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VACUNAS ANTIMICROBIANAS

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99© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Vacunas antimicrobianas11
Independientemente de si aparece como reacción a la va-cunación o a un tratamiento, la inmunidad puede prevenir 
o disminuir los síntomas graves de enfermedad al inhibir la 
propagación de una bacteria, una toxina bacteriana, un virus u 
otro microbio hacia el órgano diana o bien al actuar con rapidez 
en el foco de infección. Las respuestas inmunitarias de memo-
ria activadas cuando se expone un individuo inmunizado son 
más rápidas e intensas que en los individuos no inmunizados. 
Al igual que la inmunidad individual, la vacunación de una 
población disminuye el número de personas sensibles (inmu-
nidad de la comunidad) y detiene la propagación del agente 
infeccioso. En el ámbito nacional o internacional, los programas 
de vacunación han conseguido los siguientes objetivos:
1. Protección de grupos de la población de los síntomas 
de tos ferina, difteria, tétanos y rabia.
2. Protección y control de la propagación del sarampión, 
parotiditis, rubéola e infección por el virus varicela-
zóster, Haemophilus influenzae B (Hib) y Streptococcus 
pneumoniae.
3. Eliminación de la poliomielitis por virus de tipo salvaje 
en la mayor parte del mundo, así como de la viruela en 
todo el mundo.
Junto a los programas de vacunación, también pueden 
tomarse medidas para prevenir la enfermedad al limitar la 
exposición de los individuos sanos a sujetos infectados (cua-
rentena) y eliminar el origen de la infección (p. ej., purifica-
ción del agua) o el modo de contagio del agente infeccioso 
(p. ej., erradicación de mosquitos). La viruela constituye un 
buen ejemplo de una infección controlada a través de estos 
métodos. Desde 1977, la viruela natural se ha eliminado 
gracias al éxito de un programa de la Organización Mundial 
de la Salud (OMS) en el que se combinaron la vacunación y 
la cuarentena. La poliomielitis y el sarampión también son 
objetivos a eliminar.
Sin embargo, aún aparecen casos de enfermedades preve-
nibles con vacunas en los países en los que los programas de 
vacunación 1) no existen o son excesivamente caros (países 
en vías de desarrollo y 2) no reciben una atención adecuada 
(p. ej., EE.UU.). Un ejemplo es el sarampión, el cual produce 
2.000.000 de muertes anuales en el mundo como consecuen-
cia del primer motivo y se observa con una frecuencia cada 
vez mayor en EE.UU. como consecuencia del segundo.
tiPos de VAcunAción
La vacunación pasiva consiste en la inyección de anticuerpos 
purificados o de suero con anticuerpos para tratar o conferir 
una protección rápida y temporal a un sujeto. Los recién 
nacidos reciben inmunidad pasiva natural a partir de las 
inmunoglobulinas maternas que atraviesan la placenta o se 
encuentran en la leche.
La vacunación activa es la que aparece cuando se estimula 
la aparición de una respuesta inmunitaria a la exposición a 
un inmunógeno, sea la exposición a un agente infeccioso 
(vacunación natural) o mediante una exposición forzada 
a microorganismos o a sus antígenos con vacunas. En una 
exposición posterior al agente virulento se activa la aparición 
de una respuesta inmunitaria secundaria más rápida y eficaz 
de protección de la persona expuesta o bien se generan anti-
cuerpos que inhiben su propagación o actuación.
Vacunación pasiva
La vacunación pasiva se puede utilizar con los siguientes 
objetivos:
1. Prevención de la aparición de enfermedad tras una expo-
sición conocida (p. ej., pinchazo con una aguja con sangre 
contaminada por el virus de la hepatitis B [VHB]).
2. Mejora de los síntomas de una enfermedad progresiva.
3. Protección de pacientes con inmunodeficiencias.
4. Inhibición de la acción de las toxinas bacterianas y 
prevención de las enfermedades que producen (es 
decir, como tratamiento).
En la actualidad se dispone de preparados de inmuno-
globulinas séricas obtenidas a partir de seres humanos o de 
animales (p. ej., el caballo) seropositivos que se utilizan como 
profilaxis de diversas enfermedades bacterianas y víricas 
(tabla 11-1). La globulina sérica humana se prepara a partir 
de mezclas de plasma y contiene el repertorio normal de 
anticuerpos de un adulto. Sin embargo, también existen 
preparaciones especiales de globulinas con un título elevado 
de anticuerpos contra el virus de la hepatitis B (HBIg), el 
virus de la varicela-zóster (VZIg), el virus de la rabia (RIg) y 
el del tétanos (TIg). La inmunoglobulina humana es siempre 
preferible a la de origen animal, puesto que se asocia a un 
menor riesgo de aparición de una reacción de hipersensibili-
dad (enfermedad del suero).
Por otra parte, se están desarrollando preparados de an-
ticuerpos monoclonales con el fin de conferir protección 
frente a diversos patógenos y enfermedades. También se 
están estudiando anticuerpos monoclonales capaces de inhibir 
los mecanismos patógenos asociados a la infección, como la 
adhesión de los neutrófilos y el shock séptico.
Vacunación activa
El término vacuna procede del virus de la viruela vacuna, un 
miembro menos virulento de la familia de los poxvirus que se 
utilizó para vacunar a las personas contra la viruela. Las vacu-
nas clásicas se pueden dividir en dos grupos en función de la 
aparición de infección en la persona receptora (vacunas ate-
nuadas, como la del virus de la vacuna bovina) o la ausencia 
de esta infección (vacunas muertas-inactivadas-de subuni-
dades) (fig. 11-1). Las vacunas de ácido desoxirribonucleico 
(ADN) representan un nuevo método de vacunación en el 
que se inyecta ADN plasmídico en el músculo o la piel, el cual 
es captado por las células dendríticas, las células musculares 
o los macrófagos que expresan el gen como el inmunógeno 
de una infección natural. La vacunación con ADN estimula 
100 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
las respuestas inmunitarias mediadas por linfocitos T, que se 
pueden reforzar con antígeno para inducir una respuesta de 
anticuerpos maduros.
Vacunas inactivadas
Las vacunas inactivadas emplean una gran cantidad de antíge-
no para conseguir una respuesta humoral protectora que no se 
asocie al riesgo de aparición de una infección por el patógeno. 
Las vacunas inactivadas se pueden obtener mediante la inacti-
vación química (p. ej., formol) o térmica de las bacterias, las 
toxinas bacterianas o los virus, o bien mediante la purificación 
o síntesis de los componentes o las subunidades de los mi-
croorganismos infecciosos. Las vacunas de microorganismos 
inactivados suelen generar respuestas de anticuerpos (res-
puestas TH2) y respuestas de inmunidad celular limitadas.
Estas vacunas se suelen administrar con un adyuvante, que 
refuerza su inmunogenicidad al fomentar la captación por 
las células dendríticas (DC) y los macrófagos o estimularlos. 
Muchos adyuvantes estimulan a los receptores del tipo toll 
para que activen a estas células presentadoras de antígenos. La 
mayor parte de las vacunas se precipitan sobre alumbre para 
inducir la liberación lenta del antígeno y su captación por las 
DC y los macrófagos. El MF59 (escualeno microfluidificado 
en una emulsión de aceite y agua) y el monofosforil lípi-
do A (MPL) son adyuvantes empleados en algunas vacunas más 
recientes. Los adyuvantes experimentales son emulsiones, 
partículas parecidas a virus, liposomas (complejos lipídicos 
definidos), componentes de la pared de la célula bacteriana, 
jaulas moleculares para el antígeno, surfactantes poliméricos 
y formas atenuadas de la toxina del cólera y la linfotoxina 
de Escherichia coli. Estas últimas moléculas son potentes 
adyuvantes para los anticuerpos secretores (inmunoglobuli-
na A [IgA]) tras la vacunación intranasal u oral.
Se emplean vacunas inactivadas en mayor medida que 
atenuadas para conferir protección frente a la mayoría de las 
bacterias y los virus en los que no es posible llevar a cabo el 
proceso de atenuación, pueden originar una infección recu-
rrente o presentan un potencial oncogénico. En general, las 
vacunas inactivadas son seguras, salvo en aquellas personasque presentan reacciones alérgicas a los componentes de la va-
cuna. Por ejemplo, muchas vacunas antivíricas son producidas 
en huevos y, por tanto, no pueden administrarse a las personas 
alérgicas a este alimento. Los inconvenientes de las vacunas 
inactivadas se enumeran a continuación y se comparan con 
las vacunas atenuadas en la tabla 11-2:
1. Habitualmente no consiguen una inmunidad de por 
vida.
De White DO, Fenner FJ: Medical virology, 3.ª ed., Nueva York, 1986, Academic.
Tabla 11-1 Inmunoglobulinas disponibles 
para la profilaxis tras la exposición*
Enfermedad Origen
Hepatitis A Humana
Hepatitis B Humana
Sarampión Humana
Rabia Humana†
Varicela, varicela-zóster Humana†
Citomegalovirus Humana
tétanos Humana†, equina
Botulismo Equina
Difteria Equina
*También se dispone de inmunoglobulinas para otros microorganismos.
†Se dispone de títulos altos de anticuerpos específicos, que constituyen el trata-
miento preferido.
Tabla 11-2 Ventajas y desventajas de las vacunas 
de virus vivos e inactivados
Propiedad
Vacuna de virus 
vivos
Vacuna de virus 
inactivados
Vía de administración Natural* o 
inyección
Inyección
Dosis de virus, coste Bajos Elevados
Número de dosis, carga Una†, baja Múltiples, alta
Necesidad de adyuvante No Sí‡
Duración de la inmunidad Largo plazo Corto plazo
Respuesta de anticuerpos IgG, IgA§ IgG
Respuesta de inmunidad 
celular
Buena Mala
termoestabilidad en las 
zonas tropicales
Sí|| No
Interferencia¶ Ocasional Ninguna
Efectos secundarios Síntomas leves 
ocasionales**
En ocasiones dolor 
en el brazo
Reversión a virulencia Muy pocas veces No
Ig, inmunoglobulina.
*Oral o respiratoria (en ciertos casos).
†A veces es preciso administrar una sola dosis de recuerdo después de 6-10 años 
(fiebre amarilla, sarampión, rubéola).
‡No obstante, el alumbre empleado habitualmente carece de eficacia.
§IgA, si se administra por vía oral o por vía respiratoria. La vacuna oral de la polio-
mielitis puede impedir que se replique en el intestino el poliovirus tipo salvaje.
||Para la conservación son útiles el cloruro magnésico y otros estabilizantes, así 
como el almacenamiento en frío.
¶La interferencia de otros virus o enfermedades puede impedir una infección e 
inmunidad suficientes.
**Especialmente rubéola y sarampión.
Figura 11-1 tipos de vacunación. Pueden administrarse anticuerpos 
para inhibir la acción de un agente infeccioso (vacunación pasiva), o bien 
puede aparecer una respuesta inmunitaria secundaria a una infección 
natural o a la vacunación (vacunación activa). Se muestran las diferentes 
formas de vacunación pasiva y activa. A, Cuando no se disponga de an-
ticuerpos humanos, se pueden utilizar anticuerpos de origen equino. 
B, La vacuna puede estar formada por componentes purificados del agente 
infeccioso o bien desarrollarse a través de técnicas de ingeniería genética 
(partículas similares a virus [VLP]). C, Vacuna seleccionada tras el paso a 
alta o baja temperatura por animales, huevos embrionados o cultivos 
celulares. D, Eliminación, inserción, reorganización y otros mutantes de 
laboratorio. E, Vacuna formada por un virus de una especie diferente, si 
bien comparte un antígeno común con el virus humano.
VACUNAS ANtIMICROBIANAS 101
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2. La inmunidad puede ser solamente humoral (TH2) sin 
participación del componente celular.
3. La vacuna no provoca una respuesta local de IgA.
4. Es preciso administrar dosis de recuerdo.
5. Se deben utilizar dosis mayores.
Se distinguen tres tipos principales de vacunas bacterianas 
inactivadas: toxoides (toxinas inactivadas), con bacterias in-
activadas (muertas) y con la cápsula o las subunidades 
proteicas de las bacterias. En la tabla 11-3 se muestran las 
vacunas bacterianas disponibles en la actualidad. La mayor 
parte de las vacunas antibacterianas protegen frente a la ac-
ción patógena de las toxinas.
Existen vacunas víricas inactivadas de los virus de la polio-
mielitis, la hepatitis A, la gripe y la rabia. La vacuna de Salk 
frente a la poliomielitis (vacuna de la poliomielitis inactivada 
[VPI]) se prepara mediante la inactivación de los viriones con 
formol. Antiguamente, la vacuna contra la rabia se preparaba 
mediante la inactivación con formol de neuronas infectadas 
de conejo o de embriones infectados de pato. Sin embargo, 
hoy en día se fabrica mediante la inactivación química de 
viriones en cultivos de células diploides humanas. Debido a 
la lenta evolución de la rabia, la vacuna se puede administrar 
inmediatamente después de la exposición de una persona al 
virus y aún puede provocar una respuesta humoral protectora.
Una vacuna de subunidades consta de los componentes 
bacterianos o víricos que suscitan una respuesta inmunitaria 
protectora. Las estructuras de superficie de las bacterias y 
las proteínas de fijación de los virus (cápside o glucoproteínas) 
provocan la aparición de anticuerpos protectores. Asimis-
mo, las vacunas de subunidades pueden incluir antígenos de 
linfocitos T. Es posible aislar el componente inmunógeno de la 
bacteria, el virus o las células infectadas por el virus por medio 
de métodos bioquímicos, aunque también se puede preparar 
la vacuna por ingeniería genética mediante la expresión de 
genes víricos clonados en bacterias o células eucarióticas. Por 
ejemplo, en un principio la vacuna de subunidades del VHB 
se preparó a partir del antígeno de superficie obtenido del 
suero de portadores crónicos del virus. En este momento la 
vacuna frente al VHB se obtiene de una levadura portadora 
del gen de HBsAg. El antígeno se purifica, se trata por medio 
de métodos químicos y se absorbe en alumbre para poder 
ser utilizado en la vacuna. Las proteínas de la subunidad 
empleadas para las vacunas del VHB y el virus del papiloma 
humano (VPH) forman partículas parecidas a los virus (VLP, 
del inglés virus­like particles), que son más inmunógenas que 
las proteínas individuales.
La vacuna de la gripe inactivada está constituida por una 
mezcla de cepas de virus cultivadas en huevos embrionados 
y posteriormente inactivada o por sus subunidades proteicas 
(hemaglutinina y neuraminidasa). Se están desarrollando 
vacunas derivadas de células en cultivo tisular y fabricadas 
mediante ingeniería genética. La vacuna se prepara cada año 
para conseguir protección frente a las cepas del virus que se 
espera amenacen a la población al año siguiente.
Las vacunas contra H. influenzae B, Neisseria meningiti­
dis, Salmonella typhi y S. pneumoniae (23 cepas) se preparan 
a partir de polisacáridos capsulares. No obstante, habitual-
mente los polisacáridos poseen un escaso poder inmunóge-
no (antígenos independientes de linfocitos T). La vacuna 
antimeningocócica contiene los polisacáridos de los cuatro 
principales serotipos de la bacteria (A, C, Y y W-135). La 
vacuna antineumocócica contiene polisacáridos procedentes 
de 23 serotipos. La inmunogenicidad de los polisacáridos se 
refuerza al combinarlos con un portador proteico (vacuna 
conjugada) (p. ej., toxoide diftérico, proteína de membrana 
externa de N. meningitidis o proteína de Corynebacterium 
diphteriae) (fig. 11-2). Se ha autorizado la administración a 
lactantes y niños del complejo formado por el polisacárido 
de H. influenzae B (Hib) y el complejo portador del toxoide 
diftérico. Se ha desarrollado una vacuna conjugada «neumo-
cócica» de S. pneumoniae en la que un polisacárido proce-
dente de las trece cepas con mayor prevalencia en EE.UU. 
se ha unido a una forma no tóxica de la toxina diftérica. Esta 
vacuna se puede administrar tanto a lactantes como a niños 
pequeños. Las restantes vacunas de polisacáridos tienen un 
menor poder inmunógeno y se deben administrar solamente 
a niños mayores de 2 años.
Vacunas vivas atenuadas
Las vacunas vivas atenuadas se preparan con microorganismos 
dotados de una escasa capacidad para provocar enferme-
dad (p. ej., microorganismos avirulentos o atenuados). Las 
vacunasatenuadas son especialmente útiles para conferir 
protección frente a las infecciones causadas por virus con 
Tabla 11-3 Vacunas antibacterianas*
Bacteria (enfermedad) Componentes de la vacuna Personas que deben recibir las vacunaciones
Corynebacterium diphteriae (difteria) toxoide Niños y adultos
Clostridium tetani (tétanos) toxoide Niños y adultos
Bordetella pertussis (tos ferina) Acelular Niños y adolescentes
Haemophilus influenzae B (Hib) Conjugado polisacárido capsular-proteína Niños
Neisseria meningitidis A y C 
(enfermedad meningocócica)
Conjugado polisacárido capsular-proteína, 
polisacárido capsular
Personas de alto riesgo (p. ej., con asplenia), viajeros a zonas 
endémicas (p. ej., militares), niños
Streptococcus pneumoniae 
(enfermedad neumocócica; meningitis)
Polisacáridos capsulares; conjugado 
polisacárido capsular-proteína
Niños, personas de alto riesgo (p. ej., con asplenia), ancianos
Vibrio cholerae (cólera) Células muertas Viajeros con riesgo de exposición
Salmonella typhi (fiebre tifoidea) Células muertas, polisacárido Viajeros con riesgo de exposición, contactos domésticos, 
trabajadores en contacto con aguas residuales
Bacillus anthracis (carbunco) Células muertas Manipuladores de pieles importadas, militares
Yersinia pestis (peste) Células muertas Veterinarios, personas en contacto con animales
Francisella tularensis (tularemia) Células vivas atenuadas Personas en contacto con animales residentes en zonas 
endémicas
Coxiella burnetii (fiebre Q) Inactivada Personas en contacto con ovejas, personal de laboratorio que 
manipule C. burnetii
Mycobacterium tuberculosis 
(tuberculosis)
Bacilo de Calmette-Guérin atenuado 
(Mycobacterium bovis)
No recomendada en EE.UU.
*Enumeradas según la frecuencia de utilización.
102 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
envoltura, cuya resolución requiere la participación de las res-
puestas inmunitarias de los linfocitos T. La inmunización con-
seguida mediante una vacuna atenuada remeda la infección 
natural en la medida en que la respuesta inmunitaria progresa 
a través de la aparición de una respuesta TH1, seguida de 
una respuesta TH2 y, finalmente, de respuestas inmunitarias 
humoral, celular y de memoria. La inmunidad así adquirida 
suele persistir de por vida y, según la vía de administración 
utilizada, puede incluso simular la respuesta inmunitaria 
normal observada tras la exposición al agente infeccioso. Sin 
embargo, las vacunas atenuadas presentan los tres problemas 
enumerados a continuación:
1. El virus vacunal puede resultar aún peligroso en per-
sonas inmunodeprimidas o mujeres embarazadas que 
carecen de los recursos inmunológicos suficientes para 
resolver incluso una infección vírica «débil».
2. La vacuna puede convertirse en una forma vírica viru-
lenta.
3. Es preciso mantener la viabilidad de la vacuna.
Entre las vacunas atenuadas bacterianas figuran la vacuna 
oral contra la fiebre tifoidea, cepa atenuada (Ty21a) de 
S. typhi; la vacuna BCG de la tuberculosis, bacilo de Calmette-
Guérin (BCG), una cepa atenuada de Mycobacterium bovis; y 
la vacuna atenuada de la tularemia. En ocasiones es necesario 
contar con una combinación de las respuestas humoral y ce-
lular provocadas por la administración de vacunas atenuadas 
frente a las bacterias de desarrollo intracelular. En EE.UU. no 
se utiliza la vacuna BCG porque la vacunación no es siempre 
protectora y las personas vacunadas con ella muestran una 
falsa reacción positiva a la prueba del derivado proteico pu-
rificado (PPD, del inglés purified protein derivative), la cual 
representa la prueba de cribado empleada en dicho país para 
controlar la tuberculosis.
Las vacunas de virus atenuados están formadas por ce-
pas menos virulentas (atenuadas) del virus de tipo salvaje, 
virus pertenecientes a otras especies con las que comparten 
determinantes antigénicos (vacuna para la viruela, rotavirus 
bovinos) o virus no virulentos obtenidos mediante técnicas 
de ingeniería genética (v. fig. 11-1). Los virus de tipo salvaje 
se atenúan al crecer en huevos embrionados o en cultivos ce-
lulares a temperaturas no fisiológicas (25-34 oC) y protegidos 
de las presiones selectivas de la respuesta inmunitaria del 
organismo hospedador. En estas condiciones, se selecciona 
o permite el crecimiento de cepas víricas (mutantes) porta-
doras de alguna de las siguientes características: 1) menor 
virulencia, puesto que crecen con dificultad a 37 oC (cepas 
sensibles a la temperatura [p. ej., vacuna del sarampión] 
y cepas adaptadas al frío [vacuna de la gripe]); 2) ausencia 
de replicación correcta en cualquier tipo celular humano 
(mutantes con rango de hospedador); 3) imposibilidad de 
evitar el control inmunológico, o 4) capacidad de replicación 
en un foco «benigno», pero no de diseminación, fijación ni 
replicación en el tejido diana afectado normalmente por la 
enfermedad (p. ej., la vacuna de la poliomielitis se replica en 
Figura 11-2 Vacunas conjugadas de polisacáridos capsulares. Los poli-
sacáridos capsulares son poco inmunógenos, no inducen la colaboración 
de los linfocitos t y sólo inducen IgM sin memoria. Los polisacáridos de la 
cápsula conjugados con una proteína (p. ej., toxoide de la difteria) se unen 
a la IgM contra el polisacárido de la superficie del linfocito B; este complejo 
se interioriza, se procesa y a continuación se presenta un péptido unido al 
complejo principal de histocompatibilidad II (MHC II) a los linfocitos t CD4. 
Los linfocitos t se activan, producen citocinas e inducen el cambio de clase 
de las inmunoglobulinas para generar el linfocito B con el polisacárido 
específico. Los linfocitos B se pueden activar, sintetizar IgG y aparecerán 
linfocitos memoria. TCR, receptor del linfocito t.
Tabla 11-4 Vacunas frente a virus*
Virus
Componentes 
de la vacuna
Personas que deben 
recibir las vacunaciones
Poliomielitis Inactivada (vacuna 
de la poliomielitis 
inactivada, vacuna 
de Salk)
Niños
Atenuada (vacuna 
oral de la 
poliomielitis, 
vacuna de Sabin)
Niños
Sarampión Atenuada Niños
Parotiditis Atenuada Niños
Rubéola Atenuada Niños
Varicela-zóster Atenuada Niños
Rotavirus Híbridos 
bovino-humano
Atenuada
Lactantes
Virus del papiloma 
humano (VPH)
VLP Mujeres de 9-26 años
Gripe Inactivada Niños, adultos, en 
especial personal 
médico y ancianos
Atenuada 
(pulverizador nasal)
2-50 años
Hepatitis B Subunidades (VLP) Recién nacidos, personal 
sanitario, grupos de 
alto riesgo (p. ej., 
sujetos promiscuos, 
adictos a drogas por 
vía parenteral)
Hepatitis A Inactivada Niños, educadores, 
viajeros a zonas 
endémicas, indios 
americanos nativos y 
habitantes de Alaska
Adenovirus Atenuada Militares
Fiebre amarilla Atenuada Viajeros con riesgo de 
exposición, militares
Rabia Inactivada Cualquier persona 
expuesta al virus
Preexposición: 
veterinarios, personas 
en contacto con 
animales
Viruela Virus atenuado 
de la vacuna
Protección frente a 
ataques bioterroristas, 
militares
Encefalitis 
japonesa
Inactivada Viajeros con riesgo de 
exposición
VLP, partícula similar a virus.
*Enumeradas según la frecuencia de utilización.
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el tubo digestivo, pero no alcanza ni infecta a las neuronas). 
En la tabla 11-4 se muestran ejemplos de vacunas con virus 
vivos atenuados.
La primera vacuna (viruela) fue desarrollada por Edward 
Jenner. La idea de la vacuna le sobrevino cuando observó que 
el virus de la enfermedad llamada «vacuna» (un virus virulen-
to de otra especie que comparte determinantes antigénicos 
con el virus de la viruela) provocaba la aparición en el ser 
humano de una infección benigna, tras lo cual confería una 
inmunidad protectora frente a la viruela. De forma análoga, 
una mezcla de rotavirus humanos y bovinos recombinados es 
la base de una de las actuales vacunas, que se administra para 
proteger a los lactantes frente al rotavirus humano.
En los años cincuenta, Albert Sabin desarrolló laprimera 
vacuna oral contra la poliomielitis (VOP) a partir de virus 
atenuados. La vacuna formada por virus atenuados se obtiene 
mediante múltiples pasos de los tres tipos de poliovirus en 
células de riñón de mono. En la cepa de la vacuna de tipo 1 
se acumulan, al menos, 57 mutaciones. Cuando esta vacuna 
se administra por vía oral, se secreta IgA en el intestino y 
aparece IgG en el suero, lo que confiere protección a lo largo 
de toda la vía de infección normal del virus de tipo salvaje. Se 
trata de una vacuna económica, de administración sencilla y 
relativamente estable y puede propagarse a los contactos de 
los sujetos vacunados. Los programas eficaces de vacunación 
han llevado a la eliminación de la poliomielitis provocada por 
el virus de tipo salvaje en la mayor parte del mundo. La VPI se 
usa en la mayor parte del mundo en el programa de vacunación 
infantil habitual debido al riesgo de aparición de poliomielitis 
inducida por la administración de la VPO (v. fig. 11-2).
Las vacunas del VHB y del VPH se fabrican mediante 
técnicas genéticas y se cultivan en levaduras. Las proteínas 
de unión del virus, el antígeno de superficie del VHB y la 
proteína L del VPH forman proteínas similares al virus. Al 
limitar la propagación de estos virus, estas vacunas también 
evitan los cánceres asociados (carcinoma de cuello uterino: 
VPH; carcinoma hepatocelular primario: VHB).
Por otra parte, se han desarrollado vacunas de virus atenua-
dos contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola (las cuales 
se administran de manera conjunta en la llamada «vacuna triple 
vírica»), así como frente a la varicela-zóster y, recientemente, 
contra la gripe. La protección frente a estas infecciones exige 
el despliegue de una potente respuesta inmunitaria celular, 
por lo que la vacuna se administra después del año de edad, es 
decir, en un momento lo bastante tardío para evitar la interfe-
rencia con los anticuerpos maternos y en el que la inmunidad 
celular es suficientemente madura. Una vacuna del sarampión 
elaborada a partir de virus muertos obtuvo resultados insatis-
factorios puesto que proporcionaba una inmunidad incompleta 
que inducía síntomas de mayor gravedad (sarampión atípico) 
con posterioridad a la exposición al virus del sarampión de tipo 
salvaje que los asociados a la infección natural.
La primera vacuna de virus atenuados contra el sarampión 
estaba formada por la cepa Edmonston B y fue desarrollada 
por Enders y cols. Este virus se cultivó ampliamente de forma 
seriada a 35 °C en células renales humanas, células amnióticas 
humanas y células de embrión de pollo. Las cepas vacunales 
utilizadas actualmente son de Moraten (en EE.UU.) y de 
Schwarz (en otros países), y se obtuvieron tras el paso de la 
cepa Edmonston B por embriones de pollo a 32 °C.
De igual modo, los virus de la vacuna contra la parotiditis 
(cepa de Jeryl Lynn) y de la vacuna contra la rubéola (cepa 
Wistar RA 27/3) se atenuaron a través de múltiples pases del 
virus por cultivos celulares. La vacuna de la varicela-zóster 
emplea la cepa Oka, un virus atenuado. La vacuna frente a 
varicela-zóster se administra junto con la vacuna triple vírica 
o se puede administrar una versión más potente en adultos 
para la prevención del zóster.
La vacuna contra la gripe trivalente se administra por vía 
nasal con un pulverizador y está adaptada al frío a 25 °C. A 
diferencia de la vacuna inactivada utilizada anteriormente, 
esta nueva preparación suscita respuestas celulares T y B 
junto a inmunidad mucosa. Esta vacuna sólo puede adminis-
trarse a sujetos de 2 a 49 años.
Futuro de la vacunación
Actualmente se están utilizando técnicas de biología molecu-
lar con el propósito de desarrollar nuevas vacunas. Se pueden 
crear nuevas vacunas atenuadas mediante la introducción 
por ingeniería genética de mutaciones capaces de inactivar o 
producir la eliminación de un gen virulento en lugar de lograr 
una atenuación aleatoria del virus a través de múltiples pases 
por cultivos tisulares. Los genes de agentes infecciosos no sus-
ceptibles de atenuación se pueden introducir en virus seguros 
(p. ej., virus de la viruela vacuna, poxvirus del canario, ade-
novirus atenuados) para generar vacunas de virus híbridos. 
Este método ofrece resultados prometedores respecto a la 
consecución de una vacuna polivalente con actividad frente 
a numerosos agentes en un vector único, seguro, económico 
y relativamente estable. Durante la infección, la vacuna de 
virus híbridos no necesita finalizar un ciclo de replicación, sino 
tan sólo promover la expresión del gen insertado con el fin de 
desencadenar una respuesta inmunitaria a los antígenos. Estos 
sistemas vectoriales del virus de la viruela vacuna, el virus 
del canario y el adenovirus se han utilizado ya en diversas 
vacunas híbridas experimentales. Una vacuna del virus de la 
inmunodeficiencia humano (VIH) seguida de dos vacunas de 
recuerdo con la glucoproteína 120 del VIH mostró resultados 
prometedores pero modestos. Se utiliza una vacuna basada en 
el virus de la viruela vacuna para inmunizar a animales salvajes 
contra la rabia. Se han considerado otros virus como vectores.
Se están desarrollando vacunas de subunidades obteni-
das por técnicas de ingeniería genética mediante la clonación 
de genes que codifican proteínas inmunógenas en vectores 
bacterianos y eucarióticos. Las principales dificultades para el 
desarrollo de este tipo de vacunas son 1) la identificación de la 
subunidad o del inmunógeno peptídico adecuados que propor-
cionarán la respuesta de anticuerpos protectores y la respuesta 
deseada de linfocitos T, y 2) lograr presentar el antígeno en su 
conformación correcta. Una vez identificado, es posible aislar, 
clonar y expresar el gen en bacterias o levaduras para poder así 
producir grandes cantidades de estas proteínas. Se han clonado 
la proteína de envoltura gp120 del VIH, la hemaglutinina del 
virus de la gripe, el antígeno G del virus de la rabia y la gluco-
proteína D del virus del herpes simple, y se han producido 
sus proteínas en células bacterianas o eucariotas para su apli-
cación (o potencial aplicación) como vacunas de subunidades.
Las vacunas de subunidades peptídicas contienen epítopos 
específicos de proteínas microbianas que ocasionan la aparición 
de anticuerpos neutralizables o incluso una respuesta de los 
linfocitos T. Para producir este tipo de respuesta, el péptido 
debe contener las secuencias que se unen a las proteínas MHC I 
o MHC II (complejo principal de histocompatibilidad de las 
clases I o II) en las DC para su presentación y reconocimiento 
por linfocitos T con el fin de suscitar una respuesta inmunita-
ria. Por otra parte, la inmunogenicidad del péptido se puede 
reforzar a través de su unión por un enlace covalente a una 
proteína portadora (p. ej., toxoide tetánico o hemocianina de 
lapa californiana (Megathura crenulata [KLH]), a un ligando 
para un receptor del tipo toll (p. ej., flagelina) o a un péptido 
inmunológico capaz de presentar de manera específica el epí-
topo para obtener la respuesta inmunitaria más apropiada. Sin 
104 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
duda, en el futuro se desarrollarán mejores vacunas conforme 
se vayan conociendo en mayor medida los mecanismos de 
presentación de antígenos y la interacción de antígenos es-
pecíficos con los receptores de linfocitos T.
Se están estudiando adyuvantes destinados a potenciar 
la inmunogenicidad y orientar la respuesta de las vacunas 
a una respuesta de tipo TH1 o TH2. Entre ellos figuran 
algunos activadores de receptores del tipo toll, como los 
oligodesoxinucleótidos de CpG, los derivados del lípido A 
del lipopolisacárido, citocinas y liposomas, nanopartículas, 
etc. El uso de MF59 en una nueva vacuna frente a la gripe 
(no disponible aún en EE.UU.) permite reducir la cantidad 
de antígeno necesaria para inducir inmunidad protectora.
Las vacunas de ADN pueden resultar ventajosas en la 
vacunación contra agentes infecciosos que requieren la parti-
cipación de las respuestashumoral y de los linfocitos T, pero 
que no se pueden incluir en vacunas vivas atenuadas. Este 
método se basa en la clonación del gen de una proteína que 
provoca respuestas protectoras en un plásmido que permita 
la expresión de la misma en células eucarióticas. Se inyecta 
el ADN desnudo en el músculo o la piel del receptor de la 
vacuna, tras lo cual las células captan el ADN y se expresa 
el gen clonado para producir la proteína y presentarla al sis-
tema inmunitario para suscitar respuestas TH1 y TH2. Las 
vacunas de ADN suelen requerir un refuerzo con proteínas 
antigénicas para producir anticuerpos.
Se ha utilizado un nuevo abordaje, denominado vacunolo­
gía inversa, para desarrollar una vacuna frente a N. meningi­
tidis B. Basándose en las propiedades proteínicas predichas a 
partir de la secuencia génica se estudió la capacidad de miles 
de proteínas de conferir protección frente a la infección con 
el fin de identificar proteínas candidatas. Con la aparición de 
ésta y otras nuevas tecnologías, debería ser posible obtener 
vacunas contra agentes infecciosos como Streptococcus mu­
tans (para prevenir la caries dental), los virus del herpes, el 
VIH y parásitos como Plasmodium falciparum (paludismo) 
y Leishmania. De hecho, una vez identificado el inmunógeno 
protector adecuado y logrado el aislamiento del gen que 
lo codifica, debería ser posible obtener una vacuna contra 
prácticamente cualquier agente infeccioso.
ProgrAmAs de VAcunAción
Un programa de vacunación eficaz puede ahorrar millones 
de dólares en asistencia sanitaria. Un programa de este tipo 
no ofrece tan sólo protección a cada una de las personas 
vacunadas frente a la infección y la aparición de enfermedad, 
sino que también reduce el número de personas susceptibles 
en la población general, con lo que en definitiva se previene la 
propagación del agente infeccioso en ella. Aunque la vacuna-
ción puede constituir el método más adecuado para proteger 
a las personas frente a una infección, no se pueden desarrollar 
vacunas frente a todos los agentes infecciosos, ya que se trata 
de un proceso laborioso y caro. En el cuadro 11-1 se muestran 
las consideraciones que hay que tener en cuenta en la elección 
de un candidato para desarrollar un programa vacunal.
La viruela natural se eliminó gracias a un programa de 
vacunación eficaz, puesto que el virus era un buen candidato 
para ese programa; el virus existía en forma de un solo seroti-
po, las personas infectadas siempre presentaban síntomas y la 
vacuna era relativamente benigna y estable. Sin embargo, su 
eliminación fue el resultado de la colaboración concertada por 
parte de la OMS y centros sanitarios de todo el mundo. Por 
otra parte, el rinovirus constituye un ejemplo de un candidato 
poco adecuado para el desarrollo de una vacuna puesto que 
la enfermedad vírica no es grave y el número de serotipos es 
excesivamente alto para que la vacunación tenga éxito. En el 
cuadro 11-2 se presentan los problemas junto a diversos as-
pectos prácticos relacionados con el desarrollo de una vacuna.
Desde el punto de vista de cada sujeto, la vacuna ideal de-
bería conferir una inmunidad segura y de por vida frente a la 
infección y no asociarse a la aparición de efectos secundarios 
graves. Los factores que influyen en el éxito de un programa 
de vacunación engloban no sólo la composición de la vacuna, 
sino también la cronología, el lugar y las condiciones de admi-
nistración. La información errónea sobre la seguridad de las 
vacunas ha impedido que se vacunara a algunos sujetos, lo que 
les ha colocado en situación de riesgo de sufrir enfermedades.
En la figura 11-3 se muestran las pautas de vacunación 
recomendadas en la población pediátrica. Cada año el Ad­
visory Committee on Immunization Practices (ACIP) de los 
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades 
elabora tablas con los calendarios vacunales recomendados 
para niños, adolescentes, adultos y casos especiales. Las va-
cunaciones de recuerdo con vacunas inactivadas y la vacuna 
frente al sarampión con virus vivos atenuados se necesitan 
en fases posteriores de la vida. Las mujeres menores de 26 
años deberían vacunarse frente al VPH y los estudiantes 
de secundaria deberían vacunarse frente al meningococo o 
recibir una dosis de recuerdo. Los adultos deben recibir las 
vacunas contra S. pneumoniae (neumococo), el virus de la 
CUADRO 11-1
Propiedades para considerar a un microorganismo 
buen candidato para el desarrollo de una vacuna
Los microorganismos causan enfermedades significativas
El microorganismo se encuentra en forma de un solo 
serotipo
Los anticuerpos bloquean la infección o la propagación 
sistémica
El microorganismo no posee potencial oncógeno
La vacuna es termoestable, por lo que puede transportarse 
a las zonas endémicas
CUADRO 11-2
Problemas relacionados con la utilización 
de las vacunas
En ocasiones, las vacunas de virus atenuados pueden 
convertirse en formas virulentas
La interferencia con otros microorganismos puede evitar la 
infección producida por una vacuna de virus atenuados 
(p. ej., la rubéola impide la replicación del virus de la 
poliomielitis
La administración de una vacuna de virus atenuados a un 
individuo inmunodeprimido puede poner en riesgo su vida
Pueden aparecer efectos vacunales secundarios, como 
reacciones alérgicas y de hipersensibilidad al antígeno, 
al material no microbiano de la vacuna y a posibles 
contaminantes (p. ej., huevos)
El desarrollo de la vacuna es muy arriesgado y muy caro
La información errónea respecto a la seguridad da lugar a 
un desarrollo insuficiente de vacunas importantes
Es difícil controlar mediante vacunación las infecciones 
producidas por microorganismos que tienen numerosos 
serotipos
VACUNAS ANtIMICROBIANAS 105
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gripe, el virus de la rabia, el VHB y otras enfermedades, en 
función de la ocupación laboral, el tipo de viajes que deban 
realizar y otros factores de riesgo que puedan incrementar su 
susceptibilidad frente a agentes infecciosos específicos. Estas 
vacunas se comentan más en detalle en capítulos posteriores 
al hablar de la enfermedad concreta que previenen.
PREGUNtAS
1. ¿Por qué se utiliza una vacuna de virus inactivados, y no de 
virus atenuados, frente a las siguientes enfermedades: rabia, 
gripe, tétanos, VHB, HiB, difteria, poliomielitis y tos ferina?
2. El tétanos se trata mediante vacunación pasiva y se previene 
mediante vacunación activa. Compare la naturaleza y la 
función de cada una de estas terapias.
3. Mientras la vacuna de virus inactivados de la poliomielitis 
se administra por vía intramuscular, la vacuna de virus 
atenuados de la poliomielitis se administra por vía oral. 
¿En qué difieren la evolución de la respuesta inmunitaria 
y las inmunoglobulinas producidas como respuesta a 
cada vacuna? En una persona vacunada con cada una de 
estas vacunas, ¿qué paso de la infección por poliovirus se 
inhibe?
4. ¿Por qué no se han desarrollado programas de vacunación 
a gran escala para las infecciones por rinovirus, virus del 
herpes simple y virus sincitial respiratorio?
5. Describa los efectos beneficiosos a nivel de salud pública 
y personal que justifican el desarrollo de los siguientes 
programas de vacunación: sarampión, parotiditis, rubéola, 
poliomielitis, viruela, tétanos y tos ferina.
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en 
www.StudentConsult.es
BIBLIOGRAFÍA
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28, 2012.
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Figura 11-3 Programa de vacunación recomendado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Las vacunas se enumeran a las 
edades a las que se recomienda habitualmente su administración. Las barras indican el intervalo de edades aceptables para la vacunación. DTaP, difteria, 
tétanos y tos ferina acelular; HepA, hepatitis A; HepB, hepatitis B; Hib, Haemophilus influenzae tipo b; MCV4, meningocócica tetravalente conjugada; 
PCV, neumocócica conjugada; PVI, poliovirus inactivado; Rota, rotavirus; SRP, sarampión, rubéola y parotiditis; VPN, polisacárido neumocócico. (Tomado 
de Centers for Disease Control and Prevention Advisory Committee on Immunization Practices: Recommended immunization schedule for persons aged 0 
through 6 years-United States, 2012 (PDF). www.cdc.gov/vaccines/recs/schedules/downloads/child/0-6yrs-schedule-pr.pdf. Consultado el 25 de mayo de 2012.)

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