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331 16Sistema endocrino El sistema endocrino produce hormonas, que actúan como mensajeros químicos llevados por el torrente sanguíneo a los tejidos efectores En la práctica clínica, la disfunción endocrina suele ser consecuencia de la producción excesiva o insufi ciente de hormonas, comúnmente a causa de enfermedades genéti- cas, metabólicas o neoplásicas, o de efectos ocupativos por compresión de estructuras circundantes. Además, el sis- tema endocrino tiene también una carga signifi cativa de enfermedades autoinmunitarias. Para complicar más aún la situación, las enfermedades endocrinas también pueden ser el resultado de trastornos en la frecuencia y amplitud de la liberación de hormonas, más que de los simples extremos de producción excesiva o insufi ciente, por ejemplo la inca- pacidad de coordinar la ovulación en el ciclo menstrual de la mujer. Esto puede hacer difícil el diagnóstico, pues es posible que mediciones que se realizan una sola vez se encuentren dentro de los límites normales. Con frecuencia la enfermedad de una glándula endocrina tiene efectos secun- darios en otros órganos endocrinos efectores, de modo que cuando se interpreten anormalidades endocrinas es esencial considerar efectos más adelante en la secuencia, en particular en órganos sujetos al control del eje hipotalamohipofi sario, por ejemplo el síndrome de insensibilidad a andrógenos. Las hormonas pertenecen a tres grupos principales: hor- monas peptídicas, derivadas de esteroides y metabolitos de la tirosina (adrenalina, noradrenalina, dopamina y las hor- monas tiroideas). Los receptores de hormonas se encuen- tran en la superfi cie epitelial (hormonas peptídicas), donde están enlazadas a una diversidad de cascadas de segundos mensajeros, o en el núcleo (esteroides y hormonas tiroi- deas), donde las moléculas receptoras ligadas a hormonas se unen a regiones promotoras de genes que son sus obje- tivos y las regulan. Por tanto, las perturbaciones en la fun- ción endocrina pueden originarse a múltiples niveles de la vía endocrina, desde síntesis, acumulación y almacenamiento de la hormona hasta defi ciencias del órgano objetivo pasando por los mecanismos de liberación y secreción. Las enfermedades más importantes de las glándulas endocrinas se asocian con producción excesiva o insufi ciente de hormonas El control de la secreción hormonal por los diversos com- ponentes del sistema endocrino suele estar fi namente ajus- tado por una combinación de mecanismos de realimentación nerviosos y químicos. La pérdida de este control a causa de enfermedades primarias o secundarias que afectan al órgano endocrino produce anormalidades metabólicas y estructu- rales. Los tumores que se forman dentro de glándulas endo- crinas pueden ser hormonalmente activos (funcionales) o inactivos (no funcionales). HIPÓFISIS La hipófi sis tiene dos componentes: adenohipófi sis y neurohipófi sis La adenohipófi sis (lóbulo anterior de la hipófi sis) sin- tetiza y secreta seis hormonas principales, la mayoría de las cavidad del tercer ventrículo hormona del crecimiento prolactina hormona foliculoestimulante hormona luteinizante β-endorfina hormona adrenocorticotrópica hormona estimulante del tiroides hormona estimulante de melanocitos hormona antidiurética oxitocina quiasma óptico lóbulo posterior de la hipófisis duramadre esfenoides silla turca cuerpo mamilar hipotálamo lóbulo anterior de la hipófisis Figura 16.1 Hipófi sis e hipotálamo y sus hormonas. Se muestran las hormonas secretadas por lóbulo anterior de la hipófi sis (adenohipófi sis), hipotálamo y lóbulo posterior de la hipófi sis (neurohipófi sis). 16 PATOLOGÍAPatología clínica 332 cuales actúan sobre otras glándulas endocrinas. La princi- pales hormonas de la adenohipófi sis son: hormona del cre- cimiento, prolactina, hormona adrenocorticotrófi ca (ACTH), hormona estimulante del tiroides (TSH) y las gonadotropi- nas hormona luteinizante (LH) y hormona foliculoestimulante (FSH). Las consecuencias patológicas de las enfermedades de la adenohipófi sis están relacionadas con producción excesiva o insufi ciente de las hormonas anteriores, o con la compresión de estructuras circundantes (efectos ocupa- tivos o de masa) por tumores. La relación íntima de la fosa hipofi saria (silla turca) con el quiasma óptico, los nervios craneales III a VI al atravesar el seno cavernoso, y el tallo hipofi sario y el riego sanguíneo portal de la hipófi sis, explica muchas de las presentaciones clínicas de las enfermedades hipofi sarias a causa de la expansión de la lesión. La neurohipófi sis (lóbulo posterior de la hipófi sis) está en continuidad directa con el hipotálamo. Almacena y secreta hormona antidiurética (ADH) y oxitocina, sintetizadas en las neuronas hipotalámicas (fi gura 16-1). Muchas de las funciones de la hipófi sis son controladas por estímulos nerviosos y químicos procedentes del hipotá- lamo, cuyas enfermedades causan anormalidades secunda- rias en la función hipofi saria. Las enfermedades más comunes e importante de la hipófi sis son tumores de la adenohipófi sis (adenomas hipofi siarios) Los adenomas hipofi sarios, aunque benignos porque no metastatizan, pueden representar una amenaza para la vida, a causa de su posibilidad de secretar hormonas en exceso. Como grupo, representan alrededor de 10% de las neopla- sias intracraneales, de las cuales 3% se asocian con neopla- sias endocrinas múltiples (NEM) tipo 1 (véase más adelante). Muchos adenomas hipofi sarios se asocian con mutaciones en componentes del mecanismo de señalización de la pro- teína G, y como resultado, desregulación de la síntesis y secreción hormonal. Los adenomas no funcionales (o silenciosos) crecen pro- gresivamente, hasta que se proyectan desde la silla turca hacia arriba, comprimiendo con frecuencia el quiasma óptico. Esto produce un trastorno visual característico conocido como hemianopsia bitemporal (fi gura 16-2). El tumor puede destruir la adenohipófi sis normalmente funcional, con el resultado de síntomas y signos de hipopituitarismo. Como estos adenomas son clínicamente ‘silenciosos’ tienden a pre- sentarse tardíamente, con síntomas de aumento de la pre- sión intracraneal, o efectos compresivos locales. Los adenomas funcionales (fi gura 16-3) pueden, en teo- ría, producir cualquiera de las hormonas adenohipofi siarias, pero la mayoría producen prolactina u hormona del creci- miento (fi gura 16-4); unos cuantos producen ACTH. En general, los tumores hipofi siarios funcionales se presentan más tempranamente que la variedad no funcional, y su presencia es revelada por los efectos de la producción hormonal excesiva. En ocasiones, los adenomas funcionales son muy pequeños, a pesar de producir anormalidades metabólicas signifi cativas. Los adenomas hipofi siarios menores de 1 cm de diámetro se designan arbitrariamente microadenomas. Otras causas raras de hiperpituitarismo son hiperplasia de la hipófisis, carcinoma hipofisiarios y algunos trastornos hipotalámicos. La producción reducida de hormonas de la adenohipófi sis se denomina ‘panhipopituitarismo’ La producción defectuosa de hormonas de la adenohipófi - sis (panhipopituitarismo), que puede ser el resultado de enfermedad hipofi saria o hipotalámica, es rara. Las causas hipofi sarias más importantes son: • Resección quirúrgica de un tumor hipofi siario, o radioterapia. • Obliteración de la hipófi sis normal por un tumor hipofi siario primario o un tumor metastásico, por ejemplo carcinoma mamario metastásico. • Necrosis isquémica de la adenohipófi sis por choque hipovolémico, lo que puede suceder como resultado de una hemorragia transparto o posparto (síndrome de Sheehan). • Hemorragia dentro de un adenoma hipofi sario (apoplejía hipofi siaria), lo que causa expansión aguda del volumen de la hipófi sis y puede provocar muerte súbita. Esta situación representa una urgencia neuroquirúrgica. a b A A Figura 16.2 Estudio de TC (a) de un adenomahipofi siario grande (A) que se expande hacia arriba hasta comprimir el quiasma óptico (fl echas). Este tumor grande se presentó con trastorno visual y no fue productor de hormonas. Macroscópicamente (b), los adenomas son tumores carnosos blandos (A). Ésta es una muestra de autopsia de la fosa hipofi siaria. 16Sistema endocrino 333 Entre las causas muy raras de hipopituitarismo se incluyen infl amación (adenohipofi sitis autoinmunitaria, sarcoidosis) y ruptura traumática después de fractura de cráneo. Las causas hipotalámicas del panhipopituitarismo inclu- yen la destrucción del hipotálamo por: • Tumor encefálico primario, por ejemplo glioma o craneofaringioma. • Infarto. • Infl amación, por ejemplo sarcoidosis (capítulo 25). • Infección, por ejemplo encefalitis o meningitis. Las enfermedades de la neurohipófi sis son muy raras La mayoría de las defi ciencias en la producción de ADH y oxitocina son el resultado de lesiones del hipotálamo, cau- sadas usualmente por invasión tumoral o infarto. La producción defi ciente de ADH ocasiona diabetes insí- pida, en la cual la falta de ADH impide la resorción de agua del fi ltrado glomerular en los conductos colectores renales. Se excretan grandes cantidades de orina muy diluida (poliu- ria), y el riesgo de depleción del agua corporal debe contra- rrestarse aumentando considerablemente la ingestión de agua (polidipsia). Las causas principales de diabetes insípida son extirpación quirúrgica de la hipófi sis o su tallo –más a menudo durante la resección de un tumor– y lesiones infl amatorias o neoplásicas del hipotálamo; la causa infl amatoria más común es sarcoidosis. En alrededor de 30% de los casos de diabetes insípida no se encuentra causa estructural alguna. La secreción inapropiada de ADH, independientemente de enfermedad de la hipófi sis o el hipotálamo, puede pre- sentarse en asociación con algunos tumores, en particular carcinoma de células pequeñas del pulmón y algunos tumores endocrinos. También es un fenómeno transitorio frecuente después de lesión de la cabeza, neurocirugía por un tumor, y algunas enfermedades pulmonares que producen hipona- tremia (sodio bajo en el suero) y desequilibrio hídrico, con el riesgo de intoxicación por agua. a b • Causada por la producción excesiva de hormona de crecimiento a partir de un adenoma hipofi siario de células somatotrópicas, después de la fusión epifi siaria. • Crecimiento notable de tejidos blandos, piel y vísceras. • El crecimiento de huesos y tejidos blandos en manos y pies da un aspecto ‘de palas’, con dedos como salchichas. • El crecimiento de la mandíbula produce prognatismo (mandíbula saliente), crecimiento de la cara, y separación de los dientes. • Entre los trastornos metabólicos se incluyen: intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus, hipertensión, osteoporosis e insufi ciencia cardiaca congestiva. Figura 16.3 Adenoma hipofisiario funcional Características clínicas Productor de prolactina (30%) Trastornos menstruales e infertilidad en mujeres Impotencia, pérdida de la libido y depresión en varones Productor de hormona de crecimiento Antes de la pubertad: gigantismo Después de la pubertad: acromegalia Productor de ACTH Enfermedad corticosuprarrenal (enfermedad de Cushing) (pág. 244) Puntos clave Acromegalia Figura 16.4 Adenoma hipofi siario. (a) Tinción con H y E. (b) inmunohistoquímica. Los adenomas hipofi siarios tienen patrones sólidos y trabeculares (a). Puede usarse inmunohistoquímica para determinar la producción hormonal; aquí, la hormona del crecimiento se tiñe de color marrón. 16 PATOLOGÍAPatología clínica 334 TIROIDES El tiroides secreta dos tipos de hormona a partir de dos tipos celulares El tiroides es una glándula endocrina pura compuesta por dos tipos celulares, que secretan dos tipos de hormonas. Las células de los folículos tiroideos, que constituyen el espesor de la glándula, están dispuestas en forma de folícu- los. Producen la hormona tiroxina (T4), y su más potente producto de desyodación triyodotironina (T3). La mayor parte de la T3 se produce por la eliminación de un átomo de yodo de T4 en los tejidos periféricos. Ambas hormonas intervienen en muchos procesos metabólicos, casi siempre aumentando su actividad, con lo que incrementan el meta- bolismo basal. Esta glándula dispone de un rico drenaje linfático, e inervación adrenérgica y colinérgica. Las células parafoliculares, o células ‘C’, son una pobla- ción minoritaria, que se presenta sólo en pequeños grupos en los intersticios entre los folículos. Producen la hormona calcitonina, que interviene en la homeostasis del calcio, posiblemente inhibiendo la resorción osteoclástica del hueso (compárese con la hormona paratiroidea, pág. 538). Las células de los folículos tiroideos sintetizan y secretan T4 y T3 bajo el control de la hormona estimulante del tiroides (TSH) de la hipófi sis La T4 es sintetizada por las células foliculares del tiroides, que captan de modo preferencial yodo y lo enlazan a la tirosina. Las yodotirosinas se almacenan entonces en los ácinos foliculares y se fi jan a proteinas para formar tirog- lobulina (coloide tiroideo). Ésta se retira del depósito de coloide según se requiera como resultado de pinocitosis por las mismas células foliculares, que luego separan la proteína enlazada por degradación lisosómica y convierten la hormona en los componentes activos T3 y T4. Éstos se secretan en los capilares tiroideos adyacentes para pasar a la circulación. El término ‘bocio’ se usa para describir cualquier tumefacción del tiroides Tradicionalmente, la palabra ‘bocio’ se ha usado para des- cribir cualquier crecimiento del tiroides. El crecimiento tiroi- deo puede tener muchas causas y a veces se relaciona con un trastorno metabólico debido a aumento o disminución de la producción de hormona tiroidea. En ocasiones se usa el término ‘bocio tóxico’ para describir el aumento de tamaño del tiroides por incremento de dicha producción (tirotoxi- cosis), y el término ‘bocio no tóxico’ se aplica a un tiroides crecido cuando los niveles de hormona tiroidea son nor- males. Ambos términos son imprecisos y no implican pato- logía específi ca alguna, por lo cual es mejor evitarlos. El aumento de tamaño del tiroides puede ser difuso o nodular El crecimiento del tiroides produce una tumefacción palpable, y a menudo visible, delante del cuello. El aumento de tamaño puede ser difuso o nodular; el crecimiento nodular puede abarcar toda la glándula o sólo parte de ella. La distribución y las características de la tumefacción con frecuencia pro- porcionan valiosos indicios sobre la patología de base: • El crecimiento multinodular irregular de todo el tiroides es la causa más común de aumento del tamaño tiroideo, y se ve particularmente en personas de edad avanzada. Este tipo también se llama bocio multinodular. • El crecimiento nodular focal dentro del tiroides puede deberse a un tumor tiroideo. Este tipo de crecimiento debe investigarse (usualmente por excisión y examen histológico), ya que el tumor puede ser benigno o maligno. • El crecimiento simétrico fi rme levemente nodular (abultado) del tiroides entero es característico de la tiroiditis de Hashimoto (pág. 338). • El crecimiento simétrico difuso del tiroides suele asociarse a datos de hipertiroidismo, por ejemplo en la enfermedad de Graves (véase más adelante), y a veces se llama bocio parenquimatoso. Este tipo de crecimiento también se ve como una respuesta fi siológica en mujeres en la pubertad y durante el embarazo. Con la excepción de los tumores y la tiroiditis de Hashi- moto, la mayoría de los crecimientos tiroideos obedecen a hiperplasia de los folículos tiroideos y sus células. El aumento en el número de células también puede aso- ciarse con un incremento en la función celular, con pro- ducción y secreción excesivas de T4 y T3, que conducen a hipertiroidismo. El bocio multinodular es la cusa más común decrecimiento tiroideo en personas de edad avanzada En el examen de necropsia se encuentra que muchas per- sonas de edad avanzada presentan distorsión nodular de la arquitectura del tiroides. Sin embargo, sólo en casos en que el crecimiento es notable los pacientes buscan tratamiento, de ordinario por razones estéticas (el crecimiento del tiroi- des produce una hinchazón desagradable en el cuello), y porque pueden desarrollarse síntomas de compresión por presión sobre la tráquea. Los síntomas de compresión son particularmente probables cuando el crecimiento ocurre en el istmo del tiroides, y el nódulo grande pasa detrás del manubrio del esternón (bocio retroesternal). El bocio multinodular produce crecimiento hiperplásico irregular del tiroides a causa del desarrollo de nódulos bien circunscritos, de tamaño variable. Como muchos de los nódu- los tiroideos de gran tamaño están llenos de coloide gelatinoso pardo, los bocios más grandes son llamados frecuentemente bocios coloides multinodulares (fi gura 16-5). Es posible que unos cuantos nódulos presenten indicios de hemorragia y cicatrización fi brosa. A veces hay nódulos más pequeños, carnosos, de color crema, que contienen poco coloide, y están compuestos principalmente por células foliculares tiroideas. La mayoría de los pacientes con bocio multinodular tiene funcionamiento tiroideo normal, aunque ocasionalmente uno de los nódulos se vuelve funcional y estructuralmente hiper- 16Sistema endocrino 335 plásico, y secreta T3 y T4. Se desconoce la causa del bocio coloide multinodular, pero es posible que represente una res- puesta desequilibrada de varias partes del tiroides a los niveles fl uctuantes de TSH durante el transcurso de muchos años. Una causa extremadamente rara de crecimiento tiroideo es la tiroiditis de Riedel. En este trastorno ocurre fi brosis extensa, que a menudo se extiende a músculos adyacentes. En el examen clínico el padecimiento puede simular un carci- noma tiroideo. El crecimiento difuso liso de la glándula tiroides suele ser causado por hiperplasia de las células foliculares La hiperplasia folicular causante del crecimiento del órgano en su totalidad puede asociarse con secreción de hormonas tiroideas normal (eutiroidea), aumentada (hipertiroidea), o disminuida (hipotiroidea), dependiendo de los estímulos que producen la hiperplasia. El tipo difuso simétrico de crecimiento puede ser provo- cado por defi ciencia tiroidea alimentaria (bocio endémico), que es el resultado de niveles bajos de yodo en el agua y el suelo locales. La defi ciencia de yodo induce bajos niveles de T3 y T4 en la sangre, lo cual inicia un aumento en la secre- ción de TSH por la hipófi sis. Esto estimula una hiperplasia compensadora de las células foliculares tiroideas en todo el órgano, lo que produce el tipo de crecimiento característico. Este cuadro, que antes se veía en comunidades pequeñas aisladas en áreas montañosas de partes de Europa (de donde provienen nombres como cuello de Derbyshire), es raro en la actualidad en el mundo occidental, aunque aún se ve en pobla- ciones montañosas del Himalaya y los Andes. A pesar de la hiperplasia compensadora, los pacientes son hipotiroideos. La defi ciencia congénita de enzimas también puede ser responsable del bocio parenquimatoso. Surge en ciertos trastornos muy raros, en los que hay defi ciencia en la síntesis de T3 y T4. Por tanto, los pacientes son hipotiroideos, a pesar de los intentos de la hiperplasia compensadora. Sin embargo, la causa más común es la tiroiditis auto- inmunitaria. Hay dos tipos, uno de los cuales (enfermedad de Graves) se asocia particularmente con hipertiroidismo. El otro tipo (tiroiditis de Hashimoto) se asocia con la secreción reducida fi nal de hormona, que a menudo pasa por estados hipertiroideos y eutiroideos transitorios. Estas dos importantes enfermedades se describen con más detalle más adelante. La tiroiditis suele ser causada por infl amación, ya sea viral o autoinmunitaria La infl amación del tiroides, que se denomina tiroiditis, puede ser viral o autoinmunitaria. La tiroiditis viral es rara, y su tipo clínico más común es la tiroiditis de de Quervain. Este cuadro se ve en mujeres jóvenes y de edad madura, como una ligera hinchazón difusa y dolorosa del tiroides, y suele presentarse en asociación con una enfermedad febril transitoria, a menudo durante diver- sas epidemias virales. Muchas de estas pacientes son madres jóvenes cuyos hijos sufren en ese momento de paperas, sarampión u otras enfermedades virales, o se recuperan de ellas. La destrucción infl amatoria de los folículos se asocia fre- cuentemente con una reacción granulomatosa de células gigan- tes en respuesta al coloide que escapa, de aquí el sinónimo de ‘tiroiditis de células gigantes’ o ‘tiroiditis granulomatosa’. La tiroiditis autoinmunitaria comprende la enfermedad de Graves y la tiroiditis de Hashimoto, que se expondrán con más detalle más adelante. Se nota infi ltración linfocítica progresiva del tiroides de los pacientes al envejecer, y es posible que sea un cambio normal con la edad. Sin embargo, algunos pacientes tienen una infi ltración linfocítica focal que excede la que se esperaría por la edad, y este trastorno ha sido llamado a veces tiroiditis linfocítica focal. La secreción excesiva de hormonas tiroideas produce hipertiroidismo El hipertiroidismo es causado por la secreción excesiva de hormonas tiroideas. La enfermedad es común, con preva- lencia de 1a 2% en mujeres de países no defi cientes en yodo, que en su mayor parte padecen de enfermedad autoinmu- nitaria del tiroides (enfermedad de Graves). La mayoría de las características clínicas (conocidas colectivamente como tirotoxicosis) (fi gura 16-6) son manifestaciones de un metabolismo basal permanentemente elevado, y los cam- bios patológicos que ocurren son pérdida de grasa subcu- tánea, reducción de masa de músculo esquelético, y a veces miocardiopatía. Además, puede ser visible o palpable un crecimiento de la glándula tiroides (bocio). a b Figura 16.5 Bocio coloide multinodular. (a) Aspecto macroscópico. (b) Histología a bajo aumento. Los nódulos en el bocio multinodular están compuestos por folículos tiroideos hiperplásicos. Muchos generan coloide, otros son sólidos y de color crema. La degeneración quística y la fi brosis son comunes. 16 PATOLOGÍAPatología clínica 336 La tirotoxicosis puede ser causada por un nódulo autó- nomo de tejido tiroideo hiperactivo que está fuera del con- trol de la TSH. Este nódulo autónomo ‘caliente’ puede ser un adenoma tiroideo solitario, o un componente de un crecimiento multinodular del tiroides (bocio multinodular; fi gura 16-5). La enfermedad de Graves es la causa más importante de hipertiroidismo La enfermedad de Graves es una forma de tiroiditis auto- inmune (fi gura 16-8a), que se presenta con crecimiento difuso del tiroides, exoftalmía (ojos protuberantes a causa de expansión de estructuras retroorbitarias por tejido adiposo y fi broblastos, que expresa de manera aberrante receptores de TSH de superfi cie), mixedema pretibial e hipocratismo de los dedos. La enfermedad es más común en adultos jóve- nes, particularmente mujeres. En los pacientes con enfermedad de Graves puede detectarse una variedad de autoanticuerpos, como anticuer- pos contra receptor tiroideo, peroxisomas tiroideos o tiro- globulina. De éstos, probablemente los más importantes son los anticuerpos contra diversos epítopes del receptor de TSH. El anticuerpo que se detecta con más frecuencia, la inmunoglobulina estimulante del tiroides (TSI), se fi ja al receptor de TSH y activa la adenilciclasa, con lo cual activa constitutivamente la producción de hormona tiroi- dea. La enfermedad parece ser el resultado de una expansión de células B impulsada por células T colaboradoras aberran- tes, que han escapado a los procesos reguladores normales. En los paciente con enfermedad de Graves hay alta inciden- cia del antígenoHLA llamado HLA-DR3, y se producen polimorfi smos del antígeno 4 del linfocito T citotóxico (CTLA4), los cuales se ha sugerido que tienen una función supresora de células T. Un segundo grupo de anticuerpos, conocido como el grupo de inmunoglobulinas estimulantes del crecimiento tiroideo (TGI), también está dirigido con- tra el receptor tiroideo e induce la proliferación del epitelio folicular del tiroides. El tercer grupo de anticuerpos contra el receptor tiroideo se conoce como inmunoglobulinas inhi- bidoras de la fi jación a TSH (TBII). Éstas inhiben la unión de TSH a su receptor y, dependiendo del sitio de fi jación, pueden imitar la acción de la TSH o inhibir la secreción de hormona, por lo cual producen hipertiroidismo o hipotiroi- dismo, dependiendo del sitio de fi jación. La estimulación autoinmune en la enfermedad de Graves da por resultado la división de las células foliculares tiroi- C L a b Figura 16.6 Características clínicas del hipertiroidismo Sensación de calor Aumento de la sudoración Pérdida de peso a pesar de aumento del apetito Debilidad muscular proximal ± temblores Taquicardia, palpitaciones Fibrilación auricular (ocasionalmente) Hipermotilidad intestinal, malabsorción, diarrea Ansiedad e hiperactividad inquieta Mirada fija, amplia, ptosis del párpado C Figura 16.8 Enfermedad de Graves. (a) Fotografía clínica que muestra exoftalmos. (b) Histología. En esta enfermedad el tiroides está infi ltrado focalmente por células linfoides (L). Los folícilos tiroideos hiperplásicos estimulados por anticuerpos están aumentados de tamaño, con núcleos grandes y un aspecto festoneado del coloide (C). Figura 16.7 Hiperplasia tirotóxica. Las células epiteliales están aumentadas en número y tamaño, y los bordes del coloide (C) están festoneados, lo cual indica la remoción activa de coloide almacenado para su transformación en tiroxina. 16Sistema endocrino 337 deas, estimulándolas a dividirse (hiperplasia) y a sintetizar y secretar hormona tiroidea continuamente, fuera del control de la TSH de la hipófi sis. Por tanto, se sintetiza y secreta hormona tiroidea, y se pasa por alto el mecanismo de retroa- limentación normal. El tiroides muestra un crecimiento carnoso difuso, los folículos están recubiertos por células foliculares activas grandes, y la luz de los folículos práctica- mente no contiene coloide almacenado (fi guras 16-7 y 16-8). Otra característica histológica de la enfermedad es la pre- sencia de mayor cantidad de agregados linfoides, incluyendo algunos folículos linfáticos. Este infi ltrado, de conformidad con el mecanismo propuesto arriba, está compuesto predo- minantemente por células T mezcladas con células B, y células plasmáticas maduras secretoras de anticuerpos. La menor producción de hormona tiroidea causa los síntomas y signos físicos del hipotiroidismo (mixedema) En los lactantes, el hipotiroidismo causa el síndrome clínico del cretinismo, que produce una cara abultada y creci- miento de la lengua, rasgos toscos, abdomen globoso y retraso del desarrollo físico y mental. Las causas principales del cretinismo son: • Hipotiroidismo materno no tratado. Esto es raro en la actualidad, gracias a mejores prevención, reconocimiento y tratamiento del hipotiroidismo materno. Todavía es un problema en algunas áreas del mundo, donde se ve el bocio endémico causado por defi ciencia alimentaria de yodo. • Defecto enzimático hereditario. Esta situación produce cretinismo esporádico, por defi ciencia en la síntesis de T3 y T4. En los adultos, el hipotiroidismo se debe casi siempre a autoinmunidad o tratamiento previo de tirotoxicosis. Se presenta en 1 a 2% de las mujeres, con prevalencia cinco a diez veces menor en varones. El hipotiroidismo en adultos se manifi esta como el síndrome llamado mixedema, que es causado por menor metabolismo basal y acumulación de mucopolisacáridos en los tejidos conjuntivos de la piel. Ocurre disminución progresiva de la actividad física y men- tal, letargia y sensibilidad creciente al frío, tumefacción facial, sequedad y aspereza de la piel, adelgazamiento del cabello (en particular de las cejas), agravamiento de la voz y ronquera, así como varias anormalidades internas, en especial insufi - ciencia cardiaca y predisposición a hiperlipidemia y coma hipotérmico. Las principales causas del mixedema son: • Ablación quirúrgica del tiroides, que ordinariamente es resultado de tiroidectomía total por una enfermedad maligna, o tiroidectomía subtotal por enfermedad de Graves hipertiroidea. • Tiroiditis de Hashimoto (véase más adelante). • Algunos tratamientos farmacológicos, por ejemplo litio, sulfonilureas y amiodarona. Sin embargo, muchos pacientes con mixedema se presen- tan por primera vez en una edad avanzada, y sólo unos cuantos tienen un historial de cirugía o enfermedad tiroi- deas previas. En el examen de autopsia tienen uniforme- mente una glándula fi brosa retraída, con muy poco tejido folicular residual, y a menudo sólo un infi ltrado linfocítico escaso, que representa un tiroides en fase terminal. No hay indicios, ni en la historia ni en la histología, sobre la etiología de la disminucón del tamaño de la tiroides, aunque algunos pacientes tienen anticuerpos antitiroideos demostrables. Estos casos se denominan a veces tiroiditis atrófi ca primaria. Se especula que algunos pacientes con la llamada tiroiditis linfocítica focal pueden avanzar a este estado, como también pueden hacerlo pacientes con tiroi- ditis de Hashimoto subclínica o tiroiditis de de Quervain previa. Una asistente de tienda de 34 años de edad se quejó de sudores nocturnos y palpitaciones. Había perdido 10 kg de peso durante los seis meses anteriores. Tiroxina libre 42 pmol/L (12 a 26) Triyodotironina libre 12 pmol/L (3.3 a 7.5) Hormona estimulante del tiroides (TSH) <0.1 mU/L (0.4 a 6.3) Esta paciente tiene enfermedad de Graves, caracterizada por niveles altos de tiroxina libre que suprimen la secreción de hormona estimulante del tiroides. El trastorno es causado por autoanticuerpos que se fi jan a receptores de TSH en la glándula tiroides. Pocas veces es necesario medir el nivel de estos anticuerpos para establecer el diagnóstico. Los autoanticuerpos contra microsomas tiroideos y tiroglobulina son más fáciles de medir, y frecuentemente se presentan en niveles elevados en la enfermedad de Graves, aunque no son específi cos de este trastorno. Una mujer de 44 años consulta a su médico general por falta de energía. Tiroxina libre 4 pmol/L (12 a 26) Hormona estimulante del tiroides (TSH) 56 mU/L (0.4 a 6.3) Esta paciente tiene hipotiroidismo primario, con niveles bajos de secreción de hormona tiroidea a pesar del aumento masivo en la producción de TSH por la hipófi sis. Una elevación de TSH en la sangre es un sensible marcador temprano de insufi ciencia tiroidea, y la medición de TSH es valiosa para vigilar la idoneidad del tratamiento de reemplazo hormonal tiroideo. Datos relevantes Hipertiroidismo Datos relevantes Hipotiroidismo 16 PATOLOGÍAPatología clínica 338 La tiroiditis de Hashimoto es una tiroiditis autoinmunitaria destructiva que conduce a hipotiroidismo La enfermedad de Hashimoto es más frecuente en la edad madura, y es hasta 20 veces más común en mujeres. Es la causa más común de hipotiroidismo en Europa y en EUA, y constituye un ejemplo de enfermedad autoinmune espe- cífi ca de un órgano que tiene tanto componentes celulares como humorales. El componente celular, en gran medida responsable de la destrucción del parénquima glandular, está compuesto por células T citotóxicas, mientras que el componente humoral deriva de una población de células B que secretan inmunoglobulinas de unión al receptor de TSH inhibidor. Estos anticuerpos inhiben la activación del epitelio tiroideo, dando lugar a hipotiroidismo. También se producen anticuerpos contra tiroglobulina y peroxidasa tiroidea, probablemente como consecuencia de exposición a antígenos previamentesujetos a secuestro inmunitario. La enfermedad de Hashimoto se observa en especial en aso- ciación con HLA-DR5 y HLA-B8. Las manifestaciones clínicas iniciales incluyen crecimiento difuso del tiroides, a veces con una fase preliminar de hiper- tiroidismo, pero cuando la mayoría de los pacientes buscan atención médica, ya han pasado por las fases hipertiroidea y eutiroidea, y de manera progresiva se hacen hipotiroideos. En el examen clínico, el tiroides suele estar simétrica- mente crecido y fi rme, con superfi cie abultada. Como resul- tado de la desaparición del coloide pardo (rico en yodo) y su reemplazo por linfocitos, la superfi cie de corte es blanca (fi gura 16-9), no del color pardo normal. Es posible que algunos casos de tiroiditis de Hashimoto avancen a tiroiditis atrófi ca primaria. La demostración de los anticuerpos antitiroideos en el laboratorio constituye la base del diagnóstico de tiroiditis de Hashimoto, lo que hace innecesaria la biopsia. Los pacientes con tiroiditis de Hashimoto (y con enfer- medad de Graves) muestran una alta incidencia de otras enfermedades autoinmunes (como vitiligo, lupus eritematoso sistémico (LES), etc.). Los nodulos solitarios de la tiroides suelen requerir extirpación para confi rmar su naturaleza Como la mayoría de los tumores epiteliales malignos de la tiroides se presenta inicialmente como un nódulo solitario, suele ser necesario practicar una escisión quirúrgica com- pleta, con un margen seguro de tejido tiroideo normal. Sin a b a b Figura 16.10 Adenoma tiroideo solitario. Un nódulo ovoide simple bien circunscrito parcialmente marrón ocupa un polo del tiroides (a). La histología del borde del nódulo (b) muestra que el adenoma está compuesto, cuando menos en parte, por folículos grandes llenos de coloide (adenoma coloideo). Otras variantes pueden ser más celulares. Figura 16.9 Enfermedad de Hashimoto. La tiroides está crecida difusamente, con lesiones nodulares (a) y una superfi cie de corte blanca, carnosa, a causa de infi ltración linfocítica y el reemplazo del coloide marrón. La histología (b) muestra infi ltración linfocítica folicular y difusa, con obstrucción de folículos tiroideos. 16Sistema endocrino 339 embargo, con frecuencia se puede hacer un diagnóstico preopertorio preciso después del examen citológico de células obtenidas por aspiración con aguja fi na del nódulo. Los nódulos solitarios palpables del tiroides pueden ser causados por un: • Nódulo desproporcionadamente grande en un bocio multinodular. • Adenoma tiroideo solitario (fi gura 16-10), que puede estar lleno de coloide o tener un patrón folicular más celular. Este último puede parecer carnoso en la suprfi cie de corte. • Tumor tiroideo maligno (principalmente carcinomas derivados del epitelio folicular). Sólo el examen histológico puede distinguir esos tumores del adenoma tiroideo solitario con el patrón más celular. Hay tres tipos de tumores malignos derivados de las células foliculares tiroideas Los tres tipos principales de tumores malignos derivados de las células foliculares tiroideas (fi gura 16-11) tienen evolución natural, comportamiento y pronóstico muy dis- tintos. El tipo más común es el carcinoma papilar (70 a 80% de los casos), un tumor bien diferenciado que ocurre más frecuentemente en adultos jóvenes. Histológicamente, las células están dispuestas en proyecciones papilares, y las célu- las epiteliales individuales son grandes, con núcleos centra- les claros. El tumor a menudo es multifocal dentro del tiroides, y tiende a metastatizar por vía linfática a los ganglios del cuello. Es de crecimiento lento y tiene pronóstico exce- lente; aun las metástasis crecen con lentitud y pueden curar con resección quirúrgica. a b dc Figura 16.11 Carcinoma tiroideo. (a) Esta muestra macroscópica revela un carcinoma tiroideo que exhibe extensa propagación local. La fl echa superior revela su extensión hacia arriba, hasta abarcar la laringe, y la fl echa inferior muestra su crecimiento posterior hasta infi ltrar, comprimir y distorsionar la tráquea. Este tipo de crecimiento es característico del carcinoma anaplásico en el anciano. Este paciente sólo presentó síntomas durante ocho semanas antes de su muerte. (b) Esta micrografía muestra el carcinoma papilar tiroideo típico, con las células tumorales sobre un tallo vascular que producen el patrón vascular característico. En ocasiones el tallo estromal contiene calcifi caciones (cuerpos ‘psamoma’). (c) Esta micrografía muestra un carcinoma tiroideo folicular típico en la mitad superior. Aunque el tumor intenta reproducir el modelo folicular del tiroides normal, es mucho más celular, con menos coloide (rosado) formado. La fl echa indica donde el tumor ha invadido un vaso sanguíneo cercano, lo que es una indicación importante de que el tumor es maligno, y no un adenoma benigno. (d) Histología del carcinoma anaplásico. El tumor está compuesto por células redondas pequeñas indiferenciadas, dispuestas en láminas, sin evidencia alguna de diferenciación folicular o papilar. Puede ser difícil distinguir histológicamente este tipo de tumor de un linfoma sin la ayuda de la inmunohistoquímica. 16 PATOLOGÍAPatología clínica 340 El carcinoma folicular (10 a 25% de todos los casos) suele afectar a personas de edad madura. Metastatiza a tra- vés del torrente sanguíneo y es uno de los tumores que de forma característica se propaga al hueso. Los pacientes pue- den presentarse con una fractura espontánea a causa de una metástasis antes de que el tumor principal se detecte. Tiene buen pronóstico. Confi nado por completo a personas de edad avanzada, el carcinoma anaplásico (<5% de todos los casos) crece con mucha rapidez e invade extensamente tejidos cercanos al tiroides, como la tráquea y los tejidos blandos del cuello. Puede presentarse como una masa tiroidea que crece rápi- damente causando compresión traqueal o invasión de la vena yugular. El pronóstico es muy desfavorable. Las células del tumor, que suelen ser pequeñas, indiferenciadas y redondas, deben distinguirse histológicamente del linfoma maligno, el cual también puede afectar el tiroides de individuos de edad avanzada, aunque responde mejor al tratamiento. La única anormalidad signifi cativas de las células parafoliculares o ‘C’ del tiroides es el tumor conocido como ‘carcinoma medular’ El carcinoma medular (5% de todos los casos) tiene las características de un tumor neuroendocrino, y está com- puesto por células pequeñas que contienen gránulos neu- roendocrinos. Una característica inusual es la presencia ocasional de amiloide en el estroma de soporte. Estos tumores se presentan en personas de edad madura y mayo- res, y ocasionamente se ven en niños y adultos jóvenes como componentes del síndrome de neoplasia endocrina múltiple (NEM) tipos IIa y IIb (véase más adelante). Los tumores son de crecimiento lento, metastatizan a gan- glios linfáticos cercanos (fi gura 16-12), y generalmente tie- nen buen pronóstico. Los que ocurren en pacientes con el síndrome NEM a veces son más agresivos, y se asocian con un pronóstico menos favorable, aunque este último suele deberse a los efectos adversos de otros tumores endocrinos más que al del tiroides. Los tumores secretan calcitonina, y el diagnóstico puede apoyarse en la demostración de niveles elevados de calcitonina en la sangre. El aumento de calci- tonina no produce manifestaciones sistémicas. PARATIROIDES Las glándulas paratiroides son glándulas endocrinas pequeñas cuya única función es secretar hormona paratiroidea Hay cuatro (y a veces hasta ocho) glándulas paratiroides, que suelen estar situadas cerca de la tiroides. Dos glándulas están cerca de los polos superiores de los lóbulos tiroideos derecho e izquierdo, y las otras están situadas cerca de los polos inferiores, aunque su posición es variable; puede haber glándulas paratiroides dentro del tejido de la glándula tiroi- des y en el remanentede grasa tímica debajo de la tiroides y en el mediastino. Esta localización variable reviste impor- tancia clínica, porque las enfermedades paratiroideas de mayor relevancia se tratan quirúrgicamente, y las glándulas son difíciles de encontrar, en particular porque las parati- roides normales son demasiado pequeñas (unos 5 � 3 � 2 mm). La hormona paratiroidea (PTH), secretada por las célu- las principales, es importante en el equilibrio del calcio, y actúa en dos sitios principales: • La superfi cie ósea, donde estimula principalmente la resorción del hueso mineralizado, estimulando inicialmente a los osteoclastos para producir el factor activador del osteoclasto, con lo cual libera de manera indirecta calcio al torrente sanguíneo, e induce la activación del osteoclasto. • Los túbulos renales, donde estimula la resorción preferencial de iones calcio en la orina, minimizando la resorción de iones fosfato. También cataliza la producción de 1,25-dihidroxivitamina D a partir de un precursor menos activo (pág. 538). Además, la PTH inhibe la resorción de sodio y bicarbonato y, por tanto, tiene un efecto diurético y puede provocar acidosis hiperclorémica. También reduce la depuración renal de ácido úrico y, por tanto, el hiperparatiroidismo se asocia también con hiperuricemia y gota. La producción de 1,25-dihidroxivitamina D por el riñón tiene importancia vital en el control de la absorción intestinal de calcio y fósforo. a b A A Figura 16.12 Carcinoma medular de tiroides. El tumor (a) se presentaba como un nódulo solitario en la tiroides, pero había un tumor metastásico en un ganglio linfático del cuello en el momento de la presentación. La histología (b) muestra un patrón de crecimiento neuroendocrino, con células tumorales y grandes masas de amiloide en el estroma (A). 16Sistema endocrino 341 En general, el aumento en la secreción de PTH incre- menta los niveles de calcio en el suero, y su secreción redu- cida disminuye los niveles séricos de calcio. Las variaciones de los niveles de calcio en suero suelen mantenerse dentro de los límites fi siológicos normales por medio de la variación limi- tada de la secreción de PTH. Un aumento o reducción inapropiados en la secreción de PTH inducen un incre- mento (hipercalcemia) o reducción (hipocalcemia) pato- lógicos en los niveles séricos de calcio. Los cambios óseos por exceso en la actividad de la PTH se exponen en el capítulo 24. El aumento en la secreción de PTH suele ser causado por la presencia de un adenoma paratiroideo benigno El adenoma paratiroideo suele ser un tumor solitario que afecta sólo una de las paratiroides, mientras que las otras a menudo muestran atrofi a. Por lo común los tumores son pequeños, y muy rara vez son palpables en el cuello; los principales síntomas de presentación se deben a la secreción excesiva de hormona paratiroidea (paratiroidismo prima- rio), que produce los síntomas y signos de hipercalcemia. Las características histológicas del adenoma paratiroideo se muestran en la fi gura 16-13b. Los tumores paratiroideos malignos, con invasión y propagación metastásica, son muy raros, aunque algunos adenomas paratiroideos pueden mostrar considerable poli- morfi smo y atipia nuclear y citoplásmica. El adenoma paratroideo primario es sólo una de las posi- bles causas de hipercalcemia (fi gura 16-14a). Es poco común que, el hiperparatiroidismo primario sea el resultado de hiperplasia difusa de las paratiroides, es más frecuente que lo hago un tumor solitario. La hiperplasia difusa de todas las glándulas paratiroides suele ser una respuesta compensadora a los niveles de calcio persistentemente bajos La causa más común de hiperplasia compensadora de las paratiroides es insufi ciencia renal, en la cual la pérdida excesiva de calcio en la orina conduce a una hipocalcemia sérica persistente (fi gura 16-15). La hiperplasia paratiroidea produce aumento de la secre- ción de PTH, la cual moviliza calcio del hueso estimulando el aumento de la actividad osteoclástica. Sin embargo, el calcio así liberado sólo acerca a la normalidad el nivel sérico de calcio, sin producir nunca hipercalcemia. Este meca- nismo compensador se llama hiperparatiroidismo secun- dario, y se asocia con niveles normales o bajos de calcio en el suero. Muy raramente, puede surgir un adenoma parati- roideo autónomo en una de las paratiroides hiperplásicas (hiperparatiroidismo terciario). Varón de 42 años de edad con cálculos renales recurrentes. Plasma Calcio 2.92 mmol/L (2.2 a 2.6) 11.6 mg/L (8.5 a 10.3) Fosfato 0.51 mmol/L (0.7 a 1.4) Albúmina 43 g/L (35 a 50) 4.3 g/dL (3.5 a 5.0) Fosfatasa alcalina 270 U/L (80 a 280) Hormona paratiroidea 75 ng/L (10 a 55) Hiperparatiroidismo y enfermedad maligna son las dos causas más comunes de hipercalcemia, y pueden distinguirse determinando los niveles de la hormona paratiroidea (PTH) plasmática. Estos son bajos en la hipercalcemia debida a cáncer, y altos o en el límite normal superior en pacientes con hiperparatiroidismo, como este varón. El fosfato plasmático puede ser bajo en ambos trastornos, pero los niveles de fosfato están elevados en pacientes con deterioro renal por cualquier causa. Los niveles de fosfatasa alcalina están aumentados en una minoría de pacientes con hiperparatiroidismo primario. Hypercalcemia Figura 16.13a Causas de hipercalcemia Tumor metastásico ampliamente propagado al hueso Destrucción de hueso esponjoso porque el tumor libera calcio Adenoma paratiroideo El aumento de la secreción de PTH libera calcio del hueso por resorción osteoclástica Mieloma múltiple Los tumores de células plasmáticas en el hueso medular liberan calcio del hueso erosionado Secreción ectópica de PTH Algunos tumores, como el carcinoma pulmonar de células pequeñas, segregan PTH Intoxicación con vitamina D Sarcoidois Síndrome de leche y álcali Raros Figura 16.13b Efectos patológicos de la hipercalcemia Depósito de calcio en los túbulos renales (nefrocalcinosis) Cálculos renales Calcificación excesiva de vasos sanguíneos Calcificación de las córneas Datos relevantes Hiperparatiroidismo primario 16 PATOLOGÍAPatología clínica 342 a b Masculino de 83 años que vivía solo, rara vez cocinaba, y comía principalmente pan y galletas. Plasma Calcio 1.93 mmol/L (2.2 a 2.6) Fosfato 0.50 mmol/L (0.7 a 1.4) Albúmina 36 g/L (35 a 50) Fosfatasa alcalina 410 U/L (80 a 280) PTH 85 ng/L (10 a 55) La hipocalcemia, causada en este paciente por defi ciencia de vitamina D, produce hiperparatiroidismo secundario. El aumento resultante en la actividad osteoclástica se refl eja en los niveles elevados de fosfatasa alcalina. La supresión de la resorción renal de fosfato causa hipofosfatemia. Hypocalcemia Figura 16.16 Causas de hipocalcemia Insuficiencia renal crónica Por pérdida excesiva de calcio y retención de fosfato por el riñón deficiente. Esto se compensa a menudo con hiperparatiroidismo secundario y enfermedad de los huesos (pág. 538) Hipoparatiroidismo Extirpación quirúrgica, enfermedad autoinmune Deficiencia de vitamina D Conduce a osteomalacia y raquitismo (capítulo 24) a b c Figura 16.15 Hiperplasia paratiroidea. (a) Fotografía de la cara posterior de la glándula tiroides tomada en el examen de autopsia de un hombre que murió de insufi ciencia renal crónica no tratada; se observa crecimiento de todas las paratiroides (fl echas). (b) La paratiroides hiperplásica es casi idéntica histológicamente al adenoma paratiroideo de la fi gura 16-13b; compárese la celularidad con la de la paratiroides normal en la fi gura 16-13 (c). Figura 16.14 Adenoma paratiroideo. (a) Adenoma paratiroideo de 1 cm extirpado de un paciente con hipercalcemia. (b) El borde del adenoma paratiroideo muestra una masa sólida de células paratiroideas. (c) La paratiroides normal muestra que las células productoras de hormona normalmente comprenden sólo una pequeña parte de la glándula, y el resto es tejidoadiposo. Datos relevantes Hiperparatiroidismo secundario 16Sistema endocrino 343 El hiperparatiroidismo primario suele ser clínicamente silencioso De ordinario, el hiperparatiroidismo produce un aumento clínicamente silencioso en los niveles séricos de calcio ioni- zado, que puede simular la hipercalcemia que es común ver asociada a la infi ltración ósea por una metástasis tumoral. Los trastornos pueden distinguirse bioquímicamente, por- que la hipercalcemia producida por el hiperparatiroidismo se acompaña de una elevación de PTH, mientras que en las lesiones malignas, los niveles de PTH son apenas detectables. Como consecuencia de la detección temprana de la hiper- calcemia, los síntomas tradicionales de dolor de huesos por erosión y fractura del hueso trabecular, y los ‘tumores pardos’ (pág. 540), se encuentran ahora raramente. Sin embargo, puede haber varios síntomas y signos que no son exclusivos del hiperparatiroidismo, como estreñimiento y náuseas, úlcera péptica, pancreatitis, cálculos biliares, y debilidad muscular e hipotonía. También puede haber presentaciones psiquiá- tricas, incluyendo depresión. Por tanto, es esencial que se practiquen las pruebas de funcionamiento tiroideo y para- tiroideo y se mida el calcio sérico en todos los pacientes que se presenten con depresión y otros trastornos psiquiátricos. El hipoparatiroidismo casi siempre es resultado de la ablación quirúrgica de las glándulas paratiroides Las glándulas paratiroides pueden ser resecadas de manera inadvertida o deliberada durante la cirugía del tiroides. Si no se se extirpan, pueden ser lesionadas en el procedimiento quirúrgico, o por interferencia con su riego sanguíneo. Con frecuencia mucho menor, las glándulas paratiroides son lesionadas por un proceso patológico autoinmune (enfermedad paratiroidea autoinmune) asociado con la pesencia de un anticuerpo, lo que suele ocurrir en pacien- tes que tienen otra enfermedad endocrina autoinmune, como la tiroidits de Hashimoto (pág. 338) o la enfermedad de Addison (pág. 345). El decremento en la secreción de PTH causa un descenso del calcio sérico, con un correspondiente aumento en los niveles séricos de fosfato. El hipoparatiroidismo es sólo una de las causas de hipocalcemia (fi gura 16-16). El hipoparatiroidismo se presenta comúnmente con sig- nos de irritabilidad neuromuscular, que incluyen sensación de hormigueo, espasmos musculares, tics faciales y espasmo carpopedio sostenido. También puede haber arritmias car- diacas o convulsiones, o ambas cosas. También puede detec- tarse calcifi cación distrófi ca en los tejidos. GLÁNDULA SUPRARRENAL La glándula suprarrenal tiene dos componentes endocrinos distintos: la corteza y la médula La corteza suprarrenal (fi gura 16-17) sintetiza, almacena y secreta tres grupos principales de hormonas, todas las cua- les son hormonas esteroideas, sintetizadas a partir de colesterol. • Hormonas glucocorticoides, por ejemplo hidrocortisona en la zona fasciculada y la zona reticular. • Hormona mineralocorticoide (aldosterona), en la zona glomerular. • Esteroides sexuales, en la zona reticular. La médula suprarrenal deriva embriológicamente de la cresta neural ectodérmica, y es parte del sistema nervioso simpático. Sintetiza y secreta las aminas vasoactivas adrena- lina y noradrenalina (epinefrina y noreprinefrina). La producción excesiva de hormonas de la corteza suprarrenal suele deberse a hiperplasia o tumor La producción de hidrocortisona y esteroides sexuales por la corteza suprarrenal es controlada por la ACTH secretada por la hipófi sis; la secreción de aldosterona se controla a través de la producción de renina en el aparato yuxtaglo- merular del riñón (pág. 356). La produccion excesiva de ACTH, por ejemplo por un adenoma hipofi sario secretor de ACTH, estimula el aumento en número, tamaño y actividad secretora de las células de la corteza suprarrenal, C ZR ZF ZG Figura 16.18 Hiperplasia corticosuprarrenal. La suprarrenal de la derecha es normal, la de la izquierda muestra hiperplasia. Figura 16.17 Corteza suprarrenal normal. Microfotografía que muestra las tres zonas bien defi nidas de la corteza suprarrenal: la zona glomerular (ZG), la zona fasciculada (ZF) y la zona reticular (ZR). Estas zonas están envueltas por una cápsula (C). 16 PATOLOGÍAPatología clínica 344 lo que ocasiona hiperplasia corticosuprerrenal (fi gura 16-18), que puede ser difusa o nodular. La producción excesiva descontrolada de homonas de la corteza suprarrenal puede causar síndome de Cushing o síndrome de Conn (véase Puntos clave). El adenoma corticosuprarrenal es un tumor amarillo bien circunscrito (fi gura 16-9) en la corteza suprarrenal, que suele medir 2 a 5 cm de diámetro. El color del tumor, como el de la totalidad de la corteza suprarrenal, se debe a los lípidos almacenados (principalmente colesterol), a partir de los cuales se sintetizan las hormonas corticales. Estos tumores son hallazgos incidentales frecuentes en exámenes de autopsia, y no parecen haber producido trastorno meta- bólico signifi cativo; sólo un porcentaje muy reducido pro- ducen síndrome de Cushing. Sin embargo, estos adenomas, aparentemente ‘no funcionales’, se encuentran con mayor frecuencia en personas obesas de edad avanzada, que a menudo son hipertensas. Hay cierto debate sobre la posi- bilidad de que realmente representen nódulos en la hiper- plasia cortical nodular difusa. Muy ocasionalmente, un verdadero adenoma corticosupra- rrenal se asocia con las manifestaciones clínicas del síndrome de Conn, y puede mostrarse que secreta mineralocorticoides. El carcinoma corticosuprarrenal es raro, y prácticamente cada caso se asocia con producción excesiva de hormonas, • Provocado por exceso de esteroides, cuya causa más común es la administración terapéutica de corticosteroides. También puede resultar de un adenoma hipofi siario (el cual produce secreción excesiva de ACTH), un adenoma suprarrenal, secreción ectópica de ACTH (p. ej., por carcinoma pulmonar), y carcinoma corticosuprarrenal. • Afecta la mayor parte de los sistemas, incluyendo facies típica (cara de luna), con acné e hirsutismo; osteoporosis grave, a menudo con colapso vertebral; miopatía (debilitamiento y desgaste muscular); fragilidad de la piel y reparación defi ciente de heridas; obesidad del tronco con estrías; ulceración péptica, hipertensión y diabetes; hipopotasemia; y trastornos psiquiátricos. • El diagnóstico se basa en las características clínicas y la demostración de niveles plasmáticos elevados de cortisol. • La causa se determina con prueba de supresión de dexametasona, observación por IRM y TC de la hipófi sis y las glándulas suprarrenales, y análisis minucioso del nivel de ACTH en sangre (alto: adenoma hipofi siario o fuente ectópica de ACTH; bajo: tumor suprarrenal primario). • Causado por secreción excesiva del mineralocorticoide aldosterona, que es autónoma (aldosteronismo primario). La secreción excesiva de aldosterona por los niveles plasmáticos excesivos de renina (aldosteronismo secundario) es más común, p. ej., en cirrosis hepática, síndrome nefrótico. • El aldosteronismo primario es causado casi invariablemente por un adenoma corticosuprarrenal. • Los efectos incluyen retención de sodio y agua (en conjunto, esto conduce a hipertensión sistémica) y pérdida urinaria excesiva de potasio (que induce el riesgo de arritmias cardiacas). • El diagnóstico se basa en establecer la presencia de hiperaldosteronismo por estimaciones de los electrólitos en la sangre (alto Na+, bajo K+, alcalosis metabólica), y se confi rma por la detección de niveles plasmáticos elevados de aldosterona y la observación de un adenoma corticosuprarrenal por TC o IRM. El nivel de renina es bajo en el síndrome de Conn y alto en el aldosteronismo secundario. Figura 16.19 Adenoma corticosuprarrenal. La suprarrenal contiene un adenoma amarillo, solitario, bien circunscrito, derivadode la corteza. Puntos clave Síndrome de Cushing Puntos clave Síndrome de Conn 16Sistema endocrino 345 por lo común glucocorticoides y esteroiodes sexuales. Como resultado, con frecuencia los pacientes tienen características de síndome de Cushing mezcladas con efectos andrógenos, que son particularmente reconocibles en mujeres. Los tumores suelen ser grandes y de color blanco amarillento, y son comunes invasión local y propagación metastásica. La secreción ectópica de ACTH puede estar asociada con tumores no suprarrenales, en particular el carcinoma de células avenulares de los bronquios y algunos tumores car- cinoides. En casos del tumor bronquial altamente maligno, los síntomas son principalmente metabólicos, con hipopo- tasemia, alcalosis y deterioro de la tolerancia a la glucosa. El paciente rara vez sobrevive el tiempo sufi ciente para desarrollar las características físicas del síndome de Cushing, aunque éstas y la hipertensión pueden presentarse cuando la secreción inapropiada se debe a un de comportamiento menos agresivo. La insufi ciencia coticosuprarrenal crónica produce enfermedad de Addison La enfermedad de Addison es causada por insufi ciencia corti- cosuprarrenal crónica que ocasiona defi ciencia de glucorti- coides y mineralocorticoides. Las principales características de la enfermedad son hiponatremia e hiperpotasemia con deshidratación crónica; hipertensión, a menudo notable- mente postural; letargia y debilidad; vómito y pérdida del apetito; y pigmentación oscura de la piel y la mucosa bucal. La causa más común de enfermedad de Addison es destruc- ción de la corteza de ambas suprarrenales por adrenalitis autoinmune, asociada frecuentemente a enfermedad tiroi- dea autoinmune (págs. 337 a 338 y 343), gastritis autoin- mune y otras enfermedades autoinmunes de órganos endocrinos. Otras causas son tuberculosis suprarrenal bila- teral, infecciones micóticas, y destrucción suprarrenal por tumor, aunque todas ellas son raras. La insufi ciencia corticosuprarrenal aguda suele ser causada por infarto hemorrágico, pero puede ser yatrógena La necrosis hemorrágica bilateral de las suprarrenales suele asociarse con coagulación intravascular diseminada. Es una característica de la septicemia grave, en particular septice- Una mujer de 45 años de edad, con el antecedente de debilidad y pérdida de peso progresivas durante un periodo de meses, es vista por su médico general. Plasma Sodio 129 mmol/L (135 a 145) Potasio 6.2 mmol/L (3.5 a 5.3) Urea 9 mmol/L (1.0 a 6.5) Creatinina 125 μmol/L (60 a 120) Cortisol plasmático 4 a 22 μg/dL (110 a 607 nmol/L) am 3 a 17 μg/dL (83 a 469 nmol/L) pm La defi ciencia de mineralocorticoide por insufi ciencia corticosuprarrenal causa pérdida de sodio de los túbulos renales distales, dando como resultado, hiponatremia. La pérdida de agua asociada conduce a deshidratación y reducción del fl ujo sanguíneo renal, lo que se refl eja en la leve uremia. Los iones potasio e hidrógeno se retienen en los túbulos distales, y es común observar hiperpotasemia y acidosis metabólica. La defi ciencia de glucocorticoides puede producir hipoglucemia. Se practicó una prueba corta de Synachten: Basal Cortisol plasmático 54 nmol/L Se administraron 250 μg de Synachten por vía intramuscular 30 minutos después Cortisol plasmático 71 nmol/L Synachten es un análogo sintético del ACTH. Una respuesta normal a Synachten muestra una elevación de cortisol en el plasma de cuando menos 200 nmol/L respecto al valor basal. La falta de una respuesta adecuada en este paciente confi rma el diagnóstico de insufi ciencia suprarrenal. Datos relevantes Insufi ciencia corticosuprarrenal crónica Figura 16.20 Síndrome de Waterhouse-Friderichsen. Tomadas de un niño con septicemia meningocócica, ambas suprarrenales muestran necrosis hemorrágica aguda que condujo a insufi ciencia suprarrenal aguda. 16 PATOLOGÍAPatología clínica 346 mia meningocócica, en la cual se le conoce como ‘síndrome de Waterhouse-Friederichsen (fi gura 16-20). Hay choque hipovolémico e hipertensivo, con hipoglucemia, y riesgo alto de muerte súbita. Puede presentarse insufi ciencia corticosuprarrenal aguda iatrógenica cuando el tratamiento prolongado con dosis altas de corticosteroides se suspende de forma repentina. El tratamiento prolongado con corticosteroides hace que se suprima la producción endógena normal de esteroides por la corteza suprarrenal, la cual se atrofi a notablemente. El cese súbito de la terapia con esteroides exógenos provoca insufi ciencia corticosuprarrenal aguda (crisis suprarrenal), con choque hipovolémico e hipertensivo, hipoglicemia y riesgo de muerte súbita. Los tumores de la médula suprarrenal pueden producir un exceso de adrenalina y noradrenalina o de sus productos de desdoblamiento Los dos tipos principales de tumor de la médula suprarrenal son los feocromocitomas (que ocurren en adultos) y los neuroblastomas (que ocurren en niños). Los neuroblasto- mas se describen en una sección posterior, en las páginas 350 a 351. El feocromocitoma es un tumor de las células secretoras de adrenalina y noradrenalina (epinefrina y norepinefrina) de la médula suprarrenal. Produce niveles altos de una o ambas hormonas y sus productos de desdoblamiento, ácido vani- lilmandélico (VMA) y ácido homovanílico (HVA), que son ambos secretados en la orina y pueden estimarse como una prueba diagnóstica. El tumor suele ser esférico (fi gura 16-21) y menor de 5 cm de diámetro. Tiene superfi cie de corte pálida, cremosa, que cambia a un color pardo oscuro casi instantáneamente al exponese al aire debido a la oxigenación de los pigmentos del tumor. A pesar del hecho de que el tumor suele ser pequeño y no metastásico, es un trastorno peligroso con alta mortalidad perioperatoria. La producción excesiva de aminas ocasiona hipertensión, que a menudo es inicialmente paroxística y asociada con cefaleas intensas, pero con el tiempo la hipertensión se vuelve constante. Puede haber insufi ciencia cardiaca intra- table, a menudo inexplicable. El feocromocitoma es una de las causas de hipertensión sistémica tratable con cirugía. Los tumores bilaterales se ven con más frecuencia en pacientes con los síndromes NEM tipos IIA y IIB (pág. 349). En raras ocasiones el feocromocitoma ocurre en tejido simpático extrasuprarrenal, principalmente en el área retro- peritoneal, a lo largo de la aorta abdominal (órgano de Zuckerkandl). a b Figura 16.21 Feocromocitoma. (a) La suprarrenal contiene un tumor pardo esférico bien circunscrito, con pequeños focos de hemorragia. (b) La histología muestra un tumor neuroendocrino típico, con células que recuerdan las de la médula suprarrenal normal. Femenino de 38 años con crisis de angustia (ataques de pánico). Su presión arterial era alta (170/105), y no se controlaba con las dosis ordinarias de bloqueadores β antihipertensivos. Excreción de catecolaminas en orina de 24 h Adrenalina 170 nmol/día (hasta 200)(epinefrina) Noradrenalina 2697 nmol/día (hasta 530)(norepinefrina) VMA 47 μmol/día (hasta 35) La excreción excesiva de catecolaminas por un feocromocitoma produce un incremento en la excreción urinaria de noradrenalina, adrenalina o ambas, y del metabolito de las catecolaminas VMA (ácido vanililmandélico o ácido 3-metoxi-4-hidroximandélico). La medición de las catecolaminas en el plasma es útil si es posible obtener la muestra durante la crisis. Datos relevantes Feocromocitoma 16Sistema endocrino 347 TEJIDO PANCREÁTICO ENDOCRINO La mayor parte del tejido pancreático endocrino está situada en islotes septados Los islotes de células endocrinas, los islotes de Langerhans, están dispersos en la cabeza, el cuerpo y la cola del páncreas, dispuestos entre los acinos del componenete exócrino secre- tosr de enzimas. Los islotes son nidos de células endocrinas con citoplasma granular rosado que contiene gránulos neu- roendocrinos; cada nido tiene una red capilar íntima enla cual se vierten las sececiones de los islotes. Hay un compo- nente endocrino menor distinto de los islotes, con células endocrinas dispersas en los conductos que drenan la secre- sión de los ácinos excretores, particularmente los conductos más pequeños. Las células endocrinas secretan las siguientes hormonas: • Insulina, que permite la transferencia de glucosa sanguínea a las células y estimula la síntesis de glucógeno en higado y músculo esquelético. La insulina disminuye el nivel de glucosa en la sangre, y en ausencia de insulina dicho nivel se eleva y en las células se agota la glucosa. • Glucagon, que se opone a las funciones de la insulina. • Somatostatina, que tiene muchas funciones y se encuentra ampliamente distribuida en todo el cuerpo. En el páncreas inhibe la liberación de insulina y glucagon desde los islotes. En otros órganos, por ejemplo el estómago y el hipotálamo, tiene otras funciones. • Polipéptido pancreático, que es una secreción menor con función desconocida. Más de 60% de las células de los islotes se relacionan con la producción de insulina, y alrededor de 20% con la produc- ción de glucagon. La clasifi cación de las células de los islotes ha sido compleja. Sin embargo, el uso de técnicas inmuno- histoquímicas permite identifi car el producto de una célula individual, y ahora es mejor clasifi car los tipos celulares por su producto secretado, por ejemplo ‘secretora de insulina’. La enfermedad más común e importante asociada con el páncreas endocrino es la diabetes mellitus La diabetes mellitus, causada por daño autoinmune de las células secretoras de insulina, es una enfermedad común e importante asociada con el páncreas endocrino. La diabetes mellitus es un síndrome clínico debido a trastornos del metabolismo de carbohidratos, lípidos y pro- teínas, por la carencia de glucosa intracelular. Esta carencia puede deberse a defi ciencia primaria grave de insulina en la sangre, que conduce a una falla en el transporte de glucosa al interior de las células, o a incapacidad de la glucosa de ingresar en las células como resultado de resistencia de las membra- nas celulares a los efectos de los que pueden ser los niveles normales de insulina circulante. El primer patrón se llama diabetes mellitus tipo I (insu- linodependiente, DMID), y el último, diabetes mellitus a b c T T T Figura 16.22 Tumor de las células de los islotes del páncreas. Esta muestra del páncreas obtenida quirúrgicamente (a) fue tomada de un paciente con síndrome MEN I, y muestra varios tumores (T) de células de los islotes separados. Histológicamente (b) los tumores están compuestos por cordones y nidos de células neuroendocrinas en contacto con tejido pancreático adyacente. La inmunohistoquímica (c) mostró que las células neuroendocrinas estaban produciendo insulina (color marrón). En este caso, el paciente se presentó con ataques hipoglucémicos recurrentes (véase el texto en la página 348). 16 PATOLOGÍAPatología clínica 348 tipo II (no insulinodependiente, DMNID). El tipo I se asocia con lesión autoinmune de las células secretoras de insulina de los islotes de Langerhans, que conduce a defi - ciencia en la secreción de insulina, con producción de altos niveles de glucosa en la sangre. Aunque algunas características de ambos tipos de diabetes mellitus son el resultado de trastornos bioquímicos genera- les, muchas de las manifestaciones clínicas que producen grave morbilidad y mortalidad son complicaciones estruc- turales que afectan múltiples tejidos y órganos por todo el cuerpo. Por tanto, se hace una descripción detallada de la diabetes mellitus en el capítulo dedicado a procesos patoló- gicos sistémicos (capítulo 25). El otro único trastorno importante causado por una anormalidad del componente endocrino del páncreas es el tumor de células de los islotes Los tumores de las células de los islotes del páncreas son ejem- plos de tumores neuroendocrinos. En su mayoría son benig- nos, y producen sus síntomas a través de la secreción excesiva de una hormona específi ca, por lo común insulina. Suelen ser solitarios, pero en los síndromes MEN es su mayor parte son múltiples (fi gura 16-22). El insulinoma produce hipersecreción de insulina con el resultado de ataques de hipoglucemia, a menudo lo sufi - cientemente intensos para producir coma. Los signos pre- vios al coma incluyen confusión y trastornos conductuales (a veces agresividad). El glucagonoma es muy raro. La secreción excesiva de glucagon con frecuencia es asintomática, aunque los pacien- tes pueden estar anémicos, y desarrollar una diabetes secun- daria inexplicable. A veces se presenta un extraño exantema cutáneo característico llamado eritema migratorio necrolítico. Muy raramente, los tumores de células de los islotes secretan hormonas inusuales, como péptido intestinal vaso- activo (VIP) y gastrina (que produce el síndrome de Zollin- ger-Ellison de úlceras pépticas múltiples recurrentes en el estómago e intestino proximal), e incluso ACTH. OVARIO Y TESTÍCULO El ovario en un órgano endocrino importante que produce estrógenos y progesterona El ovario produce cíclicamente estrógeno y progesterona, bajo la infl uencia de la producción cíclica de hormona foliculoestimulante (FSH) y hormona luteinizante (LH) por la hipófi sis, la cual a su vez es estimulada por hormonas hipotalámicas liberadoras de gonadotropina. Complejos ciclos de realimentación en que participan estrógeno, pro- gesterona y el polipéptido inhibina actúan tanto a nivel hipotalámico como a nivel hipofi siario para regular la sín- tesis y liberación de gonadotropina. • Los estrógenos, producidos por el folículo ovárico en maduración, estimulan la proliferación del endometrio, y son responsables del desarrollo y el mantenimiento de las características sexuales secundarias. Los estrógenos también son producidos en pequeñas cantidades por otros componentes del ovario, por ejemplo el estroma y las células hiliares. • La progesterona, producida por el folículo luteinizado (cuerpo amarillo), estimula cambios secretores en el endometrio. La persistencia del cuerpo amarillo después de la concepción induce la persistencia de la secreción de progesterona, esencial para el desarrollo de la decidua y el mantenimiento del embarazo, y también infl uye en la estructura y función mamaria. El desequilibrio de estrógenos y progesterona puede tener efectos patológicos signifi cativos sobre el útero y las mamas, que ocasionan anormalidades menstruales, infertilidad, aborto espontáneo, crecimiento mamario irregular, y el desarrollo de neoplasias mamarias y endometriales. Muchos de estos trastornos se exponen en los capítulos 19 y 20. Los ovarios producen a veces cantidades anormales de andrógenos, que provocan masculinización Aunque los folículos en maduración producen principal- mente estrógenos, éstos (y las células hiliares) también pue- den producir andrógenos. Estas hormonas normalmente se generan en cantidades tan diminutas que no causan un impacto clínico signifi cativo, aunque algunas raras enferme- dades de los folículos o las células hiliares (síndrome de Stein-Leventhal y tumores de células de Sertoli-Leydig; capítulo 19) pueden asociarse con secreción excesiva de andrógeno. Esto induce masculinización con cese de la menstruación, infertilidad, pérdida de las características sexuales secundarias femeninas y adquisición de caracterís- ticas masculinas, como el hirsutismo. También se secretan excesos de estrógenos, pero éstos suelen ser dominados por los efectos de los andrógenos. El componente endocrino de los testículos secreta testosterona Las células intersticiales o células de Leydig, forman el componente endocrino de los testículos. Estas células secretan testosterona, la hormona responsable del inicio de la espermatogénesis en la infancia, y de su mantenimiento en la edad adulta. También es responsable de mantener la estructura y función de los conductos genitalesmasculinos (p. ej., conductos deferentes) y las glándulas secretoras accesorias (p. ej., próstata), y del desarrollo y manteni- miento de los caracteres sexuales secundarios masculinos. El agotamiento de la testosterona es raro, aunque la cantidad secretada disminuye con el envejecimiento La depleción patológica de la testosterona causa pérdida de las características de la masculinidad y reducción de la esper- matogénesis. Es una enfermedad poco común, pero se utliza con mucha frecuencia, realizando una orquiectomía bilateral, que a veces se practica para controlar el cáncer avanzado de la próstata (capítulo 18). Los testículos no des- cendidos continúan produciendo testosterona, aunque pueden ser incapaces de efectuar la espermatogénesis (pág. 398). 16Sistema endocrino 349 Las células de Leydig también tienen la capacidad de secretar estrógenos, pero normalmente lo hacen en cantidades tan reducidas que son dominadas por el efecto de la testoste- rona. No obstante, tumores raros de las células de Leydig (tumor de células intersticiales, pág. 407) frecuentemente secretan cantidades anormales de estrógenos, y pueden pre- sentarse con características de feminización, como pérdida de la libido, pérdida de vello corporal, y ginecomastia. La glándula pineal y el timo secretan hormonas Aunque la glándula pineal y el timo secretan hormonas, las enfermedades de estos órganos que tienen efectos hormo- nales son muy raras. El timo se expone en el capítulo 15. La enfermedad más común del sistema neuroendocrino difuso es la formación de tumores Gracias a los adelantos en la técnica de inmunohistoquí- mica, se ha determinando que muchas células dispersas en superfi cies epiteliales y órganos sólidos son de naturaleza neuroendocrina. Además, se han reconocido muchas de sus hormonas peptídicas y proteínicas. Bajo circunstancias nor- males estas células son paracrinas, es decir, productoras de hormonas que actúan localmente y no pasan a la circulación sanguínea. Sin embargo, algunos tumores vierten cantida- des excesivas de la hormona a la sangre y pueden producir efectos sistémicos, como el tumor carcinoide del tracto gastrointestinal y del síndrome carcinoide (pág. 266, capí- tulo 13). SINDROMES DE NEOPLASIA ENDOCRINA MÚLTIPLE En los síndromes de neoplasia endocrina múltiple (NEM) el paciente genera tumores en varias glándulas endocrinas En los individuos afectados por los síndromes NEM suele existir un claro antecedente familiar de tumores endocrinos múltiples con herencia autosómica dominante. Los pacientes son más jóvenes que los que desarrollan tumores esporádi- cos simples. Los tumores se originan en múltiples órganos, ya sea de manera sincrónica o metacrónica, y a menudo son multifocales. El NEM tipo I se hereda con patrón autosómico domi- nante, y el gen MEN1 es un gen supresor tumoral situado en el cromosoma 11q13. En el síndrome NEM I, los pacientes suelen mostrar una combinación de hiperplasia paratiroidea (95%), tumores de células de los islotes pan- creáticos (>40%) (con frecuencia múltiples), y adenomas hipofi sarios (>30%). Éstas son las características más comu- nes, pero también puede haber adenomas paratiroideos, hiperplasia de las células parafoliculares secretoras de calci- tonina, e hiperplasia corticosuprarrenal. Los pacientes con los síndromes NEM II tienen muta- ciones activadoras del protooncogén RET. Los síndromes NEM II se heredan con patrón autosómico dominante, y el protooncogén RET se localiza en el cromosoma 10q 11.2. Los pacientes con NEM IIA (síndrome de Sipple) tienen una combinación de feocromocitoma (50%) (a veces bilateral) y carcinoma medular del tiroides (casi 100%) que puede ser multifocal; ocasionalmente hay hiperparatiroi- dismo a causa de hiperplasia paratiroidea (30%). Un pequeño subgrupo de los síndromes NEM, NEM IIB (síndrome de William) (llamado a veces NEM III) también muestra abundantes neuromas y ganglioneuromas en las regiones cutánea y submucosa de todo el cuerpo. A diferencia de los pacientes con NEM IIA, estos pacientes no desarrollan hiperparatiroidismo primario. El carcinoma medular del tiroides de la fi gura 16-12 y el tumor de células de los islotes de la fi gura 16-22 corres- ponden a pacientes con síndromes NEM II y NEM I, respectivamente. ENFERMEDADES ENDOCRINAS EN NIÑOS La defi ciencia de hormona del crecimiento en niños produce enanismo hipofi sisario Los niños con enanismo hipofi sario están perfectamente formados pero son muy pequeños, y no crecen al ritmo normal. La edad ósea está retrasada, la voz tiene tono alto, y los órganos genitales son pequeños (lo cual es más apre- ciable en varones). Los individuos afectados tienden a padecer ataques recurrentes de hipoglicemia. Es posible que la anormalidad hipofi saria primaria sea una defi ciencia familiar de hormona del crecimiento, o que haya un tumor remplazando la hipófi sis (p. ej., un adenoma hipofi sario grande o un craneofaringioma); en caso de tumores hay defi ciencia de otras hormonas del lóbulo anterior de la hipófi sis. El hipotiroidismo en los niños causa cretinismo El cretinismo se expuso anteriormente en este capítulo (pág. 337). Puede ser endémico, y se debe a hipotiroidismo materno, asociado con falta de yodo, o a una defi ciencia enzimática congénita. El hipertiroidismo transitorio es común en niñas durante la pubertad El hipertiroidismo transitorio suele asociarse con un creci- miento leve difuso de la tiroides. Ocurre con tanta frecuen- cia, que casi puede considerarse una respuesta fi siológica transitoria. Los síntomas de hipertiroidismo suelen ser mínimos y desaparecen en corto tiempo, aunque el creci- miento tiroideo usualmente persiste, y el estado hipertiroi- deo puede volverse permanente. Los trastornos corticosuprarrenales en los niños son raros Los tumores corticosuprarrenales son muy poco comunes en la niñez, y la mayoría de los niños con síndrome de Cushing tiene un tumor hipofi sario, o recibieron trata- miento con esteroides exógenos. Una enfermedad impor- tante que se produce en niños es la hiperplasia suprarrenal congénita, que es un trastorno autosómico recesivo aso- ciado con falta de 21-hidroxilasa en la corteza suprarrenal. La 21-hidroxilasa está implicada en la producción tanto de 16 PATOLOGÍAPatología clínica 350 aldosterona como de cortisona a partir de precursores; en su ausencia, los precursores se convierten en testosterona. Los pacientes tienen por tanto defi ciencia de cortisona y aldosterona, pero exceso de testosterona, lo que se mani- fi esta como desarrollo sexual precoz en los niños y viriliza- ción en las niñas (con masculinización de los órganos genitales externos femeninos, por ejemplo hiperplasia del clítoris).En vista de que los niveles plasmáticos de cortisona son bajos, la adenohipófi sis es estimulada por el mecanismo de realimentación para secretar un exceso de ACTH, el cual induce notable hiperplasia corticosuprarrenal. Las caracte- rísticas clínicas se conocen como síndrome adrenogenital. Los pacientes también pueden presentar anormalidades electrolíticas, incluida pérdida excesiva de sal a causa de la defi ciencia de aldosterona. El neuroblastoma de la médula suprarrenal es un tumor maligno importante en niños El neuroblastoma es un ejemplo de ‘tumor embrionario’, y deriva de neuroblastos primitivos. El tumor se origina en la médula suprarrenal y en los ganglios simpáticos del sis- tema nervioso autónomo (75% en el abdomen). Es uno de los tumores neuroectodérmicos primitivos periféricos (PNET por sus siglas en inglés). En la mayoría de los casos, los tumores se presentan en niños menores de tres años de edad, y la mayor parte en menores de un año. El neuro- blastoma es causante aproximadamente del 15% de las muertes por cáncer en la infancia. Macroscópicamente, los neuroblastomas varían en tamaño desde nódulos pequeños hasta masas enormes (fi gura 16-23a), aunque en la mayor parte de los casos el tumor es de
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