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421© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 46 Papel de los virusen las enfermedades Los virus son parásitos intracelulares obligados y deben re-plicarse en una célula hospedadora apropiada para seguir existiendo. Los virus utilizan la maquinaria bioquímica de la célula para sintetizar sus componentes, y posteriormente es- tas partes son ensambladas en nuevos virus. En muchos casos, este proceso es letal para la célula. La célula y las respuestas innatas e inmunitarias intentan bloquear la replicación del vi- rus, destruir la célula infectada y evitar la propagación del virus a otras partes del organismo. La mayoría de las infec- ciones víricas producen síntomas leves o ninguno en absoluto y no requieren un tratamiento intenso. Cuando se presenta la enfermedad, a menudo se debe a la propagación del virus a tejidos importantes y a la destrucción de sus células, bien por la replicación vírica, la inflamación u otras protecciones del hospedador. Además, los virus son inductores excelentes de la producción de interferón y citocinas, lo que produce síntomas sistémicos, incluidos síntomas de tipo gripal. El resfriado común, la gripe, los síndromes seudogripales y la gastroenteritis son enfermedades víricas habituales. Otras infecciones víricas que afectan a tejidos y órganos esenciales pueden producir enfermedades graves e, incluso, potencial- mente mortales. En general, los síntomas y la gravedad de una infección vírica estarán determinados por: 1) la capacidad del hospedador para evitar la propagación o resolver rápida- mente una infección antes de que el virus alcance órganos importantes o provoque daños significativos, 2) la impor- tancia del tejido diana, 3) la virulencia del virus, 4) el grado de inmunopatología inducida en respuesta a la infección y 5) la capacidad del hospedador para reparar el daño causado. La inmunización por infección previa o vacunación es el mejor método de protección frente a las enfermedades víricas. Se han desarrollado nuevas vacunas para lograr la protección de la población frente a más virus. A diferencia de las bacterias, existen relativamente pocas dianas para el desa- rrollo de fármacos antivirales, pero se dispone de fármacos para tratar infecciones por algunos herpesvirus, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), los virus de las hepatitis B y C (VHB y VHC) y el virus de la gripe. En este capítulo se contemplan las enfermedades víricas con respecto a sus síntomas, el sistema orgánico afectado y los factores del hospedador que influyen en su presentación. Los capítulos posteriores abordarán las características de los miembros de las familias víricas específicas y las enfermeda- des que causan. La consulta de este capítulo proporcionará una buena revisión de los virus. enfermedAdes VíricAs Los principales sitios de aparición de una enfermedad vírica son las vías respiratorias, el tubo digestivo, los revestimientos epitelial, mucoso y endotelial de la piel, la boca, el aparato genital, el tejido linfoide, el hígado y otros órganos y el sis- tema nervioso central (SNC) (fig. 46-1). Los ejemplos que se dan en este capítulo representan las causas víricas más habituales de enfermedad. Infecciones bucales y de las vías respiratorias La bucofaringe y las vías respiratorias son los sitios más ha- bituales de infección y enfermedad asociadas a patógenos víricos (tabla 46-1). Los virus se transmiten a través de las gotas respiratorias, los alimentos y el agua, la saliva, el con- tacto íntimo y las manos. Distintos virus pueden provocar síntomas respiratorios similares. Por ejemplo, la bronquiolitis puede estar provocada por el virus respiratorio sincitial o por un virus parainfluenza. A la inversa, un mismo virus puede dar lugar a síntomas diferentes en personas distintas. Por ejemplo, el virus de la gripe puede provocar una infección moderada de las vías respiratorias superiores en un sujeto y una neumonía potencialmente mortal en otro. Se dispone de vacuna y de fármacos antivirales para el virus de la gripe. Muchas infecciones víricas empiezan en la bucofaringe o las vías respiratorias, infectan los pulmones y se diseminan sin provocar síntomas significativos. El virus de la varicela-zóster (VVZ) y el virus del sarampión inician la infección en los pulmones y pueden causar neumonía, pero generalmente producen infecciones sistémicas que dan lugar a un exante- ma. Otros virus que establecen una infección primaria en la bucofaringe o las vías respiratorias y luego progresan a otras localizaciones son los virus de la rubéola y el sarampión, los enterovirus y algunos virus herpes humanos. Los síntomas y la gravedad de la enfermedad vírica res- piratoria dependen de la naturaleza del virus, el lugar de la infección (vías respiratorias superiores o inferiores) y el es- tado inmunitario y la edad del individuo. Otros trastornos, como la fibrosis quística y el tabaquismo, que comprometen las barreras ciliadas y mucoepiteliales frente a la infección, aumentan el riesgo de padecer una enfermedad grave. La faringitis y la afectación bucal son presentaciones víri- cas habituales. La mayoría de los enterovirus (picornavirus) infectan la bucofaringe y posteriormente se diseminan por viremia a otros tejidos diana. Por ejemplo, algunos síntomas como faringitis de presentación aguda, fiebre y lesiones ve- siculares bucales son característicos de las infecciones por el virus Coxsackie A (herpangina y enfermedad de manos, pies y boca) y de algunas provocadas por el virus Coxsackie B y echovirus. Los adenovirus y las fases iniciales de la infección por el VEB se caracterizan por odinofagia y amigdalitis con membrana exudativa; después el VEB infecta los linfocitos B para provocar una mononucleosis infecciosa. El VHS provoca infecciones primarias locales de la mucosa bucal y la cara (gin- givoestomatitis), para después provocar una infección neuronal latente que puede recurrir en forma de un herpes labial (ca- lentura, herpes febril). El VHS también es una causa común de faringitis. El VHS y el virus Coxsackie A también pueden afectar las amígdalas, aunque con lesiones vesiculares. Las lesiones vesiculares de la mucosa bucal (manchas de Koplik) son una de las primeras características que permiten establecer el diagnóstico de la infección por el virus del sarampión. A pesar de que las infecciones víricas de las vías respira- torias superiores, como la faringitis y el resfriado común, 422 MICROBIOLOGÍA MÉDICA acostumbran a ser benignas, continúan siendo responsables de, al menos, el 50% del absentismo escolar y laboral. Los rinovirus y los coronavirus son la causa principal de las infec- ciones de las vías respiratorias superiores. Los síntomas típicos del resfriado común consisten en secreción nasal (rinitis) seguida de congestión, tos, estornudos, conjuntivitis, cefalea y odinofagia. Otras causas del resfriado común y la faringitis pueden ser tipos específicos de echovirus, virus Coxsackie, adenovirus, el virus de la gripe, el parainfluenza, el metaneu- movirus y el virus respiratorio sincitial. La amigdalitis, la laringitis y la laringotraqueobronquitis (crup) pueden acompañar a algunas infecciones de las vías respiratorias. Las laringitis (adultos) y las laringotraqueo- bronquitis (niños) están provocadas por las respuestas in- flamatorias a la infección vírica que hacen que la tráquea se estreche por debajo de las cuerdas vocales (zona subglótica). Este estrechamiento provoca afonía, una tos seca perruna y riesgo de obstrucción de las vías respiratorias y ahogamiento, especialmente en los niños pequeños. Los niños infectados con el virus parainfluenza son los que corren mayor riesgo de padecer laringotraqueobronquitis. Las infecciones víricas de las vías respiratorias inferiores también provocan enfermedades más graves. Los síntomas de estas infecciones incluyen bronquiolitis (inflamación de los bronquiolos), neumonía y otras enfermedades similares. Losvirus parainfluenza y respiratorio sincitial constituyen problemas muy importantes para los lactantes y los niños, pero en los adultos solamente provocan infecciones asinto- máticas o similares a un resfriado común. Las infecciones por el virus parainfluenza 3, y especialmente por el virus respiratorio sincitial, son una causa muy importante de neu- monía o bronquiolitis potencialmente mortales en lactantes de menos de 6 meses. Las infecciones por estos virus no confieren inmunidad de por vida. Es probable que el virus de la gripe sea el mejor conocido y el más temido de los virus respiratorios comunes, y la intro- ducción anual de nuevas cepas de virus garantiza la presencia de víctimas inmunológicamente vírgenes. Los niños son siem- pre vulnerables a las nuevas cepas del virus de la gripe, mien- tras que las personas adultas se pueden haber inmunizado du- rante un brote anterior de la cepa anual. A pesar de este tipo de inmunización, los ancianos son especialmente sensibles a las nuevas cepas del virus, dado que podrían ser incapaces de elaborar una respuesta inmunitaria primaria suficiente frente a la nueva cepa del virus de la gripe, o bien de reparar el daño tisular provocado por la enfermedad. La infección Figura 46-1 Principales tejidos diana de las enfermedades víricas. El asterisco (*) indica leucoencefalopatía multifocal progresiva. La infección por virus marcados con doble asterisco (**) provoca un exantema de origen inmunitario. CMV, citomegalovirus; LMP-JC, leucoencefalopatía multifocal progresiva inducida por papovavirus JC; VEB, virus de Epstein-Barr; VHH-6, virus herpes humano 6; VHS, virus del herpes simple; VIH, virus de la inmunodeficiencia humana; VLTH, virus linfótropo de linfocitos t humanos. PAPEL DE LOS VIRUS EN LAS ENFERMEDADES 423 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. por el virus de la gripe también aumenta el riesgo de sufrir una neumonía potencialmente mortal por Staphylococcus aureus o infecciones estreptocócicas. Otros posibles agentes víricos de neumonía son los adenovirus, los paramixovirus y las infecciones primarias por el VVZ en los adultos. Síntomas gripales y sistémicos Muchas infecciones víricas provocan síntomas gripales típicos (p. ej., fiebre, malestar, anorexia, cefalea y dolores corporales en general), efectos secundarios debidos a la respuesta del hospedador a la infección. Durante la fase virémica, muchos virus inducen la secreción de interferón y citocinas. Ade- más de los virus respiratorios, los síntomas gripales también pueden acompañar a infecciones provocadas por virus de la arboencefalitis, VHS tipo 2 (VHS-2) y otros virus. La artritis y otras enfermedades inflamatorias pueden ser consecuencia de la tormenta de citocinas y de respuestas de hipersensibilidad inmunitaria inducidas por la infección o por inmunocomplejos que contienen el antígeno vírico. Por ejemplo, la infección por parvovirus B19 de los adultos, el virus de la rubéola y algunos togavirus provoca artritis. La enfermedad por inmunocomplejos asociada a la infección crónica por el VHB puede provocar diversas presentaciones, como artritis y nefritis. Infecciones del tubo digestivo Las infecciones del tubo digestivo pueden originar gastroen- teritis, vómitos y diarrea, o bien ninguna sintomatología (cua- dro 46-1). Los virus causantes poseen una estructura física que puede resistir las condiciones adversas del tubo digestivo. El virus de Norwalk, los calicivirus, los astrovirus, los adeno- virus, los reovirus y los rotavirus infectan el intestino delgado, pero no el colon, dañando el revestimiento epitelial y las ve- llosidades de absorción. Esta lesión provoca la hipoabsorción del agua y un desequilibrio electrolítico. La diarrea resultante en niños mayores y adultos suele ser de resolución espontánea y se puede tratar con rehidratación y restitución del equilibrio electrolítico. Estos virus, especialmente los rotavirus, son un problema muy importante para adultos y niños de regiones con sequía y hambrunas. La gastroenteritis vírica tiene un efecto más grave sobre los lactantes, los cuales pueden necesitar hospitalización. La magnitud del daño tisular y la consiguiente pérdida de líquidos y electrólitos pueden poner en peligro la vida del paciente. Los rotavirus y los adenovirus de los serotipos 40 y 41 constituyen las causas principales de la gastroenteritis infantil. Se dispone de vacunas frente a los rotavirus. La transmisión por vía fecal-oral de los virus entéricos se ve favorecida por la higiene deficiente, y es especialmente prevalente en las guarderías. Los brotes de virus de Nor- walk y calicivirus que afectan a los niños de mayor edad y adultos suelen estar relacionados con una fuente común de alimentos o aguas contaminadas. Normalmente en los pacientes infectados por el virus de Norwalk y diversos rota- virus suelen aparecer vómitos y diarreas. A pesar de que los enterovirus (picornavirus) se transmiten por vía fecal-oral, suelen producir síntomas gastrointestinales muy leves o in- cluso ninguna sintomatología. En lugar de eso, estos virus provocan una viremia, alcanzan los órganos diana y provocan enfermedad clínica. Exantemas, fiebres hemorrágicas y artritis Las enfermedades cutáneas producidas por los virus (tabla 46-2) pueden ser consecuencia de una infección a través de la mucosa o de pequeños cortes o abrasiones en la piel (VHS), una infección secundaria tras el estableci- miento de una viremia (VVZ y viruela) o el resultado de una respuesta inflamatoria elaborada frente a los antígenos víricos (parvovirus B19). Las principales clasificaciones de erupciones víricas son maculopapulosa, vesicular, nodular y hemorrágica. Las máculas son manchas planas y coloreadas. Las pápulas son zonas de la piel ligeramente elevadas que pueden aparecer debido a la respuesta inmunitaria o infla- matoria en mayor medida que a un efecto directo del virus. Los nódulos también son zonas de la piel elevadas, aunque de mayor extensión. Las lesiones vesiculares son pequeñas ampollas, que muy probablemente contienen el virus. Los papilomavirus humanos (PVH) provocan verrugas, y el virus Tabla 46-1 Enfermedades bucales y respiratorias Enfermedad Agente etiológico Resfriado común (incluida faringitis) Rinovirus* Coronavirus* Virus de la gripe Virus parainfluenza Virus respiratorio sincitial Metaneumovirus Adenovirus Enterovirus Faringitis Virus del herpes simple Virus de Epstein-Barr Adenovirus* Virus Coxsackie A* (herpangina y enfermedad de manos, pies y boca) y otros enterovirus Laringotraqueobronquitis, amigdalitis, laringitis y bronquitis (niños de menos de 2 años) Virus parainfluenza 1* Virus parainfluenza 2 Virus de la gripe Adenovirus Virus de Epstein-Barr Bronquiolitis Virus respiratorio sincitial* (lactantes) Metaneumovirus Virus parainfluenza 3* (lactantes y niños) Virus parainfluenza 1 y 2 Neumonía Virus respiratorio sincitial* (lactantes) Metaneumovirus Virus parainfluenza* (lactantes) Virus de la gripe* Adenovirus Virus de la varicela-zóster (infección primaria de adultos o pacientes inmunodeprimidos) Citomegalovirus (infección de pacientes inmunodeprimidos) Sarampión *Agentes etiológicos más habituales. CUADRO 46-1 Virus gastrointestinales Lactantes Rotavirus A* Adenovirus 40, 41 Virus Coxsackie A24 Lactantes, niños y adultos Virus de Norwalk* Calicivirus Astrovirus Rotavirus B (brotes en China) Reovirus *Causa más frecuente. 424 MICROBIOLOGÍA MÉDICA del molusco contagioso origina una proliferación similar a una verruga (nódulos) al estimular el crecimiento de las células de la piel. Se dispone de vacunas frente a los PVH. Los exantemas clásicos de la infancia son la roséola infantil (exantema súbito [VHH-6]), la quinta infección (eritema infeccioso [parvovirus B19]) y, en los niños no vacunados, la varicela, el sarampión y la rubéola. El exantema aparece tras la viremia y va acompañado de fiebre. Losexantemas también pueden deberse a infecciones por enterovirus, alfavirus, el virus del dengue y otras infecciones por flavivirus. Ocasional- mente también se observan en pacientes con mononucleosis infecciosa. Se dispone de vacunas frente a la varicela-zóster, el sarampión, la parotiditis y la rubéola. El virus de la fiebre amarilla, el virus del dengue, el virus de Ébola, el virus de la fiebre de Lassa, el virus Sin Nombre y otros virus de fiebres hemorrágicas provocan viremia e in- fectan el revestimiento celular endotelial vascular, probable- mente comprometiendo la estructura de los vasos sanguíneos. La citólisis inmunitaria o vírica puede provocar una mayor permeabilidad o la rotura del vaso, para dar lugar a un exan- tema hemorrágico con petequias (hemorragias puntiformes bajo la piel) y equimosis (hematomas masivos), así como hemorragias internas, pérdida de electrólitos y shock. La artritis puede ser consecuencia de la infección directa de la articulación o de respuestas inmunitarias contra virus como togavirus (p. ej., Chikungunya, rubéola), parvovi- rus B19, flavivirus (p. ej., dengue y VHC), VHB, VIH y virus linfótropo de linfocitos T humanos de tipo 1 (VLTH-1). Los complejos inmunitarios que contienen antígeno viral pueden desencadenar respuestas inflamatorias o la infección vírica puede desencadenar respuestas autoinmunitarias, pero la mayoría de las artritis víricas son temporales. Infecciones oculares Las infecciones oculares pueden ser el resultado del contacto directo con un virus o de una diseminación por viremia (cua- dro 46-2). Una característica habitual de muchas infeccio- nes infantiles es la conjuntivitis (enrojecimiento de ojos), y también es característica de las infecciones provocadas por serotipos específicos de adenovirus (3, 4a y 7), el virus del sa- rampión y el virus de la rubéola. La queratoconjuntivitis aso- ciada a los adenovirus (8, 19a y 37), el VHS o el VVZ afecta a la córnea y puede provocar daños graves. La enfermedad por VHS puede recurrir y provocar cicatrices y ceguera. El enterovirus tipo 70 y el virus Coxsackie A24 pueden provocar conjuntivitis hemorrágica aguda. Las cataratas constituyen una característica típica de los recién nacidos con síndrome congénito de rubéola. En los neonatos con una infección por CMV suele haber coriorretinitis (congénita), al igual que en las personas inmunodeprimidas (p. ej., los aquejados del sín- drome de inmunodeficiencia adquirida [SIDA]). Infecciones de órganos y tejidos La infección de los órganos principales puede dar lugar a una en- fermedad significativa o puede originar una mayor diseminación o secreción del virus (v. cuadro 46-2). Los síntomas pueden ser debidos a las lesiones tisulares o a las respuestas inflamatorias. El hígado es el objetivo principal de muchos virus, que llegan a él por viremia o bien a través del sistema de fagocitos mononucleares (reticuloendotelial). El hígado actúa como fuente de viremia secundaria, aunque también puede ser dañado por la infección. Las infecciones provocadas por los virus de las hepatitis A, B, C, G, D y E y de la fiebre amarilla pueden causar síntomas típicos de hepatitis, y a menudo van asociados a una mononucleosis infecciosa por el VEB e infecciones por el CMV. El hígado también es un objetivo importante de la infección diseminada del VHS en los recién nacidos y lactantes. Se dispone de vacunas para las hepatitis A y B, y de fármacos antivirales para las hepatitis B y C. El corazón y otros músculos también son vulnerables a la infección vírica y a la formación de lesiones. El virus Coxsackie puede provocar miocarditis o pericarditis en recién nacidos, niños y adultos. El virus Coxsackie B puede Tabla 46-2 Exantemas víricos Cuadro clínico Agente etiológico Exantema Rubéola Virus de la rubéola Sarampión alemán Virus del sarampión Roséola infantil Virus herpes humano 6 Eritema infeccioso Parvovirus humano B19 Exantema de Boston Echovirus 16 Mononucleosis infecciosa Virus de Epstein-Barr, citomegalovirus Vesículas Herpes oral o genital Virus del herpes simple Varicela/zona Virus de la varicela-zóster* Herpangina y enfermedad de manos, pies y boca Virus Coxsackie A* Papilomas Verrugas Papilomavirus* Moluscos Virus del molusco contagioso *Causa más frecuente. CUADRO 46-2 Infecciones de órganos y tejidos Hígado Virus de las hepatitis A*, B*, C*, G, D y E Virus de la fiebre amarilla Virus de Epstein-Barr Hepatitis del recién nacido o de pacientes inmunodeprimidos: Citomegalovirus Virus del herpes simple Virus de la varicela-zóster Virus de la rubéola (síndrome de rubéola congénita) Corazón Virus Coxsackie B Riñón Citomegalovirus Musculatura Virus Coxsackie B (pleurodinia) Glándulas Citomegalovirus Virus de la parotiditis Ojo Virus del herpes simple Adenovirus* Virus del sarampión Virus de la rubéola Enterovirus 70 Virus Coxsackie A24 *Causa más frecuente. PAPEL DE LOS VIRUS EN LAS ENFERMEDADES 425 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. infectar la musculatura y provocar pleurodinia (enfermedad de Bornholm). Otros virus (p. ej., virus de la gripe, CMV) también pueden infectar el corazón. La infección de las glándulas secretoras, los órganos se- xuales accesorios y las glándulas mamarias provoca la dise- minación contagiosa del CMV. La respuesta inflamatoria a la infección, como sucede en las paperas (parotiditis, orquitis), puede ser la causa de los síntomas. Uno de los problemas de los individuos inmunodeprimidos es la infección renal por CMV y su reactivación, y una de las principales razones de la insuficiencia renal postrasplante. Infecciones del sistema nervioso central Las infecciones víricas del cerebro y del SNC pueden causar las enfermedades víricas más graves debido a la importancia del SNC y su limitada capacidad para reparar los daños su- fridos (cuadro 46-3). Los daños tisulares suelen deberse a una combinación de patogenia vírica e inmunopatogenia. Sin embargo, la mayoría de las infecciones víricas neurótropas no provoca ninguna enfermedad, ya que el virus no alcanza el cerebro o no produce la suficiente cantidad de daño tisular como para producir síntomas. El virus se puede diseminar hasta el SNC a través de la sangre (arbovirus) o los macrófagos (VIH); puede diseminarse a partir de la infección periférica de las neuronas (olfatorias) o bien puede afectar en primer lugar a la piel (VHS) o a la musculatura (poliomielitis, rabia) y luego progresar hasta las neuronas que las inervan. El virus puede tener predilección por determinadas regiones cerebrales. Por ejemplo, el lóbulo tem- poral es el objetivo de la encefalitis del VHS, el asta de Ammon es el objetivo del virus de la rabia y el asta anterior de la médula espinal y las neuronas motoras son el objetivo de la poliomielitis. Las infecciones víricas del SNC suelen diferenciarse de las infecciones bacterianas debido a la presencia de linfocitos mononucleares, un número reducido de leucocitos polimor- fonucleares y concentraciones normales o ligeramente redu- cidas de glucosa en el líquido cefalorraquídeo. La detección por inmunoanálisis del antígeno específico, la detección del genoma vírico o ARN mensajero mediante la reacción en cadena de la polimerasa o el aislamiento del virus a partir de líquido cefalorraquídeo o muestras de biopsia confirman el diagnóstico e identifican el agente vírico. La estación del año también facilita el diagnóstico puesto que las enfermedades por enterovirus y arbovirus acostumbran a aparecer durante el verano, mientras que la encefalitis por el VHS y otros sín- dromes víricos pueden registrarse en cualquier época del año. La meningitis aséptica está provocada por una inflamación de las meninges que envuelven el cerebro y la médula espinal como respuesta a una infección por enterovirus (especialmente echovirus y virus Coxsackie), el VHS-2, el virus de la parotiditis o el virus de la coriomeningitis linfocitaria.La enfermedad acostumbra a ser de resolución espontánea y, a diferencia de las meningitis bacterianas, desaparece sin dejar secuelas, a menos que el virus acceda al cerebro infectando sus neuronas (me- ningoencefalitis). El virus llega hasta las meninges por viremia. Una combinación de patogenia vírica e inmunopatogenia en el tejido cerebral y las neuronas provocan encefalitis y mielitis, que pueden ser mortales o provocar lesiones signifi- cativas con secuelas neurológicas permanentes. Entre las posi- bles causas de la encefalitis se encuentran el VHS, el VVZ, el virus de la rabia, el virus de la encefalitis de California, el virus del Nilo Occidental, el virus de la encefalitis de San Luis, el virus de la parotiditis y el virus del sarampión. Los poliovirus y otros enterovirus originan enfermedades paralíticas (mielitis). El VHS y el VVZ son ubicuos y acostumbran a provocar infecciones latentes asintomáticas del SNC, aunque también pueden provocar encefalitis. La mayoría de las infecciones por virus de la arboencefalitis provocan síntomas seudogripales en lugar de encefalitis. Antes de que se descubriera la vacuna del sarampión, la encefalitis postsarampión y la panencefalitis esclerosante subaguda eran secuelas poco frecuentes. Otros síndromes neurológicos inducidos por los virus son la demencia asociada al VIH, la paraparesia espástica tropical asociada al VLTH-1, la leucoencefalopatía multifocal progresi- va (LMP) inducida por el papovavirus JC de las personas in- munodeprimidas y las encefalopatías espongiformes asociadas a priones (kuru, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y enfermedad de Gerstmann-Sträussler-Scheinker). La LMP y las encefalopa- tías espongiformes tienen períodos de incubación prolongados. CUADRO 46-3 Infecciones del sistema nervioso central Meningitis Enterovirus Echovirus Virus Coxsackie* Poliovirus Virus del herpes simple 2 Adenovirus Virus de la parotiditis Virus de la coriomeningitis linfocitaria Virus de la arboencefalitis Parálisis Poliovirus Enterovirus 70 y 71 Virus Coxsackie A7 Encefalitis Virus del herpes simple 1* Virus de la varicela-zóster Virus de la arboencefalitis* Virus de la rabia Virus Coxsackie A y B Poliovirus Encefalitis postinfecciosas (inmunomediadas) Virus del sarampión Virus de la parotiditis Virus de la rubéola Virus de la varicela-zóster Virus de la gripe Otros Virus JC (leucoencefalopatía multifocal progresiva [en pacientes inmunodeprimidos]) Variante de sarampión (panencefalitis esclerosante subaguda) Prión (encefalopatías) Virus de la inmunodeficiencia humana (demencia del SIDA) Virus linfótropo de linfocitos T humanos de tipo 1 (paraparesia espástica tropical) SIDA, síndrome de inmunodeficiencia adquirida. *Causa más frecuente. 426 MICROBIOLOGÍA MÉDICA Enfermedades hematológicas Los linfocitos y los macrófagos no toleran bien la replica- ción vírica, pero constituyen el objetivo de diversos virus que provocan infecciones persistentes. La replicación vírica transitoria del VEB, el VIH o el CMV provoca una amplia respuesta de linfocitos T, lo que da lugar a síndromes se- mejantes a la mononucleosis. Además, las infecciones por CMV, el virus del sarampión y el VIH de los linfocitos T son inmunodepresoras. El VIH reduce el número de linfoci- tos T CD4 cooperadores, comprometiendo aún más el sis- tema inmunitario. La infección por el VLTH-1 provoca un cuadro leve en el momento de producirse, pero mucho más adelante puede causar leucemia de linfocitos T del adulto o paraparesia espástica tropical (cuadro 46-4). Los macrófagos y las células de la estirpe de los macrófagos pueden verse infectados por muchos virus. Los macrófagos ac- túan como vehículos para la diseminación del virus por todo el organismo, ya que los virus se replican de forma ineficaz dentro de ellos y generalmente las células no sufren lisis a causa de la infección. Este proceso favorece las infecciones persistentes y crónicas. El macrófago es la principal célula diana del virus del dengue. Los anticuerpos no neutralizantes pueden estimular la captación del virus del dengue y el VIH hacia el interior de la célula mediante los receptores Fc. Los macrófagos y las células de la estirpe mieloide infectados por el VIH constituyen un reservorio para el virus y le permiten llegar hasta el cerebro. Se cree que la demencia asociada al SIDA deriva de las acciones de los macrófagos y las células de la microglía infectadas por el VIH en el cerebro. Se dispone de fármacos antivirales frente al VIH. Enfermedades víricas de transmisión sexual La transmisión sexual es la principal vía de diseminación de los papilomavirus, el VHS, el CMV, el VIH, el VLTH-1, el VHB, el VHC y el virus de la hepatitis D (VHD) (cuadro 46-5). Estos virus provocan infecciones crónicas, latentes y recurrentes, y la diseminación asintomática del virus a través del semen y las secreciones vaginales. Estas propiedades víricas estimulan su diseminación por una vía de transmisión que se usa con relativa poca frecuencia y que se puede evitar durante la fase sintomática de la enfermedad. El virus también se puede transmitir por vía neonatal o perinatal a los recién nacidos. Los papilomavirus y los VHS provocan infecciones primarias locales con una enfermedad recurrente en el mismo lugar. Las lesiones y la diseminación asintomática son las fuentes de la transmisión sexual y la transmisión perinatal al recién nacido. El CMV y el VIH infectan las células linfoides y mieloides submucosas, mien- tras que los virus de la hepatitis se dirigen al hígado. El CMV, el VIH y los virus de la hepatitis están presentes en la sangre, el semen y las secreciones vaginales, los cuales pueden transmitir el virus a los compañeros sexuales y a los recién nacidos. Virus transmitidos por transfusión y trasplante El VHB, el VHC, el VIH, el VLTH-1 y el CMV se transmiten a través de la sangre y los trasplantes de órganos. Estos virus también están presentes en el semen y, por tanto, pueden trans- mitirse por vía sexual. La naturaleza crónica de la infección, la secreción asintomática persistente del virus o la infección de los macrófagos y los linfocitos facilitan la transmisión por estas vías. El virus de la encefalitis del Nilo Occidental produce una viremia suficiente durante un período prolongado que ha he- cho posible su diseminación por transfusión. El cribado de las donaciones de sangre con respecto a la presencia del VHB, el VHC, el VIH y el VLTH ha controlado la transmisión de estos virus en las transfusiones de sangre (cuadro 46-6). En la sangre para los bebés y los órganos se realizan pruebas de cribado para el CMV, no así en la sangre para la población general, donde no se realizan pruebas para el CMV y otros virus, por lo que sigue existiendo riesgo de infección. Diseminación de virus a través de artrópodos y animales Entre los virus transmitidos por artrópodos (arbovirus) se encuentran numerosos togavirus, flavivirus, bunyavirus y el reovirus responsable de la fiebre de las garrapatas de Colo- rado. Estos virus producen una viremia suficiente en aves u otros animales (hospedadores) para permitir su adquisición por mosquitos o garrapatas (vectores) y su ulterior trans- misión al ser humano cuando estos últimos entran en el hábitat del vector y del hospedador. Si un virus puede es- tablecer una viremia suficiente en el ser humano, dicho virus, como el virus de la fiebre amarilla, el virus de la encefalitis del Nilo Occidental o el virus de la encefalitis de San Luis, CUADRO 46-4 Virus transmitidos a través de la sangre Hepatitis B, C, G, D Virus de la inmunodeficiencia humana Virus linfótropo de linfocitos T humanos de tipo 1 Citomegalovirus Virus de Epstein-Barr Virus de la encefalitis del Nilo Occidental CUADRO 46-5 Virus de transmisión sexual Papilomavirus humanos 6, 11, 42 Papilomavirus humanos 16, 18, 31, 45 y otros (riesgo elevado de carcinoma cervical humano) Virus del herpes simple (predominantemente VHS-2) CitomegalovirusVirus de las hepatitis B, C y D Virus de la inmunodeficiencia humana Virus linfótropo de linfocitos T humanos de tipo 1 CUADRO 46-6 Cribado del suministro de sangre Síndrome de la inmunodeficiencia humana Hepatitis B Hepatitis C Virus linfótropo de linfocitos T humanos de tipo 1 y 2 Virus de la encefalitis del Nilo Occidental* Sífilis *Ensayo que comenzó en 2003 con 6 millones de unidades y 818 unidades positivas cuyo uso se descartó. PAPEL DE LOS VIRUS EN LAS ENFERMEDADES 427 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. podrá propagarse en el entorno urbano. Los arenavirus, los hantavirus y los rabdovirus se transmiten al ser humano a través de la saliva, la orina, las heces o la mordedura de un animal infectado (tabla 46-3). Se dispone de vacunas contra la rabia para la población cuyo trabajo suponga un riesgo de contraer la enfermedad o para los individuos en los que se sospeche que han sido infectados por el virus de la rabia. Síndromes de posible etiología vírica Existen varias enfermedades que producen síntomas, tienen características epidemiológicas o de otro tipo que remedan las propias de una infección vírica o pueden ser secuelas de infecciones víricas (p. ej., respuestas inflamatorias a una in- fección vírica persistente). Entre ellas se incluye la esclerosis múltiple, la enfermedad de Kawasaki, la artritis, la diabetes y el síndrome de fatiga crónica. Por otro lado, la intensa respuesta de citocinas producida por numerosas infecciones víricas puede desencadenar una pérdida de tolerancia a los autoantígenos que desencadena enfermedades autoinmunes. infecciones crónicAs y PotenciAlmente oncogénicAs Las infecciones crónicas se producen cuando el sistema inmunitario tiene dificultades para eliminar la infección. Los virus ADN (excepto los parvovirus y los poxvirus) y los retrovirus provocan infecciones latentes con posibilidad de recurrencia. El CMV y otros herpesvirus, los virus de las hepatitis B, C, G y D y los retrovirus provocan infecciones productivas crónicas. El VHB, el VHC, el VEB, el VHH-8, los PVH y el VLTH-1 están relacionados con el cáncer en el ser humano. El VEB, los PVH y el VLTH-1 pueden inmortalizar las células; tras la inmortalización, los cofactores, las anomalías cromosómicas o ambos permiten la proliferación de clones de células que contienen virus para dar lugar a una neoplasia. Normalmente, el VEB provoca mononucleosis infecciosa, pero también se ha asociado al linfoma africano de Burkitt, al linfoma de Hodgkin y al carcinoma nasofaríngeo; el VLTH-1 está relacionado con la leucemia humana de linfocitos T del adulto. Muchos papi- lomavirus inducen una hiperplasia simple, caracterizada por el desarrollo de una verruga; sin embargo, otras cepas de PVH se han relacionado con determinadas neoplasias en el ser humano (p. ej., los tipos 16 y 18, asociados al carcinoma cervical). En el hígado, la acción vírica directa o la inflamación y la lesión celular crónica y el proceso de reparación del hígado infectado por un VHB o un VHC pueden desencadenar un fenómeno de tumorogenia que conduzca a la formación de un carcinoma hepatocelular. El VHS-2 se ha relacionado con el carcinoma cer- vical humano, y es muy probable que actúe como cofactor. En los sujetos con SIDA, los pacientes sometidos a quimioterapia contra el cáncer o los receptores de trasplantes, la inmunode- presión también permite la aparición del linfoma del VEB. La infección por VHH-8 produce un gran número de citocinas que estimulan la proliferación celular, la cual puede progresar hasta el sarcoma de Kaposi, en especial en pacientes con SIDA. En la actualidad se dispone de vacunas frente al VHB y cepas de PVH de alto riesgo. El desarrollo de un programa mundial de vacunación frente al VHB no solamente reduciría la diseminación de la hepatitis vírica, sino que impediría la aparición del carcinoma hepatocelular primario. Igualmente, las vacunas frente a los PVH también reducirían la incidencia de carcinoma cervical. infecciones en PAcientes inmunodePrimidos Los pacientes con inmunidad celular deficiente generalmente son más vulnerables frente a la infección por los virus con envoltura (especialmente los virus herpes, el virus del saram- pión e, incluso, el virus de la vacuna utilizado en las vacunas frente a la viruela) y a recurrencias de infecciones por virus latentes (virus herpes y papovavirus). Las deficiencias graves de linfocitos T también afectan a la respuesta humoral frente al virus. Las inmunodeficiencias celulares pueden ser congéni- tas o adquiridas. Pueden deberse a anomalías genéticas (p. ej., la enfermedad de Duncan, el síndrome de DiGeorge, el sín- drome de Wiskott-Aldrich), leucemia o linfoma, infecciones (p. ej., SIDA) o tratamiento inmunodepresor. Los virus provocan cuadros atípicos o más graves en personas inmunodeprimidas. Por ejemplo, las infecciones por virus herpes (VHS, CMV, VVZ), que normalmente son benignas y localizadas, pueden progresar localmente o pueden diseminarse y provocar infecciones viscerales y neurológicas potencialmente mortales. Una infección de sarampión puede provocar una neumonía de células gigantes (sincitial) en lugar del exantema característico. Los individuos con deficiencia de inmunoglobulina A o hipogammaglobulinemia (deficiencia humoral) tienen más problemas con los virus respiratorios y gastrointestinales. Los individuos con hipogammaglobulinemia tienen mayor probabilidad de padecer una enfermedad significativa tras la infección por virus que progresan por viremia, incluida la vacuna viva de la polio, los echovirus y el VVZ. infecciones congénitAs, neonAtAles y PerinAtAles El desarrollo y el crecimiento del feto constituyen un proceso tan ordenado y rápido que una infección vírica puede dañar o impedir la adecuada formación de tejidos importantes, Tabla 46-3 Arbovirus y zoonosis Virus Familia Reservorio/vector Encefalitis equina oriental togavirus Aves/mosquito Aedes Encefalitis equina occidental togavirus Aves/mosquito Culex Encefalitis del Nilo Occidental Flavivirus Aves/mosquito Culex Encefalitis de San Luis Flavivirus Aves/mosquito Culex Encefalitis de California Bunyavirus Mamíferos de pequeño tamaño/mosquito Aedes Encefalitis de La Crosse Bunyavirus Mamíferos de pequeño tamaño/mosquito Aedes Fiebre amarilla Flavivirus Aves/mosquito Aedes Dengue Flavivirus Monos/mosquito Aedes Fiebre de las garrapatas de Colorado Reovirus Garrapata Coriomeningitis linfocítica Arenavirus Roedores Fiebre de Lassa Arenavirus Roedores Hantavirus Sin Nombre Bunyavirus Ratón ciervo Ébola Filovirus Desconocido Rabia Rabdovirus Murciélagos, zorros, mapaches, etc. Gripe A Ortomixovirus Aves, cerdos, etc. 428 MICROBIOLOGÍA MÉDICA provocando un aborto o la aparición de anomalías congénitas. La infección puede tener lugar en el útero (prenatal; p. ej., virus de la rubéola, parvovirus B19, CMV, VIH), durante el tránsito por el canal del parto por contacto con lesiones o sangre (neonatal; p. ej., VHS, VHB, CMV, PVH) o poco después del nacimiento (posnatal; p. ej., VIH, CMV, VHB, VHS, virus Coxsackie B, echovirus). Los recién nacidos dependen de la inmunidad de la madre para protegerse frente a las infecciones víricas. Reciben anti- cuerpos a través de la placenta y, posteriormente, de la leche materna. Este tipo de inmunidad pasiva puede permanecer efectiva durante un período comprendido entre 6 meses y 1 año después del nacimiento. Los anticuerpos maternos pueden 1) proteger al feto frente a la diseminación del virus durante una viremia (p. ej., rubéola, B19); 2) conferir pro- tección frente a numerosas infecciones víricas de los sistemas entérico y respiratorio, y 3) reducir la gravedad de otras enfermedades víricas con posterioridad al nacimiento. En cualquier caso, puesto que en el momento de nacer el sistema inmunitario celular aún no está maduro, los recién nacidos son vulnerablesa los virus que se transmiten de una célula a otra (p. ej., virus respiratorio sincitial, VHS, VVZ, CMV, VIH). El virus de la rubéola y el CMV son ejemplos de virus teratógenos que pueden provocar una infección congénita y anomalías congénitas graves. La infección por el VIH que se adquiere intraútero o a través de la leche materna inicia una infección crónica que provoca linfadenopatía, falta de crecimiento o encefalopatía durante los 2 años siguientes al nacimiento. El VHS puede adquirirse durante el paso a través de un canal del parto infectado y provocar enfermedad diseminada potencialmente mortal. La infección nosocomial de los recién nacidos puede dar lugar a un desenlace similar. La infección por parvovirus B19 en el útero puede provocar un aborto espontáneo. 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