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Presión y flujo en las arterias 
 
Dr. Fernando D. Saraví 
 
El sistema arterial sistémico cumple dos funciones principales, a saber: 
1) Distribuir la sangre bombeada por el ventrículo izquierdo a los órganos según sus necesidades. 
2) Convertir el flujo intermitente del corazón en un flujo esencialmente continuo en los capilares. 
La primera función, de distribución, depende de la anatomía del sistema arterial y de la regulación 
vasomotora central y local. La conversión del flujo discontinuo (intermitente) en continuo depende de las 
propiedades mecánicas de las arterias y de su contenido, es decir, del volumen de sangre presente en el 
sistema arterial. Debe notarse que el flujo en las arterias, si bien es continuo, se caracteriza por ser además 
pulsátil: la presión y el caudal arteriales varían instante a instante en forma periódica, constituyendo 
fenómenos ondulatorios. Por esta razón es necesario revisar brevemente algunos conceptos básicos sobre 
ondas periódicas. 
 
ONDAS MECÁNICAS 
Una onda es una perturbación por la cual se transmite energía sin que necesariamente se acompañe de 
transporte de masa; en general, pueden ser electromagnéticas o mecánicas. Las ondas que interesan aquí son 
de tipo mecánico. Una onda mecánica puede ser un fenómeno aislado (singular) o repetitivo. Un caso 
particular de ondas repetitivas son las ondas periódicas, en las que se produce oscilación de un cuerpo en 
torno de un punto de reposo. 
 En el caso más sencillo, las ondas periódicas pueden describirse como un movimiento armónico 
simple (MAS). Considérese, en el campo gravitatorio, una masa unida a un elástico ideal (sin viscosidad), 
el cual es estirado y soltado (Fig. 1, A). El cuerpo se desplazará hacia arriba hasta que la atracción 
gravitatoria exceda la fuerza de retracción elástica. En este punto, el cuerpo desciende, pero sobrepasa su 
posición de reposo y estira el resorte hasta que la fuerza elástica excede a la gravitatoria. En este punto el 
cuerpo se eleva nuevamente y repite el ciclo. En ausencia de viscosidad, el ciclo se repetirá 
indefinidamente. El desplazamiento puede graficarse en función de la distancia o del tiempo (Fig. 1, B y 
C). 
 En ambos casos, el 
desplazamiento corresponde a una 
onda sinusoidal o senoidal, 
simétrica en torno a una posición de 
reposo. La amplitud de la onda es el 
máximo desplazamiento en un 
sentido con respecto a la posición de 
reposo. La longitud de la onda λ 
(lambda, metros) es la distancia entre 
dos puntos sucesivos que tengan 
igual amplitud y fase (Fig. 1, B). 
 El período T de la onda 
(segundos) es el intervalo que 
transcurre entre dos puntos sucesivos 
con igual amplitud y fase (Fig. 1, C). 
La inversa del período corresponde a 
la frecuencia f. Así: 
 
Frecuencia f = 1/T. 
Velocidad de la onda v = λ/Τ = λ.f 
 
La amplitud del movimiento oscilatorio armónico puede describirse como el desplazamiento en el 
eje y de la proyección de un vector que gira con velocidad angular constante ω (omega, en radián/s). El 
ángulo α barrido en un tiempo t corresponde al producto ω.t (Fig. 2). El valor en y es proporcional al seno 
de α. De allí que la onda correspondiente se denomine sinusoidal o senoidal. El ángulo barrido en un ciclo 
completo corresponde a 2 π radianes (360º); Fig. 1, B. 
2 π radianes
Fig. 1: Movimiento armónico simple. 
Posgrado-00
Sello
Presión y flujo arteriales 
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2
Para analizar ondas periódicas que no son senoidales, es necesario descomponerlas en sus 
componentes senoidales (ondas armónicas simples) mediante un método conocido como análisis de 
Fourier. 
 
PRESIÓN ARTERIAL MEDIA DINÁMICA 
La presión arterial oscila con el ciclo cardíaco, de modo que puede 
determinarse una presión arterial máxima (sistólica, Ps) y una presión 
arterial mínima (diastólica Pm). La presión del pulso o diferencial 
corresponde simplemente a la diferencia entre la presión sistólica y la 
diastólica: 
 
Pp = Ps – Pm 
 
La presión arterial media dinámica (Pmd) es la integral de 
la presión en el tiempo, que corresponde a la diferencia de presión que 
daría igual caudal que el observado si se mantuviera constante 
durante todo el ciclo cardíaco. El valor de la Pmd depende de la 
presión sistólica y de la presión diastólica, pero también de la forma 
de la onda. Cuando la onda es simétrica (como una sinusoidal) la 
Pmd corresponde a la semisuma de la presión sistólica y la diastólica, 
o, dicho de otro modo, a la presión diastólica más la mitad de la diferencial. Esto se cumple 
aproximadamente en la aorta de los individuos jóvenes. 
En las arterias menores, en general la Pmd es menor que la mencionada semisuma. Por ejemplo, en 
la arteria braquial, donde habitualmente se mide la presión arterial (Fig. 3), la Pmd corresponde 
aproximadamente a la presión diastólica más 
un tercio de la diferencial: 
 
Pmd = Pm + Pp/3 
 (arteria braquial) 
 
O igualmente: 
 
Pmd = (Ps + 2. Pm)/3 
 
 No obstante, cuando la frecuencia 
cardíaca es elevada, la Pmd braquial se 
aproxima a la semisuma de Ps y Pm, porque 
cambia la forma de la onda de pulso. 
La Pmd es inversamente proporcional a 
la distensibilidad del sistema arterial y 
directamente proporcional al volumen de 
sangre medio contenido en las arterias. Cuanto 
más distensible sea el sistema, o menos 
volumen contenga, menor será la Pmd 
El volumen medio de sangre presente 
en el sistema arterial depende de la diferencia 
entre el volumen que ingresa al sistema 
arterial en la unidad de tiempo (gasto cardíaco, 
Qc, producto del volumen sistólico y la 
frecuencia cardíaca) y el que egresa por 
escurrimiento periférico hacia los capilares 
(Qp). Si el cociente Qc/Qp fuese constante e 
igual a uno, la presión arterial se mantendría 
constante y no habría pulsatilidad. Por su parte, Qp depende inversamente de la resistencia periférica total 
(Qp α 1/RPT). Así puede decirse que: 
 
Fig. 3: Onda de presión de la arteria braquial. Se 
indican la presión sistólica, diastólica, media y 
diferencial. La presión media es aquella que 
cierra un rectángulo cuya área es igual a la que 
queda bajo la curva de presión. La superficie 
sombreada de gris claro por encima de la presión 
media es igual a las superficies grises claras por 
debajo de la presión media. 
Fig. 2: Movimiento 
armónico simple. 
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3
Pmd = Qc . RPT 
 
Esta, desde luego, es la ecuación que corresponde al cálculo de la presión según la ley de Poiseuille. 
La Pmd aumentará toda vez que el caudal de entrada Qc sea mayor que el caudal escurrido, Qp. La 
variación de presión media producida por una diferencia entre ambos caudales depende directamente del 
valor de la diferencia e inversamente de la distensibilidad volumétrica Cv: 
 
ΔPmd = (Qc-Qp)/Cv 
 
 
PULSATILIDAD DE LA PRESIÓN Y EL FLUJO ARTERIALES 
En cada sístole, el ventrículo propulsa un volumen de sangre hacia la aorta, creando ondas de flujo y de 
presión. La onda de presión se propaga por las paredes arteriales con una velocidad mucho mayor que el 
flujo. La velocidad máxima de la sangre en un individuo en reposo es de aproximadamente 100 cm/s. Por 
otra parte, la onda de presión se propaga con una velocidad de 4 a 7 m/s. 
La velocidad de propagación de la onda de pulso, c, puede calcularse a partir de cualquiera de las 
siguientes ecuaciones: 
 
c = [S/(δ.Cs)]-2 
 
c = [σ.h/(δ.D)]-2 
 
En estas ecuaciones S es la sección 
transversal; Cs, la distensibilidad del área de 
sección transversal; D, el diámetro; δ, la densidad 
de la sangre y h, el espesor de la pared. Las ramas 
de la aorta tienen menor sección y diámetro y 
menor distensibilidad que ésta, lo que hace que la 
velocidad de la onda de pulso aumente en las 
arterias periféricas (también aumenta con la edad 
al hacerse menos distensibles las arterias). 
 La forma de la onda de presión varía en las arterias periféricas debido a las propiedades viscosas de 
la sangre y las paredes arteriales,además de la menor distensibilidad de éstas. En la Tabla 1 puede 
observarse que, si bien la 
presión media (Pmd) decae 
desde raíz de la aorta hacia la 
periferia, la presión máxima 
(sistólica) aumenta hacia la 
periferia en comparación con 
la aorta. En la Fig. 4 se 
muestra (para un perro) cómo 
el perfil de la onda de presión 
se modifica con la distancia 
desde la raíz de la aorta. 
Durante cada sístole 
el ventrículo inyecta al 
sistema arterial un volumen 
de sangre mayor que el 
volumen que se escurre hacia 
los capilares en el mismo 
lapso. Por tanto, el volumen 
contenido en el sistema 
arterial aumenta y distiende 
sus paredes. La presión del 
pulso depende directamente 
del volumen sistólico (y de 
Tabla 1: Presiones arteriales máxima, 
media dinámica y mínima en mmHg. 
 Presión 
sistólica 
(Mx) 
Presión 
diastólica
 (Mn) 
Presión 
media 
dinámica 
Aorta torácica 120 88 105 
Aorta 
abdominal 
132 86 103 
Arteria 
femoral 
139 84 102 
Fig. 4: Cambio en la onda de presión arterial con la distancia. 
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la velocidad de eyección) e inversamente de la distensibilidad arterial. Cuando concluye la eyección 
ventricular y se cierra la válvula aórtica, el sistema arterial distendido devuelve la energía elástica 
almacenada, lo cual retarda la caída de la presión causada por el escurrimiento periférico. 
Las arterias cumplen así una función similar a la cámara neumática, o Windkessel, de las viejas 
bombas manuales contra incendios (Fig. 5). El Windkessel es básicamente una cámara llena de aire con un 
émbolo que asciende cuando la bomba expulsa y desciende (por la presión del aire comprimido) cuando la 
bomba deja de expulsar. 
En un Windkessel, la caída de 
presión cuando la bomba no expulsa 
sigue un curso aproximadamente 
exponencial en el tiempo. La 
constante de tiempo τ (tau) es el 
tiempo en que la presión arterial 
decae a e-1 (base de los logaritmos 
naturales; aproximadamente 2,72) de 
su valor al principio de la diástole. El 
valor de e-1 es próximo a 0,37 (37 %). 
En la forma más simple del 
modelo Windkessel, la tasa de caída 
de la presión una vez cerrada la 
válvula aórtica depende sólo de la 
resistencia periférica total RPT y de 
la capacidad del sistema arterial, 
representada por su distensibilidad 
volumétrica Cv: 
 
 
τ = RPT.Cv 
 
Cuanto mayor sea RPT, C, o ambos, la caída de presión durante la diástole será más gradual: 
una mayor RPT demora el escurrimiento periférico y una mayor C permite el almacenamiento transitorio de 
un volumen mayor de sangre en las arterias. Debe insistirse en que este modelo simple es una 
aproximación, y se han propuesto diversas modificaciones para acercarse más al comportamiento 
observado del sistema arterial. No obstante, el modelo descrito será suficiente aquí. 
 
IMPEDANCIA ARTERIAL 
En el flujo pulsátil, analizar las relaciones entre caudal 
y presión exige emplear el concepto de impedancia 
como una oposición al flujo dependiente de la 
frecuencia. La impedancia se mide en las mismas 
unidades que la resistencia1, pero además del módulo 
exige precisar un ángulo de fase que indica si la onda 
de caudal se adelanta o se retrasa con respecto a la 
onda de presión. El ángulo de fase se expresa en 
radianes; en la Fig. 6 se ilustra un ejemplo de ondas 
retrasadas en π/2 radianes (90º). La impedancia se 
expresa así como la relación (cociente) entre presión y 
caudal, con especificación del ángulo de fase. 
La inercia de la sangre tiende a retrasar la 
onda de caudal con respecto a la onda de presión, 
mientras que la distensibilidad arterial tiende a 
retrasar la onda de presión con respecto a la onda de 
caudal. En un modelo más completo es necesario 
 
1 Estrictamente hablando, la resistencia es un caso particular de impedancia. La resistencia es la impedancia 
que existe cuando la frecuencia es cero, es decir, la presión y el caudal son constantes. 
Fig. 5: Modelo Windkessel del sistema arterial. 
Arriba, eyección; abajo, escurrimiento diastólico. 
Fig. 6: Desfasaje entre ondas senoidales 
(por ej., de caudal y presión). El ángulo de 
fase es aquí de π/2 radianes (90º). 
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incorporar la viscosidad (tanto de la sangre como de las paredes arteriales). Sin embargo, para el análisis 
básico de la pulsatilidad es posible omitir considerar la viscosidad en el análisis. 
 Un problema de las ecuaciones para calcular la impedancia es que se aplican sólo a ondas 
sinusoidales, por lo cual en una onda compleja – como las de presión y flujo arteriales – debe 
descomponerse en sus componentes sinusoidales, llamados armónicos. El valor de impedancia y su ángulo 
de fase puede entonces especificarse para cada armónico. 
Existe un armónico fundamental 
(primer armónico) cuya frecuencia 
corresponde a la frecuencia principal del 
fenómeno en estudio. En el caso que nos 
ocupa, dicha frecuencia corresponde a la 
frecuencia cardíaca. El 2º armónico tiene 
el doble de la frecuencia cardíaca, el 3º el 
triple, etc. Existen infinitos armónicos, 
pero en general la contribución de un 
armónico a la forma precisa de la onda es 
menos importante cuanto mayor es su 
número. En la Fig. 7 se muestra el análisis 
y la reconstitución (síntesis) de una onda 
de presión aórtica empleando solamente 
los diez primeros armónicos. 
Los valores de los armónicos 
primero, segundo, tercero, etc., oscilan con 
respecto a cero. Para obtener los valores 
reales de presión, a los valores 
ondulatorios (pulsátiles) se le suma el 
respectivo armónico cero. El armónico 
cero de presión corresponde a la Pmd, 
mientras que el armónico cero de caudal es 
el caudal medio (gasto cardíaco. El 
cociente entre los armónicos cero de 
presión y caudal corresponde a la 
resistencia, que es responsable por 80 % de la impedancia aórtica (el 20 % restante se debe a los demás 
armónicos). 
 
REFLEXIÓN DE ONDAS EN EL SISTEMA ARTERIAL 
En todos los sitios en que la impedancia varía, se producen reflexiones de las ondas de presión y caudal. 
No obstante, el principal sitio de reflexión es el arbol arterial distal, donde hay muchas ramificaciones en 
breves distancias. Tanto la onda de presión como la onda de caudal se reflejan, pero su efecto sobre el 
caudal y la presión aórticas es diferente. El valor de presión medido en la aorta (Pa) es la suma algebraica 
del valor de la onda de presión anterógrada (Pf) más la reflejada (Pr). La suma de ambas ondas resulta en un 
aumento de la presión aórtica. Con el caudal ocurre lo contrario. El valor del caudal medido es la suma 
algebraica del incidente y el reflejado, pero como ambos tienen sentidos opuestos, el caudal medido se 
reduce. En síntesis, la onda reflejada de caudal reduce el caudal, en tanto que la onda reflejada de presión 
aumenta la presión aórtica (Fig. 8). 
La presión arterial tiende a aumentar con la edad (Fig. 9). Las presiones sistólica, diastólica, media 
y diferencial se incrementan de manera notable durante las primeras dos décadas de la vida. Posteriormente, 
en personas normales la presión media y la diastólica aumentan relativamente poco, pero la presión 
sistólica se incrementa más, especialmente luego de los 50 años. Esto hace que la presión del pulso 
también aumente con la edad. El aumento de la presión sistólica se debe a una gradual pérdida de 
distensibilidad causada por el envejecimiento. La pérdida de distensibilidad se debe a disminución de las 
fibras elásticas y un aumento de la proporción de colágeno en la pared arterial (ver FISIOLOGÍA Y 
BIOFÍSICA DE LOS VASOS SANGUÍNEOS). En casos patológicos, la aterosclerosis puede causar una pérdida 
de distensibilidad todavía más intensa. 
 
Fig. 7: Onda de presión aórtica descompuesta en 
sus armónicos y resintetizada a partir de los diez 
primeros armónicos. Según Ruch y Patton.
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En las personas jóvenessanas, las características de las paredes arteriales hacen que la velocidad de 
la onda reflejada de presión sea relativamente baja. Por esta razón, la onda retrógrada llega a la aorta luego 
del cierre de la válvula sigmoidea (ver CICLO CARDÍACO) y causa un segundo pico de presión aórtica, 
determinando la llamada onda dícrota. Este refuerzo de la presión al principio de la diástole tiene como 
resultado demorar la caída diastólica de la presión aórtica provocada por el escurrimiento periférico (Fig. 
10, izquierda), lo que permite mantener una mejor perfusión de los tejidos, y en particular del propio 
ventrículo izquierdo, ya que el caudal coronario del ventrículo izquierdo alcanza su máximo al principio 
de la diástole. 
 
 
Fig. 9: Aumento de las 
presiones arteriales 
sistólica, diastólica y 
media con la edad. 
Nótese cómo a partir de 
los 50 años, la presión 
sistólica crece 
proporcionalmente más, 
lo que aumenta la 
presión diferencial o del 
pulso. En sujetos norma- 
les, estos cambios se 
deben principalmente a 
modificaciones estructu- 
rales de las paredes 
arteriales. 
Fig. 8: Reflexión de ondas de presión y de caudal. La onda reflejada de presión 
aumenta la presión medida, mientras que la reflexión de una onda de caudal 
disminuye el caudal medido. Según Lausanne Polytechnic Institute. 
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Con el envejecimiento, las arterias se tornan más rígidas, lo cual aumenta la velocidad de la onda de 
pulso, tanto de la que viaja en sentido anterógrado como de la onda reflejada. Al volver más rápido, la onda 
reflejada retorna anticipadamente a la aorta, llegando no al principio de la diástole sino en pleno período 
expulsivo (eyección ventricular), antes de que se cierre la válvula sigmoidea aórtica. En lugar de aumentar 
la presión en la diástole, la onda reflejada se suma al pico de presión sistólica (Fig. 10, derecha). Esto 
aumenta el riesgo de isquemia coronaria porque 1) aumenta la postcarga ventricular y por tanto la 
demanda de O2 y 2) reduce la presión de perfusión coronaria durante la diástole. 
 
VALORES DE PRESIÓN ARTERIAL 
En pacientes ambulatorios, la presión arterial elevada es un problema mucho más frecuente y grave que la 
presión arterial baja. De hecho, el riesgo cardiovascular aumenta con valores crecientes de presión sistólica 
o diastólica. La mejor presión es la más baja que pueda tolerarse sin síntomas de hipoperfusión. 
Por lo antedicho, las sociedades cardiológicas y la Organización Mundial de la Salud no han 
definido valores mínimos de presión arterial, sino límites superiores. En la Tabla 2 se muestran la 
clasificación de las Sociedades Europeas y la Organización Mundial de la Salud, conjuntamente con la 
clasificación americana del Comité Nacional Conjunto sobre Prevención, Detección, Evaluación y 
Tratamiento de la Presión Arterial Elevada (JNC 7). 
 
Tabla 2: Clasificación de la presión arterial normal y elevada. 
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Comité conjunto americano (JNC-
7). HTA, hipertensión arterial. 
 
OMS Presión (mmHg) JNC 7 Presión (mmHg) 
 Sistólica Diastólica Sistólica Diastólica 
Óptima < 120 < 80 Normal < 120 < 80 
Normal 120 a 129 80 a 84 
Normal alta 130 a 139 85 a 89 
Prehipertensión 120 a 139 80 a 89 
HTA Grado 1 140 a 159 90 a 99 HTA Etapa 1 140 a 159 90 a 99 
HTA Grado 2 160 a 179 100 a 109 
HTA Grado 3 180 o más 110 o más 
HTA Etapa 2 160 o más 100 o más 
 
Nótese que la clasificación de la OMS es más detallada, pero en ambos casos se considera que existe 
hipertensión arterial cuando el valor de la presión sistólica es de 140 mmHg o más, cuando el de la 
diastólica es 90 mmHg o más, o ambas cosas. Para clasificar como hipertenso a un paciente, se requiere que 
la presión se encuentre elevada en forma persistente. En la práctica, se requieren al menos dos 
determinaciones en cada una de por lo menos dos visitas en días diferentes. 
 
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DETERMINACIÓN DE LA PRESIÓN ARTERIAL 
La determinación de la presión arterial es un procedimiento clínico de rutina. La medición de la presión 
arterial es técnicamente simple. No obstante, con frecuencia tanto médicos como auxiliares de salud 
cometen errores que tornan poco confiables y reproducibles sus mediciones. Esto es lamentable, pues 
muchas decisiones clínicas dependen del nivel de presión arterial, y pueden ser incorrectas si la presión fue 
mal medida. 
 Existen muchos métodos para determinar la presión arterial, pero no todos ellos son clínicamente 
aplicables. Los que se utilizan rutinariamente se basan todos en colapsar (ocluir) una arteria con un 
brazalete neumático inflable. Luego de ocluída la arteria, el brazalete se desinfla y se determinan los valores 
de presión mediante la detección del pulso, de los ruidos de Korotkoff (ver más abajo) o de variables 
oscilométricas. 
 
Factores que afectan la presión arterial 
Si bien el nivel de la presión arterial es una variable regulada, está sujeta a variaciones que son 
influenciadas por diversos factores, entre ellos la edad, la etnia (raza) y el sexo del paciente. Además, la 
presión arterial muestra una variación circadiana, con valores mínimos durante el sueño, y máximos entre 
las 12 y las 18. 
Idealmente, la determinación debe realizarse en un ambiente silencioso y tranquilo, con el paciente 
relajado y cómodo, con al menos 5 min de reposo. La presión arterial puede ser modificada por hablar 
(hasta 17 mmHg), la temperatura ambiental, el ejercicio, las comidas, consumo de alcohol o tabaco, el 
dolor, el grado de lleno vesical, el estado emocional y, significativamente, por el mismo acto de medirla. 
Algunas personas muestran el fenómeno llamado “hipertensión de guardapolvo blanco”. La 
ansiedad relacionada con el ambiente del consultorio pueden elevar la presión en 30 mmHg o más. Esta 
forma de hipertensión transitoria puede detectarse tomando la presión varias veces con intervalos de 10 a 
15 min. Generalmente los niveles descienden a medida que progresa la visita. En algunos casos, sin 
embargo, se requiere un registro ambulatorio de 24 h para certificar la existencia de esta clase de 
hipertensión reactiva. 
 
Postura del sujeto y posición del brazo 
La presión arterial puede determinarse con la persona acostada, sentada o de pie. Como existen cambios de 
presión asociados con los cambios de postura, conviene estandarizar la posición. En general, la presión 
arterial se mide en el brazo, con la persona sentada. Si se determina en el muslo (arteria poplítea) la 
persona debe estar en decúbito. 
 El plan de referencia cero es por convención la altura de la válvula tricúspide. Para evitar que la 
interposición de una columna de sangre altere el valor medido (en más si la arteria está por debajo del nivel 
de la válvula, y en menos si está por encima) el brazo debe estar a la altura del corazón. Además, el brazo 
debe estar apoyado sobre un plano para evitar el esfuerzo muscular, ya que mantener el brazo horizontal en 
el aire exige una contracción isométrica, que en forma refleja causa una elevación de la presión arterial. 
 Se discute si es mejor tomar la presión en el brazo derecho o izquierdo. La recomendación es 
tomarla en ambos brazos la primera vez. Normalmente no debe existir entre ambos brazos una diferencia 
mayor de 20 mmHg en la presión sistólica o de 10 mmHg en la presión diastólica. Si se detectan tales 
diferencias en tres lecturas consecutivas, el paciente debe ser evaluado por posible patología arterial. De 
igual modo, no deben existir diferencias mayores que las mencionadas entre las arterias braquiales y 
poplíteas (en la coartación de aorta típicamente hay presiones elevadas en las braquiales y bajas en las 
poplíteas). 
 
El brazalete y la cámara neumática 
El brazalete o manguito, inventado en 1896 por Scipione Riva Rocci (1863-1939), está hecho de una tela 
inextensible y se enrolla en torno del brazo (o del muslo), donde se fija, sin apretar, conabrojos (Velcro ®), 
ganchos u otro dispositivo. Dentro del brazalete hay una cámara neumática, generalmente de látex, 
conectada a un tubo que permite llenarla de aire manualmente (pera de goma con válvula) o por un 
dispositivo automático. La cámara neumática está conectada mediante otro tubo a un manómetro en el cual 
se lee el valor de la presión, con una escala en mmHg y a veces también en kPa. 
 El manguito y su cámara deben tener un tamaño proporcional al del miembro donde se realizará la 
determinación, aunque la proporción exacta es todavía tema de debate (Tabla 3). Un brazalete demasiado 
pequeño tiende a sobreestimar la presión arterial, y uno demasiado grande a subestimarla. 
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Existen dos tamaños pediátricos (el mayor de los cuales puede emplearse en adultos delgados) y 
cuatro tamaños para adultos, el mayor de los cuales es apropiado para personas obesas o muy musculosas, y 
para tomar la presión en el muslo. 
 
Tabla 3: Medidas de brazaletes (manguitos) según la circunferencia del brazo 
 
Pacientes Circunferencia del brazo Altura y ancho del brazalete 
Niños pequeños Hasta 17 cm 4 cm x 13 cm 
Niños medianos Hasta 22 cm 10 cm x 18 cm 
Adolescentes y adultos delgados 22 a 26 cm 12 cm x 22 cm 
Adultos promedio y niños obesos 27 a 34 cm 16 cm x 30 cm 
Adultos grandes 35 a 44 cm 16 cm x 36 cm 
Adultos obesos 45 a 52 cm 16 cm x 42 cm 
 
 Según la normativa de la American Heart 
Association de 2005, el brazalete debe guardar la 
siguiente proporción con la circunferencia del 
brazo. Su altura debe tener al menos 40 % 
(preferentemente 46 %) de la circunferencia del 
brazo, y la cámara neumática debe tener un 
ancho que envuelva 80 % de la circunferencia 
del brazo. 
 El brazalete debe colocarse sobre la piel, 
de modo que su borde distal quede 2 ó 3 cm por 
encima del pliegue del codo (Fig. 11). El 
brazalete debe colocarse de modo que los tubos 
para inflar la cámara y para medir la presión 
salgan hacia arriba (en el borde proximal), o, si 
salen hacia abajo, queden detrás del brazo. En 
ambos casos, queda despejada la fosa antecubital. 
 
El manómetro (tensiómetro) 
Los manómetros son instrumentos que permiten determinar diferencias entre una presión de interés y la 
presión atmosférica. La presión arterial siempre se determina con respecto a la presión atmosférica del 
lugar. 
Históricamente el instrumento de referencia para la determinación clínica de la presión arterial es el 
tensiómetro de mercurio, donde se lee directamente la altura de la columna (Fig. 12). El manómetro de 
mercurio ha caído en desuso por varias razones, entre ellas su costo, su relativa fragilidad, y el riesgo 
ambiental de la contaminación por mercurio. La lectura debe realizarse con la vista dirigida 
perpendicularmente a la columna de mercurio, para 
evitar errores de paralaje. 
Los tensiómetros llamados híbridos constan 
de un sensor electrónico de presión. Se emplean 
como un manómetro de mercurio, pero la lectura se 
hace en una pantalla que simula una columna de 
mercurio, o alternativamente muestra un registro 
digital. Una ventaja es que apretando un botón se 
puede almacenar el valor de la presión sistólica y 
diastólica, lo cual evita errores en la determinación. 
 Actualmente se emplean con frecuencia 
tensiómetros aneroides. Estos manómetros poseen 
un fuelle metálico que se deforma con la presión y 
desplaza una aguja a lo largo de una escala graduada 
(Fig. 13). La aguja debe estar en cero antes de que se 
comience a aumentar la presión en la cámara 
neumática. La lectura debe realizarse mirando 
Fig. 11: Posición del brazalete (manguito) para 
determinar la presión arterial. 
Fig. 12: Tensiómetro de mercurio. 
Beevers y col., BMJ 322: 981-985, 2001 
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directamente de frente el dial, para evitar el error de paralaje. Los 
manómetros aneroides se calibran con manómetros de mercurio, y 
su funcionamiento debe verificarse cada 6 meses, pues con el uso 
reiterado tienden a dar lecturas menores que las reales. Si la presión 
medida difiere más de 4 mmHg de la obtenida con el manómetro de 
mercurio, corresponde recalibrar el aneroide (se realiza mediante un 
tornillo). Una cuarta clase de tensiómetros son los 
oscilométricos. Al igual que los anteriores, emplean un brazalete 
con una cámara neumática, que puede colocarse en el brazo o en la 
muñeca, según el modelo. En teoría detectan los desplazamientos de 
la pared arterial que se producen cuando la presión de la cámara se 
encuentra entre las presiones arteriales sistólica y diastólica. Las 
oscilaciones alcanzan el máximo a la presión arterial media (Fig. 
14). 
En las primeras décadas del siglo XX llegaron a emplearse 
bastante, pero luego cayeron en desuso. Esto se debió a que la 
comparación con la medida directa de la presión arterial (con un 
catéter) mostró que las oscilaciones comienzan con valores de 
presión superiores a la verdadera presión sistólica, y además por 
falta de acuerdo sobre cuándo debía leerse la presión diastólica. 
Adicionalmente, la amplitud de las oscilaciones depende no sólo de la presión arterial sino también de la 
elasticidad de la arteria, por lo cual en ancianos con arterias rígidas la presión puede ser subestimada. 
Sin embargo, los manómetros 
oscilométricos fueron reintroducidos en 
la clínica principalmente para la 
determinación automatizada de la 
presión arterial, por ejemplo para la 
medida por parte del propio paciente y 
para el monitoreo ambulatorio de 24 h. 
Las señales de los modernos 
manómetros oscilométricos son 
analizados mediante un algoritmo de 
computación para determinar el valor de 
la presión sistólica y diastólica. El 
programa difiere en los distintos 
aparatos, y los fabricantes no 
proporcionan sus detalles. Los 
manómetros oscilométricos tienen la 
ventaja de ser relativamente 
independientes del operador. Su principal desventaja es que sólo unos pocos de los numerosos modelos 
disponibles han sido clínicamente validados. 
 
La determinación: métodos palpatorio y auscultatorio 
Antes de comenzar a inflar la cámara, el paciente debe estar en las condiciones antes descritas. Debe 
palparse el pulso braquial o radial. La cámara debe insuflarse lo más rápidamente posible, hasta 20 ó 30 
mmHg por encima del valor en el que desaparece el pulso. Luego debe desinflarse a razón de 2 a 3 mmHg, 
o más lentamente si el pulso es arrítmico (por ejemplo, en un paciente con fibrilación auricular). 
El método palpatorio (de Riva Rocci) permite solamente determinar la presión sistólica, que 
corresponde al valor de presión en el cual, al desinflar el manguito, reaparece el pulso arterial. 
En el método auscultatorio (de Korotkoff) se coloca un estetoscopio sobre la piel, distalmente al 
borde inferior del brazalete, en el punto en el que previamente se ha localizado el pulso braquial 
(adyacente al borde interno del bíceps, inmediatamente por encima del pliegue del codo). Si el estetoscopio 
tiene diafragma y campana, es preferible emplear la campana, pues permite escuchar mejor los sonidos 
graves que deben detectarse. Sin embargo, algunos prefieren el diafragma, porque cubre una mayor 
superficie y es más fácil de sostener. 
Fig. 13: Tensiómetro 
aneroide. De Beevers y col., 
BMJ 322: 1043-1047, 2001.
Fig. 14: Oscilometría. La máxima amplitud de la oscila-
ción corresponde a la presión arterial media. Nótese la 
escasa amplitud de las oscilaciones.
Presión y flujo arteriales 
Dr. Fernando D. Saraví 
11
El estetoscopio debe apoyarse sobre la piel en forma firme pero sin ejercer excesiva presión sobre 
la arteria. Es importante que el estetoscopio no toque el brazalete ni los tubos, para evitar sonidos 
parásitos. 
He aquí la descripción del método auscultatorio en 1905 que hizo famoso al cirujano ruso Nicolai 
S. Korotkov (1874-1920): 
 
El manguito de Riva Rocci se coloca en el tercio medio del brazo; la presión dentro del 
manguito se elevarápidamente hasta el completo cese de la circulación por debajo del 
manguito. Entonces, dejando que la altura del mercurio en el manómetro caiga, uno escucha 
sobre la arteria inmediatamente distal al manguito con un estetoscopio pediátrico. Al principio 
no se escucha sonido alguno. Con el descenso del mercurio en el manómetro hasta cierta 
altura, aparecen los primeros ruidos breves; su aparición indica el pasaje de parte de la onda de 
pulso debajo del manguito. Por tanto, la cifra manométrica a la que aparece el primer tono 
corresponde a la presión máxima. Con el descenso adicional del mercurio en el manómtero 
uno escucha los soplos de compresión sistólica, que luego retornan por segunda vez a ruidos. 
Finalmente, desaparecen todos los sonidos. El tiempo del cese de los ruidos indica el pasaje 
libre de la onda del pulso; en otras palabras, al momento de la desaparición de los ruidos la 
presión minima dentro de la arteria predomina sobre la presión del manguito. Por tanto, las 
cifras manométricas en este momento corresponden a la presión arterial mínima. 
 
 
Los ruidos de Korotkov 
Los denominados ruidos de Korotkov son sonidos graves, que aparecen con igual frecuencia que la 
frecuencia cardíaca (Fig. 15) y se dividen en las siguientes fases: 
 
Fase I: La primera aparición de ruidos débiles, netos, que gradualmente aumentan en intensidad durante dos 
o más latidos. El comienzo de la fase I se corresponde con la presión sistólica. 
Fase II: Los ruidos se suavizan y se hacen soplantes. 
Fase III: Los ruidos vuelven a ser netos y a aumentar en intensidad. 
Fase IV: Los ruidos se atenúan en intensidad y pueden volver a hacerse soplantes. 
Fase V: Los ruidos desaparecen. El valor de presión leído en este punto se considera la presión diastólica. 
Fig. 15: Relación de los ruidos de Korotkov con el ritmo cardíaco y la presión arterial. 
Presión y flujo arteriales 
Dr. Fernando D. Saraví 
12
 
 En algunas personas, particularmente en ancianos, puede haber un hiato auscultatorio en el cual 
los ruidos desaparecen entre la fase I ó II y la fase III. Esta es una razón por la cual hay que cerciorarse que 
la presión del manguito es inicialmente 20 ó 30 mmHg mayor que la necesaria para suprimir el pulso 
braquial. El hiato auscultatorio puede desaparecer si se hace elevar el brazo del paciente por un minuto. 
 Una comparación con la medida directa de la presión arterial indica que el método auscultatorio 
tiende a subestimar la presión sistólica y a sobreestimar la presión diastólica. El valor de presión 
manométrica más próximo a la verdadera presión diastólica es aquel en que los ruidos desaparecen, pero en 
situaciones en las que la circulación es rápida los ruidos pueden persistir, atenuados, hasta presiones 
próximas a cero. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en pacientes que acaban de hacer ejercicio, en pacientes 
embarazadas y en pacientes con fístulas arteriovenosas (por ejemplo, para hemodiálisis). En estos casos se 
toma la transición de la fase III a la fase IV (atenuación) como el valor de la presión diastólica. 
 En aproximadamente 40 % de los niños y adultos pueden reconocerse las cinco fases antes 
descritas. En 20 % de los adultos no puede detectarse la fase I (la presión sistólica se determina en la fase 
II), y los niños normales pueden no tener una fase V (la fase IV persiste hasta presión cero). Las fases 
menos constantes son la II y la III. La mayoría de los niños (98%) y los adultos (80 %) presentan las fases I 
y IV. 
 A pesar de su utilidad clínica, el mecanismo exacto de producción de los sonidos de Korotkov se 
desconoce. Una comparación con mediciones ultrasónicas indica que los ruidos de las fases I y III se deben 
al desplazamiento vigoroso de la pared arterial con cada onda de pulso, mientras que en la fase II se 
añaden ondas sonoras causadas por turbulencia de la sangre. En la fase IV ambos fenómenos se atenúan y 
en la fase V se hacen inaudibles. Se han propuesto otras explicaciones. 
 
Errores comunes en la determinación de la presión arterial 
A pesar de ser un método simple y estandarizado, son muy frecuentes los errores en su aplicación. Muchos 
de estos errores se relacionan con la falta de cumplimiento de las condiciones estándar (Tabla 4). Incluso 
cuando la técnica es impecable, pueden persistir errores dependientes del observador, que se clasifican en 
tres categorías: 
1. Error sistemático. Puede deberse a falta de concentración, problemas auditivos, o falta de paralaje. 
El error más frecuente consiste en interpretar mal 
los ruidos de Korotkov, especialmente con respecto 
a la presión diastólica. 
2. Error de redondeo. Es muy frecuente, pero difícil 
de detectar. Se comete cuando se aproxima el valor 
de presión realmente registrado al valor más 
próximo terminado en 0 o en 5 (por ejemplo, se lee 
122 y se escribe 120). 
3. Error de prejuicio. Este error obedece a la 
impresión que el observador tiene de antemano 
sobre la presión del paciente. Por ejemplo, frente a 
valores próximos a los límites superiores normales, 
es más probable que se clasifique como hipertenso 
un paciente obeso o anciano, que uno joven y 
delgado. 
 
Recomendaciones 
Dada la importancia clínica del registro adecuado de la 
presión arterial, cabe formular las siguientes 
recomendaciones: 
1. El ambiente debe ser tranquilo y silencioso. El 
paciente debe haber reposado al menos 5 min y no 
debe hablar durante la determinación. 
2. El brazo debe estar a la altura del corazón, apoyado 
sobre un plano (por ejemplo, una mesa o una 
camilla). 
3. El brazalete debe colocarse con los tubos saliendo 
hacia arriba, en el tercio medio del brazo, dejando 
Tabla 4: Fuentes de error en la 
determinación de la presión arterial 
 
Errores de técnica 
No nivelar el brazo con el corazón o 
dejarlo sin apoyo 
Colocar mal el brazalete 
No ubicar y palpar el pulso mientras 
se infla la cámara. 
No cerciorarse de que el manómetro 
esté en cero antes de insuflar. 
Inflar muy lentamente el manguito 
Desinflar muy rápidamente el 
manguito 
Colocar el estetoscopio entre el 
manguito y la piel 
Comprimir la arteria con el 
estetoscopio 
Reiterar una medición sin haber 
dejado que la presión de la 
cámara decaiga hasta cero. 
 
Errores de observación 
Sistemático 
De redondeo 
Por prejuicio 
Presión y flujo arteriales 
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13
libre la fosa antecubital. De ser posible debe emplearse un brazalete del tamaño ideal para el brazo. 
4. El tensiómetro debe estar en cero antes de comenzar a insuflar la cámara. Debe observarse la 
columna o la pantalla directamente de frente para evitar error de paralaje. 
5. Antes de inflar el manguito debe localizarse el pulso braquial o radial. Mientras se palpa el pulso, 
se eleva la presión de la cámara lo más rápidamente posible, hasta un valor 30 mmHg superior al 
valor en el que desaparece el pulso. 
6. Se coloca suave pero firmemente la campana o el diafragma del estetoscopio donde se palpó el 
pulso braquial, y se desinfla la cámara a razón de 2 ó 3 mmHg/s, o más lentamente si el pulso es 
arrítmico. 
7. Se lee el valor exacto de presión donde aparecen los ruidos de Korotkov (fase I) y el valor exacto 
en que desaparecen dichos ruidos (fase V), que corresponden a la presión sistólica y diastólica, 
respectivamente. 
8. Si se desea reiterar la medición, debe permitirse primero que la presión de la cámara caiga hasta 
cero. 
9. Los valores medidos deben escribirse de inmediato, sin redondeo. Debe además registrarse 
cualquier otro dato que contribuya a la interpretación (por ejemplo, si existe hiato auscultatorio, si 
el paciente está inquieto, si el paciente está de pie o en decúbito, y si el paciente es obeso, el tamaño 
del brazalete empleado). 
10. En la primera visita conviene medir la presión en ambos brazos. Si no hay diferencia, en visitas 
sucesivas puede medirse en uno solo de ellos. 
 
 
Apéndice: 
La presión arterial analizada en un modelo simple del aparato circulatorio 
 
Desde el puntode vista hemodinámico, la presión arterial media dinámica (Pmd) depende del gasto 
cardíaco (GC) y la resistencia periférica total (RPT): 
 
Pmd = GC . RPT 
 
En esta ecuación, la Pmd es la variable dependiente, que es determinada por dos variables independientes 
(GC y RPT), cada una de las cuales está a su vez regulada por diversos factores que no se analizarán aquí. 
Cualquier cambio en GC ó RPT que no se acompañe de una modificación en sentido opuesto de la otra 
variable independiente, causará una modificación de Pmd. 
 Dado que el flujo arterial es pulsátil, se verá asimismo la influencia de GC y RPT sobre las 
presiones sistólica, diastólica y diferencial (de pulso). Para ello se recurrirá al modelo simple del sistema 
arterial llamado Windkessel que se presentó en PRESIÓN Y FLUJO EN LAS ARTERIAS (Fig. A-1). 
 En el modelo, una bomba – que corresponde al corazón – recibe líquido de un reservorio – 
equivalente a la capacitancia venosa – y expulsa de manera discontinua hacia un tubo provisto de una 
cámara neumática – el sistema arterial – que posee en su salida una resistencia elevada (la RPT). La 
cámara neumática representa la distensibilidad arterial. El modelo tiene varias limitaciones, entre ellas que 
la distensibilidad arterial en realidad está distribuida en todas las arterias elásticas, y que el árbol 
circulatorio forma un circuito cerrado. De todas formas, el modelo ayuda a comprender el efecto de 
diversos cambios. 
 
FUNCIONAMIENTO DEL MODELO 
Cuando la bomba expulsa hacia el tubo, transitoriamente el caudal de entrada supera al de salida y la 
presión aumenta (línea roja en la Fig. A-1). El émbolo de la cámara neumática asciende y crece la presión 
del aire contenido en ella. Cuando la bomba deja de expulsar, la presión de la cámara neumática hace 
descender el émbolo, retardando la disminución de la presión en el tubo y por tanto manteniendo un caudal 
en la salida del sistema durante el período en que la bomba no está expulsando (línea azul en la Fig. A-1). 
 
 En los gráficos que siguen (Fig. A-2 a Fig. A-9), la onda de presión original (basal) se traza en gris, 
para visualizar más fácilmente el cambio correspondiente a cada caso. Excepto cuando se indica lo 
contrario, se modifica una sola variable independiente por vez, suponiéndose las demás constantes. 
Presión y flujo arteriales 
Dr. Fernando D. Saraví 
14
 
 
 
 
 
AUMENTO DE RESISTENCIA PERIFÉRICA TOTAL (Fig. A-2) 
Un aumento de RPT con GC y distensibilidad constantes hace que se acumule una pequeña cantidad de 
líquido en el sistema, hasta que una mayor Pmd equilibra nuevamente la salida de líquido en la periferia con 
su ingreso desde la bomba. El efecto básico del aumento de RPT es sobre la presión diastólica. Al aumentar 
ésta, la onda de presión se traslada completa a un nivel superior e incrementa la Pmd y la presión sistólica, 
sin cambio en la presión del pulso. 
 
AUMENTO DE LA FRECUENCIA CARDÍACA (Fig. A-3) 
Un aumento de FC con RPT y distensibilidad constantes, sin cambio en el volumen sistólico, aumenta el 
gasto cardíaco. El efecto principal es sobre la presión mínima, que aumenta porque la mayor frecuencia 
acorta el tiempo disponible para el escurrimiento periférico. La presión del pulso no varía, pero aumenta la 
Pmd y la presión sistólica (porque la onda parte de un valor mayor). 
 
 
 
 
Presión y flujo arteriales 
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AUMENTO DEL VOLUMEN SISTÓLICO (Fig. A-4) 
Un aumento del volumen sistólico con RPT y distensibilidad constantes, sin cambio en la FC, aumenta el 
gasto cardíaco. El efecto principal es sobre la presión sistólica, ya que la altura de la onda depende del 
volumen de líquido eyectado en cada ciclo. Aumenta la presión sistólica, la Pmd y la presión del pulso, con 
escasa o ninguna variación en la presión diastólica. 
 
 
AUMENTO DE LA FRECUENCIA CARDÍACA Y DEL VOLUMEN SISTÓLICO (Fig. A-5) 
Con distensibilidad y RPT constantes, el aumento simultáneo de FC y volumen sistólico aumenta todas las 
presiones: Pmd, sistólica, diastólica y diferencial. 
 
 
 
AUMENTO DEL GASTO CARDÍACO Y DISMINUCIÓN DE RPT (Fig. A-6) 
Estas modificaciones son típicas del ejercicio muscular aeróbico. El GC aumenta por aumento de FC y 
volumen sistólico, mientras que la RPT cae fuertemente como resultado de la vasodilatación en los 
músculos activos. Como resultado, aumenta la presión sistólica y la del pulso, mientras que la presión 
diastólica se modifica relativamente poco (porque el aumento de FC y la reducción de RPT tienen efectos 
opuestos sobre ella). La Pmd aumenta levemente. 
 
 
 
 
 
 
 
Presión y flujo arteriales 
Dr. Fernando D. Saraví 
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DISMINUCIÓN DEL GASTO CARDÍACO Y AUMENTO DE RPT (Fig. A-7) 
Este es el patrón típico inicial después de una hemorragia. Por la menor volemia disminuye el volumen 
sistólico y en forma refleja aumenta la FC y la RPT. Esto tiene como resultado una onda cuya Pmd está 
levemente disminuida, pero la presión sistólica y la del pulso están notablemente atenuadas (esto se palpa 
como un pulso débil y rápido, llamado filiforme, que indica la necesidad de restaurar urgentemente la 
volemia). 
 
 
AUMENTO DE LA DISTENSIBILIDAD ARTERIAL (Fig. A-8) 
Si se incrementa la distensibilidad arterial pero no varía GC ni RPT, la Pmd no se modifica. Lo que ocurre 
es que la presión de las arterias aumenta menos durante la sístole y disminuye menos durante la diástole. La 
presión del pulso es pequeña (pulso blando) pero sin taquicardia, a diferencia del caso anterior. Este es el 
pulso típico de los niños en reposo, por la alta distensibilidad de sus arterias. 
 
 
REDUCCIÓN DE LA DISTENSIBILIDAD ARTERIAL (Fig. A-9) 
Si se reduce la distensibilidad arterial sin variar GC ni RPT, la Pmd no se modifica. No obstante, la presión 
aumentará más durante la sístole y disminuirá más durante la diástole, de modo que disminuye la presión 
diastólica y aumenta la sistólica, con una gran presión de pulso. Esta situación es parecida pero no igual a 
la que se observa en los ancianos, donde la Pmd y las presiones sistólica y del pulso están aumentadas, pero 
la mínima no está disminuida. La diferencia se debe a que, en el organismo, con la edad la RPT tiende a 
aumentar y la forma de la onda del pulso aórtico cambia por modificaciones en la reflexión de ondas.

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