor del día 5 o 7 posoperatorio, se restaura la secreción de VP pero en forma no regulada y en ocasiones resulta en un verdadero síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiu- rética; la tercera fase es la reinstalación definitiva de la deficiencia de VP con la consecuente DI permanente. El cuadro 8-1 resume las distintas etiología de la DI central. Los adenomas hipofisarios (aun los macroadeno- mas) rara vez se presentan en el preoperatorio con DI. De hecho, la presencia de DI en el contexto de una masa selar o supraselar debe de hacer pensar en otras posibi- lidades diagnósticas tales como metástasis de primario desconocido, disgerminona, craniofarngiomas, enferme- dades inflamatorias como las hipofisitis (más especifíca- mente la túbulo-infundíbulo-hipofisitis) o enfermedades infiltrativas como la histiocitosis X o la sarcoidosis. La DI insípida central hereditaria es una condición autosómica dominante causada por mutaciones hetero- cigotas en el gen argininina-vasopresina-neurofisina II. Se han descrito más de 60 mutaciones, la mayoría en el exón que codifica a la neurofisina. Estas alteraciones mo- leculares resultan en la síntesis de una proteína anormal que se acumula en el retículo endoplásmico causando degeneración neuronal. Dado que es una condición hete- rocigota, las neuronas en las que se expresa el alelo sano continúan produciendo VP normal hasta que perecen por los efectos neurotóxicos de la proteína mutante. A lo anterior se debe que los pacientes afectados no desarro- llen síntomas al nacimiento, sino hasta después de los 6 meses de edad y en ocasiones, hasta la adolescencia. Varios síndromes neurológicos congénitos tienen como parte de su cuadro clínico a la DI. En esta categoría encontramos al síndrome de Wolfram, también conoci- do como DIDMOAD, en el que coexisten DI, diabetes mellitus dependiente de insulina y atrofia óptica bilate- ral progresiva. Los síndromes holoprosoencefálicos están caracterizados por malformaciones cerebrales complejas que incluyen anomalías faciales y retraso mental, DI y otras alteraciones como la deficiencia de GH por hipo- plasia de los somatotropos, así como hipoplasia tiroidea y suprarrenal. Cuadro 8-1. Causas de diabetes insípida central o neurogénica Adquirida • Tumoral - Menores de 30 años: craneofaringioma, disgerminoma - Mayores de 50 años: metástasis • Después de cirugía hipotálamo-hipofisaria - Transitoria - Permanente • Postraumatismo craneoencefálico - Aceleración-desaceleración • Autoinmunitaria (mediado por IgG4) - Hipofisitis - Túbulo-infundibulitis • Enfermedades infiltrativas - Sarcoidosis - Histiocitosis • Infecciones (tuberculosis, toxoplasma, citomegalovirus, listeria, hongos) • Isquémicas (síndrome de Sheehan) • Tóxicas (alcohol, difenilhidantoína [DFH], veneno de serpiente) Genética • Autosómica dominante - Mutaciones heterocigotas del gen AVP-NPII • Autosómica recesiva - Mutaciones homocigotas del gen AVP-NPII - Síndrome de Wolfram. - Asociada al cromosoma Xq28 Congénita • Holoprosencefalia • Displasia septo-óptica • Agenesia pituitaria http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Neurohipófisis, vasopresina, oxitocina y. . . 83 Diabetes insípida gestacional El embarazo normal es un estado de hemodilución. La osmolaridad plasmática está disminuida en aproximada- mente 10 mOsm/kg y los niveles de Na sérico oscilan entre 133 y 138 mmol/L. Hacia el segundo trimestre, la vida media plasmática de la VP se encuentra reduci- da debido al efecto de la vasopresinasa placentaria. Esto explica en parte la típica poliuria del embarazo, si bien también ocurre una disminución en el umbral del meca- nismo de la sed y un aumento en la liberación de VP. La medición de VP durante el embarazo requiere el uso de penantrolino, un inhibidor de la vasopresinasa. En mu- jeres con DI conocida la dosis de desmopresina debe de incrementarse a partir del segundo trimestre. La prueba de deshidratación deberá realizarse con cautela y debe incluir monitorización fetal. Independientemente de los cambios fisiológicos ges- tacionales en la síntesis y depuración metabólica de la VP, en algunas mujeres ocurre una verdadera DI durante el tercer trimestre del embarazo debido a un incremento en las vasopresinasas placentarias. La DI gestacionales resistente a VP pero sensible a desmopresina, ya que este análogo no es degradado por las vasopresinasas. Esta si- tuación es más frecuente en embarazos gemelares como resultado de la presencia de una mayor masa placentaria y se resuelve rápidamente después del parto. La DI puede ser la primera manifestación de complicaciones gestacio- nales como la esteatosis hepática aguda, la preeclampsia y el síndrome de HELLP, en las que la vasopresina hepá- tica se encuentra activada. La aparición de DI durante el postparto debe hacernos sospechar de condiciones como el síndrome de Shehan, la hipofisitis linfocítica o de la presencia de un tumor hipotálamo-hipofisario. Tratamiento de la diabetes insípida Es fundamental establecer el tiempo de evolución del problema. Como se mencionó anteriormente, aún en presencia de un déficit absoluto de VP, los pacientes con DI central crónica toleran bien la poliuria-polidipsia siempre y cuando tengan acceso ilimitado a agua libre, pues compensan en gran medida, las pérdidas urinarias con la ingesta. Sin duda, el producir cantidades a veces descomunales de orina (más de 10 litros) es por demás incómodo e interfiere con la vida cotidiana del paciente, incluyendo el sueño. Si el acceso a agua libre se pierde o si existe alguna otra situación que comprometa el estado de alerta de la persona la deshidratación hipertónica es inevitable. En el caso de la DI posoperatoria, los pacien- tes con frecuencia no alcanzan a ingerir toda el agua que pierden por la orina y en consecuencia, requieren tam- bién de estabilización hemodinámica. En estas circuns- tancias agudas, es imperativo poder estimar y corregir el estado del volumen intravascular; la hipovolemia debe ser corregida con solución fisiológica, de preferencia bajo monitorización de la presión venosa central. Una vez re- pletado el volumen intravascular, se debe de calcular el déficit de agua libre y corregir el mismo con soluciones hipotónicas como el suero glucosado al 5% (Déficit de agua libre=0.6 x Peso en kg × [Na medido/140 -1]). La tasa de corrección debe ser paulatina para evitar daño neuronal osmótico; del déficit calculado se debe de ad- ministrar no más del 40% en las primeras 6 h y el resto en el transcurso de los siguientes dos días. Simultáneamente, se debe iniciar reemplazo hormonal con desmopresina, el cual es un análogo de la VP desprovisto de los efectos vasopresores de la hormona pero con mayos acción an- tidiurética. La dosis y vía de administración, dependerá de las condiciones del paciente. En casos agudos se reco- mienda administrar la desmopresina por vía subcutánea o intravenosa a razón de 2 μg cada 8 a 12 h; es indispen- sable monitorizar los volúmenes y densidades urinarias en forma precisa y realizar determinaciones frecuentes de sodio sérico para re-calcular el déficit de agua libre y así modificar el tipo y la cantidad de soluciones intrave- nosas que deben de administrar. Una vez corregidos el volumen intravascular y el déficit de agua libre, cuando la diuresis ha disminuido a niveles normales, se debe deci- dir el tratamiento a largo plazo. En los casos de DI central permanente la desmopresina puede ser inhalada por vía intranasal (5 a 20 μg cada 8 a 12 h) o por vía oral (0.1 a 0.2 mg cada 8 a 12 h). SECRECIÓN INAPROPIADA DE HORMONA ANTIDIURÉTICA (ADH) Fisiopatología y presentación clínica El síndrome de secreción inapropiada de hormona anti- diurética (SIADH) consiste de los siguientes hallazgos: a) Hiponatremia, b) Osmolaridad plasmática disminui- da, c) Osmolaridad urinaria inapropiadamente elevada, d) Sodio urinario elevado; todo lo anterior ocurre en un paciente euvolémico y sin edemas. Dado que se trata de ua hiponatremia dilucional, para establecer el diagnósti- co de SIADH se debe además de descartar previamente la presencia de insuficiencia cardíaca, renal y hepática, así como el uso de diuréticos, hipotiroidismo e hipocor- tisolismo. Se ha estimado que el 30% de los pacientes hospitalizados presentan hiponatremia, independiente- mente del motivo de la hospitalización. En la mayoría de estos casos, la causa de la hiponatremia es SIADH. La excreción urinaria de Na es relativamente inde- pendiente de sus concentraciones plasmáticas y responde a cambios en el volumen intravascular, incrementándose en casos de expansión y disminuyendo en casos de deple- ción. De manera que la medición de Na en orina ayuda a distinguir SIADH de hiponatremia hipovolémica. Si bien en la SIADH la excreción urinaria de Na restaura la normalidad del volumen extracelular, al mismo tiempo, las pérdidas urinarias hipertónicas exacerban la hipona- tremia. La hipotonicidad excesiva rompe las membranas celulares. Los osmolitos orgánicos, también conocidos como osmolitos idiogénicos, son pequeñas moléculas in- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 84 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 8) tracelulares como el glutamato, la taurina y el mioinositol cuya concentración varía sin perturbar la función celular. En condiciones de hipotonicidad del espacio extracelu- lar, estos osmolitos son liberados con el fin de restaurar el equilibrio osmótico. Si bien los disturbios osmóticos afectan a todas las células, las manifestaciones clínicas de la hipo e hipernatremia son fundamentalmente neuroló- gicas y los cambios abruptos en las concentraciones de Na pueden causar daño cerebral, en ocasiones severo e irre- versible. La hiponatremia aguda produce edema cerebral lo que resulta en un aumento en la presión intracraneana, lo cual a su vez compromete la circulación cerebral con el consecuente daño isquémico cerebral. En casos muy severos, la hipertensión intracraneana puede producir herniación y muerte. Aunque los cambios en los osmoli- tos cerebrales protegen la integridad neuronal, también tienen algunas consecuencias deletéreas. Por ejemplo, la liberación adaptativa de glutamato en condiciones de hiponatremia puede aumentar la susceptibilidad a crisis convulsivas. La depleción de este neurotransmisor en las terminaciones nerviosas contribuye a algunos de los sín- tomas neurológicos de la hiponatremia crónica. El daño cerebral que puede ocurrir tras la correc- ción rápida de la hiponatremia se manifiesta como una condición bifásica conocida con el nombre de síndrome de desmielinización osmótica. En esta condición, tras una mejoría inicial de los síntomas de hiponatremia aparecen nuevos manifestaciones neurológicas. Estas manifestaciones pueden incluir crisis convulsivas, altera- ciones conductuales y movimientos anormales y en casos muy severos culminan en un estado de enclaustramiento en el que el paciente mantiene el estado de alerta pero es incapaz de hablar, moverse o deglutir, a consecuencia de la desmielinización central pontina. Evaluación diagnóstica Ante cualquier caso de reducciones importantes en el Na sérico es fundamental descartar hiponatremia hiperglu- cémica dilucional y seudohiponatremia. En pacientes con diabetes descontrolada, la elevación en las concentracio- nes plasmáticas de glucosa generan la salida de agua del interior de las células hacia el espacio extracelular para restablecer el equilibrio osmótico, lo cual diluye las con- centraciones de Na sérico; se estima que la concentración de Na disminuye 1.6 mmol/L por cada 100 mg/dl de elevación de glucosa por arriba de lo normal. En con- diciones normales, el 93% del volumen plasmático está constituido por agua y sólo el 7% restante corresponde a lípidos y proteínas. En casos de hiperlipidemia (como en la hipertrigliceridemia o hipercolesterolemia familiares) o hiperproteinemia severas (como en el mieloma múlti- ple o la macroglobulinemia de Waldenstrom), la fracción de agua en el volumen plasmático puede disminuir hasta por debajo del 80%, lo cual provoca que el Na medido se encuentre falsamente reducidotambién. El diagnóstico de SIADH en un paciente con hipo- natremia se establece mediante los criterios de Bartter y Schwartz: 1. Osmolaridad plasmática menor de 275 mOsm/kg 2. Orina inapropiadamente concentrada (> 100 mOsm/kg) 3. Euvolemia 4. Na urinario mayor de 20 mmol/L 5. Eutiroidismo, normocortisolismo, no historia de uso de diuréticos El síndrome cerebral perdedor de sal es un estado de hi- ponatremia asociada a eventos cerebrales graves como la hemorragia intracerebral o el traumatismo encefálico severo. Aunque la fisiopatología de esta condición no se conoce con precisión, se trata de un estado de diuresis inapropiada aparentemente causada por la liberación ex- cesiva de péptido natriurético cerebral. Los hallazgos en los electrolitos y la osmolaridad plasmática y urinaria son similares a los del síndrome de SIADH, con la diferencia de que en el síndrome cerebral perdedor de sal existe evidencia de hipovolemia. Etiología El cuadro 8-2 resume las distintas causas del síndrome de SIADH. Frecuentemente varias de estas condiciones están presentes en el mismo paciente. Más aún, debido a que este síndrome es una complicación intrahospitala- ria, con frecuencia el cuadro se encuentra agravado por el uso excesivo de soluciones parenterales hipotónicas. Muchos medicamentos pueden causar SIADH; resalta por su frecuencia el uso de cloropropamida, la ciclofos- famida, la carbamacepina, los opiáceos, la amitriptilina, los inhibidores de la monoamino oxidasa, los antinflama- torios no esteroideos y los alcaloides de la vinca. Diversos trastornos del sistema nervioso central son causa frecuen- te de SIADH, particularmente las neuroinfecciones. En el caso de la diuresis inapropiada que encontramos con frecuencia en el paciente oncológico, se trata de un ver- dadero síndrome de secreción hormonal ectópica pues neoplasias como el cáncer pulmonar de células pequeñas y diversos tumores neuroendocrinos producen hormona antidiurética de manera autónoma y no regulada. Diver- sas alteraciones pulmonares se asocian a SIADH, inclu- yendo las neumonías, independientemente del agente etiológico que las causa; condiciones que aumenten la presión intratorácica como la presión positiva y el neu- motórax o el enfisema crónico. El caso de la infección por VIH es emblemático pues combina varias causas potenciales de hiponatremia y SIADH como la neumonía por agentes oportunistas, la insuficiencia suprarrenal, la presencia de neoplasias ma- lignas y el uso de múltiples medicamentos. Algo similar ocurre en el paciente sometido a cirugía mayor, dónde además es frecuente el uso inapropiado de soluciones pa- renterales hipotónicas. Se han descrito dos síndromes genéticos asociados a SIADH. En uno de ellos, denominado nefrogénico, se han encontrado mutaciones activadoras del receptor vasopresinérgico V2, las cuales resultan en activación http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Neurohipófisis, vasopresina, oxitocina y. . . 85 constitutiva del mismo, con la consecuente reabsorción excesiva de agua en los túbulos renales. En el otro, de- nominado hipotalámico, mutaciones inactivadoras del TRPV4 resultan en una falta de supresión adecuada de la secreción de VP cuando la osmolaridad plasmática está disminuida. Tratamiento del síndrome de SIADH El manejo de la hiponatremia en general y del síndro- me de SIADH en particular es complejo. Por un lado, es importante intervenir agresivamente en casos en los que la hiponatremia ha ocurrido rápidamente o cuando existen datos neurológicos severos, mientras que por otro se debe estar alerta a las potenciales complicaciones que resultan de una corrección excesiva. De manera que es imperativo determinar si el problema es agudo o crónico. Debido a que el tiempo que tardan las células cerebrales en generar osmolitos orgánicos en respuesta al edema ce- rebral es de aproximadamente 48 h, se considera aguda a la hiponatremia con menos de dos días de evolución. Por lo general, si el paciente se encuentra completamen- te asintomático, lo más probable es que la hiponatremia sea crónica. Simultáneamente a la corrección del Na, se debe de iniciar el tratamiento de la causa que originó el problema, si bien esto no es siempre posible. En pacientes con hiponatremia crónica, la correc- ción paulatina es fundamental para evitar el desarrollo de síndrome desmielinizante. En estos casos la velocidad de corrección no debe exceder los 8 mmol/L por día. Con frecuencia, todo lo que se necesita en estos pacientes es la restricción de la ingesta de líquidos a menos del volu- men urinario; usualmente, 800 mL en 24 h. Si a pesar de ser crónica la hiponatremia el paciente se encuentra con síntomas neurológicos, la corrección debe ser más rápi- da. Es de vital importancia individualizar el tratamiento, tomando en cuenta el gasto urinario y la evolución del Na en suero y en orina. Existen diversas fórmulas para calcular el déficit de Na, sin embargo, ninguna de ellas constituye una guía perfecta para su reposición. La más usada es la siguiente: Déficit de Na=0.6 x Peso (kg) × (Na normal – Na medido). En casos de hiponatremia aguda severa, un incremento de 4 a 6 mmol/L en la con- centración de Na plasmática es suficiente para evitar la herniación de estructuras cerebrales o detener las crisis convulsivas. Lo anterior puede lograrse con la infusión de solución salina hipertónica al 3% en forma de bolos de 100 mL (o 2 mL por kg de peso), administrados cada 10 minutos, hasta un máximo de tres dosis. La meta es elevar la concentración de Na en 10 mmol/L durante las primeras 24 h y en menos de 18 mmol/L durante las primeras 48 h. Es importante evitar el uso de soluciones isotónicas para corregir el déficit de Na pues esto puede agravar la hiponatremia. En casos de hiponatremia crónica en los que el esta- do neurológico del paciente lo permita, se puede reem- plazar el déficit con tabletas de NaCl, a dosis de 9 g dia- riamente. El uso concomitante de diuréticos de asa como el furosemide (20 a 40 mg) puede acelerar la corrección de la hiponatremia dado que interfiere con el mecanis- mo de concentración de contracorriente disminuyendo la reabsorción de NaCl en el asa ascendente de Henle, con la consecuente excreción de orina isotónica y una considerable pérdida de agua. Esta estrategia es particu- larmente útil cuando la osmolaridad urinaria es mayor de 500 mOsm/L o cuando es mayor del doble que la osmolaridad sérica. La demeclociclina es un derivado de la tetraciclina que produce resistencia a la VP en los túbulos colectores, lo que resulta en una diabetes insípida nefrogénica. Está indicado en pacientes con hiponatremia crónica, parti- cularmente cuando la causa subyacente del síndrome de SIADH no puede ser tratada, como en los casos termina- les de cáncer pulmonar de células pequeñas. Recientemente se han desarrollado antagonistas del receptor vasopresinérgico para el tratamiento de la hipo- natremia severa por SIADH. Estos antagonistas incluyen al tolvaptan, el satavaptan y el lixivaptan que son selec- tivos para el receptor V2, y al canivaptan que bloquea también a los receptores V1 y V1a. Los antagonistas del receptor de VP producen una diuresis acuosa selectiva sin interferir con a excreción de Na o K. Administrados por vía intravenosa, estos medicamentos corrigen rápida y eficazmente los niveles de Na, lo cual obliga a usarlos con mucha cautela para evitar síndrome desmielinizante. Otra de sus desventajas es el incremento de la sed y su elevado costo. Es importante aclarar que no deben de ser usados en pacientes con depleción del volumen in- travascular. Cuadro 8-2. Causas de secreción inapropiada de hormona antidiurética Drogas y medicamentos • Quimioterápicos e inmunosupresores - Vincristina, vinblastina, cisplatino, melfalan, metotrexato, ci- clofosfamida - Imatinib,interferón alfa y gamma. • Neurotrópicos y psicotrópicos - Antiepilépticos: carbamazepina, oxcarbamazepina, val- proato - Antidepresivos y antipsicóticos: amitriptilina, haloperidol, in- hibidores de la monoamino oxidasa, inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina - Otros: opiáceos, anfetaminas • Hipoglucemiantes orales e hipolipemiantes: cloropropamida y clofibrato • Antibióticos: ciprofloxacino Enfermedades del sistema nervioso central • Meningitis y encefalitis, virales y bacterianas, absceso cerebral • Hemorragia subaracnoidea y parenquimatosa Neoplasias • Carcinoma pulmonar de células pequeñas • Tumores neuroendocrinos • Tumores de cabeza y cuello, duodeno y páncreas Enfermedades pulmonares • Neumonía bacteriana y viral • Asma bronquial • Ventilación asistida con presión positiva • Atelectasias y neumotórax http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 86 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 8) OXITOCINA La OT es un nonapéptido que guarda una importante homología con la VP. Al igual que la VP, la OT es sinte- tizada por las neuronas magnocelulares de los núcleos SO y PV, como un precursor que incluye péptido señal, la OT y una neurofisina específica. Aunque los genes de la OT y la VP son contiguos (alineados “cabeza-a-cola”), el prepropéptido de la OT no contiene la secuencia del glucopéptido terminal, como ocurre con la VP. Las fun- ciones más importantes de la OT son la excreción de le- che durante la lactancia y la inducción de contracciones uterinas durante el parto. La VP logra sus efectos bioló- gicos mediante su interacción con receptores específicos pertenecientes a la clase I de la familia de receptores aso- ciados a proteína Gs. Las células blanco de la OT son las células mioepiteliales de la glándula mamaria, las cuales al contraerse promueven la salida de leche, y las células miometriales del fondo uterino que son las responsables de las contracciones uterinas durante el parto. BIBLIOGRAFÍA Arrowsmith S, Wray S: Oxytocin: Its mechanism of action and receptor signalling in the myometrium. J Neuronedocrinol 2014;26:366-369. Babey M, Kopp P, Robertson GL: Familial forms of diabetes insipidus: Clinical and molecular characteristics. Nat Rev Endocrinol 2011;701-704. Bhoue G, Neilson EG: Body fluid dynamics: Back to the future. J Am Soc Nephrol 2011;22:2166-2181. Bourque CW: Central mechanisms of osmosensation and sys- temic osmoregulation. Nat Rev Neurosci 2008;9:519-531. Fenske W, Allolio B: Current state and future perspective in the diagnosis of diabetes insipidus: A clinical review. J Clin Endocrinol Metab 2012;97:3426-3437. Greenberg A, Verbalis JG: Vassopresin receptor antagonists. 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Neurohipófisis, vasopresina, oxitocina y sus patologías booksmedicos.org Botón1:
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