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Infecciones del sistema nervioso central INFECCIONES NO VÍRICAS Meningitis aguda bacteriana adquirida en la comunidad Concepto La meningitis aguda es una emergencia médica que requiere un diag- nóstico y un tratamiento rápidos, pues su evolución puede ser fatal en unas horas. Puede ser adquirida en centros hospitalarios o en la comunidad, y esta última puede ser de origen vírico o bacteriano. La incidencia de meningitis bacteriana en adultos es de 1,3-5 casos por cada 100.000 habitantes, pero alcanza los 70 casos por cada 100.000 habitantes en la región subsahariana de África («la franja de la menin- gitis»). Su mortalidad es del 10%-20% en el mundo occidental y del 50% en países subdesarrollados. Etiología y factores predisponentes La etiología ha variado en las últimas décadas por diversos factores. En primer lugar, la meningitis por Haemophilus influenzae, que hace tres décadas era el microorganismo causal más frecuente, ha descendido debido a la vacunación masiva. Actualmente, este organismo provoca algunos casos esporádicos de meningitis en pacientes mayores, con enfermedad crónica pulmonar, y en niños no vacunados. En segundo lugar, la edad de mayor incidencia de la meningitis ha aumentado (de los 9 meses de edad a los 25 años como promedio). Finalmente, ha aumentado la incidencia de meningitis por Listeria monocytogenes y de las meningitis nosocomiales. El neumococo y el meningococo son en la actualidad los agentes más frecuentes a partir del año de edad y son responsables del 80% de las meningitis del adulto. Les siguen L. monocytogenes y los estrep- tococos del grupo B (particularmente, Streptococcus agalactiae, en mayores de 50 años y con enfermedades debilitantes). La meningitis por L. monocytogenes se asocia a alcoholismo, tumores hematológicos y trasplante renal, aunque ocurre también en adultos sanos. Los pacientes sin bazo o con déficit de inmunoglobulinas son propensos a infecciones por organismos encapsulados, como neumococo o meningococo. En los recién nacidos, los principales organismos son S. agalac- tiae (primera causa de meningitis neonatal), E. coli, L. monocytogenes y Klebsiella pneumoniae. Las enterobacterias gramnegativas causan meningitis en pacientes inmunodeprimidos, con diabetes mellitus, cirrosis, alcoholismo e infecciones de las vías urinarias. Staphylococcus aureus y S. epidermidis causan meningitis después de procedimientos neuroquirúrgicos (colocación de válvulas ventriculares por hidrocefalia y reservorios para la administración de quimioterapia intratecal). La mitad de los pacientes con meningitis bacteriana aguda tiene un factor predisponente, ya sea un foco infeccioso parameníngeo (otitis, sinusitis, mastoiditis, absceso cerebral o empiema subdural, etc.), un traumatismo craneal previo con o sin fístula de LCR, una interven- ción neuroquirúrgica previa, una infección a distancia (neumonía, endocarditis, etc.) o una inmunodepresión subyacente. La meningitis pospunción lumbar (PL) o anestesia epidural es muy infrecuente, teniendo en cuenta la cantidad de procedimientos de este tipo que se practican a diario. La meningitis bacteriana recurrente aparece en pacientes con defectos congénitos (meningocele), fractura craneal previa y fístula dural, foco infeccioso parameníngeo (mastoiditis) o inmunodeficiencias. El implante coclear en niños se asocia a meningitis por neumococo, por lo que se recomienda su vacunación. Patogenia La mayoría de las meningitis comienzan con la colonización de la mucosa de las vías respiratorias superiores seguida de la invasión san- guínea (bacteriemia) y posterior invasión meníngea. H. influenzae, neumococo y meningococo son capaces de atravesar la barrera hema- toencefálica hasta el espacio subaracnoideo. Listeria spp. y las bacterias gramnegativas atraviesan la mucosa digestiva con las subsecuentes bac- teriemia e invasión meníngea. En el espacio subaracnoideo las bacterias provocan una respuesta inflamatoria intensa que se puede extender hacia el parénquima cerebral a través de los espacios perivasculares y que puede dar lugar a trombosis arterial y venosa, ocasionando infartos cerebrales, además de edema cerebral e hidrocefalia por bloqueo de las vellosidades aracnoideas. Cuadro clínico Combina cefalea con náuseas y vómitos, fiebre, meningismo y altera- ción del estado mental. Los vómitos son bruscos, «en escopetazo». La tríada clásica (fiebre, rigidez de nuca y alteración del estado mental), sin embargo, tiene una baja sensibilidad (44%). En cambio, el 95% de los pacientes tienen al menos dos de los cuatro síntomas siguientes: fiebre, cefalea, rigidez de nuca o alteración del estado mental. La fiebre suele ser elevada (> 39 °C), pero puede estar ausente en ancianos, inmunodeprimidos, pacientes en estado de shock o medicados con antitérmicos. La rigidez de nuca puede ser leve o estar ausente en niños, en ancianos y en inmunodeprimidos. https://booksmedicos.org 1362 SECCIÓN XII Neurología La exploración puede mostrar como expresión del meningismo los signos de Kernig (la extensión de la rodilla cuando el muslo está flexionado sobre el abdomen desencadena dolor) y Brudzinski (la fle- xión del cuello con el paciente en decúbito supino provoca una flexión antiálgica de las caderas y las rodillas), así como tendencia al opis- tótonos. El 10%-20% de los pacientes tienen focalidad neurológica, y el 20%-40% desarrollan crisis epilépticas. En el 10% de los pacientes aparece parálisis de pares craneales, y hasta un tercio de ellos desarrollan una laberintitis purulenta con sordera posterior como secuela (más frecuente en la meningitis neumocócica). La presentación habitual es aguda, en 24-48 h, aunque determi- nados casos, particularmente los debidos a infección meningocócica, tienen un curso fulminante en pocas horas y dan lugar al síndrome de Waterhouse-Friderichsen (sepsis meningocócica fulminante), caracterizado por la aparición de grandes hemorragias petequiales en piel y mucosas, coagulación intravascular diseminada, e insuficiencia suprarrenal y cardiovascular generalizada. Los aspectos particulares de las meningitis por los microorganismos más frecuentes se describen en los capítulos correspondientes de la sección XVII, Enfermedades infecciosas. Diagnóstico La prueba diagnóstica fundamental es el análisis del LCR, pero antes de la punción lumbar (PL) y la antibioterapia se deben extraer hemocul- tivos (positivos en el 20%-70% de los casos). El esquema de actuación diagnóstica se expone en la figura 173-1. La PL está contraindicada en presencia de una lesión intracerebral por el riesgo de herniación cerebral. Se recomienda realizar neuroima- gen (generalmente, TC craneal) antes de la PL en pacientes con crisis epilépticas de inicio reciente, inmunodeprimidos o con focalidad neurológica o alteración del nivel de consciencia. En estos casos, casi la mitad de las imágenes mostrará anomalías. Hay que tener en cuenta que, incluso en pacientes con papiledema, el riesgo de la PL es 10-20 veces inferior al asociado con una meningitis no tratada. En todo caso, la práctica de una neuroimagen no debe retrasar nunca el inicio del tratamiento antibiótico. El LCR muestra una presión de salida elevada (> 180 mm H2O) en la mayoría de los pacientes y una pleocitosis (habitualmente entre 100 y 1.000 células/mm3) de predominio polinuclear con glucorraquia baja (< 40% de la glucemia plasmática simultánea) y aumento de proteínas (> 50 mg/dL). La tinción de Gram es rápida y detecta el organismo causal aproximadamente en el 60%-90% de las ocasiones. El cultivo de LCR proporciona el diagnóstico definitivo en el 50%- 60% de los casos. La PL se debe repetir si no se obtiene respuesta favorable a las 48 h; con una evolución favorable, no se aconseja su repetición de forma rutinaria. Se puede, además, detectar el antígeno bacteriano neumocócico en LCR, una técnica de alta sensibilidad y especificidad (95%-99%), aunque existen falsos negativos. La reacciónen cadena de la polimerasa (PCR) aún no es una técnica diagnóstica rutinaria, aunque se emplea para la tipificación del meningococo. La administración previa de antibióticos (meningitis decapitada) dis- minuye el rendimiento del cultivo e influye en menor grado sobre la tinción directa de Gram. En los pacientes con lesiones cutáneas, el procesamiento de las mismas tras su rascado mediante tinción de Gram puede proporcionar un diagnóstico rápido. Una meningitis bacteriana aguda es particularmente probable en presencia de una glucorraquia descendida (< 45 mg/dL), un aumento de proteínas en el LCR (> 220 mg/dL) y una pleocitosis total > 2.000 células/µL en el LCR (o > 1.180 polinucleares/µL). En la TC y la RM craneal se puede observar la presencia de edema cerebral, hidrocefalia, infartos cerebrales (debidos a arteritis séptica o embolias sépticas, o a trombosis venosa), signos de trombosis venosa, focos infecciosos parameníngeos (p. ej., otitis o sinusitis), captación meníngea y ependimaria, y abscesos cerebrales o empiema subdural. Tratamiento Medidas generales Los pacientes con meningitis pueden desarrollar una situación séptica grave con coagulopatía y estado de shock, por lo que se ha de considerar su ingreso en una unidad de cuidados intensivos. Cuando existe una sospecha de meningitis meningocócica, se debe proceder al aislamiento respiratorio del paciente durante las primeras 24 h del tratamiento. En el resto de las etiologías el aislamiento no es necesario. Antibioterapia La precocidad del diagnóstico y del inicio del tratamiento es fundamen- tal. Es importante la elección de fármacos con buena capacidad de pene- tración en el LCR, que alcancen niveles adecuados rápidamente, y con actividad bactericida. La inflamación meníngea de por sí produce un aumento en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica que facilita el paso de agentes que en condiciones normales penetran escasamente como los antibióticos β-lactámicos. El cloranfenicol (actualmente poco empleado), el trimetoprim-sulfametoxazol y la rifampicina alcanzan niveles adecuados, al igual que las cefalosporinas de tercera (cefotaxima y ceftriaxona) y cuarta (cefepima) generaciones. Los aminoglucósidos, sin embargo, tienen una penetración muy escasa y ocasionalmente se administran por vía intratecal en meningitis por gramnegativos. El tratamiento antibiótico empírico de acuerdo con la edad y con los factores predisponentes, así como con los gérmenes más probables, se expone en las tablas 173-1 y 173-2. La dosificación de los diferentes antibióticos y su capacidad de penetración en el LCR se exponen en la tabla 173-3. La cada vez más frecuente infección por neumococo resis- tente a la penicilina justifica la adición de vancomicina a la cefalospori- na de tercera generación (habitualmente, cefotaxima o ceftriaxona). La meningitis por meningococo sensible puede tratarse con penicilina G, pero ello no elimina el estado de portador, por lo que se ha de adminis- trar, además, quimioprofilaxis. La posibilidad de listeriosis en sujetos de más de 50 años se cubre con ampicilina. La duración del tratamiento es tradicionalmente de 10-14 días, aunque 7 días pueden bastar para la meningitis meningocócica. Se debe prolongar al menos 3 semanas en la causada por L. monocytogenes y por gérmenes gramnegativos, debido a la alta tasa de recidivas con tratamientos más cortos. Los pacientes con meningitis por estrepto- cocos deben ser tratados durante 2-3 semanas. Existen antibióticos recientes con buena penetración en el LCR, de potencial utilidad en situaciones especiales de meningitis. Aunque su uso no está aprobado, conviene considerarlos en las situaciones que se reflejan en la tabla 173-4. Glucocorticoides La dexametasona disminuye la mortalidad y mejora el pronóstico de los pacientes adultos con meningitis bacteriana aguda, particularmente en Figura - Secuencia de punción lumbar, neuroimagen y trata- miento ante la sospecha de meningitis aguda bacteriana adquirida en la comunidad. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1363 CAPÍTULO 173 Infecciones del sistema nervioso central © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IITABLA 173-1 Tratamiento empírico de la meningitis bacteriana aguda adquirida en la comunidad de acuerdo con la edad y predisponentes Edad/situación Agente etiológico más frecuente Tratamiento antibiótico de elección Recién nacido Enterobacterias gramnegativas, S. agalactiae, L. monocytogenes Cefotaxima más ampicilina 16-50 años N. meningitidis, S. pneumoniae Cefalosporina de tercera generación Asociar vancomicina si es zona de resistencias > 50 años, inmunodepresión o etilismo S. pneumoniae, N. meningitidis, L. monocytogenes, bacilos gramnegativos Cefalosporina de tercera generación, vancomicina y ampicilina Nosocomial, posneurocirugía o shunt, postraumática Enterobacterias gramnegativas, Staphylococcus aureus o epidermidis Ceftazidima (o meropenem) más vancomicina Si hay shunt, retirarlo y valorar terapia intratecal con vancomicina (20 mg/día) TABLA 173-3 Dosificación y penetración en el LCRa de los antibióticos empleados en el tratamiento de la meningitis Antibióticob Dosis diaria (intervalo de dosis) Grado de penetración en el LCR en presencia de inflamación meníngea Ampicilina Adultos: 12-15 g/día (cada 4-6 h) Niños: 400 mg/kg al día (cada 4 h) ++ Ceftriaxona Adultos: 4 g/día (cada 12 h) Niños: 80-100 mg/kg al día (cada 12 h) +++ Cefotaxima Adultos: 12 g/día (cada 4 h) Niños: 300 mg/kg al día (cada 6 h) +++ Ceftazidima Adultos: 6 g/día (cada 8 h) Niños: 50 mg/kg cada 8 h +++ Cefepima Adultos: 4-6 g/día (cada 8-12 h) Niños: 50 mg/kg/12 h +++ Cloxacilina Adultos: 4-6 g/día (cada 4-6 h) Niños: 100 mg/kg al día (cada 6 h) +++ Gentamicina Adultos: 6 mg/kg al día (cada 8 h) Niños: 5-7,5 mg/kg al día (cada 8 h) + Linezolid Adultos: 1.200 mg/día (cada 12 h) Niños: escasa experiencia ++++ Meropenem Adultos: 6 g/día (cada 8 h) Niños: 40 mg/kg cada 8 h ++/+++ Metronidazol Adultos: 1.500-2.000 mg/día (cada 8 h) Niños: 30 mg/kg al día (cada 6 h) ++++ Trimetoprim-sulfametoxazol Adultos: 15-20 mg/kg al día de TMP (cada 8 h) Niños: igual dosis ++++ Vancomicina Niños: 60 mg/kg al día (cada 6 h) Adultos: 2-3 g/día (cada 6-12 h) +++ aEquivalencia estimada (porcentaje del nivel plasmático que se alcanza en el LCR). bTodos los antibióticos mencionados son bactericidas, salvo los aminoglucósidos y el linezolid. Tomado de Cunha, 2007. TABLA 173-2 Terapia antibiótica de elección según el germen causal de meningitis aguda bacteriana Bacteria Antibiótico Meningococo Penicilina G o ampicilina o cefalosporina de tercera generación* Neumococo Vancomicina más una cefalosporina de tercera generación (si es sensible, retirar vancomicina) Listeria monocytogenes Ampicilina o penicilina G (alternativa: meropenem) más gentamicina o trimetoprim-sulfametoxazol Streptococcus agalactiae Ampicilina o penicilina G más gentamicina Escherichia coli Cefalosporina de tercera generación Haemophilus influenzae B Ampicilina Staphylococcus aureus o epidermidis Vancomicina (y retirar dispositivo neuroquirúrgico de tipo shunt si lo tiene) con o sin rifampicina. Alternativas: meropenem, linezolid, cloxacilina, trimetoprim-sulfametoxazol, clindamicina (valorar resistencias para la elección de antibiótico) *Si hay sospecha de resistencia a penicilina, se aconseja una cefalosporina de tercera generación (cefotaxima o ceftriaxona) o de cuarta generación (cefepima). +: < 5%; ++: 5%-10%; +++: 11%-19%; ++++: ≥ 20%. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.espor Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1364 SECCIÓN XII Neurología meningitis neumocócica grave. Se recomienda administrar una dosis de 10 mg de dexametasona antes de la primera dosis de antibiótico, o junto con ella, seguida de 10 mg cada 6 h durante 4 días en todos los casos de meningitis purulenta. Algunos autores suspenden el tra- tamiento si confirman que el origen no es neumocócico. Complicaciones y factores pronósticos La meningitis bacteriana aguda se puede complicar con hiponatremia (por SIADH), crisis epilépticas por inflamación cortical, infartos cere- brales por arteritis oclusiva, hidrocefalia por obstrucción de cisternas basales por el exudado inflamatorio y edema cerebral difuso. Con menos frecuencia puede aparecer un absceso cerebral o un empiema subdural, con la posibilidad de herniación transtentorial. En el 10%- 30% hay secuelas auditivas o vestibulares, y es frecuente encontrar alteraciones cognitivas en las pruebas neuropsicológicas. Los factores de mal pronóstico son edad avanzada, presencia de otitis o sinusitis, puntuación baja en la escala de coma de Glasgow al ingreso, compromiso hemodinámico con taquicardia, hemocultivos positivos, aumento de la velocidad de sedimentación globular, trom- bopenia, recuento celular bajo en el LCR (< 100 células/µL) y crisis epilépticas en las primeras 24 h. Meningitis nosocomiales Se adquieren como complicación de cirugía craneal, la colocación de catéteres intraventriculares o drenaje lumbar, traumatismos craneales graves, PL o, menos a menudo, de una infección a distancia (septicemia hospitalaria). Su incidencia ha aumentado notablemente en las últimas décadas por el incremento de intervenciones neuroquirúrgicas. Los gérmenes causales varían según la condición predisponente (tabla 173-5). El cuadro clínico es inespecífico, con cefalea y fiebre, o febrícu- la. Los signos meníngeos sólo aparecen en la mitad de los casos. Se deben practicar una neuroimagen, análisis del LCR y hemocultivos. En pacientes con catéter el LCR puede obtenerse a través del mismo. Cabe recordar que en pacientes con hidrocefalia obstructiva el LCR lumbar puede no reflejar la infección ventricular. El recuento celular es normal en un 20% de las meningitis asocia- das a catéter externo. El valor de corte del lactato en el LCR no está bien establecido y actualmente otros marcadores séricos de infección (proteína C reactiva o procalcitonina) carecen de un valor predictivo adecuado y precisan de más estudios. TABLA 173-4 Nuevos antibióticos con uso potencial en meningitis* Antibiótico Comentarios Posible indicación Cefepima Buena penetración en LCR Estable frente a lactamasas Activa frente a P. aeruginosa, neumococo resistente y H. influenzae Meningitis por H. Influenzae (1.a línea) Meningitis posneurocirugía (2.a línea, alternativa a ceftazidima) Carbapenems El imipenem penetra bien en LCR Activos frente a grampositivos y gramnegativos Eficacia similar a la de la ceftriaxona Alternativa a la ceftriaxona como 1.a línea (alergias, etc.) Fluoroquinolonas El gatifloxacino y el moxifloxacino penetran bien en LCR Activas frente a neumococo resistente Alternativa a ceftriaxona + vancomicina en meningitis por neumococo resistente a penicilina y ceftriaxona Algunos sugieren su combinación con ceftriaxona o vancomicina Daptomicina Lipopéptido activo frente a grampositivos solamente Buena penetración en LCR Casos aislados de meningitis por estafilococo resistente a meticilina y enterococos resistentes a vancomicina tratados con daptomicina y rifampicina Linezolid Activo frente a grampositivos solamente Buena penetración en LCR Casos aislados descritos Tigeciclina Activa frente a grampositivos y gramnegativos Activa frente a Acinetobacter Meningitis por Acinetobacter multirresistente *Ninguno de ellos tiene aprobada su indicación en España. TABLA 173-5 Frecuencia y características de las diferentes condiciones asociadas a las meningitis nosocomiales Condición predisponente Frecuencia de meningitis asociada Comentario Craneotomías 1% Relacionadas con la infección de la herida quirúrgica y con cirugías prolongadas (> 4 h) Catéteres intraventriculares 4%-17% Por colonización del catéter durante la colocación del catéter Catéteres ventriculares externos para monitorizar la presión intracraneal o alivio de hidrocefalias agudas 8% El riesgo se relaciona con la duración del drenaje Catéter lumbar para diagnóstico de HPN 5% Se aconseja que el período de drenaje sea < 5 días TCE graves cerrados 1% La mayoría tienen fractura de base de cráneo que conecta el espacio subaracnoideo con los senos paranasales TCE abiertos 2%-11% Punción lumbar 1 de cada 50.000 punciones Muy infrecuente, la mayoría para anestesia espinal o mielografías. El riesgo disminuye con condiciones asépticas estrictas y si el explorador lleva una mascarilla HPN: hidrocefalia a presión normal; TCE: traumatismo craneoencefálico. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1365 CAPÍTULO 173 Infecciones del sistema nervioso central © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II El tratamiento empírico según las condiciones asociadas se expo- ne en la tabla 173-6. La duración del tratamiento oscila entre 3 y 4 semanas en la mayoría de los casos. En los casos asociados a catéteres ventriculares, es necesaria la retirada de los mismos, y no se aconseja implantar un nuevo catéter hasta transcurridos al menos 7 días con cultivo negativo del LCR. En los pacientes alérgicos a las penicilinas o las cefalosporinas con una meningitis por bacilos gramnegativos se puede emplear aztreonam (2 g/6-8 h) o ciprofloxacino (400 mg/8-12 h). El linezolid y la dapto- micina son una opción en las meningitis por estafilococo. Meningitis tuberculosa Etiopatogenia Está causada, mayoritariamente, por M. tuberculosis y, en mucha menor medida, por otras micobacterias, ya sean tuberculosas o no tuberculosas (atípicas). Se adquiere por inhalación, tras un contacto estrecho y pro- longado con un enfermo contagioso. Las micobacterias se multiplican en los macrófagos alveolares, desde donde se diseminan a órganos distantes 2-4 semanas más tarde. Se forman granulomas meníngeos que tiempo después se pueden romper al espacio subaracnoideo y dar lugar a una meningitis. Los granulomas en el parénquima cerebral se denominan tuberculomas. Cuadro clínico La meningitis se precede de un pródromo de 2-4 semanas con síntomas inespecíficos (fatiga, malestar general, artromialgias) seguidos de fiebre, cefalea y vómitos, alteraciones del nivel de consciencia y meningismo. En un 25% se da parálisis de pares craneales, sobre todo del VI, seguida por la de los pares craneales III, IV, VII y VIII. En un 5%-10% se producen hemiparesia, edema de papila y crisis epilépticas. La mitad de los pacientes presenta hiponatremia por SIADH. Debido al tiempo trascurrido desde la primoinfección, la radiografía de tórax puede ser normal, y la prueba de la tuberculina, negativa. Diagnóstico El LCR muestra una pleocitosis linfocitaria (∼200 células/µl), hiper- proteinorraquia (∼200 mg/dL) e hipoglucorraquia. Los niveles de ADA están elevados, pero lo pueden estar en otras meningitis (sar- coidosis, brucelosis, linfoma, listeriosis). La tinción del LCR para micobacterias es positiva en el 5%-25% de las muestras y el cultivo en un 60%. El examen de varias muestras (hasta cuatro) con gran volumen de LCR mejora el rendimiento. El patrón miliar o de lesiones de tuberculosis pulmonar activa sugie- re el diagnóstico,así como las adenopatías mediastínicas, el derrame pleural o las imágenes de tuberculosis antigua. La TC y especialmente la RM craneal pueden mostrar hidrocefalia, lesiones vasculares, tuber- culomas y afección de las meninges basales que captan contraste típica- mente. El diagnóstico diferencial debe plantearse con otras meningitis que cursan con líquido claro, con predominio linfocitario, sobre todo criptocócicas, brucelares, sifilíticas, raramente víricas y ocasionalmente linfomatosas. Tratamiento Al ser la confirmación microbiológica tardía, el tratamiento se instaura de forma empírica ante la sospecha diagnóstica. Una opción aceptada consiste en emplear cuatro fármacos a diario (isoniazida, rifampicina, pirazinamida y etambutol) durante 2 meses, continuando con dos fármacos (isoniazida y rifampicina) hasta completar 9-12 meses de tratamiento. Si no hay evidencia de fracaso terapéutico previo, el paciente no procede de un país con una elevada prevalencia de multi- rresistencia y la tasa de resistencias a la isoniazida es inferior al 4%, se podría prescindir del etambutol. Se han estudiado pautas más cortas, de 6 meses, que han demostrado una morbimortalidad similar a la de pautas más largas. El tratamiento de los pacientes HIV positivos es similar, aunque se emplea rifabutina en lugar de rifampicina, por interacciones farmacológicas con los antirretrovirales. Aunque el beneficio de su uso no está totalmente demostrado, pare- ce que los corticoides pueden disminuir la mortalidad de la meningitis tuberculosa grave. Se utiliza prednisona, en dosis de 1 mg/kg que se disminuye gradualmente a partir de las 2 semanas, con una duración total de 4-6 semanas. Meningitis brucelar La infección por Brucella melitensis se transmite del ganado o los cerdos al hombre por ingesta de productos no pasteurizados. Es más frecuente en ganaderos y profesiones relacionadas, y cursa con fiebre ondulante, sudoración, artromialgias y cefalea. La infección se puede convertir en crónica en el 20% de los pacientes. La afectación del sistema ner- vioso central (SNC) ocurre en el 5% de los pacientes, en forma de meningitis o meningoencefalitis, aunque pueden ocurrir parálisis de pares craneales o afectación medular, entre otros. El LCR es claro, con presión de apertura elevada, pleocitosis linfocitaria moderada (entre 10 y 500 células/µL), proteínas aumentadas y glucorraquia normal o ligeramente disminuida. La prueba de rosa de Bengala en suero y LCR es muy sensible y específica; la intensidad de la aglutinación en el LCR puede ser inferior a la del suero, debido al menor título de anticuerpos. El cultivo del LCR es positivo en la mitad de los casos y puede requerir varias semanas por su lento crecimiento. El tratamiento consiste en doxiciclina (100 mg/12 h), rifampicina (15 mg/kg de peso y día) y gentamicina (4 mg/kg cada 24 h) durante las primeras 2 semanas, manteniendo los dos primeros fármacos hasta completar un período mínimo de 8 semanas. En los casos con inten- sa disminución del nivel de consciencia, hipertensión intracraneal o focalidad neurológica, está indicada la administración precoz de dexametasona. Meningitis por espiroquetas Las espiroquetas son bacterias helicoidales que pueden provocar menin- gitis. Particular tropismo por el sistema nervioso muestran Treponema pallidum, agente de la sífilis, y Borrelia burgdorferi, responsable de la enfermedad de Lyme. Aunque con menor frecuencia, Leptospira spp. también puede dar lugar a una infección meníngea. Meningitis sifilítica Tras la infección cutáneo-mucosa inicial, T. pallidum se disemina a diversos órganos, incluido el sistema nervioso. Puede producirse una meningitis asintomática en cualquiera de las fases de la infección, caracterizada por un LCR con pleocitosis (< 100 células/µL), proteínas elevadas y VDRL positiva. Estas alteraciones se resuelven sin tratamien- to. La meningitis sintomática aparece con más frecuencia los primeros 2 años de infección. Se puede acompañar de hidrocefalia, focalidad neurológica y crisis epilépticas, así como de una meningitis basilar con afectación de pares craneales oculomotores y VIII. Las alteraciones del LCR son más pronunciadas que en la asintomática. TABLA 173-6 Gérmenes más frecuentes y tratamiento empírico de las meningitis nosocomiales según las condiciones predisponentes Condición predisponente Patógenos más probables Tratamiento empírico Neurocirugía, traumatismo penetrante, drenajes lumbares o ventriculares Staphylococcus aureus, Staphylococcus epidermidis, bacilos gramnegativos (Pseudomonas aeruginosa), Propionobacterium acnes Vancomicina (15 mg/kg cada 8-12 h) + Cefepima (2 g/8 h) o Ceftazidima (2 g/8 h) o Meropenem (2 g/8 h) Cirugía ORL, fractura de la base del cráneo Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae, estreptococos del grupo A Vancomicina (15 mg/kg cada 8-12 h) + Cefotaxima (2 g/4-6 h) o Ceftriaxona (2 g/12 h) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1366 SECCIÓN XII Neurología Las pruebas serológicas treponémicas son positivas en sangre, y la VDRL, en el LCR. La sífilis meningovascular aparece con más frecuencia en fases tardías y consiste en una afectación meníngea y vascular que da lugar a infartos cerebrales, con los consiguientes signos y síntomas focales (p. ej., hemiparesia, hemianopsia o afasia, entre otros). Las pruebas de neuroimagen ponen de manifiesto las lesiones isquémicas, predominantes en el territorio de la arteria cerebral media, y una vas- culopatía inflamatoria difusa. También puede haber afectación de la médula espinal. En fases tardías (sífilis terciaria) pueden aparecer las for- mas parenquimatosas de neurosífilis: la tabes dorsal y la parálisis general progresiva. Ambas son mucho más frecuentes en el varón y su incidencia ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, particularmente la de la tabes. La parálisis general se presenta como una demencia que puede revertir parcialmente con el tratamiento. La tabes dorsal es un proceso desmielinizante de los cordones posteriores que conduce a una ataxia sensitiva con parestesias y dolores en los miembros inferiores. Los casos de neurosífilis deben tratarse con altas dosis de penicilina G sódica intravenosa durante 10-14 días. Una alternativa en alérgicos es la ceftriaxona, 1-2 g/24 h. Enfermedad de Lyme La neuroborreliosis de Lyme causada por Borrelia burgdorferi es trans- mitida por la picadura de garrapatas del género Ixodes (complejo de Ixodes ricinus). La infección ocurre entre los meses de mayo y octubre (época de mayor actividad de las garrapatas) y está asociada con las actividades al aire libre del tipo del senderismo. Las garrapatas se man- tienen en reservorios animales (roedores y grandes mamíferos), y el ser humano se infecta por casualidad. Su descripción en detalle se hace en el capítulo 267, Enfermedad de Lyme y otras borreliosis. Tras la picadura, que puede ser indolora, aparece una lesión cutá- nea, el eritema migratorio (lesión «en diana») y, posteriormente (fase diseminada precoz), puede producirse una meningitis linfocitaria con radiculitis y parálisis facial, que constituye una tríada muy sugestiva de la infección y la manifestación neurológica más frecuente. Los antecedentes de exposición a garrapatas, junto con el cuadro clínico, los hallazgos inflamatorios del LCR (pleocitosis moderada con proteínas elevadas y glucosa normal) y las pruebas de serología en sangre y en LCR, constituyen la base del diagnóstico. Las manifestaciones neurológicas, a excepción de la parálisis facial aislada, que puede tratarse por vía oral, deben tratarse por vía intravenosa con ceftriaxona (2 g/día), cefotaxima (2 g/8 h) o penicili- na G (20MU/día), todas durante 2-4 semanas, según la respuesta. La ceftriaxona parece ser superior a los otros tratamientos. En pacientes alérgicos se utiliza doxiciclina. Meningitis por Leptospira La infección por Leptospira spp. es de distribución mundial y se adquiere por contacto directo con orina infectada de los animales portadores (roedores sobre todo) o, con más frecuencia, por exposición indirecta a la bacteria tras contacto indirecto con agua o suelo húmedo contaminados (fiebre de los arrozales). Tras una incubación de 10 días aparece la fase de bacteriemia, con fiebre elevada, cefalea y síntomas sistémicos. Aunque la bacteria se recupera del LCR, la afectación meníngea no es marcada en esta fase. Posteriormente (de 4 a 30 días), aparece la fase inmune, durante la cual aparecen anticuerpos IgM frente a Leptospira, fallo hepático y renal, y una meningitis aséptica característica, con cefalea intensa y un LCR que muestra pleocitosis linfocitaria (< 500 células/µL), elevación moderada de proteínas y glucorraquia normal. Infecciones piógenas localizadas del sistema nervioso central Absceso cerebral piógeno Consiste en un área focal de infección parenquimatosa bacteriana con pus en su interior, rodeada de una cápsula muy vascularizada. Su formación se precede de una fase de inflamación poco definida denominada cerebritis. Es más frecuente en varones en las primeras cuatro décadas de la vida, y su incidencia es de 0,4-0,9 casos por cada 100.000 habitantes. Etiopatogenia Se produce como consecuencia: a) de la propagación de una infección de vecindad (otomastoiditis, sinusitis, absceso dental); b) de la diseminación hematógena de una infección a distancia; c) de un traumatismo craneal, o d) de una intervención neuroquirúrgica. Hasta el 30% son criptogénicos, sin un origen identificado. Las cardiopatías congénitas cianóticas, las mal- formaciones arteriovenosas pulmonares, la endocarditis infecciosa y las infecciones abdominales representan fuentes potenciales para el absceso de origen hematógeno. Otros predisponentes son la diabetes mellitus, el uso de drogas parenterales, el alcoholismo y la inmunodepresión. Habitualmente se trata de una infección polimicrobiana por estreptococos, bacterias anaerobias, estafilococo dorado y bacterias gramnegativas. Diagnóstico Los síntomas varían según la localización, el tamaño y las complicacio- nes asociadas. El síntoma más frecuente es la cefalea, a la que se pueden asociar fiebre, déficit neurológico focal, vómitos y crisis epilépticas. Puede haber leucocitosis, pero su ausencia no lo descarta. En los casos de origen hematógeno, los hemocultivos identifican la etiología en una cuarta parte de los casos. La RM muestra una masa hiperintensa en secuencias potenciadas en T2 con captación de contraste en anillo e hiperintensidad en las secuencias de difusión (fig. 173-2). Los secundarios a otomastoiditis se localizan en el lóbulo temporal y el cerebelo, mientras que los de origen sinusal lo hacen en el lóbulo frontal. Los hematógenos pueden ser múltiples y tienen preferencia por la interfase entre las sustancias gris y blanca cerebrales. La TC muestra una lesión en anillo con captación periférica. En las fases previas de cerebritis se aprecia con ambas técnicas una lesión inflamatoria mal definida. El diagnóstico diferencial incluye tumores primarios y metástasis, otras infecciones (hongos, tuberculosis, parásitos) infartos, aneurismas trombosados y lesiones desmielinizantes. Los pacientes inmunocom- prometidos pueden presentar abscesos no piógenos (p. ej., Toxoplasma gondii en pacientes con sida). Tratamiento El tratamiento médico consiste en antibioterapia prolongada (6-8 semanas). Los abscesos mayores de 2,5 cm de diámetro o con gran efecto de masa son subsidiarios de neurocirugía, que permite aspirar y cultivar el contenido, y así identificar los gérmenes causales. En casos de evolución desfavorable tras 3 semanas de tratamiento, se debe realizar aspiración para descartar una etiología inusual (v. fig. 173-2). Los pacientes HIV positivos deben recibir tratamiento antitoxoplasma cuando tienen una serología (IgG) antitoxoplasma positiva en suero. Empiema subdural Se trata de una colección de pus entre la duramadre y la aracnoides. Los predisponentes fundamentales son la infección de senos paranasales (40%-80% de los casos), la otomastoiditis (10%-20%), la meningitis bacteriana, el trauma craneal y la neurocirugía. El 5% de los casos se rela- cionan con infección pulmonar a distancia. Los gérmenes más implicados son estreptococos, estafilococos, bacilos gramnegativos y anaerobios. La presentación clínica es relativamente aguda, con fiebre, cefalea, alteración del estado mental, vómitos y otros síntomas y signos de hipertensión intracraneal, además de focalidad neurológica variable (hemiparesia, afasia, oftalmoparesia, etc.). Los pacientes con tratamien- to antibiótico previo y los casos secundarios a neurocirugía pueden seguir un curso más indolente. La TC craneal muestra una hipodensidad en semiluna o elíptica por debajo del cráneo, o adyacente a la hoz del cerebro, con efecto de masa y captación periférica de contraste. La RM es más sensible y representa la técnica diagnóstica de elección (fig. 173-3). El tratamiento incluye el drenaje quirúrgico y la antibioterapia prolongada (4 semanas) con vancomicina, metronidazol y una cefalos- porina de tercera generación. Absceso epidural Consiste en una colección de pus entre la duramadre y el cráneo o la columna vertebral. A menudo coexiste con un empiema subdural, pues la infección epidural se puede propagar a través de las venas Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1367 CAPÍTULO 173 Infecciones del sistema nervioso central © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II emisarias (no tienen válvulas) hacia el espacio subdural. Por tanto, los gérmenes implicados son los mismos en ambas entidades y la antibio- terapia recomendable es la misma. Los focos infecciosos iniciales más frecuentes son, también, el oído, la mastoides y los senos paranasales. A veces son producto de una infección distante o por contigüidad de una osteomielitis vertebral. En el 20%-40% de los pacientes no se identifica el foco infeccioso original. La diabetes, el alcoholismo y la inmunodepresión son predisponentes. La presentación clínica es insidiosa e incluye fiebre y cefalea, aparte de los síntomas propios de la infección original. Los pacientes pueden desarrollar signos focales, crisis epilépticas y datos de hipertensión intracraneal. En los casos de absceso espinal puede haber dolor de espalda con hipersensibilidad local (80%), dolor radicular, disfunción de la médula espinal y paraplejía. La RM es la técnica diagnóstica de elección y muestra un área de disminución de la señal con captación paquimeníngea asociada. En la médula espinal detecta, además, las lesiones asociadas (osteomielitis vertebral, discitis, etc.). El tratamiento incluye evacuación neuroquirúrgica y antibioterapia prolongada (3-6 semanas tras el drenaje, o 6-8 semanas si hay osteo- mielitis asociada). De forma empírica, se emplean vancomicina y una cefalosporina de tercera generación o meropenem. La mortalidad puede llegar al 30%, y el pronóstico se relaciona con el déficit neurológico antes del tratamiento. Tromboflebitis intracraneal Concepto Ocurre como complicación de infecciones de vecindad (en los senos paranasales, la cara, la faringe, el oído o la mastoides), asociada a infección de las meninges (meningitis bacteriana, absceso epidural, empiema subdural) o como consecuencia de una infección a distancia. El aumento de la viscosidad plasmáticay los estados de hipercoagula- bilidad (deshidratación, poliglobulia, embarazo, neoplasias, síndrome antifosfolipídico, etc.) son predisponentes. Etiopatogenia Las infecciones de la cara y las meninges se asocian con tromboflebitis del seno sagital superior; la otomastoiditis, con la del seno lateral, y la sinusitis, con la del seno cavernoso. Los gérmenes más frecuentes en los casos asociados a sinusitis son estafilococos, estreptococos, bacilos gramnegativos y anaerobios. El Staphylococcus aureus es el organismo más frecuente en la tromboflebitis del seno cavernoso, al igual que en los casos asociados a infección facial. La tromboflebitis del seno lateral suele ser polibacteriana, incluyendo anaerobios, S. aureus, E. coli y estreptococos. En pacientes inmunodeprimidos la aspergilosis y la mucormicosis (esta última particularmente en diabéticos) han de ser consideradas. Cuadro clínico En la trombosis de los senos cavernosos, los síntomas más frecuentes son el edema periorbitario y la cefalea. Además, puede haber diplopía, lagrimeo y ptosis palpebral. Los pacientes suelen tener fiebre, somno- lencia, proptosis, quemosis, edema periorbitario y oftalmoparesia (por el seno cavernosos pasan los pares craneales III, IV y VI). El examen del Figura - Imagen de absceso cerebral en un paciente de 90 años que no mejoró tras 3 semanas de antibioterapia. A. La RM muestra una lesión lobulada (flechas), con captación en anillo en secuencias T1. B. Secuencias en difusión, donde se observa el aumento de señal corres- pondiente a la restricción de la difusión (flecha), muy sugestiva de absceso y a diferencia de los tumores. La aspiración descubrió que se trataba de una aspergilosis y el paciente se curó con intervención quirúrgica y voriconazol. (Por cortesía de I. Vicente, Unidad de RM, Osatek-Hospital de Galdakao.) Figura - RM (secuencias T1) de un paciente con otomastoiditis que se complicó con la aparición de un empiema subdural localizado en el tentorio (flechas). En este caso, la lesión se resolvió con tratamiento antibiótico. (Por cortesía de I. Vicente, Unidad de RM, Osatek-Hospital de Galdakao.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1368 SECCIÓN XII Neurología fondo de ojo puede mostrar papiledema (60%), y los pacientes pueden tener signos meníngeos (40%). Con frecuencia, el proceso se extien- de al lado contralateral en 1-2 días. La presentación puede ser aguda (< 1 semana desde la infección local) o crónica. La tromboflebitis del seno lateral cursa con cefalea, fotofobia, otalgia, vómitos y vértigo en diferentes combinaciones. La mayoría de los pacientes tiene fiebre y una alteración en la exploración del oído, incluyendo la presencia de edema doloroso del pabellón auricular. La trombosis del seno superior conduce a alteración mental, crisis epilépticas, déficit neurológico focal, meningismo y edema de papila, y suele asociarse a meningitis bacteriana. Diagnóstico La prueba diagnóstica de elección es la RM, que muestra áreas de captación de contraste como consecuencia de la rotura de la barre- ra hematoencefálica, y la arteriografía por RM o la TC, que ponen de manifiesto la oclusión venosa. Estas técnicas permiten descartar patologías concomitantes (p. ej., sinusitis) y complicaciones asociadas (infartos cerebrales, hemorragias, edema cerebral, etc.). Tratamiento El tratamiento antibiótico ha disminuido drásticamente la mortalidad, que se sitúa en torno al 30% en la tromboflebitis del seno cavernoso y al 15% en la del seno lateral. La más grave es la del seno longitudinal superior (mortalidad ≤ 80%). El tratamiento empírico debe incluir vancomicina, metronidazol y una cefalosporina de tercera generación, y se debe mantener 3-4 semanas. Aunque es objeto de controversia, la mayoría de los autores recomien- da la anticoagulación precoz para prevenir la extensión del proceso trom- bótico en la tromboflebitis del seno cavernoso, manteniéndola durante varios meses. Por el contrario, no se recomienda en las del seno venoso lateral o del seno sagital superior, por el riesgo de hemorragia cerebral. Infecciones del sistema nervioso central por hongos Están causadas por hongos ampliamente diseminados (criptococosis) o restringidos a determinadas regiones geográficas (histoplasmosis). Son más frecuentes en inmunodeprimidos. La historia previa de exposición y el estado inmune son, por tanto, factores a considerar. Algunos causan más meningitis (p. ej., criptococosis) y otros abscesos cerebrales (p. ej., aspergilosis). En los casos de meningitis, la presentación es subaguda y la fiebre no es constante, sobre todo en el paciente inmunodeprimido. El LCR muestra una pleocitosis linfocitaria con descenso moderado de la gluco- rraquia. Algunos hongos tienden a producir una pleocitosis polinuclear o eosinófila (blastomicosis). La neuroimagen revela una captación meníngea de contraste inespecífica, a veces con hidrocefalia asociada. Para Criptococcus spp. se puede realizar una prueba de detección de antígeno en suero y en LCR. El cultivo del LCR requiere grandes volúmenes (20 mL) del mismo para aumentar su rendimiento. En caso de negatividad y elevada sospecha, es aconsejable repetir la PL. El tratamiento es prolongado y varía según el organismo implicado (tabla 173-7). Infecciones parasitarias del sistema nervioso central Las infecciones causadas por parásitos son poco frecuentes en el mundo occidental, pero aún son causa importante de enfermedad en entornos desfavorecidos. Por otro lado, los viajes internacionales hacen cada vez más frecuente la posibilidad de encontrar procesos infecciosos de este tipo en entornos inhabituales. Son de dos tipos: protozoarias y causadas por helmintos. Infecciones protozoarias La infección por protozoos cursa con afectación frecuente del sistema nervioso, bien en forma de encefalitis difusa, bien en forma de lesiones focales. Entre ellas se encuentran la toxoplasmosis, la infección por amebas, la malaria y la tripanosomiasis. Todas ellas se describen en detalle en la sección XVII, Enfermedades infecciosas. Toxoplasmosis cerebral Causada por el protozoo Toxoplasma gondii, infección que se adquiere al ingerir o inhalar heces de gato, o comer carne semicruda conta- minada por el parásito, causa coriorretinitis y encefalitis congénita, meningoencefalitis en el individuo inmunocompetente, y masas cerebrales, encefalitis y coriorretinitis en el inmunodeprimido, parti- cularmente con infección por el HIV (v. sección XVII, Enfermedades infecciosas). Infección por amebas Diversas especies de amebas de vida libre pueden ocasionalmente infectar al ser humano y provocar una meningoencefalitis de evolución fatal. Existen dos tipos, la primaria y la granulomatosa. Las meningoen- cefalitis primarias están causadas por la ameba termófila de vida libre Naegleria fowleri, que causa una meningoencefalitis necrohemorrágica que conduce a la muerte en 3-7 días. Estas infecciones suceden en niños y jóvenes con antecedentes de haber nadado recientemente en lagos, piscinas o lagunas contaminadas, o haber tenido contacto con barro o polvo. La ameba penetra en el sistema nervioso tras atravesar la mucosa nasal y la lámina cribosa del etmoides. El diagnóstico debe considerarse ante un paciente joven con meningoencefalitis grave, un LCR con pleocitosis polinuclear y un estudio microbiológico negativo. El antecedente de inmersión en agua dulce es crítico, y se debe realizar una extensión en fresco de LCR, que permitirá la visualización de los trofozoítos. Los escasos pacientes que han sobrevivido fueron tratados con altas dosis de anfotericina B y rifampicina. La encefalitis amebiana granulomatosa es causada por las amebas oportunistas Acanthamoeba yBalamuthia mandrillaris. Afectan a sujetos desnutridos, alcohólicos crónicos, pacientes portadores del HIV o sometidos a terapia inmuno- depresora tras un trasplante de órgano, y causan una encefalitis crónica. Balamuthia puede infectar también a huéspedes sanos y a niños. Infecciones por helmintos Entre ellas están la cisticercosis, la equinococosis (quiste hidatídico) y otros procesos menos frecuentes, como la triquinosis, la toxocariasis, la esquistosomiasis, la estrongiloidosis o la paragonimiasis. A conti- nuación se describe brevemente la primera de ellas. Cisticercosis cerebral Es la infección por helmintos más frecuente del SNC, provocada por el estadio larvario enquistado de Taenia solium. Habitualmente, el TABLA 173-7 Tratamiento farmacológico recomendado en las principales meningitis fúngicas Tipo de meningitis Tratamiento Criptococcus neoformans Inducción: anfotericina B i.v. (0,7 mg/kg al día) + flucitosina (100 mg/kg al día) durante 15 días Consolidación: fluconazol p.o. (400-800 mg/día) durante 8 semanas Mantenimiento: fluconazol (200 mg/día) durante 1 año en inmunocompetentes (permanente en caso de sida) Aspergilosis Voriconazol Alternativa: anfotericina B i.v. (0,7-1 mg/kg al día) + 5-flucitosina (100 mg/kg al día) Resección quirúrgica de los abscesos si es posible Candida albicans Anfotericina B i.v. (0,7 mg/kg al día) + 5-flucitosina (100 mg/kg al día) Mucormicosis Anfotericina B o liposomal i.v. (5 mg/kg al día) Histoplasmosis Inducción: anfotericina B liposomal i.v. (0,7-1 mg/kg al día) durante 4-6 semanas Consolidación: itraconazol (200 mg/12 h) durante 6-12 meses (hasta la normalización del LCR) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1369 CAPÍTULO 173 Infecciones del sistema nervioso central © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II huésped alcanza un estado de tolerancia inmune hacia los parásitos, dejando que vivan durante varios años. Sin embargo, existe una forma grave de la enfermedad, llamada encefalitis cisticercótica, que sucede cuando se produce una reacción inflamatoria aguda en el parénquima cerebral en respuesta a una infestación masiva por cisticercos. Es más frecuente en niños y mujeres jóvenes. El cuadro clínico consiste en cefalea, vómitos, crisis epilépticas y disminución del nivel de consciencia. La fiebre y los signos meníngeos son infrecuentes. Los estudios de neuroimagen muestran edema cere- bral difuso, colapso del sistema ventricular y múltiples nódulos de pequeño tamaño que se impregnan de contraste, que son los cisticercos en fase de degradación. El LCR tiene una presión intrarraquídea ele- vada y muestra pleocitosis, aumento de proteínas y una glucorraquia normal. La serología en suero y LCR es positiva. Los fármacos cestocidas (prazicuantel, albendazol) están contraindi- cados durante la fase aguda de la encefalitis cisticercótica, pues pueden exacerbar la respuesta inflamatoria y los síntomas neurológicos. Los glucocorticoides endovenosos (dexametasona, 24-32 mg/día) se han empleado para tratar el edema cerebral. Causas no infecciosas de meningitis y meningitis recurrente El diagnóstico diferencial de la meningitis es amplio e incluye entidades no infecciosas con inflamación del LCR como el lupus eritematoso, que causa ocasionalmente una meningitis aséptica, aunque raramente es la forma de presentación, o la sarcoidosis en la que con frecuencia hay una parálisis facial uni- o bilateral. Los fármacos a veces dan lugar a una meningitis aséptica con pleo- citosis polinuclear (a veces linfocitaria), como los AINE (ibuprofeno), las inmunoglobulinas intravenosas, los anticuerpos monoclonales y otros inmunomoduladores, ciertos antibióticos y algunos antiepilépti- cos (lamotrigina). El cuadro puede ser recurrente. Por tanto, la historia detallada de exposición a fármacos es importante en los pacientes con meningitis si la etiología no es aparente. Otra posibilidad es que el paciente tenga una fuga de LCR a través de un defecto dural congénito o adquirido (tras infecciones otorrino- laringológicas); en estos casos es importante conocer si hay historia de otorrea o rinorrea, y realizar una evaluación otorrinolaringológica completa. Los pacientes con déficit de los componentes terminales del complemento (de C5 a C9) están expuestos a meningitis menin- gocócica de repetición. En estos casos se ha de analizar la actividad hemolítica total del complemento (CH50) y, en caso de encontrarse descendida, proceder al análisis individual de los diferentes factores. Finalmente, los pacientes con la conocida como meningitis de Mollaret tienen varios episodios de meningitis linfocitaria sin causa aparente. Durante las primeras 24 h, el LCR muestra, en el 60%-70% de los pacientes, la presencia de unas células endoteliales de gran tamaño (células de Mollaret). La causa más probable es la reactivación del virus del herpes simple (VHS) de tipo 2 (VHS-2), aunque la ausencia de lesiones genitales asociadas es la norma. INFECCIONES VÍRICAS Una gran variedad de virus afectan al sistema nervioso, bien como una infección primaria del mismo u ocasionando síntomas neuro- lógicos en el contexto de una infección sistémica. Además, pueden estar implicados en procesos inflamatorios postinfecciosos del tipo de la encefalomielitis aguda diseminada. Nos centraremos aquí en las formas primarias de infección del sistema nervioso, cuya forma de presentación es amplia: meningitis, encefalitis, mielitis, ganglionitis o polirradiculitis. Las complicaciones neurológicas de la infección por el HIV se describen en el capítulo 306, Infecciones causadas por los virus de la inmunodeficiencia humana de tipos 1 y 2. Meningitis víricas También se conocen como asépticas porque los cultivos convencionales son negativos. Etiopatogenia Los enterovirus son los virus más frecuentes (responsables del 85%- 95% de los casos en los que se identifica la etiología) e incluyen los virus ECHO, los virus de Coxsackie A y B, y el virus de la polio; este último, erradicado del mundo occidental. El período de incubación de los enterovirus es de 3-6 días y se transmiten por la vía oral-fecal. La meningitis por enterovirus es más frecuente en verano y otoño. Con menos frecuencia, otros virus pueden producir una meningitis aséptica, incluidos los virus del herpes (VHS, EBV, varicela-zóster) y el virus de la parotiditis, entre otros. El VHS causa el 10% de los casos en el adulto. El VHS-2, causante del herpes genital, se asocia a episodios recurrentes (meningitis de Mollaret), y es posible identi- ficar su etiología mediante PCR en el LCR; los pacientes no suelen presentar lesiones genitales en el momento de la meningitis. El virus del herpes zóster causa meningitis, además de otras manifestaciones, tanto en la primoinfección como en la reactivación, en pacientes inmunocompetentes e inmunodeprimidos. El diagnóstico se establece mediante PCR en LCR, dado que la lesión cutánea está ausente en muchos casos. Cuadro clínico Son procesos benignos autolimitados en 1-2 semanas. Ocurren a cual- quier edad, aunque son más frecuentes en niños. A diferencia de las encefalitis, no se acompañan de disfunción cerebral ni crisis epilépticas. Cursan con fiebre, cefalea, vómitos y rigidez de nuca en combinaciones variables. La exploración física puede mostrar signos de meningismo. Diagnóstico Se establece mediante PL, que muestra LCR claro con pleocitosis linfocitaria, cifras normales de glucorraquia y elevación de las proteínas. Los virus de Coxsackie suelen cursar con un LCR con 200-300 células/mm3, de las cuales el 10%-50% son polinucleares. Los virus ECHO tienen una pleocitosis superior y un predominiopolinuclear que cambia a linfocitario en las primeras 24 h. En algunas ocasiones (p. ej., virus de la parotiditis) la glucorraquia está descendida y puede haber predominio polinuclear persistente. Los cultivos bacterianos son negativos. La PCR en el LCR puede confirmar la etiología en los casos debidos a enterovirus, virus del grupo herpes y parotiditis. La distinción entre una meningitis vírica y una bacteriana no suele ser complicada. La presencia de una meningitis linfocitaria en un paciente con fiebre y cefalea de reciente comienzo, que no ha sido tratado con antibióticos y que muestra un LCR con pleo- citosis linfocitaria y glucosa normal es sugestivo de una meningitis aséptica, la mayor parte de las veces vírica, y no requerirá más que tratamiento sintomático. En los casos dudosos (tratamiento antibiótico previo) es razonable mantener el tratamiento empírico de meningitis bacteriana aguda hasta obtener los resultados de los cultivos del LCR (≥ 3 días). Tratamiento No requieren tratamiento específico, únicamente sintomático para el dolor, la fiebre y otros síntomas asociados. La evolución es favorable, la fiebre desaparece en unos días y los pacientes se recuperan en 2-3 semanas, aunque en algunas ocasiones la resolución es más lenta y la fiebre es más persistente. Los pacientes con meningitis secundaria al virus del herpes zóster, particularmente los inmunodeprimidos, son tratados habitualmente con aciclovir intravenoso, 10 mg/kg de peso cada 8 h, durante 7-10 días. Encefalitis víricas El término encefalitis se refiere a una inflamación aguda del parénquima cerebral asociada a síntomas de disfunción cerebral. Constituye un síndrome con numerosas etiologías, la mayoría víricas, que varían según la localización geográfica y la estación del año (tabla 173-8). La etiología específica se identifica en un tercio de los pacientes, siendo los principales agentes causales el VHS de tipo 1 (VHS-1), el virus de la varicela-zóster y los arbovirus. En nuestro entorno, predomina la encefalitis esporádica, más fre- cuentemente por virus del grupo herpes, pero el incremento de los viajes y la inmigración nos enfrentan a patologías menos frecuentes, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1370 SECCIÓN XII Neurología como son las encefalitis epidémicas. Ese fue el caso de la encefalitis del Nilo occidental (West Nile encephalitis), un arbovirus transmitido por mosquitos frecuente en determinadas zonas de África y desconocido en EE. UU. hasta el año 1999, época en que se «importó» a Nueva York, desde donde se extendió al resto del país y a Canadá. En viajeros procedentes de Centroeuropa y Europa del Este hay que considerar la posibilidad de una encefalitis transmitida por garrapatas (tick-borne encephalitis), otra arbovirosis no frecuente en España, pero endémica en dichas localizaciones. Por ejemplo, en Brasil, el dengue es la causa de la mitad de los casos de encefalitis. El cuadro clínico neurológico asociado es de utilidad para orientar la etiología de una encefalitis vírica (tabla 173-9). Encefalitis esporádicas Encefalitis herpética Etiopatogenia La etiología más frecuente de encefalitis esporádica es el VHS-1, cuya incidencia se estima en cuatro casos por millón de habitantes. Más del 90% de los casos del adulto se deben al VHS-1, mientras que en TABLA 173-8 Etiología más frecuente de las encefalitis víricas Familia de virus Tipo de virus Comentarios Esporádicas Virus del herpes Herpes simple de tipo 1 La causa más frecuente de encefalitis esporádica Herpes simple de tipo 2 Meningitis en adultos, a veces recurrente (Mollaret) Inmunodeprimidos y niños Varicela-zóster Ataxia aguda (cerebelitis) frecuente Vasculitis Epstein-Barr Inmunocomprometidos Papel en el linfoma cerebral primario Citomegalovirus Inmunocomprometidos Virus del herpes humano de tipos 6 y 7 Convulsiones febriles en niños Inmunocomprometidos Enterovirus Enterovirus 70 Conjuntivitis hemorrágica con encefalitis Enterovirus 71 Enfermedad pie-mano-boca con meningitis, encefalitis de tronco o mielitis Poliovirus Afectación medular asimétrica Coxsackie Meningitis más frecuente Paramixovirus Parotiditis Puede haber parotiditis, orquitis o pancreatitis Sarampión Encefalitis aislada Inmunodeficiencia humana HIV-1 y HIV-2 Transmisión sexual, transfusión sanguínea, madre-feto Encefalopatía con lesiones de la sustancia blanca Inmunodepresión avanzada (recuento de linfocitos CD4 muy bajos) Otros menos frecuentes Influenza, adenovirus, parvovirus B19, coriomeningitis linfocitaria, rubéola Endémicas-epidémicas (arbovirus y otras zoonosis) Flavivirus Virus del Nilo occidental Mundial Mosquitos, garrapatas Afectación medular y ganglios basales Encefalitis por garrapatas Europa del Este y Centroeuropa, Asia Garrapatas (Ixodes spp.) Encefalitis, parálisis flácida Encefalitis japonesa Asia Mosquitos (Culex) Afectación medular y ganglios basales Dengue Nueva Guinea, Filipinas, Hawái Mosquitos (Aedes aegypti) Fiebre y hemorragias. Encefalopatía, encefalitis Togavirus Encefalitis equina occidental, oriental y venezolana América, humanos y caballos Mosquitos Bunyavirus Virus de la Toscana Cuenca mediterránea Mosquitos (Phlebotomus spp.) Más frecuentemente, meningitis aséptica Mosquitos (Phlebotomus spp.) Coltivirus Fiebre por garrapatas del Colorado Norteamérica Rabdovirus Virus de la rabia Diversos vectores no artrópodos (perros, murciélagos, etc.) Mundial Henipavirus Virus Nipah Murciélagos Malasia, Bangladesh Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1371 CAPÍTULO 173 Infecciones del sistema nervioso central © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. el período neonatal el 80% de los casos es debido al VHS-2, que se asocia con el herpes genital y que es consecuencia del paso a través de un canal del parto infectado.Alrededor de un tercio de los casos de encefalitis herpética por el VHS-1 ocurren en menores de 20 años y son consecuencia de una primoinfección, mientras que el resto de los casos son debidos a una reactivación vírica. El 60%-80% de los adultos son seropositivos para el VHS-1, consecuencia de una primoinfección previa en la juventud, generalmente una gingivoestomatitis o un sín- drome similar a la mononucleosis. La primoinfección se transmite por contacto con secreciones respiratorias y saliva. La encefalitis ocurre en todas las épocas del año y afecta a ambos sexos, sin que se hayan detectado factores de riesgo predisponentes, y no es transmisible. El virus penetra a través de la mucosa oral u ocular (y a través de la genital en el caso del VHS-2) y es transportado retrógradamente a través de axones sensitivos al ganglio trigeminal o a los ganglios raquídeos, el tronco cerebral o el cerebro, donde permanece latente por largos períodos de tiempo hasta que se reactiva, dando lugar a la encefalitis. Cuadro clínico y diagnóstico Incluye alteración de la consciencia (95%), fiebre (90%), cefalea (80%), cambios de personalidad (80%), crisis epilépticas (60%) y focalidad neurológica (afasia, hemiparesia y otros; 40%). Aproximadamente el 75% de los pacientes presentan un EEG anormal, incluyendo un enlentecimiento de la actividad, bien difuso o focalizado a regiones temporales, o descargas periódicas lateralizadas. Aunque no hay un patrón EEG exclusivo de esta entidad, la presencia de alteraciones focales frontotemporales en un contexto clínico adecuado es altamente sugestiva de encefalitis herpética(fig. 173-4). El LCR muestra una pleocitosis linfocitaria (entre 200 y 500 célu- las/mm3 habitualmente), con un incremento de proteínas y valores normales de glucorraquia (puede estar moderadamente descendida en el 5% de los casos). El recuento celular es normal en un 5% de los pacientes (más frecuente en inmunodeprimidos), y existe un predo- minio polinuclear en menos del 2% de los casos confirmados, por lo que su presencia debe orientar hacia otras etiologías. La RM muestra alteraciones en más del 90% de los pacientes, fundamentalmente hiperintensidades, uni- o bilaterales, en el lóbulo frontal y el temporal, que se extienden hacia la ínsula (v. fig. 173-4). Con frecuencia hay un componente hemorrágico. Si es muy precoz, la RM puede ser normal, pero siempre muestra alteraciones a partir de las 48 h del inicio de los síntomas. La RM por difusión es útil para analizar la eficacia del tratamiento y para determinar el momento de finalizar el tratamiento, pues se ha observado que el aumento de señal en la difu- sión desaparece a los 4 días de síntomas con un tratamiento efectivo, aunque persistan señales anormales en las secuencias convencionales. El diagnóstico etiológico se basa en la detección del genoma vírico en el LCR mediante PCR, que ha suplantado a la biopsia cerebral como TABLA 173-9 Posible agente infeccioso vírico en las encefalitis según el cuadro neurológico asociado Presentación clínica Virus implicado Ataxia cerebelosa VVZ (niños), EBV, parotiditis, encefalitis de San Luis Parkinsonismo Encefalitis de San Luis, encefalitis japonesa, virus del Nilo occidental Parálisis de pares craneales VHS, EBV Demencia HIV Parálisis flácida de tipo poliomielitis Virus del Nilo occidental, encefalitis japonesa, encefalitis por garrapatas, enterovirus (enterovirus 71, virus de Coxsackie, poliovirus) Rombencefalitis VHS, virus del Nilo occidental, enterovirus 71 EBV: virus de Epstein-Barr; VHS: virus del herpes simple; VVZ: virus de la varicela-zóster. Figura - Paciente con encefalitis herpética. Obsérvense la actividad periódica en el electroencefalograma (flechas) y la lesión hiperintensa (asterisco) afectando al lóbulo temporal en la RM craneal (secuencia T2). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1372 SECCIÓN XII Neurología medio diagnóstico de elección. Su especificidad y su sensibilidad son superiores al 95%, aunque puede ser negativa en las primeras 72 h de la enfermedad o con punciones muy traumáticas. Tratamiento El tratamiento de elección en la actualidad es el aciclovir intravenoso, en dosis de 10 mg/kg de peso cada 8 h, durante 10-21 días. Reciente- mente se ha descubierto que las recidivas de la enfermedad, así como las evoluciones tórpidas, están en relación con la aparición de anticuerpos frente a un receptor de glutamato, el NMDA, por lo que en tales casos puede ser necesaria la inmunoterapia. Encefalitis esporádicas por otros virus El virus de la varicela-zóster produce también una encefalitis que sigue tres patrones clínicos diferentes, dependiendo de la localización del virus durante su reactivación y del modo en que fue transportado al SNC. La diseminación hematógena da lugar a una vasculitis de grandes o de pequeños vasos. La de grandes vasos ocasiona la aparición de infartos isquémicos o hemorrágicos en el territorio de la arteria afecta; sucede semanas o meses tras la aparición de un herpes zóster en la región trigeminal (herpes zóster oftálmico) en pacientes inmunocompetentes. La vasculitis de pequeños vasos cursa con pequeñas lesiones isquémicas, hemorrágicas o desmielinizantes en las zonas de interfase entre la sus- tancia gris y la blanca; ocurre casi exclusivamente en inmunodeprimidos y con frecuencia sin lesión cutánea precedente (zóster sine herpete). Finalmente, la encefalitis puede presentarse en forma de una periven- triculitis como resultado de una diseminación vírica ventricular, o de lesiones isquémicas o desmielinizantes en la región periventricular; se presenta como una encefalitis con o sin hidrocefalia en pacientes inmunocomprometidos. El LCR muestra una pleocitosis moderada (∼100 células/mm3), con aumento de proteínas y glucorraquia normal. El diagnóstico se basa en la detección del genoma vírico mediante PCR en el LCR, así como en la demostración de IgM frente al virus en el LCR o de un aumento del título de anticuerpos específicos en el LCR. La incidencia de esta encefalitis se ha estimado en 1-2 individuos por cada 10.000 casos de varicela. El riesgo anual de reactivación del virus del zóster se incrementa con la edad y con los estados de inmunodepresión, como la infección por el HIV. Aunque no existen ensayos aleatorizados y controlados para su tratamiento, se emplea aciclovir intravenoso (10 mg/kg de peso cada 8 h) durante 14-21 días. En los casos de arteritis se suelen emplear además corticoides. Otro virus del grupo herpes, el citomegalovirus, produce encefalitis en pacientes inmunodeprimidos, particularmente coinfectados por el HIV. Para su tratamiento se emplea ganciclovir intravenoso, 5 mg/12 h, durante 2 semanas, seguido por una dosis de mantenimiento de 5 mg/ kg de peso al día. Algunos autores recomiendan asociar foscarnet. Aunque el valaciclovir oral tiene una excelente biodisponibilidad, no existen estudios que avalen su uso en este contexto. Los enterovirus son responsables del 10%-20% de las encefalitis en las que se identifica un agente etiológico y del 70%-80% de los casos de meningitis aséptica. Son virus RNA, transmitidos por la ruta fecal-oral, y de ellos los más probables causantes de encefalitis son los virus ECHO (6, 9 y 18) y los virus de Coxsackie (A9, B2 y B5). Su clasificación taxonómica se ha modificado recientemente en cuatro grupos (A-D). Habitualmente causan una enfermedad benigna, aunque en pacientes con agammaglobulinemia la infección puede ser grave. Recientemente se identificó a los enterovirus 71 como una infección emergente en niños a nivel mundial, con importantes epidemias en Taiwán y otros países del sudeste asiático y, más recientemente, en EE. UU. Producen fiebre persistente, herpangina, linfopenia y la enfermedad boca-mano- pie. Puede cursar con complicaciones hemorrágicas cardiopulmonares y encefalíticas, con afectación del tronco cerebral que suelen ser fatales. Encefalitis endémicas o epidémicas (encefalitis por arbovirus) Los arbovirus son virus transmitidos por artrópodos (arthropod-borne virus), bien mosquitos o garrapatas, que producen un cuadro clínico variado, incluyendo la infección asintomática, el síndrome febril, las fie- bres hemorrágicas, y la meningitis y la encefalitis, a veces acompañadas de parálisis flácida. Son más frecuentes en los meses de verano. Se trata de zoonosis esporádicas o epidémicas, en las que suelen estar involucradas diversas aves y roedores como reservorio, y en las que el hombre se infecta de forma accidental, sin formar parte del ciclo vital. Existen más de 150 especies patógenas para el hombre, divididas en diferentes familias, entre las que destacan los α-virus, los bunyavirus (el virus de la Toscana y otros) y los flavivirus (tabla 173-10). En Europa, las arbovirosis con afectación neurológica más fre- cuentes son la encefalitis transmitida por garrapatas, la infección por el virus de la Toscana y las enfermedades por flavivirus, que incluyen el virus del Nilo occidental. Las migraciones aviares y los viajes hacen que estas infecciones aparezcan en lugares donde no se habían descrito previamente. En España, la única arbovirosis descrita es la infección por el virus de la Toscana. El cuadro clínico neurológico producido por estos virus corres- ponde a una meningitis aséptica o a una encefalitis, y el diagnósticose basa en la serología, particularmente el ELISA, para la detección de IgM e IgG específicas en suero y LCR. El aumento del título de IgG entre la fase aguda y 3 semanas después es diagnóstico. Existe la posibilidad de detección del genoma vírico en LCR en determinados virus. No existe tratamiento específico, y el diagnóstico precoz, la prevención de la picadura y la vacunación para aquellos casos en los que está disponible son los métodos más eficaces para luchar contra estas infecciones. Comentaremos brevemente algunos detalles de los virus más relevantes. Virus de la Toscana Es un virus transmitido por mosquitos cuyo reservorio animal no se conoce. El virus se distribuye por todos los países mediterráneos, incluida España. Da lugar con más frecuencia a una meningitis aséptica de curso benigno en adultos jóvenes y, con menos frecuencia, a una encefalitis. El LCR revela una pleocitosis linfocitaria con hiperproteinorraquia y glucorraquia normal. Encefalitis transmitida por garrapatas Está causada por un flavivirus, una familia que incluye virus trans- mitidos por garrapatas y mosquitos, entre los que se encuentran el del Nilo occidental, el de la encefalitis japonesa o el de San Luis, entre otros. La encefalitis por garrapatas es muy frecuente en Austria, Rusia y otros países del centro y el este de Europa. Se transmite por garrapatas del género Ixodes, el mismo vector involucrado en la enfermedad de Lyme. La actividad de estas garrapatas en Europa comienza en primavera y continúa hasta noviembre. La enfermedad se adquiere, por tanto, en torno al verano, particularmente al practicar actividades recreativas al aire libre. En España no se han descrito casos hasta el momento, aunque esta es una enfermedad que se podría presentar en un viajero procedente de áreas endémicas. La encefalitis aparece tras un período de incubación de 8 días (inter- valo de 4 a 28 días) después de la picadura, la cual pasa desapercibida en un tercio de los casos. La enfermedad sigue un curso bifásico. El LCR muestra una pleocitosis moderada (generalmen- te < 100 células/µL/L), inicialmente de predominio polinuclear y posteriormente linfocitario. El nivel de proteínas está discretamente elevado, y la glucorraquia es normal. Un 20% de los pacientes tie- ne alteraciones en la RM cerebral, habitualmente localizadas en el cerebelo, el tálamo, el caudado y el tronco cerebral. El EEG muestra alteraciones inespecíficas en la mayoría de los pacientes. Algunos pacientes desarrollan una parálisis flácida similar a la poliomielitis, aunque a diferencia de esta tiene preferencia por afectar a los miembros superiores. La serología demuestra la presencia de anticuerpos de tipo IgM e IgG frente al virus en suero obtenido en la fase encefalítica de la enfermedad. No existe tratamiento específico para esta infección. La utilidad de los corticoides no ha sido demostrada. El 5%-10% de los pacientes requerirán ventilación asistida. Existen vacunas que se han empleado con éxito en Austria (tasa de protección > 90%), aunque su efectividad no ha sido demostrada en estudios controlados. https://booksmedicos.org 1373 CAPÍTULO 173 Infecciones del sistema nervioso central © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X II Virus del Nilo occidental (West Nile virus) Se ha descrito la presencia del virus del Nilo occidental asociado a meningoencefalitis en Francia, Portugal y países del Magreb, lo que podría incrementar el riesgo de su aparición esporádica en nuestro entorno. De hecho, en España, se documentó un caso en 2010. Ade- más, ha de tenerse en cuenta en viajeros de zonas endémicas. El virus del Nilo occidental afecta primordialmente a pájaros y se transmite por mosquitos Culex. El hombre y el caballo se infectan ocasionalmente. La infección aparece en primavera y continúa hasta el otoño, coincidiendo con la efervescencia de los mosquitos. La mayor parte de estas infecciones son asintomáticas. Una de cada cinco personas infectadas desarrolla una enfermedad febril leve de tipo gripal que dura 3-6 días, conocida como fiebre del Nilo y que se acompaña de malestar general, cefalea, síntomas gastrointestinales y exantema. Uno de cada 150 presenta afectación neurológica importante en forma de meningitis o encefalitis. El período de incubación es de 2 a 14 días. Aunque la infección aparece en personas sanas, un porcentaje elevado de los pacientes tiene una enfermedad concomitante, y la mayoría está por encima de los 50 años de edad. La meningitis es inespecífica (meningitis aséptica). La encefalitis puede ser focal o difusa, y puede acompañarse de afectación de la motoneurona inferior. Predomina la afección subcortical (la afasia y los cambios de personalidad son, por tanto, infrecuentes), con aparición de síndrome parkinsoniano, mioclonías y temblor. Estas alteraciones son consistentes con la afinidad de este virus por los ganglios de la base, como revelan los hallazgos en la RM craneal. Las crisis son menos frecuentes (5%) que en la encefalitis herpética (40%). El 20%-60% de los pacientes presentan una parálisis aguda y asimétrica en las extremi- dades, secundaria a una afectación de la motoneurona inferior similar a la poliomielitis. El LCR muestra una pleocitosis linfocitaria (en el 40% de los casos inicialmente hay predominio polinuclear) en torno a 200 células/mm3 con elevación moderada de proteínas (∼100 mg/dL) y glucorraquia normal. El diagnóstico se basa en la detección de anticuerpos IgM en el LCR, que tiene una sensibilidad del 80% en la primera muestra. La PCR en el LCR tiene una sensibilidad inferior. No hay una terapia específica para la infección por el virus del Nilo; el manejo del paciente se basa en el tratamiento sintomático. En algunas ocasiones se han empleado inmunoglobulinas intravenosas, pero su eficacia no es conocida. Hay diversas vacunas en desarro- llo, pero actualmente no están disponibles para su uso en humanos. Los pacientes con meningitis se recuperan en días o meses. El pronóstico es peor para los pacientes con encefalitis, cuya mortalidad ronda el 10% y deja secuelas en el 25%. Enfermedades neurológicas causadas por «virus lentos» Clásicamente, las infecciones neurológicas por «virus lentos» se divi- dían en dos grandes grupos: a) las causadas por virus convencionales que, por las características del propio virus o del huésped, provocan una enfermedad crónica de lenta evolución, y b) las encefalopatías espongiformes transmisibles, que no están causadas por un virus, sino por una proteína contagiosa, la proteína priónica o prion, que se des- criben en el capítulo 180, Enfermedad de Alzheimer y otras demencias degenerativas. En el primer grupo se incluyen, además de la panencefalitis esclero- sante subaguda y la leucoencefalopatía multifocal progresiva, el HIV-1, que causa un cuadro de demencia, y el virus HTLV-1 causante de paraparesia espástica progresiva en áreas tropicales del Caribe y América del Sur, así como en Japón. Panencefalitis esclerosante subaguda (enfermedad de van Bogaert) Concepto y etiología Está causada por el virus del sarampión, que, después de la infección sistémica típica, persiste durante años en el SNC y después destruye las neuronas y las células gliales. Afecta tanto a la sustancia blanca como a la corteza, y se observan infiltrados inflamatorios perivasculares e intraparenquimatosos. Las células infectadas tienen cuerpos nucleares de inclusión formados por agregados de virus. El virus también puede causar una encefalitis convencional durante la fase aguda (exantema- tosa) de la enfermedad en los niños, generalmente al cabo de 1 semana del inicio de los síntomas. TABLA 173-10 Principales arbovirus que producen enfermedad neurológica en el ser humano Arbovirus Aislado por primera vez en Distribución Vector Hospedador Enfermedad Flavivirus Encefalitis por garrapatas Rusia, 1937 Europa, Asia Garrapatas (Ixodes
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