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Senos venosos cerebrales Seno cavernoso Vena facial Vena yugular externa Vena yugular interna Vena braquiocefálicaVena subclavia Figura 15-19. Venas de la cabeza. fácil acceso para análisis o cateterismo del territorio ve- noso. 15.6.3.3. Venas de la cabeza (Fig. 15-19) La sangre que riega el sistema nervioso central es recogi- da en unos grandes colectores venosos situados en la parte externa del cerebro, que se denominan senos venosos supe- rior, recto y transverso. Éstos, junto con las venas menín- geas, forman la vena yugular interna. Dicha vena se hace extracraneal y recoge además la sangre de la cara, y después desciende por el cuello para acabar formando junto con la vena subclavia la vena braquiocefálica. Existen anastomosis venosas entre las venas de la cara y las venas intracraneales, sobre todo en la zona cutánea que rodea la nariz, cuyas venas drenan en un colector venoso intracraneal denomina- do seno cavernoso. Por eso, las infecciones cutáneas de esta zona se pueden diseminar a la región intracraneal con el riesgo de aparición de una meningitis. La sangre de la región cutánea del cuello es recogida por una vena de pequeño calibre denominada vena yugular externa que drena en la subclavia. Esta vena, aunque poco importante en cuanto a flujo, es muy superficial y fácilmente abordable para la infusión de líquidos. 15.6.3.4. Venas del territorio esplácnico (Fig. 15-20) La sangre procedente de las vísceras abdominales del aparato digestivo es recogida por las venas correspondien- tes, que tienen la misma denominación que las arterias ya explicadas (mesentérica superior, mesentérica inferior y gástrica). Sin embargo, no drenan en la cava inferior, sino que se juntan en una gran vena que se dirige hacia el hígado (vena porta). La vena porta también recibe la sangre de la vena esplénica que procede del páncreas y del bazo. Una vez alcanzado el hígado, la vena porta se subdivide en numerosas ramas que riegan los capilares hepáticos. De esta forma, las sustancias recogidas en el tubo digestivo pasan por los sinusoides hepáticos antes de incorporarse a la circulación general. Dado que la vena porta lleva sangre con un bajo contenido en oxígeno, se requiere además una arteria con sangre oxigenada para la supervivencia de las células hepáticas. Ésta es una función de la arteria hepáti- ca, de manera que los capilares hepáticos tienen un doble aporte de sangre en su extremo arterial. Su extremo venoso está constituido por las venas centrolobulillares, que al confluir forman las venas suprahepáticas. Estas últimas drenan en la vena cava inferior. 15.6.3.5. Formación de la vena cava inferior La vena cava inferior se forma por la unión de las gran- des venas ilíacas procedentes de las extremidades inferio- res. En su trayecto hacia la aurícula derecha, la cava inferior recibe la sangre de la región posterior del abdomen a través de las venas lumbares, la procedente de las gónadas a través de las venas respectivas (venas ováricas o espermá- ticas), la procedente de los riñones a través de las venas renales y la procedente de las vísceras digestivas y del hígado a través de las venas suprahepáticas. 15.6.3.6. Venas de las extremidades inferiores (Fig. 15-21) Al igual que pasa en la extremidad superior, existe un doble sistema venoso. Las venas del sistema profundo acompañan a las arterias y reciben el mismo nombre que éstas: venas tibiales y peronea, vena poplítea, y venas femorales superficial y profunda. El sistema venoso super- ficial recoge la sangre de la zona subcutánea, tiene múltiples Parte IV. Intercambio gaseoso y circulación 361
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