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A) Lóbulo posterior Lóbulo anterior Vermis Hemisferio Medio Inferior Superior Pedúnculo cerebeloso IV ventriculo Circunvoluciones cerebelosas Vermis Lóbulo anterior Lóbulo medio Lóbulo posterior B) Figura 7-24. Características macroscópicas del cerebelo. A) Visto por la cara superior. B) Visto por la cara inferior. 7.5. CEREBELO Es la segunda estructura en volumen del encéfalo, des- pués del cerebro. Está situado en la parte posterior e inferior del encéfalo y ocupa la fosa craneal posterior. Por encima se encuentra el cerebro y por delante el IV ventrículo y el tronco encefálico (Fig. 7-14). 7.5.1. Estructura macroscópica En él se pueden diferenciar dos hemisferios cerebelosos y una parte intermedia que los une denominada vermis. Ambos hemisferios presentan unos surcos que los dividen en lóbulos (anterior, medio y posterior). En su superficie se distinguen unas circunvoluciones, que se diferencian de las del cerebro por ser más pequeñas y superficiales. La unión con el cerebro y el tronco encefálico se hace a partir de los pedúnculos cerebelosos superiores, medios e inferio- res (Fig. 7-24). Los superiores lo unen con el tálamo y el mesencéfalo, los medios unen el cerebelo con la protuberan- cia, y los inferiores con el bulbo raquídeo. Todo el cerebelo está cubierto por la duramadre de las meninges. 7.5.2. Estructura microscópica El examen de un corte del cerebelo muestra la presencia de sustancia gris en la parte externa (corteza cerebelosa) y de sustancia blanca en la parte interna, y en el interior de esta última, varios núcleos formados por sustancia gris. La sustancia gris de la corteza del cerebelo adopta una forma que recuerda a las hojas de las plantas y la sustancia blanca se dispone de manera similar a su nervadura, razón por la cual los primeros anatomistas lo denominaron el «árbol de la vida» (Fig. 7-25). Entre la sustancia blanca se encuentran los núcleos grises, de los que cabe destacar: el dentado, el globoso, el emboli- forme y el del techo (Fig. 7-25). La sustancia blanca está formada por fascículos, entre los que se diferencian los fascículos cortos, unas fibras de asociación entre la corteza cerebral y los núcleos del cerebelo, y los fascículos largos, que conectan el cerebelo con el tronco encefálico y la médula. Los principales fascículos largos son (Fig. 7-26): Los pedúnculos cerebelosos superiores. Unen el cerebe- lo (desde el núcleo dentado) con el mesencéfalo (el núcleo rojo) y el tálamo, y reciben el nombre de fascículos dento- rrubrotalámicos. Los pedúnculos cerebelosos medios. Son proyecciones fasciculares que llegan al cerebelo desde la protuberancia, y se denominan fascículos pontocerebelosos. Los pedúnculos cerebelosos inferiores. Están formados por varios fascículos que llevan impulsos al cerebro prove- nientes de la médula espinal (fascículo espinocerebeloso), del vestíbulo del oído interno (fascículo vestibulocerebelo- so) y del bulbo raquídeo (fascículo reticulocerebeloso). Todo este entramado de fascículos permite que los impul- sos ascendentes y descendentes mantengan una intercone- xión entre el cerebro, el cerebelo, el tronco encefálico y el órgano del equilibrio, lo cual resulta indispensable para efectuar correctamente los movimientos complejos. Parte II. Sistemas de relación 179
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