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535 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. DIABETES MELLITUS CLASIFICACIÓN La diabetes mellitus (DM) es un desorden metabólico causado por disminución de la secreción de insulina, DM tipo 1 (DM1), o bien por la resistencia a su efecto en los tejidos o DM tipo 2 (DM2).1 Se ha clasificado a la DM en cuatro tipos; las características de cada uno se descri- ben a continuación:1-5 • DM1, insulina dependiente, conocida como DM juvenil, su prevalencia es de 0.4%, causada por la deficiencia absoluta de insulina;1 se le atribuye una etiología autoinmune; los pacientes presentan con facilidad cetoacidosis • DM2, no insulinodependiente, conocida como DM del adulto, 90% de los pacientes con DM pertenece a este tipo. Existe una deficiencia relativa de pro- ducción de insulina, resistencia de los tejidos a su efecto o excesiva liberación de glucosa por el híga- do. Por lo general se presenta en pacientes obesos, hay menor incidencia de cetoacidosis, pero mayor riesgo a desarrollar un estado hiperosmolar. Res- ponde de manera inicial a un control de la dieta, control de peso e hipoglucemiantes orales, si no hay una buena respuesta a estas medidas y la enferme- dad progresa, el paciente puede necesitar insulina para su control. • Diabetes gestacional (DG), constituye la enferme- dad endocrina más común agregada al embarazo, se presenta durante la evolución del mismo. En EUA su incidencia es de 1 a 4% de los embarazos;6 incre- menta el riesgo de complicaciones maternas y neo- natales, desaparece cuando termina el embarazo, pero las posibilidades de recurrencia en un nuevo embarazo son de 52 a 68%; 20% de las pacientes con DG desarrollan DM2 en un lapso de tiempo de 20 años después del embarazo. Rara vez se necesita insulina para su control durante el embarazo. • Diabetes secundaria (DS), causada por una enfer- medad del páncreas o inducida por fármacos (en especial corticoesteroides). En el decenio de 1940-49 la doctora Priscilla White pro- puso una clasificación de la DM en el embarazo,6 basada en el criterio del tiempo en que este padecimiento es identificado en la consulta prenatal, edad de la paciente, duración de la DM y presencia o ausencia de complica- ciones macro y microvasculares. De manera posterior esta clasificación fue modificada, y es la que en la actua- lidad se utiliza en las pacientes embarazadas con DM (cuadro 48–1). FISIOPATOLOGÍA La insulina es una hormona secretada por los islotes de Langerhans del páncreas; existen numerosos factores que regulan e inhiben su producción. Esta hormona se une a receptores específicos localizados en diversos órganos como el hígado, músculo y grasa, sus efectos intracelula- res están mediados por la tirosinasa.7 A nivel del hígado, el metabolismo de la glucosa está influenciado por la insulina y su interacción con otras hormonas, como el glucagón, adrenalina, hormona de crecimiento, entre otras, lo que permite un ajuste en el metabolismo de la glucosa en situaciones de ingesta de alimentos y ayuno.8,9 Otra de las funciones de la insuli- na es ser un regulador anabólico del metabolismo de los lípidos y los aminoácidos, de tal manera que su deficien- cia absoluta o relativa produce anormalidades en el metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas. La mayoría de los pacientes con DM de larga dura- ción y poco control, tiene afectados uno o más órganos; la existencia de estas patologías debe ser detectada y tra- tada, sobre todo en el periodo perioperatorio. Capítulo Endocrinopatías, embarazo y anestesia COMPLICACIONES CRÓNICAS DE LA DIABETES MELLITUS Las complicaciones crónicas de la diabetes mellitus incluyen: arterioesclerosis, enfermedad coronaria vascu- lar periférica, cerebral, renal, retinopatía y una mayor incidencia en el periodo perioperatorio de isquemia o infarto del miocardio, e incluso muerte.10-12 A nivel clí- nico el paciente puede sufrir isquemia del miocardio sin sintomatología aparente, a esto se le ha llamado isquemia silenciosa.13,14 La incidencia de enfermedad renal terminal en la DM tipo 1 es de 30%, y en la DM tipo 2 de 4 a 20%; estos pacientes crónicos son muy susceptibles a las lesio- nes de nervios o a la isquemia de tejidos blandos, porque sufren de neuropatía periférica; esto debe ser tomado muy en cuenta por el anestesiólogo, para protegerlos de la compresión de nervios o tejidos en determinadas posi- ciones que se requieren en ciertos tipos de cirugía (posi- ción de litotomía en obstetricia). Otro problema importante a considerar es el de la neuropatía autónoma, que hace a estos enfermos suscep- tibles a la inestabilidad hemodinámica originada por cambios bruscos de posición, pérdida de volumen y blo- queo simpático extenso; esta neuropatía también produ- ce gastroparesia, que incrementa el riesgo de broncoaspi- ración durante la anestesia general; en obstetricia esta complicación constituye la principal causa de mortalidad materna por anestesia. La retinopatía diabética ocasiona alteraciones en la visión, e incluso ceguera, en pacientes crónicos con DM controlada de manera deficiente. El llamado síndrome de movilidad limitada de las articulaciones es otra de las complicaciones de la DM, ligada de modo principal a la DM tipo 1, se presenta en 28% de los pacientes cinco años después de haberse diagnosticado. La dificultad para la movilización de la columna cer- vical ocasiona alta incidencia de problemas durante la intubación traqueal. COMPLICACIONES AGUDAS DE LA DIABETES MELLITUS Las complicaciones agudas de la DM son: • cetoacidosis diabética, • hiperglucemia, • hipoglucemia y • estado hiperosmolar no cetósico. Los pacientes con DM tienen riesgo elevado de presen- tar en forma aguda un cuadro de cetoacidosis diabética (CAD) en el periodo perioperatorio, los factores precipi- tantes son: infección, trauma, infarto de miocardio y administración inadecuada de insulina. El cuadro clínico está caracterizado por hiperglucemia, hiperosmolaridad, deshidratación y sobreproducción de cuerpos cetónicos que causan acidosis metabólica, la falta de diagnóstico y tratamiento oportuno de esta complicación lleva al paciente a un trastorno grave del equilibrio hidroelectro- lítico y acidobásico, retención de azoados, necrosis tubu- lar aguda, hipotensión arterial y estado de choque. El tratamiento consiste en monitoreo hemodinámi- co adecuado, administración suficiente de líquidos en calidad y cantidad, de insulina de acción rápida (0.1 U/kg), reposición de iones como potasio, fosfato en cuanto haya diuresis, infusión endovenosa de glucosa a 5% cuando la glucemia esté en 250 mg/dL (esto para evitar hipoglucemia), monitoreo constante de los niveles sanguíneos de glucosa, electrólitos, cuerpos cetónicos, gases sanguíneos, osmolaridad, signos vitales y, para fina- lizar, identificar la causa y tratarla. Si se observa deterio- ro neurológico de la paciente es conveniente pensar que existe edema cerebral, lo que hará necesaria la adminis- tración de manitol (0.25 a 1 g/kg), hiperventilación y disminución de la velocidad de infusión de los líquidos endovenosos.15,16 Hiperglucemia. Durante el periodo perioperatorio hay incremento en la producción de hormonas ligadas a la respuesta neuroendocrina al estrés (catecolaminas, 536 • Anestesia obstétrica (Capítulo 48) Cuadro 48�1. Diabetes mellitus duranteel embarazo7 Clase Edad de aparición Duración de la diabetes Enfermedad Requerimiento de la DM en años vascular de insulina Diabetes pregestacional A1 Cualquiera Cualquiera No No A2 Cualquiera Cualquiera No Sí Diabetes pregestacional B > 20 < 10 No Sí C 10 a 19 10 No Sí D* < 10 > 20 Sí Sí F Cualquiera Cualquiera Sí Sí R Cualquiera Cualquiera Sí Sí T Cualquiera Cualquiera Sí Sí H Cualquiera Cualquiera Sí Sí * Enfermedad vascular, hipertensióno retinopatía benigna. F: nefropatía; R:retinopatía proliferativa; T:estado después de trasplante renal; H: enfermedad cardiaca isquémica. glucocorticoides, hormona del crecimiento y glucagón), quegeneran cierto grado de resistencia a la insulina y dificultad en el control de los niveles séricos de glucosa, ocasionando un estado de hiperglucemia. Este cuadro produce complicaciones como dificultad para la cicatri- zación de la herida quirúrgica, mayor incidencia de infección, hiperosmolaridad, hiperviscosidad y trombo- génesis.17-19 El tratamiento de la hiperglucemia consiste en administración de insulina de acción rápida, como regla general en un paciente de 70 Kg una unidad de esta insulina disminuye de 25 a 30 mg/dL (1.5 mmol/L) de la glucosa sanguínea; otras medidas son establecer un balance adecuado de líquidos, electrólitos, así como un monitoreo hemodinámico y de laboratorio completo.19 La hipoglucemia es definida como la concentración de glucosa en sangre menor a 50 mg/dL (2.8 mmol/L); este cuadro se desarrolla por lo general en el periodo posoperatorio, después de que se reinició el tratamiento de insulina que tenía de manera previa la paciente; sin embargo, esta complicación puede presentarse antes de la administración de insulina, debido a los efectos resi- duales de los hipoglucemiantes orales de larga duración o de la insulina aplicada en el preoperatorio, a lo que se suma el ayuno por varias horas que tienen estos pacien- tes. El diagnóstico de hipoglucemia es a veces difícil de hacer, ya que en el periodo perioperatorio la paciente por lo regular está bajo el efecto de anestésicos, opioides y sedantes que enmascaran el cuadro, y difieren su diag- nóstico. Son dos los signos clásicos de hipoglucemia; los primeros son los llamados síntomas neuroglucopénicos, y los segundos son los que se producen como una respues- ta adrenérgica a la hipoglucemia. Los neuroglucopénicos consisten en confusión, irritabilidad, fatiga, cefalea y somnolencia; de no tratarse en forma adecuada este cua- dro, puede evolucionar a convulsiones, déficit neurológi- co focal, coma y muerte. La liberación de catecolaminas es causante de los síntomas adrenérgicos que incluyen ansiedad, diaforesis, debilidad, taquicardia, hipertensión, arritmias cardiacas y angina coronaria. Una vez hecho el diagnóstico de hipo- glucemia, mediante la medición de glucosa en sangre, el tratamiento se debe iniciar de inmediato; éste consiste en la administración por vía endovenosa de dextrosa a 50% en bolo en un volumen de 50 mL (25 g), cada mL de esta solución incrementa el nivel sérico de glucosa en 2 mg/dL en una paciente de 70 Kg de peso. De modo pos- terior se debe medir la glucemia para regular la adminis- tración de dosis adicionales de solución glucosada a 10 o 50%; es obvio señalar la necesidad de tener un buen monitoreo de la paciente.20-22 Otra de las complicaciones agudas de la DM es el llamado estado hiperosmolar no cetósico (EHNC), el cual es precipitado en el periodo perioperatorio por infecciones, enfermedades intercurrentes y, en la etapa posoperatoria, por diálisis, hiperalimentación por vía endovenosa y el empleo de diuréticos. Los signos clínicos de esta complicación son: deshidratación, confusión, convulsiones y coma; las pruebas de laboratorio reportan hiperglucemia, hiperosmolaridad y alteraciones en el equilibrio hidroelectrolítico. Se puede confundir el EHNC con un cuadro de cetoacidosis diabética; la medición de algunos paráme- tros permite hacer el diagnóstico diferencial; el EHNC suele presentarse en forma crónica dentro de la evolu- ción de la DM, las pacientes suelen estar más deshidrata- das que en la cetoacidosis diabética, asimismo, la hiper- glucemia, hiperosmolaridad y la retención de azoados es mayor. El aliento característico con olor a frutas, la respi- ración de Kussmaul, la gran incidencia de náusea y vómi- to que se observa en la cetoacidosis diabética no se per- cibe en el EHNC, pero los síntomas neurológicos son más severos en esta última entidad nosológica. El trata- miento es semejante al del cetoacidosis diabética, reco- mendándose que la corrección de la hiperglucemia e hiperosmolaridad se haga en forma gradual en un plazo de 12 a 24 h, y que las cifras de glucosa no disminuyan por debajo de 250 mg/dL en las primeras 24 h; por lo que se refiere a las dosis de insulina, algunos autores recomiendan que se manejen en la misma forma que en la cetoacidosis diabética, otros basados en el concepto de que estos pacientes son muy sensibles a la insulina, pre- fieren utilizar la mitad de dosis.23-27 DIAGNÓSTICO DE LA DIABETES MELLITUS En el diagnóstico de diabetes mellitus se ha tomado en cuenta la valoración de diversos parámetros, considerán- dose paciente con DM a la que tenga uno o más de ellos.28 a) La tríada sintomática de poliuria, polidipsia y pér- dida de peso de causa no explicada adicionada de glucemia mayor a 200 mg/dL, a cualquier hora del día, sin tomar en cuenta el tiempo transcurrido desde la última ingesta de alimento. b) Niveles de glucemia mayores a 110 mg/dL después de ocho horas de ayuno. c) Niveles plasmáticos de glucosa mayores a 200 mg/ dL dos horas después de una prueba de tolerancia a la glucosa con carga de 75 g de glucosa anhidra disuelta en agua y administrada por vía oral. Se consideran cifras normales en los exámenes de gluce- mia en ayuno: menos de 110 mg/dL de glucosa, y en la curva de tolerancia a la glucosa después de dos horas de la carga, de menos de 140 mg/dL.28 Cuando no existe una hiperglucemia franca, pero hay signos de una des- compensación metabólica aguda, las pruebas anteriores se deben repetir en otro día; la medida de glucosa en la tercera muestra de la prueba de tolerancia no se reco- mienda hacerla en forma rutinaria. DIABETES GESTACIONAL Durante el embarazo hay una resistencia progresiva a la acción de la insulina, a nivel de los receptores y posre- ceptores de la célula, en apariencia producida por el lac-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Endocrinopatías, embarazo y anestesia • 537 tógeno placentario, la hormona de crecimiento placenta- ria, cortisol y progesterona; esta resistencia a la insulina favorece el aporte de glucosa y aminoácidos de la madre al feto.29-31 La diabetes gestacional (DG) se presenta cuando la embarazada no puede compensar esta respuesta alterada a la insulina, por lo que en algunas pacientes se conside- ra la diabetes gestacional como un estado preclínico a la intolerancia a la glucosa. Al terminar el embarazo la mayoría de las mujeres vuelven a tener cifras de gluce- mia en límites normales, pero el riesgo de desarrollar DM, por lo habitual de tipo 2, queda presente. La clasi- ficación de la diabetes gestacional se encuentra en el cua- dro 48–1. Los criterios para el diagnóstico de diabetes mellitus no gestacional han sido señalados al inicio de este capí- tulo, por lo que se refiere a la diabetes gestacional desde el punto de vista clínico, es más frecuente en embaraza- das ya no tan jóvenes, obesas, con historia familiar de DM y antecedente de óbito fetal, muerte neonatal, mal- formaciones congénitas en productos de embarazos anteriores o macrosomía; estos datos permiten detectar sólo 50% de las embarazadas con este padecimiento.32 La curva de tolerancia a la glucosa es una herramien- ta de gran valor para el diagnóstico de la diabetes gesta- cional; existen tres formas de dosificación de la carga oral de glucosa que se da a la paciente; la Organización Mundial de la Salud recomienda utilizar una dosis de 75 g de glucosa, y tomar en cuenta para el diagnóstico de DG las mediciones de la glucemia a las dos horas; en esta técnica no existe diferencia en la dosis de carga de glu- cosa que se utiliza en el diagnóstico de la DM no ges- tacional.28 Otra alternativa es proporcionar a la embarazada una carga de glucosa de 50 g y tomar en cuenta para el diagnóstico de DG la glucemia a la hora, siendo su lími- te normal con este método un máximo de 140 mg/dL, esta prueba debe realizarse entre las 24 y las 28 semanas de gestación.33 De manera final, otra forma de detectar la DG es proporcionando una carga de 100 g de glucosaoral a la embarazada y cuantificar la glucemia cada hora en un periodo de tres horas; si se encuentra que dos de estas mediciones están alteradas se hace el diagnóstico de DG. Los límites de normalidad de estos parámetros va- rían según los autores. Carpenter y Coussin33 han seña- lado como cifras a las 0, 1, 2, 3 horas, niveles de 95, 180, 155, 140 mg/dL; el Banco Nacional de Datos de Diabe- tes de EUA considera las cifras de 105, 190, 165, 145 mg/dL en relación con 0, 1, 2, 3 horas.34,35 Las pacientes que antes del embarazo han sido diag- nosticadas como enfermas de DM tipo 1 y que estaban recibiendo insulina para su tratamiento, requieren de un incremento de la dosis para su tratamiento en relación directa con la progresión del embarazo;35 no obstante, las dosis de insulina tienen que disminuirse en el primer periodo del trabajo de parto e incrementarse en el segun- do;36,37 los mecanismos que producen este fenómeno son desconocidos. El control previo de la glucemia, los efectos residua- les de la insulina subcutánea y la infusión de soluciones endovenosas con glucosa, influyen en forma importante en la dosificación de la insulina durante el trabajo de parto.36-38 Después del parto vaginal o cesárea las nece- sidades de insulina disminuyen por algunos días, tal vez porque ha terminado la acción de las hormonas que pro- duce la placenta.39,40 Las pacientes no embarazadas en ayuno mantienen una concentración basal de glucosa en el plasma, por la liberación de las reservas de glucógeno hepático y la glu- coneogénesis de los aminoácidos y otros precursores. En las embarazadas sin patología agregada el ayuno noctur- no por 12 h produce niveles de glucemia muy bajos, lle- gando éstos hasta 40 a 45 mg/dL;37 este rápido descen- so de la glucosa plasmática reduce la secreción de insuli- na por el páncreas y puede causar cetoacidosis.41 En la embarazada la respuesta rápida y exagerada en la glucemia durante el ayuno, se ha atribuido a una mayor utilización de glucosa por ella y el feto, y a los cambios que tiene la glucosa en el volumen de distribu- ción durante el estado gravídico. Cuando la embarazada sin patología agregada ingiere alimentos, la concentra- ción plasmática de glucosa se eleva en forma importan- te,42 lo que causa un aumento inusitado en la produc- ción de insulina por las células de los islotes de Langerhans del páncreas; este fenómeno es más eviden- te en el tercer trimestre del embarazo,43 no obstante, la persistencia de hiperglucemia en la embarazada es una señal de resistencia hepática a la insulina.44 En la embarazada con DM tipo 1 durante el primer trimestre del embarazo, con frecuencia se presentan cua- dros de hipoglucemia, por lo que las dosis de insulina deben reducirse;45 sin embargo, en la segunda mitad la resistencia a la insulina obliga a incrementar la dosis, 46 siendo ésta de un promedio de 1.0 UI/kg de peso corpo- ral al final del embarazo, comparada con 0.7 unidades antes del mismo.35,47 Los requerimientos de insulina retornan a los niveles anteriores al embarazo en un lapso de semanas en estas pacientes con DM tipo 1.48 La embarazada con DM puede presentar cetoacido- sis diabética, la incidencia de esta complicación varía 0.7% en las que tienen diabetes gestacional y 1.7 a 9.3% en las que padecen DM 1.49-51 Los factores predisponen- tes de cetoacidosis diabética en esta situación son: admi- nistración de fármacos β-adrenérgicos, vómito, baja ingesta calórica, manejo inadecuado de la DM e infec- ción. La mortalidad perinatal en esta situación oscila entre 22 y 65%, dependiendo de la edad gestacional, pre- sencia de coma, acidosis, niveles séricos de glucosa y osmolaridad y requerimientos de insulina.52 El diagnós- tico y tratamiento de la CAD han sido mencionados en el inicio de este capítulo. Otra de las complicaciones en la embarazada con DM es la hipoglucemia, que se presenta en 33 a 71% de pacientes con diabetes mellitus pregestacional o DM tipo 1;53 su incidencia es de 3 a 6 veces mayor en com- paración con las pacientes con DM tipo 1 no embaraza- das;54 73% de este cuadro de hipoglucemia ocurre antes de las 16 semanas de gestación en pacientes en las que no se ajustaron las dosis de insulina y/o tenían un control demasiado estricto de su glucemia;55 el tratamiento de 538 • Anestesia obstétrica (Capítulo 48) esta complicación también fue mencionado al inicio de este capítulo. La enfermedad hipertensiva del embarazo es tres veces más frecuente en las pacientes con DM tipo 1 comparadas con embarazadas no diabéticas.56 El emba- razo acelera la progresión de la retinopatía proliferativa, que es una complicación a nivel microvascular de la DM, factores como la presencia de hipertensión arterial, hiperglucemia, duración y severidad de la diabetes y extensión de una retinopatía previa han sido relaciona- dos con este fenómeno.57 Las pacientes con DM tipo 1 pregestacional que padecen nefropatía diabética tienen una mayor incidencia de enfermedad hipertensiva del embarazo y retardo en el crecimiento fetal.58 Tanto la DM tipo 1 como la DG producen repercu- siones en el desenlace del trabajo de parto en las emba- razadas que sufren estas patologías; la incidencia de cesá- rea es de 3 a 10 veces mayor en pacientes con diabetes pregestacional DM tipo 1, y de 1 a 2 veces más en la dia- betes gestacional;59,60 se ha asociado a la DM pregesta- cional, pero no a la diabetes gestacional, con un incre- mento de 2 a 3 veces en la presentación de parto pretér- mino.61 Con el adecuado control de la DM la mortalidad perinatal se ha reducido a cifras menores a 5%,62 sin embargo, la incidencia de recién nacidos con anomalías congénitas sigue siendo alta, oscilando entre 6 y 12%, y además es la causa de 40% de las muertes neonatales de productos de madre con DM:62,63 El mecanismo de estas malformaciones aún no se conoce, aunque se ha mencio- nado a la hiperglucemia, hipoglucemia, hipercetonemia, a los inhibidores de la somatomedina y deficiencia de zinc como posibles factores causales;64 las malformacio- nes congénitas cardiovasculares son las más frecuentes, seguidas de las del sistema nerviosos central (SNC).65 El control estricto de la glucemia antes del embarazo en las mujeres con DM, reduce en forma importante la inci- dencia de malformaciones en los productos, casi al nivel que existe en la embarazada no diabética, asimismo, la frecuencia de abortos también disminuye.66,67 La macrosomía fetal es otra de las complicaciones de la DM en el embarazo, su incidencia es 4 a 6 veces mayor en este tipo de pacientes comparadas con las embaraza- das sin DM.68-70 La hiperglucemia materna proporciona grandes cantidades de glucosa al feto, ocasionado en éste también hiperglucemia, que estimula la producción de insulina, e incrementa su mecanismo de anabolismo, cau- sando depósito de grasa en varios tejidos, hipertrofia de órganos viscerales y aumento del crecimiento en el esqueleto.68-71 Esta macrosomía fetal produce una alta incidencia de partos distócicos o traumáticos, el depósito de grasa en los hombros y el tronco, junto con un aumento en la relación de peso con longitud, causan que la cabeza fetal tenga un tamaño no mayor al del resto del cuerpo del producto; estas condiciones anatómicas son las causantes del incremento de distocias y trauma obstétrico. El parto traumático predispone a la asfixia neonatal, hematoma subdural, fractura de clavícula y bajas calificaciones de Apgar. De forma infortunada a pesar del buen control metabólico de la embarazada con DM, la incidencia de macrosomía fetal sigue siendo alta, oscilando entre 20 y 30%.72,73 La hipoglucemia neonatal es una complicación que suelen presentar los productos de madres con DM; este fenómeno se atribuye a la hiperinsulinemia crónica e hipertrofia de las células del páncreas del feto, resultan- te de la hiperglucemia materna; la incidencia de este pro- blema es de 6 a 10, y seis veces mayor en comparación a la que tienen los neonatos de embarazadas no diabéti- cas.74-76 Los recién nacidos de madres con diabetesmellitus secretan menos glucagón y catecolaminas en respuesta a la hipoglucemia, lo que resulta en incapacidad del híga- do para responder ante una situación de estrés;76 la administración de soluciones glucosadas a la embarazada no diabética antes del nacimiento del producto, puede causar hipoglucemia en los neonatos en las 2 o 3 horas posteriores al parto, este riesgo es mayor en productos de mujer con DM, por estas razones el anestesiólogo debe- rá abstenerse de administrar este tipo de soluciones en ambos tipos de pacientes.76,77 Por lo que se refiere a la mortalidad perinatal, en los embarazos de pacientes con DM es alta; en los decenios que van de 1950-59 a 1970-79 osciló entre 15 y 18%,59 no obstante, el mejor control metabólico de las pacientes y los avances en el conocimiento de la DM han permi- tido que esta mortalidad descienda a 2%, siendo muy similar a la que se presenta en las embarazadas no diabé- tica.74 Otros estudios afirman que la mortalidad es de 8%, tres veces mayor a la que tienen las embarazadas no diabéticas. La incidencia de mortalidad perinatal en la DG se encuentra entre la que existe en pacientes con diabetes mellitus pregestacional y la de la embarazada no diabética.78,79 El síndrome de insuficiencia respiratoria del recién nacido (SIRN) es una de las causas más frecuentes de morbimortalidad en los neonatos de madres con diabetes mellitus; su incidencia es mayor 5 a 23 veces comparada con la que existe en neonatos de madres no diabéticas, esta complicación es más frecuente en los que nacen con parto pretérmino o por medio de una cesárea sin trabajo de parto previo.80 La hiperinsulinemia fetal puede inter- ferir en la producción del surfactante pulmonar, lo que afecta el desarrollo de la madurez del pulmón, causando un riesgo mayor de SIRN. Varios estudios han demostrado que la DM disminu- ye el flujo uteroplacentario en forma importante,81,82 debido a que la placenta de las embarazadas con DM presenta alteraciones en su estructura, las vellosidades son mayores y el espacio intervelloso es pequeño.83 El aporte de oxígeno al feto se encuentra comprometido por el aumento de hemoglobina glucosilada en la madre con DM, lo que interfiere con el transporte normal de oxígeno de la hemoglobina, comprometiendo la oxigena- ción del feto.84 La muerte del feto in utero es responsable de 40% de la mortalidad perinatal en embarazadas con DM; 68% de estas muertes ocurren entre la semana 36 y la 40 de la gestación;85 se ha documentado una baja en la inciden-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Endocrinopatías, embarazo y anestesia • 539 cia de óbito fetal relacionada con el mejor control meta- bólico de estas pacientes.78 Hay un incremento de 2 a 5 veces de la presentación de hiperbilirrubinemia en los recién nacidos de madre con DM, comparados con productos de embarazadas sin DM; la etiología y el significado de este fenómeno aún no se conoce.74 Algunos estudios han señalado proble- mas en el aprendizaje en niños de madres con DM, este hallazgo no es concluyente y no tiene explicación en su etiología.86,87 MANEJO ANESTÉSICO En la valoración preanestésica, el anestesiólogo debe hacer un análisis exhaustivo de: control previo de la DM, presencia de complicaciones orgánicas causadas por este padecimiento a nivel renal, cardiovascular, sistema ner- vioso central periférico y autónomo, retinopatía. Se deberá tener en cuenta que estas pacientes con diabetes mellitus tienen una mayor incidencia de enfermedades concomitantes como la preeclampsia o eclampsia, lo que obliga al anestesiólogo a detectarlas, así como a valorar y decidir, junto con los integrantes del equipo de perinato- logía, el momento adecuado de iniciar el procedimiento obstétrico y anestésico sin poner en riesgo el bienestar maternofetal.88,89 Un importante aspecto en la valoración preanestési- ca es el examen de la vía aérea, ya que la paciente emba- razada normal tiene cambios anatómicos y fisiológicos que condicionan mayor incidencia de problemas para la intubación endotraqueal. A esto se agrega la posibilidad que tienen las pacientes con DM de presentar el llama- do síndrome de stiff joint, en el cual hay una disminución de la movilidad de las articulaciones. Éste fue descrito en 1974, y se presenta en 28% de pacientes con DM tipo 1 con más de cinco años de evolución; una de sus caracte- rísticas es la falta de movilidad de las articulaciones, entre ellas en la articulación atlantooccipital; esta falta de movilidad dificulta en forma importante las maniobras de intubación traqueal en 26 a 41% de estas pacientes, además otra parte importante en este síndrome es la pre- sencia de complicaciones a nivel microvascular. 90,91 Se recomienda que el anestesiólogo practique en la visita preanestésica, además de los exámenes clásicos para valorar la vía aérea, una prueba muy sencilla, con- sistente en solicitar a la embarazada que ponga opuestas y juntas la palmas de sus manos, observando si es posible que se acerquen por completo las articulaciones interfa- lángicas de los dedos cuarto y quinto de ambas manos; en caso de que esta maniobra no pueda realizarse, se puede pensar que habrá dificultad a la intubación endo- traqueal y que es posible que ya existan en la paciente alteraciones microvasculares renales y en la retina, a este signo se le conoce como el “signo del predicador”.92 La obesidad, común en estas pacientes, junto con el aumen- to de peso condicionado por el embarazo, constituye otro factor de riesgo para la dificultad en la intubación endotraqueal. El anestesiólogo deberá implementar todas las medi- das necesarias para prevenir y tratar un potencial proble- ma al momento de la intubación endotraqueal; entre ellas está tener a la mano todo el equipo necesario para realizar esta maniobra, además de contar con el conoci- miento de los diversos protocolos que existen para enfrentar y resolver este problema. Otra recomendación es que aplique al inicio del trabajo de parto un bloqueo epidural con un catéter inerte, el cual podrá utilizar en el momento en que se requiera una técnica de anestesia o analgesia, bien sea para un procedimiento obstétrico o para el control del dolor posoperatorio. La gastroparesia y las alteraciones en el funciona- miento del sistema nervioso autónomo, que presentan estas pacientes con diabetes mellitus, deben ser tomadas en cuenta por el anestesiólogo ya que condicionan un mayor riesgo de broncoaspiración de contenido gástrico durante la anestesia general y de hipotensión arterial en la analgesia neuroaxial, de forma respectiva, por lo tanto, deberá establecer medidas preventivas para evitar estos problemas, así como elaborar un plan de contingencias en el caso de que estas complicaciones se presenten.93 Es recomendable realizar un breve examen neuroló- gico durante la valoración preanestésica, para encontrar y documentar en el expediente clínico, la presencia de una neuropatía diabética, ya que en el caso de aplicar una analgesia neuroaxial y hacerse notoria de forma posterior esta complicación, se puede culpar al anestesiólogo de ser el causante, lo que puede tener implicaciones médi- cas, económicas y legales. El conocimiento por el anestesiólogo del estado del feto es muy importante, ya que éste es un producto de alto riesgo que con facilidad presenta una serie de com- plicaciones (ya mencionadas), que en un momento dado pueden ser atribuidas al procedimiento anestésico, por lo que antes de iniciar este procedimiento se deberán cono- cer los resultados de las pruebas que valoran el grado de bienestar fetal, como son la frecuencia cardiaca, trazos cardiotocográficos, perfil biofísico, prueba de estrés, etc. El mantenimiento de la glucemia dentro de límites normales o aceptables durante el periodo perioperatorio es responsabilidad del anestesiólogo; existen varios esquemas al respecto, el utilizado con más frecuencia tiene como objetivo mantener los niveles de glucosa en sangre entre 90y 110 mg/dL.47, 94-96 Este protocolo se basa en los resultados del examen de la glucemia sanguí- nea; utilizando una tira de detección capilar, si la gluco- sa es menor a 100 mg/dL no se administra insulina y se aplican 125 mL/h de una solución de glucosa a 5% mez- clada con lactato de Ringer ; con una glucemia de 100 a 140 mg/dL administrar 1.0 U/h de insulina rápida y solución de glucosa a 5% en Ringer Lactado, 125 mL/h; glucemia de 141 a 180 mg/dL, aplicar insulina rápida 1.5 U/h y 125 mL/h de solución salina fisiológica; glucemia de 181 a 220 mg/dL, insulina rápida 2.0 U/h y 125 mL/ h solución salina fisiológica; glucemia mayor a 220, apli- car 2.5 U/h insulina rápida y 125 mL/h de solución sali- na fisiológica. En el caso de cesárea programada o de inducción de parto, las indicaciones para el ayuno y dosis de insulina dependerán de las condiciones de la paciente. Se reco- mienda que las embarazadas se internen temprano en la 540 • Anestesia obstétrica (Capítulo 48) mañana del procedimiento con ayuno nocturno, una vez en el hospital el manejo de la glucemia se hará conforme el esquema mencionado en el párrafo anterior. Algunos autores recomiendan administrar la dosis matutina de insulina, que ha sido prescrita en forma previa para el control sostenido de la DM, medir la glucemia por méto- do capilar e iniciar la administración endovenosa de una solución de glucosa a 5% en lactato de Ringer, adiciona- da de una unidad de insulina con una velocidad de infu- sión de 125 mL/h, para después continuar con el control de la glucemia por medio del esquema ya descrito.88,95 Sin embargo, en algunas instituciones no aplican la dosis matutina de insulina por temor al riesgo de hipo- glucemia, que puede presentarse al combinarse el efecto de la insulina con el ayuno de la paciente. Los hipoglu- cemiantes orales deben suspenderse el día de la cirugía, el control de la paciente en estos casos deberá hacerse por medio de insulina, aplicando también el esquema ya mencionado.97 No deberán administrarse soluciones con glucosa para prevenir la hipotensión arterial en la analgesia neu- roaxial. Es importante recordar que el esquema para la dosis de insulina es sólo un punto de referencia, y que la dosificación deberá ajustarse de acuerdo con el estado metabólico de la paciente; no hay que olvidar los cam- bios en los requerimientos de insulina en el trabajo de parto, en el primer periodo disminuyen, se incrementan en el segundo, y descienden en el puerperio inmediato; es recomendable realizar la prueba de glucosa capilar en periodos frecuentes, dependiendo del caso éstos pueden oscilar entre 30 y 60 min. En la medicación preanestésica es necesario cumplir las indicaciones que al respecto se han hecho en el capí- tulo respectivo de esta obra; es muy importante adminis- trar fármacos que ayuden a disminuir el riesgo de bron- coaspiración de contenido gástrico (mayor en pacientes con diabetes mellitus), como son los bloqueadores de receptores H2, antiácidos claros, metoclopramida, ade- más de conocer el tiempo de la última ingesta de alimen- tos. Por lo general, no se administran analgésicos hipnó- ticos o sedantes en las pacientes con diabetes mellitus. Factor muy importante es proporcional apoyo emocional a la embarazada, ya que ésta por lo habitual se encuen- tra angustiada y preocupada por las posibles repercusio- nes que la diabetes mellitus pudieran ocasionar en la ter- minación y evolución del parto, así como también en el bienestar e integridad del producto. La selección de la técnica anestésica se deberá hacer en forma individual, tomando en cuenta el estado físico y metabólico de la paciente, la evolución y etapa del tra- bajo de parto y el plan de atención obstétrica. La analge- sia neuroaxial ofrece las ventajas de: a) Disminuir la liberación de catecolaminas, cortisol y mejorar el flujo uterino.43,44 b) No modificar los requerimientos de insulina de la paciente.36 c) La incidencia de hipotensión arterial es menor que en la analgesia espinal. d) Su efecto puede prolongarse por medio de inyec- ciones de fármacos en el catéter epidural en el caso de trabajo de parto prolongado o la necesidad de practicar una cesárea, o para la analgesia posopera- toria. La técnica de administración es similar a la que se em- plea en las pacientes embarazadas sin diabetes mellitus; en relación con las dosis de anestésicos locales, existen estudios que reportan que en las embarazadas con diabe- tes mellitus deben disminuirse y ser similares a las que se aplican en pacientes mayores de sesenta años.98-99 Otras técnicas de analgesia neuroaxial que pueden utilizarse son: la espinal y la espinal-epidural combinada, la selección de las mismas deberá hacerse tomando en cuenta los parámetros que rigen para otros procedimien- tos anestésicos en la embarazada. Con independencia del tipo de bloqueo neuroaxial que se administre, la clave para obtener buenos resultados en el binomio madre- producto es: a) respetar y aplicar las reglas básicas de la anestesia obstétrica señaladas en otro capítulo de este texto; b) establecer medidas previas para evitar la hipoten- sión arterial como administración de líquidos antes de aplicar el bloqueo, evitar la posición supina, establecer una analgesia metamérica selectiva de acuerdo a la fase del trabajo de parto, dosificación adecuada de los anestésicos locales; c) en el caso de presentarse hipotensión arterial, hacer un tratamiento enérgico de la misma por medio de líquidos endovenosos sin glucosa y, en caso necesa- rio, administrar fármacos vasopresores del tipo de la efedrina, que no disminuyen el flujo uterino. La anestesia general se utiliza cuando existe contraindi- cación para aplicar una regional; la técnica de adminis- tración es la misma que en pacientes embarazadas sin diabetes mellitus, pero extremando precauciones para evitar o resolver los problemas de la vía aérea ya mencio- nados. Se midió el pH de la vena umbilical de recién nacidos de madre con diabetes mellitus que recibieron anestesia general, y no se encontraron cifras anormales en sus resultados. 100 En el decenio de 1970-79 se publicó un estudio que señalaba a la anestesia general corno la más segura para los recién nacidos de madre con diabetes mellitus, ya que se encontró una mayor incidencia de acidosis metabólica en los productos cuyas madres recibieron anestesia espi- nal en comparación con las que tuvieron anestesia gene- ral.101 Sin embargo, el análisis de la metodología demos- tró que se habían prehidratado a las pacientes del grupo que recibió anestesia espinal con soluciones glucosadas que causaron hiperglucemia materna y acidosis fetal.62,101 Un estudio posterior, realizado por el mismo autor del anterior señalado,46 demostró que evitando la admi- nistración de soluciones glucosadas y la hipotensión arte- rial, los resultados en los recién nacidos no mostraban diferencia significativa entre los grupos de madres que recibieron anestesia general comparados con los de anes- tesia espinal.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Endocrinopatías, embarazo y anestesia • 541 No existen datos que confirmen en forma definitiva diferencia en la incidencia de complicaciones y el pro- nóstico del binomio maternofetal, cuando se comparan las técnicas de anestesia regional y general en la embara- zada con DM, por lo que las recomendaciones que se hacen para cuando se necesita administrar anestesia en estas pacientes son: • La selección del método debe hacerse en forma individual, tomando en cuenta los factores que se han mencionado en este capítulo. • Su aplicación y vigilancia debe ser en extremo cui- dadosa para prevenir las complicaciones que estas enfermas pueden presentar.79 TIROIDES La hormona tiroidea es un regulador endocrino que actúa sobre diferentes órganos, como hígado, riñón, cere- bro, glándula hipófisis, músculo cardiaco, esquelético y placenta. Sus efectos incluyen producción de calor, desa- rrollo somáticoy del sistema nervioso, acción sobre el metabolismo intermedio y la autorregulación de su secreción por la glándula tiroidea. La síntesis y liberación de la hormona tiroidea (HT) está influenciada en forma básica por: a) La hipófisis; por medio de la producción y secre- ción por esta glándula de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). b) Por el aporte de yodo que tenga el individuo: la cantidad de secreción de HT depende de un meca- nismo de autorregulación que controla la produc- ción de TSH, por la acción que tiene la HT sobre la síntesis de la hormona liberadora de tirotropina (TRH) en el hipotálamo, que a su vez actúa sobre la hipófisis regulando la secreción de TSH .102,103 Las células foliculares de la glándula tiroides ante la pre- sencia de yodo producen tiroglobulina (TG), que es un precursor proteico yodado. La TG es secretada hacia el lumen de los túbulos foliculares, siendo transportada después, recapturada y proteolizada por las células foli- culares de esta glándula; este proceso tiene como resul- tante la liberación sistémica de la tiroxina (T4) y la tri- yodotironina (T3).104-105 La hormona tiroidea se encuentra muy unida a las proteínas plasmáticas globulina, prealbúmina y albúmi- na; su unión a la albúmina (70 a 80%) produce la tiroxi- na globulina (TG);106 la fracción libre de T4 es la res- ponsable del efecto de las hormonas tiroideas en los teji- dos y órganos.103 Durante el embarazo la concentración de TG se incrementa, alcanzando un nivel superior en 50% al que tiene la no embarazada en la semana veinte de la gesta- ción;107 este fenómeno se produce por el aumento en su vida media.106 La embarazada es por lo normal eutiroidea, ya que las concentraciones de T4 y T3 son semejantes a las que tienen las no embarazadas, el incremento de TG signifi- ca que la cantidad total en sangre de T4 y T3 se encuen- tran en el límite superior de la normalidad que tiene la no embarazada.107 La hormona gonadotropina coriónica (GCH) tiene cierta semejanza estructural con la TSH ; la concentra- ción sérica de ambas tiene una relación inversa propor- cional durante el embarazo normal; se ha pensado que la TSH inhibe la síntesis de gonadotropina coriónica por la placenta, 108 y que el aparente aumento en la actividad de la TSH al inicio del embarazo se debe más bien a la producción de gonadotropina coriónica.109 La disponibi- lidad de yodo durante el estado gravídico está disminui- da en la madre por su captación en el feto y su mayor eli- minación renal; cuando no existe una buena ingesta de yodo materno se puede desarrollar bocio.110 HIPERTIROIDISMO Esta enfermedad es causada por un aumento en la con- centración sérica de hormonas tiroideas libres, su preva- lencia en la población general es de 0.2 a 1.9%, siendo más frecuente en la mujer que en el hombre 10:1. La enfermedad de Graves es la forma más común de pre- sentación del hipertiroidismo (70 a 90% de los casos), siendo la tiroiditis y la combinación de adenoma tóxico y bocio tóxico multinodular el restante.111 La enfermedad de Graves es de tipo autoinmune y multifactorial, y está influenciada por factores genéticos y ambientales; se han descrito varios autoanticuerpos que actúan contra los receptores de TSH de la glándula tiroidea, aumentando o inhibiendo su función; el grado de esta acción depende de los sitios específicos en que se unen estos autoanticuerpos, llamados anticuerpos de los receptores tiroideos (ACRT).112 El hipertiroidismo se presenta a nivel clínico como un estado hipermetabólico caracterizado por sudoración profusa, intolerancia al calor, temblores, debilidad, ner- viosismo, diarrea, aumento del apetito, exoftalmos, edema pretibial e irritación de globos oculares. El apara- to cardiovascular se encuentra también afectado, presen- tando incremento en la contractilidad del miocardio, de la frecuencia cardiaca y volumen de expulsión, estado hiperdinámico, cardiomiopatía y una alteración en la relación de la cantidad de receptores α y β del corazón; las resistencias periféricas disminuyen en la piel y en el músculo; el diagnóstico se confirma mediante los exáme- nes de laboratorio, en donde se encuentra aumentada la cantidad de forma libre de T4.113,114 La enfermedad de Graves es la principal causa de hipertiroidismo durante el embarazo. Su incidencia es de 0.05 a 0.2%, la cual es menor a la de la población en general.115 Su etiología es similar a la que existe en la no embarazada. Se ha reportado su asociación con la hipe- remesis gravídica, aunque no se ha demostrado una rela- ción causa-efecto.116 El tratamiento del hipertiroidismo en la embarazada es muy similar al que se administra en la no embarazada; sin embargo, algunas medidas están contraindicadas durante el estado gravídico, tal es el caso del empleo de yodo radioactivo; el propiltiouracilo y el metimazol 542 • Anestesia obstétrica (Capítulo 48) constituyen la primera línea de tratamiento en esta situa- ción.117 Estos fármacos cruzan la placenta y pueden causar hipotiroidismo en el feto, por esta razón se prefiere uti- lizar con más frecuencia el propiltiouracilo, ya que atra- viesa en menor cantidad la barrera placentaria. Su admi- nistración se inicia con 150 mg cada 8 h, hasta que la embarazada se encuentra eutiroidea, de modo posterior se disminuye la dosis para evitar efectos en el feto, utili- zándose en promedio no más de 100 mg/día; el trata- miento de la enfermedad de Graves con yodo en apa- riencia no causa hipotiroidismo en el feto. La cirugía se reserva sólo para aquellos casos en donde los fármacos no proporcionaron buenos resultados; durante el periodo preoperatorio se recomienda la administración de un β- bloqueador, adicionado de un glucocorticoide y yodo para prevenir la temida crisis o tormenta tiroidea.118 Una de las complicaciones del hipertiroidismo mal controlado es la aparición de la llamada crisis o tormen- ta tiroidea; el mecanismo que la produce aún es desco- nocido, aunque se ha pensado, sin confirmarlo, que se debe a una liberación exagerada de hormona tiroidea o de catecolaminas, su incidencia en la embarazada es de 2 a 4%.119 Los factores que precipitan esta tormenta tiroidea en la embarazada son la infección, el trabajo de parto, hemorragia, cesárea y preeclampsia; su sintomatología consiste en fiebre, confusión mental, trastornos emocio- nales, taquicardia, taquipnea, diaforesis y diarrea. El tra- tamiento de este evento en la embarazada es semejante al que se administra en la no embarazada, consiste en medidas generales de soporte como el empleo de com- presas frías o hielo para disminuir la temperatura corpo- ral, adicionadas de hidratación por vía endovenosa, glu- cocorticoides y β-bloqueadores como el proprano- lol.120,121 Es interesante mencionar dos aspectos relacionados con este tratamiento en la embarazada, uno es el retardo del crecimiento del feto intrauterino causado por la administración de propranolol, por lo que algunos auto- res han recomendado el empleo de esmolol, que también es un β-bloqueador, pero con una vida media de elimina- ción muy corta; sin embargo, hay estudios que demues- tran que este fármaco produce en el producto bradicar- dia y acidosis,122 por lo tanto su administración debe estar restringida a los casos en donde exista una contrain- dicación para utilizar propranolol. El segundo punto de reflexión es el tipo de solucio- nes que deben aplicarse a las embarazadas que sufren esta crisis o tormenta tiroidea, recordando que las solu- ciones glucosadas administradas en grandes cantidades en la embarazada normal o con patología agregada, cau- san hipoglucemia en el neonato durante el posparto inmediato, por lo que el anestesiólogo deberá valorar con cuidado esta situación para decidir la solución más segu- ra para el binomio madre-producto. El hipertiroidismo durante el embarazo está asociado con una mayor incidencia de aborto espontáneo, parto pretérmino, bocio fetal123 y preeclampsia.124 El trata- miento oportuno y adecuado de esta enfermedad mejora en forma notable el pronósticoen la madre y en el feto. Para el manejo anestésico se deben tener en cuenta los siguientes factores de riesgo que tienen estas pacien- tes y que pueden complicar la anestesia: el estado hiper- dinámico cardiovascular, posible presencia de una car- diomiopatía, dificultad en el manejo de la vía aérea cau- sada por el crecimiento de la glándula tiroides, debilidad de los músculos respiratorios y desequilibrio electrolíti- co.125 Por esto la valoración preanestésica debe hacerse lo más completa posible para detectar, prevenir y en su caso tratar estos problemas; mención especial merece que el anestesiólogo debe informarse del estado de fun- cionamiento de la glándula tiroides, del tratamiento que ha estado recibiendo la paciente para su control tiroideo y el estado del feto. En la medicación preanestésica se deben administrar glucocorticoides, debido a que estas enfermas tienen una deficiencia de estas hormonas;126 se evitará utilizar fár- macos que incrementen la frecuencia cardiaca como atropina o ketamina, además, es conveniente tener espe- cial cuidado con los globos oculares de la embarazada para evitar producirle lesiones durante las maniobras de intubación traqueal. En relación con el método de anestesia, no existe en la actualidad un estudio concluyente que señale un pro- cedimiento, bien sea de anestesia general o regional, como el ideal en las pacientes hipertiroideas embaraza- das o no embarazadas, ni tampoco que contraindique la adición de adrenalina a los anestésicos locales en las téc- nicas regionales.79 HIPOTIROIDISMO Se define como la concentración disminuida en sangre de la hormona tiroidea libre, su prevalencia en la pobla- ción general es de 0.4 a 1.7%, siendo más común en las mujeres que en los hombres.127 Su etiología ha sido cla- sificada como de origen primario o secundario, siendo más frecuente el primario, sus causas son: a) Reacción autoinmune como en la tiroiditis de Hashimoto o el hipotiroidismo atrófico. b) Iatrogénico. c) Empleo de fármacos como el litio, amiodarona y antitiroideos. d) Congénito. Las secundarias son debidas a la mala función de la glán- dula hipófisis como en el caso del síndrome de Sheehan o en las alteraciones en el hipotálamo, causadas por enfermedades granulomatosas o neoplasias.128 Sus signos y síntomas son: ronquera, parestesia, into- lerancia al frío, movimientos lentos, inflamación perior- bitária, pelo y piel secos y disminución de los reflejos tendinosos. En los exámenes de laboratorio se encuentra una disminución de la T4 circulante, la TSH puede estar elevada o en límites normales.129,130 Durante el embarazo, el hipotiroidismo se presenta en 0.3% de las pacientes; esta entidad produce disminu- ción de la fertilidad en la mujer, el estado gravídico causa© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Endocrinopatías, embarazo y anestesia • 543 una mejoría temporal de la enfermedad de Hashimoto por los efectos inmunosupresores que tiene el embarazo. Su tratamiento es con la administración oral de hormo- na tiroidea; la dosis terapéutica de este fármaco es mayor durante el embarazo.131 El hipotiroidismo en la embarazada causa mayor incidencia de preeclampsia, anemia, retardo intrauterino del crecimiento del producto, desprendimiento prema- turo de placenta normoinserta y sufrimiento fetal.132 La función tiroidea del neonato es normal, debido a que el desarrollo de la tiroides en el feto es independiente de la función tiroidea de la madre. En la valoración preanestésica el anestesiólogo tiene que recordar que estas embarazadas con hipotiroidismo presentan ciertas repercusiones orgánicas que pueden complicar el manejo anestésico; éstas son: alteración en la respuesta ventilatoria a la hipoxemia e hipercapnia, parestesias (éstas deben ser documentadas en el expe- diente clínico), concentración aumentada de proteínas en el líquido cefalorraquídeo, hiponatremia, disminución de la reserva de corticoides, anemia, factores de coagula- ción y plaquetas anormales, aumento del umbral de exci- tación a estímulos nociceptivos, enfermedad coronaria y alteraciones en el funcionamiento cardiaco y pobre res- puesta al neuroestimulador. La exploración física com- pleta, una historia clínica y exámenes de laboratorio ade- cuados, permitirán al anestesiólogo detectar estos pro- blemas y establecer las medidas necesarias para prevenir- los o tratarlos; es importante que además conozca el grado de funcionamiento de la glándula tiroides, el trata- miento que ha estado recibiendo la paciente y el grado de bienestar fetal. En situaciones de verdadera emergencia quirúrgica se recomienda administrar corticoides en la medicación preanestésica, y en el caso de coma hipotiroideo, hormo- na tiroidea por vía endovenosa.133 La selección y aplicación de la técnica de anestesia se debe hacer en la forma convencional para el control del dolor obstétrico; estos procedimientos ya han sido anali- zados en otro de los capítulos de este texto. No existen en la actualidad reportes que confieran ventaja a la admi- nistración de anestesia general o regional en las pacientes hipotiroideas embarazadas o no embarazadas; en caso de decidir aplicar una analgesia neuroaxial para el dolor del trabajo de parto o la operación cesárea, es conveniente evaluar a nivel clínico en la paciente el funcionamiento de su sistema de coagulación; en caso de que este exa- men haga sospechar alguna alteración, se deberán orde- nar exámenes de laboratorio para confirmar o detectar este potencial problema; sus resultados indicarán si se puede aplicar el bloqueo neuroaxial o la necesidad de recurrir a otro procedimiento analgésico o anestésico. GLÁNDULAS SUPRARRERNALES FEOCROMOCITOMA El feocromocitoma es un tumor de células cromafines que se localiza en la mayoría de los casos en la médula de una glándula suprarrenal, aunque en 5% puede pre- sentarse en ambas glándulas; su incidencia en hombres y mujeres es semejante, alrededor de 1% de los pacientes con hipertensión arterial tienen feocromocitoma, y 10% de estos tumores son malignos.134 Este tumor se puede presentar asociado con otras neoplasias llamadas de tipo endocrinológico, constituyendo el llamado síndrome de Sipple (carcinoma medular de tiroides, hiperparatiroidis- mo, feocromocitoma). La fisiopatología del feocromocitoma depende en lo fundamental de los efectos sistémicos de la secreción de adrenalina y noradrenalina, aunque también pueden se- cretarse otro tipo de catecolaminas como dopamina, péptido intestinal vasoactivo, calcitonina y hormona adrenocorticotrófica (ACTH).135 Sus síntomas son de aparición paroxística, y consisten en cefalea, sudoración, palpitaciones, palidez, náusea, temblores, ansiedad y dolor abdominal, están ligados a la secreción de las sus- tancias ya mencionadas y tienen factores desencadenan- tes.136 La hipertensión arterial es frecuente, ocurre en 77 a 98% de los pacientes y suele presentarse en forma de episodios, la mitad de los enfermos tiene este síntoma en forma permanente, 70% sufren de hipotensión ortostáti- ca, la cual se ha atribuido a la vasoconstricción y deple- ción de la volemia, entre otras causas.136,137 Los exámenes de laboratorio están enfocados a medir las concentraciones en sangre y orina de catecola- minas, como la adrenalina y la noradrenalina, y sus meta- bolitos metanefrina, normetanefrina y ácido vanililman- délico; existe controversia en la selección de la prueba de laboratorio más específica para el diagnóstico del feocro- mocitoma.138,139 Cuando haya duda en la existencia de este tumor, se practican pruebas con fármacos, como clo- nidina, midiendo si ésta falla en suprimir la secreción de catecolaminas o con glucagón, valorando si estimula la secreción de estas sustancias.140 Una vez confirmado el diagnóstico de feocromocitoma, el siguiente paso es localizar el sitio donde está localizado; esto se hace mediante tomografía axial computarizada, resonancia magnética o estudios con medicina nuclear. Laincidencia de feocromocitoma en el embarazo es rara, es menor a 0.2 por cada 10 000 embarazos; se han descrito casos malignos y benignos de este tumor en embarazadas, y no existen datos que confirmen que la gravidez incremente su crecimiento.141 Sus signos y sín- tomas son similares a los que presenta la no embarazada, aunque en ocasiones pueden confundirse con los de una enfermedad hipertensiva aguda del embarazo.142 El tratamiento definitivo de este tumor es el quirúr- gico, siendo su principal problema el control en las altas y bajas de las constantes hemodinámicas, sobre todo en el momento de la inducción de la anestesia y cuando se manipula el tumor; para evitar y tratar este inconvenien- te, el anestesiólogo deberá tener un protocolo de mane- jo disponible , en el que se incluyen administración de fármacos bloqueadores α-adrenérgicos en el periodo pre- operatorio como fenoxibenzamina, prazosin, fentolami- na, y mantener un adecuado volumen circulante; duran- te el transoperatorio, control de la hipertensión y la taquicardia por medio de nitroprusiato de sodio, bloque- 544 • Anestesia obstétrica (Capítulo 48) adores de los canales de calcio, esmolol; la hipoglucemia puede representar un severo problema que puede apare- cer después de la resección del tumor.143 Durante el embarazo la resección quirúrgica tam- bién es la mejor alternativa para tratar el feocromocito- ma; esto debe hacerse previa preparación de la gestante con bloqueadores α-adrenérgicos antes de la semana 24 de la gestación; después de este tiempo el crecimiento del útero puede dificultar la cirugía; en este caso la paciente recibirá por el resto del embarazo un tratamien- to farmacológico con base en fenoxibenzamina, fármaco que cruza la placenta, pero que en apariencia no tiene efectos adversos sobre el feto. 144,145 El feocromocitoma en el embarazo está asociado con una mayor incidencia de muerte fetal y retardo en el cre- cimiento intrauterino, causados por una disminución del flujo uterino secundario a la gran cantidad circulante de catecolaminas secretadas por el tumo, por fortuna la acti- vidad metabólica de la placenta impide el paso de estas sustancias al feto.146 Cuando la embarazada con feocromocitoma necesi- ta un procedimiento de analgesia o anestesia obstétrica, antes de su administración el anestesiólogo debe estable- cer todos los procedimientos que se han mencionado para pacientes embarazadas, así como no embarazadas, que tienen como objetivo evitar los cambios hemodiná- micos bruscos y severos que se producen cuando se induce la anestesia; asimismo debe prevenir y en su caso tratar la hipoglucemia. La selección de la técnica de anestesia debe hacerse en forma individual, tomando en cuenta los parámetros que se han mencionado al respecto en el capítulo corres- pondiente, sin tomar en cuenta la presencia del feocro- mocitoma. Por lo general, estas pacientes son sometidas a cesárea, en donde al mismo tiempo se puede extirpar el tumor, aunque algunos obstetras y cirujanos prefieren hacerlo en forma posterior; hay varios reportes de anes- tesia en cesárea en pacientes con feocromocitoma, donde se administraron diversas técnicas de anestesia, incluyen- do la general,147 epidural,148 y general epidural combi- nada,149,150 todas con resultados exitosos. No hay estudios aleatorios prospectivos que evalúen las diversas técnicas de anestesia y señalen cuál es la que ofrece mayores ventajas en estas circunstancias, por lo que la recomendación general es establecer las medidas para prevenir los cambios hemodinámicos y la hipo- glucemia, evitar la administración de fármacos que in- crementen en forma directa o indirecta la secreción de catecolaminas por el tumor (éstos son atracurio, droperi- dol, halotane, metoclopramida, morfina, pancuronio, pentazocina, succinilcolina, tubocurarina y vancomici- na), seleccionar y aplicar la analgesia obstétrica en la forma convencional, respetando las reglas básicas que al respecto se han establecido. © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Endocrinopatías, embarazo y anestesia • 545 REFERENCIAS 1. Geiss LS, Herman WH, Goldschmid MG et al.: Survei- llance for diabetes mellitus: United States, 1980-1989. MMWR CDC Surveill Summ 1993:42(2):1-20. 2. 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