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PGB, PGC, PGD, PGE, PGF y PGG. A su vez, cada familia puede numerarse (según el número de dobles enlaces): PGE1, PGE2, etc. Intervienen en muchas funciones, y hoy en día se conoce su actuación e influencia en diversos sistemas, como el circulatorio (modifican el diámetro de los vasos y la tensión arterial), el respiratorio (modifican el diámetro de los bronquios), el gastrointestinal (regulan las secreciones digestivas), el reproductor (intervienen en la liberación de LH, disminuyen la progesterona, estimulan la contracción uterina, favorecen la eyaculación), el renal (producen vaso- dilatación renal) y el endocrino (estimulan la secreción de TSH, STH y ACTH). Asimismo, en las plaquetas estimulan la agregación plaquetaria. Las endorfinas son sustancias polipeptídicas que se loca- lizan en el cerebro, con una actividad parecida a la de los opiáceos (en un principio se creyó que eran morfina endó- gena; de ahí que recibieran este nombre). Se han encontrado en el encéfalo (hipotálamo y varios núcleos grises), en el sistema periférico, en la médula suprarrenal y en las células mucosas del intestino. Para realizar su acción se fijan a receptores específicos celulares (la naloxona es un antago- nista que evita esta fijación). Tienen diversos efectos sobre el sistema endocrino: liberan STH, ADH y prolactina, inhi- ben la secreción de TSH y gonadotropinas, y pueden inter- venir en la liberación de insulina y estimular el apetito. Finalmente, aunque quedan otras muchas acciones por des- cubrir, queda claro que no son hormonas. 9.2. MECANISMOS DE ACCIÓN DE LAS HORMONAS Una vez secretadas por las glándulas endocrinas y verti- das a la sangre, las hormonas deben desplazarse hasta los órganos o las células sobre los que deben actuar, los cuales reciben el nombre de órganos o células diana. La actuación de las hormonas sobre las células diana se describe como la teoría de los mensajeros. Según esta teoría las hormonas esteroideas penetran en el citoplasma de la célula diana y en él reconocen una proteína receptora con la que forman un complejo proteico hormona-receptor que es capaz de entrar en el núcleo de la célula y producir cambios en su material genético. Estos cambios pueden modificar las funciones y la actividad de la célula (Fig. 9-2). Cuando las hormonas no esteroideas llegan a la membra- na plasmática se constituyen en el primer mensajero. Éste reacciona con un receptor de la membrana de estirpe protei- ca y forman con él un complejo hormona-receptor, que actúa sobre una enzima, la adenilciclasa (localizada en el interior de la membrana). Esta enzima es capaz de captar dos fosfatos del ATP (trifosfato de adenosina) citoplasmáti- co y transformarlo en AMP cíclico (monofosfato de adeno- sina, con el fosfato en forma de anillo). El AMP cíclico penetra en el interior del citoplasma y se convierte en el segundo mensajero, con capacidad de modificar los siste- mas enzimáticos del citoplasma y de alterar o variar las funciones y la actividad de la célula (Fig. 9-3). Actualmente se conocen otras muchas reacciones, que a partir de la entrada de la hormona en la membrana plasmática ejercen el papel de segundos mensajeros. Con independencia del mecanismo empleado por la hor- mona para entrar en el efector, se pueden producir las siguientes modificaciones en la célula (Fig. 9-4): aumento de la actividad enzimática con aceleración de su tasa de producción, modificación de la membrana celular para per- mitir la entrada de materias primas, aceleración de la secre- ción de metabolitos en el interior de la célula, activación de mecanismos celulares específicos. 9.3. CONTROL DE LA SECRECIÓN HORMONAL Los niveles de hormonas en la sangre dependen de la mayor o menor secreción por parte de las glándulas endocri- nas. Estas concentraciones deben mantenerse en unos lími- tes precisos, para que en cada momento las funciones de las células, tejidos y órganos puedan llevarse a cabo de forma correcta. Los mecanismos reguladores de la producción o inhibición de las hormonas se denominan mecanismos de retroalimentación o de feedback y siempre están controla- dos por el sistema nervioso central. Estos mecanismos sirven para controlar la intensidad de secreción de cada hormona a partir de su concentración en la sangre y de la necesidad de realizar una determinada función en un momento concreto. Así, cuando se requiere una determinada actividad, por ejemplo, aumentar el meta- bolismo basal (Fig. 9-5) se envía la correspondiente orden desde el cerebro (hipotálamo) a la glándula específica (hi- pófisis anterior). Ésta incrementa la secreción de hormona estimulante del tiroides, que es transportada por la sangre hasta el órgano diana (tiroides), donde actúa sobre las célu- las tiroideas que producen las hormonas T3 y T4, que son llevadas por la sangre a las células que modifican su fun- ción e incrementan su metabolismo basal. Cuando la fun- ción fisiológica se ha restituido y no hace falta que la hormona siga actuando, su concentración en la sangre infor- ma al hipotálamo y éste ordena a la hipófisis anterior que interrumpa la secreción hormonal; de esta forma se estable- ce una retroalimentación negativa. Si, posteriormente, los niveles sanguíneos descienden y es necesario que la hormo- na se vuelva a secretar, se establece una retroalimentación positiva, y así sucesivamente según las necesidades fisioló- gicas. 9.4. GLÁNDULAS ENDOCRINAS 9.4.1. Hipófisis o glándula pituitaria Es la glándula endocrina más importante. Controla casi todas las demás glándulas, así como su secreción, por lo que recibe el nombre de «glándula maestra». Se encuentra aloja- da en la silla turca del hueso esfenoides, es pequeña, tiene forma de pera con un diámetro entre 1.0 y 1.2 cm, pesa 0.5 g y forma parte del hipotálamo (véase el Capítulo 7). En realidad, se trata de dos glándulas claramente diferenciadas entre sí (Cuadro 9-3). La adenohipófisis es la que ocupa más espacio (un 85%). Está situada en la parte anterior de la hipófisis y procede embriológicamente de la faringe del embrión, que se forma a partir del endoblasto (véase el Capítulo 20). Con el mi- croscopio se ve que el tejido es adenoglandular y que sus células son epiteliales. Es la parte de la glándula que produ- ce más hormonas. La neurohipófisis es la que ocupa menos espacio (un 15 %) y se sitúa en la parte posterior de la hipófisis. Em- 220 Estructura y función del cuerpo humano
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