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ventilación que se consigue elimina el CO2 a través de la respiración. Esta pérdida de CO2 por los pulmones acaba siendo más importante que su producción por los tejidos y, en consecuencia, disminuyen la PCO2 alveolar y arterial y la concentración de hidrogeniones induciendo, por tanto, alcalosis respiratoria. Todo ello conlleva la disminución del estímulo respiratorio procedente de los quimiorrecep- tores centrales que tiende a compensar el debido a la esti- mulación hipóxica de los quimiorreceptores periféricos (cuerpos carotídeos fundamentalmente). Más tarde apare- cen mecanismos compensatorios (véase más adelante), se reduce o se normaliza la alcalosis, se estabiliza la ventila- ción y se restablece el estímulo respiratorio. La alcalosis respiratoria y la disminución del CO2 en la sangre aumentan la capacidad de la hemoglobina para unirse al oxígeno al desplazar la curva de disociación de la hemoglobina hacia la izquierda (véase Capítulo 50). Este fenómeno tiene una gran relevancia en la acomodación a la hipoxia de la altitud puesto que produce una mayor efi- cacia en la captación de oxígeno a nivel del capilar pul- monar. En definitiva, la presión parcial de oxígeno en el al- véolo dependerá de la altitud a la que se esté y de la canti- dad de CO2 que exista en sangre. A su vez, para una presión atmosférica dada, las presiones de estos gases en el aire alveolar estarán determinadas por la magnitud de la ventilación pulmonar y por el grado de actividad física. Además, en altitud, los cambios en los gases arteria- les tienen repercusión sobre la circulación cerebral. La hipoxemia induce vasodilatación cerebral, mientras que la disminución de la PCO2 produce el efecto contrario. No obstante, el efecto de la vasodilatación por la hipoxe- mia predomina sobre el de la vasoconstricción por la hipocapnia, de manera que el balance sobre el tono vaso- motor es favorable a la vasodilatación. De todas formas, el incremento del flujo cerebral que se genera es transi- F I S I O L O G Í A D E L A R E S P I R A C I Ó N E N A M B I E N T E S E S P E C I A L E S 665 26.8 38.3 48.2 230.0 9000 35.0 43.1 53.0 253.0 8848 38.5 49.4 59.2 283.0 8000 36.0 54.7 64.5 308.0 7000 6962 6176 6000 5895 5400 5000 4807 4000 3404 3000 2000 1000 0 674.0 596.0 526.0 499.0 462.0 415.5 405.0 383.9 358.8 345.3 309.5 354.0 36.8 40.2 41.8 43.1 45.7 48.5 49.4 56.2 61.4 65.2 75.7 87.8 102.0 55.0 62.5 64.3 65.3 70.5 75.0 77.2 86.9 100.3 115.0 131.3 149.3 94.6 64.8 72.3 74.1 75.1 80.4 84.8 87.0 96.7 104.5 110.1 124.8 141.1 159.1 760.0 PAO2 PIO2 mPatm.PO2atm. 200mm Hg: 0 400 600 800 8000 6000 4000 2000 0 Everest 8848 m Aconcagua 6962 m Aucanquilcha 6176 m Kilimanjaro 5985 m Montblanc 4807 m Aneto 3404 m P A O 2 P I O 2 PO 2 atm . lm SaO2 P atm osférica kPa: 0 m s . n . m . 20 40 60 80 100 SaO2 (%): 0 20 40 60 80 100 Figura 53.1. En las gráficas en línea continua se indican los cambios de la presión atmosférica (Patmosférica) (atmósfera estándar) y de la presión parcial de oxígeno del aire atmosférico (PO2 atm) en función de la altura sobre el nivel del mar. También se muestra una esti- mación de los cambios de las presiones parciales de oxígeno del aire inspirado traqueal (humedecido) (PIO2) y del aire alveolar (PAO2) que se producirían al ir ascendiendo de forma progresiva en altitud. Asimismo, en la gráfica de línea discontinua se indican las satu- raciones arteriales de oxígeno (SaO2) medidas en una expedición al Aconcagua. En la tabla, se muestran los valores concretos de las presiones descritas para determinadas altitudes paradigmáticas. Presiones en mm Hg (100 mm Hg ≡ 13.3 kPa). m s.n.m.: altura en metros sobre el nivel del mar; lm: límite máximo estimado de residencia del hombre en altitud. (Figura cedida por el Dr. Escrich.)
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