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375© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 42 Ehrlichia, Anaplasma y Coxiella Los miembros de las familias Anaplasmataceae y Coxiellaceae son patógenos intracelulares que fueron agrupados históricamente con las Rickettsiaceae. En la actualidad se reconoce que estos microorganismos son distintos, tanto en la taxonomía como en las enfermedades que producen. 1. Compare la enfermedad clínica causada por Ehrlichia chaffeensis y Anaplasma phagocytophilum. 2. ¿Cuál es la sensibilidad de las siguientes pruebas en relación con las infecciones causadas por Ehrlichia y Anaplasma: microscopia, cultivo, serología? 3. ¿Qué enfermedades clínicas están causadas por Coxiella burnetii? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es Todas las bacterias transmitidas por garrapatas de la familiaAnaplasmataceae se agrupan dentro de dos géneros: Ehrli chia y Anaplasma (tabla 42-1). Son bacterias intracelulares obligadas, capaces de sobrevivir dentro de las vacuolas cito- plasmáticas de las células hematopoyéticas de los mamíferos. Coxiella es un patógeno intracelular que se consideraba antes muy relacionado con Rickettsia y Ehrlichia. Aunque ahora se sabe que Coxiella no forma parte de las familias Rickettsiaceae o Anaplasmataceae, se comentará también en este capítulo. ehrlichia y anaplaSma (cuadro 42-1) Fisiología y estructura Los géneros Ehrlichia y Anaplasma se componen de bacterias intracelulares que parasitan granulocitos, monocitos, eri- trocitos y plaquetas. A diferencia de Rickettsia y Orientia, Ehrlichia y Anaplasma permanecen en la vacuola fagocítica después de entrar en la célula hospedadora. La fusión con los lisosomas se impide debido a que se inhibe la expresión de receptores adecuados en la superficie de dicha vacuola. Por tanto, las bacterias pueden multiplicarse mediante fisión binaria en el interior del fagosoma sin que ello comporte su exposición a las enzimas hidrolíticas del lisosoma. Existen dos formas morfológicas de bacterias: cuerpos elementales pequeños (0,2 a 0,4 mm) y cuerpos reticulados grandes (0,8 a 1,5 mm). Algunos días después de que la célula se infecte, los cuerpos elementales en proceso de replicación se organi- zan en masas rodeadas de membrana denominadas mórulas (fig. 42-1). La infección progresiva lleva a la lisis de la célula infectada, la liberación de la bacteria y la posterior infección de las nuevas células. La detección de mórulas cuando las células se tiñen con las tinciones de Giemsa o Wright es una prueba diagnóstica rápida y específica; sin embargo, se pueden ver relativamente pocas células infectadas, de forma que una prueba negativa no es útil. La estructura de la pared celular de Ehrlichia y Anaplasma es semejante a la de las bacterias gramnegativas, si bien carece de genes para la síntesis de peptidoglucano y lipopolisacári- do (LPS). Además, tampoco existen muchos de los genes de la vía glucolítica. Las distintas especies de estos géneros comparten diversos antígenos proteicos, al igual que con especies pertenecientes a otros géneros. Debido a esto son frecuentes las reacciones cruzadas en las pruebas serológicas de detección de anticuerpos. Patogenia e inmunidad La localización intracelular de los microorganismos les con- fiere protección frente a la respuesta inmunitaria del hos- pedador. Sin embargo, se cree que la estimulación bacteriana de la producción de citocinas proinflamatorias desempeña una función clave en la activación de los macrófagos, los cuales actúan directamente sobre las células infectadas o bien sobre bacterias opsonizadas con anticuerpos durante su fase extracelular. Epidemiología (tabla 42-2) La infección en seres humanos por estos microorganismos se- mejantes a Rickettsia se reconoció por primera vez en EE.UU. en 1986. En un principio se creyó que Ehrlichia canis causaba la enfermedad, bautizada como ehrlichiosis monocítica huma- na; sin embargo, posteriormente se reconoció que una nueva especie, Ehrlichia chaffeensis, constituía el agente etiológico de esta nueva entidad. En 2010 se notificaron en Estados Unidos más de 2.600 casos de ehrlichiosis y anaplasmosis. La prevalencia de la enfermedad está subestimada, ya que los estudios serológicos han demostrado que los anticuerpos frente a E. chaffeensis son tan frecuentes como los de Rickett sia rickettsii, cuya distribución geográfica es semejante. La enfermedad en EE.UU. se observa fundamentalmente en los estados del medio oeste (p. ej., Misuri, Arkansas, Oklahoma) y de la costa atlántica (Maryland, Virginia, Nueva Jersey, Nueva York). Esta área se corresponde con la distribución geográfica de Amblyomma americanum (garrapata estrella solitaria), el vector primario en la transmisión del microorganismo, y del ciervo de cola blanca, un importante reservorio de E. chaffeen sis. Otros animales que pueden actuar como hospedadores son los perros domésticos, los zorros, los coyotes y los lobos. La ehrlichiosis granulocítica se debe a dos bacterias (Ehr lichia ewingii y Anaplasma phagocytophilum). E. ewingii es relativamente infrecuente y ha sido notificado principalmente en Misuri. La enfermedad producida por A. phagocytophilum se localiza principalmente en los estados del norte y medio oeste (Minnesota, Wisconsin) y los estados del nordeste atlántico (Massachusetts, Connecticut, Nueva York, Nueva 376 MICROBIOLOGÍA MÉDICA Jersey). Los reservorios son mamíferos pequeños (como ratones de pies blancos, ardillas listadas y ratones de campo) y los vectores son las garrapatas Ixodes. En EE.UU., más del 90% de los casos de enfermedad por Ehrlichia y Anaplasma se produce entre mediados de abril y finales de octubre. La transmisión transovárica de Ehrlichia y Anaplasma no se produce en las garrapatas (a diferencia de lo que sucede con Rickettsia y Orientia), de forma que estas bacterias se de- ben mantener en hospedadores vertebrados como reservorio. Las garrapatas se infectan cuando un estadio inmaduro (p. ej., larva, ninfa) ingiere la sangre de un hospedador infectado de forma natural y posteriormente transmite la bacteria a otro mamífero (p. ej., el ser humano) durante la siguiente ingesta de sangre. Los humanos son hospedadores accidentales y la transmisión se interrumpe en este momento. Enfermedades clínicas Ehrlichiosis monocítica humana E. chaffeensis origina la ehrlichiosis monocítica humana tras infectar monocitos sanguíneos y fagocitos mononucleares en tejidos y órganos. Entre 1 y 2 semanas después de la picadura de la garrapata se observa una enfermedad seudogripal que cursa con fiebre, cefalea, malestar y mialgias. Entre un 30% y un 40% de los pacientes desarrolla un exantema de inicio tardío (más frecuente en los niños que en los adultos). La ma- yoría de los pacientes presenta leucopenia, trombocitopenia y elevación de las transaminasas séricas, las cuales pueden oscilar de leves a graves. Aunque la mortalidad es reducida (2-3%), más de la mitad de los individuos infectados ha de ser hospitalizado y precisa de una prolongada recuperación. Pue- de desarrollarse un síndrome séptico fulminante, sobre todo en los pacientes inmunocomprometidos. La patología de esta infección es desproporcionada con relación al número de células infectadas o la carga microbiana presente en los tejidos. Se estima que E. chaffeensis altera la función de los fagocitos mononucleares y la regulación de la respuesta inflamatoria. En consecuencia, la respuesta inmunitaria des- truye el patógeno y genera gran parte del daño hístico. Ehrlichiosis granulocítica canina E. ewingii origina principalmente enfermedad en cánidos y el ser humano constituye un hospedador accidental. Es posible que la incidencia de la infección por este microorganismo sea mayor de la supuesta, ya que existe reactividad cruzada en las pruebas de detección de anticuerpos entre E. ewingii y E. chaffeensis. La CUADRO 42-1 Resumen de Ehrlichia y Anaplasma Biología, virulencia y enfermedadBacterias intracelulares de pequeño tamaño que se tiñen débilmente con la tinción de Gram; se tiñen mejor con las de Giemsa o Giménez Se replican en los fagosomas de las células infectadas El crecimiento intracelular protege a las bacterias de su destrucción por el sistema inmunitario Capaces de evitar la fusión del fagosoma con el lisosoma de monocitos o granulocitos Inicia una respuesta inmunitaria que contribuye a la patología Las enfermedades humanas son la ehrlichiosis monocítica humana y la anaplasmosis humana (llamada antes ehrlichiosis granulocítica humana) Epidemiología Los reservorios más importantes son los ciervos de cola blanca, los ratones de patas blancas, las ardillas, los ratones de campo y los cánidos, dependiendo de la especie de Ehrlichia Las garrapatas son vectores relevantes, aunque la transmisión transovárica es un proceso ineficiente En EE.UU., la enfermedad es más frecuente en los estados de la región suroriental media del Atlántico, en el medio oeste y en la zona sur-central Los sujetos con un riesgo mayor son aquellos expuestos a las garrapatas en las zonas endémicas La enfermedad es más frecuente entre abril y octubre Diagnóstico La microscopia tiene un valor limitado La serología y las pruebas con sondas de ADN son los métodos de elección Tratamiento, prevención y control La doxiciclina es el fármaco de elección; la rifampicina es una alternativa aceptable La prevención implica evitar las áreas infestadas por garrapatas, la utilización de ropa protectora y repelentes de insectos y eliminar rápidamente las garrapatas adheridas No se dispone de vacunas Tabla 42-1 Ehrlichia, Anaplasma y Coxiella Microorganismo Origen histórico Ehrlichia Recibe su nombre del microbiólogo alemán Paul Ehrlich E. chaffeensis Aislada por primera vez en un reservista del ejército estadounidense en Fort Chaffee, Arkansas E. ewingii Recibe su nombre del microbiólogo estadounidense William Ewing Anaplasma an, sin; plasma, entidad informe (una cosa sin forma; se refiere a las inclusiones intracitoplasmáticas) A. phagocytophilum phago, comer; kytos, un recipiente o recinto; philein, amar (presente en fagocitos) Coxiella burnetii Recibe su nombre de Harold Cox y F. M. Burnet, que aislaron la bacteria a partir de las garrapatas en Montana y en pacientes en Australia, respectivamente Figura 42-1 Numerosas mórulas de Ehrlichia canis en células de cultivo DH82. (De Cohen J, Powderly WG: Infectious diseases, 2.ª ed., St. Louis, 2004, Mosby.) EHRLICHIA, ANAPLASMA y COXIELLA 377 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. presentación clínica de esta entidad es semejante a la de la en- fermedad por E. chaffeensis, de modo que el paciente presenta fiebre, cefalea y mialgias. Igualmente, se observan leucopenia, trombocitopenia y elevación de las transaminasas séricas. Anaplasmosis humana (caso clínico 42-1) La anaplasmosis humana, llamada anteriormente ehrlichiosis granulocítica humana, aparece como consecuencia de la infec- ción por A. phagocytophilum. Los granulocitos (es decir, neu- trófilos, eosinófilos y basófilos) se infectan de forma primaria. La enfermedad se manifiesta a los 5-10 días de la exposición como un cuadro seudogripal con fiebre elevada, cefalea, males- tar y mialgias; se observa un exantema cutáneo en menos del 10% de los pacientes. Al igual que en la ehrlichiosis monocítica humana, en la mayoría de los pacientes se observa leucopenia, trombocitopenia y elevación de las transaminasas séricas. Más de la mitad de los pacientes ha de ser hospitalizado y son frecuentes las complicaciones graves, sobre todo neuropatías periféricas (p. ej., polineuropatía desmielinizante, parálisis facial). A pesar de la posible gravedad de la enfermedad, la mortalidad se sitúa por debajo del 1%. Al igual que sucede en la infección por E. chaffeensis, la patología de la enfermedad parece relacionarse con la activación de los macrófagos. Diagnóstico de laboratorio La presentación clínica de las infecciones por Ehrlichia y Anaplasma no es distintiva y, aunque la distribución clínica de la enfermedad tiene una superposición limitada, se requiere la realización de pruebas de laboratorio para obtener un diagnós- tico definitivo. La microscopia tiene una utilidad limitada porque las bacterias se tiñen mal con el método de Gram y la detección de inclusiones intracitoplasmáticas (agregados de microorganismos, mórulas) en preparaciones de la sangre periférica teñidas por el método de Giemsa es útil solamente durante la primera semana de la enfermedad. Las mórulas se detectan en menos del 10% de los sujetos aquejados de ehrlichiosis monocítica y en un 25-75% de aquéllos con ana- plasmosis granulocítica. De la misma manera, aunque se han cultivado in vitro microorganismos Ehrlichia en líneas celula- res establecidas, la mayor parte de los laboratorios clínicos no lleva a cabo esta técnica. Los métodos empleados más a me- nudo para el diagnóstico de laboratorio de la ehrlichiosis son las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (AAN) y los estudios serológicos. Algunos centros de referencia efectúan pruebas de amplificación de ADN específicas para distintas especies, por lo que disponen de un procedimiento diagnós- tico específico y sensible para la enfermedad aguda. Por lo general se observa un incremento del título de anticuerpos entre 3 y 6 semanas después del comienzo del cuadro, por lo que estas pruebas serológicas se utilizan fundamentalmente para confirmar el diagnóstico. La sensibilidad de las pruebas de AAN y de la serología se reduce en los pacientes que reciben tratamiento eficaz. E. chaffeensis y E. ewingii están íntimamente relacionadas y no se distinguen en las pruebas serológicas. La especificidad de estas pruebas se reduce como consecuencia de la reactividad cruzada con otros microorga- nismos, como los responsables de la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas, la fiebre Q, la enfermedad de Lyme, la brucelosis y las infecciones por el virus de Epstein-Barr. Tratamiento, prevención y control Los pacientes con sospecha de ehrlichiosis deben recibir doxiciclina. El tratamiento nunca se debe retrasar a la es- pera de la confirmación de laboratorio de la enfermedad. Se ha empleado rifampicina para tratar a los pacientes que no toleran la doxiciclina. Las fluoroquinolonas, las penicilinas, las cefalosporinas, el cloranfenicol, los aminoglucósidos y los ma- crólidos carecen de eficacia. La infección se previene al evitar las zonas infestadas con garrapatas, utilizar ropa protectora y aplicar repelentes de insectos. Las garrapatas adheridas a la piel se deben eliminar sin demora. No se dispone de vacunas. coxiella Burnetii (v. cuadro 42-2) Coxiella burnetii se clasificó inicialmente dentro de Rickettsia debido a que las bacterias gramnegativas se tiñen débilmente Tabla 42-2 Epidemiología de Ehrlichia y Anaplasma E. chaffeensis E. ewingii A. phagocytophilum Enfermedad Ehrlichiosis monocítica humana Ehrlichiosis ewingii humana Anaplasmosis granulocítica humana Distribución geográfica Norteamérica y Sudamérica, Asia Norteamérica Norteamérica y Sudamérica, Europa, Asia Hospedador reservorio Ciervos, perros y otros cánidos Perros, ciervos Roedores pequeños, ciervos, ovejas Vector (garrapatas) Amblyomma americanum Amblyomma americanum Especies de Ixodes Hospedador con síntomas clínicos Seres humanos, perros Perros, seres humanos Rumiantes, caballos, perros, seres humanos Célula hospedadora infectada Monocitos, macrófagos Neutrófilos Neutrófilos, eosinófilos, basófilos CASO CLÍNICO 42-1 Anaplasmosis humana Heller y cols. (N Engl J Med 352:1358-1364, 2005) describieron el caso de un varón de 73 años que consultó en el hospital por fiebre, debilidad y mialgias en las piernas. Seis días antes del ingreso había viajado a Carolina del Sur y a los 3 días desarrolló intensos dolores en las piernas, fiebre elevada y debilidad generalizada.En el momento del ingreso presentaba fiebre, taquicardia e hipertensión; no se palpaban el hígado ni el bazo y tampoco había exantema cutáneo. Los cultivos para bacterias, hongos y virus fueron negativos. Un frotis de sangre periférica mostraba una inclusión intracitoplasmática extraña en los granulocitos, que recordaba a una mórula. El análisis con técnica de PCR de las muestras de sangre recogidas durante el segundo y el tercer día de ingreso hospitalario demostró ADN de A. phagocytophilum, lo que confirmó el diagnóstico de anaplasmosis. El paciente recibió tratamiento con éxito con doxiciclina durante 14 días, aunque persistió la debilidad muscular y algo de dolor residual. El suero obtenido durante la fase de convalecencia también fue positivo para Anaplasma. Hay que resaltar que el paciente no recordaba haber sufrido una picadura de garrapata durante su viaje a Carolina del Sur, lo que es compatible con el dato de que son los estadios iniciales de la garrapata, las larvas y las ninfas, los que se asocian con mayor frecuencia a la enfermedad en humanos. 378 MICROBIOLOGÍA MÉDICA con la tinción de Gram, crecen intracelularmente en las células eucariotas y se asocian a artrópodos (p. ej., garrapatas). Sin em- bargo, ahora se reconoce que estas bacterias no guardan relación con Rickettsia, sino con Legionella. La enfermedad producida por C. burnetii es la fiebre Q (query) así denominada porque la investigación inicial de un brote en trabajadores de un matadero australiano no llegó a identificar el microorganismo causal. Fisiología y estructura Se reconocen dos formas estructurales de C. burnetii: las variantes celulares pequeñas que son resistentes a las agre- siones ambientales (p. ej., calor, desecación, agentes quí- micos) y las variantes celulares grandes que son las formas metabólicamente activas. Además, C. burnetii sufre una fase de transición similar a la que se observa en otras bacterias gramnegativas. En la fase observada en la naturaleza (fase I), C. burnetii tiene un LPS intacto; sin embargo, pueden pro- ducirse mutaciones en los genes del LPS, lo que da lugar a una molécula con lípido A y azúcares de la región central pero carente de los azúcares más externos del antígeno O (fase II). Esta variación de fase es importante para comprender la progresión de la enfermedad y para fines diagnósticos. Las variantes celulares pequeñas se unen a los macrófagos y a los monocitos y son internalizadas en una vacuola fago- cítica. La progresión normal después de la fagocitosis de la mayoría de los microorganismos es la fusión del fagosoma con una serie de endosomas (vesículas intracelulares), que dan lugar a una disminución del pH intracelular, seguido de la fusión con los lisosomas que contienen enzimas hidrolíticas y la consiguiente muerte bacteriana. Se produce este hecho con C. burnetii si se introducen microorganismos en fase II; sin embargo, Coxiella en fase I es capaz de detener este proceso antes de la fusión lisosómica. Además, los microorganismos requieren un pH ácido para sus actividades metabólicas, que, a su vez, los protege frente a las actividades destructivas de la mayoría de los antibióticos. Patogenia e inmunidad Los patógenos intracelulares que se replican lentamente han de evitar la muerte celular programada (apoptosis), que es un componente importante de la inmunidad intrínseca. Coxiella es capaz de regular las vías de señalización celulares en su hogar fagocítico de modo que se retrase la muerte celular. La capa- cidad de C. burnetii para producir enfermedad, ya sea aguda o crónica, viene determinada en parte por la capacidad del microorganismo para sobrevivir intracelularmente. En presencia de interferón g se produce la fusión fagosoma-lisosoma, lo que lleva a la muerte bacteriana; sin embargo, en las infecciones crónicas se produce un exceso de interleucina 10 por la célula hospedadora, que interfiere en la fusión y permite la supervi- vencia intracelular de C. burnetii. Epidemiología (v. tabla 42-2) C. burnetii es muy estable en condiciones ambientales des- favorables y puede sobrevivir en el suelo y la leche durante meses o años. El abanico de hospedadores de este patógeno es amplio e incluye mamíferos, aves y numerosas especies diferentes de garrapatas. Los animales de granja, como las ove- jas, las vacas y las cabras, y los gatos, los perros y los conejos recién infectados representan los principales reservorios de la enfermedad en el ser humano. Las bacterias pueden alcanzar concentraciones elevadas en la placenta del ganado infectado. Las placentas secas que se dejan en el suelo después del parto, así como las heces, la orina y las heces de garrapata pueden contaminar el suelo, el cual se puede convertir en un foco de infección si las bacterias se transportan por el aire y se inhalan. Las infecciones humanas se producen tras la inhalación de partículas transmitidas por vía aérea de una fuente ambiental contaminada o, con menos frecuencia, tras la ingesta de leche no pasteurizada contaminada u otros productos lácteos. Las garrapatas no transmiten la enfermedad a los humanos. La fiebre Q tiene una distribución mundial. Aunque anual- mente se notifican menos de 150 infecciones en EE.UU., esta CUADRO 42-2 Resumen de Coxiella Biología, virulencia y enfermedad Bacterias intracelulares de pequeño tamaño que se tiñen débilmente con la tinción de Gram; se tiñen mejor con las de Giemsa o Giménez Se replican en los fagosomas de las células infectadas Existen en dos formas: variante infecciosa de células pequeñas, extraordinariamente estable ante los factores ambientales; la variante de células grandes es la forma metabólicamente activa Se produce la fase de transición durante la infección: fase I con LPS intacto, fase II con LPS truncado (faltan los azúcares del antígeno O) El crecimiento intracelular protege a las bacterias de su destrucción por el sistema inmunitario Capaces de replicarse en el entorno ácido de los fagosomas La forma extracelular es extraordinariamente estable; puede sobrevivir en la naturaleza durante un período de tiempo prolongado La mayor parte de las infecciones son asintomáticas; la presentación aguda más frecuente es un síndrome seudogripal inespecífico; <5% de los casos sufren una enfermedad aguda importante (neumonía, hepatitis, pericarditis, fiebre) La endocarditis es la forma más frecuente de enfermedad crónica Epidemiología Diversos reservorios, como mamíferos, aves y garrapatas Casi todas las infecciones en el ser humano se asocian a contacto con vacas, ovejas, cabras, perros y gatos infectados La mayoría de las enfermedades se adquieren por inhalación; es posible la enfermedad por consumo de leche contaminada; las garrapatas no suponen un vector importante para la transmisión de la enfermedad al ser humano Distribución universal Sin incidencia estacional Diagnóstico La prueba de elección es la detección de la respuesta humoral frente a antígenos de fase I y de fase II Tratamiento, prevención y control La doxiciclina es el fármaco de elección en las infecciones agudas; se emplea hidroxicloroquina combinada con doxiciclina para el tratamiento de las infecciones crónicas Las vacunas con antígenos de fase I son protectoras y seguras cuando se administran como dosis única de forma previa a la exposición del animal o del ser humano a Coxiella; no disponible en EE.UU. para los seres humanos o los animales LPS, lipopolisacárido. EHRLICHIA, ANAPLASMA y COXIELLA 379 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. cifra es, desde luego, una subestimación de la prevalencia real de la enfermedad. La infección es frecuente en el ganado en dicho país, aunque la enfermedad verdadera es rara. Es frecuente la exposición en el ser humano, en especial en los ganaderos, los veterinarios y los manipuladores de alimen- tos; los estudios experimentales han indicado que la dosis infecciosade C. burnetii es baja (10 o menos bacterias). Así, la mayoría de las infecciones humanas son leves o asintomá- ticas, dato confirmado por los estudios serológicos, que han demostrado que la mayoría de las personas con anticuerpos detectables carecen de antecedentes de la enfermedad. Las infecciones también quedan sin detectarse debido a que no se suelen considerar las pruebas diagnósticas en relación con C. burnetii. Enfermedades clínicas (caso clínico 42-2) La mayor parte de las personas expuestas a C. burnetii sufren una infección asintomática y la mayor parte de las infecciones sintomáticas son leves y cursan con síntomas seudogripales inespecíficos con un comienzo súbito, fiebre alta, cansancio, cefalea y mialgias. Menos del 5% de las per- sonas infectadas sufren síntomas de gravedad suficiente para necesitar un ingreso hospitalario y suelen cursar con hepatitis, neumonía o fiebre aislada. La hepatitis suele ser asintomática o se manifiesta con fiebre y aumento de las transaminasas séricas. La mayoría de los casos de neumonía son leves, con tos no productiva, fiebre y hallazgos inespecíficos en la radio- grafía de tórax. Histológicamente, los órganos afectados muestran granulomas difusos típicos. La fiebre Q crónica (síntomas con más de 6 meses de duración) puede aparecer meses o años tras la exposición inicial y afecta de forma casi exclusiva a pacientes con trastornos predisponentes, como una valvulopatía cardíaca de base o inmunodeprimidos. La endocarditis subaguda es la presentación más frecuente y puede resultar difícil diagnosticarla por la ausencia de signos y síntomas específicos. Sin embargo, la fiebre Q crónica es una enfermedad grave con una mortalidad y morbilidad sig- nificativas, incluso en pacientes con un rápido diagnóstico y tratamiento apropiado. Diagnóstico de laboratorio La fiebre Q se diagnostica mediante cultivo (no se suele rea- lizar), serología o reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Puede realizarse el cultivo en células de cultivo tisulares y recientemente en un medio acelular; sin embargo, rara vez se realiza el cultivo excepto en laboratorios de investigación con aprobación para trabajar con estos microorganismos muy con- tagiosos. La serología es la prueba diagnóstica más empleada. Como se ha comentado antes, C. burnetii sufre una variación de fase caracterizada por el desarrollo de antígenos de fases I y II. Los antígenos de fase I son débilmente antigénicos. Se emplean diversos métodos para medir la producción de anticuerpos: las pruebas de microaglutinación, las pruebas indirectas de anticuerpos inmunofluorescentes (IFA) y los análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA). Las IFA son los estudios de elección, aunque muchos labora- torios utilizan ELISA y parece tener una sensibilidad parecida. Pueden producirse reacciones cruzadas con Bartonella (que puede ocasionar una enfermedad parecida), de forma que todas las pruebas serológicas deberían incorporar la determi- nación de ambos microorganismos. En la fiebre Q aguda se desarrollan anticuerpos de tipo inmunoglobulina M (IgM) y G (IgG), principalmente frente a los antígenos de fase II. El diagnóstico de fiebre Q crónica se confirma mediante la demostración de anticuerpos frente a antígenos de fase I y II, aunque los títulos de anticuerpos frente a los primeros son típicamente más altos. Las técnicas de AAN, como la PCR, se han desarrollado en laboratorios de referencia, pero en general no están disponibles para el diagnóstico de rutina. Además, aunque estas pruebas son sensibles en las muestras de tejido, la sensibilidad en el estudio del suero es baja. Las pruebas basadas en la PCR no se necesitan para el diagnós- tico de las infecciones crónicas por C. burnetii porque estos pacientes tienen típicamente elevadas concentraciones de anticuerpos. Tratamiento, prevención y control El tratamiento de las infecciones agudas y crónicas por C. burnetii se basa en la experiencia clínica, no en las pruebas de sensibilidad in vitro. Actualmente se recomienda que las infecciones agudas se traten durante 14 días con doxiciclina. La enfermedad crónica se debe tratar durante un período pro- longado con una combinación de fármacos bactericidas, do- xiciclina y el agente alcalinizante hidroxicloroquina. Se han empleado fluoroquinolonas (p. ej., ofloxacino, pefloxacino) como alternativa a la doxiciclina pero están contraindicadas en niños y en las mujeres embarazadas. Se han desarrollado vacunas inactivadas con células com- pletas y vacunas con antígenos parcialmente purificados, y se ha observado que las vacunas preparadas con los microorga- nismos en fase I confieren una mejor protección. Al parecer, la vacunación del ganado es eficaz, a no ser que los animales hayan contraído la infección previamente. La vacunación no erradica Coxiella de los animales infectados ni reduce su diseminación asintomática. De igual modo, la vacunación de personas con vacunas de fase I tan sólo es protectora cuando los receptores no han contraído la infección. La vacunación de sujetos con una infección previa está contraindicada debido a que la respuesta inmunitaria puede incrementar las reacciones adversas. Por ello, se recomienda administrar una única dosis de vacuna sin dosis de recuerdo. CASO CLÍNICO 42-2 Endocarditis por Coxiella burnetii Karakousis y cols. (J Clin Microbiol 44:2283-2287, 2006) describieron el caso de un varón de 31 años, procedente de Virginia occidental, que sufrió una endocarditis crónica por C. burnetii. Cuando el paciente ingresó en el hospital, refería una historia de 11 meses de evolución con fiebre, sudoración nocturna, tos paroxística, fatiga y pérdida de peso. Había recibido varios ciclos de antibioterapia por bronquitis sin conseguir mejorar. Los antecedentes médicos no tenían interés, salvo una cardiopatía congénita por la que se le practicó una derivación durante la lactancia. Vivía en una granja y ayudaba a parir a las vacas. La exploración cardíaca al ingreso mostró un soplo; no se encontró hepatoesplenomegalia ni estigmas periféricos de endocarditis, pero las enzimas hepáticas estaban elevadas. Todos los hemocultivos para hongos y bacterias resultaron negativos; sin embargo, la serología para los anticuerpos en fase I y II de Coxiella estaban muy elevados. Se empezó el tratamiento con doxiciclina y rifampicina y la fiebre desapareció con rapidez. Aunque se recomendó tratamiento prolongado, el paciente no lo cumplía y desarrollaba síntomas cada vez que abandonaba uno o ambos antibióticos. También rechazó tomarse la hidroxicloroquina ante el temor por la toxicidad retiniana. Este paciente es un ejemplo característico del riesgo para los cardiópatas y las dificultades para tratar esta infección. 380 MICROBIOLOGÍA MÉDICA EStUDIO DE UN CASO y PREGUNtAS Un hombre de 46 años acudió a su médico de cabecera tras haber estado 2 meses sufriendo pérdida de peso (7 kg), sudoración nocturna y febrícula. Los resultados de la exploración torácica revelaron un soplo cardíaco de nueva aparición. El médico sospechó que su paciente presentaba endocarditis subaguda y recogió tres grupos de muestras sanguíneas para su cultivo. tras 1 semana de incubación, las muestras arrojaron resultados negativos. 1. ¿Qué pruebas diagnósticas se deben practicar para determinar si el sujeto presenta endocarditis producida por C. burnetii? 2. Si se confirmase el diagnóstico, ¿cómo habría adquirido la infección? 3. ¿Cómo se debe tratar la infección? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es BIBLIOGRAFÍA Angelakis E, Raoult D: Review: Q fever, Vet Microbiol 140:297-309, 2010. Bakken J, Dumler S: Human granulocytic anaplasmosis, Infect Dis Clin N Am 22:433-448, 2008. Dumler JS, et al: Ehrlichioses in humans: epidemiology, clinical presen- tation, diagnosis, and treatment, Clin Infect Dis 45:S45-S51, 2007. 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