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pontina, sialoproteínas) y las propias características de la matriz osteoide. Por el contrario, el proteoglucano de ele- vado peso molecular actúa como un inhibidor de la madu- ración de los fosfatos de calcio amorfos en hidroxiapatita y su agregación y depósito en la matriz. El gran tamaño de esa molécula facilita espacios o volúmenes excluidos sobre el osteoide, dificultando físicamente el depósito de cristales de mineral. Del mismo modo, las moléculas de pirofosfato y de ATP, mediante sus enlaces P-O-P, poseen la propiedad de unirse enérgicamente a la superficie de los cristales de fosfato de calcio, con lo que dificultan la for- mación y proliferación de los cristales de hidroxiapatita. En suma, en la mineralización de la matriz orgánica del hueso intervienen elementos estructurales y funciona- les que, merced a su acción fisicoquímica positiva o nega- tiva, regulan la formación y el depósito de hidroxiapatita. De la coordinación y el equilibrio entre los factores favo- recedores e inhibidores dependerá la cantidad y calidad del tejido óseo. OSIFICACIÓN Y DESARROLLO ÓSEO Existen dos formas de osificación: a) primaria, en la que el tejido conjuntivo embrionario es transformado directamente en hueso (como sucede, por ejemplo, en la bóveda craneal y en el tercio medio de la clavícula), y b) secundaria, en la que el hueso se forma a partir de una base cartilaginosa. En este caso (huesos de las extremidades, costillas, columna vertebral, etcétera), durante el primer mes tras la concepción empiezan a condrificarse células mesenquimales del blastema, formándose condensaciones cartilaginosas que, como un modelo reducido a escala, son el primordio del futuro esqueleto. La forma y la disposi- ción de los componentes de ese primordio determinan la morfología y la posición que adoptarán los huesos. A partir de células mesenquimales precursoras se ori- ginan osteoblastos que se localizan en la superficie de la matriz cartilaginosa. Ahí comienzan a producir matriz osteoide, que se deposita en capas y, hacia la séptima semana de gestación, comienza la osificación secundaria. El cartílago no se transforma en hueso, sino que a partir de núcleos de osificación es sustituido progresivamente por él. En primer lugar, el cartílago es invadido por vasos y osteoclastos, de forma que la matriz cartilaginosa es hora- dada simultáneamente en muchos puntos, y el camino abierto por los osteoclastos es seguido por los osteoblastos para rellenarlo con matriz osteoide. Los únicos restos de tejido cartilaginoso que se con- servan en el esqueleto adulto se encuentran en las superfi- cies articulares, sin olvidar que en el tejido conectivo del periostio se conservan células con capacidad de diferen- ciación a condroblastos que, en el caso de una fractura, sintetizarán matriz cartilaginosa como etapa previa a la formación de hueso. El crecimiento simultáneo y la sustitución del cartíla- go por tejido óseo, así como el posterior desarrollo del hueso, están sometidos a la influencia de factores vascula- res, nerviosos, mecánicos, hormonales y locales. La vascularización es esencial para la osteogénesis. Todas las investigaciones sobre este proceso confirman la formación simultánea y la estrecha proximidad de vasos sanguíneos a las áreas donde se está formando hueso. La vascularización es imprescindible para el desarrollo fisio- lógico del tejido óseo al aportar células sanguíneas, oxíge- no, minerales, principios inmediatos, iones, hormonas y F I S I O L O G Í A D E L H U E S O 989 Osteoblasto Fosfolípidos ácidos Fosfatasa alcalina (Incipiente mineral intravesicular) Mineral Matriz osteoide Restos de la membrana de la vesícula Crecimiento del mineral en el interior de la vesícula Ca PO4 Ca PO4 Ca2+ Ca2+ Ca2+ PO4- PO4- PO4- Ca PO4 Figura 77.8. Esquema del comienzo de la mineralización en vesículas extracelulares.
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