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absorción de Cl–, al crearse un gradiente positivo en el interior celular respecto al exterior. En otras zonas del intestino el mecanismo de inter- cambio/absorción de Cl– es diferente: en la membrana del borde en cepillo se encuentra un transportador que actúa intercambiando Cl– por CO3H –. Al igual que la entrada de Na+ suministra la energía para que salgan iones H+, la sali- da a la luz intestinal de CO3H – proporciona la energía para que entre el Cl–. Estos iones Cl– abandonan la célula por el borde basolateral mediante transporte facilitado a través de las uniones y los espacios intercelulares. Los iones CO3H– de las secreciones intestinales pro- tegen la mucosa neutralizando iones H+ presentes en la luz. Este efecto es importante en todo el tubo digestivo desde el duodeno hasta el colon, ya que las bacterias degra- dan algunos compuestos que producen ácidos (fibras de la dieta y ácidos grasos de cadena corta). Además recorde- mos que el ión H+ sale a la luz intestinal intercambiado por Na+. Existe también secreción activa de Cl- en el intestino delgado y en el grueso, que parece proceder de las células inmaduras del fondo de las criptas. Esta secreción se pro- duce en contra de gradiente electroquímico. Sustancias como el VIP o las prostaglandinas aumentan el AMP cícli- co, causando secreción de cloro en la membrana apical. También la acetilcolina, aumentando el calcio citosólico, incrementa la secreción de cloro a la luz intestinal, y lo mismo sucede con numerosas toxinas bacterianas (E. coli, Clostridium, Shigella) que incrementan la secreción intes- tinal y producen diarreas. El bicarbonato El bicarbonato se absorbe en el duodeno y el yeyuno de dos maneras: una es la difusión pasiva; la otra es con- juntamente con el Na+ y con el agua. Al mismo tiempo, como hemos descrito, los iones Na+, que entran en el ente- rocito, son intercambiados por iones H+ que salen a la luz intestinal, donde se forma ácido carbónico que se convier- te en agua y CO2. Parte de éste retorna al enterocito, don- de en una reacción que cataliza la anhidrasa carbónica se transforma en CO3H2. Éste se disocia en CO3H – que difun- de hacia la sangre, e iones H+. En el íleon y el colon los iones CO3H– son secretados e intercambiados activamente por iones Cl–. Este fenóme- no amortigua los descensos del pH producidos por el metabolismo bacteriano sobre los ácidos grasos de la zona. El calcio Ingerimos diariamente unos 0.5 g de Ca++ procedente fundamentalmente de los productos lácteos y de los cárni- cos. Otros 0.5 g proceden de nuestras propias secreciones intestinales. De todo este calcio se absorbe aproximada- mente el 40%, dependiendo fundamentalmente de la con- centración plasmática de Ca++. Cuando ésta disminuye, se estimula la liberación de parathormona (PTH). Ésta pro- mueve la transformación en el riñón de la vitamina D en su metabolito activo, que es la 1,25-dihidroxivitamina D3. Esta vitamina es muy importante en el metabolismo y la absorción del Ca++, ya que además de estimular la capta- ción de Ca++ por la mitocondria y aumentar la permeabili- dad del enterocito al Ca++, estimula en los enterocitos la síntesis de una proteína de unión al Ca++, la CaBP (cal- cium-binding protein). Esta proteína se localiza en el ribe- te en cepillo del enterocito, y se une a los iones Ca++, posibilitando su entrada en la célula, aunque no está claro si el mecanismo es activo o pasivo. Una vez dentro del enterocito, el Ca++ es transportado al retículo endoplásmi- co y al aparato de Golgi, y posteriormente abandona el enterocito hacia la sangre mediante la bomba Ca++-ATPa- sa, situada en la membrana basolateral. Existe otra proteína de unión al Ca++ en el ribete en cepillo que transporta el ión al interior de la célula, la calmodulina, pero ésta no parece dependiente de la vita- mina D. La entrada de Ca++ desde la luz al interior celular varía según la composición lipídica de la membrana celu- lar del enterocito: en las zonas más proximales del intesti- no, como el duodeno, la viscosidad de la membrana es menor y la entrada de Ca++ al enterocito es más fácil, mientras que en zonas distales como el íleon, la permeabi- lidad de la membrana para el Ca++ es menor. Algunos factores afectan a la cantidad de Ca++ que se absorbe, como por ejemplo los ácidos grasos, que retardan su absorción al formar jabones de calcio. Por el contrario, las sales biliares forman complejos con el Ca++ que facili- tan su absorción. El magnesio Ingerimos al día unos 0-5 g de magnesio, que parece absorberse a lo largo de todo el intestino de forma pasiva. El zinc Cada día ingerimos por término medio unos 10-20 mg de zinc, cantidad pequeña pero importante para nuestro organismo, ya que este ión participa en numerosos proce- sos metabólicos en los que intervienen enzimas como la fosfatasa alcalina, la anhidrasa carbónica o la láctico-des- hidrogenasa. Parece que el zinc es captado activamente por un transportador situado en el ribete en cepillo, y trans- portado al interior del enterocito. Desde allí puede ser libe- rado a la sangre o almacenado para ser utilizado más adelante. El hierro La importancia del hierro en el organismo es enorme, al formar parte del grupo hemo y participar en numerosos procesos enzimáticos. Se ingieren al día unos 10-15 mg de hierro que se diso- cia de las proteínas a las que pudiera estar unido en el estó- S E C R E C I Ó N Y A B S O R C I Ó N I N T E S T I N A L E S 741
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