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FISIOLOGÍA HUMANA-782

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y se oxidarán completamente a CO2 y H2O o se convertirán
en glucosa, grasa, cuerpos cetónicos y urea. La mayoría de
los aminoácidos no son retenidos en el hígado, siendo utili-
zados por otros tejidos para la síntesis de proteínas. En esta
fase de ingestión la secreción de insulina en el sistema porta
desde el páncreas regula prácticamente todo lo que sucede
con la grasa, los aminoácidos y la glucosa en el hígado.
Se puede resumir que el hígado, inmediatamente des-
pués de la ingestión, se comporta como: glucogénico, lipo-
génico, algo glucolítico y nada neoglucogénico. Todo ello
en relación con la elevada proporción insulina-glucagón
de esta fase.
El hígado en la fase de ayuno precoz
Habitualmente se ingieren entre 3 y 4 comidas al día,
de tal manera que entre una y otra pueden transcurrir alre-
dedor de 4 ó 5 horas, a excepción del tiempo transcurrido
entre la cena y el desayuno. A cada período de ingestión,
con una generosa oferta de principios inmediatos desde el
intestino, le sigue una fase en que cesa la oferta. A partir
de las 2 horas, aproximadamente, el mantenimiento de la
glucemia se va a realizar por la hidrólisis del glucógeno
hepático (glucogenólisis hepática). El hígado asume la res-
ponsabilidad de suministrar glucosa a otros tejidos, espe-
cialmente al cerebro y a los hematíes.
El lactato, el piruvato y los aminoácidos (alanina), que
mayoritariamente proceden de los tejidos a los que el
hígado nutre con glucosa, se van a utilizar en la fabrica-
ción de glucosa en el hígado (neoglucogénesis hepática).
El piruvato, a través del sistema enzimático mitocondrial,
para producir oxalacetato. El lactato, a través del ciclo de
Cori, para producir glucosa, que es nuevamente intercam-
biada por lactato. La alanina, a través de su ciclo pro-
pio. Todos ellos se utilizarán como fuente de «materia
prima» para producir glucosa. Durante este período de
ayuno precoz no existe catabolismo hepático de los ami-
noácidos, dada su baja concentración.
Esta fase de ayuno precoz se resume de esta manera:
glucogenolítica, gluconeogénica, nada lipogénica ni glu-
colítica.
El hígado en la fase de ayuno
El hígado de un adulto bien alimentado contiene unos
70 a 80 g de glucógeno, reserva que no le permite mante-
ner los niveles de glucemia más allá de unas 8 a 10 horas
(en actividad moderada). Realmente nuestra reserva de
glucógeno es pobre. En consecuencia y para mantener la
glucemia en niveles útiles para poder cubrir las necesida-
des de energía, durante esta fase de ayuno es necesario
recurrir a la energía almacenada en otros tejidos, especial-
mente tejido graso y muscular. Se pondrán en marcha
mecanismos de ahorro y aprovechamiento, se bloquearán
algunas vías enzimáticas y se hipertrofiarán otras hasta el
límite de sus posibilidades. Estas «medidas de emergen-
cia» se van a desarrollar en el hígado, o bajo su tutela.
El único tejido que es capaz de sintetizar glucosa de
forma eficaz es el hígado. Para ello necesita que desde
otros tejidos le lleguen suficientes precursores (átomos de
carbono). A través de la neoglucogénesis el hígado fabrica
la glucosa necesaria para proporcionársela a otros tejidos,
que necesitan de este sustrato para la producción de ATP.
La mayoría de los precursores que el hígado va a uti-
lizar en la neoglucogénesis le llega desde el tejido muscu-
lar esquelético en forma de alanina. En el músculo se
produce una intensa proteólisis, hidrolizándose las proteí-
nas dentro de la propia célula muscular y liberándose una
gran cantidad de aminoácidos. La mayoría de estos ami-
noácidos son metabolizados parcialmente dentro de la pro-
pia célula muscular. Sólo se liberan 3: alanina, glutamina
y glicina. El resto de los que se han producido por la hidró-
lisis proteica y que no se han liberado son metabolizados a
piruvato y �-cetoglutárico, siendo posteriormente trans-
formados en alanina y glutamina. Una vez que pasan a la
sangre desde el músculo, la glutamina se oxida en las célu-
las tubulares del riñón y en los enterocitos, produciendo
alanina. La glicina liberada se transforma en serina en las
células tubulares del riñón y llega como tal al hígado. 
La alanina producida directamente en el tejido muscu-
lar o procedente de la transformación de glutamina 
representa la casi totalidad de los precursores que necesi-
ta el hígado para la síntesis de glucosa (en menor pro-
porción la serina y la glutamina). La glucosa, sintetizada
a través del ciclo de la alanina, como donante de carbo-
nos, sólo consigue reemplazar la glucosa que se ha con-
vertido en lactato, sin beneficio neto de glucosa. Es un
cambio a la par sin ningún superávit. Éste es uno de los
estrictos mecanismos de ajuste anteriormente menciona-
do. El lactato, a través del ciclo de Cori, se reutiliza para
donar carbonos, pero, igualmente, sin beneficio neto de
glucosa.
En el ayuno, el tejido graso también proporciona su
colaboración como fuente de sustrato para la neoglucogé-
nesis, pero no proporciona carbonos. La lipólisis en el teji-
do graso, que surge como consecuencia de la baja
proporción insulina-glucagón, y la posterior hidrólisis por
las lipasas, moviliza los ácidos grasos que llegan a través
de la sangre al hígado. Otros ácidos grasos van a ser utili-
zados por algunos tejidos (muscular, esquelético y cardía-
co) en lugar de la glucosa, como reajuste para que el
cerebro utilice la glucosa ahorrada.
Los ácidos grasos que han llegado al hígado son meta-
bolizados a través de la 	-oxidación, generando la sufi-
ciente cantidad de ATP para garantizar las necesidades de
energía empleadas en la neoglucogénesis. La pequeña can-
tidad de acetil-CoA que la 	-oxidación genera va a ser
aprovechada para producir cuerpos cetónicos (aceto-aceta-
to y 	-hidroxibutírico), ya que en esta fase de ayuno, el
ciclo de los TCA está francamente poco activo. Los cuer-
pos cetónicos producidos son eliminados a la sangre y van
a ser utilizados como fuente de energía por otros tejidos
para ahorrar glucosa. Otro ajuste más: los cuerpos cetóni-
cos disminuyen la proteólisis, evitando el posible exceso
de pérdida de masa muscular.
F I S I O L O G Í A H E P Á T I C A 753

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