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ción de neurotransmisores por las células tipo I que esti- mulan las terminaciones nerviosas del nervio del seno carotídeo, el cual posteriormente conduce la señal hasta el sistema nervioso central, donde producirá un incremento de la ventilación. Por este motivo los procesos que dismi- nuyen el contenido de oxígeno transportado por la hemo- globina, pero que no alteran la PaO2, como la anemia o la intoxicación por monóxido de carbono, no estimulan los cuerpos carotídeos y no incrementan la ventilación. El incremento de la respuesta de estos quimiorreceptores frente al descenso progresivo de la PaO2 no es lineal; pre- sentan actividad incluso en presencia de PaO2 muy eleva- das, y dicha actividad se va incrementando de forma hiperbólica a medida que desciende la PaO2, aunque no observamos un incremento agudo de la respiración hasta llegar a una PaO2 < 60-70 mm Hg (7.98-9.31 kPa), valor a partir del cual las descargas en el nervio del seno carotídeo aumentan muy rápidamente (Fig. 52.2). Por este motivo, el estímulo hipóxico de la ventilación juega un papel limita- do en condiciones normales, en las que usualmente no se alcanzan estos niveles de hipoxia; en cambio, sí interviene activamente en el caso de las enfermedades respiratorias avanzadas o en el caso de la hipoxia hipobárica en los suje- tos que ascienden a grandes alturas (véase Capítulo 53). Este incremento de la ventilación se consigue a expensas de un aumento de la profundidad de la respiración, del volumen corriente, más que de la frecuencia respiratoria. Este mecanismo constituye la única respuesta a la hipoxe- mia arterial en el ser humano; por ello, los sujetos en los que se resecan los cuerpos carotídeos, por ejemplo duran- te una intervención quirúrgica sobre las arterias carótidas, no presentan respuesta a la hipoxia. Esta falta de respues- ta es permanente, a diferencia de lo que ocurre en algunos animales, lo que pone de manifiesto el escaso papel que desempeñan los cuerpos aórticos en los seres humanos. De hecho, en ausencia de quimiorreceptores periféricos la hipoxemia no incrementa la ventilación, sino que tiene un efecto depresor de la misma. En menor medida que la hipoxemia, el incremento de la PaCO2 y las alteraciones del pH sanguíneo, de origen respiratorio o metabólico, estimulan del mismo modo la liberación de neurotransmisores por el cuerpo carotídeo. Se calcula que los cuerpos carotídeos son los responsables del 30% de la respuesta a la hipercapnia y a la acidosis. El resto de la respuesta corresponde a los quimiorreceptores centrales; sin embargo, es de destacar que la respuesta de los quimiorreceptores periféricos es más rápida. Esta rapi- dez de respuesta, al igual que la determinada por cambios en la PaO2, permitirá la corrección continuada de fluctua- ciones en los valores de PaCO2 y PaO2, como las pequeñas oscilaciones observadas a lo largo del ciclo respiratorio en reposo o, más acusadas, con el ejercicio. Los estímulos recogidos por los cuerpos carotídeos actúan de forma sinérgica potenciando su respuesta; así, para un mismo nivel de hipoxemia, el incremento de la ventilación será superior cuanto mayor sea la hipercapnia o menor el pH arterial concomitantes, y dicho incremento será superior a la suma del producido por los dos estímu- los por separado. b) Quimiorreceptores centrales: la persistencia de la respuesta al incremento de la PaCO2 en animales desner- vados de sus quimiorreceptores periféricos demuestra la existencia de quimiorreceptores situados en el sistema ner- vioso central. Los receptores conocidos se localizan muy 654 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A R E S P I R AT O R I O Bulbo BA Glosofaríngeo H+ PaCO2 PaO2 V en til ac ió n (L /m in ) 40 35 30 25 20 15 10 5 SaO2<90% SaO2>90% 20 40 60 70 80 90 100 110 120 PaO2 = (mm Hg) Cuerpos carotídeos Figura 52.2. Funcionamiento de los cuerpos carotídeos. A) El principal estímulo es la hipoxemia. B) La ventilación se mantiene cons- tante ante la presencia de una amplia gama de valores de PaO2. No se produce un incremento marcado de la misma hasta que la PaO2 no desciende por debajo de 60 mm Hg (7.98 kPa), valor en el que la saturación arterial de oxígeno de la hemoglobina (SaO2) des- ciende drásticamente comprometiendo el aporte de oxígeno a los tejidos (véase curva de disociación de la hemoglobina en Fig. 50.2). En presencia de hipercapnia el incremento de la ventilación se produce con menores descensos de la PaO2 al potenciarse ambos estí- mulos (100 mm Hg ≡ 13.3 kPa).
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