Logo Studenta

factores climaticos para planificacion explotacion

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

ESTABLECIMIENTO DE LA EXPLOTACIÓN FRUTAL Y VIÑEDO
FACTORES A CONSIDERAR PARA EL ESTABLECIMIENTO DE UNA EXPLOTACIÓN LUCRATIVA.
	Antes de realizar una plantación comercial de frutales es necesario elaborar un plan de explotación donde se contemplen la mayor cantidad de labores, desde la elección del material vegetal hasta la cosecha y comercialización. 
	Los principales ítems a considerar son: Provisión de agua, desmonte, nivelación, preparación del suelo, sistematización de la cuenca, control de adversidades climáticas (heladas, granizo, viento, inundaciones, sequías, etc.), elección del material vegetal (especie, cultivar y portainjerto), plantación (densidad, orientación y accesorios como tutores y polainas), control de plagas y enfermedades, sistema de poda y conducción, manejo del suelo, riego, fertilización, cosecha (implementos y personal necesario), acondicionamiento de la producción (galpones de empaque, cámaras frigoríficas y de maduración, industrias) y diversas construcciones como galpones para maquinarias y de acopio de insumos y productos, viviendas, alambrados y puestos de vigilancia.
	Elegir la especie, el cultivar y el portainjerto para una explotación frutícola comercial implica correr riesgos, primero a la adaptación de ese material vegetal al lugar de plantación para crecer y producir en cantidad y calidad adecuadas, segundo a que los costos de producción no se eleven de lo planeado y tercero a disponer en el futuro, cuando se llegue a la plena producción que pueden ser 5 a 10 años, de un mercado con la demanda esperada. Para minimizar estos riesgos es necesario considerar una serie de factores que desagregamos en este capítulo.
FACTORES CLIMÁTICOS.
	El clima juega un importante papel en el crecimiento de las plantas, en la fisiología del desarrollo, en la producción y calidad de la fruta, en los costos de producción que se incrementan por la prevención de daños o la contratación de seguros, y aquí también hay que tener en cuenta el riego, que si bien es imprescindible en climas áridos, en los húmedos, que no son regulares, se ha tornado necesario para asegurar las cosechas en cantidad y calidad y así no descuidar los mercados que han sido conquistados.
TEMPERATURA. 
	Cada especie, y dentro de ésta con menor variabilidad los cultivares, tienen una temperatura mínima y una máxima de crecimiento, fuera de las cuales éste se paraliza, y dentro de ese rango existe a su vez uno más estrecho de temperaturas óptimas. Por ejemplo los citrus pueden tener actividad vegetativa entre 0 y 50 °C, pero las óptimas de crecimiento están comprendidas entre 23 y 34 °C, valores que pueden variar según especies y cultivares.
	Además del crecimiento, las temperaturas tienen importancia en los procesos de inducción y diferenciación de flores, en la polinización, en la coloración, el tamaño y la forma de la fruta y en la maduración de las mismas.
Heladas
	Las heladas pueden afectar a las plantas frutales por su intensidad o por su época, así los citrus o el olivo son sensibles a las heladas particularmente intensas de época normal o invernales, mientras que el nogal, el almendro o el duraznero son especies que mayormente se ven afectadas por heladas tardías que inciden sobre la floración o brotación.
	Las heladas pueden ser blancas o negras dependiendo de la humedad ambiente, cuando el punto de rocío es alto, éste se forma produciendo la escarcha, en cambio si está muy por debajo del punto de congelación, no hay condensación y se producen las heladas negras.
	Lo que tiene importancia para su control es su formación, o sea si son originadas por advección o por radiación, las primeras son más difíciles de controlar por el desplazamiento permanente del aire frío.
	La intensidad de las heladas se mide por la temperatura alcanzada y la duración, aunque sus efectos se ven incrementados cuando las temperaturas anteriores y posteriores son elevadas, por ejemplo en Citrus y especialmente en olivo, se dan los mayores daños cuando ocurren después de un período favorable para el crecimiento.
	En cuanto a la época, las heladas tempranas, o sea las que ocurren en otoño afectan, en especies de hojas caducas, los brotes que no están lo suficientemente agostados y las hojas que no han caído; esto ocurre particularmente cuando se las cultiva en latitudes bajas, porque la caída de las hojas está regulada por el acortamiento del fotoperíodo, que en estas zonas no es tan marcado. Las heladas invernales difícilmente afecten la parte aérea de los frutales de hoja caduca ya que ésta es muy resistente, pero sí se ven afectadas las raíces y el cuello de la planta cuando existe congelamiento del suelo.
	Las heladas tardías, o sea las que se presentan en primavera, pueden dañar la brotación o la floración; las distintas especies tienen diferente sensibilidad, aunque no muy marcada, siendo a veces mayor la diferencia entre cultivares. La sensibilidad va aumentando a medida que avanza el proceso de floración, así en el estado de botón cerrado verde pueden resistir entre -17 y -12 °C, en botón cerrado coloreado, que es cuando asoman la punta de los pétalos, de -4,9 a -3,9 °C, en plena floración -3,2 a -2,2 °C y en pequeños frutos de -2,7 a -1,1. Las especies más sensibles son la vid, el nogal y la higuera.
	La ocurrencia y la intensidad de las heladas están influenciadas por varios factores que es necesario tener en cuenta para la ubicación de la plantación y su posterior manejo. Entre ellos se pueden citar:
· Masas de agua, el agua por su elevada capacidad calórica es un buen reservorio de calor que es entregado al ambiente durante la noche, así los campos ubicados a orillas de grandes lagos o ríos tienen menos peligro de heladas.
· Laderas: Los campos ubicados en las laderas de las montañas tienen menos heladas que los que están en las zonas bajas de los valles, esto se debe a que el aire frío por ser más pesado se desplaza y se acumula en los lugares bajos, como así también lo pueden retener cortinas forestales muy tupidas o terraplenes.
· Humedad del suelo: El mismo principio de la influencia de las masas de agua, explica la utilidad de mantener el suelo con un elevado tenor de humedad, al regar estamos cambiando el aire del suelo por agua, justamente uno de los elementos de menor capacidad calórica por otro ubicado en el extremo opuesto.
· Manejo del suelo: Los suelos oscuros y libres de malezas son los que brindan mayor protección contra las heladas debido a que tienen una superficie apta para captar la energía solar y entregarla al ambiente durante la noche, en cambio una superficie empastada utiliza gran parte de la energía solar para la fotosíntesis y de noche la cubierta de hojas impide la liberación de calor del suelo.
	El control de heladas en forma activa, se impone en muchas zonas frutícolas del país y del mundo, existen muchos métodos, los principales son los siguientes:
· Calefactores: Desde los más rudimentarios montones de leña que se usaban antiguamente hasta calefactores a combustibles líquidos o gas natural dan excelentes resultados en el control de heladas. Existen calefactores eficientes en el consumo de combustible pero su precio determina una gran inversión inicial por lo que más se usa son simples tachos de 20 l de capacidad con tapa, regulando con ésta la llama. El combustible utilizado es una mezcla de fuel oil y diesel oil, que es encendido con alcuzas con mezcla de nafta y gasoil, se colocan de 80 a 100 tachos por ha. con mayor densidad en los bordes y sobre el lado que suele soplar el viento. Se puede elevar la temperatura de 4 a 7 °C con un consumo de 200 a 600 l/ha. 
· Removedores de aire: Se trata de grandes ventiladores con motores de 20 a 50 CV que se ubican en torres de 15 a 20 m de altura y provocan una corriente del aire más caliente de altura hacia abajo, aumentando así la temperatura del aire que circunda a las plantas. Se colocan de 0,5 a 3 ventiladores por ha y pueden elevar la temperatura hasta 4 °C. Un sistema nuevo patentado en Uruguay, consiste en ventiladores ubicados horizontalmentea ras del suelo en los lugares más bajos del campo y que pueden funcionar con un tractor; éstos provocan un chorro vertical que eleva el aire frío, haciendo descender el aire más caliente de las capas superiores.
· Riego por aspersión: Este control se basa en la energía entregada por el agua al convertirse en hielo y además éste forma una capa protectora de la temperatura del aire. Tiene un costo de inversión muy alto y con un equipo de bombeo se puede proteger mucho menos superficie que la que se puede regar ya que debe estar permanentemente encendido mientras dure la helada.
Requerimientos de frío
	Muchos frutales necesitan pasar por un período de bajas temperaturas (dormancia) para diferenciar las yemas florales (Citrus) o para desinhibir las yemas vegetativas, florales o mixtas de los frutales de carozo, de pepita y otros.
	Los síntomas de la falta de frío son:
1. La foliación o floración demorada, esto es que se retrasan estas fases fenológicas aún con temperaturas primaverales altas.
2. Las fases de floración y foliación se alargan, o sea que transcurre más tiempo entre la primera y la última flor que se abre o brote que aparece, así vemos en las plantas pimpollos sin abrir y pequeños frutitos ya formados.
3. Se producen caídas de yemas con lo que se disminuyen la cantidad de brotes formados y éstos toman mucho vigor. También caen yemas de flor, lo que puede producir ausencia de producción o un raleo de frutos en cultivares que están al límite de sus exigencias
	Las necesidades de frío de las distintas especies y cultivares se expresan en horas de frío, que es el tiempo en horas que deben estar expuestas las yemas a menos de 7,2° C (45° F). Este parámetro tiene muchas imprecisiones, entre otras se pueden mencionar:
1. No todas las temperaturas por debajo de 7,2° C tienen el mismo efecto, las ideales están en alrededor de 5 a 6° C.
2. No todas las especies y cultivares tienen el mismo umbral, para los cultivares tempranos de duraznero se ha propuesto 10° C.
3. Las temperaturas elevadas, superiores a 18 °C anulan el frío acumulado.
4. En los climas con alta radiación solar se produce un calentamiento de las yemas por un efecto directo que no se registra en la temperatura del aire, lo contrario ocurre en climas con lloviznas intermitentes por el enfriamiento que produce ésta.
5. Las altas temperaturas del verano hacen que las plantas tengan un mayor requerimiento de frio, que puede llegar hasta un 50%.
	Con todo esto, la cantidad de horas de frío sigue siendo el parámetro más adecuado para indicar la exigencia en frío de los cultivares. Para medirlo en un determinado lugar se pueden sumar las horas en que el termógrafo marca por debajo de 7,2° C o calcular mediante fórmulas que tienen en cuenta las temperaturas medias, máxima y mínima de los meses más fríos.
	Para determinar las necesidades de frío de un cultivar se someten estacas a diferentes cantidades de horas en cámaras de frío y posteriormente se las coloca a temperaturas de crecimiento y se mide el porcentaje de brotación, cuando éste no se incrementa, se ha completado la exigencia en frío.
Temperaturas y longitud del ciclo vegetativo
	Las temperaturas primaverales demasiado frías pueden afectar la fecundación de una manera directa, al disminuir la germinación del polen y la velocidad de crecimiento del tubo polínico y también en forma indirecta al dificultar la actividad de las abejas. Por otro lado si son demasiado cálidas afectan la forma de los frutos del manzano haciéndolos más redondos, y si las temperaturas elevadas van acompañadas de vientos con muy baja humedad atmosférica (Zonda) se pueden producir absiciones de flores y pequeños frutos recién cuajados.
	En cuanto a las temperaturas de verano, las más altas determinan una mejor maduración de los frutos y una anticipación de ésta, aunque cada especie y cultivar tiene su temperatura óptima y en los casos de frutales más adaptados al frío como el cerezo y el manzano, temperaturas elevadas de verano afectan el crecimiento vegetativo y de la fruta.
	Las temperaturas influyen en la pigmentación de muchas frutas, en manzanas, se logra mejor coloración externa cuando las noches son frescas en el período de 4 a 6 semanas antes de la maduración, la coloración interna de las naranjas sanguíneas se da mejor con una gran amplitud térmica durante el otoño, en cambio en los pomelos rosados se logra mejor coloración con temperaturas altas de verano.
	Las temperaturas elevadas en verano y frescas en otoño aseguran una correcta maduración de la madera y una preparación de la planta para resistir las temperaturas bajas del invierno.
	La longitud del ciclo vegetativo, medido entre la última y primera helada, es importante tenerla en cuenta para elegir la especie y el cultivar. Por ejemplo la especie que más se adapta a un ciclo corto es el cerezo por que tiene la floración más tardía y una muy rápida maduración de la fruta.
Los cultivares de maduración tardía necesitan un ciclo más largo y temperaturas de verano adecuadas; una especie que necesita un ciclo vegetativo largo es el pecan.
LLUVIA Y HUMEDAD AMBIENTAL
	Para determinar si una especie se adapta a las condiciones de secano, es necesario considerar las necesidades hídricas de la misma en los distintos períodos fenológicos y comparar con el régimen de lluvias o mejor con el balance hídrico de la zona.
En general los frutales se benefician con climas de régimen mediterráneo, esto es con lluvias que ocurren de otoño a primavera con veranos secos, así el olivo en zonas del norte de África o sur de Europa puede producir con 400 mm de lluvia, sin embargo en la región semiárida de nuestro país con mayores precipitaciones no puede producir por falta de agua en la época de floración y cuaje.
La humedad ambiental puede tener un efecto directo sobre la calidad de la fruta en algunos cultivares sensibles al agrietamiento que es la rajadura de la piel aparentemente por absorción de humedad a través de ésta especialmente cuando sobreviene un período húmedo después de uno seco. Otro fenómeno relacionado, son las rugosidades "russet" de la piel de ciertos cultivares de manzana y pera que son producidas por resquebrajamiento de la epidermis seguido por una cicatrización con tejido corchoso.
La lluvia y humedad ambiental tienen un efecto indirecto sobre la producción y calidad de fruta al favorecer numerosas plagas y enfermedades, aunque la lluvia puede ayudar a controlar a otras como la arañuela y el oídio
LUMINOSIDAD
	La luz tiene efectos directos sobre las plantas como son: La fotosíntesis, que aunque es muy difícil que sea limitante para este proceso por su intensidad sí lo es por la longitud del día, el fotoperiodo, que en frutales no tiene efecto en la floración pero sí en la caída de las hojas y el fototropismo donde la luz ejerce un efecto hormonal dando como resultado plantas más chicas y eficientes en climas más luminosos, debido especialmente a la acción de la luz ultravioleta sobre hormonas de crecimiento.
	Es necesario considerar los daños que produce la excesiva insolación, sobre las frutas, en esto existen cultivares más sensibles tanto en frutales de carozo y de pepita como en cítricos, además produce quemaduras en la madera expuesta después de podas severas.
VIENTO
	Existen tres tipos de viento: Las tormentas o tornados que se producen en zonas que son habitualmente calmas pero de pronto irrumpen con velocidades que superan los 70 Km./h., son los que causan daños económicos más graves a muchas actividades. En frutales, las tormentas tropicales causan graves problemas a las plantaciones de bananero.
	Los vientos dominantes se caracterizan por tener velocidades intermedias de 40 a 70 Km./h., de mantener un sentido preponderante y de soplar una gran parte del año, ejemplos de éstos son el viento sudoeste de la Patagonia y el nordeste del valle de Catamarca. Los principales perjuicios están en el aumento de la evapotranspiración, lo que incrementa las necesidades de riego, en la deformación de las plantas, produciendo lo que se denominaplantas "bandera", provoca el rameado de la fruta y además dificulta la polinización entomófila, al entorpecer el vuelo de las abejas.
Los vientos desecantes, como el llamado Zonda en nuestro país, se caracterizan por tener alta temperatura y baja humedad atmosférica lo que provoca una deshidratación violenta, que puede provocar quemaduras en el borde de las hojas donde hay mayor concentración de estomas y lo que es peor una desecación del pistilo que le provoca el aborto.
El control de los vientos se realiza con cortinas que pueden ser artificiales, como las de una malla plástica sostenida por postes y alambres o forestales, éstas pueden ser de perfil rectangular o de perfil triangular, también llamadas auto protegidas. Las primeras están constituidas por una sola especie de porte columnar como el álamo, la casuarina, etc. y tienen la ventaja de brindar mayor protección en el sentido de la dirección del viento, estimada en 10 veces su altura, debido a las turbulencias que provoca la pared vertical que forman las plantas y que no debe ser muy compacta.
Las auto protegidas son de sección triangular y están constituidas por varias especies, por ejemplo, una fila de tuyas, una de cipreses, una de eucaliptos y después nuevamente cipreses y tuyas, tienen la ventaja de ser muy resistentes a fuertes tormentas de más de 100 Km./h. Sus desventajas son el mayor costo de implantación y mantenimiento, el mayor espacio ocupado y si son más altas el mayor espacio que hay que dejar libre entre la cortina y la primer planta frutal y además su rendimiento es menor por que el viento que se eleva suavemente, sin turbulencias, retorna antes a la superficie.
Existen diversas especies factibles de utilizar para cortinas, que generalmente se plantan en filas dobles a las distancias de dos metros entre filas y dos metros entre plantas o un poco menos para el álamo, entre las más usadas están:
· Casuarina: Es muy rústica adaptándose a diferentes climas y suelos, es de crecimiento rápido, alcanzando una buena altura y forma una masa vegetal de una textura ideal para atajar el viento. Entre los inconvenientes se puede mencionar que es exigente en agua, no sirve como madera, no es muy longeva y es medianamente competitiva.
· Álamo: Es de crecimiento rápido, fácil propagación, sirve como madera y no es muy competitivo, pero tiene el inconveniente de ser de hojas caducas y brotar muy tarde en climas cálidos como el Valle de Catamarca, sus hojas tiernas son sensibles al viento especialmente en cultivares híbridos de hojas grandes, además es exigente en agua. Se adapta muy bien a climas fríos como el Alto Valle de Río Negro y Neuquén donde además existe buena cantidad de agua de riego.
· Eucalipto: Es una planta de crecimiento rápido y gran porte por lo que puede brindar mayor protección que los anteriores, la madera es aprovechable y el rebrote crece rápidamente. Los inconvenientes son la competencia con las plantas frutales y las altas necesidades de agua.
· Pinos: Se adaptan solo a suelos ácidos y son preferidos al eucalipto en la región litoral por la menor competencia, aunque como inconvenientes hay que mencionar que es de crecimiento más lento y si se aprovecha la madera no tiene rebrote.
· Otras: En la zona del Valle de Catamarca se podría pensar en otras especies que no requieran riego después de implantadas como puede ser el aguaribay o terebinto, el algarrobo, quebracho blanco, etc.
GRANIZO.
	Si bien el granizo afecta a todas las plantas y por ende a todos los frutales, algunos son menos sensibles que otros, por ejemplo la vid conducida en parral es más sensible que los citrus, mientras en aquella puede eliminar prácticamente la producción, en éstos puede solo afectar la calidad externa de la fruta. Este es un aspecto a tener en cuenta, otro sería el ciclo del cultivo, la producción de un cerezo está menos tiempo expuesta que la de un cultivar tardío de manzano o las uvas.
	Además de estas formas pasivas de control, existen dos alternativas de lucha activa que son las bombas y las mallas o telas antigranizo, las primeras consisten en bombas que se tiran en el centro de las nubes productoras de granizo, que son las nubes oscuras de gran desarrollo vertical, con el objeto de aportar núcleos de condensación, y con esto el granizo que se forma es más chico o se transforma en lluvia. Uno de los elementos utilizados es el yoduro de plata.
	Las mallas antigranizo son telas que van suspendidas en estructuras sobre el cultivo, en un principio eran metálicas y posteriormente se desarrollaron en material plástico. Para una protección más efectiva y económica los cultivos deben estar plantados en cerco, o sea en rectángulo y ser conducidos en formas planas.

Continuar navegando