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por el duodeno del complejo motor migratorio (fase II), y parecen estar mediadas por la motilina. La finalidad de estas contracciones parciales sería la de evitar el reposo y la sedimentación biliar y, por ello, tendrían un efecto pre- ventivo de la formación de cálculos biliares. Durante estas fases interdigestivas, la bilis retenida en la vesícula pierde hasta el 90% de su volumen en cuatro horas y se concen- tra. La concentración del Na+, que en la bilis hepática es de 150 mEq/L, alcanza en la vesícula los 300 mEq/L, en tanto que los ácidos biliares pasan de 30 a más de 300 mEq/L. Por el contrario, las concentraciones del Cl–, K+ y CO3H – descienden a 5-10 mEq/L. En estos cambios que sufre la bilis durante su permanencia en la vesícula juegan un papel importante los transportadores iónicos existentes en las células epiteliales de la mucosa vesicular. En la membrana apical de estas células se han identificado: 1) un cotransportador Na+/Cl– que reabsorbe estos iones de la bilis; 2) un intercambiador Na+/H+; y 3) un intercambiador Cl–/CO3H –. Los gradientes osmolares creados por estos movimientos iónicos son los que determinan la absorción de agua y la concentración de la bilis. No está claro si el agua se transporta siguiendo a esos iones a través de las células o lo hace por vía paracelular a través de la uniones estrechas. Lo más probable es que intervengan estas dos vías. Al menos, el 30% de agua que se reabsorbe en la vesícula lo hace por vía paracelular (Fig. 59-13). El esfínter de Oddi juega un papel decisivo en la determinación del flujo biliar. Este esfínter mantiene una presión de reposo elevada, entre 4 y 15 mm Hg por enci- ma de la existente en el duodeno. Sobre esa presión basal se producen elevaciones intermitentes, fásicas, de 100 a 150 mm Hg de amplitud, y una frecuencia de 3 a 7 por minuto. Estas contracciones están también asociadas al paso del complejo motor migratorio por el duodeno. Su relajación lo está con la fase I de ese complejo. Durante el período digestivo se produce la relajación del esfínter de forma coordinada con la contracción de la vesícula. Ambas respuestas están mediadas por la CCK. Otros factores hormonales y neurológicos pueden contro- lar la presión de este esfínter. Por ejemplo, el óxido nítri- co disminuye su presión, en tanto que la motilina, la morfina y la petidina la aumentan. BIBLIOGRAFÍA Alpini G, Roberts S, Kuntz SM et al. Morphological, mole- cular, and functional heterogeneity of cholangiocytes from nor- mal rat liver. Gastroenterology 1996; 110:1636-1643. Alpini G, McGill JM, LaRusso NF. The pathobiology of biliary epthelia. Hepatology 2002; 35:1256-1268. Berk PD, Jansen PLM. Hepatic transporters, hepatic trans- port, and its diseases. Semin Liv Disease 2000; 20:247-408. Boyer JL. Bile duct epithelium: frontiers in transport physiology. 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