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La función del aparato cardiovascular es transportar el O2 y los nutrientes a las células, a la vez que elimina los metabolitos celulares y el CO2 que éstas producen. Este proceso de transporte se realiza a nivel de los capilares, los vasos de menor calibre, que están formados por una mono- capa de células endoteliales. En este capítulo analizaremos los procesos de transporte que tienen lugar entre la sangre circulante y el líquido intersticial, así como los mecanis- mos que lo regulan en condiciones fisiopatológicas. CIRCULACIÓN CAPILAR Los capilares constituyen el elemento del sistema cir- culatorio en el que tienen lugar los intercambios de sus- tancias entre la sangre circulante y el líquido intersticial que rodea las células. Como muestra la Figura 40.1, las arteriolas, cuyo diámetro varía entre 20 y 100 �m, se sub- dividen en metaarteriolas (10-20 �m de diámetro), que presentan una capa muscular discontinua que desaparece en su extremo distal. Las metaarteriolas pueden hacer con- tacto directo a través de los canales preferenciales con las vénulas poscapilares, o bien dar lugar a los capilares ver- daderos. La relación entre metaarteriolas y capilares es muy variable, observándose que en los tejidos con baja actividad metabólica (cartílago, tejido celular subcutáneo) la relación es de 1:2-3, mientras que en los tejidos meta- bólicamente activos (músculo esquelético y cardíaco) pue- de ser de 1:10-100. Los capilares presentan un diámetro de 5-10 �m, por lo que los eritrocitos y otros elementos for- mes de la sangre ocupan toda la sección o incluso tienen que deformarse para atravesarlos. Los capilares están formados por una monocapa de células endoteliales, pero carecen de capa muscular en su pared, por lo que su diámetro interno no cambia de forma apreciable. Sin embargo, en su punto de origen presentan un anillo de músculo liso denominado esfínter precapilar, que regula el paso de la sangre hacia el capilar. Aunque su diámetro es muy pequeño y presentan una elevada resis- tencia, la disposición en paralelo de miles de capilares por mm3 de tejido reduce la resistencia total; de hecho, en el cerebro y en el músculo esquelético, los capilares sólo son responsables de un 1% de las resistencias vasculares tota- les. Los capilares acaban drenando en vénulas de 5-10 �m de diámetro, que carecen de musculatura lisa y son muy permeables, permitiendo el paso a su través de líquidos y moléculas de bajo peso molecular y, finalmente, en vénu- las musculares. En los tejidos en reposo, la mayor parte de los capilares están colapsados y el flujo pasa directamente de las arteriolas a las vénulas, mientras que en los tejidos activos la vasodilatación de las metaarteriolas y del esfín- ter precapilar aumenta el flujo capilar. En algunos tejidos, las arteriolas se unen directamen- te a las vénulas musculares a través de anastomosis arte- riovenosas, lo que evita el flujo de sangre a través de los capilares; por ello, el flujo a través de estas anastomosis se denomina no nutricional, para diferenciarlo del flujo nutri- cional, que tiene lugar a través de los capilares y que per- mite el intercambio de gases y solutos entre la sangre y los tejidos. Las anastomosis arteriovenosas presentan una capa muscular y son muy frecuentes en la circulación cutá- nea (dedos, lóbulos de las orejas), donde participan en los fenómenos de termorregulación. Características de la circulación capilar Los capilares presentan una longitud de 750-1000 �m y un diámetro interno de 4-10 �m, por lo que el área de la sección capilar es de 30-50 �m2. Si tenemos presente que 536 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A C A R D I O VA S C U L A R Metaarteriola Músculo liso Anastomosis arteriovenosa Vénula (muscular) Vénula no muscular Capilar verdadero Esfínter precapilar Canal preferencial ARTERIOLA Figura 40.1. Estructura de la circulación capilar. Las flechas indican la dirección del flujo sanguíneo. Obsérvese la disposición de la musculatura lisa, responsable de la vasomotricidad capilar.
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