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735 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INTRODUCCION Se exponen los trastornos psiquiátricos en la embaraza- da que suelen coincidir con la patología psiquiátrica más frecuente en el grupo de mujeres jóvenes, asimismo se comentan los tratamientos e interacciones de los fárma- cos utilizados para la analgesia y anestesia de la gestante en tratamiento psiquiátrico; y el paso de los fármacos utilizados a través de la placenta en el manejo de la ges- tante consumidora de sustancias tóxicas (cada día más frecuente en la sociedad). El nacimiento de un hijo, por sí mismo, es un riesgo para la salud mental de las mujeres, aunque es baja la fre- cuencia con que las mujeres sanas desarrollan algún tras- torno psiquiátrico importante durante o después del embarazo, existe cinco veces más riesgo de enfermedad mental en el año siguiente al nacimiento del lactante. Si el embarazo se da en mujeres con enfermedades psiquiá- tricas pueden generarse problemas terapéuticos. Los diagnósticos psiquiátricos más usuales según el Diagnostic and Statistical Manual-III-R son trastornos de la personalidad (19%), alteraciones del estado de ánimo (17%), esquizofrenia (15%) y trastornos de adaptación. Los anestesiólogos obstétricos pueden ver limitadas sus técnicas en mujeres con trastornos de personalidad, es probable que las pacientes sean groseras y desatentas, se quejen demasiado o tengan poco control sobre sus impulsos, por lo que requieren cierto grado de profesio- nalismo firme. Un reto más difícil es la paciente con enfermedad psicótica ya que el embarazo afecta el con- trol de la anormalidad, por lo que es necesaria la consul- ta con el obstetra y sobre todo con el psiquiatra para comprender bien la enfemedad. Es necesario diseñar un plan para el desarrollo segu- ro de la anestesia y analgesia en estas pacientes. Además se ha de tener presente que muchas de estas gestantes toman medicamentos capaces de interactuar con los anestésicos y otros fármacos lo que requiere mucho tacto y habilidad por parte de las personas que las atienden, por el riesgo de psicosis posparto que incrementa los peligros para la madre, el niño y una teratogénesis en el comportamiento futuro del recién nacido (aunque es posible que los efectos sobre la morfogénesis cerebral no sean evidentes durante años, tanto para la madre como para el feto a causa de un tratamiento inadecuado).1-5 Por otra parte, el consumo de sustancias tóxicas y la fármaco-dependencia en la gestante también pueden considerarse enfermedades psiquiátricas que requieren un enfoque multidisciplinario para el manejo de estas pacientes. ALTERACIONES PSIQUIÁTRICAS MÁS FRECUENTES ESQUIZOFRENIA Enfermedad psicótica que afecta al 1% de la población general y al 20% de los pacientes tratados por enferme- dad mental. Es más notoria en la edad reproductiva, pero no hay datos suficientes acerca de su incidencia durante el embarazo. Antes se subdividía en paranoide, desorga- nizada y catatónica, aunque actualmente la relevancia clínica de la clasificación es mínima. Hay trastornos en las “áreas principales de funcionamiento” por lo que se afecta el cuidado personal y las relaciones interpersona- les. La esquizofrenia tiene implicaciones particulares para el recién nacido (RN), cuya seguridad está en duda si la madre no recibe tratamiento adecuado.1 El Diagnostic and Statistical Manual IV (DSM IV) clasifica los síntomas característicos de la esquizofrenia cuando se presentan dos o más de los siguientes, cada uno presente durante un período de un mes o menos, y si recibió el tratamiento adecuado: ilusiones, alucinacio- nes, lenguaje desorganizado (disgregasiones frecuentes o Capítulo Manejo anestésico de la paciente obstétrica con trastornos psiquiátricos incoherencia), comportamiento errático o catatónico, síntomas negativos, como depresión, alogia o abolición afectiva. Aunque la fisiopatología no está clara, la hipótesis es que algunas vías dopaminérgicas están excesivamente activadas en los afectados. Los fármacos utilizados para su tratamiento son psicotrópicos (antipsicóticos y neuro- lépticos): fenotiazinas, tioxantenos y butirofenonas (rela- cionados con la elevación de los niveles de prolactina y con el bloqueo de los receptores dopaminérgicos). a) Fenotiacinas: clorpromazina, levomepromazina, prometazina, mesoridazina, tioridazina, propericia- cina, acetofenazina, flufenazina, perfenazina, tri- fluoperazina clozapina, clotiapina, olanzapina. b) Tioxantenos: clorprotixena, tiotixeno. c) Butirofenonas: haloperidol, droperidol, utilizado casi exclusivamente en anestesia y en urgencias psi- quiátricas, bromperidol, fluspirileno, penfluridol, sulpirida, risperidona, pimozida.1,2,6 El tratamiento con estos fármacos da lugar a diversos sín- dromes neurológicos, con afectación fundamentalmente extrapiramidal, pudiendo manifestarse clínicamente al inicio del tratamiento como: distonía aguda, acatisia, par- kinsonismo y síndrome neuroléptico maligno, o bien más tardíamente con temblor peribucal, discinesias tardías y distonías tras un tratamiento prolongado. Para el control de los síntomas extrapiramidales se utilizan antiparkinsonianos y el dantroleno o bromocrip- tina en el síndrome neuroléptico maligno. Este síndro- me, aunque es raro, a veces tiene un desenlace fatal, simi- lar a la hipertermia maligna, pudiendo afectar a la mecá- nica ventilatoria. Suele presentarse al principio del trata- miento y se caracteriza por fiebre, rigidez muscular, dis- función autónoma, leucocitosis y descenso del nivel de conciencia. El tratamiento incluye reanimación con solu- ciones intravenosas, enfriamiento intensivo y administra- ción de dantroleno con una dosificación inicial de 2.5 mg/kg, repetir cada 15 min hasta que se logre la mejoría o hasta un total de 10 g/kg; también se puede utilizar la bromocriptina en el tratamiento.1,2,6 El tratamiento electroconvulsivo (TEC) es un trata- miento efectivo, pero se utiliza con mayor frecuencia en la enfermedad depresiva mayor; a veces está indicado en la paciente embarazada con esquizofrenia psicótica aguda cuando se requiere un control de urgencia.1 Recomendaciones del tratamiento antipsicótico durante el embarazo:4,5 a) Deben evitarse durante 4 a 10 semanas después de la concepción. b) Suspenderlos dos semanas antes del parto. c) Usar agentes potentes. d) Interrumpirlos si se desarrolla un síndrome neuro- léptico maligno. e) Reanudarlos de inmediato después del parto. f) Evitar fármacos antiparkinsonianos. Consideraciones anestésicas3-6 El anestesiólogo debe conocer las posibles interacciones farmacológicas de los antipsicóticos cuando se adminis- tran conjuntamente con otros durante las técnicas anes- tésicas, éstas pueden ser múltiples y complejas. La mayo- ría potencian el efecto de los opioides (se deben reducir las dosis). También potencian el efecto de los hipnóticos (la cloropromazina reduce los requerimientos de tiopen- tal prolongando su recuperación posoperatoria). Con los simpaticomiméticos se pueden bloquear los efectos presores de la norepinefrina y otros agonistas α- adrenérgicos, por lo que pueden ser necesarias altas dosis para tratar la hipotensión arterial. Por el mismo mecanis- mo pueden acentuar los efectos de fármacos con activi- dad antagonista como el propranolol. En relación a los anticolinérgicos, algunos como la clorpromazina y tioridazina, ejercen efectos anticolinér- gicos activos, por lo que se tendrá especial cuidado durante una anestesia general. Las pacientes tratadas con fenotiazinas pueden pre- sentar mareo, palpitaciones y efectos anticolinérgicos (congestión nasal, boca seca, visión borrosa y estreñi- miento), y a nivel cardiovascular se presenta hipotensión arterial ortostática que se agravará tras una anestesia regional o tras la administración de anestésicos inhalados en una anestesia general. La metoclopramida, neuroléptico heterocíclico con efecto selectivo gastrointestinal, así como la tietilperazi-na, tienen efecto antiemético y sólo en grandes dosis pueden tener un efecto antipsicótico eficaz. Ambos no están exentos de efectos extrapiramidales. Si se realiza una anestesia neuroaxial se ha descrito una alta incidencia de hipotensión arterial en las pacien- tes tratadas con cloropromazina, por lo que se debe hacer un correcto relleno vascular, administrar un α-ago- nista de acción directa (fenilefrina, metoxamina) y evitar la posición en decúbito supino por la compresión aorto- cava que ejerce el útero gestante. Es probable que se abandonen las técnicas regiona- les si es necesario el parto quirúrgico, porque una pacien- te despierta y violenta representa una amenaza para la práctica segura de la anestesia durante una cesárea. El dogma principal para la actuación con estas pacientes establece que el médico tratante debe ser el “embajador de la realidad” y es necesario que el anestesiólogo posea una sensibilidad particular para la dinámica de la situa- ción. El apoyo emocional y un ambiente tranquilo son importantes. Se aconseja la anestesia general para preve- nir la agitación y los movimientos que dificultarían las técnicas de anestesia regional y quirúrgica. En el caso de que se pueda controlar los movimientos y la agitación con sedación se pueden intentar las técnicas regionales. Durante una anestesia general pueden interactuar con los anestésicos inhalados dando lugar a una mayor frecuencia de hipotensión arterial, por lo que se deben ajustar las dosis para evitar este efecto indeseable. Algunos autores8 aconsejan que, cuando la gestante con esquizofrenia está bajo un tratamiento con gran cantidad de antipsicóticos, para que se realice la cesárea se puede 736 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) realizar una anestesia general con un plano superficial y combinado con anestesia epidural, donde el neonato puede presentar un ligero temblor e hipotonía pero durante un período corto de tiempo. DEPRESIÓN MAYOR CON O SIN TENDENCIA SUICIDA1,2 Los fármacos más frecuentemente utilizados para su tra- tamiento son: a) Antidepresivos tricíclicos. b) Serotoninérgicos, así como no adrenérgicos. c) Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). DISTIMIA (DEPRESIÓN) Los medicamentos más comúnmente usados para el tra- tamiento de la distimia son los antidepresivos tricíclicos (ATD tricíclicos). El mecanismo de acción de los antide- presivos tricíclicos no es bien conocido, la antigua creen- cia de que disminuían uno o varios neurotransmisores en la hendidura presináptica es inadecuada y demasiado simplista. Desde el punto de vista sináptico, los efectos más importantes consisten en el bloqueo de la recapta- ción de los neurotransmisores en ciertos receptores y la inhibición de la monoaminoxidasa-A (IMAO). El incre- mento del neurotransmisor a nivel sináptico produce efectos que se presentan rápidamente pocas horas des- pués de la administración del fármaco, a diferencia del efecto terapéutico que se presenta entre 2 y 6 semanas después de iniciarse el tratamiento. Según teorías recien- tes la acción de los antidepresivos se debe al incremento en primer lugar de la serotonina o noradrenalina a nivel sináptico, modificando los mecanismos homeostáticos de las neuronas, lo que origina un nuevo estado funcional; esto explicaría que, a pesar de las diferencias que existen entre los distintos antidepresivos tricíclicos en cuanto a sus efectos a corto plazo, no tengan acción antidepresiva diferente.3-6 ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS El mecanismo de acción de los antidepresivos tricíclicos (ATD tricíclicos) podría plantearse como una sucesión de los siguientes eventos: a) Estímulo y posterior desensibilización de autorre- ceptores 5-HT o α-2 que inhiben la liberación de neurotransmisores en las neuronas serotoninérgicas y noradrenérgicas. b) Aumento adicional de serotonina y noradrenalina en el espacio sináptico como consecuencia de lo anterior. c) Estímulo de los receptores postsinápticos diversos. d) Activación de los mecanismos intraneuronales de transcripción y transducción de señales. e) Desensibilización de los receptores α-1, 5-HT2 y β-adrenérgicos, considerado el marcador de activi- dad de los antidepresivos tricíclicos. f) Expresión de genes comprometidos en el manteni- miento del ánimo normal. La acción sobre los receptores postsinápticos y presináp- ticos es diferente en los distintos grupos de fármacos, hecho que va a marcar la diferencia en cuanto a los efec- tos secundarios. Además bloquean los receptores musca- rínicos µ-1 (produciendo visión borrosa, constipación y boca seca), los receptores histaminérgicos H1 más que los H2 (ganancia de peso y somnolencia), los α-1 adre- nérgicos (mareo e hipotensión arterial) y los dopaminér- gicos δ-2 (leves efectos extrapiramidales). Además, a altas dosis inhiben los canales de sodio y la propagación del impulso nervioso, efecto al que se atribuyen las arrit- mias cardiacas y efectos analgésicos en las neuropatías periféricas. Consideraciones anestésicas En cuanto a las consideraciones anestésicas que se deben tener en la paciente obstétrica bajo tratamiento con anti- depresivos tricíclicos, son las siguientes:4,5 El anestesiólogo debe tener presente que las interac- ciones farmacológicas con los antidepresivos tricíclicos son complejas. Los antidepresivos tricíclicos elevan la respuesta presora de los fármacos vasoactivos de acción directa como la norepinefrina, epinefrina o fenilefrina, por lo que los anestésicos locales que contienen epinefri- na deben utilizarse con precaución. La efedrina puede no ser efectiva en el tratamiento de la hipotensión arte- rial, pudiéndose utilizar la fenilefrina en pequeñas dosis. Los antidepresivos tricíclicos también exageran la res- puesta de los anticolinérgicos, opioides, sedantes e hip- nóticos. Valoración preanestésica En la consulta preanestésica se debe valorar a la gestante y además de la valoración general hay algunos puntos de interés a considerar en estas pacientes:1-3 a) Buscar efectos cardiovasculares adversos como arritmias supra y ventriculares, taquicardia, palpita- ciones, bloqueo A-V, bloqueo de rama derecha de has de Hiss, aplanamiento de la onda T, cambios en el ST y aumento del QT y del intervalo P-R (efec- tos dependientes de la dosis administrada, de los niveles plasmáticos y de los trastornos en la con- ducción cardíaca previos). Durante la anestesia si aparecen trastornos cardiovasculares como hipo- tensión arterial, arritmias y trastornos graves en el ECG, la primera medida debe ser alcalinizar la san- gre hasta conseguir un pH de 7.45-7.55 para dismi- nuir la unión del fármaco a proteínas plasmáticas (primera medida farmacológica recomendada por la American Heart Association [AHA]).© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la paciente obstétrica con. . . • 737 b) Hay que descartar trastornos de la función ven- tricular izquierda y de la función hepática, porque disminuirá el aclaramiento de los antidepresivos tricíclicos; la insuficiencia renal disminuye el acla- ramiento de los metabolitos hidroxilados. Como casi todos los psicotrópicos son metabolizados por el sistema del citocromo P-450 mostrando interfe- rencias con los fármacos que utilizan este sistema. c) Valorar la existencia de hipotensión arterial ortos- tática porque se ha asociado una mayor incidencia de hipotensión arterial severa durante la interven- ción, aunque es rara cuando se administran a dosis terapéuticas. Si el tratamiento con antidepresivos tricíclicos es de corta duración, los pacientes son muy sensibles a la acción de simpaticomiméticos de acción directa por el incremento de neurotrans- misores en la hendidura sináptica que aumentan el tono adrenérgico basal, por lo que los vasoconstric- tores deberán utilizarse a dosis bajas. Si el trata- miento es crónico se produce una “regulación a la baja” de los receptores y su desensibilización junto con la depleción de los depósitos en las terminacio- nesnerviosas, recomendándose la utilización de fármacos simpaticomiméticos potentes de acción directa como la fenilefrina y la noradrenalina, ya que los indirectos (efedrina o dopamina) se han mostrado ineficaces. d) Existe desacuerdo en cuanto a la suspensión de los antidepresivos tricíclicos antes de la cirugía, el peli- gro de hipotensión arterial, depresión miocárdica, arritmias y muerte súbita en pacientes con trata- miento crónico ha originado discusión en cuanto a la suspensión o no de estos fármacos. Algunos auto- res defendían la suspensión 24 a 48 h antes de la intervención en las pacientes con alteraciones en el ECG derivadas de esta medicación o con enferme- dad cardíaca previa. Estudios realizados en pacien- tes con tratamiento crónico de antidepresivos tricí- clicos y tetracíclicos han mostrado que la inciden- cia de arritmias e hipotensión arterial intraoperato- ria en estas pacientes es baja, se suspenda o no el tratamiento previamente, por lo que no está justifi- cada la suspensión previa a la cirugía; por otra parte esto se asociaría a una mayor incidencia de delirio, confusión y síntomas depresivos posoperatorios. Se debe tener presente que los síntomas de abstinen- cia por suspensión del tratamiento antidepresivo pueden aparecer 12 h después de la suspensión por cese del bloqueo muscarínico (malestar gastroin- testinal), trastornos del sueño, acatisisa o parkinso- nismo, arritmias cardíacas e incluso manía o hipo- manía que ceden con la reinstauración del fármaco. e) El efecto anticolinérgico de los antidepresivos tricí- clicos se potencia con otros fármacos con la misma acción (atropina y escopolamina) pudiendo dar lugar a un síndrome anticolinérgico central (ansie- dad, delirio, agitación, alucionaciones visuales y auditivas, mioclonias, convulsiones, estupor y coma). Hay que tener en cuenta que otros fárma- cos empleados son colateralmente anticolinérgicos como las fenotiacinas, petidina, antihistamínicos, antiparkinsonianos, etc., por lo que se recomienda el uso de glicopirrolato que no atraviesa la barrera hematoencefálica no potenciando los efectos anti- colinérgicos de los antidepresivos tricíclicos. f) Deben evitarse los fármacos que provoquen la es- timulación simpática como el pancuronio, ketami- na y las soluciones con adrenalina. g) Los antidepresivos tricíclicos provocan una dismi- nución del umbral para las convulsiones lo que debe tenerse en cuenta al utilizar anestésicos como el enfluorano, propofol y, sobre todo, con la mapro- tilina que se asocian a una mayor incidencia de convulsiones. h) Los fármacos sedantes: opiáceos, barbitúricos y benzodiacepinas pueden potenciarse cuando se administran en estos pacientes. INHIBIDORES DE LA MONOAMINO-OXIDASA Con respecto a los inhibidores de la monoamino-oxida- sa (IMAO), estos ejercen su acción antidepresiva inhi- biendo las enzimas que degradan las aminas biológicas, las MAO-A y MAO-B, la primera metaboliza la noradre- nalina y serotonina, mientras que la MAO-B degrada la feniletilamina y la benzidamina. La dopamina, tiramina y triptamina son metabolizadas por ambas. La actividad enzimática se restaura lentamente una vez suspendido el fármaco (dos o tres semanas más tarde). El bloqueo de las MAO intestinales y hepáticas originan una masiva entrada de tiramina y triptamina hacia la circulación sis- témica tras la ingesta de preparados alimenticios con ciertos fermentos, como el queso, estas aminas poseen un efecto simpaticomimético y provocan crisis hipertensi- vas, en ocasiones extremadamente severas (efecto- queso). Además inhiben varias enzimas hepáticas micro- somales e interfieren, por lo tanto, con el metabolismo de numerosos fármacos; finalmente, son en sí mismas, hepatotóxicas. Todo esto ha hecho que cada vez estén más relegadas en el tratamiento de trastornos afectivos. En los últimos años se ha intentado encontrar un IMAO más manejable y menos tóxico, el resultado ha sido la moclobemida, que inhibe la MAO-A de forma reversi- ble, específicamente y cuyo efecto es revertido en 8 a 12 h después de su administración.1-6 Particularidades anestésicas en la gestante tratada con IMAO3 Estos fármacos pueden inhibir a la enzima monoamino- oxidasa responsable de la desaminación oxidativa de la serotonina, norepinefrina y dopamina. Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) también pueden inhi- bir otras enzimas hepáticas microsomales. Los IMAO pueden interaccionar con aminas simpá- ticas, opioides y relajantes musculares. La moclobemida presenta las mismas interacciones pero, por su corta 738 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) acción, el riesgo potencial disminuye rápidamente tras la suspensión del fármaco. a) Interacción de los IMAO con las aminas simpati- comiméticas de acción indirecta (anfetamina, me- toanfetamina, mefentermina, metaraminol y efe- drina) pudiendo liberar cantidades excesivas de catecolaminas y causar hipertensión arterial grave en pacientes que reciben IMAO. Una pequeña can- tidad de un vasopresor de acción directa (noradre- nalina, adrenalina, dobutamina, isoproterenol y fenilefrina) pueden administrarse con precaución en el tratamiento de la hipotensión arterial después de una anestesia regional porque presentan menos interacción con los IMAO; de hecho, el fármaco de elección para el tratamiento de la hipotensión arte- rial secundario a un bloqueo central es la fenilefri- na, pero la dosis se debe ajustar al efecto. Otros autores consideran que posee un efecto mixto, directo e indirecto y por tanto contraindicado en estos casos; se debería recurrir a la noradrenalina o adrenalina. Una situación infrecuente pero com- prometida es aquella en la que el paciente, por motivos de cambio de medicación o por indicación clínica, debe seguir tratamiento con antidepresivos tricíclicos e IMAO. El riesgo de una respuesta sim- pática exagerada es enorme, debido al aumento de catecolaminas en las terminaciones nerviosas por efecto de los IMAO y la subsiguiente inhibición de la recaptación de catecolaminas secundaria a la acción de los antidepresivos tricíclicos. Las precau- ciones incluyen la utilización de simpaticomimé- ticos de acción directa a dosis menores de las ha- bituales. b) Interacción de los IMAO con los relajantes muscu- lares. El efecto prolongado después de la adminis- tración de succinilcolina ha sido descrito en pacien- tes que reciben IMAO. Una disminución de la coli- nesterasa plasmática puede ser responsable de esta interacción, además de que el embarazo también reduce la actividad de esta enzima. La fenelcina disminuye, en algunos pacientes, los niveles plas- máticos de seudocolinesterasa, prolongando la acción de la succinilcoilina. Los relajantes muscula- res no despolarizantes no presentan problemas específicos, excepto el bromuro de pancuronio, que al inhibir la recaptación de noradrenalina puede aumentar la actividad simpática, por el mismo motivo debe evitarse la ketamina y las soluciones de anestésicos locales con adrenalina. Con la moclobemida no están contraindicados estos fár- macos, pero se deben usar con prudencia. c) Interacción de los IMAO con opioides. Los opioi- des presentan dos tipos de interacciones con los IMAO. - Tipo I o excitatoria (específica para la meperi- dina), se presenta como agitación, contracturas musculares, hipertermia y convulsiones, pu- diendo ocasionar la muerte del paciente. Esta reacción se relaciona con el aumento cerebral de serotonina o acumulación del metabolito normeperidina. El tratamiento aconsejado del síndrome serotoninérgico es sintomático, pudiendo mejorar con la administración de ciproheptadina. - La reacción tipo II se caracteriza por depresión respiratoria, hipotensión arterial y coma, rela- cionado con la potenciación de los efectos de los opiáceos por disminución del metabolismo hepático que producen los IMAO; en estos casos la naloxona sería eficaz. La moclobemida al no inhibir el metabolismo hepático de los opioides, no presenta la reacción tipo II pero la tipo I puede ser posible. d) Interacción de los IMAOcon barbitúricos, prolon- gando el tiempo de despertar. Se deben disminuir las dosis de barbitúricos por disminución del meta- bolismo hepático. El etomidato, propofol, benzodia- cepinas y neurolépticos son seguros con los IMAO aunque algunos asocian una potenciación de la depresión cardiovascular producida por el droperi- dol. La moclobemida no presenta interacciones con la digoxina, las benzodiacepinas o los neurolépticos. e) Interacción de los IMAO con los anestésicos inha- latorios. Los anestésicos volátiles halogenados y el óxido nitroso son seguros. La inhibición de las enzi- mas microsomales hepáticas podría potenciar la hepatotoxicidad del halotano y la sensibilización a la acción de las catecolaminas. f) Interacción de los IMAO con anticolinérgicos, pro- vocando aumento de la actividad central y periférica. Valoración preanestésica3 a) Se deben valorar los mismos puntos que con los antidepresivos tricíclicos, es decir, la función hepá- tica, elevación de transaminasas (se produce en 3 a 5% de los pacientes y puede indicar el comienzo de toxicidad hepática). La moclobemida, único inhibi- dor reversible de los IMAO, es mejor tolerado, no produce hipotensión arterial ortostática y no pre- senta toxicidad hepática. b) ¿Deben suspenderse los IMAO antes del procedi- miento anestésico? En base a los graves accidentes publicados durante la anestesia, se recomienda sus- pender el tratamiento 2 o 3 sem antes de la cirugía electiva. Sin embargo, en la actualidad estos fárma- cos se utilizan en la depresión mayor que no res- ponde a antidepresivos tricíclicos, y suspenderlos durante 2 o 3 sem antes puede agravar la situación clínica. El conocimiento de sus interacciones per- mite hacer planes anestésicos seguros y además la aparición de los inhibidores reversibles de los IMAO han aumentado aun más los márgenes de seguridad. Consideraciones anestésicas4-6 a) Los IMAO presentan interacción con numerosos fármacos anestésicos.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la paciente obstétrica con. . . • 739 b) Deben evitarse también situaciones que estimulen el sistema nervioso simpático, la hipoxemia, hiper- capnia, hipo o hipertensión arterial, y dolor. c) El principal problema se presenta cuando se deci- de la suspensión del fármaco, porque la patología psiquiátrica puede reaparecer, complicando el cua- dro clínico del paciente. d) Para el anestesiólogo hay dos interacciones farma- cológicas de gran interés: la interacción con las ami- nas simpáticas, tanto directas, indirectas o mixtas, y la interacción con opiáceos. Las aminas indirectas (efedrina, metaraminol, anfetaminas, mefentermi- na) pueden producir crisis hipertensivas graves tras su administración al producir la liberación del exceso de noradrenalina acumulada en la termina- ción nerviosa tras la acción de los IMAO. El trata- miento de estas crisis hipertensivas requiere blo- queantes α-adrenérgicos como la fentolamina. INHIBIDORES SELECTIVOS DE LA RECAPTACIÓN DE LA SEROTONINA Los inhibidores selectivos de la recaptación de la seroto- nina (ISRS) incrementan la serotonina a nivel del área somatodendrítica. Su administración crónica lleva a la desensibilización de los receptores 5HT-1 y de los recep- tores postsinápticos. Sin embargo, interactúan poco con los receptores a1, a2, b, H1, H2, Dopa, GABA-B y mus- carínicos, excepto la paroxetina, que tiene una alta afini- dad para los receptores muscarínicos, hecho importante en el riesgo de discontinuación. Consideraciones anestésicas en las pacientes bajo tratamiento con ISRS La serotonina (5-hidroxitriptamina, [5-HTº) es un neu- rotransmisor regulador con efectos de predominio inhi- bitorio. La inactivación principal de la serotonina ocurre por medio de la recaptación, la cual se bloquea en forma selectiva con los inhibidores selectivos de la receptación de la serotonina (ISRS). Como consecuencia, los niveles de serotonina se elevan en la hendidura postsináptica, conduciendo a la desensibilización de los autorrecepto- res presinápticos, aumento de la liberación de serotonina y mayor neurotransmisión. Estos fármacos son: fluoxeti- na, fluvoxamina, paroxetina, sertralina y venlafaxina. Valoración preanestésica3 a) En los pacientes tratados con ISRS se debe valorar la función hepática y renal. Los pacientes con tra- tamientos recientes pueden presentar mayores efectos secundarios como náuseas (por estimula- ción del receptor 5HT-3 en el centro del vómito debido a la gran cantidad de serotonina en el espa- cio sináptico), ansiedad, mioclonías nocturnas, aca- tisia (síntoma extrapiramidal más frecuente, pro- ducido por inhibición de la síntesis y liberación de dopamina mediado por los receptores 5HT-2) y disfunción sexual. b) La hiponatremia e hiperprolactinemia se presentan ocasionalmente con los ISRS. La hiponatremia es causada por el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética, que se estimula por la ac- tivación serotoninérgica de los receptores 5HT-2A. c) ¿Deben suspenderse los ISRS antes de la interven- ción? Su perfil farmacológico seguro y la falta de efectos descritos para otros antidepresivos tricícli- cos permiten continuar el tratamiento durante el período transoperatorio sin precauciones especia- les. Por otra parte, la suspensión brusca en el paciente con más de dos meses de tratamiento pro- voca el llamado “síndrome de privación”, con sínto- mas como mareo y ataxia, sudoración, náuseas, insomnio y sueños intensos, temblor, fatiga y mial- gias, parestesias y confusión; también se han descri- to la sudoración, diarrea, agitación, irritabilidad y síntomas extrapiramidales. Este cuadro se ha atri- buído a la acción anticolinérgica de la paroxetina y a su corta vida media que permite la disminución rápida de los niveles cerebrales del antidepresivo; también se producen con la fluvoxamina al cabo de 24 h de su suspensión y con la venlafaxina. El cua- dro suele ser leve y desaparece espontáneamente, es eficaz para su control administrar el mismo ISRS o uno de vida media más larga. Actitud anestésica Hay que tener en cuenta las interacciones farmacológicas entre estos fármacos y las drogas metabolizadas por la enzima citocromo P-450. Ésta última es una enzima que participa en el metabolismo de fármacos como los antia- rrítmicos, β-bloqueadores, antihipertensivos y codeína. La administración de dos fármacos que aumenten los niveles de serotonina, como los IMAO y los ISRS, o meperidina más IMAO, conducen al llamado síndrome serotoninérgico que algunas veces es letal. Con la admi- nistración de antidepresivos tricíclicos es frecuente la disfunción sexual, sobre todo durante el inicio del trata- miento; sin embargo, su efecto sobre las “sensaciones” sexuales es raro. Con el uso de fluoxetina han sido des- critas anestesias del pene, de la vagina y pezones, el mecanismo de producción de estos efectos sexuales se desconoce. El síndrome serotoninérgico puede producir la muerte por rabdomiolisis, coagulación intravascular dise- minada, síndrome de insuficiencia respiratoria del adul- to, y por colapso cardiovascular. INHIBIDORES DE LA RECAPTACIÓN DE LA NORADRENALINA Estos inhibidores son la amitriptilina, clomipramina, do- xepina, imipramina, trimipramina, desipramina, mapro- tilina, nortriptilina y protriptilina. Otros antidepresivos 740 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) atípicos que también deben mencionarse son el bupro- pión, nefazodona y trazodona. ENFERMEDAD BIPOLAR1-5 Este término alude a varios trastornos afectivos como lo son la depresión unipolar, manía unipolar, trastorno bipolar e hipomanía. Se calcula que 10% de las mujeres embarazadas desarrolla un cuadro depresivo grave que precisa tratamiento. Los medicamentos más comúnmen- te usados para su tratamiento son el litio, carbamazepina y ácido valpróico.6 Según la clínica se clasifica como: a) Manía con o sin datos psicóticos. b) Mixta con o sin datos psicóticos. c) Depresión con o sindatos psicóticos. La manía es una enfermedad autosómica dominante con penetrancia variable. Se manifiesta clínicamente por períodos de elevación sostenida del humor y en los casos graves por delirios y alucinaciones. Se supone que exis- ten anomalías en las vías neuroendocrinas dando lugar a una regulación anómala de la neurotransmisión. Se trata con eutimizantes, el más utilizado es el litio (requiere alrededor de 14 días para notar mejoría de los síntomas), en el caso de síntomas maníacos graves se suele asociar un antipsicótico (haloperidol) hasta que regresan los sín- tomas agudos, reduciendo entonces el antipsicótico hasta suspenderlo. Consideraciones anestésicas en pacientes tratados con fármacos eutimizantes o estabilizadores del estado de ánimo: los eutimizantes incluyen el litio, valproato y carbamazepina. Y como tratamiento alternativo el ácido valproico, la carbamazepina y la terapia electro- convulsiva. LITIO Es el más utilizado en el trastorno afectivo bipolar, se comercializa en forma de carbonato de litio. Su mecanis- mo de acción es desconocido, tiene numerosas acciones sobre los neurotransmisores, bombas iónicas transmem- brana, formación de dopamina, recambio de noradrena- lina, de fosfatidilinositol y ejerce un efecto inhibidor sobre la adenilato ciclasa. Se absorbe en forma eficaz por vía oral, las concen- traciones séricas terapéuticas para la manía aguda (tiene un rango terapéutico muy estrecho (1 a 1.2 mEq/L) y de 0.6 a 0.8 mEq para la profilaxis. Es el único psicotrópico que no sufre metabolismo hepático, se elimina de forma completa por vía renal, se reabsorbe en el túbulo proxi- mal inversamente proporcional a las concentraciones de sodio en el filtrado glomerular. Por lo que al administrar diuréticos de asa o tiazídicos (aumenta la excreción de sodio) favoreciendo la reabsorción de litio con el consi- guiente aumento de sus concentraciones séricas hasta en 50 por ciento. En plasma no se fija a proteínas y sus nive- les pueden alterarse por restricción o sobrecarga de sodio. El litio en la gestante cruza la placenta rápidamen- te y puede afectar al neonato. La administración conjun- ta de natriuréticos y dietas escasas de sodio puede con- tribuir a la intoxicación materna y neonatal con litio; durante la diuresis posparto cabe esperar retención potencialmente tóxica por la madre. Con el empleo durante el embarazo se han descrito trastornos en el neo- nato: bocio, depresión del sistema nervioso central (SNC), hipotonía y soplos cardiacos reversibles. Durante el primer trimestre se suele asociar a anomalías cardio- vasculares en el neonato (malformación de Ebstein), que se puede diagnosticar intraútero mediante ultrasonogra- fía. Por todo ello, antes de instaurar el tratamiento con litio se deben valorar los riesgos-beneficios u optar por un neuroléptico o tratamiento electroconvulsivo si los síntomas son graves. También se observa incremento transitorio de 17-OH-corticoides, Na+, K+ y agua. Posteriormente la excreción de K+ se normaliza, pero se retiene Na produciendo edemas pretibiales (que desapa- recen espontáneamente en varios días). A veces produce aumento difuso del tiroides (5%) precedido de tiroiditis con alteración de la función tiroidea (hipotiroidismo), también se ha relacionado con cambios en el metabolis- mo del calcio (similar a un hiperparatiroidismo). Otros efectos colaterales son: polidipsia y poliuria (que se puede reducir con una sola administración al día). En rango terapéutico el litio puede dar un cuadro similar a la diabetes insípida nefrogénica aguda. La toxicidad del litio se relaciona con su concentra- ción plasmática (cuando excede los 2 mEq/L), caracteri- zándose por vómito, diarrea intensa, temblor, ataxia, coma y convulsiones. Otros efectos tóxicos son: arritmias cardíacas, hipotensión y albuminuria, síndrome de diabe- tes insípida (poliuria, polidipsia y aumento de peso) resistente a la vasopresina que regresa al suspender el fár- maco, también puede aparecer leucocitosis de 10 000 a 14 000 células/mm3. En la intoxicación grave puede apa- recer bloqueo A-V, hipotensión y convulsiones. A los pacientes con disfunción del nodo sinusal se les debe colocar un marcapasos antes de iniciar el tratamiento con litio. Valoración preanestésica Dado el estrecho margen terapéutico (0.8 a 1 mEq/L) se deben hacer controles periódicos en sangre, se recomien- da monitorizar la concentración plasmática de litio me- diante fotometría 12 h después de la última dosis oral. Se debe sospechar un aumento de los niveles por encima del márgen terapéutico, cuando el paciente tiene molestias gastrointestinales (náuseas, dolor epigátrico, vómitos, diarrea), poliuria y polidipsia, temblor fino, debilidad, fatiga, fasciculaciones, hiperreflexia tendinosa, ataxia, somnolencia, confusión, disartria, tinnitus, crisis epileptiformes o estupor. En el electrocardiograma puede hallarse aplana- miento de la onda T y en niveles tóxicos ensanchamien- to del QRS, bloqueo A-V e hipotensión arterial.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la paciente obstétrica con. . . • 741 Puede presentarse leucocitosis leve frecuente, aun- que también neu-tropenia. Hiperglucemia y aumento del calcio iónico sérico con incremento de la para- thormona. La terapia con litio produce bocio benigno difuso hasta en 4% de las pacientes, pudiendo detectarse auto- anticuerpos tiroideos, disminución sérica de tiroxina y niveles elevados de TSH. También un síndrome similar a la diabetes insípida resistente a la vasopresina. Puede existir reabsorción de litio cuando hay bajas concentraciones de sodio, es razonable administrar solu- ciones IV que contengan sodio durante el preoperatorio. La estimulación de la diuresis mediante diuréticos tiazí- dicos o del asa también podría aumentar la concentra- ción sérica de litio. Hay que considerar la medición de los niveles de litio en el protocolo preoperatorio. Consideraciones anestésicas Lo más importante a tener en cuenta en el tratamiento con litio es la posibilidad de toxicidad perioperatoria y por tanto se deben verificar los niveles sanguíneos duran- te el perioperatorio. Se ha descrito una disminución en la concentración alveolar mínima durante el tratamiento con litio, con prolongación del efecto de algunos relajan- tes musculares. Estos efectos parecen tener poca signifi- cación clínica, no obstante, debería monitorizarse la rela- jación neuromuscular cuando se usan estos fármacos. Se deben evitar los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) porque aumentan los niveles plasmáticos de litio por disminución de su aclaramiento renal debido a la acción de estos sobre la síntesis de prostaglandinas. La administración de furosemida y diuréticos tiacídicos aumenta la litemia al disminuir la reabsorción del Na+ en los túbulos distales, el relativo déficit del ión conduce a un incremento compensatorio en la reabsorción proximal de sodio y del litio, disminuyendo su excreción renal. La alfametildopa, los β -bloqueadores, los relajantes musculares, los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) y un bajo aporte de sodio aumen- tan la litemia. Se debe evitar las situaciones de restric- ción líquida y de sodio, así como la diuresis excesiva. La sedación que a veces se produce en el tratamiento con litio hace que las necesidades de anestésicos inhalados e inyectados suela ser menor en estos pacientes. También esta indicado monitorizar el bloqueo neuromuscular, ya que la duración de los efectos de la succinilcolina y de otros relajantes musculares no despolarizantes puede ser mayor en presencia de litio. Las interacciones del litio con fármacos usados durante una anestesia general son importantes, prolongando la actividad de la succinilcoli- na, pancuronio y barbitúricos. La carbamazepina (anticonvulsivante) resulta espe- cialmente útil para tratar a los pacientes que no respon- den al litio. Entre los efectos secundarios de estefármaco se incluyen: leucopenia, anemia aplásica y hepatotoxici- dad, siendo necesarios recuentos periódicos sanguíneos y análisis de la función hepática. Los anticonvulsivos están relacionados de forma clara con la teratogénesis. Las hidantoínas producen el síndrome de la hidantoína fetal caracterizado por una dismorfia facial (epicantus, fisura palatina), retraso psicomotor, alteraciones de las extre- midades y cardiopatías congénitas, se recomiendan suplementos de ácido fólico para contrarrestar su efecto antagonista. También son teratógenos el ácido valproico, trimetadiona y quizás el fenobarbital. TERAPIA ELECTROCUNVULSIVA Las pacientes suicidas o violentas o aquellas cuya altera- ción implica un riesgo para su vida (estado catatónico o con depresión profunda que rechaza comer o beber), pueden mejorar muy pronto con terapia electroconvulsi- va (TEC). Es probable que las gestantes requieran TEC para el control urgente de los síntomas, con las implica- ciones que conlleva para el anestesiólogo. La técnica tiene una eficacia y seguridad relativa, con la ventaja adi- cional de que los psicotropos pueden reducirse al míni- mo o evitarse. No se conoce bien su mecanismo de acción, pero se cree que el TEC eleva los niveles de neu- rotransmisores con mayor rapidez de lo que sería posible con el tratamiento oral. La práctica actual incluye un acceso intravenoso, oxigenación previa, inducción de la anestesia con metohexitona y una pequeña dosis de suxametonio (0.5 mg/kg) para modificar la expresión periférica de las convulsiones.2 Consideraciones anestésicas Se debe evitar la compresión aortocava, hipoxia fetal, aspiración pulmonar y utilizar fármacos específicos para la anestesia. El tiopental es seguro durante el embarazo, pero su potente actividad anticonvulsiva la hace menos deseable. El metohexital es una mejor alternativa, con actividad más corta y propensión a fenómenos excitato- rios. La inducción de secuencia rápida con presión cricoi- dea e intubación orotraqueal son obligatorias después del primer trimestre para proteger la vía respiratoria. El des- plazamiento uterino a la izquierda es obligatorio desde la 20ª sem de gestación, usando una cuña bajo la cadera derecha. La hiperventilación con oxígeno al 100% antes del TEC mejora la calidad de la convulsión, pero es pre- ciso evitar la alcalosis respiratoria grave. Las contraccio- nes uterinas y la frecuencia cardíaca fetal deben vigilarse antes y después del TEC y la paciente debe mantenerse en observación para detectar hemorragia vaginal después de las convulsiones, según algunos autores9 los anestési- cos inhalatorios son benéficos en el último trimestre del embarazo como mantenimiento de la anestesia general para la terapia electroconvulsiva porque reducen la con- tracción uterina. La TEC es segura durante el embarazo cuando se toman todas las precauciones, aunque está claro que la decisión de instituir este tratamiento se asume en consulta, aunque otros autores discrepan10 no considerándola una terapia segura ni para la gestante ni para el neonato. El obstetra, psiquiatra y anestesiólogo necesitan analizar el tema y efectuar una valoración completa de la paciente antes de indicar este tratamiento. 742 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) OTRAS ALTERACIONES PSIQUIATRICAS MENOS FRECUENTES Pánico con o sin agorafobia Este trastorno lo describió por primera vez Klein en 1964 y se caracteriza por sentimientos súbitos, espontá- neos e inesperados de terror y ansiedad; equivalencia autónoma de ansiedad; deseo de evadir la situación y regresar a un sitio seguro; elusión fóbica de lugares en los que ocurren tales ataques. Con frecuencia este síndrome es incapacitante se inicia en el tercer decenio de la vida. Algunas veces los síntomas mejoran durante el embarazo. Los ataques suceden por lo general en restaurantes, tiendas y sitios muuy concurridos y en medios de transporte púiblico. Puede haber ansiedad anticipatoria por sufrir otro episo- dio. Es posible que la paciente desarrolle una fobia por el lugar o lugares en los que han ocurrido las crisis, las per- sonas gravemente afectadas rara vez salen de su casa durante años. Los intentos de autoprescripción conducen al abuso de alcohol y sedante, mientras que el riesgo de suicidio se aproxima al de pacientes con enfermedad depresiva mayor. Las gestantes con trastorno por pánico son raras, pero representan problemas terapéuticos. Se mantienen con benzodiacepinas, es probable que presenten toleran- cia a otros fármacos aunque puede haber interacciones. Las propiedades sedantes centrales intensifican la activi- dad de los opioides epidurales, mientras que la actividad GABA-érgicas reduce el umbral al dolor. Es probable que la paciente en trabajo de parto sufra una crisis. Se requiere apoyo y asistencia farmacológica, las dosis bajas de benzodiacepinas de acción corta son de utilidad (midazolam IV en bolos de 1 mg hasta lograr el control). La clonidina, analgésico epidural útil, también puede intentarse como ansiolítico IV en dosis de 25 µg, es pro- bable que se produzca sedación una vez que se rebasa la dosis de 100 µg, aunque a veces se administran dosis mucho mayores para el control de la hipertensión arte- rial en el embarazo. La clonidina es segura durante la ges- tación y no tiene efectos neonatales adversos. La adición de clonidina a la solución epidural puede mejorar la anal- gesia y producir sedación. Ansiedad generalizada, anorexia y/o bulimia, estrés postraumático, alteración obsesivo-compulsiva Los medicamentos más comúnmente usados en su trata- miento son: antidepresivos tricíclicos, benzodiazepinas, fenotiazinas e inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Recomendaciones para el uso de benzodiacepinas durante el embarazo: 5 - Antes de la concepción, reevaluar los regímenes farmacoterapéuticos. - Disminuir la dosis de benzodiazepina con forma progresiva para evitar los síntomas de pánico o abs- tinencia por la suspensión. - Para pacientes con fármacos de acción corta (p. ej., alprazolam) que presentan recurrencias, considerar la adición de un tricíclico. - En la paciente que consume alprazolam, considerar su cambio a clonacepam, porque su vida media es más larga y puede disminuir la incidencia de ansie- dad por rebote. TRANSFERENCIA PLACENTARIA DE FÁRMACOS Y TERATOGENICIDAD Como concepto cualquier fármaco transportado en la sangre materna que llega a la placenta puede pasar al feto, porque ésta no es una barrera absoluta, pudiendo atravesarla por varios mecanismos: - los fármacos de peso molecular entre 100 a 600 daltons atraviesan la placenta en función de su tamaño: entre 600 y 1 000 daltons interviene la liposolubilidad y el grado de ionización (por enci- ma de 1 000 daltons la atraviesan por transporte activo), - difusión facilitada y a través de los poros de las membranas (sólo sustancias con peso molecular < 100), y - por pinocitosis las proteínas y otras macromolécu- las realizan el paso materno-fetal y la difusión sim- ple (por gradientes de concentración y presión) es la forma más importante de transporte de fármacos. La placenta se asemeja a la barrera hematoencefálica. Como regla al anestesiólogo puede serle útil tener pre- sente que todo fármaco que actúa directamente sobre el SNC, pasa con facilidad de la madre al feto y la veloci- dad de comienzo de accción sobre la madre podría representar la rapidez con que se realiza el paso hacia el feto, el principal inconveniente es que los fármacos se destruyen por enzimas placentarias (p. ej., procaína y catecolaminas). Debido a que el pH fetal es menor que el materno (0.1 a 0.2 unidades) los fármacos tienden a acumularse, durante el sufrimiento fetal (asfixia fetal) pudiendo alcanzar niveles plasmáticos más altos que los maternos, debido al atrapamiento iónico de fármacos básicos en la sangre acidótica fetal, como ocurre con los anestésicos locales, barbitúricos y narcóticos. Las benzodiacepinas, fenotiacinas y butirofenonas pueden ser peligrosas durante el embarazo; el diacepam se asocia significativamentecon labio leporino y paladar hendido, aunque parece haberse descartado en estudios posteriores con el diacepam y clordiazepóxido. Las ben- zodiacepinas muy utilizadas en obstetricia proporcionan descanso nocturno o como tratamiento de la preeclamp- sia y para reducir la ansiedad antes de la cesárea progra- mada, atraviesan la placenta y se unen más a la proteína© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la paciente obstétrica con. . . • 743 plasmática fetal que a la materna, alcanzando concentra- ciones superiores en la sangre fetal que en la materna. Narcóticos y antagonistas: no está demostrado que la morfina tenga algún efecto nocivo sobre el recién naci- do, aunque la acción depresora respiratoria se presenta fácilmente cuando la madre ha recibido morfina duran- te el parto, que puede revertirse con un antagonista apro- piado. La respuesta más importante de los barbitúricos es la depresión respiratoria, la hipotonía, somnolencia y pobre respuesta a los estímulos; experimentos sobre monos demuestran que el tratamiento previo del feto con pentobarbitona disminuye la frecuencia y gravedad del daño cerebral debido a la asfixia perinatal, lo que aconseja administrar un barbitúrico durante el parto cuando se sospeche la asfixia fetal, como aumenta la actividad enzimática hepática se aconseja administrar a la madre cuyos hijos estén en riesgo de desarrollar un kernícterus después del parto por estimulación de la conjugación glucurónica de bilirrubina en el niño, redu- ciendo la cantidad de bilirrubina no conjugada en el neo- nato y su cerebro, aunque es de mayor éxito la exangui- notransfusión posnatal. Tranquilizantes y anticonvulsivos: la prometacina, clorpromacina y la promacina pueden incrementar lige- ramente la incidencia de depresión neonatal y pérdida ligera del tono muscular del neonato. Las benzodiacepi- nas muy utilizadas en obstetricia proporcionan descanso nocturno o como tratamiento de la preeclampsia y para reducir la ansiedad antes de la cesárea programada, atra- viesan la placenta y se unen más a la proteína plasmáti- ca fetal que a la materna, alcanzando concentraciones superiores en la sangre fetal que en la materna, ha sido evidenciado con el clordiazepóxido y el diacepam. El diacepam se ha identificado en la sangre capilar del cuero cabelludo fetal al minuto de administrarse IV a la madre, el cambio en la frecuencia cardiaca fetal comien- za a los 5 min, después de la inyección IV de 20 mg de diazepam a la madre y persiste por término medio más de 1 hora. La vida media del clordiacepóxido en el niño puede manifestarse durante más de 8 días después del nacimiento. El efecto más frecuente es la hipotonía que puede persistir más de 48 h después del nacimiento aun- que normalmente no es de gravedad, asociándose con una disminución en la capacidad de mamar. El efecto más dañino es sobre la depresión del sistema de regula- ción de la temperatura especialmente en el niño inmadu- ro, el peligro de hipotermia está directamente relaciona- do con la cantidad de fármaco administrado. El midazo- lan es más hidrosoluble, se ha propuesto administrar tras la extracción fetal como coadyuvante de la anestesia loco-regional para la cesárea. Los inhibidores selectivos de la recaptación de sero- tonina (ISRS), la mayoría de datos acerca de la teratogé- nesis se refiere a la fluoxetina, sin evidencia hasta la fecha de que las mujeres que ingieren el fármaco tengan mayor riesgo de malformaciones fetales o muerte fetal. Existen informes de índices más altos de abortos, un estudio mostró que la fluoxetina no incrementa el riesgo de aborto espontáneo o anomalías fetales mayores cuan- do se toma durante el embarazo, aunque el número de complicaciones perinatales era mayor en pacientes que tomaron el fármaco durante el tercer trimestre, en com- paración con aquéllas que sólo lo recibieron el primer y segundo trimestres. Aún no se comprueba que la fluoxe- tina y los antidepresivos tricíclicos sean inseguros para las mujeres embarazadas, pero su uso implica un riesgo cal- culado por sus efectos colaterales inciertos. Con la sertra- lina útil en el tratamiento de la depresión posparto, hay pocos datos acerca de su seguridad. Los niveles en la leche materna varían considerablemente en un período de 24 horas, sin rastros dectables en el lactante. Otros fármacos de interés para el anestesiólogo: los antihistamínicos-H1 no son considerados teratogénicos, aunque se han relacionado con fisura palatina, los anti- H2 como la cimetidina o ranitidina deben usarse con precaución durante la organogénesis hasta relizar más investigaciones. El paso placentario de atropina no se ha demostrado por análisis bioquímico, su administración a la madre va seguida de taquicardia fetal, el glicopirrolato no atraviesa la placenta con facilidad por estar muy ioni- zado, no alterando la frecuencia cardíaca fetal. La neos- tigmina y el edrofonio es difícil que atraviesen la placen- ta porque contienen un amonio cuaternario, aunque la fisostigmina no contiene este grupo no se conocen estu- dios (cuadro 63–1). ABUSO Y SOBREDOSIS DE SUSTANCIAS TÓXICAS EN LA GESTANTE Puede definirse como la autoadministración sustancias que se desvía del uso social o médico aceptado, que man- tenidas en el tiempo puede dar lugar a una dependencia 744 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) Cuadro 63–1. Paso placentario de fármacos y su teratogenicidad Benzodiacepinas Peligrosas durante embarazo. Diacepam: labio leporino y paladar hendido Clordiacepóxido: hipotonía, depresión sistema regulador de la temperatura Fenotiacinas y Peligrosas durante embarazo butirofenonas Morfina Depresión respiratoria, hipotonía, somno- lencia, pobre respuesta a estímulos Prometacina, Incrementan la incidencia de depresión clorpromacina neonatal y pérdida del tono muscular en y promacina el neonato ISRS (Inhibidores Existe discusión sobre su seguridad en el selectivos de la embarazo recaptación de Fluoxetina: discutido el riesgo de aborto, serotonina) sí aumento de complicaciones perinatales Sertralina: pocos datos respecto a su seguridad, sí pasa a la leche materna Primidona Fenobarbital, fenitoína sódica: cuadro semejante al déficit de vitamina K en neonato Hioscina Acción depresora central en neonato Sulfato de magnesio Depresión neonatal física y psicológica. Las pacientes con abuso de sustancias pueden presentar tolerancia cruzada a otras drogas, haciendo más difícil calcular sus necesidades de analge- sia o de anestesia. Con frecuencia este abuso crónico da lugar a un aumento de los requerimientos anestésicos y analgésicos, mientras que el consumo agudo puede pre- sentar efectos aditivos o incluso sinérgicos, por otra parte es importante saber reconocer los signos de abstinencia preoperatoriamente sin intentar suspender la droga.3 El abuso del consumo de drogas se ha incrementado en las últimas dos décadas en mujeres jóvenes, no es infrecuente encontrar embarazadas que abusen de dro- gas lo que repercute en las manifestaciones y complica- ciones de la anestesia obstétrica.12 Además de la droga consumida las manifestaciones clínicas, es difícil predecir las implicaciones anestésicas en los pacientes.13 No es sorprendente encontrar embarazadas con historia de drogadicción, los ginecólogos y anestesiólogos involucra- dos en el manejo de pacientes con abuso de drogas en situaciones de emergencia, como el abruptio placentae, rotura uterina o estrés fetal o situaciones como la analge- sia en el parto. Las diferentes manifestaciones clínicas del abuso de sustancias maternas resulta en complicaciones y en una significativo repercusión de los cuidados peri- parto de estas pacientes.14 El alcoholismo afecta al menos a 10 millones de estadounidenses y es responsable de 200 000 muertes anuales, su diagnóstico requiere un alto índice de sospe- cha junto a una serie de síntomas inespecíficos (gastritis, temblor, historia de caídas, episodios de amnesiasin explicación). Se sabe que el alcohol produce una serie de efectos inespecíficos en las membranas celulares, muchos de sus efectos neurológicos son mediados por su acción sobre los receptores de un neurotransmisor inhibidor como es el ácido gamma-aminobutírico (GABA), que unido a su receptor abre los canales de cloro, hiperpola- rizando así las neuronas y haciendo que su despolariza- ción sea menos probable. La existencia de un lugar de acción común del alcohol, las benzodiazepinas y los bar- bitúricos se corrobora con la capacidad de estas drogas para producir tolerancia y dependencia cruzadas.12 El alcohol atraviesa la placenta y dar lugar a recién nacido con bajo peso. Las concentraciones elevadas de alcohol en sangre (>150 mg/dL) pueden dar lugar al sín- drome alcohólico fetal caracterizado por alteraciones de la morfología facial, retraso del crecimiento intrauterino y retraso mental, mayor incidencia de malformaciones cardiacas (incluyendo la persistencia del conducto arte- rioso y defectos del tabique). Además parece ser la causa más frecuente de deficiencia mental por inducción tera- togénica en el mundo occidental aunque también podría estar implicado el acetaldéhido. Ni el hígado fetal ni la placenta poseen prácticamente enzimas capaces de metabolizar el alcohol, por lo que actúa como reservorio el líquido amniótico. El disulfiram utilizado como coad- yuvante en el tratamiento de deshabituación del alcoho- lismo crónico está contraindicado en el embarazo, el tra- tamiento de urgencia de la interacción del alcohol y el disulfiram incluye la infusión IV de de cristaloides y mantener la tensión arterial por medio de vasoconstric- tores. En general ante un paciente tratado con disulfiram hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones anestésicas: investigar la presencia de sedación y hepato- toxicidad inducida por éste. Pueden estar disminuídas las necesidades anestésicas por el efecto sedante del disulfi- ram y su capacidad para inhibir el metabolismo de sus- tancias distintas del alcohol, pudiendo potenciarse los efectos de las benzodiazepinas. El uso de anestesia regio- nal puede verse influído en pacientes bajo este trata- miento que desarrollan polineuropatía y presentar una marcada hipotensión, además hay que evitar el empleo de soluciones para la limpieza de la piel que contengan alcohol. En cuanto a la dependencia a opioides, durante la evaluación preoperatoria habrá que descartar la presen- cia de complicaciones médicas. Suelen presentar toleran- cia a alguno de los efectos de los opiáceos (analgesia, sedación, emesis, euforia, hipoventilación), pero no a otros (miosis, estreñimiento). Por fortuna, según aumen- ta la tolerancia también lo hace la dosis letal de los opioi- des, existiendo un elevado nivel de tolerancia cruzada entre los fármacos con acción morfinomimética, aunque la tolerancia se reduzca rápidamente cuando los adictos abandonan los opioides. Consideraciones anestésicas A las pacientes se les debe administrar opioides o meta- dona durante el perioperatorio incluyéndose en la medi- cación preoperatoria. No se recomienda el uso de agonis- tas-antagonistas opioides porque pueden precipitar un síndrome de abstinencia. No supone ninguna ventaja mantener la anestesia con opioides porque es probable que se requieran dosis mucho mayores que las normales. Además, el uso crónico de opioides hace que exista una tolerancia cruzada con otros depresores del SNC produ- ciéndose una respuesta disminuída a anestésicos inhala- torios como el óxido nitroso. Por el contrario la adminis- tración aguda reduce los requerimientos anestésicos. El mantenimiento de la anestesia suele hacerse con anesté- sicos volátiles, sin olvidar que estos pacientes pueden tener daño hepático asociado. Tienen tendencia a pade- cer hipotensión perioperatoria como reflejo de un volu- men intravascular inadecuado debido a infecciones cró- nicas, fiebre, malnutrición, insuficiencia suprarrenal o a concentraciones cerebrales inadecuadas de opioide. En los adictos rehabilitados y en pacientes tratados con antagonistas suelen utilizarse anestésicos volátiles. La anestesia regional puede ser útil, pero es importante recordar su tendencia a la hipotensión, mayor incidencia de serologías positivas, presencia de neuritis periférica y posibilidad de mielitis transversa. En el posoperatorio pueden experimentar a menudo grados excesivos de dolor, pudiéndose conseguir una analgesia posoperatoria satisfactoria con dosis medias de meperidina, además de la dosis de mantenimiento con metadona u otros opioi- des. La metadona tiene una actividad analgésica mínima en el dolor postoperatorio. El levometadril como la metadona, es un agonista de los receptores µ, con una vida media (Vm) larga porque sus metabolitos son acti-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la paciente obstétrica con. . . • 745 vos, con la ventaja sobre la metadona de poderse admi- nistrar de forma aún más espaciada. Entre las alternativas para controlar el dolor posoperatorio están la anestesia regional continua con anestésicos locales, los opioides por vía neuroaxial y la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea.12 ABUSO CRÓNICO DE BARBITÚRICOS Este abuso no se asocia con cambios fisiopatológicos sig- nificativos. Vía oral tienen efectos euforizantes indicados para contrarrestar el insomnio y antagonizar los efectos estimulantes de otras drogas. Presentan tolerancia cruza- da con otros depresores del SNC, aunque las dosis nece- sarias para producir efectos sedantes o euforizantes aumentan con rapidez, las dosis letales no crecen al mismo ritmo. Por tanto, el margen de error de una per- sona que abusa de los barbitúricos, comparado con el de un adicto a opioides, disminuye según aumentan las dosis de barbitúricos ingeridas para conseguir el efecto deseado. Existen pocos datos sobre la conducta anestési- ca en pacientes con abuso crónico de barbitúricos, lo pre- decible es una tolerancia cruzada con los efectos depre- sores de los anestésicos. En casos aislados es necesario aumentar la dosis para inducir la anestesia en pacientes con abuso crónico. Se ha demostrado que la administra- ción aguda reduce las necesidades anestésicas, no hay tra- bajos que comuniquen un aumento de los requerimien- tos anestésicos inhalatorios (CAM) en tomadores habi- tuales. En estos abusadores crónicos se produce una inducción de las enzimas microsomales hepáticas, por lo que existe la posibilidad de interacción farmacológica con medicaciones que se pueden administrar simultáne- amente (warfarina, digital, fenitoína, anestésicos voláti- les). Encontrar una vía venosa es otro problema que suele aparecer en estos consumidores, porque el carácter alcalino de las soluciones que se inyectan acaba esclero- sando las venas.6 Las anfetaminas el consumo de esta droga se ha incrementado en las mujeres jóvenes en las dos últimas décadas, actúan estimulando la liberación de catecolami- nas, con supresión del apetito y disminución de las nece- sidades de sueño. Está aprobado su uso en la narcolepsia, trastornos por déficit de atención y en la hiperactividad asociada con daño cerebral mínimo en niños. Las anfeta- minas suelen tomarse vía oral, aunque en el caso de la metanfetamina se utilice la vía IV. El abuso crónico de anfetaminas da lugar al vaciamiento de los depósitos de calcio, manifestándose en forma de somnolencia y ansie- dad o como un estado psicótico. Entre otras anomalías fisiológicas de los consumidores crónicos de anfetaminas están la hipertensión, arritmias cardiacas y la malnu- trición.15 Consideraciones anestésicas Las que se deben tener en cuenta son: suspender las anfetaminas antes de realizar cualquier cirugía progra- mada, si la cirugía es urgente y no se han suspendido las anfetaminas se puede presentar hipertensión arterial sis- témica, taquicardia, hipertermia y mayores requerimien- tos de anestésicos volátiles, su abuso se ha atribuídoa hipertensión intracraneana intraoperatoria y parada car- diaca. En animales, la administración aguda de dextran- fetamina produce aumentos de la temperatura corporal en relación a la dosis y necesidades de anestésico, por lo que es aconsejable controlar la temperatura corporal en el perioperatorio. El abuso crónico de anfetaminas se asocia a una marcada disminución de las necesidades anestésicas, causada por el vaciamiento de catecolaminas en el SNC, la hipotensión refractaria puede ser reflejo del vaciamiento de los depósitos endógenos de catecola- minas. En el tratamiento de la hipotensión deben admi- nistrarse con rapidez vasoconstrictores de acción directa (adrenalina y fenilefrina) porque la respuesta a los vaso- constrictores de acción indirecta como la efedrina puede verse dificultada por este vaciamiento de catecolaminas producido por las anfetaminas. Se debe monitorizar la tensión arterial intraoperatoria mediante un catéter arte- rial. En el posoperatorio puede aparecer hipotensión ortostática cuando estos pacientes comienzan a deam- bular.16 ALUCINÓGENOS, MARIHUANA Y COCAÍNA Los alucinógenos están representados por la dietilamina del ácido lisérgico (LSD) y la fenciclidina (PCP), que suelen tomarse vía oral. Aunque puede existir un eleva- do grado de dependencia psicológica, no se han observa- do de abstinencia ni síntomas de dependencia física cuando el LSD se suspende de forma brusca. El consu- mo crónico de alucinógenos es poco probable. Los efec- tos de estas sustancias aparecen en 1 a 2 h y se prolon- gan durante 8 a 12 h, consiste en alucinaciones visuales, auditivas, táctiles, distorsiones del entorno y de la imagen corporal. Entre los síntomas que demuestran una estimu- lación del sistema nervioso simpático están la midriasis, el aumento de temperatura corporal y taquicardia. La tolerancia a los efectos conductuales del LSD aparece con rapidez, mientras que la tolerancia a los efectos car- diovasculares es menos pronunciada. Las consideraciones anestésicas a tener en cuenta son: tanto la anestesia como la cirugía precipitan res- puestas de pánico en estos pacientes en las que el diaze- pam puede ser útil. Existe la posibilidad de que aparez- can respuestas exageradas a los simpaticomiméticos. Los efectos analgésicos y la depresión respiratoria de los opioides se prolongan en presencia de LSD. La inhibi- ción de la actividad de la colinesterasa plasmática por el LSD es una hipótesis teórica que no tiene confirmación clínica. La marihuana se suele consumir fumada, lo que aumenta la biodisponibilidad de su componente psicoac- tivo, el tetrahidrocannabinol (THC), por encima de la que se consigue vía oral. Los efectos farmacológicos del THC inhalado aparece en pocos minutos y rara vez duran más de 2-3 horas lo que hace exista la posibilidad de intoxicaciones agudas en el quirófano sea muy baja. 746 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) En la anestesia de los consumidores de marihuana hay que tener en cuenta los efectos del THC sobre el cora- zón, los pulmones y el SNC. La somnolencia inducida por la sustancia se ha observado en estudios con anima- les, se ha demostrado que los requerimientos de anesté- sicos volátiles disminuían tras la administración IV de THC. Los tiempos de sueño obtenidos con barbitúricos y ketamina en los animales tratados con THC estaban prolongados y la depresión respiratoria inducida por los opioides puede verse potenciada.2 La inhalación del humo de marihuana produce eufo- ria, signos de hiperactividad nerviosa simpática y dismi- nución de la actividad del sistema nervioso parasimpáti- co. La acción más constante sobre el corazón es el aumento de la frecuencia cardiaca durante el reposo, aunque también puede aparecer hipotensión ortostática. El abuso crónico de marihuana aumenta los depósitos de alquitrán, empeora los mecanismos de defensa pulmonar y disminuyen los valores de función pulmonar. También pueden presentar mayor incidencia de sinusitis y bron- quitis. En personas predispuestas la marihuana puede provocar convusiones. La hiperemia conjuntival es con- secuencia de la dilatación de los vasos eferentes del iris, la somnolencia es un efecto secundario habitual. Se ha observado tolerancia a la mayoría de los efectos psicoac- tivos del THC, aunque no se cree que exista dependencia a la marihuana, la interrupción brusca tras un consumo crónico se caracteriza por un síndrome de abstinencia leve, con: irritabilidad, insomnio, diaforesis, náuseas, vómitos y diarrea. Una indicación médica de la marihua- na sería como antiemético en pacientes que reciben qui- mioterapia oncológica.2 El consumo de cocaína entre parturientas se ha incrementado en las últimas dos décadas, sus efectos son complejos, el cuadro clínico puede ser impredictible, el diagnóstico a menudo difícil y el manejo a veces contro- vertido. Ante la ausencia de guías anestésicas para mane- jo de la embarazada con historia de abuso de cocaína, la decisión de administrar analgesia periparto o anestesia debe ser individualizada en cada caso.17 La cocaína es- timula el sistema nervioso simpático, bloquea la recaptación presináptica de noradrenalina y dopamina aumentando las concentraciones postsinápticas de estos neurotrans- misores. Debido a este bloqueo, la dopamina permanece en las sinapsis en elevadas concentraciones produciendo la característica “subida”cocaínica. El consumo de cocaí- na en la embarazo está asociado a una afectación mul- tiorgánica: cardiovascular, respiratoria, neurológica y hematológica, independientemente del riesgo de abrup- tio placentae, parto pretérmino, insuficiencia hepática, aunque la historia de ruptura prematura de membranas, tabaco, alcohol, sífilis y el uso de otras drogas ilícitas sugiere el abuso de cocaína, el único predictor importan- te es la ausencia de cuidados prenatales. El manejo anes- tésico debería estar dentro de la consideración de los diferentes efectos de la cocaína sobre la madre, el feto y el neonato.18 Las complicaciones cardiovasculares en las gestantes consumidoras de cocaína son: hipertensión, isquemia miocárdica e infarto, arritmias cardiacas y muerte súbita. Los bruscos incrementos de la tensión arterial pueden causar hemorragia cerebral. El espasmo cerebrovascular también puede producir isquemia local e infarto, se ha asociado con hemorragia subaracnoidea, hemorragia intracerebral, rotura de aneurismas y convulsiones. La trombocitopenia es posible tras el consumo de cocaína, incrementándose con las hemorragias. También aumenta la incidencia de SIDA y de sífilis. El consumo de esta droga puede producir alteraciones metabólicas y endocrinas tanto a la madre como al feto, debido probablemente a la liberación de catecolaminas inducida por la droga. Algunas complicaciones pulmona- res, como asma, tos crónica, disnea y edema pulmonar son más habituales entre las gestantes que inhalan coca- ína. Aumenta la incidencia de aborto espontáneo, muer- te intraútero y parto pretérmino (debido a la vasocons- tricción uterina). El consumo de cocaína durante la organogénesis se asocia con anomalías fetales. La hipertensión materna y la vasoconstricción uterina pueden ser la causa de la ele- vada incidencia de desprendimiento prematuro de pla- centa. Los efectos sobre el feto pueden manifestarse en forma de aumento en la incidencia de tinción meconial del líquido amniótico y bajas puntuaciones en la califica- ción de Apgar al nacimiento.18 Consideraciones anestésicas en la gestante consumidora de cocaína5 La identificación de las parturientas que consumen coca- ína puede resultar difícil, porque las pruebas urinarias sólo detectan metabolitos de la cocaína durante 14 a 60 h después del consumo. La toxicidad vascular grave cau- sada por la cocaína se de conseguir la estabilidad hemo- dinámica antes de inducir la anestesia. Recordar la posi- bilidad de trombocitopenia inducida por cocaína cuando se considera la posibilidad de practicar una anestesia regional, además algunos autores16 han comprobado que en estas gestantes la práctica de unaanestesia intratecal con sufentanil proporciona una calidad analgésica buena, pero de duración más corta comparado con las partu- rientas que no consumen esta droga. La anestesia epidu- ral debe instaurarse lentamente, atendiendo al grado de hidratación y teniendo la precaución de desplazar el útero hacia la izquierda para evitar la hipotensión por compresión aorto-cava. La hipotensión arterial que gene- ra la rápida inducción en la anestesia general o la causa- da por la anestesia regional suele responder a efedrina, aunque el consumo crónico de cocaína puede vaciar los depósitos de catecolaminas y dificultar las respuestas a los vasopresores indirectos. Los anestésicos locales del grupo éster, se metabolizan por la colinesterasa plasmá- tica, pueden competir con la cocaína y disminuir el metabolismo de ambas sustancias. Los aumentos de la temperatura corporal y los efectos simpaticomiméticos que se asocian con la cocaína pueden parecerse al cuadro clínico de la hipertermia maligna. Los recién nacidos expuestos a la cocaína deben ser monitorizados para© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Manejo anestésico de la paciente obstétrica con. . . • 747 detectar la aparición de apneas, por lo que no son candi- datos idóneos para una eventual cirugía ambulatoria. En las pacientes con intoxicación aguda por cocaína hay que tener en cuenta su vulnerabilidad a la isquemia miocárdica y a las arritmias cardiacas. Cualquier situa- ción o sustancia que pueda aumentar la elevada activi- dad del sistema nervioso simpático. Se debe tener nitro- glicerina disponible para tratar los signos de isquemia miocárdica que puede producir la hipertensión o la taquicardia, aunque Kain y colaboradores dicen que a pesar del aumento de riesgo de complicaciones cardio- vasculares periparto como son las variaciones en la ten- sión arterial no existe aumento significativo de la morbi- mortalidad materna. Ante cuadros de agitación durante perioperatorios pueden reflejar el consumo de cocaína. En las intoxicaciones agudas pueden aumentar los requerimientos anestésicos, lo que refleja el aumento de la concentración de calcio en el SNC. El rápido metabo- lismo de la cocaína reduce la probabilidad de que lleguen al quirófano pacientes con intoxicación aguda. El consu- mo crónico de cocaína no se ha relacionado con interac- ciones durante la anestesia, aunque la posibilidad de que aparezcan arritmias siempre se debe tener en cuenta. La administración de cocaína tópica más adrenalina seguida de la administración de anestésicos volátiles que sensibi- lizan el miocardio, puede potenciar los efectos cardioes- timulantes de la cocaína. Se debe evitar la cocaína para uso médico en pacientes con hipertensión arterial y enfermedad coronaria, así como en los que reciben inhi- bidores de la monoamino-oxidasa.17 748 • Anestesia obstétrica (Capítulo 63) REFERENCIAS 1. Stoelting Robert K, Dierdorf Stephen F: Anestesia y enfer- medad coexistente, 4ª edición. Elsevier España, S.A., 2003. 2. Gambling-Douglas: Anestesia obstétrica y trastornos poco frecuentes, McGraw-Hill Interamericana Editores, S. A. de C. V., 2000. 3. Fraile JR, de Diego R, Ferrando A: Manual de Medicina Preoperatoria, 2ª edición. Editorial Ergon, S. A., 2004. 4. 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