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La glándula está formada por la agrupación de folícu- los, cuya estructura es única entre las glándulas endocri- nas. El folículo es la unidad funcional, pudiéndose encontrar folículos fuera de la glándula que conservan las mismas características funcionales. Cada folículo (Fig. 72.2) tiene una apariencia más o menos esférica con una cavidad central, habitualmente rellena de una sustancia coloide y rodeada de una monocapa de células epiteliales cuboides, de 15-150 �m de diámetro. Una de las caras de dichas células, en contacto con el coloide, está delimitada por la membrana apical festonea- da de microvellosidades, y otra cara está orientada hacia el exterior del folículo y delimitada por una membrana basal gruesa en contacto con los capilares sanguíneos fenestra- dos. Las caras celulares laterales están unidas por desmo- somas a otras células epiteliales, circundadas por una membrana basal. El coloide constituye un almacén de la proteína específica de la célula epitelial tiroidea, la tiro- globulina. Cuando las células están en reposo tienen un aspecto plano, y tras la hipofisectomía pueden llegar a tener una aspecto escamoso, siendo muy grande el volu- men folicular ocupado por coloide. Cuando están estimu- ladas, las células foliculares aumentan en altura, adoptan un aspecto columnar y disminuyen el volumen ocupado por el coloide. Estas células epiteliales son de origen poli- clonal, por lo que diversos folículos pueden responder de forma distinta ante un mismo estímulo, tanto de creci- miento como de función. Por ello pueden encontrarse en una misma glándula folículos en muy diverso estado de estimulación. También pueden apreciarse algunas células adyacentes, denominadas parafoliculares, de mayor tama- ño y tinción más pálida, que se originan en los arcos ulti- mobranquiales y secretan calcitonina. Esta estructura folicular está muy relacionada con su dependencia funcional de un oligoelemento muy escaso, el yodo, para la síntesis de sus hormonas. Esto conlleva la necesidad de poder concentrar el yodo y almacenar la hor- mona yodada de forma tal que no sea inmediatamente acce- sible al torrente sanguíneo (la tiroglobulina yodada del coloide), y de poder regular su liberación y secreción como hormona activa según las necesidades del organismo. En condiciones de ingestión adecuada de yodo se almacena suficiente tiroglobulina yodada en el tiroides humano como para asegurar al organismo unas cantidades adecuadas de hormona durante 100 días, aproximadamente. METABOLISMO DEL YODO La fuente natural de yodo la constituyen los alimentos y el agua. El agua del mar contiene unos 60 �g de yodo por litro, por lo que los animales que viven en este medio cubren fácilmente sus necesidades de este elemento. Sin embargo, para animales de vida terrestre este oligoele- 892 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O Célula epitelial Membrana basal Célula espitetial Coloide Vasos sanguíneos Figura 72.2. Corte transversal de un folículo tiroideo y esquemas de folículos de glándulas inactivas y activas, en los que se pueden observar diferencias en la altura de las células epiteliales, el tamaño de la cavidad folicular y el contenido de coloide.
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