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corazón durante el periodo de eyección rápida ventricular aumenta la capacidad auricular y aspira sangre hacia el interior de las mismas. Al comienzo de la relajación ven- tricular las válvulas auriculoventriculares permanecen cerradas, por lo que la presión auricular aumenta y, al abrirse, la sangre fluye hacia el ventrículo, apareciendo una caída transitoria de la presión; estos cambios son res- ponsables de las ondas v e y, respectivamente. La Figura 39.2 muestra que la onda a precede ligera- mente al primer ruido cardíaco, mientras que la onda c lo sigue, y la onda v alcanza su máximo poco después del segundo ruido cardíaco. Además, las dos ondas negativas se corresponden, respectivamente, con la sístole (x) y la diástole ventricular (y). De ahí la importancia de evaluar el pulso yugular al mismo tiempo que se auscultan con el estetoscopio los ruidos cardíacos o se realiza el electrocar- diograma. PRESIÓN VENOSA. EFECTO DE LA GRAVEDAD La presión (P) que existe en el interior de un vaso es la suma de dos componentes: la presión hidrostática (Ph), determinada por la altura de la columna sanguínea, y la presión dinámica (Pd), que depende del flujo sanguíneo (P = Ph + Pd). Además, las paredes venosas están sometidas a la presión que sobre ellas ejercen los tejidos que las rode- an, en particular, la contracción de la musculatura esque- lética. La presión venosa puede medirse directamente introduciendo un catéter en la vena correspondiente y la presión venosa central cateterizando la aurícula derecha. La presión y el volumen de la sangre venosa varían según el territorio corporal y la postura del individuo. Para comprender mejor los cambios producidos, consideramos que la aurícula derecha es el punto hidrostático indiferente con respecto a la gravedad (la Ph no varía sea cual sea la posición del cuerpo), ya que el corazón bombea hacia las arterias toda la sangre que se acumula en este punto. Al ponerse en pie el individuo, al valor de la Ph se suma a las presiones venosas (0.77 mm Hg por cada centímetro de altu- ra de la columna sanguínea). Es decir, la presión en el inte- rior de las venas disminuirá o aumentará en 0.77 mm Hg, respectivamente, dependiendo de si las venas se encuentran 1 cm por encima o por debajo del corazón (Fig. 39.3). A nivel supradiafragmático, la presión venosa des- ciende progresivamente alcanzando valores negativos, es decir, subatmosféricos (–1.3 kPa o –10 mm Hg) en el seno sagital. Sin embargo, el diámetro de las venas intracranea- les no se modifica, ya que se encuentran incluidas en la estructura rígida de la duramadre. Esta presión subatmos- férica facilita la aspiración de aire si se seccionan los senos de la duramadre (por un traumatismo, neurocirugía) y la aparición de una embolia gaseosa. En la base del cuello la presión venosa es de 0 kPa (0 mm Hg) por lo que las F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A V E N O S O 531 Contracción a b c x v b y 21 3 Llenado ECG PY FCG Vaciado Figura 39.2. Correlación entre el electrocardiograma (ECG), el pulso yugular (PY) y el fonocardiograma (FCG) durante el ciclo cardíaco. Dado que se registra el pulso yugular, la actividad mecánica (contracción, llenado, vaciado) hace referencia al corazón derecho. (kPa) Presión arterial Presión venosa 8-9.3 12-13.3 24 -1 -1.3 0 0 4.7 12 -0.57 a -1.3 Figura 39.3. Presiones arterial y venosa a distintos niveles del cuerpo en una persona que se encuentra en posición erecta. Obsérvense las diferencias a nivel del corazón, la cabeza y las extremidades superiores.
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