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Módulo 1 
Filosofía Antigua 
 
1 
 
 
Aristóteles. El conocimiento. 
Ética, política y metafísica 
Aristóteles nació en Estagira en el año .384 a. de C. A los 18 años entra en 
la Academia como discípulo de Platón, al lado del cual permanece durante 
20 años hasta la muerte del maestro. Parte entonces al Asia Menor, donde 
con otros compañeros funda una escuela semejante a la Academia. 
Durante tres años permanece en Assos, ciudad en la que se había radicado, 
y luego vive en Mitilene. En el 342 a. de C. marcha a la corte macedónica 
para encargarse de la educación del hijo de Filipo, rey de Macedonia, 
Alejandro Magno. Cuando Alejandro asume el reinado Aristóteles regresa a 
Atenas y funda una escuela, el Liceo. 
La escuela se convierte, con el tiempo, en un centro de investigación 
científica. Todas las ramas del saber de la época son cultivadas en ella. Allí 
se estudia filosofía, historia, física, matemáticas, lingüística, ciencias 
naturales, política, etc. Luego de 12 años de intensa actividad Aristóteles se 
va de Atenas, y al año siguiente (322) muere en la ciudad de Calicis. en la 
isla de Eubea, a los 62 años de edad. 
El conocimiento 
Aristóteles sigue la línea de pensamiento iniciada por Sócrates, que 
culmina en la filosofía de Platón. Sin embargo hay diferencias muy 
marcadas entre el pensamiento de este último y la concepción aristotélica. 
Platón tratará de darle una respuesta satisfactoria a la antinomia entre lo 
uno y lo múltiple, el ser y el devenir, planteada por Parménides pero no 
resuelta por él. El ideal científico de Platón - común a casi todos los griegos 
- lo llevara a buscar un saber perfecto y acabado, universal y objetivo. Para 
ello separa, en primer lugar, la razón de los sentidos. Solo la primera puede 
darnos conocimientos verdaderos. Luego coloca la idea, el ser, fuera del 
devenir y se desentiende de este porque lo considera ilusorio. Todos sus 
intentos por conciliar esas dos realidades serán vanos. El mundo inteligible 
acabará por convertirse en la única realidad, y el mundo sensible quedara 
reducido a una mera apariencia, la sombra confusa del primero. Ya no 
habrá en Platón dos realidades, el mundo es uno solo: el cosmos noeticós. 
De este modo la contradicción entre lo uno y lo múltiple quedara 
aparentemente resuelta en favor del primer extremo, suprimiendo 
simplemente al segundo. Pero esta solución, que de algún modo ya 
Parménides había logrado, traerá aparejados una serie de problemas. El ser 
 
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de Parménides es efectivamente uno e indivisible. El mundo ideal de 
Platón, en cambio, estará compuesto por una pluralidad de seres: las ideas. 
Casi podría decirse que en el mismo seno del cosmos noeticós la dicotomía 
entre lo uno y lo múltiple vuelve a plantearse y a quedar sin solución. 
Aristóteles intentará resolver el problema. y para ello, en vista de las 
dificultades que se derivan de suponer la existencia de una realidad 
absolutamente inteligible, lo primero que hará será rechazar la separación 
entre las ideas y las cosas. Pues comprende que no solo no se puede 
explicar la realidad del mundo natural a partir de ideas que están fuera de 
él, sino que tampoco se halla solución alguna para la antinomia entre lo 
uno y lo múltiple en el orden lógico - ideal del mundo platónico. Por otra 
parte, Aristóteles considera que una ciencia como la filosofía tiene por 
objeto encontrar la razón de los fenómenos que acaecen en el mundo 
sensible, por lo tanto tiene que buscar esa razón en el interior de las cosas 
mismas y no en un supuesto mundo ideal que, aunque satisfactorio para el 
pensamiento, no logra explicar ni el movimiento ni los cambios de la 
naturaleza. Ya hemos visto que poco puede servir un mundo inteligible, por 
más perfecto que pueda ser, si con ello no podemos lograr un 
conocimiento de las cosas tal como son. Aristóteles, como ya el mismo 
Platón lo había visto, se da cuenta que es imposible sentar las bases de una 
ciencia del devenir a partir de una teoría de las ideas. El devenir no puede 
ser objeto de conocimiento, puesto que pasa constantemente del ser al no 
ser y viceversa. Cuando queremos conocer algo ese algo ya no es. Desde 
este punto de vista es lógico suponer, como lo hizo Platón, que la filosofía, 
como ciencia de la realidad, debe buscar la verdad en un orden ideal. La 
verdadera realidad. que debe ser permanente y estable, no puede estar en 
las cosas del mundo natural. Sin embargo, Aristóteles, aún sin desconocer 
la importancia del orden ideal, advierte la necesidad de que ese orden 
debe formar un todo indivisible con el orden sensible. Pues las cosas de 
este mundo están y existen. Es más, son los individuos compuestos de 
materia y forma los que constituyen la verdadera realidad, y no las ideas 
platónicas. "La realidad - dice Aristóteles - en el sentido primero, riguroso y 
verdadero de este término, es lo que no es ni predicable de un sujeto, ni 
presente en él, por ejemplo, un hombre o un caballo particulares" (Metaf. 
XII,8) .Y quien esto afirma no puede conformarse con una doctrina que 
hace de las sustancias, los entes reales, algo distinto de lo que son las 
cosas. Las sustancias no pueden ser ideas, como lo sostiene Platón, deben 
ser las cosas mismas. La realidad concreta es, en suma, el individuo. 
Pero el individuo no puede ser objeto de ciencia. Puedo tocarlo, verlo, 
oírlo, etc., pero no puedo inteligirlo. ¿Cómo explicar racionalmente aquello 
que tan solo puedo aprehender sensiblemente? ¿Hay algo en el individuo 
que sea inteligible? ¿Podemos hallar en cada cosa algo que nos permita 
adquirir un conocimiento universal, estable y necesario? ¿Podemos, 
hablando en otros términos, tener un conocimiento verdadero, capaz de 
 
3 
 
satisfacer plenamente a la inteligencia, a partir del conocimiento de los 
individuos? Para que esto fuese posible sería necesario que en cada cosa, 
en cada sustancia particular, hubiese algo susceptible de ser aprehendido 
intelectualmente. Algo semejante a las ideas de Platón, pero no separado 
de las cosas sino en el interior de ellas mismas. Ese algo debe ser lo que 
hace que cada cosa sea lo que es y no otra distinta. Es lo que hace que el 
hombre sea hombre y no árbol. Platón diría que ese "algo" es la Idea de 
Hombre., idea que existe separada en el mundo ideal. Pero Aristóteles no 
acepta esto. La idea, que es la esencia de cada cosa, debe estar en ellas y 
no en otro mundo. Ahora bien, las cosas son muchas. No hay un sólo 
hombre, sino una multiplicidad de ellos. Esto quiere decir que la esencia 
debe ser común a todos los hombres. Algo que estando en cada uno no es, 
sin embargo, patrimonio exclusivo de cada uno. Si es así, la esencia ya no 
puede ser el individuo. Por lo tanto no puede ser captada por los sentidos, 
puesto que estos solo aprehenden lo individual. Pues si la esencia as 
común a un conjunto de individuos debe ser algo general, o, si se prefiere, 
universal en relación a la particularidad de cada sujeto. Evidentemente, la 
esencia no es algo empíricamente observable. Pero esto no significa que 
estemos imposibilitados de aprehenderla. 
La inteligencia puede captarla y conocerla y con ello dar la base para la 
ciencia. La ciencia nos permite saber lo que las cosas son en sí mismas. El 
conocimiento sensible, ya lo hemos visto, solo nos permite conocer un 
aspecto de la realidad: los individuos particulares. El conocimiento 
intelectual, científico, nos lleva hasta las esencias universales. Ahora bien, 
cuál de los órdenes, el sensible o el inteligible, constituyen la verdadera 
realidad. Ninguno de los dos por separado. Los individuos son las 
sustancias primeras, las causas de los cambios y acciones (como el 
crecimiento, la reproducción, el movimiento local, etc.) que se observan en 
el mundo corpóreo. Son, podríamos decir, el acto mismo de ser. Pero "los 
individuos son lo que son por las esencias, llamadas también "sustancias 
segundas”. Estas son aquello que hace ser a cada individuo de una 
determinada forma y node otra. Esa forma, que lo determina como 
hombre, perro, caballo, etc., es específica, es decir, común a todos los 
individuos de una misma especie. A la vez, las sustancias segundas y las 
sustancias primeras, las especies y los individuos que las componen, 
constituyen una sola y única realidad. No hay individuo que no pertenezca 
a una especie determinada y no hay especie sin individuos actualmente 
existentes. 
La esencia, por ser universal, es lo que nosotros conocemos 
intelectualmente. Lo que conocemos 1o conocemos en y por su esencia. 
También podemos definir a la esencia, o sea, expresarla verbalmente por 
medio de una proposición. Definir es decir 1o que una cosa es, como 
cuando de "hombre" decimos que es un animal racional. Con esta 
 
4 
 
expresión hacemos explícito el concepto de hombre, o sea, la 
representación intelectual que tenemos de su esencia. Estas 
representaciones intelectuales de las esencias son también universales y 
son la base sobre la cual se estructuran las ciencias. 
Ahora bien, ¿cómo adquirimos los conceptos por medio de los que nos 
representamos la esencia. de las cosas? En primer lugar, debemos 
diferenciar dos procesos paralelos: uno de orden gnoseológico, al que 
llamamos abstracción, y otro de orden lógico, denominado razonamiento. 
Acotemos que por medio de la abstracción aprehendemos la esencia de las 
cosas, que en el plano lógico se traduce en la formulación de definiciones, 
leyes generales y raciocinios. Aristóteles dice, a este respecto, "... que 
aquello de que se posee ciencia estricta no puede ser de otra manera de 
como se conoce (por lo tanto) tiene que ser forzosamente algo necesario 
todo aquello que conocemos con saber apodíctico. Y es apodíctico aquel 
saber que se da como resultado de una demostración. Por eso es la 
demostración un proceso racional por medio del cual se deduce 
(silogísticamente) algo de cosas necesarias" (Anal. post. A;4). Ahora bien, 
las " cosas necesarias" son las esencias y sin el conocimiento de estas no 
sería posible hacer deducciones apodícticas, puesto que para concluir 
apodícticamente es necesario partir de premisas apodícticas. Demostrar es, 
valga la expresión, hacer ver lo que se quiere fundamentar en su 
fundamento mismo, es decir, en su esencia. Mostrar la esencia de Sócrates 
en Sócrates es deducir apodícticamente que: si todo hombre es racional y 
Sócrates es hombre, entonces Sócrates es racional. 
Pero ¿cómo se dan, antes de razonar, las esencias en nuestro 
entendimiento? resolver esta cuestión es decisivo si se quiere fundar una 
ciencia sobre bases necesarias. Y con ello nos introducimos en el problema 
del origen del conocimiento. Para Platón el conocimiento de las esencias se 
lograba recordando lo que habíamos visto en el mundo inteligible. El suyo 
era un conocimiento a priori, es decir, anterior a la experiencia. Pero 
Aristóteles, que considera que las esencias están en las cosas singulares, no 
va a recurrir a la reminiscencia para explicar el conocimiento, puesto que 
nada hay que recordar ya que el mundo inteligible no existe. Además, "el 
universal (la esencia) se nos da siempre a partir de las cosas singulares" 
(Eth. Nic.Z,12), o sea que para conocer debemos partir de la percepción 
sensible, o sea de la experiencia. Pero la experiencia no nos brinda el 
conocimiento de la esencia, sino simplemente imágenes sensibles de las 
cosas. Aristóteles va a explicar el proceso por medio del cual nos formamos 
las imágenes de los objetos del siguiente modo: a partir de las sensaciones 
que provienen de los cinco sentidos específicos (vista, oído, olfato, tacto y 
gusto, la mente, gracias al concurso de un sexto sentido llamado sentido 
común, forma una imagen del objeto. Esta imagen no desaparece al 
terminar la excitación producida por los estímulos sensoriales, sino que 
 
5 
 
permanece en nuestra conciencia, Este tipo de conocimiento es común al 
hombre y a los animales, ya que estos también tienen percepciones 
sensibles. Para el hombre las imágenes del sentido común constituyen solo 
una parte del conocimiento, su nivel inferior, puesto que las imágenes no 
son todavía la representación de las esencias. Es necesaria la intervención 
de una facultad específica del hombre para captarlas: el intelecto. Este es 
el que va a abstraer, a capturar. por decirlo así, lo que hay de inteligible en 
las imágenes sensibles. Ahora bien, el intelecto (o entendimiento) cumple 
dos funciones: por una parte forma representaciones muy generales, que 
son el resultado de imágenes sucesivas que se tienen luego de haber 
percibido muchos objetos semejantes. 
.Podemos, por ejemplo, tener la representación de lo que es una casa en 
general luego de haber percibido varias casas particulares. A esta 
representación, que es algo así como una imagen desdibujada, nos la 
representamos por medio de una función del entendimiento: el intelecto 
pasivo. En este intelecto el sentido común ha "impreso", valga la expresión, 
la forma de la imagen sensible. Pero esta representación no es todavía el 
concepto universal por medio del cual nos representaríamos la esencia de 
casa. El conocimiento que nos brinda el intelecto pasivo es en potencia la 
idea de la cosa. Para que esa esencia sea conocida en acto por el 
entendimiento es menester la intervención del intelecto agente o activo. 
Este, según palabras del mismo Aristóteles, actúa como la luz, que hace 
visibles los colores que no se ven en la oscuridad. El entendimiento agente 
actualiza, hace efectiva, la esencia ideal, el concepto, que estaba 
potencialmente en la representación del intelecto pasivo. Podemos decir 
que la representación que se da en este último es como la materia prima 
del conocimiento, que necesita de una forma determinante capaz de 
actualizarlo, de hacerlo verdadero conocimiento universal. El intelecto 
agente es el que ordena, con la forma esencial, la materia prima aún 
indeterminada de la representación del intelecto pasivo, así como nosotros 
ordenamos, mediante la forma de las palabras, la materia con la que las 
componemos, es decir, las letras. 
 
 
La metafísica 
Sustancia y accidente. Las categorías 
del ser. 
 
6 
 
"Hay Una ciencia que estudia al ser en tanto que ser y las condiciones que 
le son intrínsecas por sí mismo. Ella no se identifica con ninguna de las que 
tienen un objeto particular de estudio, porque ninguna de ellas estudia al 
ser en tanto que ser". Con estas palabras comienza Aristóteles el libro IV de 
la "Metafísica". Y con ellas nos introduce en el tema central de la filosofía 
especulativa: el estudio del Ser, de sus métodos y de las causas primeras. 
Pero, ¿qué es el Ser? Esta pregunta, a la que se le han dado diversas 
respuestas (ninguna de ellas definitiva) nos introduce en el problema 
crucial de la metafísica aristotélica. Veamos en qué términos plantea 
Aristóteles la cuestión: 
"La palabra "ser" se emplea de distintos modos... por una parte significa la 
esencia y la existencia individual; por la otra, la calidad, la cantidad y cada 
uno de los atributos (o accidentes) de especie semejante. Pero, aun 
empleando la palabra "ser" con tantos significados, es evidente que la 
esencia es el ser primero entre todos estos, como que manifiesta la 
sustancia. En efecto, cuando queremos expresar una cualidad de un ser 
determinado decimos, por ejemplo, bueno o malo (pero) cuando 
queremos expresar la esencia no decimos blanco o caliente o de tres 
codos, sino, por ejemplo, hombre o Dios. Las otras determinaciones se 
llaman "seres" porque ellas son las cantidades o las cualidades o las 
afecciones o algo semejante, del ser así considerado (...). Ninguna de ellas 
existe naturalmente de por sí ni puede (existir) separada de la sustancia 
(...). Más bien parecen seres porque hay un sujeto determinado en el que 
ellas son y este es la sustancia o el individuo (...). En efecto, sin él no puede 
decirse bueno o sentado (o algo parecido). Es claro, entonces, que solo por 
medio de aquello (que es lasustancia) puede existir cada uno de estos. De 
manera que la sustancia será el primer ser, y no cualquier ser, sino el Ser 
simplemente. Luego, en muchos sentidos se dice el primero; sin embargo, 
la sustancia es primera entre todos por el concepto, por el conocimiento y 
por el tiempo. Ninguno de los otros predicamentos puede existir 
separadamente sino únicamente en ella. Y es primera por el concepto o 
porque es necesario que el concepto de sustancia sea inherente al de cada 
cosa. Y cuando sabemos que es una cosa, solo entonces, sobre todo, 
creemos saber cada cosa... más bien que cuando sabemos cual, cuando y 
donde, pues también de estas cosas conocemos cada una cuando sabemos 
qué es la cantidad o la cualidad, etc. Y por ello, antes, ahora y siempre, la 
investigación y el problema: ¿qué es el Ser? equivale a esto: ¿qué es la 
sustancia?" ( Metaf. VII, 1). 
Las palabras de Aristóteles nos han llevado al punto crítico del asunto que 
nos ocupa: determinar qué es la sustancia y sus atributos esenciales 
(categorías). 
Hemos visto en el capítulo anterior, que las sustancias son, en primer lugar, 
los individuos. Pero también hemos señalado que la esencia es la sustancia. 
 
7 
 
Ahora bien, para Aristóteles el termino "sustancia" tiene otras 
significaciones, aparte de las ya indicadas. "En efecto - nos dice - parece ser 
sustancia de cada cosa la esencia, lo universal (el concepto), el genero, y, 
en cuarto lugar, el sujeto. El sujeto es aquello de lo cual se predican los 
otros (accidentes); en cambio él no se predica nunca de otro... Por eso es 
necesario determinarlo en primer lugar, pues el sujeto parece ser la 
sustancia primera por excelencia"(Metaf.VII,3). 
Es importante explicar el último sentido del termino "sustancia" indicado 
por Aristóteles. Dice, en el texto, que la sustancia es el sujeto. Este puede 
ser, por una parte, el sujeto lógico, en tanto cumple la función de sujeto en 
los juicios. Pero también el sujeto es la sustancia real, efectivamente 
existente, en el plano ontológico. En tal caso la sustancia es el soporte (el 
sujeto individual y concreto) en el cual se dan realmente los accidentes. 
Estos últimos no tienen un ser propio, independiente de la sustancia en la 
que existen. Así, el color blanco no puede existir separado de la pared que 
colorea, por ejemplo (aclaremos que no estamos refiriéndonos a la pintura 
blanca con que se ha pintado la pared en cuestión, sino de lo blanco en 
tanto que cualidad de un determinado ser, o, si se prefiere, de la blancura 
de esta cosa que se llama pared). Lo blanco - o la blancura - que para 
Platón era, en cierto modo, un ser real (una idea) en el mundo inteligible, 
es decir, una sustancia, para Aristóteles no es de ninguna manera. Esto se 
debe a que la "blancura" no es ni un individuo, una sustancia primera, ni es 
tampoco una esencia, es decir, una sustancia segunda. La "blancura'', así 
como otras cualidades semejantes, necesita de un sujeto sustancial que le 
sirva de soporte para poder existir efectivamente. Aristóteles llama 
"accidente" a este modo de ser que necesita de otro para poder ser. Pues 
el accidente tiene la característica de no ser en sí sino en otro, que es el 
sujeto en el cual existe, desaparecido el cual desaparece también él. Si se 
despinta una pared no por eso va a dejar de ser pared; pero si se destruye 
el color del que estaba pintada, ese color dejará de existir en ella. Lo mismo 
podemos decir del que, estando sentado, deja de estarlo al pararse. El 
"estar sentado" o el "estar parado" es un estado de un sujeto cualquiera 
que, por el hecho de estar en una u otra posición, no dejara de ser lo que 
es (aun cuando ambas posiciones no puedan ser lo que son, sino en tanto 
que posiciones de un sujeto determinado), No existen por sí mismos, ni el 
"estar parado", ni el "ser blanco", ni el "ser petiso", ni el "ser grande", ni el 
"ser muchos", etc., etc. Para que sean, es necesario que exista algo con 
capacidad para soportarlos, un substrato, es decir, un sujeto o sustancia 
primera. Pero, ¿ significa esto que las sustancias individuales, los sujetos 
reales, pueden existir sin los accidentes?. 
Las categorías 
 
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Un hombre no dejará de ser lo que es por el hecho de no estar sentado o 
no tener los ojos azules o no tener pelos en la cabeza. Pero esto no quiere 
decir que ese hombre pueda existir absolutamente sin ningún rasgo 
accidental que lo caracterice. Es cierto que una determinada cosa, por 
ejemplo una silla, existe aun cuando la posición o lugar que ocupa se 
modifique. Pues es accidental que esté en la galería, la cocina o en 
cualquier otro sitio. No va a dejar de ser silla aunque se la cambie de lugar 
permanentemente. Pero ¿podría existir sin ocupar alguna posición en el 
espacio? naturalmente, no. Para el caso del hombre vale el mismo ejemplo. 
Del hecho que pueda no estar ni sentado ni parado no se infiere que pueda 
no estar en posición alguna. Si existe tiene que estar en alguna posición, 
debe ocupar un lugar en el espacio puesto que no puede existir fuera de él. 
También es accidental que se lave los dientes a la noche (podría lavárselos 
a la mañana); lo que no podría hacer es lavárselos fuera del tiempo. Lo que 
haga debe hacerlo en el tiempo, su modo real de ser exige que así sea. Es 
accidental, del mismo modo, que algo sea grande, pequeño o mediano. 
Una cacerola de juguete, no por el hecho de ser pequeña deja de ser 
cacerola. El ser pequeña es un accidente de la cacerola, la que no significa 
que una cacerola cualquiera pueda existir sin tener ningún tamaño. Para 
ser (y por ser) de un modo real debe tener una magnitud. De lo dicho se 
desprende que las cosas son de algún modo en la realidad. La experiencia 
nos muestra a las sustancias siendo de varias maneras determinadas. No 
podríamos pensarlas ni imaginarlas si no existieran de algún modo. Estos 
modos de ser de las sustancias reciben el nombre de "categorías". Las 
categorías resultan, así - como correctamente lo observa Mondolfo - 
elementos y condiciones necesarias al modo de concebir a lo real como 
real; si faltase alguno de estos elementos, faltaría la realidad del ser 
concebido. 
Las categorías consideradas desde un punto de vista lógico son los géneros 
supremos, por lo cual Aristóteles afirma que "de las palabras expresadas 
fuera del nexo del discurso, cada una significa o la sustancia, o la cantidad o 
la calidad o la relación o el donde o el cuándo o la situación o el hábito o la 
actividad o la pasividad. Sustancia es, por ejemplo, hombre, caballo; 
cantidad: dos o tres codos; calidad, blanco, gramático; cantidad: doble, 
medio, mayor; el dónde: en el Liceo, en la plaza; el cuándo: ayer, el año 
pasado; situación: yace, está sentado; hábito: está calzado, está armado; 
actividad: corta, quema; pasividad: es quemado, es cortado. (Categ., 4,1). 
En los juicios se predica del sujeto una cualidad o un estado, etc., es decir, 
que se lo incluye o no en uno de los géneros supremos que es cada 
categoría. Por ejemplo al decir: la puerta es blanca: sujeto "puerta", 
cualidad "blanca". 
La sustancia, desde el punto de vista lógico, también puede predicarse, 
como cuando decimos de Juan que es hombre. Se predica de Juan su 
 
9 
 
esencia o sustancia segunda, que es la primera de las categorías 
enumeradas en la lista de Aristóteles. Sin embargo, las sustancias primeras, 
los individuos efectivamente existentes, no pueden ser considerados, 
ontológicamente, como una categoría más, puesto que el individuo 
sustancial no es un modo de ser de alguna cosa, sino que es la cosa misma. 
Las categorías, por lo tanto, deben ser consideradas como los atributos de 
la sustancia. Son los accidentes en un sentido absoluto y genérico. Son 
aquellos de los que ninguna sustancia individual pueden prescindir, ya que 
sin ellos ningún ser sustancial puede existir. Estos géneros supremos 
constituyen el objeto formal de las ciencias particulares, "... porque 
ninguna de éstas considera al ser en cuanto serde manera universal, sino 
que, recortando una cierta parte, consideran de este (el ser o sustancia) los 
accidentes, como por ejemplo, entre otras ciencias, las matemáticas" (Mth, 
IV,l). 
Con las categorías quedan puestas las bases para una ciencia de lo 
accidental, que le permitirá a Aristóteles lograr una comprensión racional 
del ser en el devenir. Pero no le bastará con esto; para explicar el cambio y 
las modificaciones constantes de los seres tendrá que precisar dos 
modalidades (o estados) del ser en movimiento: el acto y la potencia. 
Ser en acto y ser en potencia. 
Observando a las sustancias individuales comprobamos que ellas son las 
que cambian y actúan en la naturaleza. Ellas son el principio de los cambios 
y modificaciones que se producen en los seres. Una semilla, por ejemplo, 
es energía, un acto de ser. Pero la semilla no es aún la planta plenamente 
desarrollada. Sin embargo hay en ella una planta en potencia. Se puede 
decir que el acto de ser (o ser en acto) de la semilla "coexiste" con la 
potencia que en ella hay para ser planta (con el ser en potencia de la planta 
que alguna vez ha de ser). De esto se desprende que los seres existen 
pasando constantemente del acto a la potencia y viceversa. Cuando un ser 
esta en acto no es todavía 1o que está en potencia de ser. Una semilla, por 
ejemplo, no es aún una planta. Sin embargo podemos afirmar que la 
semilla es en acto y en potencia en la medida que está siendo, es decir, 
moviéndose dinámicamente, modificándose en su estructura interna, en 
cuanto que germen de la planta que tiende a realizarse (actualizarse) como 
planta. 
Todos los seres del mundo sensible son una "composición" de potencia y 
acto. Esto se debe a que las sustancias - tal como las concibe Aristóteles - 
no son ideas simples e inmutables sustraídas al devenir, como lo pensaba 
Platón. Sustancias son cada uno de los individuos que componen el mundo 
físico, sujetos a modificaciones y cambios que son la consecuencia de su 
 
10 
 
propio movimiento interno. Este movimiento no podría explicarse sin 
recurrir a las nociones de ser en acto y ser potencia. Si las sustancias fueran 
seres simples, como las ideas de Platón o el Ser de Parménides, el 
problema del movimiento como cambio interno cualitativo no tiene 
sentido. Pero es otra la cuestión cuando los seres son las cosas del mundo 
natural, que no son simples ni indivisibles ni inmutables. Antes bien, la 
experiencia misma nos muestra cómo cada uno de esos seres aparecen y 
desaparecen, cómo se generan y se corrompen, cómo se construyen y se 
destruyen. La idea de una casa, por Ej., es inmutable, al fin de cuentas no 
es más que una idea. Y si se tratase de una idea platónica, subsistente, ni 
que decir tiene que será imperturbable. Pero una casa real, de piedras, 
ladrillos y arena necesita ser construida para ser una casa. También se la 
puede destruir, puede dejar de ser una casa para pasar a ser otra cosa; un 
montón de escombros, por ejemplo. 
Las cosas, y más aún los seres vivos, cambian permanentemente. Y no se 
puede decir, como lo hacía Platón, que las cosas de este mundo son la 
sombra de las ideas incorruptibles del Topos Uranos porque la verdadera 
realidad es inmutable. No; las cosas, las sustancias primeras, los individuos 
son reales. Pero no son simples, no son meras ideas. En ellas hay, quién 
puede negarlo, una esencia; es más: son esa esencia y por esa esencia. Esa 
esencia, ciertamente, es inalterable, puesto que es el acto de ser más 
perfecto. Pero, las sustancias individuales no son solamente su esencia, ya 
que los individuos no son la especie. Los individuos como todas las cosas 
compuestas, de alguna manera, participan del no - ser. Siempre, de algún 
modo, hay en ellos algo que aún no es pero que puede ser, que está en 
potencia de ser. Ese "algo", que busca, por así decirlo, "adquirir" una forma 
determinada porque en sí mismo no lo posee, es la materia. 
Los individuos son seres compuestos de materia y forma. Esta es la razón 
por la que cambian. La forma por sí misma es inalterable ( se trata de la 
forma inteligible, de la esencia inmaterial de las cosas, no de la forma 
física) ya que es universal y específica. Lo que cambia es la materia, que si 
bien es común a todos los seres compuestos, no posee por sí misma forma 
alguna. Ella es en potencia cualquier cosa, porque puede adquirir cualquier 
forma. Es un no- ser en acto todavía. La materia es una posibilidad de ser. 
Solamente cuando esa posibilidad se realiza - en cualquier orden- hay acto, 
y en consecuencia hay ser. Por eso la materia es potencia; porque "busca" 
,una forma para realizarse; mientras que la forma, que es la que determina 
a la materia, es acto, pues en ella y solo en ella se realiza la potencialidad 
de ser de la materia. 
Hemos dicho que la potencia es no ser algo todavía. Pero para que algo no 
sea aún, es necesario que haya un ser que todavía no es ese algo. Un 
hombre que está en potencia de ser sabio tiene que ser en acto ignorante. 
Un niño es en potencia un hombre maduro; pero no sería hombre maduro 
 
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en potencia si no fuese a la vez niño en acto, Esto significa que el acto es 
siempre anterior a la potencia (nada hay en potencia que no sea potencia 
de un acto). 
Materia y forma 
La potencia y el acto permiten explicar cómo cambian las cosas. La materia 
y la forma permiten entender cómo están compuestas. Sendas nociones 
son correlativas: pues hay un paralelo entre la forma y el acto, y la materia 
y la potencia. Lo que hay de actual en la sustancia es la forma; el elemento 
potencial es la materia. Hay una materia que es común a todos los seres 
compuestos: es la materia prima. Pero también hay una materia individual, 
propia de cada sustancia en particular. Esta materia individualizada posee 
ya una forma: la forma del individuo, y es la materia segunda (signada y 
cuantificada). 
La materia prima es el substrato común del que proceden todas las cosas 
del mundo corpóreo. "Respecto a la sustancia material - dice Aristóteles - 
no debe pasar desapercibido que... una misma materia es principio de 
todas las cosas engendradas" (Metaf. VII,3). Esta materia es, en cierto 
modo, la sustancia, puesto que forma parte de todos los sujetos y es lo que 
permanece por debajo de los cambios. Por eso Aristóteles afirma que la 
sustancia es el sujeto que, desde cierto punto de vista, es sujeto en 
potencia (llamo materia a aquello que no es algo determinado en acto, sino 
solamente en potencia...) (Metaf. VIII,l). Para que algo cambie algo debe 
permanecer. "Pues si el cambio se produce de un contrario a otro (de joven 
a viejo, por Ej.), es necesario que haya algo subyacente que cambie en el 
pasaje de un contrario a otro, pues lo que cambia no son los contrarios 
mismos. Lo que cambia queda, mientras que el contrario no permanece; y 
por eso (es necesario) un tercer término además de los contrarios, o sea, la 
materia" (Metaf., XII,2). 
De lo expuesto se desprende que la materia es indeterminada en sí misma; 
pues ella cambia al adquirir nuevas formas. Por eso es pura potencia, ya 
que necesita de una forma para determinarse. En sí misma, como es lógico 
suponer, es indefinible, puesto que solo podemos definir lo que está 
determinado. Por otra parte, no es perceptible por los sentidos (percibimos 
a los individuos que ya tienen una forma propia). Sólo podemos concebirla 
deduciéndola por analogía a partir de los cambios que observamos en el 
mundo corpóreo. Su indeterminación la hace ininteligible ya que si fuera 
inteligible en sí misma debería tener una forma. La única materia 
inteligible, según Aristóte1es, es aquella que existe ciertamente en las 
cosas sensibles, pero no en cuanto son sensibles, como las (propiedades) 
matemáticas" (Metaf. VII110). Esto se explica de un modo muy sencillo: la 
materia sensible de un círculo de bronce es el bronce o cualquier otra 
 
12 
 
materia de la que esté hecho. La materia inteligible, en cambio, es el 
mismo círculo material,es decir, el bronce con la forma de círculo. No se 
puede percibir ni imaginar la materia por sí misma; la percibimos ya con 
una forma y no podríamos imaginarla sin ella. De aquí que Aristóteles 
afirme que la materia inteligible es la que está en los seres sensibles, pero 
no en tanto que sensibles sino en tanto que determinados por una forma 
inteligible que los hace ser lo que son. En otras palabras, la materia es 
inteligible sólo y por cuanto posee una forma inteligible que la determina 
de un modo y no de otro. De esto se saca que "la materia por sí misma es 
incognoscible" (Cfr. op. cit.) y por ello no se puede afirmar que la materia 
prima (indiferenciada y pura potencia) es inteligible. La materia prima no 
puede existir sin una forma. 
La forma es lo que limita y determina a los seres compuestos. Es lo que los 
hace ser lo que son. Pues las cosas no son lo que son por su materia sino 
por su esencia, es decir, por su forma sustancial. Esta forma sustancial 
considerada en sí misma, se asemeja mucho a la idea de la cosa. Platón 
llamó "eidos" (o idea) a esas formas sustanciales y las ubicó en el mundo 
inteligible. Para él las ideas eran las únicas sustancias. Aristóteles no acepta 
esto. Para Aristóteles la sustancia es el sujeto primero. Y "el sujeto 
primero" es en un sentido, la materia (como sujeto de los cambios); en 
otro, la forma, y en tercer lugar el conjunto de la materia y la forma" 
(Metaf. VII,3). Ahora bien, el sujeto es lo que es en virtud de la forma. Se 
puede decir, entonces, que la materia es aquello de lo que está hecho algo, 
mientras que la forma es aquello por lo cual algo es lo que es. 
El par de conceptos materia - forma, que nos sirve para explicar cómo 
están compuestas las sustancias tiene otras connotaciones. Ya vimos que 
está en estrecha relación con los conceptos de acto y potencia que nos 
permiten comprender el cambio de los seres inmersos en el devenir. Pero, 
además de esto último, dichos conceptos también están ligados a otra 
cuestión de suma importancia en el pensamiento aristotélico: las causas 
del ser. 
 
Las causas del ser 
El aporte más importante de Aristóteles a la doctrina de las causas es la 
clasificación de ellas en cuatro tipos. Estas causas son denominadas: causa 
material, que explica de qué están hechas las cosas; causa formal, que 
explica qué es la cosas; causa eficiente, que explica cómo se hace la cosa ( 
si es producto artificial) y la causa final, que explica para qué es la cosa. Así 
nos lo dice en el siguiente texto: "... la palabra causa se usa en cuatro 
 
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sentidos, uno de los cuales es que consideramos como causa la sustancia 
(segunda) y la esencia (la forma) .... otro, la materia y el substrato( causa 
material) ; un tercero, aquel de donde proviene el principio de movimiento 
(causa eficiente); un cuarto la causa opuesta a esta, o sea el fin y el bien 
(causa final) 11 (Metaf., 1,3). Aclaremos esto con un ejemplo del mismo 
Aristóteles:" ¿ Cuál es la causa del hombre con materia?, ¿ no es quizás el 
menstruo? Y, ¿cuál es la causa eficiente? ¿no es acaso la esperma? Y, ¿cuál 
es como forma? la esencia. ¿Cuál como fin?, la finalidad del hombre. 
Quizás estas dos últimas son la misma cosa" (Metaf., VIII,4). Las cuatro 
causas: formal, material, eficiente y final se pueden reducir a dos: la formal 
y la material. Esto se debe a que la causa eficiente y final son de algún 
modo la causa formal: la final es aquello para lo que la cosa es, o sea su 
esencia, y la causa eficiente primera de toda cosa es su propia forma. 
La causa primera o acto puro 
El conjunto de todos los seres existentes componen el universo 
aristotélico. En el están inmersos los seres vivientes y los no vivientes, 
todos ellos compuestos de materia y forma y, por ende, corruptibles y 
perecederos. También están las sustancias del mundo celeste, los astros, 
compuestos de materia y forma, a los que Aristóteles considera eternos e 
incorruptible. Este universo es finito y está ordenado causalmente. Esto 
quiere decir que todos los seres existentes en él tienen una causa que los 
produce o genera, que es la causa eficiente. Pero esta serie de causas no 
puede, según Aristóteles, remontarse al infinito. Si así fuese no habría una 
causa primera y, en cierto sentido, tampoco habría causa de nada. Esta 
causa primera debe ser perfecta y, por lo tanto, eterna e incorruptible. 
Siendo así, tampoco puede estar inmersa en el devenir, es decir, sujeta a 
los cambios propios de los seres compuestos. En consecuencia, dicha cansa 
debe ser una Forma Pura sin materia, que también es Acto Puro sin 
potencia. Es llamada por Aristóteles Motor Inmóvil o Dios. Este Motor es 
Inmóvil, porque nada hay en él de potencia. Es Dios porque es una 
inteligencia pura que se tiene a sí misma por objeto. "Se piensa, pues, a sí 
mismo, porque él es lo más óptimo, y su pensamiento es pensamiento del 
pensamiento... y así está él siendo acto del pensamiento que se piensa a sí 
mismo eternamente" (Metaf., XII,9). 
Ética y política 
La ética de Aristóteles de denomina eudemonista porque la vida del 
hombre se orienta hacia la felicidad, o sea, la eudaimonía. La felicidad no 
es otra que la realización de la propia esencia racional. Esto quiere decir 
que las virtudes más importantes son aquellas que le permiten al ser 
humano realizarse como ser racional. Estas virtudes se denominan 
 
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dianoéticas, y entre ellas se encuentra la sabiduría. Las virtudes llamadas 
éticas son las que el hombre necesita para convivir en sociedad. Son 
hábitos que le permiten realizarse como ser social. Estas virtudes éticas son 
consideradas por Aristóteles como el justo medio entre dos vicios: uno por 
defecto y el otro por exceso. Así la generosidad será el justo medio virtuoso 
entre la avaricia y el despilfarro. La misma doctrina del justo medio es 
aplicada a otras virtudes éticas. La ética aristotélica es intelectualista, esto 
significa que la racionalidad es una condición del sujeto moral. Dicha 
racionalidad es prudencial y le permite al hombre tomar decisiones justas y 
prudentes. La ética es producto de la educación. El hombre distingue lo 
bueno de lo malo porque es un ser inteligente, y puede elegir entre lo uno 
o lo otro porque es un ser libre. Esto lo hace responsable de sus actos. 
La política de Aristóteles se encuentra expuesta en su obra del mismo 
nombre. El hombre es considerado un animal político. Esto significa que 
fuera del estado y la sociedad o no existe o es un monstruo. En tal sentido 
se puede decir que el ser humano nada es fuera del estado y que el estado 
es condición de su ser. Esto implica que el estado es estructuralmente 
anterior al hombre. Lo que no significa que en el transcurso del tiempo el 
estado sea anterior al individuo. 
El individuo y otras formas de organización social son anteriores al estado 
dado que han existido antes que él. Pero son anteriores en el mismo 
sentido en que un niño es anterior al hombre plenamente desarrollado. 
Con esto se quiere decir que el hombre está estructuralmente 
condicionado a organizarse en sociedad bajo la forma del estado. El de 
Aristóteles no es un estado ideal, como en Platón. No está dado de 
antemano sino que se tiende hacia él como hacia una causa final. Aunque 
el hombre en su desarrollo haya pasado por distintas etapas su fin es 
organizarse definitivamente como estado. Además el estado aristotélico es 
gobernado de distintas formas. No como en Platón en quien la estructura 
del estado es fija. Las formas de gobierno descriptas por Aristóteles son el 
resultado de una investigación exhaustiva de un gran número de 
constituciones de estados existentes. 
Estas formas son seis. Tres de ellas consideradas perfectas y tres 
imperfectas o corruptas. Las tres formas perfectas son: monarquía, 
aristocracia y república ( o democracia) y las tres corruptas son: tiranía, 
oligarquía y demagogia. La monarquía es el gobierno de uno solo en 
beneficio de la sociedad; la aristocracia es el gobiernode los mejores en 
beneficio del pueblo y la república ( o democracia) es el gobierno de la 
mayoría en beneficio de todos. La tiranía también es el gobierno de uno 
solo pero en beneficio del mismo tirano y no de la comunidad. La forma 
corrupta de la aristocracia es la oligarquía, es decir el gobierno de unos 
pocos en beneficio de sí mismos y la demagogia es el gobierno de la plebe 
en beneficio de quienes detentan esporádicamente el poder. 
 
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La concepción de Aristóteles admite la esclavitud y considera que existen 
esclavos por naturaleza y esclavos por otras condiciones. Los primeros han 
nacido para obedecer, mientras que los segundos son convertidos en 
esclavos por distintos motivos. Eso sucedía con los prisioneros de guerra. 
La concepción esclavista de Aristóteles solo es entendible en una sociedad 
en la que la mano de obra productiva era en su mayoría esclava. Lo que no 
justifica la esclavitud. Por otra parte hay que señalar que los argumentos 
de Aristóteles para explicar la existencia de esclavos por naturaleza carece 
de sustentación. Las mujeres carecen de la condición de ciudadanas. Los 
niños y los ancianos son ciudadanos a medias. Los primeros porque por su 
edad no participan todavía del gobierno y los segundos porque han dejado 
ya de participar.

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