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DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN DE LAS GRASAS Grasa Sales biliares Grasa emulsionada Lipasas pancreáticas Lipasas intestinales Glicerol y glicéridosÁcidos grasos + Sales biliares Absorción intestinal Absorción intestinal Vena porta Hígado Ácidos grasos Quilíferos Sales biliares Vena porta Hígado Linfáticos Figura 10-26. Digestión y absorción de las grasas. Antes de ser hidrolizadas por las lipasas digestivas, es preciso emulsionar las grasas con las sales biliares. Una vez que su tamaño disminuye es posible absorberlas con la ayuda de las sales biliares, en parte por las venas mesentéricas y la porta (caso de los gliceroles) y en parte por vía linfática (ácidos grasos). sas, unas enzimas secretadas por el páncreas, pero también por la propia mucosa intestinal. Las lipasas fragmentan las grasas en ácidos grasos, glicerol y glicéridos (mono, di o triglicéridos), que pueden ser absorbidos por la mucosa intestinal. El glicerol y los glicéridos, junto con algún ácido graso de cadena corta, pueden atravesar el epitelio intestinal y pasar al torrente circulatorio, y desde allí, a través de la vena porta, dirigirse al hígado y a la circulación sistémica. Los ácidos grasos de cadena larga y algunas grasas neutras pasan la barrera intestinal unidos a las sales biliares. Una vez superada la mucosa, las sales biliares y la molécula grasa se vuelve a separar; la sal biliar se dirige hacia el sistema porta y el hígado, mientras que la molécula grasa es captada por un quilífero, que es el equivalente capilar de los vasos linfáticos. En los quilíferos, las grasas, junto con el agua absorbida del espacio intersticial, forman la linfa, que es drenada por los vasos linfáticos hacia un depósito retrope- ritoneal denominado cisterna del quilo. En la linfa puede haber microorganismos que hayan superado la barrera intesti- nal, por lo que, en su camino hacia la cisterna del quilo, la linfa pasa por cúmulos de células linfoides, los ganglios linfáti- cos, que forman barreras defensivas contra estos potenciales microorganismos. Desde la cisterna del quilo, la linfa viaja hacia el conducto torácico, y posteriormente drena en la circu- lación venosa sistémica a la altura de la vena cava superior. A pesar de la existencia de las sales biliares, las grasas constituyen el grupo de alimentos que, proporcionalmente, menos se aprovechan de la comida, de modo que una parte importante de las grasas ingeridas no se absorbe y es elimi- nada por las heces. 10.8.3. Digestión y absorción de las proteínas (Fig. 10-27) Las proteínas son las moléculas que dan plasticidad a los tejidos. Constituyen la base del tejido muscular, así como la estructura fundamental de múltiples hormonas y compues- tos orgánicos, las enzimas y los anticuerpos. La ingestión de proteínas con la dieta es primordial, pero para que puedan ser absorbidas deben reducirse al estado de aminoácidos, o en algún caso aislado al de dipéptidos (molécula con dos aminoácidos). Para ello, las proteínas han de someterse a sucesivos procesos de hidrólisis que rompen los enlaces entre los aminoácidos para que el tamaño de las cadenas peptídicas resultantes sea cada vez menor. En la ruptura de las proteínas, la primera enzima que encontramos es la pepsina secretada por el estómago, una enzima de gran potencia que reduce las proteínas ingeridas a polipéptidos de cadena larga. A continuación, éstos son sometidos a otras enzimas proteolíticas, como la tripsina, la quimotripsina o 258 Estructura y función del cuerpo humano
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