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El paludismo (o malaria) afecta a cerca de 250 millones de personas al año y causa prácticamente 900 000 muertes. La causa de la enfermedad es la infección con protozoos unicelulares del género Plasmodium. Se sabe que cinco especies de Plasmodium afectan a los humanos: P. falciparum, P. vivax, P. ovale, P. malariae, y P. knowlesi. P. falciparum y P. vivax causan la mayor parte de las infecciones palúdicas a nivel mundial. P. falciparum produce la mayor proporción de casos de paludismo en países subsaharianos de África y ocasiona la forma más grave de la enfermedad. P. vivax explica la mitad de los casos de palu‑ dismo en el sudeste asiático y > 80% de las infecciones palúdicas en América. ASPECTOS BIOLÓGICOS DE LA INFECCIÓN PALÚDICA El mosquito hembra (Anofelinos) infectado por Plasmodium introduce a través de su picadura, en la dermis y el torrente sanguíneo, a los esporozoítos del parásito, que son los elementos causantes de la infección. En término de minutos, los esporozoítos llegan al hígado, en donde infectan los hepatocitos por fenómenos mediados por receptores de la superficie celular. Este proceso inicia el periodo sintomático prepatente o fase exoeritrocítica de la infección, que típicamente dura cerca de una semana. Durante tal periodo, los parásitos pasan por una fase de réplica asexual dentro de los hepatocitos y así se generan los esquizontes de la fase hepática. Al romperse los hepatocitos infectados, miles de merozoítos se liberan al torrente sanguíneo e infectan a los eritrocitos. Después de la fase exoeritrocítica inicial, P. falciparum y P. malariae abando‑ nan el hígado. Sin embargo, P. vivax y P. ovale causan una infección hepatocítica latente, con una forma inactiva del parásito, conocida como hipnozoíto, que reinicia el cuadro sintomático después de que se identifican y tratan los síntomas iniciales del paludismo. Las formas eritrocíticas no restablecen la infección de los hepatocitos. La transmi‑ sión de los parásitos palúdicos en personas se conserva en poblaciones humanas por la persistencia de los hipnozoítos (en el caso de P. vivax y P. ovale, meses a años); por variación antigénica de P. falciparum (probablemente meses) y por el mismo fenómeno (supuesto) con P. malariae (puede durar incluso decenios). Las etapas eritrocíticas asexuales de los parásitos de paludismo son las que generan las manifestaciones clínicas de la enfermedad; este segmento del ciclo de vida del Plasmodium comienza con la identifi cación de los eritrocitos por los merozoítos, mediada por receptores de superficie celular, a la que sigue la pe ‑ netración de dichas células sanguíneas. Una vez dentro del eritrocito, el merozoíto asume la forma anular y se transforma en un trofozoíto que madura hasta convertirse en el esquizonte de la fase hemática, de división asexual. Una vez que los esquizontes rompen el eritrocito infectado liberan ocho a 32 merozoítos que infectarán los eritrocitos cercanos en un nuevo ciclo. El ciclo de réplica eritrocítica dura 24 h (en el caso de P. knowlesi), 48 h en lo que se refiere a P. falciparum, P. vivax y P. ovale, y 72 h (en el caso de P. malariae). Casi todos los merozoítos invasores terminan por transformarse en esquizontes, pero una proporción pequeña se transforma en gametocitos, que es la forma del parásito que infecta a mosquitos. El mosquito ingiere los gametocitos y los lleva al mesointestino durante la ingestión de sangre infectada, y en ese sitio se trans‑ forman en gametos que se fertilizan hasta tornarse cigotos. Estos últimos maduran hasta la forma de ovocinetos que penetran en la pared del mesointestino del mosquito y se transforman en ovoquistes. En el ovoquiste se suceden innumerables rondas de réplica asexual hasta generar esporozoítos en un plazo de 10 a 14 días. Los esporozoítos totalmente desarrollados se rompen de los ovoquistes e invaden las glándulas salivales del mosquito; en ese momento inician una nueva infección durante la ingestión ulterior de sangre por parte del insecto (figura 49‑1). P. falciparum posee una familia de proteínas fijadoras que reconocen diversas moléculas de células hospedadoras; invade todas las etapas de los eritrocitos y con ello logra una parasitemia importante. P. vivax se une selectivamente a la proteína del receptor quimiocínico de Duffy y también a proteínas específicas de reticulocitos. P. falciparum en ‑ sambla proteínas de citoadherencia (PfEMP1, codificadas por una familia de genes var muy variable), para formar estructuras llamadas prominencias que son presentadas en la superficie eritrocítica. Dichas prominencias permiten al eritrocito parasitado por P. falciparum fijarse al endotelio vascular poscapilar y así evitar que el bazo los elimine, por lo que el parásito prolifera en un microentorno con poco O2 y abundante CO2. Quimioterapia del paludismo49capítulo 892 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII Los signos y síntomas cardinales del paludismo son fiebres en picos, escalofríos, cefalea, mialgias, males‑ tar general y manifestaciones del tubo digestivo. El cuadro clínico de la enfermedad se señala en detalle en el capítulo 49 de la 12a. edición del texto original. CLASIFICACIÓN DE LOS FÁrMACOS ANTIPALÚDICOS Las diversas etapas del ciclo vital del parásito del paludismo en los humanos difieren en su sensibilidad a fármacos. Sobre tal base, los fármacos antipalúdicos se clasifican de acuerdo con sus actividades durante dicho ciclo vital y también por el empleo pretendido, es decir, como farmacoprofilaxis o tratamiento. Las actividades diversas de los antipalúdicos permiten hacer algunas generalizaciones. La primera generalización se refiere a la farmacoprofilaxis: debido a que ningún antimalárico destruye los esporozoítos no es posible en realidad evitar la infección; los medicamentos únicamente evitan el de ‑ sa rrollo del paludismo sintomático causado por las formas eritrocíticas asexuales. La segunda generalización se refiere al tratamiento de una infección establecida: ningún antipalúdico solo es eficaz contra todas las etapas hepática e intraeritrocítica del ciclo vital, que pueden coexistir en el mismo paciente. Por ello, a veces se necesita más de un fármaco para la depuración completa de la infec ‑ ción por el parásito. Figura 49-1 Ciclo vital de los parásitos de paludismo. Picadura de un mosquito infectado Ataque primario CICLO ERITROCÍTICO Mosquito infectado Mosquito no infectado Fase eritrocítica de la infección Esquizontes Merozoítos Recidiva (por P. vivax, P. ovale) 893 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O Las características de la actividad clínicamente útiles pertenecen a tres categorías generales. El primer grupo de fármacos (artemisininas, cloroquina, mefloquina, quinina y quinidina, pirimetamina, sulfado‑ xina y tetraciclina) no son totalmente eficaces contra las etapas primaria o hepática latentes. En vez de ello, su acción se orienta contra las fases asexuales en la sangre, que ocasionan el cuadro clínico. Estos medicamentos tratan o evitan el paludismo clínicamente sintomático. El segundo grupo de fármacos (ejemplificados por atovacuona y proguanilo) actúan selectivamente no sólo en las formas eritrocíticas asexuales, sino también en las etapas hepáticas primarias de P. falciparum. Dicha actividad adi‑ cional acorta a varios días el periodo requerido para la farmacoprofilaxis después de la exposición. La tercera categoría en la cual está la primaquina sola, es eficaz contra las etapas hepáticas primaria y latente, y también contra los gametocitos. La primaquina se utiliza más a menudo para erradicar los hipnozoítos intrahepáticos de P. vivax y P. ovale que son los que originan las infecciones recidivantes. Además de su actividad antiparasitaria, la utilidad de los antipalúdicos en la farmacoprofilaxis o el tratamiento depende de sus características farmacocinéticas y de su inocuidad. En términos generales, la quinina y la primaquina, que muestran notable toxicidad y semividarelativamente corta, se reservan para tratar la infección establecida y no se usan para farmacoprofilaxis en viajeros sanos. A diferencia de ello, la cloroquina carece relativamente de efectos farmacológicos secundarios y tiene una semivida larga, que es conveniente para los lapsos posológicos farmacopro‑ filácticos (en las escasas áreas que aún señalan paludismo sensible a la cloroquina) (cuadros 49‑1 y 49‑2). Para facilidad de consulta, la información detallada sobre los fármacos antipalúdicos se expone en orden alfabético, de acuerdo con el nombre de cada uno. ArTEMISININA Y DErIVADOS La artemisinina y sus tres principales derivados semisintéticos de uso en humanos, dihidroartemisinina, artemether y artesunato, son antipalúdicos potentes y de acción rápida. Son particularmente adecuados para tratar el paludismo grave por P. falciparum y también son eficaces contra las etapas eritrocíticas asexuales de P. vivax. Con frecuencia cada vez mayor, el tratamiento corriente del paludismo incluye combinaciones con artimisinina (ACT, artemisinin‑based combination therapies) para incrementar la eficacia terapéutica y aminorar la presión de selección por la cual surge resistencia a fármacos. ARTEMISININA Las artemisininas disminuyen significativamente el número de parásitos, con una reducción 4‑log10 en la población de plasmodios por cada ciclo de 48 h de invasión intraeritrocítica, réplica y expulsión. Se necesitan solamente tres a cuatro ciclos de tratamiento (seis a ocho días) para eliminar todos los parásitos de la sangre. Como aspecto adicional, las artemisininas poseen alguna actividad gametocitocida, lo cual hace que disminuya la transmisión del parásito del paludismo. Mecanismo de acción. La actividad de la artemisinina y derivados al parecer es consecuencia del desdoblamiento del enlace peróxido del fármaco por el hem‑hierro reducido, dentro de la vacuola digestiva fuertemente ácida (DV, diges‑ tive vacuole) del parásito, conforme digiere hemoglobina. No hay certidumbre del sitio de acción de los supuestos hem‑aductos tóxicos. Como aspecto adicional, a su vez la artemisinina activada generaría radicales libres que alqui‑ lan y oxidan macromoléculas en el parásito. Absorción, distribución metabolismo y excreción. Las artemisininas semisintéticas fueron sintetizadas para usar por vía oral (dihidroartemisinina, artesunato y artemether), intramuscular (artesunato y artemether), intravenosa (artesunato) y rectal (artesunato). La biodisponibilidad después de una dosis por vía oral típicamente es £ 30%. Con rapidez, en el caso de las artemisininas, se alcanzan niveles séricos máximos y en término de 2 a 6 h con el artemether intramus‑ cular. El artesunato y el artemether se unen muy poco a proteínas plasmáticas, lo cual se produce en un nivel de 43 a 82%; los derivados de este tipo se metabolizan extensamente y se transforman en dehidroartemisinina que posee una semivida plasmática de 1 a 2 h. La biodisponibilidad después de aplicación rectal es muy variable de un paciente a otro. Al repetir las dosis, la artemisinina y al artesunato inducen su propio metabolismo mediado por CYP, predomi‑ nantemente por medio de 2B6 de CYP y 3A4, situación que puede intensificar incluso cinco veces la depuración. 894 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII Cuadro 49-1 regímenes para la prevención del paludismo en adultos no inmunes. FÁRMACO UTILIZACIÓN DOSIS DEL ADULTO COMENTARIOS Atovacuona / proguanilo Profilaxis de todas las áreas Los comprimidos para adultos contienen 250 mg de atovacuona y 100 mg de clorhidrato de proguanilo. Se administra por vía oral un comprimido para adulto diariamente. Conviene comenzar el uso de los fármacos 1 a 2 días antes de viajar a zonas palúdicas. Habrá que administrar el fármaco a la misma hora todos los días, dentro de la zona palúdica, y durante 7 días después de salir de ella. El producto está contraindicado en personas con deficiencia renal grave (depuración de creatinina < 30 ml/min). La combinación de atovacuona / proguanilo debe administrarse con alimentos o bebidas lácteas. No es recomendable para la profilaxis en niños < 5 kg de peso, embarazadas y mujeres que amamantan lactantes < 5 kg. Doxiciclina Profilaxis en todas las áreas 100 mg administrados por vía oral diariamente. Comenzar 1 a 2 días antes de viajar a zonas palúdicas. Con sumir el fármaco cada día a la misma hora mien ‑ tras se esté en la zona palúdica y durante 4 semanas después de salir de ella. Está contraindicada en niños < 8 años de vida y en embarazadas. Fosfato de cloroquina Profilaxis solamente contra el paludismo sensible a cloroquina 300 mg de la base (500 mg de la sal) administrados una vez por semana. Comenzar 1 a 2 semanas antes de viajar a zonas palúdicas. Es importante consumirlo cada semana el mismo día en tanto se está en el área palúdica y durante 4 semanas después de salir de ella. El fármaco puede exacerbar la psoriasis. Mefloquina Profilaxis en áreas con paludismo sensible a mefloquina 228 mg de base (250 mg de sal) administrados por vía oral una vez por semana. Comenzar 1 a 2 semanas antes de viajar a zonas palúdi cas. Consumir el fármaco el mismo día de la semana, dentro del área palúdica y durante 4 semanas después de salir de ella. Está contraindicada en personas alérgicas a la mefloquina o compuestos similares (como quinina, quinidina), y en individuos con depresión activa, antecedente de depresión, trastorno de ansiedad generalizada, psicosis, esquizofrenia y otros cuadros psicóticos mayores o convulsiones. No es recomendable en personas con anormalidades de conducción del corazón. Primaquina Profilaxis en viajes cortos a zonas en que hay ataque principalmente por P. vivax 30 mg de la base (52.6 mg de sal) administrados por vía oral diariamente. Comenzar 1 a 2 días antes de viajar a zonas palúdicas. Consumir el fármaco a la misma hora todos los días dentro del área palúdica y durante 7 días después de salir de ella. Contraindicada en personas con deficiencia de G6PDa y durante el embarazo y la lactancia, salvo que el lactante amamantado tenga un nivel normal y corroborado de G6PD. Primaquina Fármaco para el supuesto tratamiento antirrecidivante (profilaxis terminal) para disminuir el riesgo de ella (P. vivax, P. ovale) 30 mg de base (52.6 mg de la sal) administrados por vía oral una vez al día durante 14 días después de salir del área palúdica. Indicada para personas que han tenido exposición duradera a P. vivax y P. ovale o ambos. Contraindicada en personas con deficiencia de G6PDa, durante el embarazo y durante la lactancia, salvo que el lactante amamantado tenga un nivel normal corroborado de G6PD. (continúa ) 895 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O Usos terapéuticos. Las artemisininas, por su actividad rápida y potente contra parásitos incluso resistentes a varios fármacos, son útiles para el tratamiento del paludismo por P. falciparum. Los fármacos de esta categoría por lo común no se utilizan solos, por su escasa capacidad de erradicar por completo la infección. Son productos muy efi‑ caces cuando se combinan con otros antipalúdicos para el tratamiento de primera línea del paludismo. Es importante no utilizarlos para la farmacoprofilaxis, por su semivida corta. Toxicidad y contraindicaciones. Las artemisininas en ratas y conejas preñadas incrementan la letalidad o el número de malformaciones de embriones en los comienzos de la fase posconceptiva. Estudios de toxicidad preclínica han iden‑ tificado al cerebro (y el tronco encefálico), el hígado, la médula ósea y el feto como los principales órganos en que actúan los fármacos; sin embargo, en el tratamiento de personas con más de cinco años de vida, no hubo cambios neurológicos sistemáticos atribuibles a los fármacos. Los pacientes pueden presentar disminuciones reversibles y que dependen de la dosis, en el número de reticulocitos y neutrófilos,e incrementos en los niveles de transaminasas. Se sabe que uno de cada 3 000 pacientes muestra una reacción alérgica. Los estudios del tratamiento con artemisinina durante el primer trimestre del embarazo no han aportado datos de efectos farmacológicos secundarios en el desarro‑ llo fetal; a pesar de ello, se recomienda no utilizar ACT para el tratamiento de niños £ 5 kg, o durante el primer tri‑ mestre del embarazo. COMBINACIONES DE FÁrMACOS CON ArTEMISININAS. Los regímenes actuales de combinación que son tolerados satisfactoriamente por adultos y niños ≥ 5 kg comprenden: artemether/lumefantrina, artesunato‑ mefloquina, artesunato‑amodiaquina, artesunato‑sulfadoxina‑pirimetamina y dihidroartemisinina‑pipe ‑ raquina. La lumefantrina comparte semejanzas estructurales con mefloquina y halofantrina, que son arilamino‑alcoholes y se les combina con artemether; tal combinación es muy eficaz para el tratamiento del paludismo no complicado y es el antipalúdico de primera línea más usado en toda África. Las propiedades farmacocinéticas de la lumefantrina compren‑ den un gran volumen aparente de distribución y una semivida de depuración terminal de cuatro a cinco días. Se reco‑ mienda consumir el fármaco con una comida alta en grasas, porque tal situación mejora notablemente su absorción. Se ha aprobado una presentación dispersable y endulzada de artemether‑lumefantrina para el tratamiento de niños. La amodiaquina es un congénere de la cloroquina que ya no se recomienda en Estados Unidos para la farmacopro‑ filaxis del paludismo por P. falciparum, por sus efectos tóxicos (en hígado y agranulocitosis), que, en términos generales, se vincularon con su empleo como profiláctico. La amodiaquina es transformada rápidamente por CYP hepático en monodesetil‑amodiaquina, metabolito que conserva notable actividad antipalúdica, tiene una semivida plasmática de nueve a 18 días y alcanza una concentración máxima cercana a 500 nM 2 h después de su administra‑ ción. Por el contrario, la amodiaquina tiene una semivida cercana a 3 h, y alcanza una concentración máxima de 25 nM, aproximadamente, en término de 30 min de administración por vía oral. Los índices de depuración de amodia‑ quina varían de una persona a otra, de 78 a 943 ml/min/kg. Cuadro 49-1 regímenes para la prevención del paludismo en adultos no inmunes (continuación). FÁRMACO UTILIZACIÓN DOSIS DEL ADULTO COMENTARIOS Sulfato de hidro‑ xicloroquina Fármaco para usar en vez de la cloroquina para profilaxis solamente en áreas con paludismo sensible a cloroquina. 310 mg de base (400 mg de sal) administrados por vía oral una vez por semana. Comenzar 1 a 2 semanas antes de viajar a zonas palúdicas. Consumirlo el mismo día de la semana dentro del área palúdica y durante 4 semanas después de salir de ella. aGlucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Toda persona a la que se le administre primaquina debe tener un nivel normal corroborado de G6PD antes de comenzar la farmacoterapia. Los regímenes en cuestión se basan en recomendaciones de los U.S. Centers for disease Control and Prevention (CDC), pero pueden cambiar con el transcurso del tiempo. Las recomendaciones y el tratamiento asequible difieren de un país a otro en el mundo industrializado, en países en desarrollo y zonas en que el paludismo es endé- mico; en estas últimas es posible obtener antipalúdicos sin receta, pero los fármacos más eficaces por lo regular están controla- dos por organizaciones gubernamentales. Consúltese CDC Yellow Book para información actualizada e intervalos de dosificación para niños. Con autorización de CDC Yellow Book 2014, http://www.cdc.gov/features/yellowbook/. Acceso: Agosto 23, 2013. 896 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII La piperaquina es un compuesto bisquinolínico potente y bien tolerado que guarda semejanza estructural con la clo‑ roquina. La piperaquina tiene un gran volumen de distribución con índices menores de excreción después de múltiples dosis. Su absorción es rápida, con Tmáx (lapso hasta alcanzar la máxima concentración) de 2 h después de una sola do‑ sis. La piperaquina tiene semivida plasmática más larga (cinco semanas) de todos los fármacos que se combinan con ACT, lo cual también podría ser eficaz para disminuir las cifras de reinfección después del tratamiento. La pironaridina es un antipalúdico con semejanza estructural con la amodiaquina; es tolerado de modo satisfactorio y es muy potente contra P. falciparum y P. vivax y hace que la fiebre ceda en cuestión de uno a dos días y se eliminen los parásitos en cuestión de dos a tres días. ATOVACUONA En Estados Unidos está disponible una combinación fija de atuovacuona con clorhidrato de proguanilo para la farmacoprofilaxis antipalúdica y para el tratamiento de paludismo por P. falciparum sin complica‑ ciones, en adultos y niños. Acción antipalúdica y resistencia. La atovacuona es un análogo lipófilo de la ubiquinona, aceptor de electrones de la dihidroorotato deshidrogenasa del parásito, enzima esencial para la biosíntesis de pirimidinas en los plasmodios. La atovacuona inhibe el transporte de electrones, colapsa el potencial de membrana mitocondrial e inhibe la regeneración de la ubiquinona. El fármaco es extraordinariamente activo contra los parásitos de P. falciparum en la etapa asexual en la sangre y las etapas de P. falciparum en el hígado, pero no contra los hipnozoítos de P. vivax en su eta pa hepática. La sinergia entre el proguanilo y la atovacuona es consecuencia de la capacidad del proguanilo no metabolizado para intensificar la toxicidad mitocondrial de la atovacuona. Es fácil que surja resistencia por P. falciparum con la sola atovacuona y la confieren los polimorfismos de un solo nucleótido no sinónimo en el gen de citocromo b situado en el genoma mitocondrial. La adición de proguanilo aminora de manera notable la frecuen cia con que aparece la resis‑ tencia a la atovacuona. Sin embargo, una vez que aparece esta última, disminuye la sinergia del proguanilo como fár ‑ maco acompañante. Absorción, distribución, metabolismo y excreción. La absorción de la atovacuona es lenta y variable después de que al paciente se le administra una dosis por vía oral , y ello se debe a su lipofilia. La absorción aumenta cuando el fármaco se administra junto con una comida grasa. Más de 90% del fármaco se fija a la proteína plasmática; los niveles en líquido cefalorraquídeo son < 1% de los correspondientes al plasma. Los perfiles de la concentración del fármaco, comparada con el tiempo, suelen indicar un doble pico. El primero se localiza de una a ocho horas; el segundo de uno a cuatro días después del consumo de una sola dosis; tal perfil sugiere la intervención de la circulación enterohepá‑ tica. En caso de no usar un segundo fármaco que induzca CYP, los humanos no metabolizan en grado importante la atovacuona. El medicamento se excreta por la bilis y > 94% de él se recupera en su forma original, en las heces. Se ha notificado que la semivida de depuración de atovacuona desde el plasma es de dos a tres días en adultos y de uno a dos días en niños. Usos terapéuticos. El comprimido que contiene una dosis fija de 250 mg de atovacuona y 100 mg de clorhidrato de proguanilo por vía oral, es muy eficaz e inocuo en un régimen de tres días para tratar los ataques leves o moderados de P. falciparum, resistente a cloroquina o a sulfadoxina‑pirimetamina. El mismo régimen, seguido de un ciclo de primaquina, es eficaz para tratar el paludismo por P. vivax. Los compuestos corrientes para la farmacoprofilaxis del paludismo son la atovacuona‑proguanilo. Es escasa la experiencia para evitar el paludismo que no depende de P. falciparum. Puede desarrollarse la infección por P. vivax una vez que se interrumpe el uso del fármaco, lo cual denota la actividad imperfecta contra las etapas exoeritrocíticas de dicho plasmodio. Toxicidad. La atovacuona puede ocasionar reacciones adversas (dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea, erupcio‑nes) que obligan a interrumpir su uso. El vómito y la diarrea pueden aminorar la absorción del medicamento, y en consecuencia, habrá ineficacia terapéutica. Sin embargo, la nueva administración del fármaco en término de una hora de haber ocurrido el vómito puede ser eficaz aún, en sujetos con paludismo por P. falciparum. En ocasiones, la ato‑ vacuona origina incrementos transitorios de los niveles de transaminasa sérica o amilasa. Precauciones y contraindicaciones. En términos generales, se considera que la atovacuona es inocua, pero se necesitan más datos y valoraciones en niños < 11 kg, embarazadas y madres que amamantan. La atovacuona puede competir con algunos fármacos para fijarse a proteínas plasmáticas y la administración junto con la rifampicina, inductor potente del metabolismo medicamentoso mediado por CYP, aminora sustancialmente los niveles plasmáticos de atovacuona, en tanto que este último fármaco puede aumentar las concentraciones plasmáticas de rifampicina. La administración conjunta con tetraciclina se acompaña de una reducción de 40% de la concentración plasmática de atovacuona. DIAMINOPIrIMIDINAS La sulfadoxina‑pirimetadina constituyó el tratamiento primario del paludismo por P. falciparum no com‑ plicado, en particular contra la cepas resistentes a la cloroquina. Ante el problema de la resistencia muy extensa no se recomienda tal combinación para tratar el paludismo sin complicaciones. 897 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O Acción antipalúdica y resistencia. La pirimetamina es un esquizonticida sanguíneo de acción lenta, con efectos antipa‑ lúdicos in vivo que son consecuencia de la inhibición de la biosíntesis del ácido fólico en Plasmodium, semejante a la acción del proguanilo. La eficacia de la pirimetamina contra las formas hepáticas de P. falciparum es menor que la del proguanilo, y en dosis terapéuticas, ella no erradica los hipnozoítos de P. vivax, ni los gametocitos de cualquier especie de Plasmodium. Incrementa el número de gametocitos maduros infectantes y circulantes de P. falciparum y quizá culmina en una cifra mayor de transmisión del paciente a los mosquitos durante el periodo del tratamiento. La sinergia de la pirimetamina y las sulfonamidas o sulfonas es consecuencia de la inhibición de dos fases metabóli‑ cas en la biosíntesis de ácido fólico en el parásito: • La utilización del ácido p‑aminobenzoico para la síntesis de ácido dihidropteroico, catalizada por la dihidrop‑ teroato sintasa e inhibida por las sulfonamidas. • La reducción del dihidrofolato hasta la forma de tetrahidrofolato, reacción catalizada por la dihidrofolato reductasa e inhibida por la pirimetamina (figura 52‑2). El ácido p‑aminobenzoico o el ácido fólico de los alimentos puede afectar la respuesta terapéutica a los antifolatos. La resistencia a la pirimetamina ha surgido en regiones con uso duradero y excesivo del fármaco; se atribuye a muta‑ ciones en la dihidrofolato reductasa que disminuyeron la actividad de unión de la pirimetamina. Absorción, distribución, metabolismo y excreción. La pirimetamina por vía oral se absorbe en forma lenta pero completa y alcanza niveles plasmáticos máximos en un lapso de 2 a 6 h. El compuesto se distribuye en forma significativa en los tejidos y cerca de 90% de él se fija a las proteínas plasmáticas. La pirimetamina es eliminada lentamente del plasma con una semivida de 85 a 100 h. Las concentraciones que suprimen las cepas reactivas de Plasmodium per‑ manecen en la sangre durante unas dos semanas. El fármaco también se incorpora a la leche de madres que ama ‑ mantan. Usos terapéuticos. No se recomienda más el uso de pirimetamina‑sulfadoxina para tratar paludismo no complicado ni para la farmacoprofilaxis, por la resistencia al medicamento. Sin embargo, en personas que viven en zonas con palu‑ dismo endémico, algunos autores aún recomiendan su uso para el tratamiento preventivo e intermitente de la enfer‑ medad durante el embarazo. Toxicidad, precauciones y contraindicaciones. Las dosis antipalúdicas de la pirimetamina sola ocasionan mínima toxici‑ dad, salvo erupciones cutáneas ocasionales y disminución de la hematopoyesis. Las dosis excesivas pueden originar anemia megaloblástica similar a la causada por deficiencia de folato, que mejora fácilmente después de interrumpir el uso del fármaco o con la administración de ácido folínico. El fármaco en dosis elevadas es teratógeno en animales; en humanos la combinación afín de trimetoprima‑sulfametoxazol puede ocasionar defectos congénitos. Las sulfonamidas o las sulfonas y no la pirimetamina, por lo común causan efectos farmacológicos secundarios cuando se administran en combinación con otros productos antifolato. La combinación de pirimetamina y sulfadoxina origina reacciones cutáneas graves y a veces mortales, como el eritema multiforme, el síndrome de Stevens‑Johnson o la necró‑ lisis epidérmica tóxica. También se le ha vinculado con reacciones del tipo de la enfermedad del suero, urticaria, der‑ matitis exfoliativa y hepatitis. La pirimetamina‑sulfadoxina está contraindicada en personas que han tenido reacciones a sulfonamidas, en mujeres que amamantan y en lactantes < 2 meses de vida. En ocasiones la administración de una combinación de pirimetamina y dapsona, que no se comercializa en Estados Unidos, ha ocasionado agranulocitosis. PrOGUANILO La actividad antipalúdica del proguanilo (cloroguanida) se atribuye a cicloguanilo, un metabolito triací‑ nico cíclico (con semejanza estructural con la pirimetamina) e inhibidor selectivo de la dihidrofolato reductasa‑timidilato sintetasa, elemento bifuncional del plasmodio, indispensable para que el parásito sintetice de novo purina y pirimidina. Acción antipalúdica y resistencia. En el paludismo por P. falciparum farmacosensible, el proguanilo es activo contra las etapas primarias en el hígado y las eritrocíticas asexuales, y con ello controla de manera adecuada el ataque agudo y por lo regular erradica la infección. El proguanilo también es activo contra el paludismo agudo por P. vivax, pero dado que no modifica las etapas tisulares latentes de dicho plasmodio, pueden surgir recidivas una vez que se in ‑ terrumpe el uso del medicamento. El tratamiento con proguanilo no destruye los gametocitos, pero los ovocitos en el intestino del mosquito no presentan desarrollo normal. El cicloguanilo inhibe de manera selectiva el conjunto bifuncional dihidrofolato reductasa‑timidilato sintetasa de los plasmodios sensibles, con lo cual se inhibe la síntesis de DNA y hay depleción de los cofactores de folato. Se ha identificado que una serie de cambios de aminoácidos cerca del sitio de fijación de la dihidrofolato reductasa origina resistencia al cicloguanilo, la pirimetamina o ambos productos. No se necesita la presencia de la dihidrofolato reduc‑ tasa de Plasmodium para que exista la actividad antipalúdica intrínseca de proguanilo o cloroproguanilo; sin embargo, se desconoce el esquema molecular de esta actividad alternativa. El proguanilo intensifica la acción colapsante del 898 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII potencial de la membrana mitocondrial de la atovacuona contra P. falciparum, pero no presenta tal actividad intrín‑ secamente. A diferencia del cicloguanilo, no se ha corroborado con detalle la resistencia al fármaco original, progua‑ nilo, solo o en combinación con atovacuona. Absorción, distribución, metabolismo y excreción. El proguanilo es absorbido de forma lenta pero adecuada desde el tubo digestivo. Después de la administración de una sola dosis por vía oral se logran concentraciones plasmáticas máxi‑ mas en un lapso de 5 h. La semivida media de depuración plasmática es cercana a 180 a 200 h o más larga. El meta‑ bolismo y la activación del medicamento entraña la participación de la subfamilia CYP2C; cerca de 3% de sujetos caucásicos presentan deficiencia en este fenotipo de oxidación, en contraste con 20%, aproximadamente, de asiáticos y kenianos.El proguanilo es oxidado hasta la aparición de dos metabolitos mayores que son el ciclogua‑ nilo y una 4‑clorofenil biguanida. Al seguir un régimen con dosis diarias de 200 mg, los niveles plasmáticos del cicloguanilo en metabolizadores extensos rebasan los límites terapéuticos, en tanto que los niveles del mismo fár‑ maco en metabolizadores lentos o deficientes no lo rebasan. El propio proguanilo no se acumula en grado apreciable en los tejidos durante su administración por tiempo prolongado, salvo en los eritrocitos, en los que su concentra ‑ ción es tres veces mayor, aproximadamente, que la que existe en plasma. En los seres humanos se excretan por la orina en la forma de fármaco original o como metabolito activo, 40 a 60% del proguanilo absorbido. Usos terapéuticos. El proguanilo como fármaco único no se distribuye en Estados Unidos, pero se ha administrado y recetado como fármaco profiláctico en Inglaterra y Europa para personas que viajan a zonas palúdicas de África. Aparecen rápidamente subespecies de P. falciparum resistente al proguanilo en áreas en que se usa exclusivamente el fármaco, pero las infecciones a pesar del tratamiento pueden ser resultado de la conversión deficiente de progua‑ nilo en su metabolito antipalúdico activo. El fármaco es eficaz y tolerado satisfactoriamente en combinación con la atovacuona, y se administra una vez al día durante tres días para combatir cepas farmacorresistentes de P. falciparum o P. vivax (consúltese la sección sobre atovacuonas). Si se usan proguanilo o atovacuona solos, fácilmente se desa‑ rrolla resistencia clínica por parte de P. falciparum; a pesar de ello, pocas veces surge tal fenómeno con la combina‑ ción de los dos medicamentos, salvo que desde el comienzo la cepa hubiera sido resistente a la atovacuona. Toxicidad y efectos adversos. Con las dosis farmacoprofilácticas de 200 a 300 mg al día, el proguanilo ocasiona relati‑ vamente pocas reacciones adversas, salvo náusea y diarrea ocasionales. Dosis elevadas (≥ 1 g al día) pueden ocasio‑ nar vómito, dolor abdominal, diarrea, hematuria y el desarrollo transitorio de células epiteliales y cilindros en la orina. Ha habido casos en que durante > 2 semanas se consumieron dosis incluso de 700 mg dos veces al día, sin ori ‑ ginar efectos farmacológicos secundarios graves. El proguanilo es inocuo para usar en embarazadas; es notablemente seguro si se usa junto con otros antipalúdicos. QUINOLINAS Y COMPUESTOS SIMILArES La quinina es el principal alcaloide de la quina, que se extrae del árbol de igual nombre de América del Sur y del polvo de su corteza. La quinina y muchos derivados han sido los elementos fundamentales para el tratamiento antipalúdico durante 400 años. El análisis de estructura/actividad de los alcaloides de la quina sentó las bases para la identificación de antipalúdicos más recientes como la mefloquina. CH3 N NCl CLOROQUINA HN CH3 CH3 QUININA N H3CO H2C OH C C N H H H ACCIÓN ANTIPALÚDICA. Los plasmodios en su fase asexual se reproducen abundantemente en los eritro‑ citos del huésped al digerir la hemoglobina, situación en que se generan radicales libres y hem fijado a hierro, como productos secundarios altamente reactivos. El hem es secuestrado en la forma de un pig‑ mento químicamente inerte, insoluble del plasmodio, llamado hemozoína. Las quinolinas interfieren en el secuestro del hem. Se piensa que el hecho de que el hem y los complejos fármacos/hem no se inactiven, destruye los parásitos por medio del daño oxidativo a sus membranas u otras biomoléculas de importancia fundamental. 899 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O CLOrOQUINA E HIDrOXICLOrOQUINA La cloroquina, una base débil, se concentra en las vacuolas digestivas altamente ácidas de Plasmodium susceptibles, sitios donde se fija al hem e impide su secuestro. La hidroxicloroquina en la cual hay β‑hidroxilación de uno de los sustituyentes N‑etilo de la cloroquina, esencialmente equivale a esta última contra el paludismo por P. falciparum. Resistencia. En la actualidad es frecuente identificar la resistencia de las formas asexuales eritrocíticas de P. falcipa‑ rum a quinolinas antipalúdicas, en particular a la cloroquina (figura 49‑2). La resistencia a ese fármaco es consecuen‑ cia de mutaciones en el gen polimórfico pfcrt (pfcrt, siglas para el transportador de resistencia de P. falciparum, a cloroquina), que codifica un supuesto transportador que reside en la membrana de la vacuola digestiva ácida, el sitio de degradación de la hemoglobina y la acción de la cloroquina. Además de PfCRT, el transportador de P‑glucoproteína codificado por pfmdr1 y otros transportadores que incluyen PfMRP, puede intervenir con una actividad moduladora en la resistencia a la cloroquina. Absorción, distribución, metabolismo y excreción. La cloroquina se absorbe satisfactoriamente del tubo digestivo, y con rapidez de sitios intramusculares y subcutáneos. El fármaco es secuestrado extensamente en los tejidos, en particular Figura 49-2 Países en que el paludismo es endémico en América (esquema inferior) y en África, Oriente Medio, Asia y el Pacífico del sur (esquema superior), 2007. Abreviaturas: CAR, República Centroafricana; DCOR, República Democrática del Congo; UAE, Emiratos Árabes Unidos. (Reproducida con autorización de Fauci A.S., Braunwald E., Kasper D.L., Hauser S.L., Longo D.L., Jameson J.L., Loscalzo J., eds. Harrison’s Principles of Internal Medicine, 17a. ed. Nueva York: McGraw-Hill; 2008, Figura 203-2, p. 1282. Copyright „ 2008 por McGraw-Hill Companies, Inc. Todos los derechos reservados.) México Argentina Bolivia Colombia Venezuela Perú Brasil Guayana Francesa Suriname Guyana Chile Ecuador Islas Galápagos Paraguay Uruguay Islas Malvinas República Dominicana HaitíBelice Guatemala El Salvador Nicaragua Costa Rica Panamá Honduras Mongolia China Japón Corea del Norte Corea del Sur Filipinas Taiwan Australia New Zealand Nueva Zelandia Vanuatu Islas Salomón Papua Nueva Guinea Islas del Pací�co (Palau) Fiji India Irán Irak Jordania Tailandia Bangladesh Laos Bhután Nepal Sri Lanka Madagascar Pakistán Afganistán Turkmenistán Uzbekiztán Kirgiztán Azerbayán Armenia Georgia Arabia Saudita Sudáfrica Egipto Turquía Malasia Vietnam Macao Indonesia Argelia Libia Italia Marruecos Namibia Nigeria Camerún Togo Benin Ghana Niger Chad CAR Sudán Mali Burkina Faso Mauritania Sahara Occidental Etiopía Botswana Angola DROC Rwanda Uganda Tanzania Kenya Burundi Somalia Chipre Israel Túnez YemenEritrea Oman Singapur Portugal Francia Myanman Gabón Congo Guinea Ecuatorial Guinea Bissau Gambia Senegal Guinea Sierra Leona Liberia Costa de Mar�l Lesotho Swazilandia Mozambique Zimbabwe Malawi UAE Kwait Qatar Djibouti Grecia España Zambia Siria CLAVE Plasmodio resistente a la cloroquina Plasmodio sensible a la cloroquina Áreas no endémicas Áreas de paludismo endémico Corea del Norte 900 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII en hígado, bazo, riñones, pulmones y en menor magnitud, encéfalo y médula espinal. La cloroquina se une en forma moderada (60%) a las proteínas plasmáticas y se transforma, por intervención de CYP hepático, en dos metabolitos activos: la desetilcloroquina y la bisdesetilcloroquina. La depuración de cloroquina a través de riñones representa, en promedio, la mitad de su depuración sistémica total. La cloroquina y la desetilcloroquina intactas comprenden > 50 y 25% de los productos farmacológicos en orina, respectivamente, y su excreción en riñones aumenta con la acidifi‑ cación de la orina. Para evitar posibles efectos farmacológicos letales, la cloroquina parenteral se aplica en forma lenta por goteo intravenoso constante o en pequeñas fracciones por las vías subcutánea o intramuscular. Dicho fár‑ maco es mucho más seguro después de ser administrado por vía oral, porque hay un igualamiento bastante íntimo entre las velocidades deabsorción y de distribución. Los niveles máximos en plasma se alcanzan cerca de 3 a 5 h. La semivida de la cloroquina aumenta de días a semanas conforme disminuyen los niveles plasmáticos. La semivida terminal varía de 30 a 60 días y es posible identificar restos del medicamento en la orina años después de realizado un régimen terapéutico. Usos terapéuticos. La cloroquina es extraordinariamente eficaz contra las formas eritrocíticas de P. vivax, P. ovale, P. ma ‑ lariae, P. knowlesi y cepas de P. falciparum sensibles a ella. En el caso de infecciones causadas por P. ovale y P. malariae, sigue siendo el fármaco más indicado para farmacoprofilaxis y tratamiento. En el caso de P. falciparum, la cloroquina ha sido sustituida en gran medida por las combinaciones de artemisininas. La utilidad de la cloroquina ha disminuido en casi todas las regiones palúdicas endémicas del mundo por la propaga‑ ción de P. falciparum resistente a dicho fármaco. Salvo en áreas en que se ha notificado la presencia de cepas resis‑ tentes de P. vivax, la cloroquina sigue siendo muy eficaz en la farmacoprofilaxis y en el tratamiento de ataques agudos de paludismo causados por P. vivax, P. ovale y P. malariae. La cloroquina no posee actividad contra las etapas eritro‑ cíticas primarias o latentes del parásito. Para evitar recidivas de infecciones por P. vivax o P. ovale se puede adminis‑ trar la primaquina junto con cloroquina o después de que el paciente abandone un área endémica. Con cloroquina se controlan rápidamente los síntomas clínicos y la parasitemia de los ataques palúdicos agudos. Casi todos los enfer‑ mos quedan completamente afebriles en término de 24 a 48 h después de recibir dosis terapéuticas. Si los enfermos no mejoran en el segundo día de recibir cloroquina, habrá que sospechar que tienen cepas resistentes y emprender la administración de quinina, además de tetraciclina o doxiciclina, combinaciones de atovacuona‑proguanilo, arte‑ mether‑lumefantrina o mefloquina en caso de no contar con los demás fármacos. En niños comatosos se absorbe satisfactoriamente la cloroquina y es eficaz si se administra por una sonda nasogástrica. En los cuadros 49‑1 y 49‑2 se aporta información sobre los regímenes posológicos con cloroquina recomendados para farmacoprofilaxis y tera‑ péutica. Dicho fármaco y sus análogos también se utilizan para tratar algunos cuadros no palúdicos, incluida la ame‑ bosis hepática. Toxicidad y efectos secundarios. La cloroquina en dosis adecuada y en lapsos recomendados totales es muy segura. Sin embargo, su margen de inocuidad es estrecho y una sola dosis de 30 mg/kg puede ser mortal. Se desarrolla con mayor frecuencia la toxicidad aguda de tal fármaco cuando se administran dosis terapéuticas elevadas con demasiada rapi‑ dez por vía parenteral. Entre los efectos cardiovasculares están hipotensión, vasodilatación, supresión de la fun ‑ ción del miocardio, arritmias cardiacas y finalmente paro cardiaco. Las dosis excesivas pueden ocasionar confusión, convulsiones y coma. Las dosis que rebasan los 5 g de cloroquina por vía parenteral por lo común son mortales. Medidas inmediatas como ventilación mecánica, administración de epinefrina y diazepam pueden salvar la vida. Las dosis de cloroquina utilizadas por vía oral contra un ataque palúdico agudo pueden ocasionar perturbaciones del tubo digestivo, cefalea, alteraciones visuales y urticaria. También hay prurito, muy a menudo en personas de piel os ‑ cura. El tratamiento prolongado con dosis supresoras a veces origina reacciones adversas como cefalea, visión borrosa, diplopía, confusión, convulsiones, erupciones liquenoides en la piel, blanqueamiento del cabello, ensancha‑ miento del intervalo QRS y anormalidades de la onda T. Las complicaciones mencionadas por lo común desaparecen poco después de que se interrumpe el uso del medicamento. Se han señalado casos raros de hemólisis y discrasias sanguíneas. La cloroquina puede alterar el color de los lechos ungueales y las membranas mucosas; también se ha señalado que ella interfiere en la inmunogenicidad de algunas vacunas. Dosis diarias elevadas de cloroquina o hidroxicloroquina (> 250 mg) que culminan en dosis totales acumulativas de > 1 g/kg, han originado retinopatía y ototoxicidad irreversibles. Es probable que la retinopatía dependa de la acumulación del medicamento en tejidos que contienen melanina, y es posible evitarla si la dosis diaria es £ 250 mg. El tratamiento prolongado con dosis elevadas de cloroquina o hidroxicloroquina también puede ocasionar miopatía tóxica, cardiopatía y neuropatía periférica, reacciones que mejoran si se interrumpe lo más pronto posible el uso del fármaco. En contadas ocasiones, las pertur‑ baciones neuropsiquiátricas, incluidos los suicidios, pueden estar relacionadas con sobredosis. Precauciones y contraindicaciones. No es recomendable usar cloroquina para tratar personas con epilepsia o miastenia grave; si se utiliza se debe hacer con gran cautela (si es que se hace) en presencia de hepatopatía avanzada, trastor ‑ nos graves del tubo digestivo, sistema nervioso o hemopatías. Las dosis deben ajustarse en casos de insuficiencia renal. En contadas ocasiones, la cloroquina origina hemólisis en personas con deficiencia de G6PD. Es importante no administrar este fármaco en pacientes con psoriasis y otros cuadros exfoliativos de la piel; tampoco se debe utilizar para tratar paludismo en individuos con porfiria cutánea tardía; no obstante, es posible usarlo en dosis menores para tratar algunas manifestaciones de esta forma de porfiria. La cloroquina inhibe la actividad de CYP2D6 y con ello interactúa con diversos fármacos. Aminora la eficacia de la vacuna contra la fiebre amarilla si se administra de forma 901 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O simultánea. Es mejor no combinarla con la mefloquina, porque aumenta el peligro de convulsiones. La cloroquina se opone a la acción de los anticonvulsivos y agrava el riesgo de arritmias ventriculares si se administra junto con la amiodarona o la halofantrina. La cloroquina al incrementar los niveles plasmáticos de digoxina y ciclosporina puede intensificar el riesgo de sus efectos farmacológicos secundarios. Los individuos que reciben tratamiento prolongado y en dosis elevadas deben someterse a valoraciones oftalmológicas y neurológicas cada tres a seis meses. QUININA Y QUINIDINA En Estados Unidos, la quinina por vía oral ha recibido la aprobación de la FDA para tratar paludismo por P. falciparum no complicado. La quinidina, estereoisómero de la quinina, es un antipalúdico más potente, pero también más tóxico que ella. ACCIÓN ANTIPALÚDICA Y rESISTENCIA DEL PArÁSITO. La quinina actúa contra las formas eritrocíticas asexuales y no ejerce efecto importante alguno en las formas hepáticas de los plasmodios; este fármaco es más tóxico y menos eficaz que la cloroquina contra dichos parásitos si son susceptibles a ambos fármacos. Sin embargo, la quinina junto con su estereoisómero quinidina es especialmente útil para el tratamiento parenteral de enfermedades graves causa‑ das por cepas farmacorresistentes de P. falciparum. La quinina, por sus efectos farmacológicos secundarios y semi‑ vida corta, por lo común no es utilizada para farmacoprofilaxis. Es posible que el mecanismo antipalúdico de la quinina sea similar al de la cloroquina. Los elementos básicos de la resistencia de P. falciparum a la quinina son complejos. Algunas características de la resistencia de dicho plasmodio a la quinina guardan relación en algunas subespecies con resistencia a la cloroquina, pero en otras la relación es más íntima con la resistencia a la mefloquina y la halofantrina. Diversos genes de transportadores pudieran conferir resistencia a la quinina. Acción en músculo estriado. La quinina intensifica la respuesta tensional a un solo estímulo máximo descargado direc‑ tamente en el músculo o a través de los nervios, pero también prolonga el periodo refractario del músculo, de modo quedisminuye la respuesta a la estimulación tetánica. Disminuye la excitabilidad de la región de la lámina motora terminal, de modo que se reducen las respuestas a la estimulación nerviosa repetitiva y a la acetilcolina. La quini ‑ na antagoniza las acciones de la fisostigmina en músculo estriado; también a veces ocasiona síndrome de insuficien‑ cia respiratoria alarmante y disfagia en individuos con miastenia grave. Absorción, distribución, metabolismo y excreción. La quinina se absorbe fácilmente después de administrada por vía oral o de aplicación intramuscular. La absorción por vía oral se produce más bien en la zona superior del intestino delgado y es más de 80% incluso en individuos con diarrea intensa. Después de una dosis por vía oral, los niveles plasmáticos alcanzan un máximo en un plazo de 3 a 8 h y después de distribuirse en un volumen aparente cercano a 1.5 l/kg, disminuyen con una semivida aproximada de 11 h. La farmacocinética de la quinina puede cambiar de acuerdo con la intensidad de la infección palúdica: el volumen aparente de distribución y la depuración sistémica del fármaco disminuyen de modo que la semivida promedio de eliminación se prolonga a 18 h. Los niveles plasmáticos elevados de la glucoproteína α1‑ácida producida en el paludismo grave puede impedir la toxicidad al unirse a la quinina y con ello aminorar la fracción libre del medicamento. Las concentraciones de quinina son menores en eritrocitos (33 a 40%) y en líquido cefalorraquídeo (LCR) (2 a 5%) que en el plasma, y el medicamento fácilmente se distribuye en los tejidos fetales. Los alcaloides de la quinina se metabolizan de forma extensa, en particular por CYP3A4 hepático; de este modo, sólo cerca de 20% de una dosis administrada se excreta en forma original por la orina. El principal metabolito de la quinina, 3‑hidroxiquinina, conserva moderada actividad antipalúdica y se acumula y posiblemente ejerce efectos farmacológicos secundarios en sujetos con insuficiencia renal. La excreción renal de la propia quinina es más rápida si la orina es ácida. USOS TErAPéUTICOS. Desde hace mucho, la quinina y la quinidina se han utilizado como los fármacos más indicados en el paludismo farmacorresistente y grave por P. falciparum. Sin embargo, el advenimiento de la artemisinina por vía oral e intravenosa ha cambiado dicha situación. En cuadros clínicos graves el uso inmediato de dosis iniciales de quinina intravenosa (o quinidina, si no se cuenta con la forma intravenosa de la quinina) puede salvar la vida del paciente. Después se administra un fármaco por vía oral para conservar las concentraciones terapéuticas tan pronto sea tolerado y se continúa durante cinco a siete días. En particular para el tratamiento de infecciones con cepas de P. falciparum resistente a múltiples fármacos, los esquizonticidas hemáticos de acción más lenta como las tetraciclinas o la clindamicina se administran simultáneamente para mejorar la eficacia de la quinina. En el cuadro 49‑2 se incluyen presentaciones de quinina y quinidina y regímenes específicos para utilizar en el tratamiento del paludismo por P. falciparum. Los límites terapéuticos de la quinina “libre” son de 0.2 y 2 mg/L. Los regímenes necesarios para alcanzar tales cifras varían con base en la edad del paciente, la gravedad de su enfermedad y la reactividad de P. falciparum al medicamento. Los regímenes de lapsos posológicos en el caso de la quinidina son similares a los de la quinina, aunque la quinidina se liga en menor grado a proteínas plasmáticas y tiene un volumen aparente de distribución mayor, una mayor depuración sistémica y una semivida terminal más corta de depuración que la quinina. En EUA, los CDC recomiendan inicialmente una dosis de quinina de 10 mg de sal/kg seguida de 0.02 mg de la sal/kg/min. Calambres nocturnos de las piernas. Suele pensarse que los calambres nocturnos ceden con el consumo de quinina (200 a 300 mg) a la hora de acostarse. En Estados Unidos, la FDA ha exigido a los fabricantes de medicamentos que dejen de comercializar productos de quinina de venta sin receta usados para tratar los calambres nocturnos de piernas, y 902 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII que señalen la inexactitud de los datos sobre la inocuidad y eficacia de la quinina para esta indicación, además de señalar que los riesgos son mayores a los beneficios potenciales. TOXICIDAD Y EFECTOS ADVErSOS. La dosis mortal de quinina por vía oral para adultos es de 2 a 8 g. Dicho fármaco se acompaña de tres efectos farmacológicos secundarios vinculados con la dosis, cuando se administra en dosis terapéuticas plenas o excesivas: quininismo, hipoglucemia e hipotensión. A menudo aparecen formas leves de quini‑ nismo (tinnitus, falta de percepción de sonidos de tono alto, perturbaciones visuales, cefalea, disforia, náusea, vómito e hipotensión postural) y desaparecen poco después de interrumpir el consumo de medicamento. La hipoglucemia también es común y puede ser mortal si no se trata inmediatamente con una solución glucosada intravenosa. La hipotensión es rara y muy a menudo depende del goteo intravenoso excesivamente rápido de la quinina o de la qui‑ nidina. El uso prolongado del fármaco o una sola dosis elevada también puede ocasionar manifestaciones del tubo digestivo, del árbol cardiovascular o la piel. Los síntomas del tubo digestivo (náusea, vómito, dolor abdominal y diarrea) son consecuencia de la acción local irritante de la quinina, pero la náusea y el vómito pueden provenir de mecanismos centrales en el encéfalo. Las manifestaciones cutáneas pueden incluir rubefacción, transpiración, erup‑ ción cutánea y angioedema, en particular en la cara. La quinina y la quinidina, incluso en dosis terapéuticas, pueden causar hiperinsulinemia e hipoglucemia grave por su efecto estimulante potente de las células β del páncreas. La quinina rara vez ocasiona complicaciones cardiacas, salvo que se excedan las concentraciones terapéuticas en el plasma. La prolongación del intervalo QTc es leve y al parecer no se modifica por la administración concomitante de mefloquina. La sobredosis aguda también puede ocasionar disritmias cardiacas e incluso mortales como paro sinusal, ritmos de la unión, bloqueo AV, y taquicardia y fibrilación ventriculares. La quinidina es mucho más cardiotóxica que la quinina. Se recomienda, en la medida de lo posible, la vigilancia seriada de la función cardiaca en personas que re ‑ ciben quinidina intravenosa. La hemólisis grave es consecuencia de la hipersensibilidad a los alcaloides de la quina. Sólo en contadas ocasiones aparecen hemoglobinuria y asma por quinina. Una reacción rara de hipersensibilidad a la quinina que aparece durante el tratamiento de paludismo es la llamada hemoglobinuria palúdica, que comprende la tríada de hemólisis masiva, hemoglobinemia y hemoglobinuria que culmina en anuria, insuficiencia renal y en algunos casos la muerte. En oca‑ siones la quinina origina hemólisis menos grave, especialmente en personas con deficiencia de G6PD. También rara vez ocurre la púrpura trombocitopénica trombótica, pero aparece en reacción al consumo de agua quinada que tiene cerca de 4% de la dosis terapéutica oral, por 400 ml (“púrpura por coctel”). Otras reacciones adversas raras incluyen hipoprotrombinemia, leucopenia y agranulocitosis. PrECAUCIONES, CONTrAINDICACIONES E INTErACCIONES. La quinina debe utilizarse con enorme cautela (si es que se usa) en sujetos con hipersensibilidad manifiesta y es necesario interrumpir inmediatamente su uso ante el primer signo de hemólisis. Tampoco se le utiliza en individuos con tinnitus o neuritis óptica. En pacientes de disrit‑ mias cardiacas, la administración de la quinina obliga a seguir las mismas precauciones que se tienen con la quini‑ dina. La quinina al parecer es un fármaco inocuo durante el embarazo y se usa a menudo para tratar el paludismo que ocurre durante la gestación. Sin embargo, es necesario medir en forma seriada los nivelesde glucosa ante el mayor riesgo de hipoglucemia. Los fármacos de esta categoría son muy irritantes y es mejor no administrarlos en forma subcutánea. Las soluciones concentradas a veces ocasionan abscesos si se inyectan por vía intramuscular, o tromboflebitis cuando se administran de manera intravenosa. Los antiácidos que contienen aluminio retrasan la absorción de la quinina del tubo digestivo. La quinina y la quinidina retrasan la absorción de cardioglucósidos y aumentan los niveles plasmáticos de los mismos, así como de warfarina y anticoagulantes similares. La acción de la quinina en las uniones neuromusculares intensifica el efecto de los fármacos de bloqueo neuromuscular y se opone a la acción de los inhibidores de acetilcolinesterasa. La proclorperazina amplifica la cardiotoxicidad de la quinina, al igual que la hace la halofantrina. La depuración renal de la quinina disminuye por acción de la cimetidina y aumenta por acidificación de la orina que ocasiona la rifampicina. MEFLOQUINA La mefloquina surgió del Walter Reed Malaria Research Program, como un fármaco inocuo y eficaz contra cepas de P. falciparum resistentes a fármacos. MECANISMOS DE ACCIÓN Y rESISTENCIA DEL PArÁSITO. La mefloquina es un esquizonticida hemático extraordi‑ nariamente eficaz. El fármaco entra en contacto con la hemozoína intraeritrocítica y ello sugiere semejanzas con el mecanismo de acción de la cloroquina. Sin embargo, el mayor número de copias pfmdr1 se vincula con la disminu‑ ción de la susceptibilidad del parásito a la mefloquina y un incremento de la penetración del soluto mediada por PfMRD1 al interior de la vacuola digestiva de parásitos intraeritrocíticos, lo cual sugiere que la molécula en que se manifiesta la acción del fármaco está fuera del comportamiento vacuolar. El enantiómero (-) se acompaña de efectos farmacológicos secundarios en el SNC, en tanto que el enantiómero (+) conserva la actividad antipalúdica con me ‑ nos de estos efectos. La mefloquina puede combinarse con el artesunato para disminuir la presión selectiva en rela‑ ción con el desarrollo de resistencia. Dicha combinación ha sido eficaz para tratar el paludismo por P. falciparum, incluso en regiones con elevada prevalencia de parásitos resistentes a la mefloquina. 903 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O Absorción, distribución, metabolismo y excreción. La mefloquina se administra por vía oral, porque los preparados parenterales ocasionan graves reacciones locales. El fármaco se absorbe rápidamente, aunque con notable variabili‑ dad. Los niveles plasmáticos de mefloquina, tal vez por la extensa circulación enterogástrica y enterohepática, aumentan por un mecanismo bifásico hasta su punto máximo, cerca de 17 h. La mefloquina tiene una semivi ‑ da variable y larga de 13 a 24 días, lo cual refleja su gran lipofilia, la distribución tisular extensa y la fijación amplia (cerca de 98%) a las proteínas plasmáticas. La depuración lenta de la mefloquina induce la aparición de parásitos farmacorresistentes. El fármaco en cuestión se metaboliza extensamente en el hígado por intervención de CYP3A4; este citocromo puede ser inhibido por el ketoconazol e inducido por la rifampicina. La mefloquina se excreta más bien por las heces; sólo cerca de 10% del fármaco se expulsa sin modificaciones por la orina. Usos terapéuticos. Es importante reservar la mefloquina para las medidas de prevención y tratamiento del paludismo causado por P. falciparum y P. vivax farmacorresistentes; ya no se le considera un medicamento de primera línea para tratar el paludismo. El producto es especialmente útil como farmacoprofiláctico en personas que permanecerán sema‑ nas o años en zonas endémicas del paludismo (cuadro 49‑1). En zonas en que el paludismo es causado por cepas de P. falciparum resistentes a múltiples medicamentos, la mefloquina es más eficaz en combinación con una artemisinina. Toxicidad y efectos adversos. En dosis farmacoprofilácticas, la mefloquina oral por lo común es tolerada de manera satisfactoria. Con el uso de este fármaco a menudo el paciente tiene sueños vívidos; en ≥ 10% de personas que reci‑ ben dosis terapéuticas surgen signos y síntomas neuropsiquiátricos importantes; son raras algunas reacciones adver‑ sas graves (psicosis, convulsiones). Las reacciones adversas del tratamiento a corto plazo incluyen náusea, vómito y mareo. La división de las dosis mejora la tolerancia. Será necesario repetir la dosis completa en caso de que en tér‑ mino de 60 min el enfermo vomite el fármaco. Después del tratamiento del paludismo con mefloquina, los efectos tóxicos en el SNC pueden llegar a 0.5%; entre las manifestaciones están convulsiones, confusión o disminución del estado de vigilia, psicosis aguda y vértigo incapacitante. Los síntomas mencionados son reversibles una vez que se interrumpe el uso del medicamento. Incluso en dosis profilácticas surgen reacciones adversas leves o moderadas (como perturbación del sueño, disforia, cefalea, alteraciones del tubo digestivo y mareos). Las reacciones adver ‑ sas por lo regular se manifiestan después de la primera, segunda o tercera dosis y suelen ceder incluso si no se in ‑ terrumpe el tratamiento. Son raras las anormalidades cardiacas, la hemólisis y la agranulocitosis. Contraindicaciones e interacciones. La mefloquina en dosis elevadas es teratógena en roedores. Los estudios sugieren una mayor cifra de mortinatos con el uso de mefloquina, en particular durante el primer trimestre de la gestación. Debe evitarse el embarazo durante tres meses después de haber usado mefloquina, por la semivida prolongada del fármaco. La mefloquina está contraindicada en individuos con antecedentes de convulsiones, depresión, trastorno bipolar y otros cuadros neuropsiquiátricos graves o reacciones adversas a los antipalúdicos quinolínicos. El medica‑ mento se puede administrar por vía oral en forma inocua 12 h después de la última dosis de quinina, pero es muy peligroso administrar quinina poco después de que el paciente recibió mefloquina, porque ésta es eliminada con gran lentitud. El tratamiento con halofantrina o después de ella o en término de 60 días de haber administrado previamente mefloquina está contraindicado. Estudios con testigos sugieren que la mefloquina no disminuye la capacidad funcio‑ nal en personas que toleran el medicamento; a pesar de ello, algunos autores prohíben el uso de mefloquina en indi‑ viduos que realizan tareas que exigen concentración extrema y enfocada, destreza y función cognitiva. PrIMAQUINA A diferencia de otros antipalúdicos, la primaquina actúa en las fases exoeritrocíticas tisulares de los plas‑ modios en el hígado, por lo que evita y cura el paludismo recidivante. Antes de administrar el fármaco es necesario identificar por cribado a los pacientes en busca de deficiencia de G6PD. H3CO N HN PRIMAQUINA NH2 CH3 Acción antipalúdica y resistencia de parásitos. No se ha dilucidado el mecanismo de acción de las 8‑aminoquinolinas. La primaquina actúa contra las fases hepáticas primaria y latente de especies de Plasmodium e impide las recidivas de infecciones por P. vivax y P. ovale. Dicho fármaco y otras 8‑aminoquinolinas también poseen actividad gameto‑ cida contra P. falciparum y otras especies de plasmodios. Sin embargo, la primaquina no es activa contra parásitos en la etapa hemática asexual. Absorción, distribución, metabolismo y excreción. La absorción de primaquina desde el tubo digestivo se acerca a 100%. En término de 3 h se alcanza la concentración plasmática máxima, para disminuir con una semivida variable de 7 h, 904 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII en promedio. La primaquina se metaboliza de manera rápida y sólo una pequeña fracción de la dosis se excreta sin cambios en la forma original. Como aspecto importante, la primaquina induce la actividad de CYP1A2, y el principal metabolito, que es la carboxiprimaquina, es inactivo. Usos terapéuticos. La primaquina se utilizaprincipalmente para la farmacoprofilaxis terminal y la cura radical de infecciones por P. vivax y P. ovale (recidivantes), por su gran actividad contra las formas tisulares latentes (hipnozoí‑ tos) de estas especies de Plasmodium. El compuesto se administra junto con un esquizonticida hemático, por lo común cloroquina para erradicar las etapas eritrocíticas de los plasmodios y aminorar la posibilidad de que surja resistencia a medicamentos. En el caso de la farmacoprofilaxis terminal, habrá que emprender los regímenes con primaquina poco antes o inmediatamente después de que la persona abandona un área endémica (cuadro 49‑1). Es posible obtener la cura radical del paludismo por P. vivax o P. ovale si se administra el medicamento durante un periodo de latencia asintomático de la infección supuesta, o durante un ataque agudo. La administración simultá‑ nea de un esquizonticida y primaquina es más eficaz que la administración seriada para buscar la cura radical. Algunos estudios han demostrado eficacia en la prevención del paludismo por P. falciparum y P. vivax cuando se utiliza la primaquina como farmacoprofiláctico. Dicho medicamento suele ser muy bien tolerado cuando se adminis‑ tra incluso durante un año. Toxicidad y efectos adversos. La primaquina origina escasos efectos farmacológicos secundarios si se administra en las dosis terapéuticas usuales. El fármaco puede ocasionar molestias abdominales leves o moderadas en algunas perso‑ nas. La administración del fármaco con la comida suele aliviar tales síntomas. Son menos frecuentes manifestaciones como anemia leve, cianosis (metahemoglobinemia) y leucocitosis. Las dosis elevadas (60 a 240 mg al día) empeoran los síntomas abdominales. Puede desarrollarse metahemoglobinemia incluso con las dosis usuales de primaquina y ser intensa en pacientes con deficiencia congénita de NADH metahemoglobina reductasa. La cloroquina y la dapsona pueden establecer sinergia con la primaquina para ocasionar metahemoglobinemia en tales pacientes. La granulocito‑ penia y la agranulocitosis son complicaciones raras del tratamiento y por lo regular se relacionan con sobredosis. Otras reacciones ocasionales adversas son hipertensión, arritmias y síntomas atribuibles al SNC. Las dosis terapéuticas mayores de primaquina pueden ocasionar hemólisis aguda y anemia hemolítica en humanos con deficiencia de G6PD. La primaquina es el prototipo de más de 50 fármacos, incluidas las sulfonamidas antipa‑ lúdicas, que causan hemólisis en personas con la deficiencia antes mencionada. Precauciones y contraindicaciones. Antes de administrar primaquina es necesario descartar la deficiencia de G6PD. Se ha utilizado con cautela dicho fármaco en personas con la forma A de tal deficiencia, aunque los beneficios del trata‑ miento no necesariamente superan los riesgos, y por ello es mejor no utilizarla en individuos con la forma más grave de la deficiencia. Si se administra una dosis diaria de primaquina base > 30 mg (> 15 mg en pacientes que pueden ser sensibles) habrá que practicar e interpretar con gran cuidado las hematimetrías. Habrá que orientar al paciente para que identifique la orina oscura (coluria) o de color sangre, lo cual denotaría hemólisis. No debe administrarse prima‑ quina a una embarazada; en mujeres que amamantan se administra sólo después de que el lactante así alimentado tenga un nivel normal corroborado de G6PD. La primaquina está contraindicada en individuos con un trastorno agudo por alguna enfermedad sistémica caracterizada por tendencia a la granulocitopenia (como las formas activas de artritis reumatoide y lupus eritematoso). Tampoco se debe administrar primaquina a personas que reciben fárma‑ cos con potencial de ocasionar hemólisis o depresión de los elementos mieloides de la médula ósea. SULFONAMIDAS Y SULFONAS Las sulfonamidas y las sulfonas son esquizonticidas hemáticos de acción lenta y son más activos contra P. falciparum y P. vivax. MECANISMO DE ACCION. Las sulfonamidas son análogos del ácido p‑aminobenzoico que inhiben de forma compe‑ titiva la dihidropteroato sintasa de Plasmodium. Estos fármacos se combinan con un inhibidor de la dihidrofolato reductasa del parásito, para intensificar la acción antipalúdica. rESISTENCIA AL FÁrMACO. La resistencia a la sulfadoxina proviene de varias mutaciones puntuales en el gen de dihidropteroato sintasa. Dichas mutaciones de resistencia al fármaco, cuando se combinan con otras propias de la dihi ‑ drofolato reductasa y que confieren resistencia a la pirimetamina, incrementan extraordinariamente la posibilidad de ineficacia de la sulfadoxina‑pirimetamina; esta combinación, si se administra de forma intermitente en el segundo y tercer trimestres del embarazo, es el componente sistemático de la atención prenatal en toda África. Las estrategias preventivas intermitentes también benefician a los lactantes. En términos generales, cabe anticipar que en caso de que no se cuente con nuevos antifolatos eficaces contra subespecies farmacorresistentes, seguirá disminuyendo el uso de tales antipalúdicos con fin preventivo o terapéutico. TETrACICLINAS Y CLINDAMICINA La tetraclicina, la doxiciclina y también la clindamicina son útiles en el tratamiento antipalúdico. Dichos fármacos son esquizonticidas hemáticos de acción lenta que se utilizan sólo para farmacoprofilaxis a 905 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O corto plazo en áreas en que el plasmodio es resistente a la cloroquina y la mefloquina (se recomienda únicamente a la doxiciclina para la farmacoprofilaxis antipalúdica). Los antibióticos mencionados actúan por un mecanismo letal tardío que es consecuencia de la inhibición de la tra‑ ducción proteínica en el plástido del parásito; el efecto mencionado en los parásitos se manifiesta en el óbito de los descendientes de parásitos tratados con los fármacos, y con ello la actividad antipalúdica comienza lentamente. Este mecanismo de acción relativamente lento hace que los tres fármacos sean ineficaces como monoterapia en la lucha antipalúdica. Los regímenes posológicos de tetraciclinas y clindamicina se incluyen en los cuadros 49‑1 y 49‑2. Las tetraciclinas, por sus efectos farmacológicos secundarios en huesos y dientes no deben administrarse a embaraza ‑ das ni a niños < 8 años de edad. PrINCIPIOS Y GUÍAS PArA LA FArMACOPrOFILAXIS Y LA FArMACOTErAPIA DEL PALUDISMO La prevención farmacológica del paludismo impone grandes dificultades porque P. falciparum, que causa prácticamente todas las muertes por paludismo en humanos, se ha vuelto progresivamente más resistente a los antipalúdicos disponibles. La cloroquina sigue siendo eficaz contra la enfermedad causada por P. ovale, P. malariae, P. knowlesi, casi todas las cepas de P. vivax y las cepas de P. falciparum sensibles a cloroquina, que están diseminadas en algunas áreas geográficas. Sin embargo, la norma actual y no la excepción en casi todas las regiones endémicas son las subespecies de P. falciparum resistentes a cloro‑ quina (figura 49‑2). También existe extenso traslape geográfico entre la resistencia a la cloroquina y la que se identifica a la pirimetamina‑sulfadoxina. El paludismo por P. falciparum resistente a múltiples fármacos prevalece en particular y con gran intensidad en el sudeste de Asia y en Oceanía. Dichas infec‑ ciones quizá no reaccionen adecuadamente incluso con la mefloquina o la quinina. La sección siguiente incluye una revisión general de la farmacoprofilaxis y la farmacoterapia del paludismo. En los cuadros 49‑1 y 49‑2 se presentan las recomendaciones actuales de los CDC en relación con regímenes de medi‑ camentos y dosis para la farmacoprofilaxis y el tratamiento del paludismo en personas no inmunes. Los fármacos no deben sustituir las medidas sencillas y económicas de prevención del paludismo. Las personas que visitan zonas palúdicas deben emprender medidas apropiadas para evitar las picaduras de mosquitos. Una de ellas es evitar la exposición a dichos insectos al atardecer y amanecer,periodos de máxima alimentación. Otros incluyen el uso de repelentes de insectos, que contengan como mínimo 30% de N,N ¢‑dietilmetatoluamida (DEET, diethymetato‑ luamide), y dormir en espacios perfectamente protegidos con tela metálica o debajo de mosquiteros impregnados con un insecticida piretrínico como el permetrin. FArMACOPrOFILAXIS DEL PALUDISMO. Los regímenes de farmacoprofilaxis antipalúdica incluyen principalmente tres fármacos: la combinación de atovacuona‑proguanilo y doxiciclina que se puede usar en todas las áreas y mefloquina que se utiliza en zonas en que los plasmodios aún son sensi bles a ella. Otras opciones serían el uso de cloroquina o hidroxicloroquina (pero su empleo se circunscribe a unas cuantas zonas con paludismo sensible a cloroquina), y primaquina (para viajes cortos a zonas en que priva principalmente el ataque por P. vivax). En términos generales, la farmacoprofila xis debe comenzar antes de la exposición, en circunstancias óptimas, antes de que el viajero salga de su país de origen (cuadro 49‑1). En las escasas áreas en que todavía la cepas de P. falciparum son sensibles a cloroquina, es idóneo tal fármaco para farmacoprofilaxis. En áreas en que el paludismo resistente a dicho fármaco es endémico, los medicamentos más indicados para farmacoprofilaxis son mefloquina y la combinación de atovacuona‑proguanilo. En el caso de farma‑ coprofilaxis en viajeros que estáran mucho tiempo en zonas endémicas, la cloroquina es inocua en las dosis utiliza‑ das, pero se recomienda practicar cada año estudios de la retina y hay un límite finito de dosis, en el cual se recomienda la farmacoprofilaxis con dicho medicamento, a causa de efectos farmacológicos secundarios en los ojos. La meflo‑ quina y la doxiciclina son toleradas satisfactoriamente; la primera es el producto del que se cuenta con la mayor documentación para usar en viajeros que estarán mucho tiempo en las zonas mencionadas, y en caso de ser tolerada se puede utilizar por periodos prolongados. En los últimos 20 años se han hecho estudios de la combinación de ato‑ vacuona‑proguanilo, pero posiblemente sea aceptable con base en los años de experiencia con los componentes individuales. DIAGNÓSTICO Y TrATAMIENTO DEL PALUDISMO El personal asistencial debe considerar la posibilidad de que el trastorno por identificar sea paludismo en el caso de personas cuyo cuadro inicial es fiebre aguda después de retornar de una región en que dicha enfermedad es endémica. Es de importancia máxima seguir una estrategia racional y organizada para el diagnóstico, la identificación del parásito y el trata ‑ 906 QU IM IOTErAPIA DE LAS EN FErM EDADES M ICrOBIAN AS SECCIÓN VII miento adecuado. Los CDC en Estados Unidos han publicado guías para el tratamiento del paludismo y se incluyen en el cuadro 49‑2 y la figura 49‑3. Los niños y las embarazadas son las personas más susceptibles de presentar paludismo grave. El tratamiento de los niños por lo común es igual al de los adultos (la dosis pediátrica nunca excederá de la correspondiente a adultos). Sin embargo, es importante no administrar tetraciclinas a niños < 8 años de edad, excepto en una situación de urgencia; el tratamiento a base de atovacuona‑proguanilo se ha usado sólo en niños > 5 kg. FArMACOPrOFILAXIS Y TrATAMIENTO DUrANTE EL EMBArAZO. La farmacoprofilaxis durante el embarazo es compleja, y el personal médico experto debe valorar los beneficios y riesgos de diferentes estrategias en la situación particular que se afronta. El paludismo grave durante el embarazo debe tratarse con antipalúdicos intravenosos, con base en las guías generales del paludismo grave, y se deben tomar en consideración los medicamentos a evitar durante la gestación. En la madre que amamanta es aceptable el tratamiento con casi todos los fármacos, aunque los preferidos son cloroquina e hidroxicloroquina. No se recomienda usar atovacuona‑proguanilo, salvo que el lactante amamantado con leche materna pese > 5 kg; también se debe corroborar que el lactante que recibe leche materna tenga un nivel normal de G6PD antes de que se le administre primaquina. AUTOTrATAMIENTO DEL PALUDISMO “SUPUESTO” EN VIAJErOS. Los lineamientos de los CDC para los viaje ‑ ros incluyen el autotratamiento de un caso supuesto de paludismo (atovacuona‑proguanilo como se describe en el cuadro 49‑2) en caso de no recibir asistencia profesional en término de 24 h. En las situaciones comentadas hay que buscar inmediatamente la atención médica después del autotratamiento. Las recomendaciones en cuestión pueden cambiar con el transcurso del tiempo y con sitios específicos. Consúltese el CDC Yellow Book o la página web www. cdc.gov/travel Figura 49-3 Estrategia para el tratamiento del paludismo. Durante el embarazo no está indicado el uso de atovacuona- proguanilo, mefloquina, artemether-lumefantrina, tetraciclina ni doxiciclina. La tetraciclina y la doxiciclina no están indica- das en niños < 8 años de vida. G6PD, glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. (Modificada con autorización de: Centers for Disease Control and Prevention. Malaria. http://www.cdc.gov/malaria/resources/pdf/algorithm.pdf. Acceso: Junio 14, 2013.) Sospecha clínica de paludismo o antecedente de haber viajado a un área endémica Frotis de gota gruesa y �na de sangre, interpretación oportuna por un microscopista cali�cado Paludismo no complicado Considerar otra entidad diagnóstica Identi�car la especie de parásito palúdico y el posible país en que se adquirió la infección. P. falciparum o no se identi�có la especie del plasmodio. Adquirida en región con resistencia a la cloroquina: Artemether-lumefantrina o sulfato de quinina oral y además tetraciclina, doxiciclina o clindamicina o Atovacuona-proguanilo Me�oquina si no se pueden conseguir los fármacos anteriores. Hospitalizar Vigilar todos los días, síntomas Repetir los frotis de sangre cada día hasta que sean negativas o la persona sea dada de alta antes de que la extensión sea negativa en el séptimo día. Si reaparecen los síntomas repetir los frotis de sangre. Infección adquirida en región en que hay sensibilidad del parásito a la cloroquina: fosfato de cloroquina (genéricos) o Hidroxicloroquina (genérico). P. vivax, P. ovale P. malariae, P. knowlesi P. vivax con contagio en Papúa, Nueva Guinea, Indonesia u otras áreas en que hay resistencia a la cloroquina. Sulfato de quinina y además una tetraciclina o doxiciclina o Atovacuona-proguanilo o Me�oquina si no es posible contar con alguno de los fármacos mencionados, y además Primaquina si el paciente no muestra de�ciencia de G6PD. Valorar el estado clínico y la gravedad de la enfermedad. Identi�car el número de parásitos Paludismo complicado/grave o paciente que no absorbe medicamentos por vía oral (independientemente de la especie afectante o la región geográ�ca en que se adquirió la infección). Artesunato intravenoso* seguido de la combinación de atovacuona-proguanilo, o doxiciclina (clindamicina en embarazadas) o me�oquina o gluconato de quinidina por vía intravenosa además de tetraciclina, doxiciclina o clindamicina Internar en la unidad de cuidados intensivos. Vigilar minuciosamente la función cardiaca, la tensión arterial, la parasitemia, la glucemia, la cantidad de hemoglobina, electrólitos. Evitar y tratar complicaciones. Considerar la exanguinotransfusión si hay hiperparasitemia. Cambiar a fármacos ingeribles si se puede con�ar en la biodisponibilidad de ellos. *Fármaco nuevo en investigación que se obtiene sólo del servicio farmacológico de CDC. Repetir la extensión de gota gruesa y �na (de sangre) cada 12 a 24 h durante 48 a 72 h Positiva Negativo PositivoNegativo FOSFATO DE CLOROQUINA , genéricos) o Hidroxicloroquina (genéricos) y además Primaquina contra P. vivax y P. ovale si el paciente no tiene de�ciencia de G6PD. 907 CAPÍTU LO 49 QU IM IOTERAPIA DEL PALU DISM O Cuadro 49-2 regímenes para el tratamiento del paludismo. FÁRMACO INDICACIÓN
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